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( セI@ Este artículo es una versión revisada y actualizada del homónimo publica-
do en Aragón en la Edad Media, VII, 1987 pp. 7-26.
(1) Sobre el concepto de 'aYib (maravilla) y su categoría de género en la lite-
ratura árabe, v. Dubler, C. E., «'Agjib», en El2, s. v.; Viguera, María Jesús, «El
nasnas: un motivo de 'aya'ib>>, Orientalia Hispanica sive Studia F. M. Pareja Octo·
genario Dicata, I, Leiden, 1977, pp. 647-9; y la obra colectiva L'Estrange et le mer·
veilleux dans I'Islam médiéval, París, 1978 ( = L'Estrange). Sobre ai-Andalus, v.
Alié, Rachel, «Le merveilleux dans la littérature hispano-musulmane au Bas Moyen
bge>, Actas del XII Congreso de la U.E.A.I., Madrid, 1986, pp. 63-81.
42 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO
« ... las gentes de Carago¡;:a son muy sotiles en sus obras, e mayor-
mente en telas de paños e sedas e d'estrumentos e d'es¡padas fazer,
e fazen y paños muy pre¡;:iados en bondat que todo el mundo los pre-
cia entre los mejores, e qualquier cosa que ellos fagan dura por siem-
pre» (2).
3. Remotos orígenes
(33) DAA, texto, p. 70, tr., p. 76. Obsérvese que est.a obra está directamente
inspirada en uno de los manuscritos de az-Zuhri, al igual que la del muy tardío Ibn
Zunbul. Véase nota 28. Para lbn Zunbul: TM, pp. 127-8.
(34) RM, texto y tr., núm. 86.
(35) «Se trata de la Era Hispánica, llamada también de Augusto, de César,
Gótica, aセ[ッヲイ。L@ etc., que empezaba a contarse treint.a y ocho años antes de la Cris-
tiana o de la Encarnación>> (tr, de K9", nora bOO E:n p. 625.).
(36) NT, texto, I, p. 95.
(37) Idem.
(38) $A, texto v tr., s. v.
LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA 47
(39) Véase una síntesis mm¡ manejable acerca de la Zaragoza antigua en Bel-
trán Uoris, M., <<La ciudad clásica en Aragón>>, en Lacarra, M. del Carmen, coord.,
Difusión del arte romano en Aragón, Zaragoza, 1996, pp. 68 v ss.
(40) Véase al respecto Abumalham, Montesarrat, <<Salomón v los genios», Ana·
qnel de Estudios Arabes, III, 1992, pp. 37-46.
(41) Corán, XVIII, 94-8. Se trata pJ1esumiblemente de la Gran Muralla China.
Sollre las leyendas de Alejandro, v. Abumalham, Montserrat, <<Alejan:dro "l)ü l-Oar-
na " en el Kitii.b adii.b al-falasifa>>, Anaquel de Estudios Arabes, 11, 1991, pp. 75-
bre Alejandro v al-Andalus, v. Marín, Manuela, <<Legends on Alexander the
G: -- in Moslem Spain», Graeco-Arabica, 4, 1991, pp. 71-90.
Ibn I:Iavvan v al-'Ugri destacan que la solidez de estas murallas era tal
- -- Bセ。ョ@ III, al conquistar Zaragoza en 937, ordenó demolerlas por enten-
.,. - セ@ a los zaragozanos a la disidencia. Cf. el artículo. de J. A. Souto
de Zaragoza en esta misma revista.
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4. Un cuadro perfecto
(49 ) Obsérvese que el autor emplea la voz no agentiva (!!ukira, <<Se cuenta»)
como preámbulo de la descripción. Sus palabras dejan claro que los datos que po-
see son indirectos y transmtidos oralmente.
o movimien- {50) Sobre el carácter sagrado del espacio definido por los límites de una ciu-
dad orientada, y en concreto sobre la urbs quadrata 1J el campametno romano,
v. Champeaux, G., & Sterckx, D. S., Introducción a los símbolos, Madrid, 1984, pé.-
·_o de la realidad g!nas 132 y ·ss. En cuanto a la imagen de <<Centro>> como espacio sagrado, v. tb.
escripción que dquist, J. M., The Temple. Meeting Place of Heaven and Earth, Londres, 1993,
passim, y Cook, R., The Tree of Lile. Image for the Cosmos, N. YOTk, 1974, esp. pá-
gtnas 9-12.
(51) Dickie, J., «Notas sobre la jardinería árabe en la España musulmana>>,
_ fiscelánea de Estudios Arabes y Hebraicos, XIV-XV, 1965·6, 1, p. 77.
:::::::::;;;;c::::=:.::::¡¡n :romano y su apli- {52) Souto, J. A., <<Algunos signos mágicos musulmanes en la cerámioa "verde
O:::::go!::::-:1 Town Pianning in morada" de Teruel (siglos XIII-XIV)>>, Actes du Colloque Intematlonal de Glyp-
n al Town Plan· tographle de Saragosse, Braine-le Chatean, 1983, pp. 460-1, 469, 472-3 y figuras 2,
セNL ] ッ ᄋ@ en pte hasta 3, 11 y 12.
(53) Lillo Alemany, Mercedes, «Sobre los patios de Mad.inat al-Zahra'>>, Actas
e las Jornadas de la Cultura Arabe e Islámica (1978), Madrid, 1981, pp. 263-9. Se
:=a:a de uno de los varios trasuntos de la imagen cuadrada cargada de simbolismo
セ@ -E. arquitectura islámica: véase Soler, A., & Zozaya, J., «Castillos omeyas de plan-
c::E.d:rada: su relación funcional», III Congreso de AiqUeologfa Medieval Espa·
セ@ OViedo, 1992, pp. 265-74.
50 DOLORS BRJ\MON Y JUAN A. SOUTO
os últimos sig- セ 。ョエ ッョ ・ウ@ de piedras». Añaden que cierto emir de Zaragoza quiso
palabra cuya struir sobre ellos un mausoleo que permitiera identificarlos
- íida, siendo el - quienes acudían a la ciudad en busca de su intercesión, pero
--·.-.......u:n::.c.la eterna mo- セ・@ fue disuadido de ello por una santa mujer, quien le dijo que
dos tabi"ies habían venido a visitarla en sueños «V le habían
"::::ho que les repugnaba la idea de que se construyera nada so-
7e sus tumbas, que debían quedar tal v como estaban». Oído es·
paraíso no -:::. estimonio, el emir renunció a su empresa.
a se ha trans- Es interesante señalar que la Descripción Anónima (74) e Ibn
Zunbul (75) recogen que en Zaragoza están enterrados dos sahüba
pero sitúan sus tumbas - sin hacer rAferencia alguna a ウセ@ ヲッイュセ@
ni al frustrado proceso de remodelación- en el exteror del
·--- = .,_ e Ijanas, 'All y/o Según al-'UQ.ri, en Zaragoza no puede vivir, ni siquiera entrar,
ás bien parece que ninguna serpiente (l,t.anas). Algunos habitantes de la ciudad afir-
-::o ooza son la adapta- marían que este portento se debe al efecto de algún talismán
.- jnna de los Santos contra los animales, aunque otros habrían de apuntar que su
c:ripciones de se- razón radicaba en la abundancia de un mármol que es una varie-
cío, San Braulio, dad de sal gema blanca (83). Lo mismo dice al-Idñsi, aunque uti-
es, la identifica- lizando el término I,t.ayy,a para significar «víbora» y sin relacionar
I 5 - con los márti- su muerte con la blancura de la ciudad (84). Tampoco apuntan tal
on los de éstos y relación az-Zuhri (85) , al-"Umart (86) , la Descripción Anóni-
ta::l.Jl}JIIDI que en honor de ma (87) ni al-Maqqari (88). Al-I:Iimvari no hace sino recoger los
...................セ N@ al sur de' la ciu- datos aportados por al-'UQ.ri (89) .
- con el inteto de Al-Qazwíni dice que en Zaragoza «no se ve [ninguna] víbora
I.as tumbas de los ('l;layya), [ningún] alacrán ('.aqrab) nj ningún reptil (I,t.awümm)
-=- - ..:::l...Lquibla, que sería dañino» (90). Más adelante, citando a 。ャセGuqNイゥL@ señala que en ella
· e la Descripción «no entraba ni habitaba ninguna serpiente (J:lanas) (91). La Des-
_o partes v confun- cripción Anónima habla en este sentido de la serpiente {'f}anafi),
J-,=>-r-_.__ -; con el rrtil:mab en el alacrán ('aqrab) y la víbora (l).ayya) . Al-Maqqari, del escor-
pión (tu'bü.n), el alacrán (".aqrab) v la víbora ('l:layya), y se entre-
MセN⦅Lョ@ a este o estos tiene aduciendo las razones de su rechazo: según algnos filósofos
ecífico en la re- 1J naturalistas, éste se debe al efecto de algún talismán y ocurre
lo largo del si- con varios animales en diferentes países (92).
- --== -as hacían gala de
En efecto, la creencia que analizamos no es única ni original:
de hecho, puede que en el caso de Zaragoza se trate de una leyen-
da de origen griego atribuida a las Pitiusas. De ahí, por extensión,
_.,_- - -- ·an la tumba de Ha- pudo traspasarse a otras islas mediterráneas, posiblemente a Si-
- =- - ·ce que I:Ianas «IDU· cilia, y por corrupción del nombre de Siracusa, a Zaragoza, cuyas
」Z[セᄋ。Nッ N@ Las referencias
7. Conservas naturales
dicar cualidades tau- en Zaragoza] trigo de cien años, uvas rojas de seis, higos,
típico motivo de otones, granos, manzanas, peras y mirolábanos de cuatro
(94). Quienes ero- -= セウ@ y garbanzos de veinte. Tampoco se estropean la madera
culebras - al-'Udri - , · ..a ropa, sea ésta de lana, seda, algodón o lino» (98).
::.::Z:::Z!:::::::cn, consciente o in- Según parece, se trata de un adorno que az-Zuhri añadió por
セ@ ....セijN ・@ de Ranas as- _ cuenta a la descripción que hizo de Zaragoza, pero creemos que
-=- :::_..._esor, en Qセ@ mentaÜ- "' e estar en estrecha relación con el pasaje de ar-Rázi ctado
f'ería la baraca pro- primer apartado de este trabajo y que finaliza con un lacó-
セMG@ a «dominar la ma- c:e qualquier obra que ellos fagan dura por siempre». El mis-
r obre los elemen- a:r-RBzi reitera esta maravilla para la ciudad de Toledo y la
セM@ que no emplean el --_ lÍa con más detalles: según este autor, Toledo «es tierra de
gan セ カ。@ la leyenda os ayres, e el pan dura y mucho e non pudre ni se daña, e
__ en y tener el trigo diez años que no sea muy dapñado; e por
=:- se tenia mucho quando se guerreava» (99). Los años de con·
=2:":nción del trigo toledano pasan a ser «Setenta, ochenta o cien»
cálamo de az-Zuhri (lOO). La Descripción Anónima los fija
- den y especifica que es debido a que se guarda «almacenado
。イセ ャッウ@ de que ·-·o tierra, en silos subterráneos y grcneros ... sin que se pudran
pean los frutos, セ@ · e alteren su color, olor o sabor» (101).
or al añadir que Es obvio que estas noticias no merecen ningún crédito, pero
colgadas de seis quizá habría que relacionarlas con Jas virtudes talismánticas de la
lJ melocotones sal gema de Zaragoza o con la influencia protectora que supon-
-. También pueden ·an los sepulcros de los dos tabi'ies, mientras que en el caso
ce veinte años o セLNtッャ ・、ッ@ los subterráneos sugieren inmediatamente el recuerdo
oma sobre la ma- e as famosas cuevas de Hércules (102) .
e lana, seda o al-
na fuente prodigiosa
por San Isidoro: la DAA, texto, pp. 70-1, tr., pp. 76-7.
ᄀZセ{ゥウᄋ@ simile que se dife· CMR, pp . 65-6.
KY, texto v trad., § 217.
IM.A, texto, p. 47, tr., p. 53.
Las leyendas en torno a los subterráneos de Toledo son muv abundan-
al respecto Ruiz de la Puerta, F., Las cuevas de Hércules y el palacio en-
」Zコ]セ@ de Toledo, Madrid, 1977.
les rninéraux», en
Se trata del valle del Huerva: Souto, J. A., «El poblami,e nto del término
siglos VIII-X): los datos de las fuente geográficas e históricas», Ana-
·os Arabes, III, 1992, apartado 3.28 ( = «El poblamiento») .
56 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO
9. Un animal escarmentado
セ@bestiarios (114), el _-- confusión aún mayor se observa con respecto a sus nom-
o para salvar su vida, ara el castor, Castor fiber L., se registran -impropiamente,
que es perseguido y, - -e ha visto- los ya citados sammür y samür -escritos
mismo con anteriori- · ·én con セ。、ML@ que aparecen además de en Yaqü.t, en al-'Ugri,
acer ver a los caza- · asqi y al-Maqqari (118); el de origen turco qunduz (119)
captura. Quizá el variantes qundur y qundus (120) , por el que le conocen,
o es el recogido en - - .. otros, Abü. I:Jarnid o al-Qazwini y ad-Darniri, que le siguen.
Be:!ifict.tio toscano: or su parecido con el perro (121) o con el gato, al-Qazwini y
-- iJamiri le llaman también kalb al-ma' y az-Zuhri, sinnawr. Co-
e és de gran virtucl, c,;o
sat por los cassadors, eñala Dubler (122), para designar al castor se empleó tarn-
eix la rahó per qué és セ@ un nombre procedente del latín medieval bever - y de ahí
e arranca'ls e gita'ls en _, :lB la clasificación de Linneo-, transcrito por algunos autores
. -"' " lo cassa, e lexa lo 」。ウセ@
¿_abes (al-Idrisi, Ibn al-Wardi o al-Harrani) indistintamente con
- ·o con fó.' inicial.
Ante tanta variedad de rnornenclatura y lo aparentemente in·
_-..: a que resulta la noticia desde el punto de vista de la zoolo-
セM (123), adquiere un gran relieve la referencia explícita que
:3.ade Yaqüt sobre el motivo por el que se cazaba al animal en
_ estión, es decir, para obtener el castóreo (124) . Con ello ere-
os que queda identificado con el castor, aunque los dicciona-
_.os dan al término as-sammür el valor de «marta» (125). Hay
_ e señalar, finalmente, que disponernos de un dato indirecto
e corrobora nuestra afirmación, y es que a partir del Vocabu-
lista de Pedro de Alcalá se deduc.e que en al-Andalus también se
(126) Corirente, F., El léxico árabe andalusí según P. de Alcalá, Madrid, 1988,
p. 197 (=El léxico).
(127) Idrem, <<Notas de lexicografía hispano-árabe: III. Los romancismos del Vo-
cabulista>>, Awraq, IV, 1981, p. 26.
(128) El léxico, pp. 212-3.
(129) TUA, núm. 1060. Algunos de los últimos onomásticos de este personaje,
así como los nombres de los autores que de él dieron referencia, fueron cambiados
o alterados por quienes recogen los testimonios de lbn al-Farac;li.
(130) BUM, núm. 1300.
(131) MB, txeto, pp. 79-80, tr., núm. 168.
(132) QA, p. 13.
(133) NT, I, p. 493.
LAS MARAVILLAS DE ZARAGOZA 61
(126). Co- -acho de que los nombrados para cadí renunciasen a ello,
cido como «castor» --"=-·=·:..... ...argas y se hicieran de rogar era algo usual (134).
ado de interpreta-
- al-mür» (127) , lite-
- "ó de castor», según
o el valle de Damasco ...
- o V letra del propio agua del Gállego (Yillaq) y estimó que no había bebido en
セ@ -.Andalus ninguna otra que la superase en dulzura. Luego
Zaragoza en el año
e.x>::=slli"ó la mirada hacia cuantos huertos le rodeaban y no pudo
- • idió concluir un li:
el l,ladi!, libro que ZN⦅セ セMアオ・@ compararlos con su añorado valle de Damasco (138) .
--¿da tendría de particular -y de hecho hay ejemplos- el que
129) .
e as, al establecerse en al-Andalus, dieran a lugares y pa-
do a Ibn al-Faradi,
- - 132) y, 。「イ・カゥ、セM
-- Debido sobre todo al peso de las responsabilidades que el cargo conlle-
- :UC aulles g ulemas en general, v. a modo de introducción lél!s comunica-
-das en las actas del simposio Saber religioso y poder politioo en el
·11. 1994, con bibliografía actualizada.
Las variantes en las versiones romances de ar-Razi son Galiton, Gallcon
romancismos del Vo- gZN。セ@ V. los comentarios críticos de los datos de los autores citados en Nómina
• 172·3.
MB, texto, Il, pp. 105-6, tr., núm. 127. Nótese que el Gállego circula en
orte a sur. Las descripciones geog1áficas árabo-musulmanas de época
- _= ·cos de este personaje, セ@ son muy proclives a este tipo de consideraciones, lo que fue uno de los
cia, fueron cambiados N Mセ] _rre contribuyeron a incrementar la merecida fama del Nilo, puesto que se
::::....:raraQI. M]セ@ e era el único río que corría de sur a norte.
- ·-séeff, N., «l}jilliq>>, EJ2, s. v., donde se señala que este topónimo sirio
e locallté réputée par la profussion de ses eaux, non loin de Saragos-
-- _--illmlcia explícita al Gállego.
Il, p. 434.
62 DOLORS BRAMON Y JUAN A. SOUTO
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Estudio de la v.ersión
geografía universal: = セM _ fYARf (ca. s. XV), Kitüb ar-raW9 al-mftar fi habar
セ@ MLイャ\セ N@ ed. y trad. francesa por E. Lévi-Proven<;:al, Leiden ,
Post scriptum:
El presente trabajo fue entregado por los autores al IEEI en
1996. Desde entonces hasta hoy (2002) han aparecido novedades
bibliográficas considerables. De ellas sólo consignaremos aquí el
libro de Hernández Juberías, Julia, La península imaginaria. Mitos
y ley,e ndas sobre· al-Andalus, Madrid, 1996, magnífica síntesis de
Imprescindible consulta.