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PIEZA DEL
2009
TRIMESTRE
P A N E L D E A Z U L E J O S C O N E S C E N A D E
C A Z A E N L A A L B U F E R A
N º I N V . C E 1 / 1 0 4 0 3
¿Qué es?
Se trata de un panel fechado de principios del siglo
XIX, compuesto por 25 azulejos dispuestos en losange.
Los azulejos de las cuatro esquinas se han cortado, con
lo que los bordes resultan achaflanados. Su función
era decorativa y se colocaba en los suelos, a modo de
pavimento.
Está realizado en una pasta de tono beige. El anverso
está recubierto con barniz a base de estaño o estanní-
fero (blanco y opaco), sobre el cual se ha dispuesto
una decoración polícroma. Lleva en la parte inferior
derecha un letrero realizado con óxido de manganeso
que dice “Lago de la Albufera”.
Todo el dibujo ha sido trazado con pincel, a mano
alzada, pero valiéndose de un estarcido previo.
¿Qué representa?
El panel representa, con un estilo ingenuo pero vivaz, una escena de caza matutina en la Albufera.
Los cazadores, disparando a una bandada de patos, se encuentran unos apostados en las matas y otros en
embarcaciones ligeras típicas de este lago, los albuferencs, de poco calado y manejados por perchas. En
primer término cuatro personajes están preparando la comida en una fogata.
Al fondo se representa un caserío que sin duda es el pueblo de El Palmar, con una tupida arboleda de la
que en realidad carece.
Es de destacar la vestimenta de los personajes. Los que están entre las matas o guían las barcas visten con
saragüells, un atuendo heredado de los musulmanes y que ha perdurado en la huerta levantina hasta princi-
pios del siglo XX; los que disparan desde las barcas visten con ropas deportivas pero correspondientes a
señores, incluso con sombrero de copa alta. Esta distinción de clases responde a la realidad, ya que el ca-
zar en bote o apostado en un barril entre las matas, implica que se ha participado en la subasta de los
puestos. En cambio los apostados en la orilla tiran “al paso”.
PIEZA DEL
2009
TRIMESTRE
P A N E L D E A Z U L E J O S C O N E S C E N A D E C A Z A
E N L A A L B U F E R A
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La caza en la Albufera
“Delante de Valencia, inmediatamente al poniente, se encuentra la albufera de llamada de Cullera. En ella hay gallinetas. Enfrente
y en tierra firme está la aldea de Almusafes… Cuando algún barco entra en aquella albufera por habérsele agotado las provisiones y
el agua, sus tripulantes pueden bajar a la aldea y comprar lo que necesiten, tanto de día como de noche…”
Un tema recurrente…
Existen en otras colecciones otros paneles o platos de cerámica que representan el mismo tema.
En el famoso plato de reflejo dorado que se conserva en el Instituto Valencia de Don Juan (Madrid) se ve
una barquichuela con varios caballeros cazando los patos con flechas.
En una colección privada hay un delicioso panel con El Palmar en el centro, la Mata del Fang en primer tér-
mino, una serie de acequias con sus nombres (la de Riguet, la de la Malva, la Nova, etc.) y unos cazadores
que disparan a las aves formadas en rigurosa fila.
En muchos otros paneles del siglo XVIII, de los llamados de cocina, abundan los patos colgados de ganchos
en la pared, y los distintos tipos son perfectamente reconocibles. Pero quizás el más completo de todos es
uno, de mediados del siglo XIX, que conserva el Victoria and Albert Museum de Londres con una leyenda
que explica “Vista del Real Sitio de La Albufera en el reino de Valencia del Cid en España; en la gran fiesta
anual que se celebra los días 11 y 25 de Noviembre”. En efecto, el 11 de noviembre, San Martín, era día
grande en la Albufera y fecha en la que se empezaban las tiradas de manera oficial.
Nacional de Cerá-
mica, CE1/00523.
2
MINERVA
1 En este panel de azulejos se representan una serie de
figuras que podrían adoptar distintos significados en
función de qué tipo de observador las contemplase
ALEGORÍA pues, a los ojos de un masón, Minerva o Mercurio tie-
La alegoría es un recurso retórico en el que se dice una nen un significado muy diferente al que pudiera inter-
cosa bajo la apariencia de otra, un lenguaje que permi- pretar un profano en la materia. Así, la figura de Miner-
te difundir ideas en imágenes cifradas y herméticas va podría personificar la ciudad de Valencia pues así es
que mantuvo su vigencia en el siglo XIX, siendo utiliza- como se había representado en la medalla acuñada
da por absolutistas y liberales en el convulso panorama con motivo la proclamación del rey Carlos IV en Valen-
político del momento. Del mismo modo, corrientes de cia y realizada por Manuel Peleguer en 1789 (Fig. 2).
pensamiento como la masonería, también se basaron Además, junto a Minerva, en el panel se representan
en las alegorías para codificar su filosofía. Desde el dos putti que sostienen respectivamente el escudo de
siglo XVIII, la masonería de carácter especulativo la ciudad y una cornucopia que derrama flores, elemen-
(denominada también francmasonería) utiliza numero- to que desde antiguo también se asoció a Valencia y
sos recursos de la Antigüedad clásica que, empleados que se mantuvo vigente a lo largo del siglo XIX. Sin
de forma sincrética con elementos orientalizantes, embargo, Minerva y la cornucopia pueden tener tam-
principalmente egipciacos, crean un corpus iconográfi- bién una interpretación masónica.
co complejo, con un significado universal pero recono-
01. 14.“UN LENGUAJE MUDO QUE HABLA A LOS OJOS DEL ESPÍRITU”: HERMETISMO,
ALEGORÍA Y MASONERÍA EN UN PANEL CERÁMICO DEL SIGLO XIX
En toda logia europea, desde el siglo XVIII, es habitual espinas y sobre cuya cabeza revolotean tres murciéla-
encontrarnos en el altar o en su entrada, junto a las gos, imagen tomada de la descripción de Ripa, para
columnas Jakim y Boaz, dos estatuas en alusión a Mi- quien la Ignorancia también se representa con murcié-
nerva y Mercurio. Dentro del Rito Escocés Antiguo y lagos.
Aceptado, uno de los principales ritos masónicos de Junto a la figura de Midas se encuentra una de las figu-
Europa y que se practicaba en la España del siglo XIX, ras más enigmáticas del panel, la que representa a un
encontramos a Minerva colocada en el Oriente, como hombre con los ojos cerrados y disparando un arco con
protectora de los Santos Lugares, siendo dentro de la flechas al revés, al tiempo que pisotea con unos pies
masonería entendida como la diosa que representa la oculados una serie de libros e instrumentos del saber
creación intelectual, la “inteligencia socializada”, pilar como un compás, una regla y una esfera. El compás,
fundamental dentro de la francmasonería contemporá- símbolo por excelencia de la masonería desde 1723, es
nea. La cornucopia o cuerno de la abundancia, lleno de la representación emblemática del acto de la creación
fruta y flores, que no cae o se vacía cuando está hacia que aparece en las alegorías de la geometría, la arqui-
abajo, representa la joya masónica del Maestro de Ban- tectura y la equidad. Por su forma, se relaciona con la
quetes en la logia masónica del Rito Escocés Antiguo y letra A, signo del principio de todas las cosas y anagra-
Aceptado. Simboliza no solamente la riqueza material ma masónico de Salomón. La regla está asociada al
sino espiritual de la masonería (Fig. 3). segundo grado del Rito Escocés Antiguo y Aceptado,
Minerva se ha representado con el gesto de la indigita- junto con el compás. La regla origina la línea recta de
ción, un recurso propio de la retórica visual de raíz ba- nuestra conducta y es por ello adoptado como símbo-
rroca en el que las figuras señalan a algo o a alguien, un lo. A medida que el siglo XIX avanza, será más habitual
gesto con el que hacen visibles su pensamiento y que encontrarnos plomadas y niveles más que la propia
además servía (y sirve) para dirigir la atención y la mira- regla masónica, aunque no dejó de ser nunca un símbo-
da del observador. Por medio de la indigitación, las lo principal dentro de los grabados y herramientas gre-
figuras de las pinturas hablan a los espectadores y nos miales empleadas en el ritual masónico.
introducen en el discurso visual de la imagen. La figura La figura insiste en la idea de ignorancia en tanto en
de Minerva es la que advierte de los dos caminos, pues cuanto está ciega y es guiada por la ignorancia hacia un
indica la opción de la ignorancia y la senda que lleva a camino oscuro y tenebroso. Lo más enigmático de la
Mercurio, quien a su vez apunta hacia el ámbito celes- figura es la representación de ojos en los pies ya que no
tial. es posible identificarlo con ninguna alegoría concreta.
Podría relacionarse con el concepto de Vigilancia y el
LA IGNORANCIA Cuidado que desde el Renacimiento fue representado
Uno de los caminos que señala Minerva con su dedo con ojos dispuestos en la palma de la mano, en cetros
índice es el grupo de figuras que alude a la idea de ig- de poder o en las murallas de una ciudad. Los ojos de la
norancia. El panel muestra, de este modo, las conse- Vigilancia se desplazan de su lugar natural, la cara, para
cuencias de elegir el camino incorrecto. La idea de ig- disponerse sobre otros elementos con la intención de
norancia está figurada de varias maneras en el grupo subrayar la dimensión visual del acto de vigilar (Fig. 5).
pintado. Por un lado, en la figura con orejas de burro,
LA VERDAD DESNUDA
La figura desnuda que porta un espejo en la parte infe-
rior derecha es una representación de la Verdad, cuya
proverbial desnudez física se explica porque no tiene
necesidad de ningún artificio para mostrarse (Fig. 6),
una idea que proviene de las tragedias griegas y que
recogieron los tratados de alegorías como la Iconología
de Cesare Ripa (Roma, 1603) o la Iconología de Gravelot
y Cochin (París, 1791), este último uno de los más utili-
SERIE 01. LA PIEZA DEL TRIMESTRE
BIBLIOGRAFIA
AAVV, Diccionario Masónico del Gran Oriente de Francia,
Barcelona: Ediciones Obelisco, 2002.
Frau Brines, Lorenzo y Arús i Arderiu, Rosendo, Diccio-
nario Enciclopédico de la Masonería, La Habana: La Pro-
paganda Literaria, 1883.
7 8
Curl, James Stevens (1991), The Art and Architecture of
7. Jean Baudoin, Mercurio en la encrucijada, 1638. Freemasonry, Londres, Bastford.
SERIE 01. LA PIEZA DEL TRIMESTRE
8. Ferreira das Tabuletas, Mercurio, Cervecería Trindade, Daza, Juan Carlos (1997), Diccionario Akal de Francmaso-
Lisboa, 1864. nería, Madrid, Akal.
Fagiolo, Marcelo (2006), Architettura e Massoneria, Mi-
EL ÁMBITO CELESTIAL lán, Fastoggia.
La parte superior del panel muestra las alegorías de la Gravelot, M.M. y Cochin, Charles-Nicolas, Iconologie par
Gracia Divina y la Religión o la Fe, coronadas por el ojo figures ou traité complet des allégories, emblèmes & ouv-
de Dios, sobre unas nubes con querubines, ocupando rage utile aux artistes, aux amateurs, et pouvant servir à
l’éducation des jeunes personnes, París: Chez Le Pan, 4
el espacio final hacia el que apuntan los dedos de Mer- vols, 1791.
curio. Ambas alegorías se encuentran figuradas con
algunos de sus atributos característicos. En el caso de López Poza, Sagrario, “Expresiones alegóricas del hom-
la Gracia Divina, con la rama de olivo, atributo que se bre como peregrino en la tierra”, en De oca a oca... polo
Camiño de Santiago. De oca a oca... por el Camino de San-
incluye tanto en la descripción de Ripa como en el com- tiago, Santiago de Compostela: Xunta de Galicia, 2005,
pendio de Gravelot y Cochin y que alude a la paz y tran- 49-72.
quilidad que siente en su alma el pecador cuando se
reconcilia con Dios en virtud de la Gracia (Fig. 9). Grave- Pérez Guillén, I. V., Pintura cerámica religiosa: paneles de
azulejos y placas. Fondos del Museo Nacional de Cerámica
lot y Cochin explican que la Gracia Divina debe figurar- y Artes Suntuarias “González Martí”, Madrid: Ministerio
se con el rostro resplandeciente y luminoso, atributo de Cultura, 2006.
que se puede apreciar en el panel cerámico. En el caso
Reyero, Carlos, Alegoría, nación y libertad. El Olimpo
de la Religión, aunque pudiera confundirse con la Fe constitucional de 1812, Madrid: Siglo XXI, 2010.
según la descripción que hace Ripa de ésta, el lenguaje
alegórico del constitucionalismo la utilizó con cierta Ripa, Cesare, Iconologia, ovvero descrittione di diverse
profusión y no debe extrañar su presencia en una ale- imagini cauate dall’Antichità, & de propria inventione,
Roma, Lepido Facij, 1603.
goría masónica ya que el carácter monoteísta de sus
primeros miembros hace que aparezca de múltiples
formas. Texto: Luis Vives-Ferrándiz Sánchez
LAS FICHAS DIDÁCTICAS DEL
MUSEO NACIONAL
DE CERÁMICA
PRIMAVERA 2015
Vicente López muestra a santa Teresa en su celda vis- tica como por la laica, recibiendo el pintor abundantes
tiendo el hábito de la orden carmelitana. Genuflexa y encargos de muy diversa índole como: cuadros destina-
con gesto de arrobo místico aparece con los brazos dos a la devoción privada, retratos, la decoración al fresco
extendidos, contemplando el ángel que clava una fle- de iglesias y la realización de grandes lienzos de altar.
cha encendida en su corazón. En un segundo plano se
encuentra la escribanía sobre la que aparecen unos
BIBLIOGRAFIA
libros que hacen referencia a su faceta de escritora y
teóloga, junto a un crucifijo y una calavera que recrean ALBA PAGÁN, Ester (2004): La pintura y los pintores
el universo de la meditación y la penitencia. Tras estos valencianos durante la Guerra de la Independencia y el
últimos atributos que aparecen frecuentemente en sus reinado de Fernando VII (1808-1833), Universitat de
representaciones, se encuentra el pensamiento de los València, Departament d’Historia de l’Art.
jesuitas. Desde que en 1548, el papa Pablo III consagra-
ra los Ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola y DÍEZ GARCÍA, José Luis (1999): Vicente López (1772-
recomendara a toda la cristiandad su sistema, la medi- 1850) Vida y obra, Madrid, Fundación Arte Hispánico, 2
tación sobre la muerte ocupó un lugar destacado. Para vols.
los jesuitas, el pensamiento de la muerte se reveló co-
Texto: Víctor Marco García.
mo uno de los mejores remedios contra las pasiones y MENDEZ CASAL, Antonio y GONZÁLEZ MARTÍ, Manuel
para practicarlo se recomendaba incluso el uso de una (1928): Vicente López: Su vida, su obra, su tiempo.
calavera. Debido a esto, el cráneo llegó a convertirse (Conferencias). Catálogo de la exposición inaugurada
finalmente en un instrumento de piedad, un emblema en el Centro Escolar y Mercantil de Valencia el 17 de abril
de santidad que aparecería en las representaciones de de 1926, Valencia, Tipografía Moderna.
los grandes místicos del siglo XVII, como es el caso de
Santa Teresa de Jesús, una gran conocedora de la obra TERESA DE JESÚS (ed. 1915): Obras de Sta Teresa de
ignaciana. Jesús editadas y anotadas por el P. Silverio de Santa
La obra muestra a santa Teresa en uno de los episodios Teresa, Burgos, El Monte Carmelo.
LAS FICHAS DIDÁCTICAS DEL
MUSEO NACIONAL
DE CERÁMICA
(CE2/02239; CE2/02240)
Un objeto de lujo nisas, junto con dos elementos vegetales y un árbol de
Se trata de un abanico de pantalla profusamente deco- tronco áureo, sirven de ambientación a un hombre y
rado con diversas técnicas (Fig. 1) . El país está confec- una mujer que intercambian gestos. Ambos van rica-
cionado con plumas de ganso teñidas, plumas de mar- mente ataviados y sus vestiduras están compuestas
tín pescador y de pavo real, recogidas en el mango tras igualmente de plumas azules. El varón va acompañado
un elemento circular que conforma dos flores de color de un asno blanco y la mujer esconde su rostro tras un
crema ‒una en cada cara‒ realizado en seda y nácar. abanico mientras parece señalar una dirección a su
Este elemento oculta la unión del país con el mango, interlocutor.
laboriosamente tallado en marfil, con decoración geo-
métrica, vegetal y representaciones antropomórficas.
Del mango cuelgan tres borlas de seda de color verde,
rojo y púrpura.
El anverso del país (Fig. 2) está trabajado delicadamen-
te a partir de finas láminas de madera, forradas con
plumas azules de martín pescador, contorneadas con
filos de oro. Una edificación de ladrillos con una venta-
na falseada con espejo, techo bajo, balaustradas y cor-
2
Figura 2. Detalle de la decoración del anverso del abanico.
Museo Nacional de Cerámica. CE2/02239.
3
Figura 3. Detalle de la decoración del reverso del abanico.
Museo Nacional de Cerámica. CE2/02239.
7. Azulejo con escudo de la familia Boil 10. Azulejo con escudo de la familia Cruilles
Manises, siglo XV Manises, siglo XV
Loza decorada con reflejo metálico sobre cubierta estannífera Loza decorada en azul y manganeso sobre cubierta estannífera
CE1/02326 CE1/02507
Sala de la cerámica arquitectónica medieval Sala de la cerámica arquitectónica medieval
El azulejo presenta el escudo de la familia Boil (cuartelado: 1º y 4º, Representa en el centro el escudo de la familia Cruilles (en principio, de
un castillo de tres torres almenadas de plata en campo de azur; 2º y 3º, un buey de gules, sembrado de ocho crucetas de plata y siete medias crucetas del
oro en campo de gules). Los Boil adquirieron Manises a los Luna de Paterna entre la mismo metal; aquí se han representado cinco cruces) rodeado en tres de las esquinas por
última década del siglo XIII y 1304. El fundador del señorío de Manises fue Pedro Boil. Su escudo lleva dos unos ramitos con tres hojas cada uno. Se han encontrado ejemplares en el palacio construido por la familia
bueyes por la toma a los musulmanes del castillo de Boil en Jaca, y dos castillos por la toma de Huete y Cruilles en Alfara del Patriarca (Valencia). Este señorío fue adquirido por Bartolomé Cruilles en 1396 y
sus aldeas. La heráldica recoge así la tradición épica y caballeresca de la familia. permaneció en manos de la familia hasta finales del siglo XVI.
LAS FICHAS DIDÁCTICAS DEL
03. 04. IMÁGENES Y SÍMBOLOS RELIGIOSOS . ICONOGRAFÍA NO CRISTIANA MUSEO NACIONAL
DE CERÁMICA
14. Cuenco
Teruel, siglo XIV
Loza estannífera decorada en verde y morado
4. IMÁGENES Y SÍMBOLOS RELIGIOSOS. ICONOGRAFÍA NO CRISTIANA
CE1/10437 PROYECTO “VIVA VALENCIA”: ARTE Y ESPIRITUALIDAD 2
Sala de la cerámica cristiana siglos XIII-XIV, segunda planta
La producción de loza en época cristiana en los siglos XIII y XIV muestra una coexistencia de motivos deco‐
rativos de herencia musulmana con otros ya propiamente góticos (damas y caballeros, castillos, temas
1. Patio de la fuente, planta baja
heráldicos…). Este cuenco presenta un tema de origen oriental: el árbol de la vida u hom como eje central en torno al cual se José Nicoli, mediados del siglo XIX
La decoración del patio de entrada al museo data de la reforma emprendida por el VI
afrontan generalmente dos animales o dos figuras humanas, difundido por el Islam. En principio, simboliza el orden y estabili‐
marqués de Dos Aguas, Vicente Dasí Lluesma, entre 1856 y 1867. Los relieves de terraco‐
dad del Universo como eje a partir del cual se organiza la Creación, pero fue incorporando diversos significados en función de
ta que ornan los balcones y las sobrepuertas se atribuyen a José Nicoli. Se trata de ale‐
las creencias que lo adoptaban.
gorías que aluden a las actividades económicas y artísticas del marquesado, mediante la
representación de dioses de la mitología clásica, que se usó en este caso como exalta‐
15. Plato heráldico
ción de las virtudes, del buen quehacer humano y de la naturaleza y su dominio demostrando la erudición
Paterna, ca. 1339
marquesal. Así, vemos a Mercurio, dios del comercio, Atenea, diosa de la sabiduría, de las artes y las técni‐
Loza estannífera decorada en verde y morado cas de la guerra, Marte, dios de la guerra, Apolo, dios y protector de las artes y de la medicina, Artemisa, diosa de la caza
CE1/00645
PIEZA DEL
TRIMESTRE
C H A L D E S E DA
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¿Qué es?
El chal es un gran pañuelo, de forma rectangular, cuya parte
central es lisa, y los bordes se enmarcan con dibujos.
De uso femenino, sirve como prenda de vestir que cubre total o
parcialmente el cuerpo. Es utilizada ya bien de adorno, en ro-
merías, como prenda de abrigo o como prenda de respeto pa-
ra entrar en lugares sagrados como las iglesias.
Este chal es de seda de color rojo fucsia y azul intenso. Confec-
cionado de una sola pieza, de forma rectangular, acaba en
flecos de deshilado con nudos en dos de sus lados y los otros
dos en orilla viva. Está decorado con motivos vegetales dis-
puestos de forma simétrica.
Este ejemplar ha sido confeccionado en la fábrica inglesa
Clabburn Sons and Crisp. de la ciudad de Norwich, y está fe-
chado en torno a 1860.
Un bien preciado…
Los chales de la India
Los chales realizados en cachemir toman el nombre de la región donde se producen, Cachemira, en el norte
del subcontinente indio. Están realizadas con la fina capa de pelusa de las cabras de Cachemira, que son
criadas a gran altitud en mesetas frías y secas de Mongolia y de China. Pero los chales no sólo se hicieron
en lana, sino también en seda, o combinando ambos materiales. Algunos se bordaban para completar la
decoración. Otro término para denominar este tipo de prenda es el de pashmina que puede ser de cache-
mir o de cachemir y seda.
En el mundo oriental, se exportaron desde Cachemira, hacia Afganistán, Bukhara (en el actual Uzbekistán)
o Peshawar (Pakistán). El elevado precio del producto se debía a las dificultades del transporte, las tasas o
peajes que había que pagar, además del coste de producción. En otros lugares fueron imitados, como suce-
dió en Persia, con diseños propios en cuanto a la decoración.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
C H A L D E S E DA
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Los chales en Europa: de la
PIEZA DEL
TRIMESTRE
C H A L D E S E DA
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Ejemplos de cómo se podía llevar el chal durante la época Imperio. Detalle de la etiqueta de seda impresa
Plancha perteneciente a la obra Historia del vestido de Albert Racinet, publi- con el nombre de la fábrica “Clabburns
cada entre 1876 y 1888. Sons and Crisp.”
PIEZA DEL
TRIMESTRE
C H A L D E S E DA
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El chal en España
En España y ya bien entrado el siglo XIX proliferaron estos
pañuelos cuadrados usados como prenda de abrigo pero
también como adorno, por ejemplo, en Mallorca se cubrían
las capotas de los carros cuando estos se engalanaban para
ir a una romería o fiesta. Son los conocidos popularmente co-
mo “de huevo frito con tomate”, por dominar el amarillo y
rojo entre sus colores.
Es ingeniosa la manera de plegar tanto los chales como los
Ejemplo de cómo se puede llevar el pañuelos según la parte del cuerpo que se quisiese cubrir. Su
chal, cubriendo la cabeza y los hom- tamaño, material y dobleces permitieron usarlos desde como
bros, como prenda de abrigo o para mera prenda de coquetería hasta como abrigo o prenda de
entrar en la iglesia. respeto para entrar en la iglesia con la cabeza cubierta.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
DESNUDO DE FRENTE
I G N AC I O P I N A Z O
La obra
El cuadro representa un desnudo femenino de cuerpo entero y de
frente. La mujer inclina ligeramente la cabeza hacia abajo, distin-
guiéndose apenas los rasgos de su cara; dobla el brazo izquierdo
para posar la mano sobre la nuca. A sus pies, se encuentra un lienzo
blanco; el fondo no está bien definido tratado con manchas de tonos
ocres, marrones y rojizos.
Existe una segunda versión de tamaño más reducido, firmada y fe-
chada en 1880 que permite situar esta obra en torno a 1879-1880.
Algunos autores coetáneos describieron esta obra con el nombre de
Friné o la compararon con ella. Friné fue la musa del escultor griego
Praxíteles (s. IV a. C.), quien se habría inspirado de ella para reali-
zar varias esculturas de Afrodita.
En la Casa Museo Pinazo de Godella, se conservan varios dibujos
preparatorios de este lienzo. En dos de ellos, la posición de la mano
derecha difiere de la que aparece en la pintura final: en uno de los
apuntes, se tapa el pecho y en el otro, sostiene una tela que debía
taparle las piernas. La existencia de diversos estudios previos mues-
tra el interés del pintor por el tema y por esta obra en concreto.
El cuadro ha sido recientemente adquirido por el Ministerio de Cultu-
ra para el Museo Nacional de Cerámica, enriqueciendo de esta ma-
nera la colección ya existente de pinturas del maestro.
La modelo de Pinazo, como Friné, despojándose de sus vestidos los ha dejado caer en el suelo y su gesto es como de sorpresa ante sí
misma. Firme en tierra su pierna derecha, dobla hacia atrás la izquierda dando a su torso un movimiento cadenciosamente volup-
tuoso. La cabeza tocada con las cintas del clasicismo griego la inclina dulcemente hacia delante para contemplarse; y la mano dere-
cha está extendida en indolente expresión y la izquierda queda oculta por la cabeza en la cual apoya.
Manuel González Martí, Pintores valencianos del siglo XIX. Pinazo, su vida y su obra (1849-1916), 1920.
PIEZA DEL
2010
TRIMESTRE
DESNUDO DE FR ENTE
I G N AC I O P I N A Z O
El desnudo en la obra de Pinazo
Al parecer la obra dataría del segundo viaje de Pinazo a Italia (1876-1881), de ahí el clasicismo del tema
del desnudo femenino y el recogido del pelo a la antigua que puede hacer pensar en una diosa griega. A
pesar del clasicismo que desprende la obra, ésta no se asemeja al academicismo ni a la artificialidad de
ciertas obras de Bouguereau o Cabanel. Al contrario, el pintor trata el tema con naturalidad y consigue un
equilibrio entre las formas naturales de la modelo y la idealización de la tradición escultórica.
A esa misma época, pertenece la obra Las hijas del Cid (1879), en-
viada a Valencia como pensionado de la Diputación en Roma. A
pesar de tratarse de un tema de historia, lo que prima en esta obra
es el estudio de dos desnudos femeninos donde Pinazo muestra su
dominio del tema tratado con gran naturalismo.
Otro de los temas tratados por Pinazo fue el desnudo infantil, del
cual El guardavías (1877, Museo de Bellas Artes de Valencia) es un
magnífico ejemplo, así como el Desnudo de niño presentado en esta
misma sala.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
DESNUDO DE FR ENTE
I G N AC I O P I N A Z O
Ignacio Pinazo en su estudio. Al fondo a la izquierda, se puede ver la Dama de rosa, actualmente en los fondos del museo,
y a la derecha, la obra Las hijas del Cid (Diputación de Valencia). Archivo fotográfico, Museo Nacional de Cerámica.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
DESNUDO DE FR ENTE
I G N AC I O P I N A Z O
PIEZA DEL
TRIMESTRE
S I N A Í O F I LT R O D E AG UA
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¿Qué es?
Un sinaí es un tipo de filtro de agua inventado en 1926
por el químico y biólogo valenciano Conrado Granell y
patentado en 1927. Este ejemplar, adquirido reciente-
mente por el museo, consta de tres partes: el depósito
con tapa, el vaso con grifo y el pie. Procede de la fábri-
ca de Vicente Montaner Lerma de Manises, que realizó
en exclusiva este tipo de pieza en los años treinta. Está
decorado con motivos geométricos y florales de estilo Art
Déco, imperante en aquella época. En el depósito de la
parte superior, una cartela encierra la inscripción “Sinaí.
Fuente de salud. P. 103867. Conrado Granell”.
El sinaí está realizado a molde en pasta blanca calcá-
rea. Los distintos receptáculos contienen materias minera-
les, carbón activado, piedras porosas, etc., que depuran
el agua cuando pasa gota a gota (a una velocidad de
ocho litros en diez horas) para quedar finalmente recogi-
da en el vaso central.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
S I N A Í O F I LT R O D E AG UA
C E 1 / 1 4 2 5 3
El agua y la corriente higienista
Desde la primera mitad del siglo XIX y a partir de 1850 en España, se desarrolló la llama-
da corriente higienista debido a la preocupación por evitar las epidemias y enfermedades
de origen bacteriológico. Los médicos comenzaron a denunciar las condiciones de vida insa-
lubres de la época como causa primera de las enfermedades. Se tomaron medidas urbanís-
ticas para hacer de las ciudades lugares más salubres. Más tarde las investigaciones de Ro-
bert Koch y de Louis Pasteur descubren que las verdaderas razones de las enfermedades
son los microorganismos; la higiene se convierte en una cuestión social. El agua se convierte
en un elemento clave de esta corriente. A principios del siglo XX, aumentó también la cos-
tumbre de ir a los balnearios “a tomar las aguas” como remedio a ciertas enfermedades, lo
que puso de moda las fuentes de agua minero-medicinales.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
S I N A Í O F I LT R O D E AG UA
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PIEZA DEL
TRIMESTRE
S I N A Í O F I LT R O D E AG UA
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Historia de un invento
Aunque a veces se ha atribuido el inicio de la fabricación del sinaí a la fábrica La Esfinge,
todo parece indicar que alrededor de 1926, Conrado Granell se puso en contacto con el
fabricante Vicente Montaner Lerma, para realizar en cerámica el nuevo tipo de filtro. En
1927, empezó a producirse en la citada fábrica que, como se ha dicho, la fabricó en exclu-
siva desde principios de los años 30. Después de obtener la patente con el número
103.867, en 1928 el invento fue sometido a una serie de pruebas en tres laboratorios de
Madrid para certificar su eficacia en la depuración y el tratamiento de las aguas. Estos cer-
tificados sirvieron de aval científico y de garantía de
la validez del producto. Después de la guerra civil, en
1942, la Dirección General de Sanidad en Madrid
volvió a certificar la eficacia del producto en el trata-
miento del agua. Todos estos certificados y menciones
de calidad están reproducidos en la publicidad de la
época, con el objetivo de convencer a los clientes de
las propiedades benéficas de los filtros.
La dificultad de vender un aparato utilitario de estas
características y de precio elevado, explica que se
adoptara una fórmula novedosa de comercialización
para aquella época. El cliente podía probarlo duran-
te un mes para comprobar la eficacia del filtro y sus
propiedades medicinales. Según la documentación
conservada, fueron concesionarios Salvador Pérez
Burgos en Manises y Valencia y José López Bas en
Madrid. Pérez Burgos fue asimismo socio de la fábrica
La Esfinge; por este motivo existe a menudo una confu-
sión acerca del fabricante original.
Portada de un folleto publicitario del SINAI, hacia 1928.
Museo de Cerámica de Manises.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
S I N A Í O F I LT R O D E AG UA C E 1 / 1 4 2 5 3
PIEZA DEL
TRIMESTRE
S I N A Í O F I LT R O D E AG UA
C E 1 / 1 4 2 5 3
Sinaí con decoración de carácter indigenista. Fábrica Vicente Montaner, Manises, años 30.
Museo de Cerámica de Manises.
PIEZA DEL
2010
TRIMESTRE
C O N J U N TO D E S E I S P I E Z A S D E L BU E N
R E T I R O ( C E 1 / 1 5 4 3 9 a C E 1 / 1 5 4 4 4
Jarrón (CE1/15439)
Está decorado con dos escenas figurativas enmarcadas en óva-
los unidos entre sí por guirnaldas azules. Los medallones negros
con figuras blancas imitan a los camafeos: esta decoración es
característica del estilo neoclásico al cual pertenece esta pieza.
Plato (CE1/15440)
Este plato hondo está decora-
do con ramos de flores orienta-
les pintadas en marrón con to-
ques de dorado. La marca de
fábrica (doble “C” coronada)
nos permite fecharlo en el rei-
nado de Carlos IV (1788-
1803), probablemente bajo la
dirección del obrador de pasta
de Carlos Gricci (1785-1795).
FICHA A CONSULTAR EN SALA. UNA VEZ UTILIZADA, SE RUEGA DEPOSITAR EN LA CAJA.
Fichas disponibles en la página web del museo: mnceramica.mcu.es/actividades
JULIO-SEPTIEMBRE
PIEZA DEL
2010
TRIMESTRE
Taza (CE1/15441)
La taza está decorada con ramilletes de flores. La marca y
la firma indican una posible atribución a Felipe Gricci que
dirigió el Obrador de pasta de la fábrica de 1795 a
1803.
Sopera (CE1/15442)
Esta imponente sopera presenta decoración vegetal polí-
croma en la que se imitan ramas de roble en las asas y
dos medallones con pequeños paisajes. Como podemos
observar, el interior de la sopera está también decorado
con finos motivos florales. La tapa, el cuerpo y las patas
fueron realizados a molde por separado. La pieza está
marcada con una flor de lis, lo que permite fecharla en la
primera etapa de la fábrica 1760-1783 (ver apartado
“La Real Fábrica del Buen Retiro”).
Jarrón (CE1/15443)
Este jarrón está dotado de una base, las asas y los apliques en bronce
dorado. El cuerpo está esmaltado en blanco y decorado con una esce-
na campestre y una escena de caza.
Compotera (CE1/15444)
La compotera está decorada con dos escenas campestres de tema
galante, en las que la mujer aparece sentada entablando conversa-
ción con un caballero, músico en una de ellas y militar en la otra. La
tapa presenta decoración vegetal polícroma en relieve para poder
asir la misma.
PIEZA DEL
2010
TRIMESTRE
Anton Raphael Mengs, Retrato de Carlos III, 1761, Museo Nacional de l Prado.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
Historia de la fábrica:
estilos y formas
La producción de la real fábrica
se puede dividir en tres etapas
en función de la naturaleza de
las pastas utilizadas así como de
los estilos decorativos, que fue-
ron cambiando conforme al gus-
to y moda de la época. Ermita de San Antonio de los Portugueses en el Buen Retiro, donde se
instaló la fábrica.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
TRIMESTRE
El secreto de la porcelana
¿Qué es la porcelana?
Lo que distingue a la porcelana de las demás pastas cerámicas es que se trata de una pas-
ta dura, densa y generalmente blanca, impermeable (no porosa), translúcida, y resonante a
la percusión. Suele estar vidriada, y a menudo resulta difícil distinguir dónde acaba el cuer-
po y empieza el vidriado*. Estas propiedades explican su consideración como objeto de lujo
y de gran calidad técnica.
Debemos distinguir sin embargo dos tipos de pasta: la porcelana tierna o de pasta blanda
que es en realidad una imitación de la porcelana verdadera inventada como sustituto antes
de descubrirse el secreto de ésta. Se hizo con materiales muy diversos, principalmente arci-
lla blanca y vidrio molido, cocidos a temperaturas no superiores a 1250ºC.
La porcelana dura o de pasta dura se hace con caolín y una roca feldespática llamada pe-
tuncé que, cocidos a alta temperatura (1250-1350º C), se funden formando una pasta ví-
trea.
* Vidriado: cubierta de aspecto cristalino, translúcida u opaca, coloreada o no que se aplica sobre el cuerpo cerámi-
co.
La porcelana china
La porcelana tiene su origen en China donde se inventó bajo la
dinastía Tang, ya en el siglo VII. En el siglo XIV, bajo la dinastía
Ming, la porcelana adquirió mayor importancia con el desarrollo
de la decoración pintada, especialmente en azul sobre fondo
blanco. Este tipo de decoración se imitó en numerosas manufactu-
ras europeas como la de Delft en los Países Bajos.
Ejemplo de la adaptación de la porcelana oriental al gusto y a los usos europeos:
tibor oriental de porcelana con apliques de bronce dorado y un reloj de época
de Napoleón III. Siglo XIX, Museo Cerralbo, Madrid.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
TRIMESTRE
Tr a j e d e ó p e r a d e L u c re c i a B o r i
C E 2 / 0 1 4 6 2 - C E 2 / 0 1 4 6 9
¿Qué es?
Se trata del traje usado para la representa-
ción de la ópera de la ópera Madama Butter-
fly de Giacomo Puccini. El traje está completo
y compuesto por el kimono, el calzado y has-
ta los adornos para el peinado.
El conjunto fue donado al Museo Nacional de
Cerámica en 1960 por la soprano Lucrecia
Bori. Lucrecia Borja y González de Riancho
(Valencia, 1887 - Nueva York, 1960), que
adoptó el nombre artístico de Lucrecia Bori,
cantó por primera vez en Madama Butterfly
en el Teatro San Carlo de Nápoles en 1910.
Eligiendo como “Pieza del trimestre” este tra-
je, el museo quiere rendir homenaje a la so-
prano valenciana de fama mundial en el 50
aniversario de su fallecimiento.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
El traje en detalle
Está compuesto por un kimono de crespón color estragón con estampados en policromía de
motivos florales de influencia oriental. El escote delantero está formado por la misma aber-
tura delantera, y el trasero es redondo a caja. Presenta un cuello de tipo esmoquin del mis-
mo tejido que el forro. Por delante el traje está totalmente abierto y se ajusta a la cintura
con una banda de seda verde pálido decorada con óvalos con figuras geométricas y guir-
naldas de crisantemos. Las mangas son largas y anchas, con dos grandes bandas rectas que
cuelgan. El kimono presenta también bordados sobrepuestos de gran tamaño con motivos de
pájaros en distintas posiciones, tortugas, troncos de árbol y flores. La materia prima emplea-
da es seda lasa en blanco y negro así como hilos de metal dorados. Completan la decora-
ción motivos de cintas ondulantes y ramas de pinos. El fajín para ceñir la cintura lleva bor-
dadas dos mariposas con hilos dorados.
El traje se completa con calcetines y zapatos con puntera de seda morada estampada de
flores. Para el tocado, el traje incluye una diadema de flores de tela con cascabeles, una
peineta y dos agujas.
El kimono
El kimono es el vestido tradicional japonés usado tanto por
mujeres como por hombres, y fue la prenda de uso común
hasta los primeros años de la posguerra. Actualmente, se
usa en ocasión de ceremonias o celebraciones. Antiguamente
se realizaba con un material rústico (lienzo o cáñamo), pero
bajo la influencia de China y Corea, se empezó a utilizar la
seda, convirtiéndose en una prenda símbolo del estatus so-
cioeconómico. Los accesorios para acompañar al kimono son
las chinelas de madera llamadas geta, o las sandalias bajas
hechas de algodón y cuero llamadas zori.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
Madama Butterfly
Madama Butterfly es una ópera en tres actos
(originalmente en dos) con música de Giacomo Puccini
(1858-1924) y libreto de Giuseppe Giacosa y Luigi Illi-
ca basado, en la obra para teatro de David Belasco,
quien a su vez se inspiró en el libro del francés Pierre
Loti, Madame Chrysanthème (1887).
La ópera fue estrenada el 17 de febrero de 1904 en el
Giacomo Puccini (1858-1924)
teatro de la Scala de Milán, obteniendo muy mala re-
cepción por parte del público y de la crítica. El 18 de mayo del mismo año se estrenó en
Brescia una versión revisada de la ópera que esta vez logró gustar a la audiencia y tener
éxito. Junto a La Bohème y Tosca es una de las tres óperas más representadas del composi-
tor.
La ópera narra la historia de amor entre una joven japonesa y un oficial de la marina esta-
dounidense en Nagasaki, a finales del siglo XIX. El oficial F. B. Pinkerton, destinado a bordo
del navío Abraham Lincoln, consigue casarse con la joven Cio-Cio-San ayudado por el casa-
mentero Goro. Para la japonesa, se trata de una unión para toda la vida, pero ignora que
para él se trata sólo de una aventura fuera de su país. La familia de Cio-Cio-San la repu-
dia por traicionar las costumbres japonesas. Pinkerton se marcha a Estados Unidos prome-
tiendo retornar aunque sin intención de hacer-
lo. A pesar de ser informada de ello por el
cónsul americano, la joven, que entretanto ha
tenido un hijo de Pinkerton, decide esperarlo,
convencida de que volverá. Éste vuelve pero
acompañado de su legítima esposa, Kate. Al
enterarse de la existencia del hijo, deciden re-
cogerlo para criarlo en los Estados Unidos. La
desolada Butterfly se lo entrega y, desespera-
da, se suicida.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
TRIMESTRE
La obra
Esta escultura de madera policromada repre-
senta a San Vicente Ferrer vestido con el
atuendo de beneficiado de la iglesia de Santo
Tomás Apóstol. Alza el brazo derecho y con la
mano izquierda sostiene un libro. A sus pies se
ha figurado un querubín y la base está deco-
rada con dos cabezas de querubines alados. El
conjunto se presenta dentro de una vitrina tra-
pezoidal de madera dorada decorada con vo-
lutas, rocallas y guirnaldas en fuerte relieve. La
vitrina reposa a su vez sobre una consola de
madera tallada y tablero policromado imitan-
do al mármol. Tanto la urna como la consola
forman conjunto con la escultura como atestigua
la documentación referente a la pieza.
PIEZA DEL
2011
TRIMESTRE
Origen de la obra
En efecto, en un acta que recoge el discurso de González
Marti, fundador del museo, sobre la pieza, éste dijo que
“…el prestigio del escultor Ignacio Vergara alcanzaba las
máximas preeminencias en la imaginería religiosa, por lo
que una familia valenciana, perteneciente a la Parroquia
de Santo Tomás, gran devota de San Vicente Ferrer, solici-
tó y obtuvo de Ignacio Vergara la creación de una ima-
gen del Santo, con la urna y mesa para colocar el conjun-
to en el oratorio de la casa; Vergara adoptó el estilo ba-
rroco para las tallas de la mesa y la vitrina y en un alar-
de de realismo, recordando que el santo había sido bene-
ficiado de la Parroquia de Santo Tomás le vistió de sacer-
dote, con el mérito de prescindir de la tela y utilizar la
madera hasta los más finos volantes del ropaje. La devota
familia quedó prendada de la obra, y en ella depositó
sus devociones; sobre todo la señora cabeza de la casa,
que extremaba el máximo cuidado del Oratorio, por lo
que se tomó el acuerdo familiar, de que tan valiosa y me-
ritísima imagen que nunca sería separada de la suntuosa
instalación se transmitiese de generación en
generación de mujer a mujer, y así ha ido ocu-
rriendo durante más de dos siglos, hasta llegar
a la posesión de la Srta. Carola Reig Salvá,
que ha estimado, que careciendo de sucesión,
el mejor destino de tan preciado tesoro es
nuestro Museo y a él ha venido para ocupar un
lugar preeminente."
La donación al museo se efectuó en 1965.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
Iconografía
San Vicente Ferrer es el patrón de la Comunidad Valenciana y goza
de gran estima y popularidad en los lugares donde predicó. Nació
en Valencia el 23 de enero de 1350. En 1367 tomó el hábito tras
haber ingresado en el Convento de los Predicadores de Valencia, los
dominicos. Entre 1368 y 1375 fue enviado por sus superiores a pro-
fundizar sus estudios en Lérida, Barcelona y Toulouse. Vicente Ferrer
es conocido por su faceta de predicador por distintas ciudades de
Europa, sobre todo en Italia, por el papel de mediador político en el
compromiso de Caspe, y por ser el confesor del papa Luna en la
corte de Avignon hasta que le retiró su apoyo contribuyendo así a la
solución del cisma de Occidente. Desde finales del siglo XIII hasta
1492 la convivencia entre cristianos y judíos se deterioró progresiva-
mente. A principios del siglo XV se acometieron asaltos y destruccio-
nes de numerosas juderías. Los realizados por Vicente Ferrer en Va-
lencia en 1413-1414 generaron conversiones forzosas masivas.
Se suele representar con el hábito de los dominicos que consiste en
una túnica blanca, una capilla con capucha, un escapulario y un ro-
sario de 15 misterios sujeto al cinto; sobre la túnica llevan en invier- Anónimo, Virgen con el niño,
no una capa de color negro. Los dominicos utilizan como emblema San Vicente Ferrer, y San Jeróni-
más conocido una cruz flordelisada con los colores de la orden. San mo (detalle), siglo XVI, Mu-
Vicente Ferrer suele aparecer con el dedo índice alzado y con un seo Nacional de Cerámica.
libro como alusión a su labor predicadora.
Sin embargo por los motivos que se han aducido anteriormente en relación al encargo de la
obra, el santo aparece aquí con el atuendo de beneficiado de la iglesia de Santo Tomás
Apóstol. Viste un hábito negro con los puños y los bajos dorados. Por encima lleva un esca-
pulario blanco decorado en la parte delantera con líneas verticales y horizontales y motivos
vegetales en negro. El cuello y todo el perímetro del escapulario presentan una franja de
encaje blanco. Sobre la cabeza luce un bonete negro. Aparece aureolado con una orla ve-
getal sobre la cual reposa una filacteria con la inscripción: “Timete Deum et date illi hono-
rem quia venit hora iudicii eius” (Temed a Dios y honradle porque llega la hora de su juicio).
Esta frase procede del Apocalipsis y la utilizaba el santo en sus sermones, lo cual explica
que sea un elemento característico de su iconografía.
FICHA A CONSULTAR EN SALA. UNA VEZ UTILIZADA, SE RUEGA DEPOSITAR EN LA CAJA.
Fichas disponibles en la página web del museo: mnceramica.mcu.es/actividades
ENERO-MARZO
2011
PIEZA DEL
TRIMESTRE
Ignacio Vergara
Nació el 9 de febrero de 1715 en Valencia. Estudió dibujo con
Evaristo Muñoz y escultura con su padre, Francisco Vergara. Tam-
bién influyó en su formación la obra del escultor alemán Conrad
Rudolf, de quien poseía varias obras y que es el autor del proyec-
to de la fachada de la catedral de Valencia.
Fundó junto a su hermano el pintor José Vergara la Academia de
Santa Bárbara que posteriormente daría pasó a la de Bellas Ar-
tes de San Carlos. Fue académico de mérito de la Academia de José Brel, Retrato de Ignacio Ver-
Bellas Artes de San Fernando de Madrid en 1762 y director ge- gara, Sala de los personajes ilus-
neral de la de San Carlos en 1773. Falleció el 13 de abril de tres, Palacio del Marqués de
Dos Aguas, siglo XIX.
1776.
De su obra destacan el relieve de los ángeles adorando el nombre de María sobre la por-
tada de la Catedral de Valencia y la portada del Palacio del Marqués de Dos Aguas según
el dibujo hecho por Hipólito Rovira. Para esta última, se ha mencionado el influjo de maes-
tros como Bernini o Miguel Ángel, patente en el tratamiento de la musculatura de los atlan-
tes. Otras obras de Vergara son el San José de la Iglesia de San Juan del Mercado de Va-
lencia, San Pascual Bailón de la Iglesia San Felipe Neri de Valencia, las figuras de la facha-
da de la Iglesia de las Escuelas Pías de Valencia, la figura de Carlos III acompañado de la
Justicia y la Prudencia en el Palacio de Justicia de Valencia, el San
Pedro de Alcántara
(Iglesia de los francis-
canos de Villareal o el
San Bruno de la Uni-
versidad de Valencia.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
TRIMESTRE
Restauración de la obra
Recientemente se ha llevado a cabo la restauración de los tres elementos que componen el
conjunto barroco de San Vicente: figura del santo, consola y vitrina.
Los análisis llevados a cabo han revelado la composición de las diferentes capas analiza-
das, su secuencia estratigráfica y el estado de conservación de cada estrato. También han
identificado las fibras y tejido del paño púdico del ángel.
PIEZA DEL
TRIMESTRE
PIEZA DEL
2011
TRIMESTRE
Fig. 4. Pavimento, Reales Fábricas de María Disdier, Valencia, 1808, Museo Nacio-
nal de Cerámica (CE1/11655)
A cada lado del escudo se han dispuesto trofeos compuestos por banderas y estandartes,
lanzas, picas, una trompeta y dos yelmos con penacho. Atadas a las armas con una cinta
azul, figuran una rama de laurel, símbolo de la gloria y el triunfo militar, y dos palmas. El
conjunto reposa sobre una base jaspeada con molduras de líneas rectas.
El siglo XX
Tras la II República, para la cual ya se mencionó el escudo adoptado, la dictadura de Fran-
co retomó en parte el blasón de los Reyes Católicos formado por un cuartelado en el que
alternan las armas de Castilla y León con las de Aragón y Navarra (estas últimas sustituyen
a las de Dos Sicilias del escudo de los Reyes Católicos). Se usó de
nuevo como soporte el águila de San Juan, cambiando el lema
“Monta Tanto” por el “Una, Grande, Libre”. El escudo aparece flan-
queado por las columnas de Hércules con el Plus Ultra y debajo de él,
el yugo y el haz de flechas, símbolos personales de Fernando de
Aragón e Isabel de Castilla (fig. 21).
Con la democracia se retiraron estos elementos
heredados del escudo de los Reyes Católicos. El
escudo actual (fig. 22) es cuartelado con las armas
Fig. 21. Escudo de Franco de Castilla, León, Aragón y Navarra, y entado en
punta con el emblema del reino de Granada. En el
centro aparece el escusón de lises borbónicas. El escudo está coronado
por la corona real de ocho florones y flanqueado por las columnas de
Hércules coronadas la derecha con la corona real abierta y la izquierda
con la imperial cerrada, y con el lema “Plus Ultra”. Fig. 22. Escudo actual
de España
Iconografía
El panel representa un episodio concreto de la Guerra de Independen-
cia (1808-1814): la defensa de Valencia en las torres de Quart ante
la tentativa del mariscal Moncey de entrar en la ciudad. En efecto, el
23 de mayo de 1808 hubo en la ciudad de Valencia una revuelta anti-
francesa en la cual jugó un papel activo el padre franciscano Juan Rico
y Vidal, que vemos representado en el ángulo inferior derecho del pa-
nel. Ante esta situación, el mariscal Moncey decide atacar la ciudad,
llegando el 27 de junio desde Madrid por Quart de Poblet, al oeste
de Valencia. Para defender las puertas de Quart, se reforzaron con
tablones, se excavaron fosos y se dispuso además un cañón de a 8
apuntando a la dirección
por donde debían llegar
las tropas francesas. Ante
la resistencia de la ciudad
y las considerables bajas
del lado francés, el maris-
cal decidió abandonar el
intento. El pueblo valencia-
no atribuyó a la Virgen de
los Desamparados esta
victoria, así como el segun-
do intento fallido de con-
quista de la ciudad por las
tropas napoleónicas dos
años más tarde, en 1810.
Fig.1. Panel de azulejos polícro-
mos con escena de la Guerra de
Independencia, Valencia, segundo
cuarto del siglo XIX. Museo Na-
cional de Cerámica y Artes Sun-
tuarias González Martí,
CE1/10360.
Estos episodios históricos son los que inspiran la escena representada en el panel. En ella ob-
servamos las puertas de Quart tapiadas y vistas desde dentro de la ciudad, detrás de las
cuales se ha dispuesto el gran cañón listo para disparar. Entre los defensores, además del
mencionado padre Rico vestido con el hábito de franciscano, vemos a soldados (con cascas
azules de correajes blancos y botonaduras doradas, pantalones blancos, botas negras y to-
cados con el chacó, gran gorro de forma troncocónica) así como ciudadanos y campesinos,
estos últimos vestidos con pantalones rayados en azul o con saragüells (calzones amplios,
hasta las rodillas llevados por los campesinos del litoral valenciano y de las tierras del
Ebro), faja y barretinas rojas.
Tres de estos personajes (un soldado, un campesino y
el padre Rico) señalan hacia el cielo donde aparece,
sobre nubecillas, la Virgen de los Desamparados, pa-
trona hoy en día de la Comunidad Valenciana. Si-
guiendo la iconografía tradicional de esta imagen, la
Virgen lleva un manto azul decorado con roleos y re-
matado por flecos de oro. La túnica marrón con puños
de encaje presenta joyas ofrecidas por los devotos en
agradecimiento a la Virgen. Bajo el manto se ven dos
niños, uno de ellos orando, y en la base, floreros de
plata. Bajo la gran corona abierta y el nimbo de ra-
yos, la Virgen lleva los cabellos largos y sueltos. Con
la mano derecha lleva una vara de azucenas, símbolo
de pureza, y con la izquierda al niño Jesús, vestido con
un gran manto, nimbado y llevando una cruz, símbolo
de la futura Pasión.
El Museo conserva un panel con la imagen de la Vir-
gen de los Desamparados (fig. 2) que permite obser-
var con mayor profundidad los detalles iconográficos
de este tema religioso recurrente en la azulejería va- Fig. 2. Panel de azulejos polícromos con la
lenciana. El panel procede de la fábrica valenciana Virgen de los Desamparados, firmado “O.
Juan”, Valencia, 1855. Museo Nacional de
de Josep Fos, y presenta la firma del pintor “Juan O.”.
Cerámica y Artes Suntuarias González
Siguiendo el análisis realizado por Pérez Guillén Martí, CE1/00512.
(2006: 237) de los modelos utilizados para este pa-
nel, para la escena de la parte inferior se usó un grabado de Tomás López Enguídanos a
partir de un dibujo de Vicente López (fig. 3). Esta estampa se publicó en 1810 en la obra
Sucesos de Valencia desde el día 23 de mayo hasta el 28 de junio del año 1808 y representa
ese mismo episodio, la derrota de las tropas de Moncey ante la puerta de Quart. Destaca
el mismo autor otra estampa que representa la defensa de la torre de Santa Catalina, gra-
bada por Francisco Ribelles según dibujo de Vicente Lluch. En esta estampa sí que alude al
papel protector de la Virgen que aparece representada en el cielo junto a otras figuras
(Cristo, santos…).
Contexto histórico
La entrada de España en la modernidad fue un proceso prolongado durante todo el siglo
XIX y gran parte del XX, jalonado por un continuo encadenamiento de conflictos, pronuncia-
mientos y asonadas militares y guerras civiles que enfrentaron a las seculares “dos Españas”.
Y, sobre todo, fue un proceso contradictorio, con una sociedad dividida de forma extrema
entre aquellos que deseaban anclar y perpetuar estructuras ya obsoletas y los que pedían
una modernización radical a toda costa.
Mientras el país se desangra en una constante conflictividad política, la economía del país
se encontraba lastrada por una sociedad inculta e incapacitada para aceptar la llegada
de los nuevos tiempos.
En la España de finales del siglo XVIII, Carlos IV (1788 – 1808) había demostrado con cre-
ces su invalidez para ejercer el gobierno de un país tan complicado como España dejando
el asunto público en manos del nuevo valido Godoy. Su hijo, el futuro y deseado Fernando
VII, no dudaría en apartar del trono a su padre, mostrando ya lo que habría de ser su rei-
nado: traición, mentira y sufrimiento, sin considerar los bandazos de una política oportunista
y errante. En este contexto de incapacidad, España se vio invadida por las tropas francesas
del emperador Napoleón en 1808. El país entraba en Europa a hierro y sangre.
Los nuevos ideales de la Revolución Francesa de 1789, de la burguesía triunfante, se expan-
dieron por todo el continente europeo a lomos de los ejércitos de Napoleón. Sólo Inglaterra,
aislada en su isla, resistía a Francia. En el complejo juego de las relaciones en tiempos de
guerra, España tenía que convertirse en necesario escenario de las estrategias francesas co-
ntra Gran Bretaña y sus aliados. Después de lograr la reclusión de los Borbones españoles
en Fontainebleau (27 de octubre de 1807) y la abdicación a favor de los intereses napo-
leónicos, las tropas francesas entraban en España con la “única” intención de atacar Portu-
gal, tradicional aliado inglés. No parecía posible que España, un país tan agotado, se con-
virtiese en uno de los peores escenarios para el ejército más poderoso de la Europa de prin-
cipios del XIX.
Las autoridades españolas y las clases dirigentes, incluyendo un ejército desestructurado,
pronto rindieron pleitesía a los generales de Napoleón y al impuesto nuevo monarca, José I,
hermano del emperador. Fue el pueblo el
que tuvo que articular la resistencia contra
los invasores mediante levantamientos po-
pulares que generaron una nueva forma de
entender la guerra y donde la crueldad
era la moneda de cambio corriente por am-
bas partes. Es difícil establecer con preci-
sión la mecha originaria de todo el movi-
miento popular que se extendió por toda la
Península en mayo de 1808: Madrid, Gero-
na, Zaragoza y tantas otras ciudades y
pueblos españoles que se levantaron contra
el invasor. El 23 de mayo “el grito del Palle-
ter” iniciaba el levantamiento de Valencia Fig. 5. Joaquín Sorolla, El palleter declarando la guerra a
(fig. 5). La ciudad era sometida a un siste- Napoleón, óleo sobre lienzo, 1884. Diputación Provin-
mático asedio que sólo culminaría el 8 de cial de Valencia. Actualmente depositado en el Palau
enero de 1812 tras la caída de la ciudad de la Generalitat, Valencia.
en manos francesas.
En todo este confuso escenario es donde el espíritu contradictorio de un país como España se
desarrolló de la forma más brutal y enconada. Mientras Cádiz sufre el asedio y constante
bombardeo de los franceses, sus Cortes, compuestas por burgueses y miembros de la Iglesia
y la nobleza de tendencias liberales, proclamaban la Constitución más radical y liberal de
todas las desarrolladas en la Europa decimonónica. Constitución que el propio Fernando VII
se vio obligado a acatar para posteriormente pisotearla. Y mientras esto sucedía en Cádiz,
en los campos españoles los franceses eran pasados a cuchillo por campesinos y bandoleros
que por la defensa del altar y el trono eran capaces de las mayores atrocidades con los
soldados del emperador. Este contexto daba inicio a la complicada y peculiar historia re-
ciente de España.
Fig. 9. Francisco Jordán, Subida al patíbu- Fig. 11. Francisco Jordán, Entie-
lo, Serie Héroes de Barcelona, Lám. IIII, rro nocturno, Serie Héroes de Barce-
estampa, aguafuerte y buril, 1815. Mu- lona, Lám. VI, estampa, agua-
seo Nacional de Cerámica y Artes Sun- fuerte y buril, 1815. Museo Na-
tuarias González Martí, CE4/02261. cional de Cerámica y Artes Sun-
tuarias González Martí,
CE4/02263.
Fig. 17. Rafael Esteve, Retratos de Fernando VII y Maria Josefa Amalia,
estampa, talla dulce, ca. 1820-1829. Museo Nacional de Cerámica y
Artes Suntuarias González Martí, CE4/03486.
Bibliografía
AA.VV., El primer liberalisme: l’aportació valenciana, [catálogo de la exposición, Biblioteca Valenciana,
2001], Valencia: Generalitat Valenciana, Conselleria de Cultura i Educació, 2001.
AA.VV., España, 1808-1814. De súbditos a ciudadanos, [catálogo de la exposición, Museo de Santa Cruz,
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PERALES DEL RÍO, Isabel, Catálogo de estampas valencianas del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntua-
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SOLER FERRER, Maria Paz, Historia de la cerámica valenciana, Valencia: Vicent García Editores, 1992.
11. MARIANO BENLLIURE. BOCETO PARA EL
MONUMENTO A MENÉNDEZ PELAYO (CE3/00550)
Con la elección de esta pieza, el Museo Nacional de En la obra definitiva (fig. 4), el bajorrelieve de la maque‐
Cerámica quiere rendir un doble homenaje: por una ta ha desaparecido y la postura de Menéndez Pelayo ha
parte, al autor de la obra, Mariano Benlliure del que se cambiado considerablemente. Lo vemos sentado pero
celebra este año el 150 aniversario de su nacimiento; recto esta vez, mirando al frente y reflexionando, en
por otra al representado en la obra, Marcelino Menén‐ una pose menos distendida. Su mano izquierda reposa
dez Pelayo, fallecido hace justo 100 años. sobre un libro mientras la derecha sostiene una pluma.
Un dibujo con dos apuntes a lápiz conservado en el
LA OBRA museo (fig. 5) muestra a Menéndez Pelayo de frente y
Fechado en 1919 y realizado en escayola barnizada, se de perfil con la pose adoptada para el monumento final.
trata de un boceto preparatorio (fig. 1) para el monu‐ Carece de la naturalidad que caracteriza al boceto y la
mento conmemorativo encargado por el Ayuntamiento maqueta previa y que constituye el rasgo fundamental
de Santander para rendir homenaje al polígrafo Menén‐ de un tipo de estatuaria que Benlliure popularizó con el
dez Pelayo, oriundo de esa ciudad. La estatua definitiva monumento dedicado a Antonio Trueba, por el que
(fig. 4) fue esculpida en mármol sobre una base de are‐ obtuvo la medalla de honor en la Exposición Nacional
nisca y colocada en el jardín del edificio que alberga la de Bellas Artes de 1895 (fig. 6).
Biblioteca Menéndez Pelayo, legada por su propietario
al Ayuntamiento de Santander. Acabada en 1919, no se
inauguró oficialmente hasta 1923, en un acto solemne al
que asistieron, entre otras personalidades, el rey Alfon‐
so XIII y Antonio Maura quien pronunció un brillante
discurso, como recoge un artículo de ABC de la época.
3 4
3. Mariano Benlliure, Apunte para el monumento a Menéndez
Pelayo, lápiz sobre papel, Fundación Mariano Benlliure, Madrid.
4. Mariano Benlliure, Monumento a Menéndez Pelayo, mármol,
1919, Biblioteca Menéndez Pelayo, Santander. Fotografía: Fun-
dación Mariano Benlliure, Madrid.
1 2 MARIANO BENLLIURE (1862‐1947)
1. Mariano Benlliure, Boceto para el monumento a Menéndez Mariano Benlliure nació el 8 de septiembre de 1862 en
Pelayo, escayola, 1919, Museo Nacional de Cerámica y Artes Valencia, hijo de Juan Antonio Benlliure Tomás, pintor y
Suntuarias González Martí, CE3/00550. decorador, y de Ángela Gil Campos. Mariano empezó a
SERIE 01. LA PIEZA DEL TRIMESTRE
2. Maqueta del monumento a Menéndez Pelayo por Mariano frecuentar el taller del pintor Francisco Domingo Mar‐
Benlliure, fotografía, Museo Nacional de Cerámica, Cuerpo
qués al acompañar a su hermano mayor José que co‐
Gráfico de Arte Valenciano, Mariano Benlliure, Vol. II Monumen-
menzaba a destacar entre los estudiantes de la Acade‐
tos, p. 41.
mia.
La obra definitiva presenta bastantes diferencias con En 1874, se trasladó a Madrid con su hermano y empezó
relación al boceto del museo (fig. 1). Éste muestra a a presentar algunas obras a las Exposiciones Naciona‐
Menéndez Pelayo en una postura natural y espontánea, les, única forma en aquella época de darse a conocer en
confiriéndole un carácter cotidiano e íntimo. El intelec‐ el ámbito artístico. Al ganar José Benlliure un galardón
tual aparece sentado, inclinado hacia delante, con la de tercera clase en 1878 que le permitía trasladarse a
cabeza apoyada sobre la mano, reflexionando. En una Roma, sus hermanos Mariano y Juan Antonio le acom‐
fotografía conservada en los fondos del museo (fig. 2) pañaron en 1881. En la ciudad eterna, el escultor pudo
que muestra la maqueta del monumento, la base con la admirar y estudiar la escultura italiana, atraído especial‐
efigie del erudito está adosada a un bajorrelieve. Dos mente por el Manierismo.
personajes sostienen una rama de laurel, en alusión al La obra ¡Accidenti!, presentada en 1883 en el Círculo de
triunfo y gloria del homenajeado. Las dos figuras, alusi‐ Roma y en 1884 en la Exposición Nacional, causó sensa‐
vas a la dedicación de Menéndez Pelayo a la filosofía y ción entre el público al romper con los temas históricos
la literatura podrían ser representaciones del filósofo y de tintes heroicos y dramáticos a los cuales estaba acos‐
orador romano Cicerón, y del poeta y dramaturgo Lope tumbrado. Este éxito ayudó a Benlliure a introducirse en
de Vega, de los cuales Menéndez Pelayo editó las obras. los círculos aristocráticos mediante encargos de los
La Fundación Mariano Benlliure de Madrid conserva un cuales el monumento al Marqués de Campo (Valencia)
dibujo (fig. 3) que se ha interpretado como un apunte en 1885 fue el primero. En 1887 obtuvo la 1ª Medalla en
para el monumento. Menéndez Pelayo aparece ligera‐ la Exposición Nacional de Bellas Artes con el modelo de
mente inclinado hacia su derecha, pero ya no sostiene la la estatua para el Monumento al pintor José Ribera, “El
cabeza con su mano, sino que se apoya en los brazos Españoleto” (Valencia).
del sillón.
01. 11. MARIANO BENLLIURE. BOCETO DEL MONUMENTO A MENÉNDEZ PELAYO
En 1896 se instaló en Madrid, donde recibía encargos LAS SALAS BENLLIURE DEL MUSEO
para la decoración interior de las mansiones de las cla‐ En 1962, Manuel González Martí inauguró dos salas Benlliure
ses pudientes. Mantuvo sin embargo unos años su estu‐ en el Museo Nacional de Cerámica, cumpliendo así con la vo-
dio en Roma, donde dirigió la Academia de España de luntad de mostrar fondos relacionados con personajes relevan-
1901 a 1903. En 1900 ganó la medalla de Honor en escul‐ tes valencianos o con intereses personales del propio González
tura en la Exposición Internacional de París. La interna‐ Martí. Así, se abrirían en los años 60 y 70 salas dedicadas a los
cionalización de su obra se reforzó con la apertura al Pinazo, los Benlliure, Blasco Ibáñez, Manuela Ballester, los
mercado hispanoamericano a raíz de la presentación de hermanos Capuz, Lucrecia Borja, Lauri Volpi, etc. La primera
la estatua de Velázquez en Buenos Aires para el Cente‐ sala estaba decorada con un friso de cerámica vidriada en relie-
ve con bustos y hojarasca colocado en la parte alta de los mu-
nario de la Revolución de la Independencia Argentina
ros, y otro friso con niños entre hojas y frutas a modo de sobre-
en 1910.
puerta, ambos recuperados de un edificio que iba a ser destrui-
El escultor siguió recibiendo encargos de monumentos do (González Martí, 1964: 110). Se podían admirar también,
conmemorativos en honor a personajes públicos como entre otras obras, los bocetos del monumento a Isabel la Católi-
Alfonso XII (1902‐1922), el general Martínez Campos ca y de la medalla a Washington Irving, un busto en porcelana
(1907) o Castelar (1907). En 1917, Benlliure fue nombra‐ de la reina Eugenia Victoria, la escultura El primer paso así
do para dos cargos oficiales: director del Museo Nacio‐ como acuarelas y dibujos a tinta o lápiz, bosquejos de obras
nal de Arte Moderno y Director General de Bellas Artes. escultóricas. La segunda sala, más pequeña, presentaba la
Siguió trabajando en encargos de monumentos para vasija modernista con dos figuras de mujeres, hoy expuesta en
Hispanoamérica (Monumento a Simón Bolívar, Panamá, la Sala del modernismo, una figura de un toro de lidia y otras
1926), monumentos funerarios (Mausoleo de Joselito, piezas de cerámica.
Sevilla, 1926) y escultura en cerámica. A partir de los También se exhibían
años 40, el escultor desarrolló el género religioso, espe‐ una reproducción en
cialmente pasos procesionales. Murió en Madrid el 9 de barro cocido del tríptico
noviembre de 1947. para el panteón de la
familia Yanduri, y los
relieves de tema infantil
del palacio del banquero
Bauer en Madrid.
MARCELINO MENÉNDEZ PELAYO (1856‐1912)
Nacido en 1856 en Santander, Menéndez Pelayo se de‐
dicó a la crítica e historia de la literatura española e his‐
panoamericana, a la filología hispánica, a la estética en
5 6
el campo del arte y la literatura, cultivando también la
5. Mariano Benlliure, Dos apuntes para el monumento a Menén- poesía, la traducción y la filosofía. Desempeñó además
dez Pelayo, lápiz sobre papel, Museo Nacional de Cerámica, importantes cargos tanto en el ámbito de la cultura
Cuerpo Gráfico de Arte Valenciano, Mariano Benlliure, Vol. II como de la política. Así, fue miembro de la Real Acade‐
Monumentos, p. 28.
mia Española en 1880, diputado a Cortes entre 1884 y
6. Mariano Benlliure, Monumento a Antonio Trueba, bronce,
1892, Director de la Biblioteca Nacional de España entre
1894, Jardines de Albia, Bilbao.
1898 y 1912, propuesto para el Premio Nobel en 1905,
LOS MONUMENTOS CONMEMORATIVOS EN LA miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y
OBRA DE BENLLIURE Políticas en 1889, de la Real Academia de Bellas Artes de
SERIE 01. LA PIEZA DEL TRIMESTRE
12. “BACÍ GRAN” DE LOZA DORADA (CE1/16800)
En 2011, el Museo Nacional de Cerámica ingresó entre mera serie proceden del vocabulario decorativo musul‐
sus fondos seis nuevas piezas de loza dorada de Mani‐ mán. Encontramos así el tema de las alafias, proceden‐
ses (siglos XIV y XVI) en concepto de dación en pago de te del lema en árabe “al‐afiya” (la felicidad) escrito en
impuestos. El conjunto se expuso temporalmente a pseudo epigrafía nasjí dentro de cartuchos o en bandas
finales de 2011 con motivo de la celebración en el mu‐ (Fig. 3). El motivo de los atauriques procede de las
seo de un curso de arqueología a raíz del programa de hojas o palmetas disimétricas de la loza nazarí. Otros
investigación arqueológica que el Museo inició en el de los temas característicos de esta serie es la ya men‐
Barri d’Obradors de Manises. Se ha seleccionado como cionada orla de peces realizada con gruesas ondas
“Pieza del trimestre” el plato más antiguo del conjun‐ entrecruzadas en azul de cobalto sobre el ala del plato
to, obra de suma importancia dentro de su serie y de (Figs. 1 y 3). En algunas piezas, como relleno de cartelas
las colecciones de loza dorada manisera de esta época rectangulares, curvas o mixtilíneas, encontramos el
que ya posee el museo. motivo de espirales y paralelas (combinación de ban‐
das de pequeños zarcillos curvos y espirales con hoji‐
DESCRIPCIÓN llas). Los motivos del hom y de las piñas proceden am‐
Se trata de un plato, con forma de bandeja o brasero, bos de las piñas o palmetas borladas presentes en pie‐
conocido en su época con el nombre de "bací gran", en zas del siglo XIV: las piñas rellenas de volutas son en
loza con cubierta estannífera y decoración en azul de general de forma almendrada, mientras que el hom o
cobalto y reflejo dorado, perteneciente a la serie clási‐ florón persa tiene forma de sombrilla con un tallo verti‐
ca de influencia malagueña. Presenta motivos inspira‐ cal. El hom o árbol de la vida (Fig. 4) sirve de eje central
dos en las lozas de Málaga, como el tema llamado rodeado a cada lado de forma simétrica por dos anima‐
“orla de peces” sobre el ala, o la estrella que combina les. Otros de los motivos decorativos encontrados son
un cuadrado de ángulos redondeados con otro básico, los acicates o encadenados de espuelas, las bandas con
en el centro. La estrella se remata con cuatro ramos de círculos enrejados o el que los musulmanes llaman
trifolios. Éstos, junto a los motivos del fondo en dora‐ “sebqa” (decoración de escamas con elementos fito‐
do, con zarcillos terminados en hojas, son muy caracte‐ morfos pintados en reserva).
rísticos del primer cuarto del siglo XV.
El reverso presenta el ala y las paredes someramente
decoradas con círculos y trazos paralelos, así como un
dibujo de circunferencia partido por diámetro en el
centro, todo ello en reflejo metálico.
3 4
3. Cuenco de reflejo metálico y azul de cobalto, Manises, siglo
XIV. Museo Nacional de Cerámica, Valencia (CE1/01546).
Decoración de estrella de 13 puntas, alafias en cartuchos,
1 2 piñas y orla de peces.
4. Escudilla de reflejo metálico, Paterna, principios del siglo
1. “Bací gran” de loza dorada y azul de cobalto (anverso), Mani- XV. Museo Nacional de Cerámica, Valencia (CE1/01562).
ses, último cuarto del siglo XIV-primer cuarto del XV. Museo Decoración epigráfica, árbol de la vida y piñas con vírgulas.
SERIE 01. LA PIEZA DEL TRIMESTRE
un pigmento elaborado mediante una mezcla de sulfuro
de plata, cobre y bermellón o mercurio, emulsionada BIBLIOGRAFIA
con óxido de hierro, que se aplicaba disuelto en vinagre AA.VV., El reflex de Manises. Ceràmica hispanomorisca del Museu
de Cluny de París, Valencia: Conselleria de Cultura, Educació i
y se cocía con abundante humo (en atmósfera reducto‐ Ciència, 1996.
ra) que se conseguía, según la experiencia que ha llega‐ Cirici, A. Ceràmica catalana, Barcelona: Destino, 1977.
do a nuestros días, usando combustibles con hidrocar‐
Coll Conesa, J., La cerámica valenciana. Apuntes para una sínte‐
buros aromáticos como la leña de romero. sis, Valencia: AVEC‐Gremio, 2009.
El origen de esta técnica es objeto de discusión entre García Porras, A. La cerámica azul y dorado valenciana del siglo
los especialistas. Era conocida ya en los califatos de XIV e inicios del siglo XV, Valencia: Asociación de Amigos del
Damasco y Bagdad (siglos VIII y IX) y se sugiere que Museo Nacional de Cerámica, 2008.
nació en Bagdad (Iraq) o en Egipto, donde se hacía vi‐ González Martí, M., La cerámica del Levante español, Siglos
drio dorado. Algunos estudiosos sugieren que su desa‐ medievales, Tomo 1. Loza, Madrid: Labor, 1944.
rrollo se debe en parte a la prohibición coránica de usar López Elum, P., La producción cerámica de lujo en la Baja Edad
metales nobles para las vajillas, lo que propició emular Media: Manises y Paterna, Valencia: Asociación de Amigos del
Museo Nacional de Cerámica, 2006.
su brillo metálico con la cerámica. La refinada corte de
Llubiá, Ll. M., Cerámica Medieval Española, Barcelona: Labor,
los califas abásidas de Bagdad impulsó su uso junto a la 1967.
emulación de porcelanas chinas que allí llegaban en el
Martínez Caviró, B., La loza dorada, Madrid: Editora Nacional,
siglo IX. En su origen, la producción de reflejo metálico 1982.
estuvo asociada a la vida de la corte califal desde donde Martínez Caviró, B., La loza dorada en el Instituto Valencia de
se distribuía incluso como objeto de comercio. Se pue‐ Don Juan. Oro y lapislázuli, Orts Molins Ediciones, 2010.
den distinguir cuatro etapas en la producción de la cerá‐ Olivar Daydó, M., La cerámica trescentista en los países de la
mica de reflejo metálico en los reinos musulmanes: el Corona de Aragón, Barcelona: Seix Barral, 1952.
abasí (siglos IX‐X) con centros en Samarra y Rayy (Irán);
el fatimita (Egipto, siglos X‐XII); el selyúcida (Irán, siglos COLECCIONES
XI‐XIII) y el andalusí (siglos XI‐XV). Instituto Valencia de Don Juan, Madrid
Museo Arqueológico Nacional, Madrid
Museu de Ceràmica, Barcelona
Museo de Bellas Artes de Bilbao
Musée National du Moyen Âge de Cluny, París
Hispanic Society, Nueva York
Celebración del Día de la Mujer (8 de marzo)
Mujeres con luz propia
Recorrido temático en el Museo Nacional de Cerámica
Entrada gratuita para todas las mujeres del martes 8 al domingo 14 de
marzo
Museo Nacional de Cerámica le propone descubrir a tres mujeres a través de un pequeño
recorrido por las salas, destacando algunas piezas en relación con las mismas.
Margarita era hija de Pere, conde de Prades, y de Joana de Cabrera, ambos de la más alta nobleza y, en
el caso del padre, descendiente directo de Jaime II el Justo y de Blanca de Anjou. Por ello el escudo de
Margarita porta las barras aragonesas y las lises de Anjou con caduceo.
Los azulejos que comentamos se encontraron en el mismo edificio que acoge el Museo Nacional de Cerá-
mica, el palacio de los Rabassa de Perellós, posteriormente barones de Dos Aguas desde 1596, y marque-
ses desde 1699. Aparecieron junto a otro azulejo que porta la cabeza de un dragón con corona -emblema
parelante del "rei d'Aragó"- y una pequeña luna simbolizando el escudo de María de Luna, la primera del
rey. Su presencia en el palacio de Dos Aguas se debe a Ramón de Perellós, personaje muy vinculado a la
reina, y la identificación de la heráldica del azulejo fue dada a conocer ya por el fundador del museo,
Manuel González Martí.
Educación en la corte
Margarita de Prades nació hacia 1387 y heredó el nombre de su madrina de bautismo Margarita de Mont-
ferrat, madre del célebre y desgraciado heredero de la corona aragonesa Jaume de Urgell, quien, tras
oponerse al nuevo rey Fernando de Antequera, terminó sus días encarcelado en el castillo de Játiva en
1433.
Margarita y su hermana Joana entraron al servicio de María de Luna al fallecer Pere de Prades. Contaba
apenas unos doce años cuando María de Luna fue coronada reina en Zaragoza el 23 de abril de 1499 pe-
ro representó un papel destacado en la celebración, acompañando al séquito en un rico palafreno cuan-
do se dirigía a la catedral el día 22, ayudando a la reina en su compostura para la coronación, según las
ordenanzas al uso, liberando su cabellera de aditamentos y peinándola.
Los cronistas describen minuciosamente los actos religiosos y civiles y mencionan el papel destacado que tuvo
Margarita en ellos. Junto a la reina, se educó en las refinadas y cultas prácticas de la vida cortesana y tras-
humante, que incluían la poesía, la música, las artes de los juglares y las lecturas piadosas o históricas, como la
historia de Roma de Tito Livio. En noviembre de 1406 la reina emprendió viaje a Valencia peró enfermó y el 28 de
Diciembre falleció en Villareal. Margarita acompañó el cadáver a Valencia para celebrar exequias el 10 de
enero y recibir sepultura en la iglesia de San Vicente, priorato filial del Monasterio de Poblet.
Tras ello abandonó la corte y se dirigió a la residencia familiar de Falset. En la corte había destacado no sólo por
sus virtudes ya que poseía una belleza física excepcional y ello había sido inspiración de poetas, lo que no había
pasado por alto al rey en los largos periodos de convivencia con la reina. Por esto, al fallecer su hijo en la batalla
de Cagliari el 25 de julio de 1409, intentó restablecer una sucesión legítima a instancias de Consejo de Ciento de
Barcelona y de las Cortes de Cataluña. Se propusieron dos damas para la boda real, Cecilia de Aragón, herma-
na de Jaume de Urgell, y Margarita de Prades. Finalmente escogió a la dama que ya conocía de la corte de su
esposa y dado el lejano parentesco que les unía consiguió dispensa y bendición del papa Benedicto XIII para
preparar el matrimonio que se celebró el 17 de septiembre de 1409 en la pequeña capilla de Bellesguard. El 23
recibieron la visita de San Vicente Ferrer y de su hermano Bonifacio Ferrer, prior de los Cartujos.
La corta relación entre Margarita y el rey, y las complejidades del matrimonio frente a la misión perseguida de
procrear un descendiente a la Corona, han generado una literatura morbosa a partir de escritos de Lorenzo Va-
lla trasmitidos por Jerónimo Zurita.
Hacia julio de 1414 Margarita visitó Morella para asistir a la boda de su hermana Joana con un hijo del conde de
Cardona. Allí conoció a Joan de Vilaragut y Álvarez de Haro, hijo ilegítimo del noble Nicolau de Vilaragut, con
quien inició unas relaciones que culminarían con su estancia en Valencia hacia mayo de 1415 y su boda secre-
ta, en una capilla del Palacio Real de Valencia, motivada por el hecho de que Margarita no deseaba perder los
privilegios de reina viuda. Joan de Vilaragut fue nombrado administrador de sus bienes.
En enero de 1416 nació su primer hijo en Perpiñán, donde se había desplazado a atendiendo la notoriedad de
la ciudad por la conferencia sobre el Cisma de Occidente que mantuvieron allí Benedicto XIII, Fernando de An-
tequera y el emperador Segimon. En Perpiñán se concentró una pequeña corte en la que estaban la reina Vio-
lante de Bar, los condes de Foix, de Saboya, de Lorena y de Provenza, embajadores del Concilio de Costanza,
del rey de Francia, Inglaterra, Hungria, Navarra o Castilla, representantes y doctores notables de la universidades
de París y de los reinos católicos.
Aposentada en Barcelona junto a su marido heredó bienes de su madre en 1419, situación que provocó la pér-
dida de derechos sobre los palacios de Barcelona y de Bellesgurad y, finalmente, que fuera conocido su estado
marital, con la subsiguiente ruptura de relaciones con la casa real. Se refugió junto a su marido en Valdonzella
de les Monges hasta que este falleció de peste en junio de 1422.
Últimos años
Margarita decidió procesar en el Císter y encaminar a su hijo como monje de Santes Creus. Margarita ingresó en
Valldonzella donde era abadesa su tía Constanza de Cabrera. Estando en ese monasterio se ocupó de la liqui-
dación de herencias y deudas, propias y de su marido, e incluso de su abuelo Joan de Prades, en lo que contó
con la colaboración del caballero valenciano Ramón de Perellós, hombre de la corte de Martín el Humano, no-
table defensor de la causa de Jaume de Urgell y próximo a la reina, probablemente quien instaló su heráldica
en los azulejos del palacio valenciano de los Rabasa de Perellós, futuros barones de Dos Aguas. En 1428 fue ele-
gida abadesa del monasterio de Bonrepós, falleciendo en el mismo el 15 de julio de 1429.
Margarita de Prades, cortesana, culta, reina de la casa de Aragón y luego monja profesa, fue una mujer admi-
rada por sus contemporáneos, e incluso el Marqués de Santillana le dedicó el Planto de la reina Margarida, ex-
presando las virtudes de devoción amorosa caballeresca, en la que la despide con la frase:
"Venid, venid, amadores
de la mi flecha feridos
e sientan vuestro sentidos,tormentos, cuitas, dolores
pues que la muerte levar
ha querido e rebatar
la mejor de las mejores"
Celebración del Día de la Mujer (8 de marzo)
Mujeres con luz propia
Recorrido temático en el Museo Nacional de Cerámica
Entrada gratuita para todas las mujeres del martes 8 al domingo 14 de marzo
Museo Nacional de Cerámica le propone descubrir a tres mujeres a través de un pequeño
recorrido por las salas, destacando algunas piezas en relación con las mismas.
Este busto, realizado por Ignacio Pinazo Martínez, hijo del pintor
Ignacio Pinazo, muestra a la soprano Lucrecia Bori con la cabeza
vuelta hacia su costado derecho, denotando sensibilidad a la vez
que determinación y una elegancia aristocrática propia de su po-
se de gran diva.
Su formación se desarrolló en Valencia con Lamberto Alonso y en Milán con Melchor Vidal.
En 1910, actuó pro vez primera en el que se convertiría en “su teatro”: el Metropolitan Opera
House de Nueva York, con la obra Manon Lescaut de Puccini. En este mismo teatro, intervino
en óperas como Fausto de Gounod, Mefistófeles de Boito, La hora española de Ravel, La
Bohême de Puccini, o Pelléas et Mélisande de Debussy, entre otras. Cantó también en otras
salas como la Academia de Música de Brooklyn y la Ópera de Boston.
En 1936, decidió retirarse de los escenarios, despidiéndose en el Metropolitan de Nueva York
con la Manon de Massenet. No dejó, sin embargo, el mundo de la ópera, ya que ese mismo
año fundó la Sociedad de Amigos del Metropolitan Opera House, desempeñando un rol acti-
vo y determinante en la vida de esta institución.
Tras la riada de Valencia, en 1957, organizó una función de gala cuya recaudación donó a su
ciudad natal para ayudar a las personas afectadas por el terrible suceso.
Por su vinculación con González Martí, la soprano donó al Museo Nacional de Cerámica algu-
nos de sus objetos personales. Entre ellos se encuentran un traje de la ópera La Traviata reali-
zado por el Helene Pons Studio de Nueva York. La soprano cantó en el Metropolitan en 1931
La Traviata de Verdi junto al barítono Giuseppe Danise, lo cual nos permite fechar el traje en
esa época. También cuenta el museo entre sus fondos, un abanico plegable decorado en el
anverso con la efigie de Lucrecia Bori en uno de sus personajes interpretados en el Metropoli-
tan. Dicho abanico le fue regalado en el Homenaje de Valencia a Lucrecia Bori, celebrado
en el Círculo de Bellas Artes de Valencia en 1959.
Este gusto por el medievalismo surge en la segunda mitad del siglo XIX y se extiende por las prime-
ras décadas del siglo XX a través de movimientos como el modernismo y el Art Decó.
Plato
CE1/04068
Siglo XX
Técnica del entubado
Sala del Modernismo. Segunda planta
La figura de Amelia Cuñat siempre ha permanecido a la sombra de su marido don Manuel González
Martí fundador del Museo Nacional de Cerámica y Artes Suntuarias “González Martí”, por lo que apro-
vechamos estas líneas para reivindicar su gran labor como coleccionista, dibujante y ceramista.
Amelia nació en 1878, sobrina del pintor Rafael Monleón y nieta del famoso arquitecto valenciano Se-
bastián Monleón, el cual había fundado en 1858 la fábrica de azulejos San Pío V, más conocida po-
pularmente como “la Bellota” y que heredó su tío Juan Monleón. Con semejante bagaje familiar no es
de extrañar que su pasión por las artes se iniciará ya desde su juventud destacando su habilidad para
el dibujo y la cerámica.
Amelia fue un fuerte estímulo para el desarrollo de la vocación coleccionista de su marido(1) “tal vez
mi verdadera vocación. Nació cuando me iba a casar. Proyecte para mi hogar de casado decorar a
mi gusto el comedor. Pensé para ello en un zócalo de madera con friso de azulejos y me dediqué a
comprar los que creí los mejores; pero en mi búsqueda llegué a adquirir muchos que no habían de
servirme. Entonces mi mujer, que tenía más afición si cabe que yo por la cerámica me incitó a orde-
narlos y fue surgiendo una colección que, andando el tiempo, es lo que usted y tantos otros valencia-
nos ya conocen”
Panel de azulejos
Valencia, finales del siglo XVIII
Loza policroma
CE1/00525
La producción azulejera valenciana, que alcanzó su esplendor en el siglo XVIII, incluía una rica tipo-
logía dentro de la cual encontramos los paneles de azulejos para cocinas. Los chapados de azulejos
para cocinas se adaptaban con precisión a los espacios para los cuales eran concebidos. Estaban
decorados con escenas de la vida cotidiana situadas en interiores, en los cuales se representaba con
todo lujo de detalles los utensilios domésticos, el mobiliario, la vajilla y la indumentaria de los perso-
najes.
Este panel, con decoración policroma sobre fondo blanco, representa una escena familiar en un in-
terior de cocina de su tiempo, simulando un trampantojo con lo que podría estar ocurriendo en la
misma cocina en la que se ubicaban estas escenas en origen. Aparecen alrededor de una mesa el
dueño de la casa, sentado y leyendo, tres mujeres realizando diversas tareas como coser, tutelar al
niño y fregar los platos, junto a otro varón sirviente con indumentaria de cazador y un niño jugando
a la pelota. Sus nombres y acciones se comentan en una inscripción que preside el panel, fechada en
1789: “El que mire este Pais / advierta prudente y Cuerdo / que D.º Joseph está leyendo / su mu-
ger está Cosiendo / Sebastian está mirando / Mariquita trabajando / Eleuterio como niño / a pelo-
ta está Jugando / y Anica con su estropajo / los platos está fregando. Año 1789 // Almivar // ME-
DITA / CIONES. / CONPUE / STO POR / F. LUIS / DE GRA / NADA.”
La narración trasluce claramente la mentalidad de la época en cuanto a los roles de género, que
atribuían a las mujeres el desempeño de actividades de carácter doméstico, más o menos duras se-
gún el estatus, mientras los varones se centraban en actividades de alta exigencia física o intelec-
tual. En efecto, el cabeza de familia lee las “Meditaciones” de fray Luis de Granada y el personaje
de la derecha se prepara para ir a cazar.
Día de la Mujer 2011
Panel de azulejos, Valencia, finales del siglo XVIII. Nº inv. CE 1/00525
Hay que mencionar igualmente la polémica suscitada por la publicación en 1726 de “La defensa de
las mujeres” del padre Feijoo, incluida en su Teatro Crítico Universal:
A tanto se ha extendido la opinión común en vilipendio de las mujeres, que apenas admite en ellas cosa
buena. En lo moral las llena de defectos, y en lo físico de imperfecciones. Pero donde más fuerza hace, es en
la limitación de sus entendimientos. Por esta razón, después de defenderlas con alguna brevedad sobre otros
capítulos, discurriré más largamente sobre su aptitud para todo género de ciencias, y conocimientos sublimes.
En el ámbito económico, estudios recientes han demostrado el papel que jugaron las mujeres en esta
fase preindustrial, ejerciendo trabajos en tareas agrícolas, en la industria textil dispersa del ámbito
rural, en los talleres gremiales en calidad de esposa, hija o viuda de los maestros, en las nuevas ma-
nufacturas centralizadas, en el comercio y en el servicio doméstico. Resulta por lo tanto evidente
que, en contra de la creencia acerca de la ociosidad de la mujer, ésta desempeñó en esa época un
importante papel en la subsistencia familiar y en la economía del país. Esta realidad se vio reforza-
da a nivel legal por las Reales Cédulas de 1779 que permitieron a las mujeres trabajar en aquellas
ocupaciones “compatibles con el decoro y fuerza de su sexo”. Estas disposiciones limitaban en parte
el abanico de trabajos que podía desarrollar la mujer, aludiendo motivos morales y de decoro así
como la compatibilidad con las obligaciones familiares y maternales.
La llegada de los Borbones y la apertura a Francia explica que una parte de las mujeres de clases
sociales altas tomara como modelo la moda y las costumbres de París. Rompiendo con los usos tradi-
cionales, la mujer empezó a salir más de casa y participó más activamente en la vida social a través
de tertulias, reuniones literarias o espectáculos públicos como corridas de toros, teatro y bailes. La
relación entre los sexos y la actitud ante el amor cambiaron igualmente haciéndose más libres. El
índice de matrimonios disminuyó y el aumento de las separaciones llevó a Cabarrús, ministro de fi-
nanzas de Carlos III, a plantear la posibilidad de establecer una ley de divorcio.
Hay que matizar sin embargo todos estos aspectos, ya que no se dieron por igual en todas las ca-
pas de la sociedad. Se encontraron principalmente en parte de la nobleza y de la alta burguesía,
quedándose fuera la amplia masa de mujeres de clases más humildes, así como parte de la nobleza
que, bien siguió apegada a la tradición, bien siendo partidaria de las ideas ilustradas puso en en-
tredicho estas nuevas costumbres sociales. Además, la posición de los ilustrados en relación con el
trabajo de la mujer siguió siendo el de limitarlo al ámbito doméstico.
A pesar de las limitaciones y matizaciones acerca del cambio en la condición de la mujer en el siglo
XVIII, sí que se puede afirmar que hubo un incipiente cambio favorable en su integración social, a
través, fundamentalmente, de actuaciones y proyectos todavía muy aislados. Este progreso está li-
gado al asentamiento del ideario ilustrado que alcanzó su máxima expresión entre 1760 y 1780,
coincidiendo con el reinado de Carlos III (1759-1788). Los acontecimientos que se sucedieron en
Francia con la Revolución a partir de 1789 afectó de manera ostensible el gobierno de España, y
en el intento de contener la influencia del ideario revolucionario, hubo una reacción de corte más
conservador que atenuó este movimiento reformista.
En relación a todo lo aludido anteriormente, hay que señalar que la familia retratada en este panel
de azulejos, aunque presenta signos de ser relativamente acomodada, pertenecía a las clases bajas
de la sociedad. La imagen de la mujer que ofrece la escena es la más arraigada en la tradición y
exponente de las enormes desigualdades entre ambos géneros. La clara oposición entre las tareas
desempeñadas por unas y otros evidencia que la mujer quedaba al margen de las actividades inte-
lectuales (lectura de fray Luis de Granada), de ocio o ligadas al mundo exterior.
Día de la Mujer 2011
Proceso de intervención
El proceso de intervención en la pieza consistió en primer lugar en un desmontaje del panel y la de-
salación del mismo en agua destilada para extraer los cloruros, nitratos y nitritos. Cada baño duró
de media más de 12 días. Finalmente se dejaron secar los azulejos a temperatura ambiente.
Durante el proceso de restauración se llevaron a cabo las siguientes tareas:
Eliminación de elementos extraños: se retiraron las grapas oxidadas que ya no cumplían con su
función.
Limpieza: la limpieza de la suciedad medioambiental se hizo mediante inmersión en baños de
agua desmineralizada. Se limpiaron igualmente mediante medios mecánicos y químicos los antiguos
estucados y repintes.
Adhesión de fragmentos
Reintegración volumétrica: se reintegraron las faltas puntuales de bizcocho (material cerámico sin
esmalte) con resina epoxídica.
Estucado: a continuación se procedió al estucado y nivelación de la capa de vidriado que se reali-
zó con una pasta de modelado.
Día de la Mujer 2011
▲ Proceso de restau-
ración de un azulejo:
estado inicial, proce-
so y final del anverso.
► Conjunto de azu-
lejos restaurados an-
tes de su colocación
en el soporte inerte.
Piezas seleccionadas
Los tres jarros y dos platos, de loza con decoración polícroma sobre cubierta estannífera blanca y
opaca, proceden de Manises y están fechados en la segunda mitad del siglo XIX. En este periodo,
Manises vive un renacer cerámico, esta vez impulsado por el éxito de su loza popular. En las fábri-
cas de cerámica, los hombres eran los encargados de la realización de las piezas (preparar el barro,
moldear, tornear y cocer) mientras que las mujeres eran las encargadas de su decoración realizada
a pincel a mano alzada.
Estas piezas están decoradas con los elementos característicos del aderezo de valenciana (peineta,
escarpidores, agujas, rascamoños, pendientes, broche) además de rosarios y collares, y prendas de
indumentaria como medias, escarpines, manteleta, pañuelos o mantones de flecos. También se re-
presentan enseres de cocina como tijeras o tenazas, parrillas y trébedes, y utensilios ligados a la
labor de costura: dedal, alfileres y agujas, y alfileteros. Dos de los jarros presenta además sendas
parejas de novios, una de ellas sobre una mesa o podio.
Como apoyo visual a los motivos representados en las piezas cerámicas, se expone un conjunto de
joyería típica valenciana del siglo XIX y algunas prendas de indumentaria femenina (pañuelo, me-
dias y zapatos), de complementos (bolso, abanico), así como un conjunto de enseres relacionados
con el trabajo doméstico de la mujer (tijeras de costura, alfiletero, trébede, tenazas, sartén, etc.).
Todos estos elementos aparecen representados en las llamadas “vajillas idílicas”.
Día de la Mujer 2012
Vajillas idílicas, joyería e indumentaria femenina (del 6 de marzo al 1 de abril)
Vitrina 3: Enseres
Tijeras de costura
Hierro
Siglo XIX
Colección particular
Dedal
Plata
Siglo XVIII
Colección particular
Par de acericos
Hueso
Siglo XIX
Colección particular
Carrete
Hueso
Siglo XIX
Colección particular
Ganchillo
Hueso
Siglo XIX
Colección particular
Agujas de punto de media
Hierro
Siglo XIX
Colección particular
Acerico en forma de silla
Damasco de seda, tafetán, hilo metálico
Siglo XIX
Colección particular
Acerico
Seda
Siglo XIX
Colección particular
Acerico
Seda, hilo metálico, cristales
Siglo XIX
Colección particular
Canastillo de adorno
Tela, hilo metálico
Siglo XIX
Colección particular
Tenazas
Hierro
Siglo XX
Colección particular
Trébede
Hierro
Siglo XX
Colección particular
Sartén
Hierro
Siglo XX
Colección particular
16. MANUELA BALLESTER, FIGURÍN
OTOÑO 2014
(SERIE EMBAJADORAS), 1939 (CE4/00473)
Con motivo de la celebración este año del 20 aniversa‐ también en la realización de carteles de cine en el Taller
rio del fallecimiento de la pintora Manuela Ballester de Publicidad e Imagen que había fundado Renau en la
(Valencia, 1908‐Berlín, 1994), el Museo quiere rendirle avenida de Coyoacán. Trabajó, junto con otros artistas
homenaje seleccionando como “Pieza del trimestre” exiliados, para la imprenta Galas de México realizando
una de las obras que conserva entre sus fondos (Fig. 1). pinturas para calendarios. Participó en varias exposicio‐
Manuela Ballester eligió el Museo Nacional de Cerámi‐ nes colectivas organizadas por la Casa Regional Valen‐
ca como destino de un conjunto de piezas que genero‐ ciana, la Casa de la Cultura Española, etc. y colaboró
samente donó en 1982 (ver recuadro) y que guardan con ilustraciones en varias revistas publicadas en Méxi‐
todas una relación con la moda y la indumentaria. co como Las Españas y España Peregrina. Durante su
exilio en México desarrolló un proyecto de estudio del
Manuela Ballester, una vida en el exilio traje indígena mexicano cuyas pinturas, bocetos y
Nacida en Valencia el 17 de noviembre de 1908, Manue‐ apuntes donó al Museo Nacional de Cerámica. En 1959
la Ballester era hija de Antonio Ballester Aparicio, escul‐ se trasladó con sus dos hijos pequeños a Berlín Este
tor, y de Rosa Vilaseca Oliver, modista. De sus padres, donde ya se encontraba Renau desde el año anterior.
Manuela Ballester recibió una doble influencia. Su pa‐ Trabajó en la Agencia Nacional de Noticias Alemana
dre la incitó a cursar estudios en la Academia de Bellas (ADN) con fotomontajes y dibujos y colaboró igual‐
Artes de San Carlos donde se matriculó en 1922, y su mente con la revista España Republicana publicada en
madre debió transmitirle ese interés por la moda y la Cuba. Expuso sus trabajos sobre el traje mexicano en
indumentaria que se plasma en su obra desde sus ini‐ dos ocasiones en Berlín y Dresde (1963 y 1965) y partici‐
cios en Valencia hasta su segundo exilio en Berlín. En la pó también en exposiciones colectivas en diversas
Academia entró en contacto con un grupo de jóvenes sedes como la Mostra de Arte Contemporanea de Milán
artistas liderado por Josep Renau y entre los cuales se (1973), el Palacio de Bellas Artes, la galería Mercedes y
Jordi Gironella o el Ateneo Español, todas ellas en
1. Manuela Ballester, México D.F. Manuela Ballester falleció en Berlín en
Figurín de moda (serie 1994.
Embajadoras), aguada
sobre papel, 1939. La indumentaria en la obra de Manuela Ba‐
Museo Nacional de
Cerámica, CE4/00473. llester
El tema de la moda y la indumentaria es una constante
en la obra de Manuela Ballester desde 1929, fecha de
los primeros figurines de moda conservados, hasta los
años 60. Distinguimos dos vertientes en esta temática:
por una parte, el interés por la moda contemporánea
que se plasma en el diseño de figurines de moda y en
su publicación en revistas españolas y mexicanas; por
otra parte, el estudio de la indumentaria tradicional
SERIE 01. LA PIEZA DEL TRIMESTRE
1 que se tradujo en dos proyectos: la indumentaria popu‐
1
lar española y el traje indígena mexicano.
En el ámbito del traje tradicional, Manuela Ballester
encontraba su propio hermano, Tonico Ballester. Parti‐ proyectó un estudio de la indumentaria popular espa‐
cipó en exposiciones colectivas en 1929 y 1931 y se de‐ ñola que se vio truncado por estallido de la Guerra Civil
dicó a la ilustración en revistas y libros, realizando in‐ y su exilio a México. Una vez en México, al no poder
cluso un cartel de propaganda pidiendo el voto al Fren‐ disponer de la documentación necesaria para el estu‐
te Popular en 1936. Su compromiso social y político se dio del traje español, su interés se volcó en lo que tenía
plasmó igualmente en su cargo como directora de la más cercano, la indumentaria indígena mexicana. El
revista Pasionaria, órgano de expresión del Comité de resultado de este estudio (pinturas, dibujos y apuntes)
Mujeres Antifascistas. Ayudó a su marido, Josep Re‐ se conserva en los fondos del Museo.
nau, por aquel entonces Director General de Bellas Volviendo a la moda contemporánea, a través del dise‐
Artes, en la organización del Pabellón Español para la ño de figurines de moda podemos ver la evolución de
Exposición Internacional de París de 1937, y participó la indumentaria femenina desde finales de los años 20
ese mismo año en la coordinación del II Congreso de hasta los 60.
Escritores para la Defensa de la Cultura que tuvo lugar El Museo conserva tres figurines fechados en 1929 que
en Valencia. En 1938 obtuvo el primer premio en el reflejan la moda de los años 20 y el cambio profundo
concurso organizado por el Ministerio de Defensa Na‐ sufrido a raíz del papel jugado por las mujeres en la
cional para el proyecto de la Medalla de Valor. En 1939, Primera Guerra Mundial. La evolución del traje femeni‐
huyo con su familia a Francia y tras unos meses en Pa‐ no después de la Segunda Guerra Mundial queda pa‐
rís, zarparon a Nueva York para llegar finalmente a tente en el conjunto de doce pinturas fechadas entre
México en mayo. Allí colaboró junto con Renau en la 1939 y 1944, todas ellas realizadas en México. Algunas
realización de los murales del Sindicato Mexicano de de estas obras están agrupadas en dos series:
Electricistas (Retrato de la burguesía) y del Casino de la “Embajadoras” y “Teatro”.
Selva de Cuernavaca (España hacia América). Participó
01. 16. MANUELA BALLESTER, FIGURÍN (SERIE EMBAJADORAS), 1939 (CE4/00473)
net. Lo combina con un chal o rebozo dispuesto sobre
4. Rebozo, Tenancingo, México, primera mitad del siglo XX,
un hombro y alrededor de la cintura. El rebozo (Fig. 4),
algodón. Museo Nacional de Cerámica, CE2/01357.
una de las prendas más significativas de la indumenta‐
ria tradicional mexicana, consiste en una pieza de tela
de algodón, seda o artisela, alargada, ancha y termina‐ BIBLIOGRAFIA
da en flecos, llamados rapacejos. Lo usan las mujeres
AGRAMUNT LACRUZ, Francisco (1992): Un arte valencia‐
mexicanas como prenda de abrigo o para protegerse
no en América: exiliados y emigrados. València: Consell
del sol, para acarrear algún bulto o a un niño o simple‐
Valencia de Cultura.
mente como prenda de adorno. Para teñir los hilos de
urdimbre, se usa una técnica especial llamada ikat, ‐(1999): Diccionario de artistas valencianos del siglo
gracias a la cual se obtiene el aspecto jaspeado del XX. Valencia: Albatros. 3 vols.
diseño que caracteriza a los rebozos.
BELLÓN PÉREZ, Fernando (2008): Josep Renau, la abru‐
Texto: Liliane Cuesta Davignon
La semejanza de la mujer con un maniquí o una muñe‐
madora responsabilidad del arte. Valencia: Institut Al‐
ca, de líneas extremadamente estilizadas, sobre todo
fons el Magnànim.
en la cara, se debe al proceso de realización de estos
figurines. Manuela Ballester tomaba fotografías de ESCRIVÁ MOSCARDÓ, Cristina (2008 – 2009):
pequeñas figuras de plastilina a partir de las cuales “Recordando a Manuela Ballester”, Laberintos: revista
pintaba sus figurines (Fig. 3). Como apunta el hijo pri‐ de estudios sobre los exilios culturales, Nº. 10 – 11, pp. 165
mogénito del matrimonio Renau‐Ballester, Ruy Renau: – 177.
“Pero además tuvo tiempo para dedicarse a los figuri‐
nes. Se modelaba en plastilina cuerpos de mujer a esca‐ GARCÍA GARCÍA, Manuel (ed.) (1995): Homenaje a Ma‐
la reducida y después los vestía con elegantes vestidi‐ nuela Ballester. València: Institut Valencia de la Dona.
tos. Luego tomaba fotos y trasladaba sus modelos al Generalitat Valenciana.