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REPUBUCA ARABE DE EGIPTO · MINISTERIO DE EDUCACION SUPERIOR

Dolors Braman y Juan A. Souto

LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA

Separata de la Revista del Instituto Egipcio

VOLUMEN XXXIII MADRID, 2001


LAS MARAVILLAS HE ZARAGOZA*

De todas las ciudades de la Frontera Superior de al-Andalus,


Zaragoza es la que cuenta con mayor número de descripciones
en las fuentes árabes. Entre ellas hay algunas cuyos datos son
bastante verosímiles, al menos en líneas generales, pero también
se encuentran otras que incluyen auténticos temas de «maravi-
llas» ("aY"a'ib) (1): islamización de leyendas o relatos de la Zara-
goza antigua, idealización de cualidades, confusión de noticias,
atribuciones erróneas ... Todo ello en progresivo aumento a medi-
da que los respectivos autores se alejan en tiempo y .espacio de
la Zaragoza islámica.
El presente trabajo constituye un intento de sistematización
temática de estas «maravillas», de indagación en su génesis y de
propuesta de su crítica de autenticidad.

1. Zaragoza, ciudad industrial

Algunos autores se refieren a Zaragoza señalando su carácter


de ciudad industrial. Dos son las industrias que destacan: la textil
y la minera. De la segunda nos ocuparemos en el apartado si-
guiente, dadas las peculiaridades que su transmisión llegó a ge-

( セI@ Este artículo es una versión revisada y actualizada del homónimo publica-
do en Aragón en la Edad Media, VII, 1987 pp. 7-26.
(1) Sobre el concepto de 'aYib (maravilla) y su categoría de género en la lite-
ratura árabe, v. Dubler, C. E., «'Agjib», en El2, s. v.; Viguera, María Jesús, «El
nasnas: un motivo de 'aya'ib>>, Orientalia Hispanica sive Studia F. M. Pareja Octo·
genario Dicata, I, Leiden, 1977, pp. 647-9; y la obra colectiva L'Estrange et le mer·
veilleux dans I'Islam médiéval, París, 1978 ( = L'Estrange). Sobre ai-Andalus, v.
Alié, Rachel, «Le merveilleux dans la littérature hispano-musulmane au Bas Moyen
bge>, Actas del XII Congreso de la U.E.A.I., Madrid, 1986, pp. 63-81.
42 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO

nerar. De la primera hay que apuntar que su fuente originaria 2.


es la crónica de ar-Razi, cuya versión castellana dice:

« ... las gentes de Carago¡;:a son muy sotiles en sus obras, e mayor-
mente en telas de paños e sedas e d'estrumentos e d'es¡padas fazer,
e fazen y paños muy pre¡;:iados en bondat que todo el mundo los pre-
cia entre los mejores, e qualquier cosa que ellos fagan dura por siem-
pre» (2).

Al-'Ugri proporciona más datos acerca de aquellos «paños muy


prec;;iados en bondat» al hablar de_las pellizas (as-samñr, sic) de
elegante corte, perfectos bordados y texturas sin igual, que son
los vestidos conocidos con el nombre de zaragozanos» (3) . lbn
Galib consigna el mismo tipo de industria utilizando la palabra
correcta, as-sammür, para referirse a tan famosas prendas de nos ocuparemos e
vestir (4) . que el m.i.1;u:Bb de la :r::::-
de mármol blanco .::::,_
En principio, esta noticia no parece tener nada de maravilloso: tión es aducida ゥュNセ・エML@ ·1
es bien verosímil la existencia de una actividad peletera en la murallas de Zaragozc.
Zaragoza islámica, máxime si se tiene en cuenta que en 1121, a de apariencia ュ」セ￳M]GR M]Z Q@
los tres años escasos de la conquista cristiana de la ciudad, la construida con pi
documentación habla del barrio de la Pellicería, situado en la zona muhandam) (201.
de la parroquia de San Gil, intramuros del casco islámico de la
ciudad (5). Si incluirnos la industria de las pellizas entre las «ma-
ravillas» de Zaragoza, es porque creernos que la palabra con que
designan esas prendas al-'Ugri e Ibn Galib pudo ser la causa de
que Yaqüt, en su Mu'' yam al-buldJan, introdujera con ella el dato
de la presencia de castores en el Ebro, puesto que al escribir as-
sammür apunta que puede tratarse del animal llamado también
al-yandabadstar. De su posible existencia v del extraordinario
comportamiento que este autor le atribuye trataremos en el apar-
tado 9.

(2) CMR, pp. 55-298.


(3} TA, texto, p. 22, tr, § 4.
(4) FA, texto, p. 18, tr., p. 376. Esta cita es r6cogida por Vallvé, J., «La industria
l·n al-Andalus>>, Al-Qantara, I, 1980, vexto y nota 63 .
(5) Falcón Pérez, María l., Zaragoza en el siglo XV. Morfología urbana, buer·
=
tas y término municipal, Zaragoza, 1981, nota 195 en p. 55 ( Zaragoza en el si-
glo XV).
LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA 43

originaria 2. De las minas de sal gema a al-Madina al-Bay¡;la'

A partir de al-Idrisi (6), las descripciones de Zaragoza tienden


=- - - obras, e mayor- a llamarla «La Ciudad Blanca (al-Madina al-Bay4Jü.') »: tal hacen
Zセ Z]M "' d'espadas fazer, az-Zuhri (7), ar-Rusati (8), Ibn al-Jarrat (9), al-Qazwini (10), Ibn
- "' mundo los pre-
==..::- セ@ d1IT8. por siem- Sa'id (11), Ibn as-Sabbát (12), Abü 1-Fida' (13), al-'Umari (14), la
Descripción Anónima (15), al-I:Jimyari {16) e Ibn Zunbul (17). El
apelativo se explica por diversas razones: al-Idrisi y al-I:Iimyari
cpaños muy aseguran que Zaragoza recibe ese nombre por estar sus casas en-
セjoZNL ュ ヲオL@ sic) de lucidas de yeso o cal. Az-Zuhri, la Descripción Anónima e Ibn
al, que son Zunbul aseguran que el nombre se debe a una blanca e incesante
OS» (3). lbn lurninosdad que hay sobre la urbe y que atribuyen a la baraca
_._;-¡.;____ _,o la palabra que irradiaban dos santos varones en ella enterrados y de los que
L⦅セN@ prendas de nos ocuparemos en el apartado 5. Esos mismos autores añaden
que el :miJ:tMb de la mezquita aljama de Zaragoza es un bloque
de mármol blanco (18). Una razón más para el epíteto en cues·
ttón es aducida implícitamente por la Descdpción Anónima: las
murallas de Zaragoza serían «de pumita (19) blanca desbastada,
de apariencia marmórea». Al-QaZWini dice que Zaragoza está
construida con piedra blanca simétrica H「ゥMャセGY。イ@ 。ャM「ケセ@ al
muhandaln) (20).

(6) NM, texto, p. 39; tr., p. 181.


(7) K"2', texto y tr., § 210.
(8) IA, p. 80.
(9) IIA, p. 188.
( 10) AB, texto, p. 345, trad., p. 36. En la obra hay dos entradas para Zaragoza:
Saraqusta (texto, p. 359, trad., p. 38) y ai-Bay¡Ja' (texto, p. 345, trad., pp. 36-7).
( 11) MI:IM, II, p. 434.
(12) SS, texto, p. 122, tr., § 47.
(13) TB, p. 259.
(14) MA, p. 97.
(15) DAA, texto, p. 70, tr., p. 76.
(16) RM, texto y trad., núm. 86.
(17) TM, pp. 127-8.
(18) Sobre la mezquita aljama de Zaragoza en las fuentes árabes, v. Souto,
f. A., «Textos árabes relativos a la mezquita aljama de Zaragoza>>, Madrider Mit·
teilungen, 30, 1989, pp. 391-426 ( = <<Textos árabes») .
( 19) K"2', texto y trad., § 210. Cf. nota 260 en la página 142 de la traducción.
(20) AB, texto y trad., § 210. Nota 260 en la página 142 de la traducción.
jNAZ]セᄋ。@ m:bana, huer· Ila de Zaragoza <<fue toda ella construida con mármol v trabada en su interior con
ooza en el ウセM plomO>>, pero nada dicen de su color ni explican por qué llaman a Zaragoza <<La
Blanca>>: !A, p. 80; IIA, p. 188.
44 DOLOR S BRAMO N Y JUAN A. SOUTO

Vemos así que hay- una mezcla de varios elementos dentro


de una misma corriente fantástica. Estos elementos son la blan-
cura de Zaragoza v sus razones, que a su vez son el y-eso o la cal.
cierta luminosidad v un mine]jal blanco. Es en estas dos últimas
causas donde hay- que buscar el origen de la creencia, va que las
raíces de ambas se afianzan en momentos anteriores a los de la
composición de las obras en que a Zaragoza se le llama «La Blan-
ca». Empecemos por la segunda de ellas, la relativa al mineral.
El primer autor musulmán que señala la existencia de minas
de sal gema en Zaragoza es ar-Razi (21). Sus datos son tomados
por al-'Ugri, quien añade que la ciudad está hecha de una varie-
dad de sal gema (22). El siguiente autor por orden cronológico es 3.
al-Idñsi, cuy-as referencias va se han apuntado v que es el prime-
ro en hablar de .al-Madlna 。ャMbセGN@ Lo del mineral blanco parece
proceder, pues, de ar-Razi, quien al hablar de las minas puede es-
tar haciendo alusión a los y-acimientos de Remolinos o El Caste-
llar, próximos a la ciudad (23), aunque lo más probable es que
fuera una interpretación propia de dos pasajes de las Etimologías
de San Isidoro, el que explica el topónimo Caesaraugusta como
derivación de Caesar Augustus v el que habla del marmor
Augusteum, que lleva a dicho cronista andalusí a asociar dicho
mineral a Zaragoza (24).
En cuanto al resplandor, az-Zuhri señala la pretensión de los
cristianos (.ar-rü'm) de remontarlo a los tiempos de la fundación
de la ciudad (25) . Y en efecto, en el himno de honor de los már-
tires paleocristianos de Zaragoza que compuso Prudencia se reco-
ge que la sangre de estos «disipó de la ciudad las negras tinie-
blas» (26). Se trata, pues, de una tradición cristiana asimilada y
recreada por los cronistas musulmanes (27) .

(21) CMR, pp. 54-5 1J 297-8.


(22) TA, texto, p. 22, tr., § 4. Este último dato implica varias particularidades
que abordaremos en el apartado 6.
(28)
(23) Lacarra, J. M., <<Zaragoza musulmana>>, en Historia de Zaragoza, Zarago-
za, 1976, p. 129. (29)
(24) Vlallvé, J., «Fuentes latinas de los geógrafos árabeS>>, Al·Andalus, XXXII. (30)
1967, esp. pp. 215-69 ( = <<Fuentes latinaS>>).
(25) kセL@ texto 1J trad., § 210.
(26) Peristphanon, IV, 65-8.
(27) Sobre el relato de los mártires volveremos en el apartado 5.
LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA 45

En resumen, puede decirse que la asociación del color blanco


entos dentro
==-=--o son la blan- a Zaragoza era un tópico posiblemente extendido antes de la ャ・セ@
_._ yeso o la cal. gada del Islam y que, retomado y transformado por los autores
dos últimas musulmanes a través de diversos conductos, pasó a figurar en
sus textos, aunque bajo la forma de distintas variantes no siem.
pre coherentes entre sí. Vale la pena subrayar una vez más el
hecho de que el primero que llama a Zaragoza «la ciudad Blanca»
es al-Idrísl, que escribió su obra después de la conquista de esta
capital por Alfonso I el Batallador, conquista que tuvo lugar en
el año 1118.

3. Remotos orígenes

Los orígenes y fundación de restos y monumentos preislámi-


cos son un típico motivo de 'ay,a'ib. En este apartado y en el si-
guiente nos ocuparemos de algunos aspectos relativos a los orí-
genes y morfología de la Zaragoza antigua tal y como se inter-
pretaron por ciertos autores musulmanes.
El primero de ellos en escribir sobre la fundación de Zaragoza
es ar-Raii. Asegura este autor que Octavio Augusto concluyó to-
das las obras que Julio César había iniciado en España, entre
ellas Zaragoza y Mérida (28). Al-'Ugri precisa que la etimología
del topónimo Saraqusta deriva de Qaysar Awgñstüs (César Augus-
to), que fue quien construyó (bana) la ciudad (29). Los distintos
manuscritos que recogen la obra de az-Zuhrl aportan sendas vi-
encio se reco- siones del asunto: uno dice que Zaragoza es obra de Constantino,
- セ@ egras tinie-
otro que de los godos, un tercero de los captas y un cuarto, por úl-
N⦅ N[ L N⦅ᄀ[Zセ@ asimilada y timo, que de los cordobeses (30). Al-Qazwini dice que «es obra de
los genios (al-yinn), quienes la construyeron para Salomón hijo
de David» (31). Ibn Sa'Id recoge el testimonio de su fundación
por Alejandro (32). Según la Descripción .Anónima, Zaragoza «es

(28) CMR, pp . 169-70 1J 320.


(29) TA, texto, p. 21, tr., § l.
(30) K"2', texto 1J trad., § 210. To,das estas atribuciones se deben a variantes
gráficas recogidas .por los 1 diferentes copistas.
(31) AB, texto( p. 345, trad., pp. 36-7; frase muv similar1 algo más corta, en
MAM ,texto 1J trad., 2-3.
(32) MI:JM, II, p. 435.
46 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO

de muy antigua construcción», que se atribuye a los godos, habi-


tantes de al-Andalus en la época de Moisés (33). Al- I:Iimyañ dice
que el nombre de Saraqusta deriva de q。ケセイ@ (César), que fue
quien la construyó (bana) (34). Al-Maqqari precisa más y atribu-
ye la construcción H「オョケ セ 。ョI@ al primer césar, emperador de
Roma, en la era llamada Sufr, que precedió al nacimiento de Cris-
to (35). A continuación ーセッョ・@ la insostenible etimología Sara-
qusta < Qa!;ir as-Sayyid (36). Al señalar que otros autores atribu-
yen su fundación a Alejandro, al-Ma:qqañ apela a la divina omnis-
ciencia como única fuente infalible de datos fiables (37). Por sus
escuetos datos hemos dejado en último lugar a al-Qalqasandl: es-
te autor se limita a decir, entre otras noticias recogidas de Abü
1-Fida', que Zaragoza es antiquíma (38).
En síntesis, las ideas que circulaban entre los autores musul-
manes en torno a los orígenes de Zaragoza eran las siguentes:

1. Fue construida por los genios para el rey Salomón, hijo


de David (ca. 961-922 a. J. C.).
2. Fue fundada por Alejandro III de Macedonia, «El Gran-
de» (336-323 a. J. C.).
3. Fue fundada por Octavio Augusto (30 a. J. C.-14 J. C.).
La etimología del topónimo es Caesaxaugustus > Caesarau-
gusta > Sa:raqusta.
4. Fue fundada por Constantino (306-37 J. C.).
5. Fue fundada por los godos (395-711 J. C.).
6. Fue fundada por los coptos.
7. Fue fundada por los cordobeses.
La teoría más comunménte aceptada por estos autores, la ter-
cera, es la única que se ajusta a la realidad: según los testimonios

(33) DAA, texto, p. 70, tr., p. 76. Obsérvese que est.a obra está directamente
inspirada en uno de los manuscritos de az-Zuhri, al igual que la del muy tardío Ibn
Zunbul. Véase nota 28. Para lbn Zunbul: TM, pp. 127-8.
(34) RM, texto y tr., núm. 86.
(35) «Se trata de la Era Hispánica, llamada también de Augusto, de César,
Gótica, aセ[ッヲイ。L@ etc., que empezaba a contarse treint.a y ocho años antes de la Cris-
tiana o de la Encarnación>> (tr, de K9", nora bOO E:n p. 625.).
(36) NT, texto, I, p. 95.
(37) Idem.
(38) $A, texto v tr., s. v.
LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA 47

- neos y arqueológicos de que hoy día se dispone, Zaragoza


セZ・@ fundada por Caesar Octavianus Augustus y su nombre deriva
-"' de ese emperador (39). La idea de que fue creada por Constan-
. o carece de toda base, así corno las distintas consecuencias de
la malas lecturas hechas por los copistas de az-Zuhñ y que llega·
mn a sembrar la confusión entre autores posteriores. Lo mismo
puede decirse respecto de su supuesta fundación por los genios de
セ。ャッイョ ￳ョ@ o por Alejandro Magno.
No obstante, en este punto hay que detenerse para hacer algu-
セ@ observaciones: la atribución de la creación de Zaragoza a los
cenios constructores que trabajaban para el rey-profeta Salomón
enlaza con las historias que acerca de ellos figuran en el propio
Gmán (40). Junto a esto está el hecho de que, al parecer, Ibn Sa'id
- autores rnusul-
- siguentes: al-Maqqari -buen conocedor de su obra- identificaron al Ale-
jandro histórico con el Alejandro legendario islámico, l)ü I-Qar-
nayn, «El Bicorne», también mencionado en el Corán. Según este
Libro, Alejandro, con la ayuda de Dios, construyó una gran mu-
ralla de hierro y bronce que protegió a los hombres de las incur-
sjones de Gog y Magog (41). No es de extrañar que, conocida por
- J. C.-14 J. C.). los musulmanes esta proeza, Ibn Sa'Id atribuyese al personaje
> Gaesarau- que nos ocupa la construcción de las-murallas de Zaragoza, que
tanto llamaban la atención de los cronistas (42). Los orígenes de
Zaragoza quedarían, en todo caso, envueltos en un halo de mara-
villa legendaria e impregnados de la baraca o carisma de sus su-
puestos creadores.

(39) Véase una síntesis mm¡ manejable acerca de la Zaragoza antigua en Bel-
trán Uoris, M., <<La ciudad clásica en Aragón>>, en Lacarra, M. del Carmen, coord.,
Difusión del arte romano en Aragón, Zaragoza, 1996, pp. 68 v ss.
(40) Véase al respecto Abumalham, Montesarrat, <<Salomón v los genios», Ana·
qnel de Estudios Arabes, III, 1992, pp. 37-46.
(41) Corán, XVIII, 94-8. Se trata pJ1esumiblemente de la Gran Muralla China.
Sollre las leyendas de Alejandro, v. Abumalham, Montserrat, <<Alejan:dro "l)ü l-Oar-
na " en el Kitii.b adii.b al-falasifa>>, Anaquel de Estudios Arabes, 11, 1991, pp. 75-
bre Alejandro v al-Andalus, v. Marín, Manuela, <<Legends on Alexander the
G: -- in Moslem Spain», Graeco-Arabica, 4, 1991, pp. 71-90.
Ibn I:Iavvan v al-'Ugri destacan que la solidez de estas murallas era tal
- -- Bセ。ョ@ III, al conquistar Zaragoza en 937, ordenó demolerlas por enten-
.,. - セ@ a los zaragozanos a la disidencia. Cf. el artículo. de J. A. Souto
de Zaragoza en esta misma revista.
4R DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO

4. Un cuadro perfecto

Al-'Ugri es el único autor que def'cribe con cierto detalle la


planta general de Zaragoza: cruciforme, con cuatro puertas dis-
puestas de manera que «una de ellas, en el comienzo del solsticio
de verano queda al sol naciente, y la opuesta, que corresponde a.
Occidente, queda al sol poniente. En el comienzo del solsticio de
invierno el sol naciente queda frente a la puerta que corresponde
a la alquibla (Bifib al-Qibla), y el poniente frente a la puerta opues-
ta» (43). Compara esta planta con la de Astorga y añade que am-
bas ciudades «Son semejantes en cuanto al trazado, la construc-
ción, la fábrica y la solidez. No hay ninguna otra ciudad que se
les parezca, si bien Zaragoza tiene mayor extensión» (44) .
La lectura del testimonio de al-'Ugñ lleva a una conclusión
inmediata: le llama la atención el ortogonal trazado de Caesarau-
gusta, cuya planta describe como la de un campamento roma-
no (45), un cuadrado con cuatro puertas, una a cada lado, enfren-
tadas dos a dos y generando una intersección de ejes axiales en el
centro del conjunto (46). La comparación de Zaragoza con Astor-
ga no es gratuita, pues si bien sus plantas no son exactamente
iguales, ambas ciudades son de fundación augustea y poseen
unos esquemas generales similares (47). Lo que 。ャセGuァイゥ@ describe
con tintes maravillosos no es más que una estructura urbana fru-
to del proceso fundacional de una colonia romana: el decumanus,
vía Este-Oeste, es la proyección sobre la tierra del movimiento
del sol, mientras que el cardo es el eje de ese mismo movimien-
to (48) .
Al reconocer implícitamente que no fue testigo de la realidad
física de Zaragoza, al-'Ugri permite inferir que la descripción que

{43) TA, texto, p. 21, tr., § 1.


{44) ldem, texto, p. 22, tr., § 5.
{45) Para una introducción a la morfoJogía del campamento romano v su apli-
cación como arquetipo urbanístico, v. Castagnoli, F., Ortogonal Town Planning in
Antiquity, Cambridge, Mass.-Londres, 1971, pp. 115-20 ( = Ortogonal Town Plan-
ulng) . El conjunto de la:s murallas romanas de Zaragoza se mantuvo en pte hasta
época bien tardía: v. Zaragoza en el siglo XV, pp. 22-36.
(46) Ortogonal Town Planning, pp. 100-20.
(47) Ver una comparación de estas ;plantas en la fig. 47 de Johnson, S., Late
Roman Fortifications, Londres, 1983.
{48) Zaragoza, por imposición topográfica del terreno donde se asienta, carece
de una planta perfectamente ortogonal v orientada según los puntos cardinale·s.
LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA 49

transmite debía ir de boca en boca entre las gentes de su tiem-


(49). ¿Serían conscientes éstas del carácter de microcosmos,
cierto detalle la e «centro» y de templum que la ciudad poseía desde sus oríge.
rratro puertas dis- es, dada su orientación? (50). Resulta muy tentador deducir a
-en.zo del solsticio través de sus citas que al-'Ugri debía tener una idea plástica de
- セ@ e corresponde a. Zaragoza acorde con una imagen bien conocida en el arte slámico
NL セ セNゥj@ del solsticio de
oriental y occidental: la imagen del paraíso en forma de cua-
drado o losange con dos ejes axiales que dividen su interior en
cuatro espacios. Derivado de ideografías sumerias, este trasunto
mandala aparece en cerámicas iraníes desde el IV milenio
a J. C. (51). La expansión musulmana se encargó de darlo a co-
ocer a lo largo y ancho de la Dár al-Islam, y su pervivencia has-
ta época tardía está atestiguada bajo formas de diversas varian-
es (52) . La arquitectura recoge este microcosmos en forma de
• s conocidos «patios de crucero», originarios de Irán, de donde
se transmitirían a Iraq para llegar a Occidente en el siglo X,
cuando aparecen en Madinat az-Zahra' (53) . Sólo hay un punto
por donde se rompe la coherencia del discurso de al-'Ugri: señala
este autor que el número de ríos que circundan Zarago za es
cinco: Ebro, Gállego, Jalón, Huerva -también llamado Bal-

(49 ) Obsérvese que el autor emplea la voz no agentiva (!!ukira, <<Se cuenta»)
como preámbulo de la descripción. Sus palabras dejan claro que los datos que po-
see son indirectos y transmtidos oralmente.
o movimien- {50) Sobre el carácter sagrado del espacio definido por los límites de una ciu-
dad orientada, y en concreto sobre la urbs quadrata 1J el campametno romano,
v. Champeaux, G., & Sterckx, D. S., Introducción a los símbolos, Madrid, 1984, pé.-
·_o de la realidad g!nas 132 y ·ss. En cuanto a la imagen de <<Centro>> como espacio sagrado, v. tb.
escripción que dquist, J. M., The Temple. Meeting Place of Heaven and Earth, Londres, 1993,
passim, y Cook, R., The Tree of Lile. Image for the Cosmos, N. YOTk, 1974, esp. pá-
gtnas 9-12.
(51) Dickie, J., «Notas sobre la jardinería árabe en la España musulmana>>,
_ fiscelánea de Estudios Arabes y Hebraicos, XIV-XV, 1965·6, 1, p. 77.
:::::::::;;;;c::::=:.::::¡¡n :romano y su apli- {52) Souto, J. A., <<Algunos signos mágicos musulmanes en la cerámioa "verde
O:::::go!::::-:1 Town Pianning in morada" de Teruel (siglos XIII-XIV)>>, Actes du Colloque Intematlonal de Glyp-
n al Town Plan· tographle de Saragosse, Braine-le Chatean, 1983, pp. 460-1, 469, 472-3 y figuras 2,
セNL ] ッ ᄋ@ en pte hasta 3, 11 y 12.
(53) Lillo Alemany, Mercedes, «Sobre los patios de Mad.inat al-Zahra'>>, Actas
e las Jornadas de la Cultura Arabe e Islámica (1978), Madrid, 1981, pp. 263-9. Se
:=a:a de uno de los varios trasuntos de la imagen cuadrada cargada de simbolismo
セ@ -E. arquitectura islámica: véase Soler, A., & Zozaya, J., «Castillos omeyas de plan-
c::E.d:rada: su relación funcional», III Congreso de AiqUeologfa Medieval Espa·
セ@ OViedo, 1992, pp. 265-74.
50 DOLORS BRJ\MON Y JUAN A. SOUTO

tas (54)- y Funtus -identificado con las partidas de campo de


Las Fuentes, hoy populoso barrio al Este de la capital (55) - . Así,
el autor señala uno más de los ríos necesarios para la configura-
ción de la cuatripartita imagen del Paraíso que sugiere para Zara-
goza.
No estaría de más hacer referencia al carácter de jardín para-
disíaco que los autores posteriores a al-'Ugñ atribuyen a Zaragoza:
al-ldñsi (56), Ibn Sa'id (57), al-'Umari (58), al-l:fimyari (59), et-
cétera, rodean a .Zaragoza de ríos y de jardines, estos últimos sig-
nificados con el término yannü.t, plural de yanna, palabra cuya
ambivalencia semántica jardín-paraíso es bien sabida, siendo el
vocablo que en el Corán se emplea para denominar la eterna mo-
rada de los justos (60). Zaragoza se d]buja así pues, en la mente
de algunos autores musulmanes medtevales, como un microcos-
mos, un paraíso perdido para el Islam, una imagen no por tópica
menos mítica. La identificación de Zaragoza con un paraíso no
debe buscarse solamente en la morfología que de ella se ha trans-
mitido, sino también en una serie de fenómenos que a ella se
atribuían. Uno de ellos ya se ha visto, la sal gema blanca que
llegó a generar un nombre legendario para la ciudad perdida. En
relación con él hay otros más difíciles -si no imposibles- de
disociar entre sí. De ellos hablaremos a continuación.

5. Dos santos varones y una mujer virtuosa


Según el biógrafo Ibn al-Farac,U (61), el tabi'i l:fanas b. 'Abda-
llah 。セMDョGゥ@ (62) estuvo en Zaragoza y fundó su mezquita al-

(54) Sobre este río 1J sus denominaciones, véase la entrada correspondiente en


Terés, E., Materiales para el estudio de la toponimia hispano-árabe. 1. Nómina flu·
vial, Madrid, 1986 ( = Nómina fluvial).
(55) Nómina fluvial, pp. 100·1.
(56) NM, texto, p. 39, tr., p. 180.
(57) MI;IM, II, p. 434.
{58) MA, p. 97.
(59) RM, texto 1J tr., núm. 86. Este autor recoge también la descripción de al-
'Ugri.
(60) Penrice, J. A., A llictionary and Glossary of the Kor-íl.n, reimp. Londres-
Dublín, 1976, S. V.
(61) TUA, núm. 389.
(62) Sobre este personaje, v. Marín, Manuela, «$a.I:taba et tabi'ün dans al-An-
dalus: histoire et légende», Studia Islamica, LIV, 1981, núm. 9 ( = $al;taba et
tabi'ün»).
LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA 51

:=---:a Recogen estas noticias, no sin variantes, Ibn Abi 1-Fav-


Mセ@ (63) , al-'Ugñ (64), al-Bakri (65), al-I:Iumavdi (66), la Rislii.la
2:S-5arifiyya (67), Ibn al-A!ir (68), Ibn 'Igari (69), al-I:Iimvari (70)
Mセ@ aqqari (71). Al-'Udrt v al-I:Iimyari son los autores más inte-
tes para este trabajo.
」ZNセエ・_BM de jardín para- Dicen ambos que en Zaragoza murió I:Ianas b. 'Abadallah jun-
セ@ en a Zaragoza: •o con 'Ali b. Raba]f, otro tabi'i (72), que sus sepulcros estaban en
- Mセケ 。イ ゥ@ (59), et- la Puerta de la Alquibla (73) v que no consistían más que en «Unos

os últimos sig- セ 。ョエ ッョ ・ウ@ de piedras». Añaden que cierto emir de Zaragoza quiso
palabra cuya struir sobre ellos un mausoleo que permitiera identificarlos
- íida, siendo el - quienes acudían a la ciudad en busca de su intercesión, pero
--·.-.......u:n::.c.la eterna mo- セ・@ fue disuadido de ello por una santa mujer, quien le dijo que
dos tabi"ies habían venido a visitarla en sueños «V le habían
"::::ho que les repugnaba la idea de que se construyera nada so-
7e sus tumbas, que debían quedar tal v como estaban». Oído es·
paraíso no -:::. estimonio, el emir renunció a su empresa.
a se ha trans- Es interesante señalar que la Descripción Anónima (74) e Ibn
Zunbul (75) recogen que en Zaragoza están enterrados dos sahüba
pero sitúan sus tumbas - sin hacer rAferencia alguna a ウセ@ ヲッイュセ@
ni al frustrado proceso de remodelación- en el exteror del

(63 ) KI-F, texto y trad., § 12.


(64) TA, texto, pp . 22-3, tr., § 6.
(65) MM, texto, pp . 131-2, trad., pp. 40-1.
(66 ) ?M, núm. 403.
(67) rセN@ texto, pp. 196 1J 207-8, tr., pp. 169-70 y 178-9. Al hablar de la fundación
::a セM mezquita esta crónica consigna <<Córdoba>> en lugar de «Zaragoza», lo que
tuge sin duda un error de copia, como ya señaló Torres Balbás, L., «Amplia-
-· y tamaño d varias mezquitas», Al·Andalus, XXI, 1956, nota 1 en p. 343.
68) KT, texto, V, p. 55. tr., p. 56.
69) BM·II, texto, pp. 95-6, tr., § 17.
70) RM, texto y tr., núm. 1 y 86.
( 1) NT, II, p. 4. Para todos ellos , v. «Textos árabes».
n ) Véase sobre él <<$aJ:t8.ba et tabiiün», núm. 6.
(73 ) Al-Balui también dice que 'Ali estaba sepultado junto con i[ 。ョセL@ pero sin
descripción de al- セ@ en los detalles que nos ocupamos. Sobre necrópolis islámicas zaragozanas,
= , J. A., «LaB almacabras saraqustíes en el contexto de las almacabras de
=---- - - , en Las necrópolis de Zaragoza, Zaragoza, 1991, pp. 49-65, así como Gal-
- セッ N@ Pilar, & Benavente Senano, J. A., <<La necrópolis islámica de la Puer-
-, - oledo de Zaragoza», III GAME II, Oviedo, 1992, pp. 383-90.
セN@ texto, p. 70, tr., p. 76.
PP- 127-8.
52 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO

mil;uab de la mezquita aljama (76). Sus testimonios además,


sub·stituyen el nombre de 'AH b. RabaJ:t por el de Farqad as-
San'Q'iiñ (77).
Hoy día se considera muy improbable que I:Ianas, 'Ali y/o
Farqad hubiesen estado en al-Andalus (78). Más bien parece que
la creencia de sus muerte y sepultura en Zaragoza son la adapta-
ción al contexto islámico de la tradición cristiana de los Santos
Mártires, que con gran riqueza de detalles y descripciones de se-
pulcros y otros ediHcios de culto recogen Prudencia, San Braulio,
San Eugenio y San Isidoro (79). Parece clara, pues, la identifica-
ción de los セ。jZiᄀ「@ o tiabi"ies -según los autores- con los márti-
res paleocristianos, los sepulcros de aquéllos con los de éstos v
la fundación de la mezquita con la del templum que en honor de
los últimos se llegó a erigir sobre sus tumbas, al sur de· la ciu-
dad (80) . Coinciden hasta en estos clos detalles con el inteto de
erección de un mausoleo v con el dato de que las tumbas de los
santos musulmanes estaban en la Puerta de la Alquibla, que sería
la meridional del recinto urbano. Es aquí donde la nescripción
Anónima e Ibn Zunbul identifican el todo con las partes v confun-
den la puerta con la alquibla de la mezquita v con el miJ:lliab en
ella ubicado.
«Todo ello no obsta para que... la veneración a este o estos
personajes fuese real v tuviese un fuerte peso específico en la re-
ligiosidad popular zaragozana» (81), sobre todo a lo largo del si-
glo XI, cuando los reinos de taifa iJ sus regentes hacían gala de
un fuerte sentido de 'º'iliad (82) .

(76) Ibn :al-FaraQI. la Risilla as-sarifiyya y al-Maqqari sitúan la tumba de I:Ia-


nas cerca de la Puerta de los Judíos. Ibn Abi 1-FawaQ. tan sólo dice que l:fanas «mu-
rió en esta ciudad [Zaragoza], siendo 6U sepulcro muy conocidO>>. Las referencias
SP. encuentran en las notas precedentes.
(77) Sobre esta substitución, v. «$aJ:lába et tábi'ün>>, nota 2 en p. 32. La Risilla
as-sarifiyya habla de l:fanas y de Abü 'AbdarraD-man al-I:Iabali como cofundadores
de la mezquita: R1:i, texo, pp. 207-208, tr., pp. 16!:1-70. .
(78) «$aJ:lába et tábi'ün>>, p. 32.
(79) Para los tres primeros, v. Puertas Tricas, R., Iglesias hispánicas (siglos
lV al VIII). Testimonios literarios, Madrid, 1975, p. 23. Para S. Isidoro, v. Etimolo-
gías, XV, I, 66. V. tb. <<Fuentes latinas>>, p. 246.
(80) Puertas Tricas, op. cit., p. 23.
(81) <<Textos árabeS>>, p. 398.
(82) Sobre el sentido de Y:ihad en los reinos de taifas, v. W.asserstein, D. The
Rise and Fall of the Party·Kings. Politics and Society in Islamic Spain 1002·1()86,
Princeton, 1985, esp., pp. 274 y ss.
LAS MARA VILLAS DE ZARAGOZA 53
onios además,
el de Farqad as- 6. De serpientes, alacr-anes y otras alimañas

·--- = .,_ e Ijanas, 'All y/o Según al-'UQ.ri, en Zaragoza no puede vivir, ni siquiera entrar,
ás bien parece que ninguna serpiente (l,t.anas). Algunos habitantes de la ciudad afir-
-::o ooza son la adapta- marían que este portento se debe al efecto de algún talismán
.- jnna de los Santos contra los animales, aunque otros habrían de apuntar que su
c:ripciones de se- razón radicaba en la abundancia de un mármol que es una varie-
cío, San Braulio, dad de sal gema blanca (83). Lo mismo dice al-Idñsi, aunque uti-
es, la identifica- lizando el término I,t.ayy,a para significar «víbora» y sin relacionar
I 5 - con los márti- su muerte con la blancura de la ciudad (84). Tampoco apuntan tal
on los de éstos y relación az-Zuhri (85) , al-"Umart (86) , la Descripción Anóni-
ta::l.Jl}JIIDI que en honor de ma (87) ni al-Maqqari (88). Al-I:Iimvari no hace sino recoger los
...................セ N@ al sur de' la ciu- datos aportados por al-'UQ.ri (89) .
- con el inteto de Al-Qazwíni dice que en Zaragoza «no se ve [ninguna] víbora
I.as tumbas de los ('l;layya), [ningún] alacrán ('.aqrab) nj ningún reptil (I,t.awümm)
-=- - ..:::l...Lquibla, que sería dañino» (90). Más adelante, citando a 。ャセGuqNイゥL@ señala que en ella
· e la Descripción «no entraba ni habitaba ninguna serpiente (J:lanas) (91). La Des-
_o partes v confun- cripción Anónima habla en este sentido de la serpiente {'f}anafi),
J-,=>-r-_.__ -; con el rrtil:mab en el alacrán ('aqrab) y la víbora (l).ayya) . Al-Maqqari, del escor-
pión (tu'bü.n), el alacrán (".aqrab) v la víbora ('l:layya), y se entre-
MセN⦅L￳ョ@ a este o estos tiene aduciendo las razones de su rechazo: según algnos filósofos
ecífico en la re- 1J naturalistas, éste se debe al efecto de algún talismán y ocurre
lo largo del si- con varios animales en diferentes países (92).
- --== -as hacían gala de
En efecto, la creencia que analizamos no es única ni original:
de hecho, puede que en el caso de Zaragoza se trate de una leyen-
da de origen griego atribuida a las Pitiusas. De ahí, por extensión,
_.,_- - -- ·an la tumba de Ha- pudo traspasarse a otras islas mediterráneas, posiblemente a Si-
- =- - ·ce que I:Ianas «IDU· cilia, y por corrupción del nombre de Siracusa, a Zaragoza, cuyas
」Z[セᄋ。Nッ N@ Las referencias

(83) TA, texto, p. 23, tr., § 7. Véase nuestro apartado 2.


(84) NM, texto, p. 39, tr., pp. 180·1.
(85) K-2", texto y tr., § 210.
- _ • - hispánicas (siglos
- -=-=- - . セウゥ、ッイ ッ L@ v. Etimolo-
(86) MA, p. 97.
(87) DAA, texto, I, p. 70, tr., p. 76.
(88) NT, texto, I, p. 121, tr., I, pp. 64-5.
89) RM, texto y tr., núm. 86.
90) AB, texto, p. 345, trad., p. 37.
( ) AB, texto, p. 359, trad., p. 38.
1- NT, texto , I, p. 121, tr., I, pp. 64-5 .
54 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO

grafías árabes son muy parecidas (93). Adjudicar cualidades tau·


matúrgicas a un mineral determinado es un típico motivo de
'a'91a'ib. Tal es el caso de al-'Ugri y de al-I;Iimyari (94). Quienes em-
plean el término )J.anas para denominar a las culebras - al-'Ugñ,
az-Zuhri, al-Qazwini y 1al-I;Iimyari- identifican, consciente o in-
conscientemente, esta palabra con el nombre de I;Ianas al?-
セ。ョGゥ@ (95), cuya cualidad de t-abi'i y de sucesor, en la mentali-
dad popular, de los mártires de Zaragoza le confería la baraca pro-
pia de los santos gracias a la cual éstos tienden a «dominar la ma-
teria» con la ayuda de Dios y a ejercer su poder sobre los elemen-
tos y los animales (96) . De ahí que los autores que no emplean el
término J:tanas al referirse al prodigio mantengan viva la leyenda
sin necesidad de recurrir a la homonimia.

7. Conservas naturales

Az-Zuhñ es el primero en referir el hecho maravilloso de que


en Zaragoza «no se apolillan las cosas, ni se estropean los frutos,
el trigo ni los cereales». No se ruboriza este autor al añadir que
ha «visto trigo de cien años de antigüedad, uvas colgadas de seis
años, más o menos, higos secos, cerezas, peras y melocotones
saqinies conservados desde hacía cuatro años. También pueden
encontrarse habas y garbanzos recolectados hace veinte años o
más. Tampoco actúa en ella [Zaragoza] la carcoma sobre lama-
dera [ni la polilla] sobre los paños, sean éstos de lana, seda o al·
godón» (97).
La Desc.ripción Anónima recoge la cita en términos similares:
«no se pudre ni se corrompe ningún alimento, se puede encontrar

(93) V, nota 7 del § 210 de la traducción de KY.


(94) Puede verse aquí una pervivencia más de lo escrito por San Isidoro: la
identificación de la sal gema con el ophites serpentium maculis simile que se dife-
rencia del mannor Augusteum.
(95 ) V. apartado 5. Es interesante la consulta de Marín, Manuela, «Le nom
I;Ianas dans l'onomastique anille», Cahiers d'Onomastique Arabe 1981H982, París,
1985, pp. 51-5.
(96) Fahd, T., <<Le merveilleux dans la faune, la flore et les minéraux», en
L'Extrange, p. 126.
(97) KY, texto 1J tr., § 210.
LAS MARA VILLAS DE ZARAGOZA 55

dicar cualidades tau- en Zaragoza] trigo de cien años, uvas rojas de seis, higos,
típico motivo de otones, granos, manzanas, peras y mirolábanos de cuatro
(94). Quienes ero- -= セウ@ y garbanzos de veinte. Tampoco se estropean la madera
culebras - al-'Udri - , · ..a ropa, sea ésta de lana, seda, algodón o lino» (98).
::.::Z:::Z!:::::::cn, consciente o in- Según parece, se trata de un adorno que az-Zuhri añadió por
セ@ ....セijN ・@ de Ranas as- _ cuenta a la descripción que hizo de Zaragoza, pero creemos que
-=- :::_..._esor, en Qセ@ mentaÜ- "' e estar en estrecha relación con el pasaje de ar-Rázi ctado
f'ería la baraca pro- primer apartado de este trabajo y que finaliza con un lacó-
セMG@ a «dominar la ma- c:e qualquier obra que ellos fagan dura por siempre». El mis-
r obre los elemen- a:r-RBzi reitera esta maravilla para la ciudad de Toledo y la
セM@ que no emplean el --_ lÍa con más detalles: según este autor, Toledo «es tierra de
gan セ カ。@ la leyenda os ayres, e el pan dura y mucho e non pudre ni se daña, e
__ en y tener el trigo diez años que no sea muy dapñado; e por
=:- se tenia mucho quando se guerreava» (99). Los años de con·
=2:":nción del trigo toledano pasan a ser «Setenta, ochenta o cien»
cálamo de az-Zuhri (lOO). La Descripción Anónima los fija
- den y especifica que es debido a que se guarda «almacenado
。イセ ャッウ@ de que ·-·o tierra, en silos subterráneos y grcneros ... sin que se pudran
pean los frutos, セ@ · e alteren su color, olor o sabor» (101).

or al añadir que Es obvio que estas noticias no merecen ningún crédito, pero
colgadas de seis quizá habría que relacionarlas con Jas virtudes talismánticas de la
lJ melocotones sal gema de Zaragoza o con la influencia protectora que supon-
-. También pueden ·an los sepulcros de los dos tabi'ies, mientras que en el caso
ce veinte años o セLNtッャ ・、ッ@ los subterráneos sugieren inmediatamente el recuerdo
oma sobre la ma- e as famosas cuevas de Hércules (102) .
e lana, seda o al-
na fuente prodigiosa

Cuenta al-'UQ.ri que en el distrito zaragozano de Baltas (103)


- _ una alquería con un manantial que «permanece seco todo el

por San Isidoro: la DAA, texto, pp. 70-1, tr., pp. 76-7.
ᄀZセ{ゥウᄋ@ simile que se dife· CMR, pp . 65-6.
KY, texto v trad., § 217.
IM.A, texto, p. 47, tr., p. 53.
Las leyendas en torno a los subterráneos de Toledo son muv abundan-
al respecto Ruiz de la Puerta, F., Las cuevas de Hércules y el palacio en-
」Zコ]セ@ de Toledo, Madrid, 1977.
les rninéraux», en
Se trata del valle del Huerva: Souto, J. A., «El poblami,e nto del término
siglos VIII-X): los datos de las fuente geográficas e históricas», Ana-
·os Arabes, III, 1992, apartado 3.28 ( = «El poblamiento») .
56 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO

año. En la primera noche del mes de agosto comienza a brotar


agua, v fluye toda la mañana siguiente hasta el momento en que
empieza a declinar el sol; en ese momento puede notarse que el
agua va disminuyendo, hasta el final de la tarde. Cuando el sol
se pone, queda seco v va no corre una gota de agua hasta la mis-
ma noche del año siguiente». Asegura este autor que tal fenómeno
le fue relatado por mucha gente de Zaragoza (104). De él se hacen
eco al-Qazwini (105) v al-I:Iimyari (106).
Se trata, en esta ocasión, de un motivo de 'al)ia'ib relativo a un
fenómeno natural. Ignoramos de dónde pudo haber salido seme-
jante historia, pero el que fuera relatado por muchos zaragoza-
nos no prueba en absoluto su verosimilitud. Podría tener su ori-
gen en algún arroyo o manantial que experimentase fuertes cre-
cidas v estiajes que cobraran carácter extraordinario al tener
lugar en plena canícula, pero no hay que descartar la posibilidad
de que procediera de la descripción del funcionamiento de algún
mecanismo hidráulico como el dique romano de Muel, エ。ュ「ゥセョ@
en el distrito de Baltas, cuya misión consistía en desviar las aguas
del Huerva (107). Este segundo caso nos pareoe, sin embargo,
menos probable, pues las descripciones de ingenios de este tipo
suelen ir acompañadas de referencias realistas o fantasiosas so-
bre sus constructores, gentes de épocas remotas v dotadas de po-
deres poco comunes (108).

9. Un animal escarmentado

Yaqüt escribe que en Zaragoza se crían as-sammur vse curten


sus pieles (109). Aunque este autor expresa sus dudas acerca del

(104) TA, texto, p. 24, tr., § 8.


(105) AB, texto, p. 359, tr., p. 38.
(106) RM, núm. 50.
(107) Sob11e este dique, v, Lostal Pros, J., Arqueología del Aragón roman(}, Za·
ragoza, 1980, pp. 152-3.
( 108) Tal o.c urre -con la también romana presa de Almonacid de la Cuba, «a
unas treinta millas de Zaragoza>>, cm¡a construcción atribuye al-'Ugñ a «los anti-
guos» («El poblamiento>>, apartado 3.6). Sobre la presa, en sí, v. Hereza Domín-
guez, J. l., La presa de Almonacid de la Cuba. Del mundo romano a la llustración
en la cuenca del río Aguasvivas, Madrid, 1996.
(109) MB, texto, p. 78, tr., núm. 166.
LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA 57

-aJ comienza a brotar


=:;¿ :;-"'. ·cado de as-sammñr e indica que quizá pueda tratar-
-==2 el momento en que ::..egetal (110), se inclina finalmente por consideralo una
ede notarse que el lógica, puesto que añade que se trata «del llamado
:_ 2 セ ・ N@ Cuando el sol t:::::::=::::± "Yandabastar, que es un animal que se halla en el mar
agua hasta la mis- - セ@ - ...a tierra». Señala, además, que de él sólo se aprovechan
-que tal fenómeno os (111) v que, al capturarlo, se le suelta luego de cor-
) . De él se hacen -=--.;:=_....-1 de modo que si «los cazadores lo avistan otra vez, el
onsciente de la caza, se tumba sobre sus espaldas abrien-
--= _-ras para que el cazador advierta el lugar va vacío V lo
:: - 5ertad».
'-=--y..-. el traductor del Mu'yam, la noticia está tomada de Ibn
Yáqüt confundió Zaragoza (Saraqausta) con Zamora
S.::::::ñi¡ra TJ este último topónimo con los sammñr que habrían
onlinario al tener re a las famosas pellizas de las que hemos hablado en
:rtar la posibilidad =_ -__,do 1 de este artículo (112) .
jlZNセL Zゥャヲ ・ョエッ@ de algún - =_ que añadir, finalmente, que sammür también se traduce
e Muel, エ。ュ「ゥセョ@ - diccionarios como «marta cebellina» o por «pelliza [de
セM - desviar las aguas - =.,.._ cebellina]».
?eee, sin embargo, s encontramos, pues, ante un mamífero acuático con una
=· _ffilios de este tipo セ@
T

apta para ser curtida v utilizada en confección v, más con-


M]セᄋ@ o fantasiosas so- ente, ante un animal fluvial cuvo hábitat sería el Ebro. Si
dotadas de po- estro apartado 1 va hemos avanzado que quizá podría
セ@ -e de la existencia de castores en ese río, ha sido tanto por
ogía que se observa entre los datos aportados por Yaqüt
esc:ripciones de este animal recogidas de los bestiarios
セM .... o-occidentales, como por el significado del término yan-
(113) citado por Yaqüt v que hav que identificar con
-- as-sammñr v se curten - - -"!"00, substancia segregada por los folículos prepuciales del
dudas acerca del

Se da también este nombre a un arbusto de la familia de las acacias.


Taqñt se contradice, puesto que antes ha señalado el curtido de su piel.
- ·;:ees de este animal, así como otros aspectos de este apartado, se tratan
N セZ。N[jd・ョ エ・@ en Bramon, Dolors, «¿Castores en el Ebro? A propósito de un
Aragón romano, Za-
'2f[ñ: sobre los sammiir de Zaragoza>>, Aragón en la Edad Media, VIII,
7.
l:l.......aJ-"Irllcid de la Cuba, «a セ@ más detalles, véase la nota 12 de la traducción de MB. Sobre Za-
=-- =a cl-'Ugn a «los anti- clltexto, v. Maíllo Salgado, F., Zamora y los zamoranos en las fnen·
=- セM v. Hereza Domín- edievales, Salamanca, 1990.
mmano a la llnstración _ :;:ESa Y..,...J.,>J:.S (Vullers, Léxicon Persico Latinum, Graz, 2.a ed.,
Mセ@ - autores árabes escriben variantes con distinta vocalización: cf.
Z」L[セN・エイ@ aux dictionnaires arabes, Leiden, 3.a ed., 1927, p. 224.
58 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO

Efectivamente, según la mayoría de los bestiarios (114), el


castor se desprende de sus propios testículos para salvar su vida,
puesto que es consciente del motivo por el que es perseguido y,
en el caso de haber tenido que castrarse a sí mismo con anteriori-
dad, interrumpe su carrera v se echa para hacer ver a los caza-
dores que va no podrán beneficiarse con su captura. Quizá el
texto más ingenuamente gráfico a este respecto es el recogido en
la traducción medieval catalana del Bestiario toscano:

«Lo castor sí és bestia qui ha un membre que és de gran virtud, c,; o


és, los seus collons; i com aquest castor és cassat por los cassadors,
e ell veu que los cans lo aconseguexen, ell coneix la rahó per que és
cassat, pren los seus collons amb les dents, e arranca'ls e gita'ls en
terra. E lo cassador pren los collons per que en lo cassa, e lexa lo cas-
tor>> (115) .

Esta conducta sabia v prudente que Yaqüt atribuye a los cas-


tores de Zaragoza, aunque omite la referencia a su presunta auto-
castración, también es cononocida por otros autores -al-Biruni,
Ibn BajtiSü' o al-Qazwini, por ejemplo-, si bien éstos se refieren
indistintamente a los diversos animales cuyas glándulas segregan
alguna substancia usada en perfumería o en farmacología: el
almizclero, el gato civeto o de algalia v el castor. Tal es el caso
de az-Zuhri {116), que considera tal comportamiento propio del
animal que produce un determinado tjpo de almizcle, con lo que
se confirma, una vez más, la confusión que había entre distintas·
especies de origen oriental, como ya señaló Dubler (117) al hablar
de los conocimientos zoológicos del mundo islámico medieval.

(114) Véanse, entre otros, el de Richart de Fournival v el de Cambrai, recogi-


dos ambos -en Malaxecheverría, l., Bestiario medieval, Madrid, 1986, pp. 15-6; o los
de Pierre de Beauvais, Guillaume Le Clerc y Brunetto Latini en Bianciotto, G. ,
Bestiaires du Moyen Age, París, 1980, pp. 39-40, 94-5 y 221, respectivamente.
{115) De aquí que, en el contexto cristiano, el comportamiento de este anima(
constituyera un modelo a imitar contra los pecados del sexto mandamiento. Así
es considerado. en los colofones d'e los diversos bestiarios tan en uso en nuestra
didáctica medieval. La cita está tomada de Panuzio, S., Bestiaris, Barcelona, L.
1963-4, p. 110. Hay una traducción al castellano actual hecha por Sebastián, S., El
Fisiólogo atribuido a San Epifanio seguido de El Bestiario Toscano, Madrid, 198'3,
página 38.
(116) KY, §§ 42, 55 y 63, texto y notas d!e la traducción.
(117) Dubler, C. E., «El Extremo Oriente visto por los musulmanes anteriores
a la invoasión de los mongoles ;en ·el siglo XII (la deformación del saber geográfico
y etnológico en los cuentos orientales)>>, Homenaje a Millás Vallicrosa, I, Barcelo-
m:, 1954, pp. 465-519 (esp. 481-3).
LAS MARA VILLAS DE ZARAGOZA 59

セ@bestiarios (114), el _-- confusión aún mayor se observa con respecto a sus nom-
o para salvar su vida, ara el castor, Castor fiber L., se registran -impropiamente,
que es perseguido y, - -e ha visto- los ya citados sammür y samür -escritos
mismo con anteriori- · ·én con セ。、ML@ que aparecen además de en Yaqü.t, en al-'Ugri,
acer ver a los caza- · asqi y al-Maqqari (118); el de origen turco qunduz (119)
captura. Quizá el variantes qundur y qundus (120) , por el que le conocen,
o es el recogido en - - .. otros, Abü. I:Jarnid o al-Qazwini y ad-Darniri, que le siguen.
Be:!ifict.tio toscano: or su parecido con el perro (121) o con el gato, al-Qazwini y
-- iJamiri le llaman también kalb al-ma' y az-Zuhri, sinnawr. Co-
e és de gran virtucl, c,;o
sat por los cassadors, eñala Dubler (122), para designar al castor se empleó tarn-
eix la rahó per qué és セ@ un nombre procedente del latín medieval bever - y de ahí
e arranca'ls e gita'ls en _, :lB la clasificación de Linneo-, transcrito por algunos autores
. -"' " lo cassa, e lexa lo 」。ウセ@
¿_abes (al-Idrisi, Ibn al-Wardi o al-Harrani) indistintamente con
- ·o con fó.' inicial.
Ante tanta variedad de rnornenclatura y lo aparentemente in·
_-..: a que resulta la noticia desde el punto de vista de la zoolo-
セM (123), adquiere un gran relieve la referencia explícita que
:3.ade Yaqüt sobre el motivo por el que se cazaba al animal en
_ estión, es decir, para obtener el castóreo (124) . Con ello ere-
os que queda identificado con el castor, aunque los dicciona-
_.os dan al término as-sammür el valor de «marta» (125). Hay
_ e señalar, finalmente, que disponernos de un dato indirecto
e corrobora nuestra afirmación, y es que a partir del Vocabu-
lista de Pedro de Alcalá se deduc.e que en al-Andalus también se

( 118) Dozv, op. cit., I, p. 224.


(11 9) Idem, II, p. 410, s. v. qunduz.
(1 20) Con este nombre distingue ad-Dimasqí una especie que se criaría en el
. o. Coincidimos con Dubler en que este término no es erróneo, tal como cree
JoZ17 (Op. cit., p. 410, s. v. qundur).
(121) En Li Iivres dou Tresor de Brunetto Latini se llama «perro póntico» por
Grérsele, además, originario del Ponto Euxino.
(122) V. el glosario que incluye Dubler, C. E., A'bñ .l;lii.mid el Granandino y 'iU
Relación del viaje por tierras euroasiáticas, Madrid, 1953, s. vv. sammür, sinawr
qunduz.
(123) En el > siglo XVIII todavía se podían encontrar cast0l1es en el Languedoc
y en las islas del Ródano: Bufton, Los tres reinos de la Naturaleza. Historia natural,
1adrid, 1852, p. 414 (La edición, París, 1749-1788) .
(124) Hay que tener en cuenta que otros mamíferos existentes hoy en nues-
tra fauna local, como las nutrias, segregan también una substancia similar, aunque
musulmanes anteriores de mucho menos valor, v que podria tratarse, por tanto, de un sucedáneo del pro-
c.;::::;;::.;o;::nn del saber geográfico
du cto.
- Vallicrosa, I, Baxcelo- (1 25) Vallvé, en «La industria en al-Andalus>>, p. 230, escribe: «Zaragoza so-
bnsalió por sus abrigos de marta o de castor».
60 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO

dio ocasionalmente el nombre de mür a los castores (126). Co-


rriente observa además que este mür tEaducido como «castor»
«es probablemente una voz inexistente, resultado de interpreta-
ción v división errónea de ィセ@ al mur por hay;!? al-mür» (127), lite-
ralmente «excrementos de marta», pero «COjón de castor», según
Alcalá (128) .

10. Un caso de intervención divina

Relata Ibn al-FaraQ.i refiriéndose al sabio zaragozano Abü


Mul).ammad Qasim b. Tábit b. 'Abdarra.l:Jman b. Mutarrif b. Sulav·
man b. Ya]).ya, que en un momento de su vida fue nombrado cadí
de Zaragoza, pero rehusó el cargo. Su padre pretendió obligarle
a aceptarlo, ante lo que Qasim pidió tres días para reflexionar
sobre el asunto, solicitando la inspiración de Dios. El resultado
final fue que Qasim murió al cabo de esos tres días. Se dice que
imploró para sí la muerte v que Dios, oída su llamada, se lo llevó
consigo.
Este acontecimiento debió tener cierta resonancia, pues Ibn
al-FaraQ.I asegura haber tenido noticia, de puño v letra del propio
califa al-I:Iakam II, de que Qasim falleció en Zaragoza en el año
302/27 julio 914-16 julio 915. Su muerte le impidió concluir un li
bro que escribía acerca de la interpretación del J:tadit, libro que
hubo de ser completado por su padre, Tabit (129).
El caso de Qasim b. Tábit es recogido, citando a Ibn al-FaraQ.i,
por aQ.-l;)abbi (130), Yaqüt (131), an-Nubáhi (132) y, abreviada-
mente, al-Maqqari (133).

(126) Corirente, F., El léxico árabe andalusí según P. de Alcalá, Madrid, 1988,
p. 197 (=El léxico).
(127) Idrem, <<Notas de lexicografía hispano-árabe: III. Los romancismos del Vo-
cabulista>>, Awraq, IV, 1981, p. 26.
(128) El léxico, pp. 212-3.
(129) TUA, núm. 1060. Algunos de los últimos onomásticos de este personaje,
así como los nombres de los autores que de él dieron referencia, fueron cambiados
o alterados por quienes recogen los testimonios de lbn al-Farac;li.
(130) BUM, núm. 1300.
(131) MB, txeto, pp. 79-80, tr., núm. 168.
(132) QA, p. 13.
(133) NT, I, p. 493.
LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA 61

(126). Co- -acho de que los nombrados para cadí renunciasen a ello,
cido como «castor» --"=-·=·:..... ...argas y se hicieran de rogar era algo usual (134).
ado de interpreta-
- al-mür» (127) , lite-
- "ó de castor», según
o el valle de Damasco ...

·o Gállego y sus huertas, regadíos y lugares de recreo son


'--=:.....'-C'-UllJados por ar-Razi, al-Bakri, Abü 1-Fida' y al-Maqqari, dán-
Mセ@ .::.:....erencias de matiz entre unos y otros autores a la hora de
]MセキヲャG@ el topónimo: íalaq, íillaq, Íilliq y filliq (135) .
- ·o zaragozano Abü ... セ@ - glosó la excelencia de las aguas del río y propuso para
. Mutarrif b. Sulay- curiosa explicación, basada en el sentido de su curso:
セ@ .: e nombrado cadí : ="'e que cuando el agua corre hacia el Oriente, resulta más
_retendió obligarle saludable que la que corre hacia el Occidente» (136) .
para reflexionar ==- セ@ a continuación que, en virtud de la magnificencia del pai-
"' Dios. El resultado e circunda tal río, éste recibió con la conquista omeya eJ
._.=_:.:_.,ú nombre que tenía el famoso valle de Damasco, cantado
días. Se dice que
amada, se lo llevó poetas árabes ya desde época preislámica: YiHiq (137) .
-=- - セGBエッイ 。@ alcanza sus más cuidados detalles de la mano de Ibn

onancia, pues Ibn


]セ@ -- セ@ ·en cuenta que cuando Müsa b. Nu$ayr llegó a Zaragoza,

- o V letra del propio agua del Gállego (Yillaq) y estimó que no había bebido en
セ@ -.Andalus ninguna otra que la superase en dulzura. Luego
Zaragoza en el año
e.x>::=slli"ó la mirada hacia cuantos huertos le rodeaban y no pudo
- • idió concluir un li:
el l,ladi!, libro que ZN⦅セ セMアオ・@ compararlos con su añorado valle de Damasco (138) .
--¿da tendría de particular -y de hecho hay ejemplos- el que
129) .
e as, al establecerse en al-Andalus, dieran a lugares y pa-
do a Ibn al-Faradi,
- - 132) y, 。「イ・カゥ、セM
-- Debido sobre todo al peso de las responsabilidades que el cargo conlle-
- :UC aulles g ulemas en general, v. a modo de introducción lél!s comunica-
-das en las actas del simposio Saber religioso y poder politioo en el
·11. 1994, con bibliografía actualizada.
Las variantes en las versiones romances de ar-Razi son Galiton, Gallcon
romancismos del Vo- gZN。セ@ V. los comentarios críticos de los datos de los autores citados en Nómina
• 172·3.
MB, texto, Il, pp. 105-6, tr., núm. 127. Nótese que el Gállego circula en
orte a sur. Las descripciones geog1áficas árabo-musulmanas de época
- _= ·cos de este personaje, セ@ son muy proclives a este tipo de consideraciones, lo que fue uno de los
cia, fueron cambiados N Mセ] _rre contribuyeron a incrementar la merecida fama del Nilo, puesto que se
::::....:raraQI. M]セ@ e era el único río que corría de sur a norte.
- ·-séeff, N., «l}jilliq>>, EJ2, s. v., donde se señala que este topónimo sirio
e locallté réputée par la profussion de ses eaux, non loin de Saragos-
-- _--illmlcia explícita al Gállego.
Il, p. 434.
62 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO

rajes topónimos sirios. Pero varias razones imposibilitan la su-


puesta etimología del nombre Gállego a partir de Yilliq.
Por otra parte, la anécdota de Müsa recogida por Ibn Sa'Id y
seguida por al-Maqqari con palabras muy semejantes {139) pue-
de resultar emotiva y hermosa, pero tiene muchas posibilidades,
si no todas, de ser también apócrifa {140).

( 139) NT, texto, I, p. 95, tr., I, p. 64.


( 140) La estancia de Musa en Zaragoza pudo s'er un hecho. real, aunque los
datos que las fuentes aportan al respecto no son muy precisos. Todo parece indicar
que las fecha·s más verosímiles serían, en caso afirmativo, las comp11endídas entre
el 30 de junio de 713 y agosto o septiembre del año siguiente. Véase Chalmeta, P.,
Invasión e islamización. La sumisión de Hispania y la formación de al-Andalus,
r...fadrid, 1994, pp. 185 y SS. ,
----- - hnposibilitan la su-
- de Yilliq.
セLN[ ᄋ、。@ por Ibn Sa'Id y
ejantes (139} pue-
chas posibilidades,

SIGLAS DE LAS FUENTES.


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DOLORS BRAMON 1J JUAN A. SOUTO

Post scriptum:
El presente trabajo fue entregado por los autores al IEEI en
1996. Desde entonces hasta hoy (2002) han aparecido novedades
bibliográficas considerables. De ellas sólo consignaremos aquí el
libro de Hernández Juberías, Julia, La península imaginaria. Mitos
y ley,e ndas sobre· al-Andalus, Madrid, 1996, magnífica síntesis de
Imprescindible consulta.

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