Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Región Xalapa
Presenta:
Ruby Arelí Araiza Ocaño
Directora:
Dra. Claudia Elisa Gidi Blanchet
Marzo de 2022
Presenta:
Ruby Arelí Araiza Ocaño
1
Agradecimientos
A Sandra.
A la Sacrílega Níctimene Persefonea por todos los párrafos revisados a través del
WhatsApp.
A las integrantes del grupo de WhatsApp Daughters de la diosa y a la diosa misma, ustedes
saben que siempre estoy más que agradecida.
A Viviana, Leonora, Erika y Rosa María por sus buenas vibras siempre.
A mi directora de tesis, Dra. Claudia Gidi, por guiar este trabajo de investigación.
Gracias a las doctoras Norma Angélica Cuevas Velasco, Teresa García Díaz, María
Guadalupe Flores Grajales, Alicia Llarena González, Claudia Darrigrandi Navarro,
Véronique Pitois Pallares y Galicia García Plancarte, por leer detenidamente esta tesis y
darme retroalimentación para mejorarla.
2
Índice
Introducción 4
Conclusiones 180
Bibliografía 188
3
Introducción
En las dos últimas décadas del XIX y las dos primeras del XX se puede encontrar un
importante número de obras literarias que han recreado el personaje de la prostituta (desde
prostituta como personaje en novelas hispanoamericanas de entre siglos. Para dar cuenta de
este fenómeno, aunque existen otros textos con temática similar, se ha seleccionado un
corpus1 representativo que incluye las novelas: Blanca Sol (1888) de la escritora peruana
Mercedes Cabello de Carbonera, Juana Lucero (1902) del escritor chileno Augusto de
dichas obras con la tradición literaria occidental, en la medida en que dialogan con las
imágenes históricas por medio de las cuales se ha representado a la prostituta, pues como
1
Otras obras como Música sentimental (1884) del escritor argentino Eugenio Cambaceres, Garduña (1896) del
escritor puertorriqueño Manuel Zeno Gandía o El roto (1920) del escritor chileno José Joaquín Edwards Bello
no se incluyen en el corpus de este trabajo de investigación porque, aunque tratan el tema de la prostitución y
lo problematizan desde diversas aristas, no tienen por protagonista a una prostituta.
2
Aunque Nacha Regules, la obra de Gálvez, se publica en 1919, conserva en su estética el espíritu
decimonónico. Además, al integrarla, se tomaron en cuenta los múltiples estudios donde se le menciona como
una novela del realismo decimonónico argentino. Incluso, en la edición de Eterna Cadencia Editora del 2010,
se menciona que Gálvez “está en la línea de los maestros naturalistas […], que buscaba retratar la sociedad de
su época (como lo había hecho Balzac, Baroja, Pérez Galdós y Zola)”.
3
Estos textos han sido escasamente trabajados como conjunto por la crítica, en estudios como el de Claudia
Darrigrandi Huellas en la ciudad: figuras urbanas en Buenos Aires y Santiago de Chile, 1880-1935 (2015),
donde se analiza principalmente Juana Lucero (1902) y se menciona Nacha Regules (1919). También el
capítulo publicado por Martha Munguía en Escrituras femeninas: estudios de poética y narrativa
hispanoamericana (2007), que se titula “Voces y silencios en la novela latinoamericana del burdel”, el cual,
además de unir novelas contemporáneas refiere la escrita por Mercedes Cabello de Carbonera, Blanca Sol
(1888).
4
afirma Concepción Palacios: “La literatura avanza y retrocede sobre sus pasos, recreándose
sin cesar” (267), y de la misma forma pasa con el personaje de la prostituta, “encuentra un
recreador […] y subsiste hasta nuestros días en las múltiples adaptaciones y representaciones
que permiten mantenerla viva con otros aspectos propios del momento” (Palacios 267). De
sus creadores; lo que permite que se relacione y distinga, a la vez, de la prostituta que se
personaje, según sus rasgos reconocibles, en un determinado momento histórico social, así
como las voces en las novelas; es decir, a partir de una mirada que es a un tiempo moral y
estética, desde el supuesto de que todo orden estético es a su vez la expresión moral de una
del corpus (Blanca Sol, Juana Lucero y Nacha Regules) son mujeres que recurren a la
de la tradición literaria europea (como Naná, Moll Flanders o Roxana), las primeras
5
Por un lado, el aspecto estético, que representa la imagen de la prostituta desde la
perspectiva del autor/narrador y se relaciona con la tradición literaria; a saber, cómo se crea
la prostituta literaria en Hispanoamérica según las voces de los autores de finales de siglo
XIX principios del XX y cómo estas prostitutas creadas y recreadas, evocan a sus antepasadas
Y por otro, el análisis social de las obras, en las cuales se puede reconocer una
caracterización particular de la prostituta, vista desde el prisma del ojo autoral y su inserción
hispanoamericana del cambio de siglo XIX al XX; y aunque estas últimas han sido referente
cultural de las hispanoamericanas (las referencias a Naná de Émile Zola son un leitmotiv)
resulta pertinente establecer un diálogo con esas tradiciones literarias para identificar cómo
4
El término higienismo se entiende, en este trabajo de investigación, según lo plantea Eduardo Kingman, quien
afirma que se trata de “una corriente médico-social que buscaba ordenar el funcionamiento del espacio social y
físico a partir de criterios positivistas, como la salud y el bienestar de las poblaciones” (112). Dicho término se
popularizo en Europa desde el siglo XVIII pero en Hispanoamérica alcanza vigencia hasta ya entrado el siglo
XX.
6
influyen en la visión social y estética para abordar el planteamiento del tema, que permea a
Para llevar a cabo el análisis en los dos niveles propuestos, este trabajo está dividido
novelas, que a continuación se citan, se hizo una revisión cuidadosa, puesto que de estos
nuestro continente.
Rojas, pasando por novelas como La Lozana andaluza (1528) de Francisco Delicado, La
pícara Justina (1605) de Francisco López de Úbeda y La prostituta (1884) de Eduardo López
Bago. De las letras inglesas se retoman a Moll Flanders (1722) y Roxana (1724) de Daniel
Defoe, y Fanny Hill (1748) de John Cleland. Mientras que de la tradición francesa: Manon
Lescaut (1731) del Abate Prevóst, Esplendor y miseria de las cortesanas (1835) de Honoré
de Balzac, La dama de las camelias (1848) de Alejandro Dumas (hijo), Marthe de Joris-Karrl
Huysmans (1879), Elisa de Edmond de Goncourt (1877) y Naná de Émile Zola (1880). De
las letras mexicanas, únicamente, se recupera la icónica Santa (1903) de Federico Gamboa.
Este recorrido permite estructurar una tipología que las agrupa ya sea como pícaras,
mujeres fatales, cortesanas o víctimas lo cual permite establecer una relación de continuidad
y novedad (si es el caso) entre las prostitutas del corpus de este trabajo con la tradición
literaria europea. Es primordial mencionar que cada uno de los tipos de prostitutas se
7
caracterizan la configuración de la prostituta pícara; el discurso epistolar, también
autobiográfico, ligado a las cortesanas; los dobles narradores o los omniscientes, propios
tanto de las cortesanas como de las víctimas o las mujeres fatales. Estas variantes permiten
el cambio de siglo”, se realiza un recuento de las características del realismo y del naturalismo
con la finalidad de reconocer los aspectos estilísticos y de contexto presentes en las novelas
personajes a partir del análisis de los narradores de dichas obras. Por un lado, se revisa la
finalidad de construir imágenes acordes con la perspectiva estética que rige el mundo
novelesco; y por otro lado, se analizan los discursos sociales intercalados en los textos que
entre siglos.
con las escalas morales y estéticas de la época en que está situada, también funciona como
un personaje que cuenta las historias de la vida privada: su lugar en el entramado novelesco
apunta hacia la revelación de las contradicciones morales del contexto al que está ligada. De
este modo, aunque se ha escrito mucho sobre el tema que me ocupa, considero que los
8
hallazgos de esta investigación pretenden ser un aporte a una visión panorámica de las
naturalista, cuya vigencia se extiende por lo menos entre las últimas décadas del siglo XIX y
las primeras del XX, así como desde los discursos científicos y sociales propios del
mencionado período.
De la misma manera, este trabajo aporta una tipología de los personajes, determinada
por el grado en el que les son atribuidos rasgos propios de este estrato en diferentes momentos
de la historia literaria. Cada una de las prostitutas se construye estéticamente desde una
perspectiva histórica social, la cual determina las particularidades del personaje, relacionadas
estrechamente, con las tendencias artísticas del momento. En este sentido, el personaje de la
prostituta más que producto o reflejo lineal de una época y una tradición estética-literaria
evidencia las tensiones morales y estéticas coincidentes (no necesariamente dialogantes entre
sí) en el contexto social del autor que la crea y recrea. La tipología permite organizar, aunque
no de manera rígida, pues ninguna de las prostitutas pertenece a un solo tipo, los rasgos
Sin duda, las novelas del corpus ofrecen otras posibilidades de estudio, que van más
en estas tendencias, por ejemplo. Así, el análisis de estos personajes sirve como vehículo
para evidenciar el diálogo entre estética y moral-ética de una tradición literaria finisecular.
El estudio de los textos elegidos permite visualizar cómo las formas literarias a las
que recurren los autores constituyen una propuesta ético-estética que, aunque tiene evidentes
9
valores sociales y morales propios de la cultura hispanoamericana de la época y, articulan así
10
I. Imágenes de la prostituta en la tradición literaria europea
Sor Juana
dinero, ha sido una actividad presente en las sociedades de todos los tiempos, con los
consecuentes problemas de carácter moral, económico e incluso de salud pública que entraña
cuales se da una valoración implícita ética y estética del lugar que ocupa tal actividad en las
relaciones sociales.
las formas rituales antiguas para la satisfacción de diversas demandas, la necesidad de las
11
mujeres de sobrevivir o subsistir económicamente y, lo más importante, la exigencia de
han determinado las diversas perspectivas desde las que se ha entendido y valorado (a favor
antigua del mundo”, cuyo abordaje resulta complejo, problemático y permanente, ha sido
legislada en las diversas civilizaciones por las autoridades masculinas, mediante el discurso
gama de registros, desde lo lúdico hasta lo moralista, pasando por lo religioso, lo legal o lo
científico.
griega aparece como personaje con una función específica, no como protagonista sino con el
fin de hacer crítica moral (según la escala de valores en que ésta es situada) a los personajes
principales, de manera que únicamente se hace referencia a su oficio de modo irónico, como
Cabe aclarar también que, aunque las hetairas (prostitutas o cortesanas) aparecen en
la literatura grecolatina, estas son personajes de orden secundario con una función específica.
Así lo señala Fernando Souto en su estudio sobre el rol de la prostituta en la comedia griega:
objetivos” (173).
Esta función, de evidenciar los defectos de otros personajes, traza una línea
diferencias entre la comedia antigua, media y nueva para distinguir entre las épocas y las
12
cualidades de las diversas representaciones de las cortesanas5, siempre con un acento
174). El análisis de este crítico establece un punto de partida para la identificación de las
utilizaba tanto para mostrar los defectos de los poderosos como para reconocer las
la obra para criticar a otros personajes, o al mismo sistema corrupto, es una constante
significativa que cumple con la función de revelar desaciertos, deficiencias, vicios o errores,
regulando así la valoración de las acciones de otros personajes y la del material que se quiere
desde su oculto lugar de enunciación, decir lo que de otra forma no es posible decir.
obra (muchas veces en diálogo con la escala de valores de la sociedad donde ésta se produce),
que van desde asuntos muy generales como el desenmascaramiento de sistemas sociales
5
Asegura Souto sobre el rol del personaje de la prostituta en la comedia que, “el papel de estas prostitutas no
es, sin embargo, realmente importante. Se les menciona por su nombre porque son cortesanas famosas, útiles
para desacreditar. Pero su presencia es un elemento secundario, por eso también aparecen de una forma
anónima. […] Muchas veces, la mera identificación de un personaje famoso con una ramera basta por tanto
para desacreditarle. […]. Una de las cosas que más salen a colación con respecto a las prostitutas en la comedia
antigua es su precio, que sirve, como no podía ser menos, como un importante elemento para la apreciación de
su calidad”. (175)
13
corruptos, hasta los particulares que se enfocan en detalles exclusivos de la vida del
personaje.
desde una continuidad y una ruptura a la vez que la hacen reconocible para los distintos
públicos o receptores. Tanto las propuestas estéticas de la Antigua Grecia, como las que
salvación del alma por medio de la entrega a los ideales cristianos. María Magdalena que,
relato bíblico, es una figura de honda integración en la idiosincrasia popular, en las artes en
prostituta, se convierte así en una de las soluciones estéticas más socorridas en la literatura,
6
Foucault plantea en su libro Microfísica del poder (1978) que: “la genealogía es gris; es meticulosa y
pacientemente documentalista” (7). Además, agrega: “Hacer la genealogía de los valores, de la moral, del
ascetismo, del conocimiento no será por tanto partir a la búsqueda de su ‘origen’, minusvalorando como
inaccesibles todos los episodios de la historia; será por el contrario ocuparse en las meticulosidades y en los
azares de los comienzos” (11).
7
Ramón Pérez Parejo apunta lo siguiente sobre la importancia de la figura de Magdalena en el arte: “A lo largo
de los siglos, el tema de María Magdalena ha fascinado a todo tipo de exégetas y artistas por una simple razón:
se trata de una figura compleja, con muchas aristas, difícil de encajar en el dogma cristiano ya desde sus
primeras apariciones en los evangelios. Santa y puta, sagrada y profana, rebelde y leal, oveja descarriada y
primer apóstol, pecadora y arrepentida, sumisa e ingobernable, espiritual y sensual, virtuosa y pecaminosa, tan
repudiada como atractiva, María Magdalena, en sus múltiples manifestaciones artísticas, se erige en una figura
inclasificable, liminar, fronteriza, fuera de dogma y del centro […]” (Pérez 166).
14
donde este acto del personaje –muchas veces tardío– constituye una forma de lección moral
y posterior redención.
(incluyendo los apóstoles), sirviéndolo en un acto que es a la vez servil y sensual (lava sus
pies con aceites y los enjuga con su cabellera), que es visto como un acto de amor. De este
modo, Magdalena sirve y honra al tiempo que peca “por amor”. De hecho, “la pecadora” es
salvada “por haber amado tanto”, no porque se haya arrepentido mediante un acto discursivo.
La imagen de María Magdalena como prostituta es una premisa para entender algunos
de los personajes femeninos construidos durante la Edad Media y el Renacimiento, así como
redimidos en El Persiles (1617) o Las novelas ejemplares (1613), hasta las novelas
judeocristiano en el siglo VI, pues los historiadores teológicos como Bart Ehrman en Simón
Pedro, Pablo de Tarso y María Magdalena. Historia y leyenda del cristianismo primitivo
(2007) aseguran que el papa Gregorio I (590-604) decidió arbitrariamente que la pecadora
8
Hay que recordar, además, que a ella le sale al paso el resucitado cuando busca entre los muertos a Jesús, y
está también presente entre el grupo de varones (atemorizados, ocultos) cuando reciben al paráclito, según
refieren los evangelios de Mateo, Marcos y Lucas.
15
que aparece en algunos versículos del capítulo 79 del libro de Lucas y la que se muestra en
prostituta. Lo afirmado por Gregorio Magno y repetido por la tradición católica es coyuntural
e importante para las representaciones artísticas posteriores. Ya sea en el ámbito de las artes
redimida por el mesías. Es hasta los años sesenta del siglo XX, que las autoridades del
Vaticano junto con el Papa en turno hicieron desmentir tal afirmación y alegaron que el Papa
explícitamente, la idea de que era prostituta permanece en el imaginario social gracias a las
especulaciones que se han hecho sobre su vida y la importancia que tuvo esta mujer para el
hijo de Dios. La imagen de la mujer caída y arrepentida se presenta con elementos que
[…] hay que tener en cuenta que la Magdalena y sus hijas literarias, directas e
indirectas, que tan recurrentemente aparecen en la literatura, no son solamente
prostitutas arrepentidas. Son mujeres que se encuentran dentro de un amplio abanico
que incluye la prostituta, la cortesana, la esposa adúltera, la virgen seducida, y
9
37 En aquel pueblo había una mujer conocida como una pecadora; al enterarse de que Jesús estaba comiendo
en casa del fariseo, tomó un frasco de perfume, se colocó detrás de él, a sus pies, 38 y se puso a llorar. Sus
lágrimas empezaron a regar los pies de Jesús y ella trató de secarlos con su cabello. Luego le besaba los pies y
derramaba sobre ellos el perfume. 39 Al ver esto el fariseo que lo había invitado se dijo interiormente: «Si este
hombre fuera profeta, sabría que la mujer que lo está tocando es una pecadora, conocería a la mujer y lo que
vale.» Subrayado propio.
10
1 […] Lo acompañaban los Doce [apóstoles] 2 y también algunas mujeres, a las que había curado de espíritus
malos o de enfermedades: María, por sobrenombre Magdalena, de la que habían salido siete demonios.
16
cualquier mujer que ha perdido su reputación por estar su cuerpo y su sexualidad en
entredicho (6).
tradición literaria, un eje determinante para significar el rol de la mujer en la sociedad. “[E]n
María Magdalena, están vinculados a las características sociales del deber ser femenino del
contexto y en ese sentido, susceptibles de desviarse de su misión (un ideal de mujer), pero
Su lugar en escena, como el lugar de las mujeres en el mundo (desde una perspectiva
de género) las conforma como personajes no protagonistas de nada (de sus actos, sus
palabras, sus deseos), quedan en un plano secundario y, por lo tanto, se la representa como
un actor accesorio junto con otros personajes marginados como los ladrones, moros o
establece un punto de partida para comprender una vertiente historiográfica que según
Gemma Delicado es inaugurada con La Lozana andaluza (1528): “[…] Delicado dio
protagonismo a una antiheroína a quien perdona sus pecados carnales y justifica a este perdón
en el que Jesús otorgó a la santa. Precisamente, Lozana establece el inicio de una prole de
17
La redención es una solución estética11 común en estos casos, casi salvífica, al igual
que la locura o la muerte, como puede verse en casos como Celestina, Naná, y la mayoría de
las prostitutas literarias que aparecen en novelas del realismo y naturalismo decimonónico.
Sin duda, La Celestina (1499) es uno de los ejemplos más populares de la representación de
la prostituta en las letras hispanas. Las acciones de Celestina se basan en el engaño, la burla
española) y a partir de ella se generan otras variantes, una suerte de evolución, entre otras,
la prostitución. Así, mientras Celestina podría ser llamada la primera prostituta pícara, es
ejecutar diversos papeles que más adelante, en las obras literarias posteriores, se verán
o el proxeneta.
obtener, mediante el cometido de unir a Calixto y Melibea, no solo bienes materiales, sino
11
Se usa el concepto de solución estética para hablar del cierre en las novelas. En algunas obras la prostituta
tiene una especie de castigo por ejercer dicha profesión, pero no siempre es así. Mientras que hay personajes
que mueren, enferman o se vuelven locas, están las que se redimen por medio del arrepentimiento o el
matrimonio. Se puede ver, entonces, que existen diversas respuestas ideológicas y formales que los autores
eligen para resolver el problema de finalizar la trayectoria de sus personajes y, en general, para configurar el
universo ficcional.
12
Martín Alonso en su Enciclopedia del Idioma: Diccionario histórico y moderno de la lengua española (Siglos
XII al XX. Etimológico, tecnológico, regional e hispanoamericano define “Madama” de la siguiente manera:
“Voz con que hemos españolizado la francesa madame, usándola como fórmula vulgar de cortesía o título de
honor, equivalente en ambos casos a señora, dama, o mejor a señora mía, dama mía. […] ARGENT. Dueña o
regenta de un prostíbulo” (2642). La palabra “madama” viene del francés antiguo “ma dame”, y este del latín
“mea domina”. La acepción que se tiene en Argentina es la que se entiende también en ciertos países de
Hispanoamérica, sobre todo a finales del siglo XIX y principios del siglo XX, por el afrancesamiento. Otra
manera de llamar a la Madame es Madrota, palabra que sólo se usa en México, y el mismo diccionario la define
como: “Dueña de mancebía” (2646).
18
involucrarse con la clase alta y recibir beneficios dado el poder del que aquella goza. Desde
el acto primero se escucha a Sempronio informarle a Calixto sobre las cualidades de Celestina
Yo te lo diré. Días ha grandes que conozco en fin de esta vecindad una vieja barbuda
que se dice Celestina, hechicera, astuta, sagaz en cuantas maldades hay. Entiendo que
pasan de cinco mil virgos los que ha hecho y deshecho por su autoridad en esta ciudad.
A las duras peñas promoverá y provocará a la lujuria, si quiere (28).
En el mismo acto, Pármeno informa a Calixto más detalladamente sobre los oficios
Ella tenía seis oficios, conviene saber: labradera, perfumera, maestra de hacer afeites
y de hacer virgos, alcahueta y un poquito de hechicera. Era el primer oficio cobertura
de los otros, so color de muchas mozas de estas sirvientes entraban en su casa a
labrarse y a labrar camisas y gorgueras y otras muchas cosas (33).
centra completamente en ese tema, Celestina muestra algunas características comunes del
que es propia del personaje en su mundo diegético, también se expande fuera de este fijándola
como un personaje que ha sido de suma importancia para la tradición literaria. Si bien en la
obra no se cuenta la vida de Celestina, con los discursos de otros personajes se logra saber
cuáles son sus objetivos e intereses: su principal propósito es medrar. El personaje consigue
lo que quiere a costa de engaños y timos; sus clientes obtienen lo que desean, aunque para
eso deban pasar sobre lo estipulado por las costumbres sociales. Su caracterización como
19
alcahueta está directamente relacionada con su cometido, lo que le otorga cualidades que
de Calixto y Melibea, junto con La Lozana andaluza conforman un referente obligado para
entender la figura del pícaro en novelas posteriores como El lazarillo de Tormes (1554) o
Guzmán de Alfarache (1599) y que, los personajes de Celestina y Aldonza no han sido
considerados por la crítica o la historiografía como precedentes de esta tradición por ser
mujeres:
13
Carlos Ayala, en el prólogo que escribe para una edición de La pícara Justina en 1968 dice lo siguiente sobre
el personaje y la obra: “El libro de entretenimiento de la pícara Justina –éste es el título completo de la obra-
parece haber sido escrito mucho tiempo antes de la fecha de su publicación. Ello explica que Justina responda
todavía en muchos aspectos más al tiempo de pícara de burdel, al estilo de las narraciones llamadas Lupanaria,
que al pícaro según su concepto tradicional desde la publicación de Lazarillo de Tormes. El autor más tarde,
dándose cuenta quizá del evidente desfase entre su relato –sin publicar aún– y las nuevas corrientes que se
manifiestan en la literatura de la época, tomando en cuenta como guías al Lazarillo y muy especialmente, por
cercano, a Guzmán de Alfarache, lo retocó hasta convertirlo en novela con pretensiones de algo más que
lupanaria. No obstante haber cambiado la forma convirtiéndose así en una de las novelas de la literatura en
castellano, el tipo de la protagonista sigue siendo más próximo a muchas Celestinas y Aldonzas (ese es el
nombre de la Lozana Andaluza) que en aquel tiempo –digamos hasta 1550- fueron llevadas a la literatura, que
a otros personajes más elaborados por más tardíos, como el propio Lázaro, Guzmán o Don Pablos” (9).
20
algunas ocasiones, alcanzaron cierto protagonismo, convirtiéndose en agentes activos
y no pasivos de la acción (2-3).
las características del pícaro, y precisamente, como señala Gemma Delicado, son agentes
vagabundo, un hombre que se lanza al sol y al aire de los caminos, dispuesto a buscarse en
las revueltas de los mismos la contingencia que los sostenga sobre esta tierra de Dios” (17);
educación, sus primeros pasos, el fluir de su vida, condicionada constantemente por el medio
hostil” (15). Entonces, Celestina como Aldonza o Justina podrían considerarse pícaras.15 Este
criterio que plantea Zamora, permite incluir en este análisis las protagonistas de algunas
Dice Bajtín: “Una posición análoga a la del criado […] la ocupa en la novela la
prostituta y la cortesana (véase, por ejemplo, Moll Flanders y Lady Roxana, de Defoe). Su
privada, sus secretos y sus resortes íntimos” (378). Personajes como el pícaro, el criado, el
vista acerca del universo de la vida privada, sin el cual no subsistiría la literatura de la vida
privada.” (278). De modo que tanto el pícaro como la prostituta, al ser personajes marginados
de “[…] una literatura en la que se observa y se escucha a escondidas ‘cómo viven los otros’”
14
No se debe de olvidar, como dice María Cecilia Pavón, el “estatuto de libro ‘obsceno’, que ha pesado y pesa
sobre la obra, por la manera explícita en que se presenta la vida de la Lozana, personaje que, además de ser
mujer, es prostituta, enferma de sífilis, bruja y judía o mora conversa emigrada a Venecia desde Andalucía, la
intención didáctica es de suma importancia para la justificación de la obra” (2-3).
15
Detalle no menor cuando se aborda la lectura y estudio de los textos con perspectiva de género y la crítica
feminista.
21
(Teoría 276), pueden ser caracterizados como chismosos, intrusivos e imprudentes; y en el
caso de la pícara al ser una combinación de ambos, revela, por su función estética, el punto
asimismo, son, como señala Zamora, vagabundas, trotamundos, viajeras que narran su
disfrutan de su vida y aprovechan bien el contexto hostil que las rodea, para obtener
beneficios de diversa índole. Estas tres prostitutas (como lo harán también más adelante Moll
la vida privada, las relaciones políticas y sociales del momento, la dinámica de la clase alta
[…] la madre quiso mostrarle texer, el cual oficio no se le dio ansí como el de hordir
y tramar, que le quedaron tanto en la cabeza, que no se le han podido olvidar. Aquí
conversó con personas que la amaban por su hermosura y gracia; asimismo, saltando
una pared sin licencia de su madre, se le derramó la primera sangre que de natural
tenía; muerta su madre, y ella quedando huérfana, vino á Sevilla, á donde halló una
su parienta la cual decía: hija sed buena, que ventura no faltará […] (21-22).
Como puede verse en este pasaje, Aldonza no solamente cumple con las
características de la pícara, tanto por el oficio de tramar como en su actitud burlona, sino que
síntesis, es posible inferir que una huérfana en edad fértil, con un oficio abrumador y lejos
22
Es decir, estos antecedentes biográficos, mostrados típica y estratégicamente, fungen
como un elemento esencial para explicar su historia. De Celestina no se dice cómo es que
llegó al oficio que la caracteriza, pero se puede intuir, por medio de los discursos de otros
personajes, sobre todo de Pármeno, que era famosa por sus “virtudes” como burlar y engañar
la moral. Es por esto por lo que la historia se enfoca en las acciones que tiene que llevar a
cabo para poder estafar no sólo a sus amigos sino también aquellos que, según ella, tienen
pícara es necesario, por la linealidad de la historia, tener en cuenta, por un lado, cómo fue la
niñez, las muchas ciudades que visitó y, por otro lado, la muerte del padre. Es esa posición
de orfandad la que la coloca en riesgo, a merced de las circunstancias. Aspecto que sin duda
sabían identificar los lectores de la época. De ahí el solaz que encuentran los narradores en
una valoración social de la época: no es conveniente que una mujer esté sola.
perdonada: ella es una de las prostitutas redimidas, que están vinculadas a la figura de María
23
de arrepentidas, tan abundantes en la época, a una cárcel, la mata de sífilis o hace que
muera envenenada a manos de otra cortesana. Al contrario, le permite decidir su
propio destino (64).
y la decisión de retirarse de los burdeles, la segunda por medio del matrimonio. “Volver al
redil” de las instituciones patriarcales brinda una nueva oportunidad a los personajes (y a las
Celestina, en cambio, no tiene el mismo fin, solo la muerte puede ser la resolución
para una “villana” como ella, pues tiene un castigo por su codicia, ambición y egoísmo.
muerte es una de las soluciones estéticas más socorridas en el caso de la prostituta literaria.
su historia. En el capítulo primero declara lo siguiente: “Nació Justina Diez, la Pícara, el año
de las nacidas, que fue bisiesto, a los 6 de agosto, en el signo de Virgo, a las seis de la Boba
allá” (37), acto seguido pregunta ella: “¿Ya soy nacida? ¡Ox que hace frío! Tapajija, que me
verán nacer desnuda”. Una característica propia de la pícara, que comparte con el personaje
solo para entender al personaje de la pícara, sino para definir el origen de su oficio, porque
De aquí colegirás, lector cristiano, y aunque seas moro colegirás lo mismo, que,
siendo mi padre natural del castillo y condado de Luna, puede decir la pícara Justina
que de parte de padre es lunática, a pesar de su colodrillo, y siendo de Zea mi madre,
podré decir que de parte de madre soy ceática, a pesar de mis caderas (53).
24
El discurso de Justina suele ser un juego de palabras que recurre a lo lúdico para
convencer tanto a los personajes que la rodean como al lector, de su dignidad y su virtud. Es
una pícara que constantemente está fingiendo en su discurso ser una mujer casta y honesta.
Dice, por ejemplo, sobre ella misma cuando trata de explicar cómo es que guarda su virtud,
aunque tenga muchas ganas de comprar una joya cuyo valor excede su monedero:
Aquí verán mi virtud, pues estando yo en tiempo en el cual pudiera yo hacer dinero
empeñando la honra, no consentí en tal tentación, ni nunca Dios tal permita, porque
tenía yo muy decoro (sic) una sentencia que escrita en el pedestal de una cruz de canto,
que está hacia Villamartín en la Montaña, que dice: ‘Antes a reventar que pecar’. Y
así, yo eché a volar mi pensamiento para cazar una taza conveniente con que cumplir
mi deseo sin pecar. Y crean que las mujeres, en orden a cumplir un antojo de galas,
somos extrañas, y si nos determinamos a comprar una gala, nos ha de venir a las
manos, aunque nos cueste lo que la manzana de Paris (López 97).
prostituta hay pasajes que indican todo lo contrario, pues su proclividad al disfraz (las
apariencias engañan reza el dicho) persigue la intención de: “burlarse de aquellos cortesanos
que se encuentran en un escalón superior en la escala social” (Roncero 147). Esta suerte de
desquite supone una falsa victoria en su intento de subvertir, a su favor, el orden establecido.
Y lo que consigue, quizá sin proponérselo, es “producir una risa bufonesca”, según Valentín
Pérez Venzalá:
En [la] idea del disfraz hay que entender el juego de apariencia y realidad que
encontramos en el personaje de Justina, especialmente entre su supuesta castidad y su
condición de prostituta. Tal juego es también un disfraz, pues si el bufón, judío
converso e indigno, juega a fingirse noble, lo cual produce risa, igualmente la
prostituta conocida de todos se finge mujer muy casta produce la misma risa
bufonesca. No se trata de una contradicción sino nuevamente del juego del disfraz
que se deja ver, precisamente a través de la misma técnica ambigua y eufemística que
25
usa el bufón para referirse a su condición indigna dentro de un discurso en el que
juega a ser noble (210).
personaje más maduro. Todas son burladoras, tramposas y cínicas, pero con Justina, por el
uso del yo autobiográfico y las tonalidades de sus diversos discursos, que siempre buscan
cuanto a la figura del pícaro. Las prostitutas pícaras suelen ser, en este caso, personajes
modernos con mayor conciencia de sí y su lugar en el mundo social, que dialogan criticando,
precisamente por el cuestionamiento al deber ser de la mujer de ese tiempo, es el que hace
El goce de mí, que es verdad; que éstas que sirven a señoras, ni gozan deleite, ni
conocen los dulces premios del amor. […] Por esto me vivo sobre mí, desde que me
sé conocer. Que jamás me precié de llamarme de otro, sino mía. Mayormente de estas
señoras que ahora se usan. Gástase con ellas lo mejor del tiempo, y con una saya rota
de las que ellas maltratadas las traen, con tino sojuzgdas, que hablar delante de ellas
no osan. […] Su placer es dar voces, su gloria reñir. De lo mejor hecho menos
contentamiento muestran. Por esto, madre, he querido más vivir en mi pequeña casa,
exenta y señora, que no en sus ricos palacios sojuzgada y cautiva (136-137).
El discurso de Areúsa refuta no solo el deber ser de las sirvientas o doncellas como
Melibea, sino que propone, como mejor opción de vida, la libertad e independencia que le da
vivir sola sin someterse a los juicios de algún superior. El cinismo con que ejercen la
prostitución es una de las características determinantes de las prostitutas pícaras, pero más
26
muy moderno hacia las conductas de las mujeres formadas y sometidas por la moral de la
época, es una crítica feminista contra la opresión hacia la mujer, un discurso fuera de lo
común si se compara, principalmente, con las historias de otras prostitutas pícaras, que
aunque sí ejercen su libertad (dentro de los límites permitidos), pocas veces se atreven a
poner en entredicho las cualidades de una mujer virtuosa, y si lo hacen, nunca está tan claro
Las características del cinismo y la libertad describen bien a las prostitutas pícaras,
icónicas también, de las novelas del inglés Daniel Defoe. Tanto Moll Flanders (1722) como
Roxana (1724) son protagonizadas por personajes femeninos cínicos, libres, que conjugan
bien sus personalidades con el medio ambiente, para salirse con la suya.
se fusionan con otro tipo que es la cortesana: una prostituta que se asociaba con hombres
ricos y con aristócratas; la que tenía cultura y modales refinados, belleza e inteligencia que
le permitían llegar a ser favorita de los poderosos. Así pues, tanto en Moll Flanders como en
Roxana se conjuntan las características de la pícara como las de la cortesana. Por un lado, al
igual que la pícara Justina, cuentan su historia en primera persona, de manera autobiográfica,
son burladoras, tramposas y cínicas, y por otro, han sido educadas, y tienen virtudes
Moll Flanders queda huérfana porque su madre fue una delincuente y estaba presa,
solo le permiten salir de la cárcel para dar a luz. Las páginas iniciales del texto de Defoe
narran las primeras peripecias del personaje principal, un yo biográfico, con el tono propio
Mi madre fue declarada culpable y convicta de cierto hurto insignificante del que casi
no vale la pena hablar. […] Mi madre alegó embarazo, y como enseguida se
comprobó que estaba encinta, se le dio un respiro de unos siete meses; al cabo de cuyo
27
tiempo, después de haberme traído al mundo volvieron a ocuparse de ella, y fue
requerida –está es la palabra que usan– a presentarse de nuevo ante el juez, pero
obtuvo la gracia de ser deportada a las plantaciones, y así me dejó cuando yo tenía
unos seis meses; y en malas manos, de esto no hay ninguna duda (Defoe 14).
Estas primeras palabras de la protagonista anuncian (puede asumirse), sobre todo con
la última frase, el destino que le depara. Moll es una pícara que logra burlar a los más altos
mandos para satisfacer sus frívolas necesidades. Su condición de pícara le vale para
fechorías. Todas las características del personaje de Defoe se asemejan tanto a las de la pícara
son características del personaje de la prostituta; Moll, después de andar de vagabunda con
un grupo de gitanos cuenta que prefiere aprender el oficio de costurera: “[…] y le dije a mi
aya, que así la llamábamos, que me parecía que podía ganarme la vida sin ponerme a servir,
si ella lo consentía; pues me había enseñado a coser y a hilar estambre […]” (Defoe 16).
aunque existan afinidades con el personaje del pícaro, como lo expresa Antonio Garrido a
Para Sánchez Díez, el mismo título (completo) de Moll Flanders descubre la afinidad
de esta novela con el género picaresco, por cuanto participa de una sucesión de
aventuras y desventuras, del origen vil del pícaro, del arrepentimiento final y del uso
de la forma autobiográfica. […] La sucesión de aventuras y desventuras identifica
28
Sánchez Díez como ‘lo que podríamos llamar situación picaresca por antonomasia’.
En lo que respecta al pícaro protagonista, […] el origen vil, el intento de superación
del estado inicial por medio de la astucia y el engaño, a través del cual alcanzará un
estado de semi marginalidad, en el cual podría haberse arrepentido de su vida pasada
e, incluso, haber alcanzado cierta estabilidad económica. Esta definición resulta
válida para la picaresca en su vertiente europea, por cuanto los pícaros españoles […]
no alcanzan, al contrario de Moll Flanders, un estado social superior al de su vil
prosapia (218-219).
Las prostitutas narran sus recuerdos desde la reflexión que las mueve al
del alma por medio de la contrición y las “buenas” acciones. El protestantismo calvinista,
doctrina popular en la Inglaterra de Defoe, sirve como fundamento para justificar el sistema
moral del que depende la obra. En tanto que la novela picaresca plantea la complejidad de
las conductas de los personajes, las prostitutas de Defoe suelen arrepentirse por el sentimiento
de los cánones estéticos de la picaresca española16, defiende la salvación del alma como
16
Sobre Moll Flanders, su relación con la picaresca y las biografías de criminales dice Juan Antonio Garrido
Ardilla: “Esa fidelidad al realismo, que es seña de identidad en Moll Flanders, si la cotejamos con narraciones
anteriores de carácter ficticio, constituye un elemento clave que la convierte en una de las primeras novelas en
lengua inglesa. [Se] admite la categoría novelística de Moll Flanders, texto que no puede considerarse, en modo
alguno, una mera biografía criminalista, puesto que en aquellas ‘falta el espíritu novelesco’ porque son
‘narraciones puramente funcionales, al servicio de unos intereses bastante concretos, y su excesivo finalismo
destruye toda posibilidad de Mythos’. La historia de la pícara de Defoe, por el contrario, no se limita a la relación
indiscriminada de las fechorías de la protagonista, sino que […] incluye ‘partes de su vida que no se sitúan al
margen de la ley (es decir, que no serían de interés para un autor de biografías criminales), se detiene en ellas
con al menos tanta atención y tanta fruición como pueda hacerlo con las actividades delictivas’. Parece claro
que, al igual que el Lazarillo en la literatura española, Moll Flanders establece, junto a Robinson Crusoe, el
origen de la novela en lengua inglesa, puesto que toma elementos de una tradición inmediatamente anterior con
el propósito de trascenderlos y estructurarlos con arreglo al principio de causa-efecto, de que carecían las
biografías de criminales”. (217-218)
29
autónomo. Defoe hace de los pecados de Moll Flanders ejemplos, los cuales pueden ser
Quedé más confusa con el dinero que antes con el amor, y empezaron a subírseme los
humos a la cabeza, que apenas me daba cuenta de la tierra que pisaba. En el relato de
esta parte de mi vida soy más minuciosa para que si mi historia llega a ser leída por
alguna joven inocente, pueda aprender de ella a guardarse contra los infortunios que
trae consigo un conocimiento prematuro de su propia belleza (Defoe Moll 27-28).
En este pasaje se destacan tanto elementos del calvinismo de Defoe como los de la
imagen del personaje de la prostituta. Por un lado, Moll toma el ejemplo de su vida para
mostrar que el conocimiento propio de la belleza física, a una edad temprana, puede resultar
cuerpo; y por otro, hace alusión a la confusión y conflicto que presenta para ella el darse
cuenta de que se encuentra en un burdel y que ha llegado ahí por engaño. En este sentido, el
cuando se le presenta como víctima, una característica propia y evidente de las prostitutas de
fácilmente a las características comunes: huérfana, costurera, de origen vil, hay otros
elementos que la convierten en una figura trascendental para forjar la tradición. En palabras
de Moll:
30
[…] en cuanto a mi educación disfruté de todas las ventajas que puedan imaginarse;
la señora hacía venir a casa maestros que enseñaran a sus hijas a bailar, a hablar y
escribir francés, y otros para que les enseñaran música; y como yo siempre estaba a
su lado aprendía tanto como ellas; […] así es que, en resumen, aprendí a bailar y a
hablar francés tan bien como cualquiera de ellas, y a cantar mucho mejor, porque
tenía mejor voz que todas ellas. […] De este modo disfruté […] de todos los
beneficios de la educación que hubiese podido tener de ser una dama como lo eran
aquellas en cuya casa vivía (Defoe, Moll 22-23).
A raíz de la educación que recibe Moll es que puede relacionarse y convivir con
hombres y mujeres que pertenecen a la clase alta. Sus virtudes intelectuales, así como lo que
permiten ascender en la escala social y aprovecharse de esta sin, en principio, ninguna culpa.
Dios, el remordimiento y las ganas de ser una mejor persona, honesta, la cambian para llegar
personaje no proviene de un origen vil; pertenecía a una minoría protestante que emigró de
Francia a Inglaterra como consecuencia de las persecuciones en el siglo XVIII, por lo que su
padre pudo hacer fortuna con una fábrica de cerveza. La historia de Roxana permite
son la burla, el engaño, la narración en primera persona y sus viajes por Roma, Nápoles,
Francia; pero tiene siempre una vida de lujos, se convierte en una mujer poderosa, famosa,
con quien la alta clase inglesa busca relacionarse, lo que le permite obtener beneficios
económicos.
31
La vida de Roxana es muy diferente a la de Moll, su destino se ve determinado por
las equivocaciones cometidas por su marido. Queda huérfana de padre y madre (leitmotiv en
la mayoría de las prostitutas), pero hereda una modesta fortuna que su marido no sabe
administrar y queda en la ruina. Tiene que buscar la manera salir adelante con sus hijos y
Roxana: “Hasta entonces no sólo había preservado mi virtud, sino también mi inclinación y
mi resolución virtuosa, y, de haber seguido así, habría sido feliz, aunque hubiese muerto de
hambre, pues, sin duda, una mujer debería morir antes de prostituir su honor y su virtud por
su discurso, falsos o disfrazados, como el caso de la pícara Justina, para pretender ser una
mujer casta y virtuosa, sino que hay una intención de ajustar su vida a una moral establecida.
Al igual que en Moll, la voz en primera persona de Roxana, dado que narra desde la memoria
de los pecados cometidos: “Si cedo, [dice Roxana a su mucama] es inútil tratar de disfrazarlo
con palabras. Soy una prostituta, Amy, ni más ni menos, te lo aseguro” (Defoe, Roxana 59).
A diferencia del doble discurso de la pícara Justina, el de Roxana está teñido de culpa y de
los valores morales y religiosos que le son dados al personaje desde el inicio de la novela.
Roxana, como todas las prostitutas de la literatura que he mencionado, aunque también se
una especie de salvación de su profesión actual: “Le dije que si hubiera tenido solo un hijo,
o incluso dos, no me habría importado trabajar de costurera […]” (Defoe, Roxana 28).
32
Las novelas de Defoe, más allá de ser representativas para el canon novelístico inglés,
Roxana, las estrechas relaciones que establece con las clases altas de diversos países la
convierten en un tipo de prostituta con clase (en términos actuales), asimismo, su sagacidad
le permite acceder a espacios que son propios de la nobleza. Una de las relaciones más
Me respondió del modo más halagador y me dijo muchas cosas amables que todavía
hoy halagan mi vanidad, hasta que por fin me volví lo bastante orgullosa para creerle
e imaginarme ser una digna amante de un príncipe. Igual que yo le había concedido
al príncipe el último favor y le había dado todas las libertades que es posible otorgar,
él me dio permiso para tratarlo con toda la libertad y pedirle todo lo que quisiera. Sin
embargo, no le pedí nada con codicia, como si fuese una arribista interesada sólo en
su dinero, sino que lo hice con tanta habilidad que, por lo general, siempre se
anticipaba a mis peticiones (Defoe, Roxana 91).
sagacidad, la astucia y la prudencia con las que decide entregarse al príncipe son una
constante en el accionar del personaje. Al igual que las pícaras, obtiene beneficios sociales y
económicos que la posicionan en el medio. Roxana vive lujosamente en París, disfruta del
príncipe como si fuera un amor lícito y se considera una prostituta casta. Viaja a Italia, su
la libertad con la que lleva a cabo todas sus hazañas y la habilidad que tiene para reflexionar
complejo, que se atreve a desafiar incluso lo establecido, como el matrimonio, por ejemplo.
33
Es un personaje, que más allá de estar configurado para mostrar la absolución de los pecados
por medio del arrepentimiento –objetivo de Defoe–, representa bien a la cortesana culta,
Así, Roxana pertenece, junto con Moll Flanders, por el arrepentimiento que las
caracteriza, al grupo de las prostitutas redimidas, pues también expresa, con su voz, el
Repasé, bajo tan terribles aprensiones, la vida que había llevado y la consideré con el
mayor asco y desprecio; me sonrojé y me pregunté a mí misma cómo había podido
renunciar a la modestia y el honor y prostituirme por el dinero; y pensé que si Dios
tenía que librarme de la muerte esta vez, todavía tenía posibilidad de volver a ser la
de antes (Defoe, Roxana 164).
de prostitutas que reflexionan sobre la vida que han llevado y toman la decisión de dejarla.
Al igual que la pícara Justina, Moll Flanders y Roxana, son personajes que remiten a la figura
de María Magdalena. La salvación del alma y el cuerpo a través de la redención (es decir,
por gracia de un tercero), es una de las soluciones estéticas comunes y constantes para el
personaje de la prostituta.
Es este contexto del siglo XVIII, aparecen personajes afines a las prostitutas
cortesanas de Defoe: destacan obras como Manon Lescaut (1731) del escritor francés Abate
Prévost o Fanny Hill17 (1748) del escritor inglés John Cleland. En ambas novelas, con
17
La novela de John Cleland es parecida a las novelas de Defoe, pues cuenta la historia de una joven de quince
años, huérfana, en la Inglaterra del siglo XVIII. Lo que la diferencia es el erotismo intencional y característico
con que se narran los encuentros sexuales entre Fanny y sus amantes o sus compañeras de burdel. Esta
característica le costó a Cleland que trataran de censurarlo y según Melquíades Prieto: “Conoció toda suerte de
prohibiciones y multas a editores piratas y libreros que la vendían bajo cuerda. El novelista y su editor, pese a
que fueron acusados de obscenidad, no sufrieron ninguna condena […]” (11). Se trata pues, dice Prieto: […] de
un relato, en primera persona, en la que la protagonista de la historia da cuenta –como en la mejor tradición de
la picaresca española– a una señora, de la que no sabemos nada, de las peripecias que la han llevado a ‘la cumbre
de toda fortuna’. Pero aquí no hay robos, ni hambre, ni violencia si no es para mayor disfrute de los distintos
34
historias parecidas a las de Defoe, sobresalen la astucia, la manipulación emocional, la
seducción y el engaño, como características de cada una de las protagonistas. Hay una
desde la voz de la prostituta, sino que hay un doble narrador, una voz en primera persona
introduce la historia y pasa la voz a Des Grieux, personaje que cuenta cómo se enamoró de
Ella me dijo que se llama Manon Lescaut, y parecía estar muy satisfecha del efecto
que sus encantos habían producido en mí, creí notar que estaba asimismo no menos
emocionada que yo, y me confesó sinceramente que me encontraba agradable y que
me agradecía el deberme su libertad. Quiso saber quién era yo, y cuando se lo dije sus
ojos brillaron de alegría, pues siendo ella de cuna vulgar, pareció también muy
halagada con la idea de haber conquistado a un hombre de mi alcurnia (Prévost 25).
La historia de Manon es útil para empezar a definir otro tipo de prostituta que es la
femme fatale; aunque hay un diálogo claro con la prostituta cortesana, como se acaba de ver
en la cita, se nota interesada en la posición social del caballero. Es importante destacar que,
a diferencia de los otros personajes que se han mencionado dentro de las categorías de pícara
encuentra Manon, descrita desde la voz de él, su enamorado; mientras que él se retrata a sí
mismo como dolido, con incertidumbre, a ella la representa como la heroína, exaltada desde
la perspectiva del tonto enamorado que cree que la pueda salvar de la desdicha del pecado,
del destino determinado, con su amor puro y purificarla. En ese nivel narrativo, Manon es
personajes que circulan por la vereda vital de nuestra joven jacarandosa, y placentera, que en cada caso sabe
sacar el mejor provecho de su progresión en la carrera venérea” (11-12).
35
una diosa, fuera de él es sólo la causa del pesar de Des Grieux. Estas dos perspectivas se
contraponen para mostrar la dualidad del personaje de esta prostituta, primero como un ser
deseable y luego como un ser casi diabólico, cualidad más próxima, esta última, a la mujer
fatal.
Des Grieux, quien se enamora perdidamente de Manon, narra todas las desgracias por
las que tiene que pasar para ser digno del amor de Manon. Siempre justificando las traiciones
cometidas por ella, describe cómo su honor y dignidad valen poco cuando se trata de
perdonarla. Esta visión, en el mundo novelesco, permite que se perfile el personaje femenino
como una amenaza, pues es quien incita al pecado del que no pueden resistirse los hombres
víctimas de sus encantos. Recuerda que en la tradición católica el demonio se asocia con las
mujeres.
por encima de los juicios morales que sobre ellos se formulan. Pero en la novela de Prévost
la perspectiva sobre el problema toma otro rumbo, es decir, sí hay una cuestión moralizante
de fondo, como en el caso de Defoe, pero la intención es remarcar a la prostituta como una
criminal, como un mal social; la burla y el engaño, ya no son elementos humorísticos para
disfrazar los errores cometidos por los personajes, sino que se convierten en características
Aun cuando la publicación de Manon Lescaut es en 1731, existe una conexión con
otras novelas decimonónicas francesas (que aparecen entre los años 1870 a 1900) que
representan a la prostituta también como una delincuente. Las características que presenta el
personaje de Manon permiten identificar la fusión entre la cortesana y la femme fatale, sin
36
olvidar las comunes como la orfandad o el oficio de costurera y la muerte como solución
estética.
Otras novelas francesas decimonónicas, que son propias del romanticismo (1830-
(1848), respectivamente. Por un lado, el texto de Balzac narra, a partir de un personaje, Esther
“la Torpedo”, las aflicciones de una mujer analfabeta del bajo mundo en el contexto de la
sociedad francesa de la primera mitad del siglo XIX. Esther, irresistible para muchos
hombres, consigue la redención por medio del amor que siente por Luciano, porque es un
amor sincero, lo ama de verdad, pero nunca puede corresponderle completamente porque
Por otra parte, en La dama de las camelias, al igual que en la novela de Prévost18,
Armando Duval reproducida por el narrador en tercera persona, quien a su vez introduce su
propia perspectiva sobre los hechos narrados, la vida que llevó Margarita Gautier. Además
del recurso novedoso de la historia contada por un concierto de voces narrativas, también
resulta innovador saber desde un principio que Margarita muere a causa de la tisis. Este
adelanto del fin del personaje de la prostituta no ocurre en las obras comentadas hasta ahora.
el Conde, personajes innominados a los cuales se identifica sólo por sus títulos nobiliarios.
Se presenta así una suerte de justicia poética (si acaso ocurre): los destacados socialmente
18
En la novela de Dumas se hace referencia a la novela de Prévost. Hay una escena donde están subastando las
pertenencias de Margarita Gautier, entre ellas la novela de Prévost y el narrador protagonista se ve muy
interesado en comprarla: “De improviso oí una gran voz que decía: –Un tomo magníficamente encuadernado y
dorado en el canto, intitulado: ‘Manón Lescaut’. En la página hay algunas palabras manuscritas. Diez francos”
(Dumas 34).
37
carecen de nombre propio y la prostituta, “mal necesario” tiene nombre y apellido. Desde la
Del mismo modo que en la historia de Manon que gira alrededor del sufrimiento de
historia escrita por Dumas, Armando Duval, abogado, necio, romántico empedernido, es
para mantener una relación amorosa no correspondida, pues Margarita Gautier persiste en su
condición de prostituta.
Es importante mencionar que en La dama de las Camelias (1848) aparece por primera
vez una prostituta cuyo fin es la muerte. De este modo, el final aleccionador de la meretriz
de morir joven, dignifican a Margarita. La muerte por enfermedad es uno de los finales
del siglo XIX. De este modo, con propósito didáctico o no, consciente o circunstancial, la
escala de valoración estética se corresponde con el juicio moral en el que forman los lectores
38
Considero importante destacar este punto, porque las prostitutas representadas como
mujeres fatales o víctimas de las circunstancias obtienen la muerte (es el caso de Margarita
Gautier) como castigo y ya no como redención. Su deuda, entonces, debe ser y es saldada
con la justicia humana (la moral de la época prescrita para su condición de género; la muerte
como mal menor) y no mediante el juicio divino (el perdón de los pecados).
que pertenecen, las hace mutar para cobrar sentido en las diversas esferas contextuales en las
reconocen, por un lado, elementos propios del personaje como la orfandad o el oficio de
las relaciones con las clases sociales o usos convenientes de la propia belleza, asociadas a las
cortesanas.
En el siglo XIX hubo una significativa producción literaria dedicada a narrar (con voces
masculinas o pseudónimos, como la escritora española Matilde Cherner quien publica bajo
hicieron populares porque los temas sobre la femineidad, la moral o la emancipación, acordes
a los debates sobre el papel social de las mujeres, tuvieron lugar entre científicos e
alcance internacional) liderados por ellas a favor de la obtención del sufragio, por poner un
39
El siglo XIX ha sido considerado como la centuria de las mujeres. A lo largo de este
período, la mujer pasó a convertirse en un motivo recurrente de discusión y reflexión.
Que propició todo tipo de enfrentamientos enconados sobre el papel que debía
desempeñar la mujer en la nueva sociedad […]. Pocas veces en la historia se había
hablado tanto de la mujer, de su participación en la vida pública, de sus cualidades
dentro de la familia, de sus virtudes en las grandes ocasiones y de sus perversiones en
las distancias cortas. La centuria es pródiga en códigos civiles, tratados filosóficos,
ensayos científicos y sociológicos, que tratan de explicar y justificar la nueva imagen
de la mujer. Lo sorprendente es que esa imagen de la mujer tiene un origen masculino
y serán los patrones culturales patriarcales los que determinen los derroteros, los
éxitos y fracasos de la mujer finisecular (23).
la verdad de una realidad social en decadencia, de acuerdo con los presupuestos de los
ciencia, para comprobar y sustentar el origen, acciones, deseos y destino de los personajes.
por ejemplo, se enfocaban en problemas relacionados con la salud pública y la higiene. Las
enfermedades de transmisión sexual se habían vuelto un asunto común en Europa; fue así
como confinaron a las prostitutas a burdeles reglamentados para controlar dichas infecciones.
Y de este modo, se trazan también los parámetros que asocian lo bello con lo sano (belleza
Entre los avances científicos y tecnológicos propios del siglo XIX hubo protocolos,
por ejemplo, de índole médico, para que las prostitutas pudieran ejercer el oficio de manera
controlada, confinada, oculta a la vista de “las buenas conciencias”. Esta y otras ideas,
40
basadas en el positivismo en lo relativo sobre todo al determinismo, se plasmaron en los
trabajos de escritores como Émile Zola, los hermanos de Goncourt o Huysmans, quienes
establecieron un diálogo entre los discursos imperantes y sus propuestas artísticas. Esto dio
fisiología: el sino deja de ser obra de la divinidad para ser resultado de los genes, el contexto
Desde esta perspectiva, la prostituta víctima funge como una imagen que muestra el
cúmulo de vicios y la decadencia de las sociedades modernas. Es importante resaltar que las
redimen de manera artística, romántica, ni por la gracia de algún demiurgo que las haga
renacer del polvo maculado; más bien, el final de estos personajes acontece con la muerte
progreso” modernos.
La fille Elisa (1878) y Naná (1880), por ejemplo, son novelas francesas que
“contribuyen a forjar un arquetipo ‘de la mujer caída’, que en la mayoría de los casos se erige
como emblema de una sociedad corrupta y viciosa y cuya historia sirve al afán moralizador
y regenerador de sus creadores” (Ordiz 26). Los personajes en estas novelas no tienen
esperanza de redimirse porque su presentación está orientada, como dice Ordiz, a simbolizar
41
También en este marco, Joris-Karl Huysmans publica, antes que Edmond de
Goncourt y Zola, Marthe, historia de una fulana (1876); la cual narra la vida de una joven
que no tiene opción más que dedicarse a la prostitución: “Marthe ganaba entonces, como
oficial en la fábrica de perlas falsas, un salario de cuatro francos al día, pero el oficio era
maltratada por quienes la rodean, de modo que, según se plantea en la novela, sus alternativas
para sobrevivir apartada del vicio son nulas. Dice el narrador: “[…] una disposición a la
neurosis que le venía de su padre, una cierta pereza instintiva que le venía de su madre, tan
pululaban y se agitaban furiosamente en ella” (Huysmans 17). Características que sin duda
Marthe, remiten tanto al determinismo social como al genético, pues como obrera de una
Por otra parte, está la novela de Edmond de Goncourt cuyo interés radica
el discurso médico de la época, como en el caso del italiano Cesare Lombroso (1893), quien
42
es el equivalente de la criminalidad en la mujer, o sea, la forma específica bajo la que
se manifiesta la degeneración de ésta’ (Huertas 353).
la mujer, las opiniones de Lombroso también influyeron de manera significativa para forjar
de Goncourt plantea cómo esta idea que se tenía de la mujer de los “bajos mundos”, la afecta
de manera directa convirtiéndola en víctima. Miro, creo, luego enjuicio. Dice de Goncourt
en el prólogo de su novela:
pena, el objetivo es que con su novela se persuada a los legisladores, quienes han hecho leyes
que degradan no solo a las mujeres como a su personaje, sino también a otros criminales:
“[…] que hiciese [su libro], en último término, examinar y juzgar la hermosa ilusión del
mejoramiento moral por el silencio; que mi libro, en fin, tuviese la suerte de hablar al corazón
43
fomentar el mejoramiento moral de los criminales mediante otros medios19 y no intentar la
Pero esta reeducación prescrita en las leyes de la época y sancionada en los discursos
sociales castiga doblemente a las mujeres: por un lado, dirigen cómo deben comportarse en
el ámbito público (la moral y la estética) y por el otro, cuál es su papel en función de su sexo
(ser hija, hermana, esposa, madre, ama de casa ejemplares). Cualquier desvío la coloca en el
límite de la degradación; una vez ahí, queda sola a su suerte. Los tratados médicos,
siglo XIX, sino el de la mujer como un alguien que hay que conducir, controlar y cuidar,
incluso de sí misma.
Elisa dentro del mundo de la prostitución: su madre es dueña de un prostíbulo, ella misma
decide tomar tal camino, disfruta de esa vida y tiende, por tanto, porque es lo que ha
Por la noche, cuando volvía, entraba enseguida a la cocina. Sentía frío, aunque el
tiempo hubiera sido caluroso, y se acercaba a la lumbre. Allí permanecía silenciosa,
con las manos dirigidas al fuego, que las hacía transparentes. María Sablazo, que
bajaba en aquel momento a buscar una cafetera de agua caliente, mirando las manos
de Elisa, notó que tenía debajo de las uñas una línea encarnada, como en las uñas de
las mujeres que han hecho dulce de grosella durante el día (Declaración de un
testigo) (Goncourt 90).
Como muchas de las prostitutas de las que se ha hablado en este estudio, Elisa es de
origen vil, huérfana y, por tanto, sufre los efectos de las creencias de una época: si la familia
19
Foucault tiene mucho qué expresar al respecto en Vigilar y castigar (1975).
44
supone protección, carecer de ella implica estar expuesto, vulnerable. Por otra parte, en el
En relación con las acciones del personaje, a pesar de que el sistema penitenciario le
ofrece a Elisa la posibilidad de recuperarse moralmente (la caída ofrece un renacer) mediante
la penitencia y el trabajo honesto (en la cárcel ejerce de costurera), no es suficiente para ser
El médico escribió a los pocos días un informe sobre el estado de Elisa, afirmando
que la presa no tenía ya la percepción clara y rápida de las cosas, que había perdido
la concentración del espíritu, que estaba sometida a impulsos extraños a su voluntad.
En el robo de los bonos de cantina y en la voracidad desarrollada de pronto en Elisa,
apoyaba ya los síntomas de su imbecilidad. Declaró que no era una loca, pero que no
poseía ya ‘el grado común del libre albedrío necesario para la existencia de la
culpabilidad’ (Goncourt 146).
sustituye la palabra de la divinidad. En este caso, es el galeno quien avala las consecuencias
de los actos de Elisa, mediante la patologización de la conducta del personaje. Si actúa así es
porque está enferma y carente de juicio (humano, se entiende; masculino, desde luego).
sus deseos, sus palabras y sus acciones; sino que el expolio alcanza la negación del
45
despojo las deshumaniza y convierte en accesorios deseables (de ornato) o desechables
La locura, principalmente en las prostitutas de finales del siglo XIX, suele, a menudo,
ser la solución narrativa con la que se resuelve el problema moral cuando no hay posibilidad
locura de Elisa: “Tal era la ilusión de aquella infeliz mujer, que con los dedos hinchados de
una mano casi paralítica, describía círculos irregulares en el aire corrompido de la zapatería
para que cayesen sobre ella las flores de los cerezos del valle de Ajol” (Goncourt 155).
En este caso, la imagen que se muestra de Elisa refleja el deterioro mental y físico de
una prostituta puesta en manos de autoridades tanto políticas como religiosas o científicas,
trata de juzgar a una mujer) no permiten que obtenga algún tipo de redención; convirtiéndola
objetivo la comprobación de una hipótesis, pues habría que mostrar el porqué del fatal destino
del personaje. La puesta en escena de la prostituta funcionaba como una especie de pretexto
que le servía no sólo para echar a andar sus teorías sobre la novela experimental, sino también
para hacer crítica genuina del Segundo Imperio: acusar a la burguesía por medio de la
Las características de Naná la vinculan no sólo con la prostituta víctima, sino incluso
se le puede relacionar también con la cortesana. Aunque se sabe que la protagonista de Zola
46
está determinada por el medio del que es parte (la moral de su época) y que no tendrá un buen
cual se aprovecha para tener mejor calidad de vida. Francisco Caudet Menciona lo siguiente
Naná es cortesana, víctima y mujer fatal –como se verá más adelante–. Zola quiso
mostrar que esta mujer es fruto de una sociedad que la determina por su origen vil. Por un
lado, solo se le da dignidad como un producto del que la sociedad se puede aprovechar, del
que se puede hacer uso cual objeto, del que se obtienen beneficios deshonestos. Este autor
moral. Por otro lado, está, precisamente, la herencia, el determinismo genético que la
predispone a una vida de “desvíos”: “[…] era la historia de una muchacha, retoño de cuatro
o cinco generaciones de borrachos, de sangre viciada por una larga herencia de miseria y de
Estas características son precisas para definir a la prostituta víctima. No hay salida,
moral. El destino infame y grotesco es definitivo para este tipo de mujeres. Así, la escuela
naturalista, gracias a los discursos científicos y positivistas que proliferan en la segunda mitad
47
del siglo XIX, se ocupó de dar forma al personaje de la prostituta para mostrarla viciosa,
La producción narrativa del naturalismo fue vasta y diversa en Europa gracias a las
propuestas sobre la novela experimental de Zola, quien quedó como un referente
obligado para entender la imagen de la prostituta en novelas posteriores. Zola, además
de establecer un eje de partida para otros escritores, ‘pintó en frescos los dramas del
alcohol […], de la vida rural, de los ferrocarriles, etc.’ (Clouard 336).
censura propia del fin de siglo, la estética naturalista dejó sus frutos con distintos matices en
diversas obras. La publicación y difusión de algunas de estas novelas dieron lugar a escándalo
Eduardo López Bago, Pura Fernández hace un recuento de todas las novelas que surgieron
20
Jean-Louis Guereña, quien estudia el tema de la prostitución en la literatura española del Siglo XIX, refiere
obras anteriores propias de España que van forjando el personaje de la prostituta: “la representación literaria
del universo de la prostitución tiene en España una tradición bien conocida desde la época medieval, con figuras
tan arraigadas como La Celestina o La lozana andaluza. A pesar de su publicación tardía en el siglo XIX en
una corta tirada de 50 ejemplares, pero con copias manuscritas que circulaban en la segunda mitad del Siglo
XVIII, tampoco podemos olvidar el famoso Arte de las putas (o Arte de putear) de Moratín padre (Nicolás),
según el cual Madrid contaba en la década de los setenta del siglo XVIII con ‘más de cien burdeles’, de los que
nos facilita una guía geográfica relativamente precisa. Podemos referirnos también a algunos pliegos de cordel
tal un romance fechado el 30 de setiembre de 1769 y en el cual unas cortesanas madrileñas se quejan de la
persecución de la que son objeto por parte de las autoridades y que les ha hecho emigrar de la corte” (157-158).
21
“Mercedes Etreros, en un excelente estudio que es imprescindible […], agrupa las novelas de López Bago
[…] bajo el epígrafe de ‘naturalismo erótico’” (Lozano 347).
48
sobre la prostitución tolerada por los gobiernos y la extensión de la pandemia
sifilítica, en su eje argumental (10).
Es decir, se debe prevenir al lector de no cometer los mismos errores morales que los
personajes. Unos años antes de que la novela de Bago se diera a conocer, la escritora Matilde
Cherner publicó la novela María Magdalena (Estudio social) (1880), bajo el seudónimo de
Rafael Luna. En esta obra se hace referencia, una vez más, a la figura bíblica para criticar la
protagonista a una prostituta con tal nombre, se refleja en la compasión, comprensión, que la
voz narrativa muestra hacia las prostitutas y al tema de la prostitución. Es el perdón, por parte
del lector, lo que las puede redimir, pues, como se muestra en la novela, ellas son solo
Sánchez-Heredero y R. Pérez de Ayala, cuyas obras aparecieron entre los años 1870-1900.
novelas de este género durante el siglo XIX. La imagen de “la mujer caída” es un referente
22
En un artículo sobre la Naná de Zola, Rafael Huertas y José Luis Peset hacen referencia a la obra de los
italianos Lombroso y Ferrero, el documento se titula La Donna Delinquente. La prostituta e la donna normale
(1903). Huertas y Peset tratan de relacionar a la prostituta de Zola con algunas de las características que
proponen los criminólogos italianos en donde igualan a la prostituta con una delincuente. Aseguran que Zola
“recurrirá a investirla [a Naná] de una serie de elementos que contribuirán a la composición del llamado «état
de vice», entre ellos destaca, como fundamental, la ninfomanía, pero también cierto componente lesbiano […],
y un narcicismo muy acentuado” (355).
49
común en la narrativa de la segunda mitad del siglo. Muchas de las novelas tienen relación
directa con el naturalismo francés. Dicha producción coincide (¿casualmente?) con el hecho
asuntos que los escritores del periodo no dejaron pasar desapercibidos y expresaron en sus
obras.
En este mismo contexto, hacia finales del siglo XIX, se prefigura otro tipo de mujer,
la femme fatale, la cual se caracteriza, según Delfina Rodríguez Fonseca como: “sensual,
decadentes y no exenta de ciertos tintes sádicos” (413). Otra definición es la que da Patricia
Coba Gutiérrez: “[…] la mujer irresistible que conduce inevitablemente a los hombres hacia
el peligro, valiéndose de sus atributos físicos y de su astucia” (19). Otros críticos como
Golrokh Eetessam Párraga consideran que con la Femme Fatal resurge la figura de Lilith:
“Lilith convertida en el icono de la mujer situada fuera del círculo correcto, la femme fatal,
la prostituta, la pervertidora perversa” (233), “la mujer fuerte y dominante que, con su
embriagadora belleza, conduce a los hombres, víctimas débiles ante sus perversiones, hacia
siglo. Los autores franceses que he mencionado, Huysmans, de Goncourt y Zola, muestran
ciertos tintes de este tipo de mujer en sus personajes, pues además de ser víctimas del
contexto histórico son también personajes que, con su belleza y seducción, conducen a los
50
una “castración” que se vinculaba a la mujer con “pantalones”, que reivindicaba su
igualdad con el varón (68).
características de mujeres fatales. A pesar de que todas tienen destinos crueles y despiadados,
enfermedades o muerte, se describen a detalle ciertos aspectos del físico que son
provocadores, así como su capacidad de seducción que lleva a los hombres a la “perdición”.
En el caso de Elisa, la prostituta de Goncourt, aunque se le defina como una criminal, hay
algunos aspectos del personaje como su soberbia y su belleza, que insinúan ser la causa de la
desgracia de algunos hombres: “Tenía esa distensión de las fibras, esa blandura de las carnes,
ese desarrollo del seno. Y sus labios, casi siempre entreabiertos, eran esos labios en que
parece haberse roto el resorte de los besos” (62). La belleza de la prostituta se presenta como
una trampa, un aspecto de índole visual que provoca deseos carnales en los hombres, es por
eso por lo que también se considera a la mujer como un ser maligno que induce a la ruina,
Marthe de Huysmans también es descrita como una mujer seductora que hace uso del
poder del escenario para mostrar la belleza y conquistar a su público: “[…] apretaba sus
pelirrojos, sus labios excitantes, húmedos, voraces, rojos, estaba ¡irresistible!” (11). Uno de
los elementos propios de la mujer fatal es el cabello pelirrojo23 que remite a la belleza
23
Como ejemplo de esta constante está el pintor Edvard Munch, quien pintó una mujer súcubo: Vampira (1894).
“Hablamos de aquella mujer que se cierne sobre la figura del hombre escondida bajo un manto de tinieblas,
esparciendo su cabellera rojiza, símbolo clásico del pecado, como si de una red se tratara”, dice la crítica de
arte Diana Hinojosa en su artículo sobre “Las mujeres de Munch” publicado en la revista cultural digital
Amanece metrópolis el 3 de agosto de 2017. URL: https://amanecemetropolis.net/las-mujeres-munch/. También
está el poema de Noel Plebeyo titulado Mujer fatal V, dedicado a Rita Hayworth y que inicia con la siguiente
línea “pelirroja de los pies a la cabeza”. Publicado en el blog personal del poeta el 6 de febrero de 2012. URL:
http://noelplebeyo.blogspot.com/2012/02/mujer-fatal-v.html.
51
demoníaca y puede simbolizar una sensualidad descontrolada, y el caso de Marthe es así, es
decir, su belleza es la que le permite salir del bajo mundo para experimentar una suerte de
presunción, así como su arrogancia y vanidad, son propias del personaje que la llevan a
obtener beneficios de todo tipo. “En Naná, el tema de la belleza diabólica y de la mujer fatal
empieza, a partir del primer capítulo, a cobrar protagonismo, de modo que el tema de la
Así, tanto la prostituta víctima como la mujer fatal se fusionan en los personajes
literarios de los franceses Edmond de Goncourt, Zola o Huysmans. Elisa, Naná y Martha son
prostitutas víctimas que vienen del bajo mundo y que suelen ser seductoras, perversas y
también se distingue su función punitiva, pues es ella quién con presencia o lejanía hace sufrir
a los hombres y los arrastra hasta la pérdida de su dignidad. Su valoración como ángel o
52
1.4 Santa de Federico Gamboa, referencia obligada en la literatura
hispanoamericana
Se ha añadido un apartado sobre Santa (1903) porque armoniza perfectamente bien con el
corpus de esta investigación. A pesar de ello, no se hace un análisis con la misma profundidad
ni en el mismo sentido que con las demás obras porque es un texto que se ha estudiado
profusamente. Su relevancia se debe a que ha sido un ejemplo constante para establecer una
ilación se concreta en las abundantes comparaciones con Naná y con la propia Elisa. Se
hispanoamericana, sino porque representa un punto clave para la tradición del personaje de
la prostituta. Sin Santa habría un eslabón perdido, un hueco; su inclusión en esta tesis es una
estrategia metodológica para unificar las novelas y para darle, al mismo tiempo, su lugar
la obra más representativa del naturalismo mexicano. Es la historia de una joven que se muda
ha visto en otras obras, la llegada a este espacio representa para la nueva huésped una
no solo la de la prostitución, son las que se viven en el contexto capitalino porfirista y Santa,
francés, un panorama preciso del contexto del cambio de siglo. Al escribir la vida de Santa,
evidenció la suerte de las mujeres que fueron víctimas de los burdeles reglamentados y de la
53
misma decadencia social de la época. Su estrategia de representación reside en la observación
minuciosa y el análisis social, para mostrar la imagen típica del México finisecular. En sus
El novelista de hoy es un obrero que recoge los materiales del camino, los que pierden
los parientes, los amigos, los conocidos, y que se encierra a trabajarlos, a pulirlos, a
darles belleza artística; el novelista de ayer era un enfermo que se torturaba el cráneo
hasta no extraerle algo formidable y enmarañado, que se vendiera pronto, aunque
fuera la más absurda de las mentiras. El lector quedaba complacidísimo, se le había
hecho agua la boca con las picardías leídas, mas al cerrar el libro, tranquilizábase con
la consideración de que aquello no era cierto. Ahora, no; si acaso concluye un libro,
quédale ingrata impresión, precisamente porque lo leído es verdadero; parécele que
en vez de a una lectura, asiste como testigo a un proceso real, ante un tribunal
incorruptible, el de la propia conciencia. Ha visto su retrato, o su caricatura, y se
indigna; no le place que se lo echen en cara; prefiere el engaño, las hipocresías; que
los periódicos y las relaciones y los indiferentes lo desvanecen a fuerza de adjetivo
encomiásticos y mentidos (131).
los rasgos y acciones más detallados de los seres humanos, así como los del contexto en el
que estos se encuentran para revelar al lector el mundo decadente que este desconoce o no
quiere ver. Como ya se sabe, la relación de Santa con la escuela naturalista francesa es
de la metrópolis, junto con sus actores, es el centro de atención para mostrar al lector el
dignidad de sus ciudadanos. Es por esto que los burdeles, con su sistema de reglamentación,
representaron ganancias significativas para los dirigentes del país de ese momento. El mismo
Salvador Novo, refiriéndose a Santa, afirma que es una muestra definitiva de las dinámicas
54
de los burdeles de fin de siglo, y que no hay mejor ejemplo que la novela de Gamboa para
La prostituta de Gamboa, como muchas otras, viaja del campo a la ciudad para
En ese cuadro, Santa, de niña, y de joven más tarde; dueña de la blanca casita; hija
mimada de la anciana Agustina, a cuyo calor duerme noche a noche; ídolo de sus
hermanos Esteban y Fabián, que la celan y vigilan; gala del pueblo; ambición de
mozos y envidia de mozas; sana, feliz, pura… ¡Cuánta inocencia en su espíritu, cuánta
belleza en su cuerpo núbil y cuántas ansias secretas conforme se las descubre!... ¿Por
qué se le endurecerán las carnes, sin perder su suavidad sedeña?... ¿Por qué se habrán
ensanchando sus caderas?... ¿Por qué sus senos, mucho más marcados que cuando
niña ¡oh! pero mucho más –y no hace tanto tiempo que lo era–, lucen ahora dos
botones de rosa y tiemblan y le duelen al curioso palpar de sus propios dedos?... ¿Por
qué el padre, en el confesionario, no la deja contarle estas minucias y le aconseja no
mirarlas? (Gamboa, Santa 55-56).
55
En este pasaje parece que Santa está condicionada por ser mujer; pero al mismo
tiempo, la serie de preguntas retóricas que se plantea sobre los cambios en su cuerpo parece
poner en duda la culpa de sus pecados, pues no puede escapar de su propia mirada (y en
determinismo naturalista y social, muy cercano a la escuela de Zola, demuestra las causas y
consecuencias de las acciones de los personajes. Es este mismo fragmento el que define la
moral de la época y de la novela, pues como dice Martha Munguía: “El idilio se construye
referencia moral al que con frecuencia estará remitiendo el narrador” (El derrumbe 76).
Lo que sí perdía, y a grandísima prisa por desgracia, era el sentido moral en todas sus
encantadoras manifestaciones; ni rastros quedaban de él, y por lo pronto que se
connaturalizó con su nuevo y degradante estado, es de presumir que en la sangre
llevara gérmenes de muy vieja lascivia de algún tatarabuelo que en ella resucitaba con
vicios y todo. Rápida fue su aclimatación, con lo que a las claras se prueba que la
chica no era nacida para lo honrado y derecho, a menos que alguien la hubiese
encaminado por ahí, acompañándola y levantándola, caso que flaqueara (Gamboa,
Santa 85).
Este es uno de los pasajes más citados cuando se trata de relacionar a Santa con la
estética naturalista, pero más allá de la determinación genética están los juicios morales que
la excluyen de tener una vida digna por haber caído en tentación. Es por esto que Santa,
corriente victimista y es al mismo tiempo mujer fatal, pues está destinada a caer y al hacerlo,
56
obtienen redención, sólo es salvada una vez muerta por la mirada de Hipólito, el pianista
ciego que se enamora de ella; su ceguera se puede interpretar como un punto de inflexión
moral, pues no la puede ver, sólo aceptar quién es y admitirla con lo que tiene y sus carencias;
dice el narrador de Santa: “El sufrimiento, el amor y la muerte habían purificado a Santa –
Augusto D´Halmar, así como con Blanca Sol (1888) de Mercedes Cabello de Carbonera y
Nacha Regules (1919) de Manuela Gálvez debido a que se publican en coyunturas similares
Estas cuatro novelas pertenecen a la narrativa del cambio de siglo y son ejemplos
relevantes para mostrar los procesos de creación artística en diálogo, no sólo con la
producción literaria decimonónica europea, sino también con la tradición literaria del
personaje de la prostituta.
57
II. La prostituta en las letras hispanoamericanas: tres casos en
el cambio de siglo
principalmente, a que la tendencia naturalista, de este lado del océano, estaba encaminada
Aun así, la conexión que hay entre ellos es fundamental para comprender y analizar
Cabello de Carbonera o Matto de Turner puesto que difieren, precisamente, de esa lógica
cientificista de la que Zolá participa casi religiosamente y los valores morales de los autores
verdadera posible y criticar, por medio de una mirada ética y estética, los vicios, errores y
El realismo como forma particular de representar el mundo es, sin duda, una corriente
literaria que alcanzó vigencia en el occidente moderno, en tanto que la intención estética que
lo presidía era crear, de la manera más apegada a la realidad, universos ficcionales que
funcionaran como ejemplo de lo que sucedía en los mundos referidos. Georg Lukács
58
reflexiona en Materiales sobre el realismo acerca de esta escuela literaria en los siguientes
términos:
La cita de Lukács explica uno de los objetivos más importantes del realismo: el
escritor crea artística e intelectualmente una realidad que, por ley, por universal, conecta con
el receptor, y así, tanto creador como lector, coinciden en ese punto de entendimiento. La
conexión entre artista y lector, entre lector y realidad representada está sincronizada por la
armonía que hay entre lo particular y lo universal; estos vínculos validan la inmediatez con
hispanoamericanas. Tal escuela fue una de las estéticas dominantes en el siglo XIX, escritores
guerras, invasiones, imperios totalitarios: eventos traumáticos que los motivaron para criticar
los desencuentros sociales de los cuales eran testigos y partícipes. Lo mismo pasa con los
59
dictatoriales después de las guerras de independencia, división estricta de clases sociales,
En general, el realismo es arte que critica, un fenómeno literario que no se limita a las
cómo se percibe, muestra la esencia de los objetos, de los materiales, de manera creíble y
real.
Las ideas del crítico austriaco Ernst Fisher también son importantes para comprender
sobre los que se asienta este enfoque artístico, que da por hecho la exactitud de lo
60
balanceado del que habla Lukács, al naturalismo le falta equilibrio porque su intención va
representación de las situaciones más descarnadas, descritas con una crudeza, ya que parte
problemas sociales del ser humano, significaba una nueva actitud y un cambio en el estilo,
61
literatura que reconoce la existencia de la realidad objetiva y con los medios y estilos
más diferentes intenta representarla (Fisher 130-131).
términos de historiografía literaria, a la misma tendencia, tienen sus matices; de igual manera,
los procedimientos de Tolstoi o Dostoievski van por diferentes caminos. Por ejemplo, el
mismo Lukács, a propósito de lo antes mencionado, dice que: “Emilio Zola es el historiógrafo
de la vida privada de la época del segundo imperio francés, como Balzac lo había sido de la
Restauración y de la monarquía de Julio” (111). Lo cual puede ser asumido como una
obviedad a razón de que dichos autores vivieron diferentes situaciones históricas y sociales
representar y referir lo que pasaba a su alrededor con estrategias estéticas discursivas, muy
Émile Zola y Honoré de Balzac concebían la novela como el género idóneo para
mostrar la totalidad del ser humano, sus conflictos sociales, históricos e incluso espirituales,
que sólo podrían representarse por medio de una obra de largo alcance, una serie de novelas,
ejemplos en los que se evidencia que el realismo literario decimonónico presenta variantes.
Ambos escritores son singulares en la medida en que sus métodos son diferentes, y que,
62
a la realidad, pero con diferentes objetivos. De acuerdo con Lukács, se trata de encontrar un
equilibrio entre el hombre público y privado para mostrar un universo novelesco total, bien
definido.
Sin embargo, el crítico húngaro califica a Balzac por encima de Zola como escritor
realista, siempre teniendo en cuenta la idea del “tipo” como base de un realismo genuino:
“La exigencia de la creación realista del tipo se opone a aquellas corrientes en las que toma
un relieve excesivo el lado fisiológico de la existencia humana y del amor (como en Zola y
su escuela), como a aquellas otras que subliman al hombre en procesos puramente psíquicos”
(14).
gran cantidad de descripciones y referencias que sobre el aspecto fisiológico de los personajes
realiza el escritor realista-naturalista. Para Zola es muy importante mostrar con detalle cada
aspecto del ser humano, sobre todo lo relacionado con lo corporal. Con esta descripción
personajes en los relatos (como el de las personas en el seno social) estaba determinada
mayormente por la carga genética y las condiciones sociales que les son propias; aspectos
Lukács plantea las diferencias entre Zola y Balzac a la luz de su perspectiva teórica:
Zola ha podido ser un gran escritor sólo porque no siempre ha logrado seguir con
plena y lógica coherencia su propio programa de escritor. Pero no debemos creer que
también en el caso de Zola se trata del ‘triunfo del realismo’ que Engels ha
63
comprobado en Balzac. La analogía es solamente formal, y de ahí que resulte
impropia. Balzac ha revelado valientemente los contrastes de la naciente sociedad
capitalista, y por eso sus consideraciones concernientes a la realidad chocan siempre
con sus prevenciones políticas. Artista honesto, ha reproducido siempre aquello que
ha visto, vivido, experimentado, sin cuidarse de que la fiel reproducción de la cosa
vista estuviera en contradicción con sus ideas preferidas. “El triunfo del realismo” ha
salido de esa lucha. Pero los fines artísticos de Balzac no estaban en contradicción
con la representación comprensiva y profundizada de la realidad social. Bien
diferente era la posición de Zola. Entre sus opiniones sociales y políticas y su
tendencia de crítica social no se extiende el profundo abismo que se encuentra en
Balzac. La observación de los hechos, la atención con que sigue la evolución social,
lo hacen más bien radical y lo aproximan al socialismo utópico, pero esto no significa
la lucha contradictoria de sus prevenciones de artista con la realidad (118-119).
apunta Lukács que, aunque ambos métodos logran cierto grado de verismo y son garantía de
una ética autoral, hay momentos en que ambos escritores no pueden evitar la manipulación
del material para fines propios. Según Lukács, Zola podría ser mejor realista si dejara, de vez
La lucha, de ese modo, se desarrolla, como vemos, dentro de los límites del método
creativo de Zola. En Balzac la lucha es entre la realidad y las ideas políticas; en Zola
entre el modo de reproducir y la “materia” reproducida. Por eso en Zola no se llega a
una ruptura tan universal, como es el “triunfo del realismo” en Balzac, sino solamente
en momentos singulares, en singulares particularidades, en los cuales el
temperamento del escritor rompe la cadena de su “cientificismo positivista” y de sus
dogmas naturalistas, para poder moverse libremente, de verdad realista (120).
logra dar en el blanco armónico de lo universal con lo singular, es decir, logra un balance
64
entre el hombre público y privado, una imagen realista, verosímil, sin necesidad de recurrir
En relación con otras corrientes literarias de la segunda mitad del siglo XIX, en
movidos por un fin. Sin duda, dice Pierre Cogny “se sabía que el objetivo esencial era abatir
un romanticismo que había cumplido su tiempo, sin duda también se deseaba que el arte
fuese la representación tan exacta como fuese posible de la realidad […]” (12).
Aunque Zola y sus seguidores fueron fuertemente criticados en los diarios franceses
y por algunos grupos literarios debido a la fascinación que tenían por el naturalismo, no
cesaron de producir sus obras basándose en las fórmulas estéticas expuestas de lo que ya Zola
llamaba “novela naturalista” y más tarde nombraría “novela experimental”. Cabe recordar
que no sólo Zola es quien representa dicha estética, otros escritores importantes como Balzac
(210), por lo que es importante mencionar que Zola sólo tomó el término para darle un
nombre a sus propuestas, pese a que ellas se alejan de lo que primeramente significaba el
naturalismo25.
24
Para mayor conocimiento de la vida de Zola, sus amistades y enemigos, relaciones con los periódicos de su
tiempo, véase la extensa biografía escrita por Matthew Josephson en 1928. En este trabajo utilizo la versión
castellana publicada en 1945 por la Editorial Poseidón, en Buenos Aires, Argentina.
25
Zola, en el ensayo titulado El naturalismo en el teatro (1881) argumenta las razones por las cuales toma el
término “naturalismo” para nombrar su estética: “¿Tengo necesidad, ante todo, de explicar qué entiendo por
naturalismo? Se me ha reprochado mucho esta palabra, se finge todavía no entenderla. Abundan las bromas
sobre este tema. No obstante, quiero responder a la pregunta, ya que nunca se aporta claridad suficiente en la
crítica. Mi gran crimen sería el haber inventado y lanzado una palabra nueva para designar una escuela literaria
vieja como el mundo. De entrada, creo que he inventado esta palabra que ya estaba en uso en diversas literaturas
extranjeras; todo lo más, la he aplicado a la evolución actual de nuestra literatura nacional. Después, aseguran
65
Herman Feussier Binder argumenta que el naturalismo es un concepto polivalente
usado en diversas disciplinas: “El naturalismo es uno de esos términos filosóficos de no muy
buena prensa, justamente porque representa una doctrina o corriente que huele a empirismo,
cumbres de cierta filosofía purista, poco menos que anatema, indigno de ser considerado en
un debate de serias cabezas pensantes” (439). Es cierto que el escritor francés le suma al
genético, es decir la herencia, y el determinismo social al que están sometidos y del cual no
autonomía, sus acciones están determinadas por el entorno en el que se desarrollan y por
Zola estuvo influido por Comte, Darwin, Spencer y Taine, pero el más importante fue
que el naturalismo data de las primeras obras escritas; ¿quién ha dicho nunca lo contrario? Esto sólo prueba que
procede de las mismas entrañas de la humanidad. Toda crítica, desde Aristóteles a Boileau ha enunciado el
principio de que toda obra se debe basar en la realidad. Esta es una afirmación que me alegra y que me ofrece
nuevos argumentos. La escuela naturalista, según la opinión de quienes la atacan o se burlan de ella, está
asentada sobre fundamentos indestructibles. No se trata del capricho de un hombre, de la locura de un grupo;
ha nacido del trasfondo eterno de las cosas, de la necesidad que tiene todo escritor de tomar por base a la
naturaleza” (109).
26
Claude Bernard fue un médico francés, fundador de la medicina experimental, de quien Zola toma las
premisas para sustentar sus propuestas sobre la novela experimental. Mathew Josephson, biógrafo de Zola,
menciona al respecto: “Semana a semana, Zola seguía publicando sus artículos de propaganda en el Bien Public
o el Voltaire, periódicos abiertos a sus ‘doctrinas’. Su amigo Henri Céard le había señalado la obra del doctor
Claude Bernard, que entonces encabezaba un movimiento de la medicina y la ciencia experimentales. Zola
encontró sus ideas de grande y oportuna utilidad, con sólo ‘adaptarlas’ a la esfera de la novela, a fin de completar
su programa a favor de la ‘literatura científica''' (246).
66
[…] el novelista es a la vez, observador y experimentador. En él, el observador ofrece
los hechos tal como los ha observado, marca el punto de partida, establece el terreno
sólido sobre el que van a moverse los personajes y a desarrollarse los fenómenos.
Después, aparece el experimentador e instituye la experiencia, quiero decir, hacer
mover a los personajes en una historia particular para mostrar en ella que la sucesión
de hechos será la que exige el determinismo de los fenómenos a estudiar. Se trata de
una experiencia ‘por ver’ como la llama Claude Bernard. El novelista sale a la
búsqueda de la verdad (34).
experimental, Zola emprende un camino de observador de la vida cotidiana, del entorno que
1893), en las cuales trataría de explicar el origen de fracasos y frustraciones de una familia
Intentó llevar a cabo un proyecto parecido al de Balzac, La comedia humana (1830), pero
con mayores explicaciones científicas que demostraran los motivos de los infelices finales
Para Zola fue muy importante “el análisis de las injusticias y miserias sociales tales
como la prostitución y el crimen […]” (Hirdt 7), pues son temáticas recurrentes. Se ve en los
textos naturalistas, según Willi Hirdt, el estudio del ambiente social, la búsqueda de una
67
de las clases más bajas, uso de la lengua popular. Hirdt, crítico de la literatura francesa, hace
donde se sitúan y el habla que le corresponde a cada uno de ellos; le parece importante poner
como ejemplos tanto a Balzac como a Zola, aunque reconoce en Víctor Hugo un antecedente
sólido:
marginales, están determinados por el medio (social) y por la herencia (genética), “Zola […]
hace del factor milieu27 el centro mismo de su fórmula naturalista, derivada de Balzac” (Hirdt
6). El determinismo genético signa el devenir de los personajes zolacianos; por ejemplo,
Naná, uno de sus personajes más celebrados, casi mítico, se convierte en prostituta debido a
los genes de vicio de su padre alcohólico, personaje que aparece en otra novela, La taberna
(1877). Naná lleva en su sangre la huella de un destino trágico que se corona con la muerte
Naná quedaba sola, boca arriba, a la claridad de la bujía. Era pura carroña, un montón
de humores y de sangre, una paletada de carne putrefacta, arrojada allí sobre un
almohadón. Las pústulas habían invadido toda la cara, tocándose unas con otras; y
marchitas, hundidas, con agrisado aspecto de lodo; parecía ya un moho de la tierra
27
Entorno, condición social.
68
sobre aquella papilla informe, donde no se reconocían los rasgos. Un ojo, el izquierdo,
había desaparecido completamente en el hervor de la purulencia; el otro, entornado,
se hundía como un agujero negro y corrompido. La nariz supuraba aún. Toda una
costra rojiza partía de una mejilla e invadía la boca, estirándola en una sonrisa
abominable. Y sobre aquella máscara horrible y grotesca de la nada, los cabellos, los
hermosos cabellos, conservando sus reflejos de sol, corrían como chorros de oro.
Venus se descomponía. Parecía como si el virus recogido por ella en el arroyo de las
calles, en la carroña abandonada, ese fermento con que había emponzoñado a tanta
gente, acabara de subírsele al rostro y lo hubiera podrido (Zola 566-567).
Este pasaje que exhibir la corrupción del cuerpo de Naná es, según Zola, una
la descomposición del cuerpo de “la mosca de oro” y justificar la muerte con una serie de
eventos que corresponden no sólo a las acciones llevadas a cabo por ella y a los errores
cometidos, sino a la herencia genética de sus padres y al determinismo social del que es
víctima. De las acciones del personaje depende la explicación científica de su destino, una
prostituta no podría tener otro tipo de final porque entrega su cuerpo a los vicios carnales
de la segunda mitad del siglo XIX es “una tal literatura [que] no puede dejar a un lado la
realidad y el medio social de los grupos marginales que, al parecer de modo irremediable, se
hallan tan lejos de la prosperidad industrial general que constituyen un mundo propio y
69
el asesino, el sacerdote o el artista28. Análisis sociales y fisiológicos son, según Zola, de lo
que están hechas sus novelas, cuya crítica pone en evidencia el origen de los males sociales.
escritores porque las realidades de la segunda mitad del siglo XIX se prestaron para ser objeto
y consecuencias trágicas.
La tendencia realista se expandió por Europa e Hispanoamérica entre los años 1870 y 1920.
Sin embargo, en España, el periodo literario realista-naturalista es más corto que en los demás
[…] en España, […] el período durante el cual se escribió la novela realista fue algo
más breve que en Francia, y sus cultivadores aparecen en un grupo, produciendo por
las mismas fechas las obras más apreciadas del género. Por esta razón, el panorama
de la época, al contrario que en Francia, presenta, bajo la denominación general del
realismo, manifestaciones artísticas muy dispares entre sí, sin que los autores más
importantes formen escuela. Cada uno tiene sus teorías y es único ejemplar de ellas.
(Navarro 21)
las novelas realistas-naturalistas peninsulares fueron censuradas, así como sus escritores, por
28
El estudio introductorio a la edición de Naná, de la Editorial Cátedra, hecho por Francisco Caudet, explica
detalladamente el plan de Zola para sus Rougon-Macquart. Edición citada en la bibliografía, págs. 9-56.
70
presentar temas inmorales, consideradas eróticos, por ejemplo, o con descripciones sórdidas;
en fin, textos que más que educar la moral alimentaba el morbo de los lectores, características
explica a detalle:
Los cultivadores de esta estética al otro lado del océano son por lo general miembros
de la burguesía más conservadora y conciben sus creaciones como una vía más de
canalización de sus convicciones políticas. El debate naturalista sobre la adecuación
del individuo al medio sirve aquí para reavivar viejas polémicas locales, como la
contraposición entre americanismo y europeísmo o entre civilización y barbarie, que
había planteado Sarmiento tiempo atrás. (El naturalismo 80)
71
Así, dado que la estética realista-naturalista apuesta por la representación exacta y
objetiva de la realidad (en el supuesto de que exista lo exacto, objetivo y real en sí mismo),
apartado 2.1., donde se compara a Balzac y Zola). Esto es, cada artista representó su idea de
diversidad estética del periodo y hace hincapié en la trascendencia de la poética de cada uno
peninsulares, unida a las relaciones muy frecuentes y directas con otros países europeos, más
Los aspectos que menciona Navarro sobre las condiciones en las que surge la novela
de los escritores europeos, el contexto de fin de siglo y, lo ya dicho sobre el modo de operar
de los escritores, entre la distancia que media su ideario y lo referido en la novela, propiciaron
Así, el efecto de verismo en cada una de las obras, se logra principalmente por esa
distancia; ya autores del periodo, como Rafael Delgado, reflexionan sobre dicha temática; él
mismo describe, en el prólogo de Los parientes ricos (1903), este distanciamiento entre el
autor y su obra; el cual traza una línea para definir y diferenciar la disparidad entre los
lectores, –que el autor está siempre en sus obras, y que ‘eso de la impersonalidad en la novela’
es empeño tan arduo y difícil que, á decirte verdad, le tengo por sobrehumano é imposible”
72
(6-7). La cita revela la conciencia social de un sector de la intelectualidad interesada en
En las últimas dos décadas del siglo XIX y principios del XX, los proyectos artísticos
acuciantes de aquella época, según los presupuestos de la moral imperante; en razón de que
los escritores consideraban que la función del arte estaba orientada, principalmente, a
resolver los problemas de ordenamiento social y, de esta manera, uno de los fines de sus
Las grandes ciudades de Hispanoamérica fueron los diversos escenarios en los que se
al tiempo que visibilizan las conductas y todo aquello “moderno”, que contribuía a la
Según la óptica positivista que interpretaba el futuro como “algo mejor que lo de
antes” resultado del orden y pureza (en tanto limpidez, higiene) impuesto desde algunas
instituciones con el fin de transformar a “las gentes” en “seres de razón”. De ahí que exista
una producción literaria tan diversa en la que se muestran las realidades complejas de ese
La variedad de los problemas sociales y de los ambientes que ellos reflejan, tan
diversos como la vida misma, hace que los escritores realistas presenten infinidad de
diferencias dentro de su propio período y que cada época realista ofrezca en distintos
países notorias diferencias de escuela. Así hay que esperar que sea en la literatura de
73
un período que refleja la realidad inmediata de cada autor, la tradición y psicología
del pueblo a que tal autor pertenece (Navarro 26).
comunes. Más allá de definirlo como la representación exacta y fiel de la realidad como si de
una homogeneización se tratara, se debe tomar en cuenta que son precisamente los múltiples
contextos y las diversas perspectivas morales de los escritores los que permitieron la
europea.
Al definir las dos corrientes estéticas que caracterizaron la producción literaria del fin
de siglo, existe otro aspecto de gran complejidad: además de las dos corrientes estéticas
señaladas, hay que destacar la presencia del naturalismo; escuela que había sido fructífera
sobre todo para los escritores franceses. Sin embargo, sus contemporáneos de este lado del
Atlántico lo consideraron un reto interesante y atractivo debido a que se podían construir las
motivaciones de los personajes desde otra perspectiva, es decir, darle otra justificación, quizá
más objetiva, al destino de estos. Entonces, algunos de esos escritores sí se dieron a la tarea
naturalistas que se acercaran, de una manera exacta, a lo propuesto por Zola en La novela
74
“naturalistas” son, en su mayor parte, realistas que se atreven a tratar temas sociales
más o menos escabrosos, con una tendencia mayor a crear de propósito tipos y
situaciones, en atención a demostraciones sociales que se buscan, pero huyendo, salvo
contadas excepciones –Blasco Ibáñez en España, Gamboa en México–, de poner en
práctica las descripciones audaces a que los temas pudieran invitar (Navarro 27).
En el rubro de los escritores realistas “naturalistas”, los que según Navarro muestran,
de manera atrevida, temas escabrosos, se enlistan aquellos que quisieron darles más
veracidad a sus obras, es decir, tomaron, por ejemplo, el tema de la prostituta, el rufián, el
burdel, para criticar a la burguesía cruel y las injusticias sociales que sufrían los más
metáfora, para expresar las grandes deficiencias sociales, políticas y morales que afectaron a
las masas cuya condición (no elegida, sino propiciada por el orden institucional imperante)
les impidió participar del progreso ilustrado. De acuerdo con Noé Jitrik, los escritores
realistas:
Cada uno de los escritores, con base en el precepto realista (la observación atenta del
fenómeno a representar) elige una perspectiva compleja para esclarecer no sólo ese punto de
75
vista sobre una realidad determinada, sino que estratégicamente ilumina y da significado a
otros asuntos, que pueden ser o no de igual complejidad o importancia en el ámbito estético
De acuerdo con Lukács, bajo las diversas estrategias tanto estéticas como discursivas
de los escritores del periodo, se crea una imagen-síntesis, una sinécdoque según Jitrik: un
social, temas que ya se consideraban típicos, fue porque en las sociedades del progreso
estos cambios provenían de las clases ilustradas que mantenían una distancia social con
aquéllas.
En esta coyuntura del cambio de siglo, una de las ideas principales que unen los
idearios de las novelas analizadas, Blanca Sol (1888), Juana Lucero (1902) y Nacha Regules
(1919), es la propuesta política legislativa que se hizo, para las sociedades hispanoamericanas
con aspiraciones progresistas, de los reglamentos de distinta índole para la convivencia social
(sus obras), y en ellos, presentaron las diversas caras de tales temas desde su perspectiva
moral particular en la que, a su vez, compartían los idearios de progreso y civilización tan
76
La divergencia presente en un buen número de los escritores mencionados, y de
manera particular en los autores de las novelas estudiadas en esta investigación, pretende
Un personaje sinecdótico es aquel que opera como el tropo: “en que lo amplio es expresado
mediante lo reducido” (Beristáin 465), es el que “por medio de lo particular […] expresa lo
general; por medio de la parte el todo; por medio de lo menos lo más” (Beristáin 465). Bajo
esta premisa, la prostituta como personaje, cumple un papel sinecdótico porque la retórica de
socio político que se cree ético, civilizado, justo. Es la prostituta, ese personaje particular, el
Existen dificultades para ubicar a Blanca Sol (1888), Juana Lucero (1902) y Nacha
es digno de ser (re)presentado, cabe la pregunta por el distanciamiento que guarda el sujeto
observador con lo observado: qué tanta distancia hay entre el ideario del escritor y lo
planteado en la novela, qué tanto se filtra su opinión y su juicio en lo referido. Más que por
77
una cuestión de cifras, importa la veracidad, objetividad y perspectiva que existe respecto de
críticos y lectores. Sin embargo, cabe preguntarse si es posible que la creación artística se
Es así como Jitrik vendría a dar luz a este problema. El realismo sinecdóquico, como
lo denomina él, realiza una crítica social desde un foco particular. Es decir, que este realismo,
prostituta. Es decir, a través de este personaje se muestra la abyección que vive la sociedad
maneras por los escritores, y que, hacen uso de ellas para plantear y justificar (y hacer
verosímil) las acciones de los personajes. De estas coyunturas, surgen los diversos proyectos
dos, en tanto que no se narran los detalles de la vida de la prostituta; mientras que en Juana
Lucero o Nacha Regules sí se relatan, desde una distancia moral discursiva (a través de un
acciones del personaje de Blanca Sol, es evidenciar cómo funciona la aristocracia limeña del
fin de siglo de acuerdo con lo asignado culturalmente a cada sexo, cuál es el rol de la mujer
dentro de la élite, cuáles son las consecuencias de seguir o eludir tales dinámicas sociales y,
78
sobre todo, mostrar cómo es que el temperamento de la mujer no se controla mediante la
Es decir, Cabello de Carbonera, plantea que la educación recibida por Blanca Sol de
parte de las monjas y sus tías pretenciosas, clasistas, no la prepara para enfrentar el mundo
como una mujer independiente. La burbuja del privilegio la protege hasta que se ve fuera de
ella, como un ser desnudo, sin capacidades para ser autosuficiente y darse una vida digna;
solo había vivido del actuar, de las apariencias, talento que no le fue suficiente.
la vida de apariencias, entre otros temas, mismos que alcanzan tal dimensión al ser dados a
El argumento de la novela pone en escena la vida de una niña burguesa, quien se casa
con un hombre adinerado que tiempo después quedará en la ruina, debido a la locura del
marido. La decadencia social y económica que le impiden continuar con las exigencias de la
vida de lujos, propias de su estado civil y condición social, la llevan, finalmente, a dedicarse
modelo representativo que coloca en el foco algunas de las dinámicas sociales que están
egoísta, caprichosa, coqueta, ambiciosa, sin empatía por los demás y, por lo tanto, amoral,
entre otras características realistas sugeridas por la narración objetiva con la que se pretende
79
La publicación de la novela de Mercedes Cabello de Carbonera causó controversia en
de la vida real ampliamente conocida por la aristocracia limeña de aquel entonces. Este
poética de la escritora y, asimismo, manifiesta la moral con la que está tejida la obra.
las causas para justificar las consecuencias, por ejemplo, están bien dictados en la novela de
Cabello. Ahora bien, lo que hace la novela particularmente interesante es el tono con que se
narra, la ironía con que el narrador se apropia de la vida de Blanca Sol para abordar un tema
que precisamente contradice uno de los aspectos del determinismo naturalista, pues su
condición social no es el detonante de su caída en la mala vida como lo fue para los casos de
formalidad del discurso por parte del narrador extradiegético, teñido de aclaraciones
intelectuales y otras veces de lenguaje científico, que retoma la realidad inmediata para
explicarla. Asimismo, el uso de la ironía como recurso discursivo, para dar efecto de verismo,
es común tanto en la obra Blanca Sol de Mercedes Cabello de Carbonera como en Juana
La ironía es una táctica argumentativa que utiliza Cabello con frecuencia para
destapar las acciones de la clase burguesa tan criticada en su novela. Los personajes, en un
significativo. El dinero es igual a la felicidad. Pero todo este idilio se hunde cuando Blanca
80
Sol, irónicamente, tiene que recurrir a todo lo que rechazaba, para obtener lo que en su
momento la hizo feliz. Estos contrapuntos son los que también resuelven el carácter moral y
estético del texto de Cabello. Ambas novelas están narradas desde la inconformidad, desde
el enojo o la frustración y el tono irónico, casi de burla, no solo hacia las protagonistas, sino
a las acciones de otros personajes, se manifiesta continuamente para hablar de temas tabú.
más formal y severo (hacia las injusticias) en Nacha Regules y sobresale al contar la historia
(como el de Blanca Sol y Juana Lucero), ante la situación de la trata de blancas, en el Buenos
Aires de fin de siglo, logra la veracidad por medio de un lenguaje que podría considerarse
‘cálido’.
Este tono que aproxima al lector a una realidad cotidiana que probablemente ha
pasado por alto o no identifica. Al crear una mirada de empatía hacia los pobres y
desamparados –el centro de esa preocupación son las mujeres obligadas a prostituirse por su
en el trato por parte de las autoridades con respecto a las mujeres prostitutas, su vida y sus
cuerpos.
elementos estilísticos que se relacionan tanto con la estética realista como naturalista. En
ellas, la voz narrativa juega un papel importante: a través de ésta se construye no solo al
personaje, sino que se da cuenta del contexto y con ello, el universo novelesco se conecta
Estas relaciones, entre narrador y representación de personajes y contexto son las que
consolidan los diversos proyectos literarios del realismo y naturalismo en estos autores; es
81
decir, la conformación del escenario y la puesta en escena dejan ver los elementos estilísticos
de las tales tendencias literarias, así como traslucen o manifiestan abiertamente la concepción
moral de los autores. Así, aunque haya ciertas similitudes entre ellos, la perspectiva del
El prolífico escritor chileno Augusto D´Halmar, quien transita por distintas perspectivas
estéticas a lo largo de su extensa obra, publica su primera novela en 1902, Juana Lucero, en
la que narra la tragedia de una joven huérfana descrita como de buenos sentimientos, que
ejercer la prostitución como forma de vida. Sin embargo, la constante tensión que sufre
debido a la contradicción que existe entre su conciencia (formación religiosa) y su actuar (su
Como lo hemos identificado en otras obras, para un personaje como Juana, colocada
salvación posible. Las únicas salidas al estado de degradación impuesto por el destino (el
poder en turno) son la locura o la muerte, ambas asumidas como formas de enajenación para
zolaciana, tanto por el tema como por la evidente conversión del nombre Juana en Naná, así
como por la narración de la caída inevitable del personaje en la prostitución. Desde luego
82
hay elementos en esta tragedia que se alejan del referente francés, pues el autor es más
Augusto D'Halmar había publicado la novela Juana Lucero (1902), primera y única
novela de la serie Los vicios de Chile, la cual abandonó […]. Este proyecto se dirigía
a desarrollar los principios naturalistas del arte, considerando los vicios como
enfermedades sociales y subrayando la decadencia como un diagnóstico de la nación.
Juana Lucero se basa en la idea del compromiso social de la literatura. El autor
atiende al determinismo en la construcción de los personajes a la luz de una agenda
política. El hecho de que D'Halmar haya renunciado a su proyecto [fue] para
emprender una escritura íntima, […] había abandonado tal utopía social y se había
abierto hacia una concepción esteticista de la escritura, la construcción literaria de
otra utopía, la del espacio interior individualista. (50)
Zola29, uno que abarcara varias novelas y en el cual se plasmara un panorama crítico de la
decadencia política y social por la que pasaba Chile. En esta empresa D’Halmar echa mano
diversas maneras, algunas características del naturalismo francés, pero Juana Lucero sería
una novela naturalista sui generis, dado que la representación del personaje no se centra en
29
Por un lado, Julio Orlandi Araya menciona, sobre el proyecto titulado Los vicios de Chile, que fue un “primer
intento serio de una interpretación artística de la mala vida santiaguina, del suburbio metropolitano. Constituye
esta novela [Juana Lucero] costumbrista el botón de muestra de una trilogía en que con el nombre de Los vicios
de Chile se intentaría un análisis más intenso que extenso de ciertas lacras sociales. Mas, la volubilidad artística
originada por su espíritu [de Augusto D’Halmar] emocionalmente inestable, le imposibilita la conclusión de
cualquier trabajo proyectado a largo plazo. Carne de Esclava y Sed de gloria quedaron, en consecuencia, como
simples títulos” (9). Por otro lado, los autores Julio Arriagada y Hugo Goldsack dicen sobre Juana Lucero lo
siguiente: “Está claro que d’Halmar quiso, pudo y logró ser –con esta novela–, a la vez, el Zola y el Tolstoi de
las vacilantes letras chilenas de comienzos de la centuria. Zola por la crudeza naturalista que reviste a veces el
testimonio. Tolstoi, por el cristianismo de sabor ácrata que respira su apasionado mensaje. Resulta curioso, sin
embargo, que no persevera en ello, quedando ‘Juana Lucero’ como una isla realista y densa de contenidos
humanos, sociales y políticos, en medio de un océano de literatura imaginista y atormentada por el deseo de dar
jerarquía moral y estética a sentimientos equívocos que difícilmente podrían merecerla. Obra singularmente
acabada, ‘Juana Lucero’ es una buena muestra del d’Halmar que el propio d’Halmar enterró junto con el
pistoletazo de su desgraciada heroína” (31).
83
comprobar que la desgracia de su vida depende de su genética, ni hace énfasis en la
determinismo. El análisis que hace D’Halmar es social; trata de demostrar cómo los procesos
morales, sociales y políticos son los que provocan que el personaje desentone
Críticos como Jaime Concha o Javier Ordiz han descartado la lectura de la novela
desde el naturalismo, argumentando que éste “es muy precario, que tiene [Juana Lucero]
identifica con Naná; pero el hecho de que las acciones y la situación social precaria de la
manera automática que la obra de D’Halmar sea realista/naturalista, más bien, sugiere que
éste conocía la tradición literaria europea y trasladó con acierto algunas ideas de esas
tendencias.
Por otra parte, cabe destacar, que en el caso de Juana su destino no se justifica con las
acuerdo con la lógica naturalista, pues las características de la vida de la madre se repiten en
la vida de Juana, razón suficiente para que el lector la sitúe en la vertiente determinista. La
¿genéticas? antes que de sus acciones, calidad moral o intenciones (si las hay).
84
Es preciso señalar que, en diversas obras de algunos escritores hispanoamericanos de
personajes novelescos que hacen referencia a la vida de prostitutas, como en los casos de la
mexicana Santa o de la argentina Nacha Regules. Esta semejanza sería una relación temática,
referente de Zola para calificar, desde el personaje de Juana/Naná, los valores morales y las
Sin embargo, pese a que Naná representa para Juana Lucero una especie de alter ego,
ambos personajes mantienen distancia. Mientras que la llegada de Juana al burdel, por
ejemplo, se justifica, bajo el matiz de un narrador juez, echándole la culpa a la doble moral
familiar debido a que porta los genes de su padre alcohólico y, con ello, los vicios de su
condición social; razón suficiente (de acuerdo con la convicción moral imperante) para
hacerla inmerecedora de una muerte digna; fin reservado, en varias tradiciones (griega
efecto naturalista debido a las condiciones sociales donde se sitúan los personajes sobre la
conducta social o moral de estos; mientras que en la tradición francesa el peso recae en la
copia de la protagonista de la novela de Émile Zola. Ya que el lenguaje y el estilo de las obras
de Zola y D’Halmar difieren bastante” (203). Si bien la conexión con la estética naturalista
85
célebre Novela experimental (1880). Uno de los ejemplos que Darrigrandi explica para
para justificar una de las acciones de la protagonista, se hace por medio de otro registro
discursivo: el narrador cede la voz a los personajes mediante la forma epistolar, de manera
que el juicio genético se realiza desde el foco de los propios personajes que definen el peso
de este factor en los arrestos de la conducta de Juana. Este ejemplo muestra cómo es
problemática la relación de la novela con la estética naturalista: las cartas enviadas entre dos
personajes femeninos secundarios, de los cuales emanan discursos que los degradan humana
En las cartas, la tía Loreto –quien se hizo a cargo de Juana cuando ésta quedó
huérfana–, reflexiona para Misiá Pepa –personaje que recibe a Juana en su casa mientras su
tía sale de vacaciones– sobre la “mala sangre” de Juana Lucero: “‘Yo me lo esperaba’… ‘Eso
86
es hereditario’… ‘Tiene mala sangre en las venas’” (136). Con estas palabras (quizá reflejo
de las ideas científicas de la época), explica o justifica la huida de Juana con su amante; aun
cuando desconoce que la joven ha sido abusada sexualmente, en algún momento, por el
En todo caso, las palabras expresadas son a un tiempo acusación y una suerte de
disculpa debido a los dictados ineludibles de la herencia genética. Por otra parte, se ve en la
cita la cesión de la voz por parte del narrador a los dos personajes en diálogo epistolar, pero
voces de personajes secundarios que no tienen autoridad ideológica ni moral. La mayor parte
del tiempo el narrador las describe como chismosas, y con este señalamiento (un sesgo de
género identificable en el discurso patriarcal) las sitúa, junto con otros personajes
secundarios, como parte de los discursos de doble moral que aparecen constantemente en la
novela. El propósito de estas cartas dentro de la trama es poner en tela de juicio el discurso
naturalista tan de moda en ese momento y atribuir la desgracia de Juana no sólo al asunto
genético, de sangre, sino a las dinámicas sociales, políticas y de los valores morales, de las
que Juana es víctima y que la convierten en un ser marginado dentro de esa esfera social. Si
social) de los personajes a través del determinismo genético, en esta novela esa postura se
pone en voz de personajes sin autoridad moral e ideológica. Este cambio de perspectiva de
la voz autorizada podría considerarse un recurso estilístico del escritor para nombrar los
cambios (adversos, sobre todo, en amplios sectores sociales) que están experimentando las
La importante conexión que la novela tiene no sólo con la escuela naturalista sino con
la obra icónica de esta corriente, Naná, se establece por medio de los paralelismos que hay
87
en los personajes de ambas obras. Tanto Juana Lucero como Naná son prostitutas
nominación propia: Juana cambia deliberadamente su nombre por Naná un poco después de
llegar engañada al burdel donde empieza a ejercer la prostitución. Ahí hace amistad con
Bibelot, quien le sugiere que se asigne otro nombre: “–Para evitar trocatintas, ¿por qué no te
cambias el nombre? ¡Es feo Juana!” (226), la petición va aparejada con la idea de que Naná
se corresponde con su atractivo físico. En otra parte de la novela la misma Bibelot afirma que
Naná “es una novela en que sale una tipa que hace mil locuras” (230).
muestran una relación irónica deliberada, puesto que no hay una intención prioritaria de
llevar a cabo la “fórmula” de Zola, basada en las propuestas de Claude Bernard, sobre el
método experimental, ni de echar a andar las características básicas de tal tendencia, como la
propuestas del escritor francés, quien en La novela Experimental (1880) afirma lo siguiente:
“El determinismo lo domina todo” (41). Al respecto, Emilia Pardo Bazán afirma:
88
Si se consideran estas características como determinantes del naturalismo, es claro
que Augusto D’Halmar no les da la misma importancia que los escritores europeos, la visión
que preside su obra es la de ejercer piedad hacia la víctima de circunstancias sociales injustas,
en las cuales el personaje no tiene opción alguna para decidir su destino. Entonces, considerar
naturalista de manera concluyente la novela Juana Lucero supondría negar el valor de los
matices narrativos, entre otros elementos estilísticos, para dar cuenta del sentido con el cual
marcadamente heteropatriarcal.
intercalar la opinión del autor, como suele ocurrir en la novela Blanca Sol. Asunto con el que
Zola no estaría de acuerdo, pues para el autor francés resulta importante tomar distancia
emocional e ideológica para mostrar la realidad sin los propios juicios del escritor, el cual,
Asegura Zola:
Al novelista le será preciso ver, comprender, crear. Un hecho observado deberá hacer
brotar la idea de la experiencia a realizar, de la novela a escribir, para llegar al
conocimiento completo de una verdad. Después, cuando habrá discutido y
complementado el plan de esta experiencia, juzgará en cada momento los resultados
con la libertad del espíritu del hombre que acepta los hechos únicamente conforme al
determinismo de los fenómenos. Ha partido de la duda para llegar al conocimiento
absoluto; y sólo deja de dudar cuando el mecanismo de la pasión, desmontando y
montado por él de nuevo, funciona según las leyes fijadas por la naturaleza (37).
89
Cabe mencionar, respecto de lo que Zola propone, que D’Halmar fue un observador
interesado en mostrar y cuestionar la realidad social, pues por medio de la historia de Juana
presentes en ese momento histórico. Así, resulta interesante detenerse en la manera en que
narra esas verdades desde la voz autoral, desde el privilegio que supone poder contar su
A este respecto, señala Oscar Tacca que “el autor sólo habla a través del narrador, el
narrador ‘disimula’ juicios y opiniones del autor. Pero basta que el narrador ceda un poco
para que la cuerda se distienda y aparezca la fláccida (sic) voz del autor” (38). Véase como
ejemplo el siguiente pasaje en donde evidentemente se inserta una voz distinta a la del
—Resignación, hija mía, —dijo con tristeza el sacerdote, y las impuso suavemente
sobre la rubia cabecilla, estremecida por los sollozos—. Mañana le traeré el Santísimo
á tu mamasita (sic), eso la tranquilizará mucho. Hay que pensar que los felices son
los que se van; la pena es para los que nos quedamos.
Cuando penetró Juana al dormitorio, halló que Catalina estaba en verdad más serena.
La religión puede ser una mentira, según aseguran filósofos; pero es de todos modos
una mentira consoladora. [Las cursivas son mías]
Tomó gravemente la cabeza de la niña, imprimiéndole un beso largo, casi religioso;
después quedóse mirándola mientras oprimía con delicadeza sus manos (22-23).
En esta escena podemos distinguir tres voces, la del narrador, la del sacerdote y la del
autor; existe un cambio de registro entre ellas. Véase cómo se inserta la opinión del autor
sobre la religión, es lo que se destaca con cursivas: es una voz que viene del exterior y no
corresponde al tono con el que está narrado el universo ficcional, además es un comentario
90
Esta es una de las características recurrentes en Juana Lucero, es un denominador
común de la novela de finales del siglo XIX y que no coincide con algunas de las premisas
En todo caso, hay una conexión intertextual30, entre las obras de D’Halmar y Zola,
representar a la mujer fatal, toma este nombre para convertirse en una mujer que no tiene
nada que ver con ella misma y, sin embargo, supondrá una transformación del personaje: de
ser una chica tímida, religiosa, viviendo siempre con angustia y culpa, se convierte en otra
con rasgos de una mujer con malicia y sensualidad, otro personaje-máscara al que Juana
recurre involuntariamente para esconderse del mundo que la acecha, pero también para
comprenderlo: “¡Pero Naná si (sic) que no se admiraba, ya que había aprendido que todos
los hombres necesitaban acudir inevitablemente allí, para amar después con perfeeto (sic)
platonismo á sus novias candorosas, ó para no perder a otras muchachas honradas. (¿No lo
han sido antes las rameras?)” (254). Véase cómo el narrador, con tono irónico, hace énfasis
30
Claudia Darrigrandi, más allá de echar luz sobre la conexión intertextual entre las protagonistas de ambas
obras, propone que la relación entre ellas se da gracias a la cultura letrada santiaguina del fin de siglo XIX:
“Naná representa el triunfo de una cultura mercantilista y es, al menos por momentos, reina de la calle. Juana
es la decadencia de la comunidad letrada santiaguina, no la responsable. Juana es conocida en la calle, pero no
es reina en ella, al contrario, al exponerse, es avergonzada. Naná es el símbolo del triunfo del capitalismo, del
consumo, de la reificación del cuerpo femenino. ¿Puede Juana representar lo mismo para el ambiente urbano
de Santiago del cambio de siglo? La respuesta es no. La novela representa una problemática más relevante que
ser una crítica al régimen capitalista por medio de la denuncia de la prostitución. La novela de D’Halmar revela
las tensiones entre los discursos visuales y escritos en la construcción de la protagonista. El personaje de Zola,
paradójicamente, es exceso de corporalidad, de presencia, es una figura vulgar, llamativa y voluptuosa. En
cambio, la imposición de Naná en Juana es el exceso del nombre, es el intento de inscribir la modernidad en las
letras nacionales, es crear una imagen de ciudad que, finalmente, fracasa. Por último, la re-escritura de Naná en
el ámbito urbano santiaguino es, también, seña de un desfase entre cómo se lee y cómo se observa la imagen
de Juana. La inscripción de Naná en Juana puede ser entendida como el desencuentro entre la cultura letrada y
la visual que circulan en la escritura d’halmariana”. (205)
91
asunto que Juana reprobaba, como la prostitución, y en ese momento, debido al cambio de
personalidad, ahora parece comprenderla y hasta cierto punto justificar su ejercicio. Dicho
diálogo concluye con una pregunta entre paréntesis que fácilmente se podría atribuir a la voz
prostitución.
cultural de Santiago de Chile a finales del siglo XIX; es una crítica a la modernidad fallida a
la que alude a través de la decadencia del personaje de Juana; la prostituta y sus dinámicas;
el leitmotiv entre las obras decimonónicas que presentan personajes similares como es el caso
literatura dependen, en todo momento, de una voz narrativa siempre interesada en describir
es otra característica que la distancia del naturalismo europeo. Los personajes de Zola,
aspecto característico del sujeto moderno–, por lo que quedan en un estado de vulnerabilidad
frente el vacío espiritual. Esto no quiere decir que es la divinidad quien salva a Blanca o a
Juana, pero sí que suele establecerse una conexión, un conflicto, con los asuntos religiosos,
La escritora peruana Mercedes Cabello de Carbonera publica en 1888 la novela Blanca Sol,
en el marco de la tendencia que ella mismo denomina novela social, pues según explica busca
criticar las dinámicas sociales de la aristocracia limeña. La escritora toma, sobre todo, el
92
método realista francés para sus distintos proyectos literarios. En el caso de Blanca Sol, se
narra la historia de una mujer que nace con los privilegios de la clase alta, pero su ambición
debacle financiera la conduce a la ruina económica y moral: la venta de su propio cuerpo por
no tener otra manera de enfrentar la pobreza, sin que ello signifique un problema moral para
la protagonista, simplemente es una salida viable para resolver sus problemas económicos.
Blanca Sol surge en un momento crucial para la narrativa femenina peruana y para
las letras hispanoamericanas. Pocas mujeres habían logrado lo que la autora, pues publicó
varias novelas y ensayos como La novela moderna (1892), con los que ganó popularidad en
el ámbito intelectual limeño del momento y fue célebre escritora de La Nación, diario
capitalino de prestigio. Sin embargo, a pesar de que sus obras fueron bien recibidas, sus
transgresoras, ya que abogaba por sus derechos básicos como el acceso a la educación y
mejores oportunidades de trabajo, temas que no eran relevantes para la ilustrada y patriarcal
sociedad peruana.
Cabello no cejaba en sus sólidas convicciones y por ello fue juzgada, incluso, por una
de las integrantes de las tertulias a las que acudía frecuentemente: la conocida escritora
argentina Juana Manuela Gorriti, quien en su libro-diario póstumo Lo íntimo (1893) si bien
Probablemente me tendrá a mal esta franqueza que ella provocó pidiéndome opinión
sobre el libro. No me canso de predicarle que el mal no debe pintarse con lodo sino
con nieblas. El lodo hiede y ofende tanto al que lo maneja como a quién lo percibe.
Además se crea enemigos, si incómodos para el hombre, mortales para una mujer. El
honor de una escritora es doble: el honor de su conducta y el honor de su pluma. (239)
93
Parece claro, a primera vista, que Gorriti está más que molesta por el contenido moral
de la novela, pero también está decepcionada por el atrevimiento de Cabello, quien a su juicio
no se tomó la molestia de matizar artísticamente la que fue una historia polémica, relacionada
con las vidas de importantes personas de la aristocracia limeña31. “Ahí están el padre de las
propinas; el marido bien retratado; la mujer con tanto encima; las viejas de marras; el
diario, Gorriti se muestra exaltada y asombrada por los símiles entre lo real y lo ficcional en
la novela de Cabello. Por otra parte, Ana Peluffo profundiza sobre el éxito y la crítica negativa
Blanca Sol (1889) fue, junto con Aves sin nido (1889), uno de los primeros best-
sellers del siglo XIX en el Perú, con tres ediciones que se sucedieron en el corto
espacio de seis años (1889, 1890 y 1894). Sin embargo, lejos de garantizarle un lugar
de privilegio en la república de las letras, el éxito en el mercado convirtió a esta autora
en blanco de todo tipo de ataques. No es aventurado suponer en este sentido que la
ola de escándalo que generó la novela haya sido parcialmente provocada por celos y
rivalidades profesionales por parte de algunos colegas que cultivaban en aquel
momento géneros menos redituables económicamente, como la tradición (Ricardo
Palma), el ensayo (González Prada), o la poesía (Salaverry, Rosell) (39).
31
En la edición crítica de Blanca Sol (Stockero, 2007) que hace Oswaldo Voysest, apunta lo siguiente sobre la
historia de la cual se inspira Mercedes Cabello para hacer esta novela. Considerando el prólogo agregado a la
novela a la segunda edición, dice el crítico: “Este prólogo no aparece en la versión de folletín publicada en La
Nación y tampoco en la primera edición de 1889. Ismael Pino sugiere que este prólogo lo escribe la autora
peruana ante la presión del medio limeño que sabía quién era el personaje en el cual se basaba Blanca Sol.
Como afirma Augusto Tamayo Vargas, ‘[e]l personaje reproducido a través de la frívola y limeñísima Blanca
Sol no fue ningún enigma. Todos sabían a quien se refería’ (Perú en trance de novela. Ensayo crítico-biográfico
sobre Mercedes Cabello de Carbonera. Lima: Ediciones Baluarte, 1940. Pág. 53). Según Pinto, una frase en
particular en el capítulo XIV apuntaba claramente a un personaje de carne y hueso del medio limeño. El prólogo
serviría como una manera de distanciarse de las acusaciones de chismografía panfletaria y de afirmar que la
novela recogía elementos de la vida real para transformarlos en un universo ficticio anclado en verdades del
mundo que pintaba. En cuanto al personaje verídico de Blanca Sol, se trata de Rosa Orbegoso, nieta del general
Luis José Orbegoso, quien fue presidente del Perú y uno de los próceres de la Independencia” (1).
94
La osadía le causó a la autora problemas de diversa naturaleza; y la llevó a alejarse
ediciones subsiguientes de Blanca Sol, agrega a la novela “Un prólogo que se ha hecho
inicial de la obra por parte de la crítica, sobre todo de la intelectualidad limeña. Menciona en
el prólogo:
Será necesario pues en delante dividir a los novelistas en dos categorías colocando a
un lado los que, como decía Cervantes, escriben papeles para entretener doncellas, y
a los que pueden hacer de la novela un medio de investigación y de estudio en que el
arte preste su poderoso concurso a las ciencias que miran al hombre desligándose
añejas tradiciones y absurdas preocupaciones (5).
En este fragmento la autora hace una diferenciación entre los novelistas que buscan
divertir y los que tienen como objetivo representar situaciones ejemplares que muestran de
vicios que aquejan a la sociedad. Cabello propone, también, una ruptura con el romanticismo
que hasta el momento había predominado en el ámbito artístico-literario limeño. En este caso,
Si hay algo que agregar es que a Cabello no le basta la sola publicación de sus novelas.
Pues hay una reflexión muy personalísima con respecto a este género y a la función
de la literatura en la sociedad. En ‘Importancia de la Literatura’ (1876) adelanta que
ésta es ‘el mejor bruñidor de las malas costumbres y de los hábitos viciosos de una
sociedad’. Además en ‘Un prólogo que se ha hecho necesario’ de Blanca Sol completa
diciendo que: ‘el novelista se ocupará en manifestar, que solo la educación y el medio
ambiente en que vive y se desarrolla el ser moral, deciden de la mentalidad que forma
el fondo de todas las acciones humanas’. Poner énfasis en el hombre y su medio social
95
estaba acorde con el determinismo de los estudios sociológicos de la época. La
influencia de Augusto Comte es notoria en la escritura. Por eso Cabello consideraba
que la moral social estaba basada en lo verdadero, lo bueno y lo bello; de modo que
la novela ‘no solo debe limitarse a la copia de la vida sino además a la idealización
del bien’. Todo lo que no contribuye a ello debe ponerse en evidencia por medio de
‘las letras’ y es lo que, en realidad, procura lograr su novelista, en cada novela critica
las costumbres de su tiempo. (217)
como una necesidad social de esclarecer el recuento de los daños causados por la guerra y
sus consecuencias. La autora peruana tiene muy clara esta urgencia, y por ello, mediante sus
no brindaba las herramientas necesarias para mostrar la sociedad decadente de fin de siglo.
Así, con el afán de justificar el porqué de la historia de Blanca Sol, agrega el mencionado
prólogo a la novela desde la segunda edición, en el que alega la significación y objetivo del
realistas franceses.
32
Opina Augusto Tamayo Vargas sobre el ensayo de Cabello: “’La novela moderna’ es el estudio reflexivo e
intenso de Mercedes Cabello sobre el problema fundamental de entonces: o romanticismo o naturalismo.
Analiza la manera romántica y la tendencia naturalista que pugnaban entre sí y toma, al parecer, una posición
ecléctica. Se muestra partidaria de un ‘realismo constructivo’, de una síntesis práctica que esté a tono con el
pensamiento filosófico positivista. ‘El romanticismo –dice– ha dañado los corazones por exceso de ficción e
idealismo; la escuela naturalista los ha dañado por carencia de ideales, por atrofia del sentimiento y supresión
completa del ser moral’. Así resulta que si Mercedes Cabello está aliada a la nueva corriente literaria lo hace en
función de esa nota aclaratoria. Nada de extralimitaciones. En ella luchan sus concepciones cientificistas con
su necesidad de mantener en pie la moral tradicional y el fondo de un ideal nacionalista con el triunfo de la
cultura, entendida ésta por conocimientos y organización intelectual de la vida. Zola, a quien ella aprecia, le
despierta recelo en cuanto sólo concreta a pintar el mal y vuelve por eso los ojos a Balzac que marca el lindero
de la Comedia Humana, sin descuidar un trasfondo de moral burguesa” (11).
96
significativa para entender su poética, sobre el género novelesco y el realismo, donde declara,
aludiendo a los grandes escritores realistas como Balzac, que “el escritor realista está
(95). De esta premisa se sirve la autora para sustentar su punto de vista sobre los fines sociales
del género novelesco. En este mismo ensayo hace una crítica al movimiento romántico:
Para la escritora peruana la búsqueda de la verdad por medio del arte toma forma en
la novela. Sus intereses artísticos radican en una especie de pedagogía, en una literatura con
fines didácticos, que muestre los vicios de la sociedad, pero que también dé los argumentos
necesarios, por medio de las representaciones de los personajes, para hacer cambios reales y
estéticas de la autora: muestra principalmente una realidad que el lector puede reconocer y
una secuencia de sucesos en la historia que motiva al lector a la reflexión sobre su contexto.
la escritora se empeña en demostrar que los vicios sociales y la doble moral tienen un efecto
negativo en las nuevas generaciones. De ahí que emprenda el análisis del mundo referido
basado en la razón y en el realismo social al que se afilia y del cual estaba seriamente
convencida, con la finalidad de poner en evidencia, mediante el planteamiento del caso, cómo
un personaje que contó con una educación en casa o en el colegio, opta sin ningún reparo por
la prostitución.
97
El personaje principal que se analizará más adelante se configura a partir de la ética
de la escritora para criticar un sistema opresor de doble moral, que presumía de moderno y
al cual Cabello le encuentra profundas fallas. Blanca Sol es una de las prostitutas
personaje vacío, banal, vanidoso, cuya conducta provoca la ruina familiar, nunca se hace
referencia directa a su actuar como prostituta pues, concluye la novela “no se debe describir
el mal sino en tanto que sirva de ejemplo para el bien” (182). Es decir, la historia se ciñe a la
prostitución. Cosas de la moralidad y la estética de una época: nombrar sin decir el nombre.
El escritor argentino Manuel Gálvez publicó Nacha Regules en 1919, con la inquietud de
(1916). En esta obra da seguimiento a la vida de esta joven desamparada, huérfana, víctima
de las dinámicas sociales bonaerenses del fin de siglo, en la que se propone criticar, sobre
falta de educación para las mujeres y los más miserables, había dado cabida a la trata de
deplorables.
33
Para un mayor conocimiento de la relación de la novela con la escuela naturalista está el estudio de Anna
Peluffo (que ya he citado antes). El artículo se titula “Las trampas del naturalismo en Blanca Sol: prostitutas y
costureras en el paisaje urbano de Mercedes Cabello de Carbonera”. Publicado en la Revista de crítica literaria
latinoamericana.
98
Esta historia se plantea en paralelo con la de un personaje masculino, Fernando
Monsalvat, quien intenta, por todos los medios, no sólo salvar a Nacha de la mala vida, sino
desenmascarar al sistema que oprime a los pobres y en especial a las mujeres, dobles víctimas
de su deplorable situación social y de la institución patriarcal que las mantiene en ese estado
de sí al casarse con ella, aunque no hay final feliz, pues el redentor –de origen ilegítimo,
aunque educado y con buena posición social– termina viviendo en los márgenes sociales,
Nacha Regules forma parte de un proyecto colosal novelístico que abarcaba varias
sociedad a través de la estética realista, como lo había hecho Balzac, Pérez Galdós, Baroja y,
reconstrucción del maestro, que comprende toda, o casi toda, la sociedad francesa’”
(Jarkowski 8). Este plan de Gálvez, inspirado en las intenciones literarias de algunos
por críticos como Noé Jitrik: una literatura nacional, un conjunto de obras que buscan retratar,
gracias al realismo bien documentado, la sociedad argentina desde finales del siglo XIX hasta
los años treinta del siglo XX. A propósito del comentario de Jitrik, la obra de Gálvez, a pesar
de no ser trascendente como la de Cortázar o Borges, por señalar el caso argentino, logra,
34
Dice Aníbal Jarkowski sobre el proyecto novelístico de Gálvez: “Se trataba, en efecto, de un plan tan extenso
como original para la literatura argentina, ya que ‘abarcaba unas veinte novelas, agrupadas en trilogías’. En su
desmesura, esas ficciones debían representar ‘la vida provinciana, la vida porteña y el campo; el mundo político,
intelectual y social; los negocios, las oficinas y la existencia obrera en la urbe; el heroísmo, tanto en la guerra
con el extranjero como en la lucha contra el indio y la naturaleza; y algo más’. […] Hacía 1918 había publicado
las tres primeras novelas planeadas, La maestra normal, El mal metafísico y La sombra del convento, obras
que, junto a un relativo éxito de ventas, despertaron polémicas por algunas audacias temáticas y su documentado
realismo” (8).
99
junto a otros escritores hispanoamericanos, establecer un diálogo con los movimientos
estéticos europeos y cautivar a los lectores35 de su tiempo, porque en sus obras se muestran
realidades contemporáneas a ellos. Es importante destacar, también, que la obra del escritor
describe, casi de manera historiográfica, sectores como el rural, importantes para reconocer
la diversidad cultural y social de la Argentina de ese tiempo. En cada una de sus novelas, la
ejerció36) sobre los temas polémicos vigentes, propone un análisis severo y complejo de
diversos momentos de la historia de Argentina. Él desarrolla una estética que, aunque tardía,
como lo dice Jarkowski, cumple con el propósito de representar la realidad, base de su poética
y de su proyecto ético y estético. Con esta perspectiva, persuade al lector sobre temas
35
Mabel Susana Agresti en su estudio sobre La visión del país en algunas novelas de Manuel Gálvez (1981)
menciona lo siguiente a propósito de los lectores y de la diversidad de paisajes contenidos en la obra del escritor:
“En su narrativa en particular, la búsqueda de los elementos esenciales de lo argentino se resuelve en el anhelo
de incorporar a [la] literatura los problemas, conceptos e ideas latentes en la masa de lectores potenciales
surgidos con el afianzamiento de la clase media urbana. Por eso, casi todas sus novelas –también, sin duda, sus
biografías– indagan diferentes aspectos del pasado y el presente argentino. Dicho con mayor precisión: las
biografías o las novelas históricas de Manuel Gálvez reconstruyen nuestro pasado y sus novelas ‘realistas’
muestran actitudes y modos de vida nacional en los primeros decenios del siglo XX. Iguales intereses y
preocupaciones lo guían en la elección de figuras carismáticas de [la] historia y presiden su afán de ahondar en
la realidad social de su época para [mostrar] situaciones, tipos y problemas de la Argentina posterior al
Centenario” (7).
36
Un año antes de su graduación de la Escuela de Leyes, Manuel Gálvez, junto con su colega Ricardo Olivera,
fundaron la revista Ideas. Martín Prieto comenta al respecto: “El 1 de mayo de 1903, Manuel Gálvez y Ricardo
Olivera, dos jóvenes de 19 años, publicaron el primero de 24 números de la revista Ideas, que ambos dirigieron
hasta abril de 1905. La imagen que tenemos hoy de Gálvez está condicionada por la que más tarde forjaron de
él las vanguardias y sus derivados, que sólo destacaron el aspecto retrógrado de su proyecto novelístico, con el
que pretendía, como señaló Beatriz Sarlo, ‘ser Zola treinta años después del apogeo del naturalismo’. Pero el
joven Gálvez fue, oportunamente, un escritor moderno, un precursor y un militante de la profesionalización del
escritor —y, junto con ello, de la idea de que la literatura debía ser hecha por escritores profesionales y no por
escritores de a ratos, caracterización que englobaba a casi todos los viejos novelistas y narradores que habían
comenzado a publicar en las dos últimas décadas del siglo XIX, como buena parte de los bohemios y diletantes
reunidos a fin de siglo alrededor de la figura de Rubén Darío—” (191). Desde su juventud Manuel Gálvez tuvo
intereses artísticos, por lo que, gracias a su tendencia idealista, quizá utópica, trataría, por medio de sus novelas,
promover los “buenos valores” a los lectores del país, dejando de lado su profesión como abogado.
100
actuales, de índole moral, judicial, principalmente, pero, sobre todo, muestra las riquezas del
Gálvez vivió por la misma época en que grandes escritores reconocidos como Jorge
Luis Borges, Roberto Arlt o Macedonio Fernández se inclinan mayormente por las
vanguardias europeas. Tales autores tenían intereses artísticos individuales no asociados con
el realismo-naturalismo anterior y del cual, en cierto sentido, querían alejarse. Sin embargo,
pese a que tales tendencias estaban a flor de piel, la convicción de Gálvez sobre la
artísticos era una prioridad. De ahí que no abandonara el proyecto que se propuso construir,
y que su obra reúna más de una veintena de novelas, además de libros de ensayos, poesía,
que deje constancia de la vasta diversidad cultural del país con todo lo que esto implica.
Gálvez […] configuró una obra en la que vibraba y resonaba toda una época en la
que, de paso, se estaba fundando la literatura nacional y el tipo de escritor que ahora
37
El resumen que hace Henry Alfred Holmes sobre la obra de Gálvez es justo para darse una idea de las
intenciones y propuestas artísticas del escritor argentino: “Tres obras mediante las cuales logró conseguir el
aprecio de la crítica extranjera son: El solar de la raza, que trata de la madre patria con justa apreciación y
nostálgica ternura; El mal metafísico, y la tragedia de un hombre fuerte, libros de penetración psicológica.
Estos, sin embargo, no tendrían la buena acogida popular siquiera de La maestra normal. Las ventas de esta
novela alcanzan el cincuenta por ciento de las de Nacha Regules. […] En su propio país este profeta adquirió,
con la publicación de Sendero de humildad, la reputación de ser laudator temporis acti, tierno, dulcemente
irónico, demostrativo. Y así prosigue: incorpora sus recuerdos de provincia (San Juan) en los personajes Solís
y Resalda de La maestra normal (1914), y refuerza este éxito con un excelente cuadro de la vida cordobesa, la
sombra del convento (1917). Los retratos de las víctimas de sus propios vicios en Nacha Regules e Historia de
un arrabal […]. A pesar del horror que […] inspiran, sin embargo estos fenómenos están envueltos en el cuerpo
de la vida argentina. […] Ha escrito acerca de ciudades y pueblitos; sus hombres eruditos, poetas, maestros e
inquilinos de conventillos bonaerenses están cara a cara con los patoteros y las rameras. Las grandes poblaciones
y la vasta pampa traen igual inspiración a su pluma fecunda. Balzac argentino, quiere escribir una «comedia
argentina», y al escribirla se servirá de una infinidad de puntos de vista” (201-202). Gálvez también publicó
novelas históricas sobre la guerra del Paraguay: Los caminos de la muerte (1928), Humaitá (1929) y Jornadas
de agonía (1929), forman una trilogía.
101
conocemos. […] Después de 1930, ese carácter de resonador se diluye y con eso lo
inquietante de su proyecto. Pero aun eso importa, aun eso se incorpora al sistema de
constantes de nuestra literatura y sirve para redondear un «caso» en cuya sustancia
sigue valiendo la pena entrar, aunque más no sea para arrimar elementos a una
discusión que sigue conservando todo su interés (16).
valor histórico y documental guardado en todas sus obras muestra la apreciación individual
Por la estética realista de la novela y el propósito ético del escritor, Nacha Regules es
un texto que, a pesar de haber sido publicado en 1919, atiende a preocupaciones sociales y
estéticas con elementos precisos como las referencias a los antepasados de los personajes o
las descripciones del contexto bonaerense del cambio de siglo, condición determinante para
lo objetivo; no sin antes insertar una crítica propia, individual, una visión de mundo por la
cual se filtran los intereses sociales e ideológicos de Gálvez. Debido a estas estéticas se
construye una imagen valorada, desde la perspectiva del autor, que revela el lado oscuro de
solución en la voluntad de las clases ilustradas para educar y transformar al pueblo inculto y
38
Dice Noé Jitrik respecto de la obra de Gálvez: “Curiosa alternativa la que propone la obra novelística de
Manuel Gálvez: o se la rechaza como paradigma de una literatura no de subdesarrollo sino subdesarrollada o
se le acepta como si su autor, a través de sus novelas, mostrara, como se piensa de José Hernández, un «ser»
nacional, una personalidad esencial y reconocible en todos los tiempos. Son dos planos que agreden,
naturalmente, pero que rara vez se tocan y que sofocan, cada cual a su manera, la compresión de una obra más
significativa que importante, de una escritor más representativo que trascendente” (15).
102
personaje que aparece en otra de sus novelas, quien tuvo un destino desventurado en el
en el Buenos Aires de principios de siglo XX, también recurrió a la observación del fenómeno
con un ojo judicial a través del análisis social para novelar tal temática. El universo
empleo. Nacha, aunque bonita, es pobre, huérfana de padre, otras cualidades que no le
El mismo narrador menciona más de una vez las dificultades que tiene la protagonista
para vivir digna e independiente sin recurrir a la prostitución. Hay una conexión entre las
causas que la orillan a ejercer tal actividad y las consecuencias por ello. Si bien Nacha es una
de las prostitutas que encuentra la redención (junto con la generación de marías magdalenas)
es decir, no hay un castigo ejemplificante como sí lo fue la locura para Juana Lucero o la
muerte para Santa, la novela da cuenta detalladamente de cómo y por qué Nacha es propensa
a la prostitución.
del pasado de los personajes para justificar las del presente y del futuro, además de describir
detalladamente tanto el mundo narrado como el pensamiento de los personajes, lo que explica
Durante el siglo XIX, los portavoces del realismo social y psicológico […]
[afirmaron] que el novelista debía perfeccionar su oficio iluminando de forma
ejemplar la verdad de la era moderna: en un primer momento, debía conceder a todos
los hombres la fuerza moral antes reservada a los héroes excepcionales, y, después,
103
someter escrupulosamente la invención de la observación empírica y el lenguaje a la
sobriedad. La técnica de la observación podría hacerse eco tanto de las
preocupaciones cotidianas de los hombres como de la objetividad de la ciencia, y,
efectivamente, la prosa del siglo XIX participó de ambas (18).
redención, a las clases sociales consideradas inferiores para lograr un mundo armónico. En
sus textos, muchos de los intereses temáticos, están encaminados a la renovación social; por
medio de las historias que cuenta, ejemplificó y sugirió soluciones para llevar a cabo tal
renovación: como si de sus novelas se pudieran deducir los valores éticos y morales precisos
para estimular las conciencias de sus lectores. En este sentido, Noé Jitrik explica la conexión
104
Es evidente que el afán y el esfuerzo por ser un escritor realista se encaminan,
primordialmente, hacia el análisis social: cómo son los personajes, por qué son así, qué los
hace cometer errores, cómo pueden ser mejores, etcétera, son algunas de las cuestiones que
es indudable el entronque con los discursos sociales contemporáneos a él, como los relativos
Nacha, surgen las reflexiones que representan el motivo de la novela, en las cuales se
La imagen del lamento proyecta la sensibilidad y buena voluntad del personaje, pero cargada
Monsalvat habíase entristecido. Tal vez nadie la considerase víctima [a Nacha], y sin
embargo, lo era, a su juicio, tanto como las otras. Víctima de herencias, quizá de un
alcoholismo que provenía de miserias materiales impuestas por la sociedad. Todo se
encadenaba en el mundo. Un mal venía de otro mal. Por ello –pensaba Monsalvat–
era necesario reconstruirlo todo (Gálvez 169).
Esta vez el narrador, de manera muy cercana al personaje, se hace presente para dar
detalles de las emociones de Monsalvat y explicar los ideales que lo motivan. La frase “un
mal viene de otro mal” justifica la idea de que cada consecuencia proviene de una causa.
La constante tristeza que aqueja a Monsalvat se debe al hecho de que Nacha es víctima
de una sociedad que no repara en que es, de alguna manera, la causa por la que ahora ejerce
105
la prostitución. La estructura social sitúa a las mujeres en un frágil equilibrio entre “lo
hermana, que Montsalvat no siempre mostró esta actitud de conmiseración hacia mujeres en
también prostituta, a quien consideraba “deshonrada”: ella muere –ya tuberculosa– de una
Naná zolaciana. No obstante, los ecos de los realismos decimonónicos europeos evidentes
la herencia como determinante y propone el cambio social; la educación, por ejemplo, como
método para combatir los males históricos. Es decir, naturaleza ya no supone (trágicamente)
destino.
se entiende como una solución a los problemas que aquejan a Nacha. Siempre afligido,
siempre sufriendo, tratando de buscar solución a los problemas de los más necesitados, un
cuasi héroe, mártir que lucha por el bienestar de la sociedad como si de él dependiera el
Una campana desesperada era su corazón. Sus ojos veían el mundo como un escenario
trágico. La tragedia de su madre, primero: de su madre engañada, sufriendo toda su
vida, haciendo desgraciados a sus hijos. La tragedia de su hermana luego. La de
Nacha, después. Y como un coro lamentable, los llantos de las víctimas, de sus padres
106
y sus hermanos, los ayes de los hijos suprimidos, los clamores del hambre (Gálvez
51-52).
protagonista, todas las injusticias éticas, legales y morales de una sociedad cuyas dinámicas
de clase, propicia la tropelía que padecen. Nacha Regules es Monsalvat y éste es ella en tanto
personajes orillados a poblar los márgenes de una sociedad que cambia para ser moderna y
al hacerlo, se lleva consigo la moral y los ideales de progreso de las personas de la época.
propios del realismo, el autor/narrador sí está enfocado en tratar de encontrar las razones que
motivan el comportamiento de los personajes; éstas son de carácter especulativo, pero con
causas y efectos demostrables, como mencionar que Monsalvat es hijo natural. Es decir, el
época, así como para tratar de transformar su realidad, ya sea educando obreros o salvando a
Sin duda, revelar las motivaciones de los personajes a comportarse de cierta manera
es uno de los objetivos principales de Gálvez. Para el autor, la vía para mostrar la materialidad
del mundo referido es el realismo, pero su estética se aleja de una de las premisas más
107
lo asimilan y se resignan, porque los finales felices no existen o son escasos. Mientras en el
caso de esta novela, un personaje como Monsalvat propicia otra visión del mundo en donde
otros; regido por su propia reflexión sobre el estado de cosas de la sociedad de la época. Así
se intuye que la perspectiva de Gálvez está superpuesta tanto en la voz narrativa de la novela
La fortuna de Nacha Regules se distancia del remate en Santa o Juana Lucero, pues
en las últimas, el destino de las prostitutas está vinculado de manera factual al momento
histórico del que son partícipes: sea que tengan una muerte patética o se vuelvan locas, ambas
las mujeres “deshonradas”. Recuérdese que para la época el no ser una mujer “honrada”
representaba el quebrantamiento de una ley moral que las relega a situaciones vulnerables,
poco dignas.
Por eso Santa intenta tener una vida “normal” y aceptable con el Jarameño, pues el
matrimonio con él habría significado la redención (social-moral ante sí y los demás). Por ello
Nacha intenta obtener y conservar un empleo, aunque resulte mal remunerado, pues de ello
108
Monsalvat meditó un momento, con la cabeza inclinada. No se movía. No se movía
tampoco Nacha. Ninguno quería turbar aquel silencio en que se resolvía la tragedia
de sus vidas (276).
Como se sabe, no existe redención sin penitencia; en los casos de las prostitutas Juana
y Santa, la locura y la muerte son finales benévolos, en tanto rápidos, para concluir sus
infortunios. El matrimonio también habría sido la solución para Santa, pero los placeres
proposición de Gálvez está orientada hacia la voluntad del personaje por hacer el bien, de
manera que Nacha recurre a la “única” opción, pues la soltería no figura en su imaginación,
tampoco tiene las redes emocionales convenientes para comportarse de manera decente sin
la tentación de volver “a la vida”. Ser mujer, puede inferirse, es un desenlace trágico para
El realismo de Gálvez está encaminado al interés personal que tiene por las dinámicas
sociedad armónica. La utopía que mueve al escritor argentino para crear una historia como
corte judeocristiano que se articule a partir de una estética realista, como si de una estrategia
pedagógica se tratase.
Finalmente, las tramas de las tres novelas dialogan con la estética del realismo y el
naturalismo, pero integran en su conformación, aquellos elementos que los autores ilustrados
consideran convenientes para la representación de lo que entendían como males que aquejan
109
los autores se distingue por crear una cercanía entre los personajes desdichados ante los que
se conmueven e incluso tratan de redimir; el hado de Juana, aunque fuertemente ligado a los
presupuestos del naturalismo, al condenarla, al mismo tiempo, la libera del mundo al que fue
forzada a habitar. Nacha, por otra parte, de factura tardía plantea un simbolismo doble y
perdida) y la condena a la marginalidad al desposarse con un hombre ciego que requiere todo
el tiempo de su ayuda.
sus acciones u omisiones caer en el sitio prefigurado para ella: el ejercicio de la prostitución
110
III. Narradores y voces
En este capítulo se parte de la idea de que no únicamente los narradores ejercen la tarea de
enunciar en los relatos, sino que con frecuencia se cede la voz a los personajes, quienes
pueden llegar a encarnar una conciencia particular. Asimismo, en ocasiones, como se verá
en el análisis de las obras, el autor impone su voz y su visión de mundo en el discurso del
narrador.
Se sabe que el autor de la obra literaria crea una ficción cuyo desarrollo es contando
al lector desde el punto de vista de quien narra: sea un narrador omnisciente o un personaje
principal o secundario; ya sea que cuente desde el recuerdo o relate las acciones en el tiempo
presente del relato, lo narrado es responsabilidad del narrador. La cesión de la voz narrativa
principal a otras voces que a tenor del narrador refuerzan lo contado, lo cuestionan o
desdicen, dotando de matices al relato; lo cual otorga complejidad a la narración que adquiere
relieves y matices.
Ahora bien, ¿escapa lo dicho por estas voces al punto de vista del narrador principal?
¿La orquestación de voces contribuye a que el autor proyecte sus distintas opiniones sobre lo
narrado y cómo es contado? ¿De qué puntos de vista, opiniones, prejuicios, compromisos,
En el caso de las obras que nos ocupan, Mercedes Cabello de Carbonera, Augusto
D’Halmar y Manuel Gálvez han traído a la presencia del lector a sus personajes protagónicos
a través de la cesión de la voz narrativa a las prostitutas; mediante esta estrategia, al enunciar
y enunciarse manifiestan su punto de vista sobre el universo narrado, que se materializa ora
desde la mirada del narrador, ora desde la voz de los personajes que lo habitan. Es
111
La descripción y narración del ser y hacer de la prostituta es al mismo tiempo
incómoda y necesaria, ya que en estas novelas su proceder y fin actúan como un recurso
pedagógico para aleccionar sobre los comportamientos de cierta clase social; sobre lo que se
espera de las mujeres: higiene, economía doméstica, moral y estética. Sin embargo, en lo
narrador.
Un narrador apático es aquel que es distante en tanto que no tiene compasión por los
personajes y, por lo tanto, no empatiza con ellos. Su tono se puede describir como
desinteresado, acusador, indiferente a las pasiones de los actores, pues las reprueba. El
narrador de Blanca Sol (1888) es apático a las dinámicas burguesas del ambiente limeño de
fin de siglo, lo cual se percibe en el tono irónico y crítico con que relata los hábitos y
en primera persona singular que intercala la primera del plural, quien cuenta la historia de
Blanca Sol. Debido a que la novela fue primeramente publicada por entregas, 39 quedan
precisamente– de la voz narrativa en primera del plural, que se entiende como una vox
colectiva conformada por la autora y los lectores. Esta novela presenta la fórmula de la
narrativa finisecular, que incluye a los lectores como participantes, en calidad de testigo o de
39
De Blanca Sol se publicaron en vida de la autora cuatro ediciones, dice Augusto Tamayo Vargas al respecto:
“Editada primero en folletín, también, en el diario ‘La Nación’, de 1888. Ese mismo año se imprime en la
Imprenta Torres Aguirre, la primera edición de ‘Blanca Sol’. En 1889 sale una segunda edición de Carlos
Prince, con prólogo de la autora, en que se refiere a las tendencias realistas de la novela. En 1894, imprime
Carlos Prince en sus talleres de la Calle de la Veracruz, una nueva edición de este ensayo novelístico de la
señora Carbonera” (Perú 86).
112
cómplice de la narración. Por ejemplo, en el enunciado al final del capítulo VII: “Dejaremos,
pues, a Blanca dada al misticismo vanidoso de la mujer mundana con el mismo fervor que a
los devaneos de sus locas coqueterías” (37). Como se observa, la inclusión de los lectores
está implícita en el verbo “dejaremos”. Se trata, pues, de decir, “nosotros” somos cómplices.
Este final de capítulo también está relacionado con la sucesión de estrategias narrativas que
figuran el suspenso, el cual era necesario para involucrar de manera más directa a los lectores,
anunciando lo inconcluso y alimentando la intriga, rasgo común en las novelas por entregas.
narrador omnisciente tradicional. El objetivo de este narrador está orientado a contar la vida
de Blanca Sol como si la conociera y fuera parte del mundo narrado. Describe sus primeros
años hasta más allá de su matrimonio y las dificultades que la llevan a decidirse sobre la
venta de su cuerpo; establece una conexión entre los valores morales y sociales con los que
fue educada y su manera de vivir la adultez. Es decir, si Blanca Sol está consciente, hacia el
final de la novela, sobre su vida como prostituta, la base de su decisión está fundamentada
de su destino.
Mientras el narrador está enfocado tanto en establecer cuáles son los hitos de la
historia que llevan a Blanca Sol a la miseria, como en desplegar comentarios para hablar del
personaje. Por un lado, existe el relato estructurado a partir de estrategias narrativas que
construyen la trama y dan seguimiento espacio temporal en la obra, y por otro, está el tono y
crítica del narrador hacia el personaje mismo. El primero está fundamentado en el realismo
social, característico de la obra de Cabello, y el otro viene como consecuencia del malestar
113
Así, para mostrar un mundo entero, con sus problemáticas sociopolíticas, en el que
narrativos que faciliten la experiencia del tiempo a los lectores, pues se busca exponer,
los que la narración se detiene, para dar cabida a digresiones sobre asuntos del pasado y
justificar el presente.
Otro aspecto que hay que destacar es la difícil distinción entre narrador y voz autoral.
Desde esta dualidad se construye a Blanca Sol como un personaje singular para el fin de siglo
limeño, pues a pesar de encarnar en cierta medida el estereotipo de una prostituta, se distancia
universal, en tanto que no se narra la vida de una prostituta de origen vil o huérfana como en
los casos que se han mencionado en el capítulo uno. La prostitución se presenta como la
última opción de Blanca Sol, mientras que en los otros casos parece ser el único destino.
por ello es importante analizar al personaje de Blanca Sol teniendo en cuenta las ideas de la
autora. Como ya mencioné antes, su vida y sus acciones fueron polémicas, por ser de ideas
liberales; y a pesar de su destino catastrófico –fue contagiada de sífilis por su marido quien
40
En el ensayo crítico-biográfico que hace Augusto Tamayo Vargas sobre Mercedes Cabello de Carbonera
menciona lo siguiente sobre los días que la escritora pasó en el hospital psiquiátrico: “Estrechos corredores,
habitaciones sin luz, tristeza doble ajena, doblemente fuera del mundo. Ahí pasó sus últimos diez años Mercedes
Cabello. Lentamente en camino al silencio. Como si fuera extinguiéndose la relación con el exterior. Las
pilosidades de su cara dirían cierta desviación varonil, pero la bondadosa y tierna expresión, que aún le
acompaña, delatan arraigado sentimiento, hoy en brote sencillo, sin complicación de forma, sin intromisión de
mentalidad, que asoma en indirecta manifestación de inteligencia viva. Su intenso deseo de figurar se ha
apagado sin delirio y sin paroxismo. Es seguro camino del olvido. ‘Conversaciones con seres imaginarios,
presenta como especial síntoma. Con ellos, solamente, se fue quedando” (74). Caso curioso que Augusto
Tamayo, quien hace una biografía con muchos detalles de la escritora, no mencione el contagio de sífilis por
parte del marido; alude, extrañamente, como si hablara un médico, a ciertos síntomas que Cabello tuvo cuatro
o cinco años antes de ingresar al hospital y atribuye, en estas mismas páginas, su inestabilidad emocional a la
menopausia, la viudez y al no haber tenido hijos. En cambio, Oswaldo Voysest, quien hace el prólogo a la
114
es importante porque muestra una cara de la modernidad en Perú, desde su perspectiva, en el
El caso del personaje que propone Mercedes Cabello41, construido a partir del análisis
de la sociedad que hace la autora, se despega de los patrones tradicionales que el personaje
ha tenido en la historia literaria universal: sí hay una conexión intertextual con otras
prostitutas literarias de la tradición europea como Moll Flanders o Naná, pues coinciden en
algunos aspectos. Por un lado, en el caso de Moll Flanders, se trata de una prostituta pícara
cuyo principal interés es el de burlar a todos sus allegados para conseguir lo que quiere, se
las arregla para que no la descubran entre enredos y peripecias; y, por otro lado, Naná trata
tiene poco en común con Santa o Nacha Regules en términos del espacio referido, ya que no
edición de Blanca Sol (2007) por la editorial Stockcero, menciona inmediatamente en la biografía de la autora
lo siguiente: “Para pasada la mitad de la década del noventa, Mercedes Cabello empieza a mostrar los primeros
síntomas de la sífilis contraída de su marido, que a la larga la llevaría al manicomio –insomnio, delirios de
grandeza, dificultad en la memoria, personalidad y afecto. De regreso a Lima de su corto viaje a Chile y
Argentina, se intensifican sus síntomas y peleas en medio de una acerba hostilidad y la familia de su hermano
decide internarla en el manicomio del Cercado el 27 de enero de 1900. Muere el 12 de octubre de 1909 de
parálisis general progresiva” (x).
41
Augusto Tamayo Vargas hace un resumen preciso de la obra de la escritora peruana: “La obra novelística de
Mercedes Cabello que se encuentra dentro de aquellas consideraciones es vastamente conocida. Escribe en 1886
‘Sacrificio y Recompensa’, novela pasional que obtiene el Primer Premio en el Concurso de Ateneo de ese año;
luego el problema social de la mujer en ‘Los Amores de Hortensia’, en 1887; el cuadro romántico de ‘Eleodora’,
desarrollado posteriormente en ‘Las consecuencias’, aparecida en 1888. En este mismo año ‘Blanca Sol’ y por
último ‘El conspirador’. Estas dos novelas vienen a constituirse en representativas del estilo y dirección
intelectual de la Cabello: pedagogía novelada como la mayor parte de las obras realistas, en que la ampulosidad
sirve para exhibir anatómicamente los defectos y vicios de la sociedad; en el primer caso, la ambición de una
mujer-tipo en la sociedad de entonces; la segunda, la personificación del político peruano siglo XIX, con un
claro conocimiento [del] desarrollo histórico republicano y una intensa vocación sociológica aunque con
defectos notables en cuanto a la realización misma de la novela y con la permanencia de cierta sensibilidad
romántica que perdura por encima del objetiva realista. Después de esta intensa producción novelística,
Mercedes Cabello escribe su ensayo sobre ‘La novela Moderna’ que merece el Primer Premio del Concurso
Hispanoamericano de la Academia Literaria de Buenos Aires en 1892 y viaja a la capital argentina para recibir
aquel testimonio continental de manos de Rafael Obligado. En México publican con elogiosos comentarios ‘El
Conspirador; en España reproducen sus trabajos y su polémica con Salmerón y Clarín acerca de la poesía.
Polemiza, asimismo, dentro de las fronteras patrias con Clemente Palma sobre su posición literaria. Viene luego
el silencio de muchos años. Muere en 1909” (10-11).
115
aparecen los bajos fondos sociales como se muestra en el caso paradigmático de El Roto42
del escritor Joaquín Edwars Bello. Blanca Sol es la prostituta que decide serlo, pues elige
vender su cuerpo a cambio de volver a tener la vida de lujos a los que estaba acostumbrada,
nuevas coordenadas y, propicie una versión distinta a las de sus coetáneos Augusto D’Halmar
o Manuel Gálvez.
la puesta en escena de una mujer incompatible con la moral suscrita en el texto; es decir, si
a una clase social que la favorezca, en pocas palabras, no tiene la posibilidad de un sustento
económico propio o si viene de una familia disfuncional (como Naná), es propensa a tomar
el camino de la prostitución, pues no tiene otra opción más que la de vender su cuerpo para
sobrevivir. En cambio, en Blanca Sol es importante destacar que la voz narrativa, a la que se
dándole al relato otra dirección. Sin bien las historias de las prostitutas siempre vienen de la
mano de cierta decadencia, la orfandad, por ejemplo, o el abandono, como ya he dicho antes,
Más allá de tener un pasado que le afecte congénitamente, es la educación que recibe
en casa, el medio del que es parte, lo que decide el destino del personaje. Educada en un
colegio de monjas, donde la prioridad era instruir para el matrimonio y las buenas
42
El Roto es una novela publicada por el autor chileno Joaquín Edwards Bello en 1919 donde se trata el tema
de la prostitución y de los barrios más marginales de Santiago de Chile. Dice Vicente Urbistondo al respecto
de la novela de Edwards: “Concebida dentro de la pauta naturalista ya desintegrada por 1920, El Roto rebasa a
cada paso los límites de la novela experimental, cumpliendo los fines sociales de ella con métodos artísticos
mucho más cercanos a la novela moderna de la de Zola. Tan modernos son algunos pasajes de El Roto que traen
a la memoria el tremendismo de Camilo José Cela, Elena Quiroga, o Carmen Laforet” (180).
116
costumbres, Blanca Sol siempre intenta casarse con el más adinerado para tener un lugar en
la alta sociedad, de ahí que sus necesidades como mujer estén orientadas a la aceptación de
la burguesía limeña. Por esta razón, la protagonista siempre se encuentra anclada en una
dualidad, la doble moral, es decir: por un lado, se muestra como una mujer religiosa (gasta
trata de ser una esposa ejemplar (aunque nunca logra tener una relación estable); por el otro,
despilfarra el dinero en fiestas y tertulias para ser aceptada, se busca un amante, etcétera. Esta
dualidad es la que provoca el desbalance del personaje, pues todo se le va de las manos,
tomando como decisión final la prostitución para construir de nuevo la vida ostentosa que
Balzac y de Zola, toma al personaje caprichoso, manipulador, voluble, una mujer fatal o
comienzo del relato el personaje de Blanca representa una mujer triunfante para después ser
una víctima de los malos hábitos inculcados por la sociedad tan criticada en el texto.
Ya desde las primeras páginas de la novela se exponen los motivos por los cuales ella
podría ser una prostituta en potencia, relacionados principalmente con la mala educación a
las mujeres:
117
La cita muestra la relevancia que tiene la formación de las mujeres, principalmente,
en el hogar, así como la crítica no tan velada a la educación que no impone disciplina ni
presenta expuesto y proclive a los malos hábitos morales de la burguesía, que la orillaron,
llegada la hora, al cumplimiento de un destino perjudicial a partir de las decisiones que adopta
(1890) o La Calandria de Rafael Delgado (1891) y van forjando una tradición de elementos
se suman el origen familiar, el oficio, el carácter rebelde proclive a saltarse las convenciones
Aunque Blanca Sol no sea del todo como otras prostitutas de la literatura,
desprotegida o huérfana, es educada por mentes estrechas que no pertenecen a la clase alta
limeña pero que quisieran serlo, motivo suficiente para aspirar al estilo de vida que la lleva
a la ruina, pues sus intereses van por el camino del lujo y el despilfarro de dinero. Persuadida
por su madre y tías, quienes como ella hará, habían logrado pertenecer a un círculo social
“Procura –habíale dicho la madre a la hija cuando confeccionaba el tocado del primer baile
al que iba asistir vestida de señorita– que nadie te iguale ni menos te sobrepase en elegancia
y belleza para que los hombres te admiren y las mujeres te envidien, éste es el secreto de mi
elevada posición social” (7), a lo que Blanca Sol obedece sin duda. El narrador cede la voz a
la madre de Blanca Sol, quien con su discurso cínico evidencia una falta de escrúpulos
118
Son muchas las explicaciones del narrador para justificar la transformación de Blanca
Sol en cortesana. Se detiene, por ejemplo, en describir las relaciones que tenía con otras
chicas del colegio, el tipo de conversaciones propias de estos círculos y sus temáticas:
Muchas niñas opinaban que el joven (con tal de que fuera buen mozo) era preferible
con su pobreza al rico, si había de ser viejo. Blanca fue siempre de la opinión
contraria. Y a favor de la riqueza del futuro marido, ella argumentaba manifestando
todo el caudal de experiencia adquirida en esa vida ficticia impuesta por las
necesidades en completo desequilibrio con las limitadas rentas de la familia,
necesidades que para los suyos fueron eterna causa de sinsabores y contrariedades
(9).
son más patentes cuando Blanca Sol es ya una adulta y ya ha contraído matrimonio con Don
Serafín, “un hombre feo de cara, rechoncho de cuerpo y con más condiciones para llamarse
Picio” (17), y quien doblegado por el carisma, la picardía y belleza de Blanca Sol, no titubea
ante la posibilidad de hacerla su esposa: “Largas horas se daba a pensar cómo era que Blanca,
mujer caprichosa, fantástica, engreída con su belleza y orgullosa con su elevada alcurnia,
podía aceptarlo a él por esposo” (22). Véase cómo el discurso narrativo sobre otro personaje
intuir la falsedad y la falta de interés emocional de Blanca hacia él, pero esto no lo lleva a
poner en duda la decisión que ya ha tomado de convertirla en su esposa. De ahí que, partícipe
del código moral y la dinámica social, sea un personaje estratégico, al igual que el conde
Muffat zolaciano, revelador de los rasgos modeladores y definitorios de esa prostituta que
tiene poco parecido con las más marginales, pero que por sus caprichos y ambiciones
119
El carácter de Blanca se va formando por las carencias morales y malos hábitos
propiciados por la decadencia de un sistema social moderno fallido, del cual también se
desprende la irreverencia oculta hacia el ámbito religioso. Lo que llama la atención desde el
principio del texto son los comentarios, vinculados con el sujeto de la enunciación real (la
autora), sobre el aspecto religioso. Traigo otra vez a colación los intereses personales de la
autora sobre la educación laica a las mujeres. Al inicio de la novela, el narrador en forma de
testigo afirma así, entre paréntesis: “(olvidé decir que era un colegio de monjas)”, comentario
totalmente adecuado para la dirección del discurso narrativo y del cual se intuye el susurro
moral al hecho de que el personaje se convierta en prostituta, ya que pretendiendo ser una
buena cristiana cae, cómodamente, en el camino del pecado. De ahí que al personaje la
religión le sea útil también para aparentar y proyectar lo necesario para ser reconocida como
una mujer devota de Dios y de la Virgen María, lo que le gana la confianza del clérigo,
este caso hay un conflicto entre la falsa devoción y la autora43, quien no duda en representar
el dogma religioso por medio de la voz narrativa y las acciones de los personajes. Describe
43
Oswaldo Voysest menciona los motivos por los cuales la autora se gana enemigos en el ambiente intelectual
limeño. Uno de los más importantes, pues Mercedes Cabello no se censuraba cuando hablaba en público, fue
el de reiterar su inconformidad sobre la educación femenina en los colegios de monjas. Dice Voysest: “Las
ideas heterogéneas y progresistas de Mercedes Cabello le ganan no pocos enemigos en el medio conservador
peruano de aquella época. Así, el discurso de clausura que ella pronunció en el liceo de mujeres ‘Teresa
González de Fanning’ con motivo de los exámenes finales de fin de curso (y como se ha señalado, publicado
en el diario El Comercio) no fue bien recibido ni por la directora de ese plantel (Elvira García y García) ni por
los defensores de la educación religiosa. Su ataque contra la educación femenina en los colegios de monjas le
ganó amargas enemistades y ataques, que acaso contribuyeron a opacar su figura poco antes de su muerte y
también después de ella. En este discurso Cabello de Carbonera subraya que de este tipo de colegios ‘sale la
mujer vacía, vanidosa y rezadora inconsciente que leva la más horrorosa anarquía al hogar paterno’. Añade que
‘de esos colegios de monjas salen las mujeres ociosas, egoístas, que aman los salones más que el propio hogar’”
(ix-x). De esta información se entiende perfectamente cómo es que la autora intercala la crítica hacia la religión
y las enseñanzas en escuelas de monjas, asunto que se encuentra en la base de Blanca Sol, y que aparece desde
el principio de la novela.
120
cómo los creyentes quebrantan las reglas eclesiásticas, al grado de llegar casi a la burla. Por
automática, sin el más pequeño vestigio de unción, sin imaginarse jamás que las oraciones
tuvieran otro fin que llenar el templo de ruidos como podía haberse llenado de otra cosa
cualquiera” (10). Obsérvese, por un lado, el énfasis en la blasfemia, que más allá de ser
cometida por la misma protagonista proyecta una práctica social (el acto sagrado de la
oración) que vacía de significado. Y por otro, la formulación entre lo que es y será Blanca
Sol, pues adquirir una costumbre representa una acción repetitiva sin sentido, de ahí que esta
afirmación funcione como presagio de que Blanca Sol quebrantará, por usanza, todas las
escuchado. Una suerte de “voz escrita”. El plano discursivo de la voz de Blanca Sol acentúa
finamente las cualidades del personaje gracias a sus distintas tonalidades. Dice, ya casada y
mezclada con la alta sociedad limeña en unas de sus fiestas: “—Qué sería de nuestros salones
si no hubieran (sic) escritores y periódicos; los ricos deben tener el talento de saber lucir su
riqueza y los pobres el de saberla describir―, solía decir ella mirando desdeñosamente a
algunos de esos emisarios de su fama” (48). El contenido temático revela lo que por
costumbre comentaría una mujer engreída, arrogante, ante los privilegios del círculo social
al que pertenece; también se distingue el tono despectivo con que hace la diferencia entre las
clases sociales relegando a unos y a otros a sus respectivos lugares, según la forma en que
121
ella entiende la dinámica social; pero lo más importante es la seguridad con la que entona su
victoria sin tener en cuenta que, irónicamente, tarde o temprano perdería sus bienes y su lugar
Se pueden distinguir varios tonos en la voz de Blanca Sol, ya sea para gritar injurias
infierno. ¡Ya pagará caro su tontería!” (77), o para opinar sobre un tema en específico que la
haga quedar bien: “― ¡Bah! –exclamó Blanca con desdeñoso tono–, qué sería de la moda si
las mujeres fuéramos a sujetarnos a las exigencias de los maridos; todas anduviéramos
que es posible advertir, por un lado, las aspiraciones que la obnubilan, y por otro, el desprecio
hacia la intención controladora de los hombres (hoy diríamos actitudes machistas) en lo que
se refiere a la vestimenta de las mujeres. El comentario sobre la moda es uno más sobre las
constantes opiniones que sobre el tema emite el personaje; sin que aquello la convierta en
otra vez, a los intereses íntimos de la autora relacionados con el rol social de la mujer,
frecuentemente y no sólo para decir aparentes trivialidades, aspecto poco común si se piensa
posterior, Nacha Regules de Manuel Gálvez, cuyos discursos articulan formas de entender el
mundo, aunque sea desde el sufrimiento. Precisamente porque el único lugar de enunciación
en que se trata de una escritora cuya perspectiva crítica (la ironía de sus intervenciones da
122
cuenta de ella) evidencia sus ideas revolucionarias (para su época) sobre el ser y hacer de una
mujer. Que Blanca Sol sea un personaje frívolo ―desde el juicio doxal―, que muestra las
fallas morales, ideológicas o éticas del contexto del fin de siglo limeño, es porque la autora
utiliza una estrategia significativa y aparentemente contradictoria: por un lado, le da voz para
hacerla argumentar ideas no muy ajenas a las suyas, y por otro, la muestra como víctima de
la sociedad. La frivolidad del personaje femenino, en este caso, se justifica por una cadena
del narrador y desde su perspectiva; hacia el final de la novela, cuando Blanca ha llevado a
¿Qué culpa tenía ella si desde la infancia, desde el colegio enseñáronle a amar el
dinero y a considerar el brillo del oro como el brillo más preciado de su posición
social? ¿Qué culpa tenía de haberse casado con el hombre ridículo pero codiciado por
sus amigas y llamado a salvar la angustiosa situación de su familia? ¿Qué culpa tenía
si, siendo una joven casi pobre, la habían educado creándole necesidades que la
vanidad aguijoneada de continuo por el estímulo, consideraba como necesidades
ineludibles, a las que era forzoso sacrificar afectos y sentimientos generosos? ¿Qué
culpa tenía ella de haber aprendido en la escuela de la vida a mirar con menosprecio
las virtudes domésticas y con admiración y codicia las tentaciones de la vanidad?
(175).
protagonista está en una encrucijada, son un claro ejemplo de discurso doxal. Esta forma de
123
enunciar y denunciar evidencia, en primera instancia, la importancia que tiene para la autora
que el lector reflexione y sea consciente de las acciones de la sociedad burguesa, así como
de las consecuencias de inculcar hábitos banales. Además, en segundo lugar, estas preguntas
aparecen en el momento en el que Blanca Sol se está viendo al espejo, por lo que eximen al
personaje de toda culpa respecto de la decisión que toma de ser prostituta, pues la sociedad
le enseñó que lo valioso era lo material por encima de abrazar ciertos valores morales, como
la laboriosidad y la honestidad.
Finalmente, el tono de juicio en las preguntas no va hacia Blanca Sol, sino a todo lo
que ella representa: “Al fin llegó un día en que Blanca Sol se vio sola, desamparada,
humillada, hundida en la miseria y sin más recursos que sus propias fuerzas, o mejor, su
propia belleza, y entonces profunda reacción operose en su alma” (175). En este fragmento,
se hace hincapié en la belleza por sobre cualquier otra cualidad que Blanca Sol pueda tener;
indirectamente la culpable es “¡La sociedad!” (175). Ese nosotros en el que se diluye, a veces,
no sólo el rostro y la voz de las personas, sino también la responsabilidad sobre las
consecuencias de las acciones individuales. En este caso, la comunidad que impone a las
sociales que terminan por arrinconar a la protagonista: ora por obrar bien, ora por elegir el
mal. Blanca Sol opta por vivir del comercio de su cuerpo y, paradójicamente, asume un precio
alto por ello: “La vejez que paga bien la caricia vendida y la juventud que rodea entusiasmada
a la mujer hermosa que quiere no huir del vicio sino precipitarse en sus brazos y busca aliados
que la sigan y la impulsen adelante; esos y no otros serían en el porvenir sus recursos y sus
para las mujeres desamparadas, no hay otra alternativa que la de vivir del cuerpo. El narrador
124
no refiere ocupaciones “dignas” para las mujeres salvo la de ser costurera, oficio común y
empleada de Blanca Sol, a quien Ana Peluffo considera la “contraparte virtuosa” (45).
depende aquí de un narrador que marca las pautas para sopesar temas relevantes y polémicos
del momento: “Blanca Sol es un anti-modelo de virtud nacional, una cortesana coqueta y
frívola en la que se acumulan hiperbólicamente una serie de vicios que se busca erradicar (el
lujo, la ostentación, la vanidad)” (Peluffo 45). Esta definición del personaje es correlato de
la última frase de la novela: “No se debe describir el mal sino en tanto que sirva de ejemplo
para el bien” (182). En el prólogo ya referido, Mercedes Cabello hace una afirmación
determinante para la conformación ética y estética del universo analizado: “la novela no sólo
debe limitarse a la copia de la vida sino también a la idealización del bien” (4). Estas dos
citas, una de la novela y otra del prólogo, conforman la idea y dirección artística y moral,
particulares de la autora, sobre las normas de representación de una problemática difícil como
En la novela Los vicios de Chile. Juana Lucero de Augusto D’Halmar, publicada en 1902,
todos los acontecimientos son contados desde la perspectiva del narrador en tercera persona.
La representación de los sucesos se filtra tanto por el tamiz ideológico de quien cuenta como
por el discurso de los personajes, a quienes se les cede la voz, y hacen uso de ella desde el
lugar ocupado en la jerarquía social dentro del universo novelesco, mediante el diálogo o el
discurso directo.
125
El narrador cede la voz a los personajes por medio del diálogo o el monólogo y, en
ciertas ocasiones, se reconocen otras voces que destacan por el uso de frases entrecomilladas,
matrona, entre otros. Sin embargo, a Juana le cede la voz pocas veces; los momentos en que
El hecho de que Juana no tenga una voz que determine su autonomía, no únicamente
Juana Lucero) no tienen una opinión propia sobre el mundo que las rodea, ni siquiera sobre
sí mismas (si acaso la lástima). Su carencia de voz también es producto de las estructuras
sociales de la época, las cuales influyen en las valoraciones estéticas sobre la prostituta como
personaje social novelesco; es decir, los personajes como Juana no merecen hablar, tampoco
es conveniente que hablen porque hay un juicio moral que sanciona todo aquello que
en juicios morales camuflados en lógica judeocristiana, en la cual las “malas” acciones deben
ser castigadas para efectos de una función más bien ejemplarizante que justa.
variable, ya que la escena y el resumen son los recursos mayormente utilizados junto con
pausas descriptivas que causan, por momentos, el cambio de velocidad del relato deteniendo
el tiempo de la historia. Como es una novela que tiene como objetivo principal, al igual que
Blanca Sol, mostrar las causas y consecuencias por las cuáles Juana se convierte en prostituta
y con ello una fuerte crítica social a las conductas ajenas a la moral de moda, es importante
reconocer, que desde la voz que cuenta la historia, mayormente narrativa que descriptiva, se
126
introducen oraciones con adverbios de tiempo para restablecer las conexiones entre las
ligue el pasado con el presente y previsión para el futuro, la inserción de tales licencias son
más que evidentes para mostrar la vida total de Juana: dónde nació, cómo creció, cómo le
afectan los pocos privilegios que le quedan cuando es huérfana, por qué es víctima de abuso
laboral y sexual y por qué se ve obligada a tomar el camino de la prostitución. Todas estas
interrogantes son respondidas en la multiplicidad de voces que se entrelazan con la voz del
narrador principal.
Asimismo, cuando Catalina, la madre de Juana está a punto de morir a causa de una
pulmonía y teme por el futuro de su hija, concebida fuera del matrimonio y sin el apoyo del
padre, el narrador cede la voz a dicho personaje, quien por medio de una analepsis muestra
Por un lado, importa señalar la conexión que hay entre el error moral cometido por
última en el futuro. Así, en este pasaje se establecen nexos entre pasado, presente y futuro.
127
el recuerdo de Catalina y el futuro, se conoce el origen de la desventurada vida de Juana, a la
historia dura por lo menos veintiún años mientras que en el tiempo del relato sólo pasan seis
años, es decir, desde que Juana queda huérfana hasta que pierde la razón en el burdel donde
entramar el argumento de la novela. Si bien la analepsis es un recurso que da las pautas para
retrasar el tiempo y dar voz a los personajes. La que a continuación cito está marcada por el
diálogo y se inserta justo antes de la muerte de Catalina: ella manda a su criada con una carta
para el padre de Juana pidiéndole ayuda para su hija. Tal escena, que comprende un capítulo
entero, ocasiona una desviación del tiempo del discurso hacia un asunto que es parte de la
historia pero que no tiene que ver, de momento, con lo que está sucediendo, es decir, la agonía
de Catalina:
128
—¡Ya le he dicho a esa mujer que no deseo saber nada de ella! ¡no sé porqué se atreve
á venirme con majaderías!
La mensajera retrocedía asustada.
—De todos modos, mandaré averiguar —añadió, metiéndose el papel en el bolsillo y
arrojando con rabia su cigarro— ya está; dígale así no mas. (15)
acontecimientos en tiempo real, pues existe una relación de concordancia, una isocronía,
importante para comprender los hechos posteriores y concebir, junto con el fragmento
morales para justificar los motivos que la hacen ejercer la prostitución. La orfandad
representaría, junto con la viudez o la bastardía, uno de los estados moralmente vulnerables
más comunes. Si Juana ya estaba determinada por el hecho de haber nacido fuera del
que dan cuenta del mundo novelesco en que se encuentran los personajes. En el Santiago de
diversas esferas sociales, aunque cada una de ellas lo maneja a su manera. Por ejemplo,
mientras Juana vive en la casa de su tía Loreto –lugar a donde tendrá que mudarse al morir
satisfacciones que tiene es salir de casa para asistir a la misa. Espera los seis días de la semana
129
¡Los domingos! Deseaba que llegasen nada más que por esa hora en que partían á la
Catedral, á la misa mayor, y se volvían después con pasitos cortos por la calle del
Puente hasta la de Santo Domingo.
La misa cantada era un buen recuerdo para los seis días de trabajo, porque durante
ese tiempo seguía viendo con la memoria la iglesia vetusta, las vidrieras moradas y
verdes y rojas que teñían los mantos de sus distintos reflejos; las naves de los lados
interminables y oscuras, en cuyas baldosas resonaban pisadas, ostentando misteriosos
confesionarios de trecho en trecho; en el medio, la nave principal, el presbiterio todo
refulgente como un ascua de oro por las arañas llenas de velas, los sillones de los
canónigos, el trono del señor arzobispo encortinado de regia púrpura y al fondo, bajo
el ábside, el altar mayor sosteniendo la cruz entre los seis candelabros de plata maciza.
Allí celebraban los oficiantes el santo sacrificio, revestidos de casullas magníficas y
dalmáticas deslumbradoras (39-40).
cierta distancia y continuar con la narración del inventario y la descripción de la iglesia. Una
pausa descriptiva, en términos narratológicos consiste en detener el tiempo del relato para
dar detalles y con ello, significar el mundo novelesco representado. En el caso del ejemplo
citado, la esfera religiosa es sumamente relevante para dar sentido no solo al personaje de la
ocasiones, según convenga a cada uno de ellos. Esta no es la única vez que el narrador se
detiene a dar detalles de la iglesia. En el capítulo X, que se divide en dos partes, aparece una
iglesia. El tiempo no transcurre, están pausados tanto el tiempo de la historia como el del
relato, pues parece que se está narrando una misa, cuando en realidad se trata de un efecto en
130
Las intromisiones del autor/narrador se evidencian, principalmente, por dos aspectos.
notable cómo se detiene en las descripciones de la iglesia y los detalles de las costumbres
religiosas; el segundo tiene que ver con el tono puesto en el discurso crítico, pues lejos de
tomar distancia para hacer ciertas observaciones, estas se notan como personales.
El narrador en Nacha Regules es una voz intelectual44 cuya perspectiva organiza cada uno de
vista, en los que tanto Nacha como Monsalvat, personajes principales, se van involucrando,
el uno con el otro, sin saber de cierto cuál es su destino. La historia está construida de manera
explicaciones, por medio de digresiones; por ejemplo, a veces se detiene la narración para
hablar de un acontecimiento del pasado con el fin de justificar las acciones de los personajes
por medio de escenas donde predomina el diálogo entre personajes. Esta es una característica
importante, pues, aunque el tamiz ideológico del autor/narrador está ahí, sosteniendo cada
44
Nicolas Olivari menciona que no se puede concebir la obra de Gálvez sin antes pensar en él como un
intelectual, pues fue un hombre que reflexionaba los problemas de la vida cotidiana con un compromiso
genuino: “Hablar de la persona que fue Gálvez es, ante todo, hablar del novelista. No se concibe en Gálvez más
que al escritor. Por eso más que su físico, más que su fisonomía moral, interesa conocer su fisonomía
intelectual” (28). Esta conexión se establece a partir del reconocimiento de las ideas del autor y lo plasmado en
la novela. Hay una fiel reproducción de las ideas de Gálvez en el personaje de Monsalvat. También sobre este
asunto, de la identificación del narrador con el autor, menciona Vera Fisherová Beck lo siguiente: “Aunque
Gálvez niega que las acciones y las expresiones de Monsalvat coincidan con su parecer, se puede adivinar la
profunda compasión del autor hacia las víctimas del existente orden social. Por boca de Monsalvat y por las
vicisitudes de Nacha también se entiende el deseo ardiente de Gálvez de cambiar todo eso en algo mejor, así
como se entrevé la esperanza de un mundo reformado y pacífico” (243).
131
uno de los discursos, los personajes tienen numerosas oportunidades de hablar y expresarse.
En los momentos en los que predomina el discurso narrativo, ya sea en forma de discurso
recursos utilizados siempre con la intención de darle sentido y solidez a la historia, desde una
perspectiva particular.
Regules, los diversos acontecimientos la van llevando al destino “honrado”; tal devenir se
propone como idea central de la obra, como un ejemplo de que la redención es factible.
Incluso se puede leer como una invitación a las mujeres para que no se despeguen de ciertos
principios morales.
y en Nacha Regules padece todas las consecuencias de esa decisión. Con tal concatenación
de causas y consecuencias, se quiere demostrar que nada queda impune; la mayoría de los
acontecimientos surgen de una mala acción que la protagonista debe expiar; el relato de tales
siguiente fragmento se observa cómo, mientras Nacha está viviendo con el Pampa, su pareja
45
En El mal metafísico (1916), Nacha aparece como un personaje secundario pero importante, pues es amiga
del protagonista, Riga. Al abandonar la casa de su madre con un estudiante experimenta la austeridad de la
independencia económica y emocional porque la relación no funciona y tiene una vida difícil. Asume las
consecuencias de sus actos y en ambas novelas se mantiene la idea de que Nacha siempre quiere ser mejor. Por
eso se aleja de Riga, pues el joven poeta lleva una vida de vicios, y en Nacha siempre busca la honradez bajo
el sentimiento de culpa. Este sentimiento que caracteriza al personaje es una de las cualidades por las que vale
la pena retomar a Nacha en la novela posterior, pues el objetivo es revalorizarla sin determinarla por sus malas
decisiones, destacando el papel que juega el contexto, verdadero culpable del destino de Nacha.
132
Nacha alegrose de que su amistad con Arnedo terminase así. Ahora le parecía que él
le tenía ley. Si no, ¿por qué le escribía, en lugar de echarla a puntapiés o por medio
de la sirvienta? Era una delicadeza extraña en el Pampa. Tuvo la tentación de
quedarse, por capricho únicamente. Pero no. ¡Al diablo el Pampa! Quería ser honrada.
Ensayaría.
Escribió dos palabras a Arnedo, para asegurarle que no le guardaba rencor ni antipatía
y para devolverle los cien pesos. Luego arregló su baúl tranquilamente, y lo hizo subir
a un automóvil. […] Ya se imaginaba que había andado buena parte del camino de la
honestidad (108-109).
Véase cómo se emiten juicios de valor sobre las acciones de las mujeres, las desprecia
como seres con escasa voluntad, esta postura se evidencia a lo largo del texto. Ante esta
situación, comenta la voz narrativa: “Quería ser honrada. Ensayaría”. El narrador sabe lo que
Nacha quiere, y luego, después de un punto y seguido, una sólo palabra: “Ensayaría”. En un
instante el narrador cambia de parecer despreciando la voluntad del personaje, de las ganas
que tiene Nacha de ser virtuosa. Después, en el segundo párrafo, el discurso indirecto libre
expone para el lector la imaginación de Nacha, y con un tono de índole moral se alude a la
“buena parte del camino de la honestidad”, como si la protagonista ya hubiera hecho todo lo
posible por reivindicarse, asunto que apenas está por iniciar. También al utilizar el verbo
“imaginar” se presupone, una vez más, que la poca voluntad de Nacha demostrada en sus
reincidencias en “la vida” sólo tiene la posibilidad de imaginar un futuro mejor sin la ocasión
introducen adjetivos que remarcan la falta de moralidad, es evidente que todos los discursos
del relato están enfocados al predominio del sistema moral argentino de la época. La siguiente
cita muestra el momento en que Nacha se va del departamento de Arnedo (el Pampa) a una
133
pensión, decidida a buscar una vida virtuosa, contenta hasta cierto punto. Sin embargo, en
experimentando una lucha interior: las dificultades morales que sufre representan, otra vez,
mientras la pugna interna se desarrolla aparecen filtrados, por la voz narrativa, los discursos
El relato está dominado por la ideología filtrada del autor/narrador, por lo que se
introducen personajes que ayudan a que esta postura se sostenga: una casera ejemplo de la
Virtud y un hombre que tiene como prioridad salvar a las prostitutas por medio del trabajo
social. Asimismo, los comentarios del narrador hacia lo que Nacha está experimentando en
la lucha, la desvirtúan al poner en duda el concepto que ella tiene de honestidad; y aunque se
134
puede ver a Nacha empeñada en no volver a “la vida”, la voz narrativa no deja de recordarnos
Una vez que Nacha deja de vivir con el Pampa tiene muchas dificultades para
tal momento de desesperación del personaje, hay una disrupción del narrador: “Mientras
tanto, Nacha vivía del dinero que le entregaron por unas alhajas. Se arrepentía de no haber
aceptado la suma que quiso darle Arnedo. ¿Qué tantos escrúpulos para aceptar un dinero,
ella, que vendía su cuerpo?” (126). La pausa es ocasión para que la voz narrativa enjuicie el
carácter y las terminaciones de Nacha como un personaje con poca voluntad y llena de
Las intromisiones del autor en esta novela son evidentes de diversas maneras. Basta
como muestra la cita anterior para evidenciar que el discurso narrativo es dominado por la
voz autoral, pues sobresalen sus opiniones, principalmente cuando se trata de las acciones
El narrador coloca al personaje de Juana como un elemento ético y estético fundamental para
un móvil de sentido, un tema según las categorías de Oscar Tacca y también como una
técnica: “el personaje como tema, es decir, como sustancia, como interés central del mundo
que se explora, y el personaje como medio, como técnica, es decir, como instrumento
fundamental para la visión o exploración de ese mundo” (131). Por un lado, Juana es un tema
135
en cuanto es protagonista y cada una de sus acciones son motivo para vincular otros temas
relacionados, sobre todo sociales y morales. Por otro lado, es una técnica porque la narración
minuciosa de las vicisitudes más importantes de su vida permite que se conozcan los detalles
toma la voz para evidenciar su desdicha. La voz de Juana aparece como un ruego, cuando la
madre está a punto de morir, “Juana repetía maquinalmente: ―Tened piedad de mí. Tened
piedad de mí. Jesús misericordioso, tened piedad de mí― hacía eco la voz temblorosa de la
chiquilla” (25). Su enunciación es una plegaria justo después del rezo desesperado de todos
ocasiones en las que Juana puede “hablar”, lo que le resta consideración de los otros y la
Las súplicas de Juana también están presentes cuando se le escucha hablando con el
fantasma de su madre, sin que obtenga respuestas: “–¿Y me quieres todavía? –Pero ¿Cuánto
durará esto? –interrogó llorando. – ¿Seré feliz alguna vez?” (48). La voz de la protagonista
Nadie la oye cuando ruega que no la violen ni atienden sus reclamos cuando se resiste
se encuentra es ajena al cumplimiento de ciertos esquemas morales sobre lo que significa ser
una mujer honrada; no forma una familia decente ni nunca tiene la oportunidad de tener una
pareja que le convenga, vive sujeta al oprobio por ser bastarda. Tampoco es escuchada, en
las escenas finales del relato, cuando convertida ya en una loca prostituta, delira y solicita
perdón:
136
–¡Piedad para mí que he sufrido tanto! ¡para mí que soy una sombra de la que reposa
tranquila! ¡para mí que sufro mis penas y comprendo las de los demás! Yo amo a los
ignorados, reunidos aquí por la misma fatalidad, hermanos todos, pues bebieron la
misma leche maldita. Ellos son los únicos que pueden perdonarme, porque son los
únicos capaces de conocer mis sufrimientos y de compadecerse de ellos, ya que el
dolor dilata el corazón á todas las indulgencias así como la dicha lo empequeñece con
todos los egoísmos. ¡Piedad! ¡piedad! (280).
Este es el pasaje más extenso que enuncia la propia Juana. Habla únicamente para
pedir el perdón a la divinidad en que ella cree. Con ello se corrobora un aspecto común en
prácticamente inaudible, pues su articulación (en este caso, su proclividad a ser silenciada)
está mediada por la perspectiva de autores/narradores que reproducen los roles de la sociedad
patriarcal y aunque tengan la posibilidad (quién sabe si también la autoridad) de ser críticos
Es por esto por lo que, en Juana Lucero, a pesar de que en la obra se observa una
crítica al sistema social de la época, el personaje no está exento de las condenas que pesan
sobre ella, una de las cuales es no tener voz. Esto no significa que nadie quiera escucharla,
sino que por su condición moral y social es considerada muda: ¿La prostituta puede hablar?
¿Tiene sentido escuchar la voz de una mujer de “moral distraída”? ¿A quién le importa la
opinión de una ramera? Martha Munguía habla del silencio de las prostitutas en la literatura
La voz de la prostituta no es más que la continuación del discurso social vertido sobre
ella y su imagen es sólo el resultado de las múltiples figuraciones que sobre ella se
han hecho los otros. El silencio de la prostituta revela la estrecha relación de la novela
con la ideología de su tiempo porque se le niega la voz no solamente por ser mujer,
que ya es razón suficiente para hacerla callar, sino porque sus ojos han visto
137
demasiado y su palabra sería el yo acuso más fuerte que pudiera pronunciarse contra
todo el hipócrita sistema burgués. Porque la prostituta sería una voz femenina
hablando sobre los hombres; porque sería inevitable que hablara de ascos pero
también de gozos y placeres siempre negados a la mujer. (516)
En los párrafos de las obras abordados, con frecuencia, el ritmo del relato es
Desde la voz autoral también se critica la reglamentación laxa del lenocinio en perjuicio de
la salud y el orden públicos. Cabe recordar, que las primeras legislaciones sobre el ejercicio
de la prostitución eran un asunto en boga a finales del siglo XIX en la mayoría de los núcleos
urbanos, debido, entre otras cuestiones, a las nuevas propuestas de salud pública;46 las cuales
fueron pertinentes para controlar las enfermedades transmitidas por los cuerpos de las
prostitutas:
por lo menos, dos características de la construcción estética del personaje: por un lado, la
configuración de la Juana prostituta-víctima, mediada por la obvia opinión del autor sobre la
46
Dice Claudia Darrigrandi Navarro en su libro titulado Huellas en la ciudad: figuras urbanas en Buenos Aires
y Santiago de Chile, 1880-1935, que: “Juana Lucero es una novela que se enmarca en el debate público que
hubo en torno a la prostitución en el periodo del cambio de siglo. La narración comienza en 1895, un año antes
de que el Estado aprobara en Reglamento para las Casas de Tolerancia, una forma de regular, normar y controlar
el ejercicio de la prostitución con fines económicos, morales e higienistas” (150).
138
época; y por otro, se expone que la dignidad y el valor de la mujer radican en la pureza de su
cuerpo y en sus capacidades para ejercer el rol de género determinado culturalmente, porque
con fines reproductivos y el cumplimiento del trabajo doméstico, por ejemplo. Si los cuerpos
femeninos no cumplen con dichas funciones son significados como de menor valor y
Juana resulta ser una suerte de alegoría de algunos de los males morales y sociales
más polémicos del fin de siglo XIX: aborto, prostitución y locura; estas prácticas eran
se deshace del fruto de sus entrañas! ¡quién ofrece su cuerpo a cambio de unas monedas!)
que, al atribuírsele al personaje principal de la novela, sirven de pretexto para proyectar los
discursos sociales y culturales que predominaban en Santiago de Chile de aquella época. Esos
discursos (el médico, psiquiátrico, moral, legal y religioso) se visibilizan a través de los
juicios emitidos por el autor, por medio de los personajes autorizados como su portavoz.
forma en que la salud mental de Juana se deteriora desde su orfandad, lo que se traduce como
una verdad científica: una persona que carece del cobijo de una familia tradicional es
propensa a enfermar, ya sea física o emocionalmente. Por otro lado, el discurso moral
construye la idea de que a la protagonista se le considere una mujer perdida luego de sufrir
una violación sexual; lejos de ser considera una víctima, se le acusa (implícita o veladamente
suerte. Cabe apuntar que la existencia de este tipo de discursos se prolonga hasta nuestros
días, ya que en las sociedades patriarcales el valor de las mujeres radica en la conservación
139
Juana-prostituta por medio de la discusión presente en torno a la legalidad del ejercicio de la
prostitución, lo cual descarta a Juana como una mujer “honrada”. La expresión narrativa es
la que funge como reguladora de los estratos discursivos y por medio de ella se adjetiva la
Como mencioné antes, Manuel Gálvez era abogado, se graduó de la Escuela de Derecho en
1904 donde obtuvo el grado de doctor, con la tesis titulada La trata de blancas. De la
investigación para su tesis doctoral se origina el interés de Gálvez por mostrar un panorama
había aparecido como personaje en una novela anterior titulada El mal metafísico (1916), en
la cual:
Nacha, da más o menos una idea del proyecto literario del autor: uno similar a La comedia
humana (1930) o Les Rougon-Macquart (1871-1893), donde tanto Balzac como Zola toman
personajes de sus novelas anteriores para dar continuidad a los relatos y poder justificar,
de Nacha tiene un pasado motivador de sentido como para protagonizar la narración de una
140
vida desgraciada, “[…] caracterizada como una víctima de los hombres” (10), según señala
Jarkowski.
Lo que muestra Gálvez en Nacha Regules es apenas una impresión del problema de
representa, para la época, la venta de cuerpos de mujeres en Buenos Aires. Sin embargo,
aunque sólo se dejan rastros que ayudan al lector a entender que el fenómeno es más grande,
esta novela aborda la problemática ligada a la legislación de las casas de citas, burdeles y
prostitutas; a diferencia de Juana Lucero (1902) de Augusto D’Halmar o Blanca Sol (1888)
temáticamente a Santa (1903), aunque mantenga una distancia con la estética de Gamboa.
particular a las mujeres, Gálvez persigue el propósito de mostrar una imagen verosímil de la
mujer de la época derrotada por las condiciones desfavorables de su vida, una prostituta
víctima de la exclusión social, cuya práctica quebranta todas las leyes morales asociadas a la
mujer decente. Es importante destacar que hay un personaje, Monsalvat, quien desarrolla por
después. Con esto se trata de dar sentido, mediante la voz narrativa empática con la
protagonista, a las causas y consecuencias del devenir de la mujer caída. Como Nacha ha
cometido todo tipo de errores, el objetivo de la novela, lo que trata de resolver son los
Blanca Sol, Nacha Regules es una mujer a la que el narrador cede la voz en numerosas
141
una conciencia propia, pero sí se le puede ver defendiendo algún punto de vista,
reflexionando sobre su vida, interactuando con otros personajes, sobre todo a través del estilo
indirecto en la narración. Su discurso se explica con la conexión que hay entre el estereotipo
de la prostituta literaria y la visión de mundo del autor/narrador, quien expresa lo que aspira
disimular el punto de vista del autor/narrador por medio de las voces de los personajes. En
los siguientes ejemplos se podrán observar diversos matices discursivos de la voz de Nacha;
La novela inicia justo cuando se celebran las festividades del Primer Centenario de la
Monsalvat— camina entre la multitud; acto seguido, se tropieza con la escena provocada por
El Dueño de Nacha se levantó para bailar con ella. La infeliz se resistía, y él,
tomándola de los brazos con violencia, la plantó en medio de la sala.
–¡Dejame! No puedo bailar…
–¡Vas a bailar, te digo! ¡…ciendo papelones!
–Mirá que no puedo, por favor.
Pero el sujeto ya la había tomado de la cintura y entraba con ella en la rítmica situación
(Gálvez 25).
encuentra en una situación incómoda, se defiende del Pampa, su amante, quien celebra
gustosamente las fiestas. El narrador advierte la situación, se da por hecho que Nacha es una
mujer infeliz y que tiene un dueño. El pequeño diálogo que acompaña el relato revela que no
142
se está divirtiendo, pues el Pampa está ebrio y la trata con violencia. Las palabras de la ya
evidente prostituta pasan desapercibidas y las dos frases que emanan de su boca, para
defenderse, son ignoradas. A pesar de que Nacha trata de defenderse, de hacer valer su
En una siguiente escena, durante el mismo pasaje, Monsalvat trata de entablar una
conversación con ella por primera vez; Nacha decide mentir por temor a las reacciones de su
dueño, de tal manera que, aunque se le ceda la voz a la protagonista, sus respuestas están
Toda la escena está regulada por el temor que Nacha experimenta al ser cuestionada
por Monsalvat sobre su vida y su felicidad. El discurso resulta significativo para entender al
personaje, hay un sustento lógico-causal entre las palabras de Nacha en la cita anterior, y la
escena donde pelea con el Pampa porque no quiere bailar. Miente porque se siente obligada.
él puede traerle severas consecuencias, se intercala el discurso con el que el narrador describe
143
el sentir de la protagonista, “Hablaba como en el vacío, sin dirigirse a nadie”, “para ella
misma. No para Monsalvat”, porque no importa lo que diga sino para qué lo dice, para salir
al rechazo, a que la violenten, a dejar de ser honrada. Trata de sobrevivir, con lo poco que
puede decir dentro de un contexto que la juzga y la oprime por ser “deshonesta”.
En el siguiente ejemplo se puede ver otra faceta del discurso de Nacha. Justo antes de
que se vaya del departamento del Pampa recurre al alcohol para sentirse un poco más libre y
Mientras habla de él, Nacha pierde la elocuencia a causa de la falta de sobriedad y los amigos
A Nacha, completamente ebria, se le soltó la lengua. Los demás se reían como locos
viendo sus muecas, oyendo sus incoherencias.
–¡Tanto que lo quise y se ha muerto! –gemía Nacha, entrecortando las palabras–.
Estuvo aquí esta tarde. Me dijo que me quería, y ya se ha muerto. No hubo hombre
más bueno ni más santo… ¡Ay, Dios mío! Lo que hizo en el cabaret no lo hace nadie.
¡Carlos Riga se llamaba! Me dijo que sufriera… Era necesario sufrir… Pero yo quiero
vivir, vivir… Quiero vivir y sufrir… ¡Me ofreció su amistad! ¿Y para qué? ¿Para
morirse? Todos los que quiero se mueren…
–¡La ha agarrado lindo, la Nacha!
–¡Es mejor la tranca que el pasador!
Pero Nacha ya no oía ni comprendía. Los ojos se le cerraban de sueño, y no tardó en
dejar caer la cabeza sobre sus brazos y quedar dormida (108).
Sea que Nacha se encuentre teniendo una conversación sobre su vida con Monsalvat
o con las encargadas de las pensiones en las que tiene que vivir, su discurso siempre
144
escucha, pocas veces articula lo que realmente quiere decir, no tiene autonomía como
personaje ni como mujer. Está condicionada tanto por elementos ideológicos del mundo
narrado como por la disposición del narrador al cederle la palabra en diversas ocasiones. En
elocuentemente su discurso. Nadie sabe de qué habla, y ella sólo reacciona emocionalmente
Como Nacha no tiene autonomía y usualmente se siente indecisa, afligida, sin saber
lo que quiere, se asume que está predestinada a una vida poco decente, pues sus virtudes
la voz narrativa, Nacha no acaba en total decadencia al final de la historia, el cual hubiera
sido el edificante y lógico desenlace del prototipo de novela naturalista, sino que el interés
doxal dispone que mujeres como Nacha aún pueden alcanzar la redención si abraza el camino
del arrepentimiento. No es que, con tal estética, y a través de la historia y el final de Nacha,
no se busque cultivar una conciencia moral en los lectores exaltando la virtud y castigando
145
los vicios, sino que se persigue algo sumamente específico y personal, pues el argumento
Decir qué se puede hablar, quién puede hacer uso de su voz, y además limitar a quién se le
dirigen ciertos discursos, no es una cuestión menor en el día a día de las sociedades modernas
quien habla no tiene voz propia o no está autorizado para hablar o porque mediante
estructuras sociales rígidas está impedido para decir y decirse un juicio, un deseo, un reclamo
o una necesidad.
reforzar una estructura social en la que sólo importa (porque no se considera, la más de las
de los hombres como parámetro para construir, mantener y reproducir los mundos sociales,
ha dado forma, partiendo de los discursos sociales propios de cada época. Los personajes que
se han venido analizando están representados desde los discursos hegemónicos del cambio
arraigados desde los Virreinatos. De tal manera que las prostitutas de las novelas
146
hispanoamericanas analizadas personifican los debates propios de la época, por lo que es
importante destacar, a manera de análisis, cuáles son los elementos característicos que las
La costurera
47
Testimonio citado en La prostitución. Folleto relijioso, político, social. Escrito por un viejo en el oficio.
Dedicado a los pechoños de ambos sexos. Santiago: Imprenta Litográfica Nacional, 1869. Impreso.
48
Según José Gobello la definición de griseta es: “s. (del francés grisette, joven menestrala). Muchacha de
condición humilde” (44). Roberto Selles cuando habla del tango titulado Griseta apunta lo siguiente: “Griseta
(castellanización del francés grisette) era el nombre dado a las costureras y obreras, a causa de cierta tela gris,
floreada, que vestían. ‘Pero esas muchachas —aclara José Gobello— debían ser bastante ligeritas, porque en el
siglo XIX se llamaba grisettes a las jóvenes burguesas que se dejaban galantear fácilmente’” (de la web:
http://www.todotango.com/historias/cronica/155/Griseta-Griseta-y-la-literatura-francesa/).
La Reforma, 6 de noviembre de 1904, pag. 3. Citado en Brito Peña, Alejandra. “Del rancho al conventillo.
49
147
convirtieron en actividades comunes, lo que tuvo como efecto la regulación, vía el discurso
higienista, de los cuerpos de estas mujeres, pues las enfermedades venéreas se habían
Varios fueron los motivos para que la prostitución proliferara como actividad laboral
hacia la segunda mitad del siglo XIX. En países como Perú y Chile, por ejemplo, un gran
número de mujeres había tenido que dedicarse a tal labor debido a la Guerra del Pacífico
(1879-1883), pues los hombres eran requeridos en el ejército y como consecuencia de ello,
muchas se dedicaron a esa ocupación para obtener el sustento familiar. Mientras que la
Argentina lidiaba con las migraciones europeas y las provenientes de las provincias hacia
Buenos Aires, lo que provocaba un desorden social porque no había suficientes empleos
remunerados para las mujeres. Por otra parte, la prostitución se convirtió en un tema
ampliamente divulgado que se trataba en los periódicos, revistas y folletos hasta convertirse
Hacia finales del siglo XIX, cuando se acercaba el cambio de siglo, apareció, en 1888,
Carbonera Blanca Sol que busca problematizar no sólo el asunto moral de tal situación sino
también dar respuesta y sentido al papel de la mujer de ese momento. Es decir, si en la novela
realidad las opciones de vida para las mujeres estaban restringidas sobre todo a los espacios
privados, al cuidado de los hijos, a brillar en sociedad, servir a las burguesas y a ser costurera,
nana, sirvienta de las clases más bajas, por dar un ejemplo. Ante el caso del personaje literario
148
Fue en este contexto donde Mercedes Cabello escribiría su polémica novela ‘Blanca
Sol’, donde la vida de un personaje literario busca criticar el prejuicio y la hipocresía
social en la cual había caído la mujer limeña, que la hacía económicamente
dependiente de su marido. Pues frente a la crisis y la ruina económica y la ausencia
de éste, era lícito dedicarse a labores manuales o a la prostitución para poder
sobrevivir, pues, en el fondo el matrimonio era una institución irreal realizada por
conveniencia. Una forma de fingimiento y hasta ‘prostitución legalizada’ que podía
ser pasada por alto en la búsqueda de sobrevivir la crisis (515).
La lectura de Pacheco pasa por alto que en esa época el matrimonio, especialmente
en las clases altas, era un arreglo de carácter económico entre las partes. Lo que llama
crisis la salida digna para las mujeres que quedaban solas era dedicarse a oficios manuales y
serviles, alternativa poco viable para Blanca Sol, quien no tenía habilidades de ese tipo.
La idea del futuro exitoso de la mujer, tal como se plantea en la novela de manera
buen mozo, aunque viejo que tenga la solvencia económica para cumplir los caprichos de su
esposa y guardar las apariencias. Estos factores son importantes para entender la decisión
final que toma Blanca Sol al quedarse sin marido y en la ruina, aspectos que también ponen
Las preocupaciones de la escritora peruana acerca del rol social de la mujer siempre
fueron sólidas. Antes de Blanca Sol publicaba en semanarios como La Alborada, dirigido
por Gorriti, donde en 1874 aparece un texto titulado “Necesidad de una industria para la
mujer”:
positiva en favor de las mujeres. Cabello exigía que se les brindase la posibilidad de
149
ocupar puestos en el naciente sector industrial, como dependientas en las compañías
imprentas. Esto, argüía ella, beneficiaría al país de dos formas. Primero, contribuiría
al fomento de la moral pública dado que las mujeres asalariadas no se veían obligadas
a ganarse la vida por medio de la ‘prostitución’, término que usaba para definir no
(Denegri 131).
La escritora peruana pone el acento en las razones por las cuales una mujer no era
la presión familiar y social para contraer matrimonio por conveniencia, la gran inversión de
tiempo y dinero en el cuidado de la apariencia, entre otras, parecen ser las causas más
significativas para que, llegado el caso, una mujer apostase por la “mala vida”.
La configuración del personaje tiene como objetivo dar cuenta de las dinámicas
sociales y culturales que envolvían a las mujeres como Blanca Sol: una mujer frívola, banal,
que no puede escapar de sus determinaciones. “Miró sus manos delicadas que jamás se
sirvieron de la aguja ni el dedal” (176), dice el narrador para justificar que sus opciones, para
sostenerse económicamente, son casi nulas, pues no está dispuesta, tampoco, a vivir con
poco. En conjunto, en esta imagen, se ven tanto los conflictos internos del personaje como
los factores externos y extratextuales que lo determinan. Es decir, más allá del conflicto moral
que padece la protagonista se hace alusión al empleo de costurera. Según Pacheco, para las
mujeres peruanas “fue un oficio que les permitió sobrevivir, pero no progresar” (521), pues
“hasta en el mejor de los casos, el trabajo femenino fue visto por la élite como una vergüenza
triste y si alguien ‘de buena familia’ tenía que hacerlo era mejor que ocultara el hecho”
(Parker 175).
150
En resumen, desde la perspectiva de la autora, el más importante de los aspectos para
que exista el mal necesario es lo económico. Sin educación no hay empleo, sin matrimonio
conveniente no hay dinero. En este escenario de fin de siglo la mujer está obligada a cumplir
con actividades que no tienen que ver con el sustento económico propio. Dice Lorena Necel,
Una de las explicaciones que son ofrecidas con más frecuencia para el ingreso de
estas mujeres en la prostitución es la pobreza. […] los abolicionistas vinculaban la
condición económica de las mujeres a la desigualdad entre los sexos. Los
regulacionistas también reconocían el impacto de la situación económica de la mujer
en su decisión, pero lo confinaban al nivel individual. La crítica social velada era
contrapesada con factores psicológicos que indicaban cierto tipo de deficiencias (65).
La ausencia de una economía estable, para muchas mujeres, fue un factor fundamental
para que tomaran el camino a la prostitución. Pasa lo mismo, hasta cierto punto, con Juana
Lucero, Nacha Regules y Blanca Sol. Estos personajes están construidos sobre la base de la
idea supuestamente científica de que la mujer tiende más por instinto a caer en el pecado de
la carne cuando padece la precariedad económica, la falta de opciones para realizar estudios
De los tres personajes, quizá Nacha y Blanca Sol tengan más oportunidad de
reflexionar sobre el futuro y su destino, pero la historia de Juana avanza según lo que los
demás elijan para ella, ya sea la tía Loreto, Misiá Pepa, Arturo Velázquez o Misiá Rita. El
tema del empleo también tiene un peso importante en la novela de D’Halmar, Juana Lucero
es una costurera50, de hecho, en la novela se refieren a ella como “la costurera” en varias
50
Alejandra Brito Peña divide en cinco los empleos más comunes en el Santiago de Chile de 1850-1920:
lavandera, comerciante, costurera, sirvienta doméstica o prostituta. Dice sobre la costurera: “Diversas fueron
151
ocasiones. En la siguiente cita se puede ver cómo se degrada al personaje de Juana cuando
Cierto Lunes que estaban de visita doña Pepa con la hija, Juana sintió que la llamaba
su tía, y como era muy raro eso, fue al salón temerosa de recibir una reprimenda por
quién sabe qué, delante de «La señorita Desdén».
–¿Tú entiendes de costura, niña?– preguntóle misiá Pepa en su tonito débil y sin
ánimo.
–¡Claro!... ¡es lo único que sabe!– saltó doña Loreto.
–Sí, señora; ropa blanca sobre todo.
–¡Magnífico! ¿No te dije, Marta, que nos podría ayudar en la ropa interior y… (53-
54)?
Al acotar la tía Loreto “¡es lo único que sabe hacer!”, el personaje de Juana es
degradado bajo el discurso de esta –un personaje que representa el pensamiento moral y
como una mujer sin capacidades más que el de ejercer la costura 51. Sin embargo, la
las causas que explican por qué un 23,8 de la población trabajadora femenina fuera costurera. La costura era un
oficio que permitía compatibilizar las labores domésticas con las productivas, además era una actividad “digna”
para una mujer de pueblo. Esta opción ocupacional admitía variantes en su ejercicio. En la medida que creció
la producción fabril de vestidos, aumentó la demanda por la reparación de estos, formándose un ancho grupo
de costureras remendonas. A su vez, la creciente importación de telas europeas, llevó a las mujeres de elite a
contratar costureras nacionales que, formando parte del servicio doméstico (puertas afuera) de las casas
oligárquicas, fabrican vestidos acordes con los gustos estilísticos de las patronas. Por último, el incremento de
la producción fabril de vestidos se hizo en gran medida mediante el trabajo femenino a domicilio y “a trato”.
Esta última modalidad significó una semi-proletarización; funcional, en todo caso, con la limitación creciente
de la mujer a la esfera doméstica, en la medida que era frecuente como una forma de aportar al presupuesto de
una familia estable, más que como una vía de independencia económica femenina” (35).
51
Hacia 1909, siete años después de publicada la novela, se divulgó la Constitución de la Sociedad y Resistencia
y Socorro Mutuo de Costureras. La defensa del trabajo. La cual consta de 80 artículos. Fundada en Santiago
de Chile el 5 de enero de 1908 como una especie de manifiesto, demuestra la necesidad que surge para amparar
a las costureras de cualquier injusticia. Pues como empleo común de la mujer en la sociedad santiaguina de fin
de siglo, se debieron apilar los abusos que padecían bajo la tutela de los jefes de familia donde ejercían tal labor.
Así sucede en el caso de Juana Lucero, es decir, fue abusada, explotada, bajo el techo donde desempeñaba la
labor de costurera, pero no pudo nunca denunciar, pues su voz no era válida.
En esta constitución se enumeran, entre los artículos, los siguientes: “Art. 4.° Haciendo abstracción de
razas, doctrinas políticas y religiosas, admitirá en su seno á toda obrera en costuras, de cualquier credo político,
religioso ó nacionalidad que sea, no admitiéndose discusión, en lo que atañe á la Sociedad, sobre ninguno de
estos tres tópicos” (4); “Art. 26. Cumplido seis meses de noviciado, la socia tiene todos los derechos que esta
152
protagonista se aferra a esta actividad porque le permite, de momento, mantenerse (de
Velázquez la ha llevado. Juana intenta, ante la incertidumbre, adaptarse a las dinámicas del
lugar, ofreciendo un poco de lo que ella sabe hacer para que no la echen de la casa de modas:
En esta escena, confundida Juana ante el papel que debe ejercer en el burdel, se
advierte primeramente que ella está consciente de su situación, es decir, sabe que tiene que
realizar actividades que generen algún cambio positivo en la casa para que le permitan
Constitución le acuerda. Antes no tiene derecho á recibir ayuda ni á voto en las asambleas; pero sí la Institución
puede acordarle ayuda, si ha sido puntual en sus pagos” (8); “Art. 35. Puede ser socia toda obrera en costuras,
que no tenga ménos de quince, ni más de sesenta años; de salud y costumbres buenas” (9). Véase cómo están
considerados puntos de diversas índoles, es decir, las costureras, dentro de esta sociedad, tienen tanto derechos
como obligaciones. La perspectiva sobre la diversidad racial, política y religiosa es moderna para la época, pero
los requisitos, en el artículo 35, cuando se refieren a las buenas costumbres, son todavía conservadores.
153
quedarse. Hasta ese momento, ella no sabe en qué lugar está y la idea ingenua de que su
profesión la puede sustentar es todavía una realidad. No sabe lo que significa estar en una
casa de modas, así lo describe el narrador, irónicamente, cuando muestra a Juana extrañada,
“pensando que era muy rara esa modista que tomaba costureras y las tenia (sic) mano sobre
mano” (178). Esta imagen revela, una vez más, la mujer que Juana representa: una joven sin
maldad, quien no comprende lo que realmente está pasando pues la han llevado al burdel
engañada.
La siguiente imagen muestra, a modo de ejemplo, otro motivo por el cual Juana llega
al prostíbulo: le confiesa a Velázquez el abuso que sufrió en casa de los Caracuel. La reacción
de éste al encontrarse con que Juana no es virgen concuerda con la percepción que se tenía
burlado, la idea de estar con una mujer cuyo cuerpo ha sido tocado por otro lo hace cambiar
de opinión –aunque nunca estuvo seguro– respecto del tipo de relación que le gustaría tener
con ella:
de la virginidad en la mente de Velázquez. Por eso, las frases que están después de la
154
descripción del paisaje alteran la armonía del momento. La descompensación que hay entre
lo descrito y los pensamientos de Velázquez, funciona como una analogía entre el presente y
el futuro de Juana: “En su inmensa aflicción, la niña no hallaba con qué justificarse. Por un
momento atemorizóse creyendo que la golpearía, abandonándola ahí mismo, como á una
infame; pero después la angustió de nuevo su pena… Solo pudo ver que se iban á separar
sinó (sic) hoy, mañana, y. . . casi, casi había (sic) llegado á quererle… ¿Qué sería de ella?”
protagonista. También es el hecho de ser mujer, de no tener una familia nuclear, de no tener
No es que la voz narrativa está enfocada en degradar al personaje, son los discursos
sobre la idea de mujer que se tenían (y que algunos persisten). Por ejemplo, un médico de la
época, Vicente Suarez Casañ, dice en una publicación de 1893 lo siguiente sobre la
prostitución, los motivos que llevaban a las mujeres a optar por esa profesión:
prostitución que le espera. No es que ella quisiera dedicarse a tal labor (así lo presenta la voz
narrativa), sino que ciertas características (que como se ha referido), se interpretan como
155
evidencias de la predestinación de los personajes a la prostitución, así como determinadas
prácticas consideradas inmorales como el aborto (ora el producto fuese concebido dentro del
matrimonio o fruto del adulterio) signan la imposibilidad de que ella tenga una vida digna:
–Era inevitable que yo me perdiese– continuó Nacha. –¿Qué iba a hacer? Tenía a dos
pasos la tentación. Luché algunas semanas; pero las deudas, el hambre, la necesidad
de vestirme bien, el lujo que veía a mi alrededor, hasta la creencia absurda de que así
me libraba del gerente, contribuyeron a perderme. Y un domingo le pedí a mi amiga
que me llevara a aquella casa…
Bajó los ojos, avergonzada. Luego refirió todo lo que había sufrido durante las
primeras veces que vendió su cuerpo.
–¿Y vivió mucho tiempo de ese modo?
–Seis meses. Pero un día, sentí tanta repugnancia que dejé la tienda y no volví más a
aquella casa. Trabajé en costuras, fui cortesana, hice flores artificiales… No tuve
suerte. Fui bajando poco a poco, aceptando los oficios más modestos. ¡Y siempre
llena de deudas! Mientras tanto, no había hombre que no me pretendiese. Por huirles
cambié de oficio en más de una ocasión. Les tuve miedo, hasta asco. Por fin, después
de varios años de un continuo padecer, vine a caer como camarera en un café-
concierto. Allí fue más insoportable la persecución de los hombres, pero ganaba
bastante con mi trabajo y tenía un cuartito limpio y decente (69-70).
cultura bonaerense. Más allá de mostrar las razones por las cuales ella se dedica a la
hablando, a que el problema no es solo de ella, sino que hay diversos elementos de índole
procesos.
156
En este sentido, Donna Guy, haciendo un resumen, analiza las condiciones
los motivos del comercio sexual en Buenos Aires: “La trata de blancas, más que reflejar una
Nacha, mujer citadina, carente de núcleo familiar no tiene salida porque la sociedad
no la protege sino que la condena, sin embargo hay un debate interno del personaje por tener
una vida digna que no se distingue ni en Juana ni en Blanca Sol. En el siguiente pasaje, en
diálogo con el médico Torres, amigo de Monsalvat, se perciben, desde su voz, los conflictos
existenciales, la frustración del desempleo, de lo que tiene que vivir para ser digna:
–Desde esa tarde me gano la vida trabajando. Pasé días de miseria. Después entré en
la tienda once horas por día y treinta pesos de sueldo. Tengo un interés, pero hay
multas por cualquier cosa. En total gano sesenta pesos. Y las once horas parada, sin
poder descansar un minuto. A veces me hacen subir cargada hasta el quinto piso. No
podemos usar los ascensores. Es una vida penosa la mía. Y todo por él. No para que
él me quiera. Solamente para ser digna, aunque de lejos, de ese amor que me tiene…
(196).
Esta no es la única ocasión en que se puede ver a Nacha hablando de las malas
condiciones de trabajo. Uno de los logros de la novela de Gálvez es que se exponen las
desventajas de ser una mujer como Nacha sin culparla. Asimismo, por medio de la voz del
personaje de Monsalvat, se critica la falta de derechos humanos para las mujeres que tienen
porque el narrador les cede la voz a la protagonista y a otros personajes para validar, por
157
En Nacha Regules no sólo se trata el tema de la prostitución desde la vida de la
protagonista, sino que aparecen otros personajes femeninos que muestran otras facetas de la
prostitución y la trata de blancas; por ejemplo, Julieta, con una situación diferente de la de
El llanto comenzó a borrar las palabras, a cortarlas, a mezclar las sílabas limítrofes.
No importaba, Monsalvat y Nacha conocían aquella historia. Era la tierna historia de
las mujeres caídas, la obra de la maldad de unos cuantos y del egoísmo y la
inconciencia de todos. Aquellas hermanas brutales no perdonaban porque la sociedad
y el dinero les ordenaban no perdonar. Julieta refirió la lucha atroz por el pan. Quería
ser honesta, y a cada paso la acechaba un hombre que intentaba comprarla. Si le
ofrecían trabajo, los mismos labios protectores exigían su cuerpo. ¡Más bien no fuera
bonita! Cayó defendiéndose, llegó a sirvienta. Ella, hija de un estancero; ella, que
tenía hermanas casadas con ricos. Limpió letrinas y comió las sobras, ella, que nació
para ser una niña como las otras, una señora como sus hermanas. Por fin no pudo más
y cedió. Pero aprendió a vivir y limitó su bajeza. Y entonces, dentro de su vida de
prostituta, se hizo seria y ordenada. Soñó en salir de ahí (204).
vulnerable, debido a una vida difícil. Obsérvese cómo una vez más se hace referencia a la
narrativa, hacia el fomento de la vida sexual de quienes frecuentan los prostíbulos protegidos
legalmente. Vale la pena recordar, para ligar esta tendencia de la novela con el objetivo del
escritor, que Gálvez era abiertamente católico y pertenecía al grupo abolicionista, quienes
luchaban por erradicar cualquier tipo de norma para regularizar la prostitución. En este
sentido, dice Donna Guy que: “La historia de la prostitución legalizada en la Argentina
muestra cómo […] las mujeres pobres dieron forma al mundo político y social en el que
158
funcionaban, así como fueron obligadas a acatar las reglamentaciones creadas por diversos
Las prostitutas de Gálvez siempre se sienten culpables de ser quienes son, siempre
están añorando salir de ese mundo que las estigmatiza de por vida, aunque la voz narrativa
se adscribe a la idea de que las mujeres llegan a ese mundo por su débil naturaleza, también
reconoce que la sociedad tiene gran culpa, a partir de que son los hombres quienes ejercen
sus privilegios sobre los cuerpos femeninos porque el sistema moral se los permite.
En resumen, se puede ver que unos de los símiles, entre estos tres personajes, para
llegar a la “mala vida”, es la falta de un apoyo económico. También se relaciona con ellas el
empleo de costurera, tan común en la época, y se describe como uno que no es suficiente,
por eso la referencia de tal como la antesala de la prostitución. Para Juana, otro factor
dado que están en otras circunstancias. Para Blanca, aunque es la falta de respaldo económico
la que la lleva a tal situación, se hace referencia al estímulo social y cultural para vivir
ostentosamente, poniendo esta idea por encima de otros valores, como la humildad, la
sencillez, para dejar de lado las frivolidades. En el caso de Nacha su destino final no es
volverse loca ni ser prostituta por siempre, sino que al final de la novela, en el epílogo, se le
puede ver casada con Monsalvat, ya ciego. Esta última idea se puede interpretar como un
159
3.5.2 El burdel: huellas discursivas de reglamentos52 de casas de tolerancia y leyes para
la prostitución
revolución ideológica porque las sociedades no estaban preparadas para dar tal paso. Así,
médicos y regidores,
De ahí que, mientras en los tribunales se discutía cómo se tenían que reglamentar los
burdeles y cuáles serían las reformas de salud pública para regular los cuerpos de las
52
El médico chileno Luis Prunés hace un resumen en 1926 sobre la reglamentación en Chile y Argentina: “La
prostitución fue libre en 1896, fecha en que estableció en Santiago la primera reglamentación. […] Le sigue
después Valparaíso, en 1898, Chillán poco después de 1900, y Antofagasta en 1916, entre las principales
ciudades. Varios decenios antes, en 1856, se destacaban voces que inculpaban a la prostitución como la causante
de la enorme extensión de las enfermedades sexuales. Es de recordar en Valparaíso, a Joaquín Zelaya, licenciado
en la Facultad de Medicina de Chile, que, en un ‘Tratado de Enfermedades Venéreas y Sifilíticas’, llama la
atención sobre el problema, y orientando por la idea dominante de la época, aboga por el registro de la
prostitución en la policía y el examen médico obligatorio” (35). En Argentina “Está establecida la
reglamentación antes que en [Chile]. La actual ordenanza municipal, de 13 de Junio de 1919, establece el
régimen de las libretas de inscripción, y el examen en un Dispensario Central. No es permitido el prostíbulo
colectivo y modifica la antigua reglamentación, avanzando hacia el abolicionismo” (35).
53
Rosalina Estrada Urroz, en su texto “Entre la tolerancia y la prohibición de la prostitución: el pensamiento
de Parent Duchatelet”, refiere lo siguiente: “Parent Duchatelet […] fue un teórico francés de la reglamentación
prostibularia…” (308). Además menciona que “Parent tiene una visión amplia de la higiene y sus estudios
abarcan desde la ingeniería sanitaria hasta la prostitución. La obra que deja una profunda huella en México es
De la prostitution dans la ville de Paris: considérée sous le rapport de l'hygiène publique, de la morale et de
l'administration: ouvrage appuyé de documents statistiques puisés dans les archives de la Préfecture de police,
publicada por J. B. Baillière, en Paris, 1836” (318).
160
prostitutas, la opinión ciudadana trataba de dar, a través de diversos medios informativos, los
prostitución. Folleto relijioso, político, social. Escrito por un viejo en el oficio (1869):
Pienso como Cotapos54 que la prostitución no solo debe ser reglamentada sino
también disciplinada. Oh! cuando la prostitución desaparezca completamente de
nuestro suelo la sociedad se habrá rejenerado (sic), los jóvenes se casarán, los médicos
tendrán ménos ocupaciones, i, lo que es mejor, habrá desaparecido de ciertos rostros
ese color amoratado i esas narices de betarraga que tanto abundan en las dos grandes
ciudades de Chile (3).
El fragmento anterior, con un tono irónico, reflexiona sobre las pocas posibilidades
que existen de que el problema sea erradicado por completo, y sensatamente hace burla, con
una lista de ideas utópicas, sobre lo que podría pasar si es que se logra desaparecer la
prostitución. Esta misma voz irónica, en el mismo folleto, la cual está en contra de la
promulgación:
54
Se refiere a un político y abogado chileno, militante del partido liberal. Quien, según Álvaro Góngora
Escobedo “presentó a su corporación edilicia, en mayo de 1868, un proyecto de cuerpo legal ad hoc, bastante
completo, que como otros provocó amplia discusión institucional, sin que se lograra un acuerdo” (192).
161
Traigo a colación estos fragmentos, de carácter humorístico, que dan a conocer, con
pretensiones didácticas, los beneficios de la prostitución reglamentada, para dialogar con las
otras perspectivas, como la abolicionista o la legislativa, pues tanto Augusto D’Halmar como
Manuel Gálvez, pertenecieron a los grupos que buscaban erradicar la reglamentación de sus
respectivos países. Por lo mismo, trataron de establecer un diálogo, polémico, entre las
historias de sus novelas y los discursos imperantes, que aparentemente éticos regulaban la
bajo las estéticas decimonónicas, las contradicciones de los discursos legislativos ante la
problemática.
Ambas novelas, Juana Lucero y Nacha Regules, revelan un sistema ético y estético,
la literatura decimonónica, por lo que es evidente que los narradores emiten sus opiniones
recurrir a las estrategias discursivas de este periodo, deja ver el contexto determinado por la
nocivo de las leyes que respaldan la prostitución legal, es preciso mencionar, que en el caso
162
En la novela de Augusto D’Halmar, es la voz narrativa la que plantea el debate sobre
lo pernicioso del empleo de los reglamentos de casas de tolerancia. Existen dos momentos
ante el tema. La primera es una escena en la que se encuentran dos mujeres privilegiadas, la
abortos, mientras que la segunda es quien regenta el burdel donde Velázquez ha dejado a
Juana. El tono con que se describe el cuadro, la enunciación, pertenece a la de una voz
Ya estaba todo arreglado y siguieron conversando las dos mujeres, cuyos oficios
guardaban tanta relación. La una, extranjera, (impunidad y preferencia), hacía medrar
la clínica, tras del biombo chino con que, sus clientes, las aristócratas, ocultan sus
crímenes y aún sus sangrientos castigos. La otra, amparada por las leyes, confiaba en
la forzosa protección de los hombres para la prosperidad del prostíbulo, y ambas, la
doctora y la alcahueta, convergían amistosamente en su fin común de explotar á la
misma sociedad depravada (241-242).
En esta novela, más allá de abrirse un diálogo entre estéticas y personajes que
intereses artísticos, porque en la cita anterior se distingue más de una crítica a las autoridades,
por las cuales, bajo sus legislaciones, mujeres como Juana Lucero padecen involuntariamente
clases, color de piel, lengua, entre otras. En el pasaje citado: la una, en su condición de
portadora de un saber médico reconocido que respalda su oficio, se vale de las urgencias de
163
aquellas orilladas a practicarse un aborto de espaldas a la ley. Tal es el caso de Juana, quien
ha sido conducida por la fuerza a una clínica clandestina para interrumpir el embarazo. A
contrario, no existirían las prostitutas. Pero este juicio no deja de ser una visión simplista;
ausencia de estas la prostitución existe. Puesto que no solamente obedece, dicho fríamente,
hombres, proteger la virtud de las mujeres honradas y como fuente de ingresos a aquellas que
no tienen otras posibilidades laborales, sino que es además una estructura de poder de los
hombres para controlar el cuerpo de las mujeres: sus deseos, voliciones, aspiraciones,
Por otra parte, el médico Elías Ascarrunz Vega, en su tesis para obtener el grado de
Artículo 56:
Art. 56. Deberá ser una mujer la persona que rejente una casa de tolerancia, i la
Oficina de la Sanidad de la Prostitución no reconocerá a otra que a ella. Cada mujer
no podrá rejentar sino una casa de tolerancia. Establecida esta, la rejente está obligada
a llevar un libro segun el modelo de la Oficina de la Sanidad, en el cual deberá
inscribir: el nombre, edad, estado civil, nacionalidad, ocupación anterior, condicion
de saber leer i escribir, si está vacunada o no, etc., etc., de la prostituta que esté asilada
en la casa; así como tambien la fecha de la entrada i salida de cada una de ellas, ya
sea ésta por cambio de domicilio o por remisión al Hospital de la Sanidad (73).
Lo que manifiesta el médico parece ser una ventaja para las mujeres que laboran en
las casas de tolerancia porque están gobernadas por mujeres; pero tanto en Juana Lucero
164
prostitutas son víctimas también de las madamas, caracterizadas por su falta de empatía hacia
sus pupilas, lo cual se refleja en la forma como las explotan y manipulan. En las novelas,
siempre se hace énfasis en las faltas morales que cometieron estas mujeres para justificar el
rumbo que tomaron. Incluso ellas mismas, principalmente en el caso de Nacha, creen merecer
pues ya está más o menos adaptada al ambiente del burdel; y para su sorpresa, el joven del
que estuvo enamorada mientras vivía con la tía, ha entrado al prostíbulo. El narrador, bajo el
dominio de la doxa, se aprovecha de esta situación para hablar de los vicios sociales y de la
¡Cómo se habría asustado aquella de saber que el virtuoso, el que no era como los
demás, iba allí con los demás… ¿Luego, al enamorar á Juana, llevó también su fin?...
¡Pero Naná si (sic) que no se admiraba, ya que había aprendido que todos los hombres
necesitan acudir inevitablemente allí, para amar después con perfeeto (sic) platonismo
á sus novias candorosas, ó para no perder otras muchachas horadas. (¿No lo han sido
antes las rameras?) ¡Id á ver! «La tolerancia es salvaguardia de la virtud.» Este es el
hermoso pretexto en que fundan los gobiernos moralistas, al reglamentarla,
señalándole su sitio entre las impresindibles instituciones sociales, tal si fuese el vicio
algo incontrarrestable, fuera del dominio de la razón. «Verrugas inherentes á cada
sociedad,» se dice al hablar de ello. ¿Con qué fin combate entonces la instrucción á
la ignorancia, siendo esta otra de las verrugas sociales? Semejantes axiomas jurídicos
convencen mejor que nada á los libertinos que, pues por esta distracción dejan
tranquila á la sociedad, le perdonan la vida, ella casi debe agradecer que no frecuenten
las casas de lenocinio, además que no hacerlo «es superior á la flaqueza humana». –
¡Cómo!– dirán, parodiando á los fumadores recalcitrantes. –¿No fumar? ¿regularizar
mi pasatiempo? ¿acaso las aduanas proscriben el tabaco? A eso no es posible poner
freno, es la bestia indomable. –(Sin dificultad en estos casos alcahuetes, se recuerda
que somos animales.) Las autoridades (¡animales al fin!) aprueban y componen
nuevas leyes admirables, que amparen y fomenten la prostitución y aún santificar sus
165
procederes, sin consentir que la seguridad de la tolerancia orijina la perdición y el
degradamiento en la mujer, traen adjuntas compensaciones: «Así libramos de los
eróticos á las mujeres honradas.» Cual si para explicar la ninguna medida tendente á
restrinjir el abuso del alcohol, adjuren: «Resulta inútil y temerario mezquinarle,
llegado ese caso los borrachos convertirían en alcohol el agua de las cañerías (Juana
254-256).
Este pasaje se muestra la contradicción que enfrentan las autoridades para regular el
ejercicio de la prostitución, a un tiempo, “mal necesario” en tanto que son los prostíbulos
donde los hombres (jóvenes, sobre todo) aprenden los oficios amatorios sin necesidad de
exponer el honor de las mujeres honradas; una suerte de muro de contención de los deseos
de “los depravados”, y por otra parte, irónicamente, son espacios laborales para las mujeres
conservadora, letrada).
compara con otros como el consumo de tabaco y alcohol. Esta referencia alude a que el ser
humano, en general, tiene fuerza de voluntad y que la degeneración no está “fuera del
dominio de la razón” (255). Señala también como principal falta, ante la delicada situación,
a la verruga social que es la ignorancia. Dicho de otro modo, son la ignorancia, la falta de
educación moral, los motivos para que tal institución coexista con una sociedad
ideológicamente contradictoria.
Por esto, en el caso de Juana Lucero, es importante la afirmación que hace Rodrigo
Cánovas acerca de la función que tiene el burdel; para él la reglamentación permite que se
ejerza poder sobre las clases dominadas, a la que pertenece Juana. “En este singular espacio
se eclipsa la casa chilena, por cuanto aparece descompuesta en sus elementos viciosos que la
166
formación y una sensibilidad singular, ajenas a la elite” (134). La idea de Cánovas está
orientada a describir una parte oscura de la aristocracia chilena de principios del siglo XX,
pues en el burdel se invierten todos los valores morales representativos de los hogares de la
Asimismo, concluye Cánovas con que: “[…] el prostíbulo es una fonda nacional
donde los valores familiares y patrios se traicionan. Es el único lugar, el que se repite, el que
se expande y degenera; un hogar donde se celebran las exclusiones, que cancela toda
mediación social, borrando a Juana” (136). Es decir, un lugar de extremos, donde se somete
a las inquilinas sin ningún tipo de opción más que la de pertenecer al burdel y adaptarse a él,
se puede ver el problema de la reglamentación con muchos más detalles porque las peripecias
del personaje involucran otros actores, que referidos por sus respectivos empleos, representan
escribió su tesis doctoral titulada La trata de blancas (1904), de la cual toma elementos
167
De ahí que, además de que el discurso se nota intelectualizado por la voz autoral, el
narrador muestre las diversas caras de la prostitución y las contradicciones que se originan a
partir de las decisiones que el Consejo Deliberante de Buenos Aires propone. Dice Guy que:
reglamentación porque legaliza la explotación no sólo de Nacha sino de otras mujeres, como
En Buenos Aires, al igual que en Chile, también se obliga a las casas de tolerancia a
ser regentadas por mujeres. Por lo que, los personajes masculinos, que representan al típico
rufián, son parte del ambiente de los burdeles, pero juegan otro rol diferente al del proxeneta.
Son estos varones, sobre todo en los burdeles de los barrios más bajos, quienes secuestran,
engañan, enamoran mujeres, para después llevarlas a los prostíbulos y recibir a cambio, por
parte de la regenta, una recompensa monetaria. Así pasa con la hermana de Monsalvat,
Eugenia, quien es engañada, enamorada por Arnedo, para después perderla en la vida:
168
ojos y sus burlas; su angustia de años atrás, cuando la perdición de Eugenia y lo
poquísimo que él había hecho por salvarla, cuando se perdió, y luego por encontrarla
de la infamia en que tal vez vivía (44).
perspectivas: un poco desde las mismas prostitutas, desde Monsalvat (la voz crítica), desde
En el texto siempre se tiende a victimizar a las prostitutas. Por eso es por lo que se
de las mujeres en general, a partir de los ordenamientos sanitarios, los cuales eran creados
con un propósito social, pero reflejaban una moralidad de trasfondo. En el caso de las
prostitutas, las regulaciones, como versa en la novela, las obligan a vivir en condiciones
ordenamientos propician que sean tratadas como objetos cuyo propietario ejerce poder sobre
ellas, indefensas física y psicológicamente, según consta en los diversos burdeles que
aparecen en la novela.
En ambas novelas aparecen burdeles de diversa índole, desde los más finos y exclusivos hasta
169
aquellos sórdidos y deplorables, tanto Nacha como Santa recorren cada uno de ellos por
problemas surgidos en la dinámica entre las mujeres que habitan en estos espacios, y
finalmente, porque dada su condición de prostitutas son los únicos lugares donde son
tanto la reglamentación como la situación en la que se encuentran las mujeres que pertenecen
Tanto en Nacha Regules como en Santa sobresale el tono irónico cuando de denunciar
a las autoridades se trata. En el siguiente fragmento el narrador, recurre una vez más, a la
idea de egoísmo y falta de empatía con que actúan las mujeres que regentan los prostíbulos:
Esperaba a su hija, una niña de diez años, medio pupila en un colegio de monjas.
Madame se enternecía pensando en ella. Soñaba a su hija como un modelo de
perfecciones, un ser puro y cándido y aspiraba a verla bien casada y feliz. Y todo se
lo debería a ella, madre admirable, que tuvo el arte de instalar un negocio como no
había otro en Buenos Aires, una casa de verdadera distinción y donde solo en
champaña se ganaba cien pesos diarios. Madame se preciaba de conocer la fuerza y
solidez de las instituciones, y con su talento administrativo y su savoir faire había
logrado realizar una fortuna, con el apoyo y la bendición de la Política, de la Alta
Banca y de la Aristocracia (141).
Al igual que en la novela de D’Halmar, se plantea con ironía una idea moral, que
personaje de esta índole para el mundo de la prostitución. El hecho de que la Madame desee
una vida perfecta para su hija de 10 años contrasta con la escasa empatía que muestra con
quienes ejercen una profesión que le da buenos ingresos monetarios. Su paradójica conducta
revela una doble moral que comparte con una parte de la sociedad de la época. Porque al
170
final, todo el tema de la trata de blancas referido en la novela se orienta a la adquisición de
bienes de unos pocos a cambio del sacrificio y vulnerabilidad de mujeres con desventajas
demuestra en el siguiente diálogo que tiene con Nacha, quien ya no quiere seguir laborando
justifica por la proclividad a la corrupción por parte de las autoridades. A diferencia de Juana
Lucero, donde en determinadas escenas se entrevé cierto respeto hacia las autoridades
reguladoras, en la novela de Gálvez, los personajes están hechos para mostrar la realidad de
la Buenos Aires de ese tiempo: se había convertido en la capital de trata de blancas. Así lo
afirma Donna Guy en su libro El sexo peligroso. La prostitución legal en Buenos Aires. 1875-
1955:
A fines del siglo XIX, Buenos Aires era conocida internacionalmente como un
tenebroso puerto de mujeres desaparecidas y vírgenes europeas secuestradas que se
171
veían obligadas a vender su cuerpo y bailar tango. […] La sola mención de Buenos
Aires hacía temblar a muchos europeos. En Inglaterra y otros países europeos se
aconsejaba a las jóvenes, incluso a las que no tenía intenciones de emigrar, no salir
solas de noche. Se les decía que no era conveniente viajar en tren a las ciudades en
busca de trabajo, porque podían ser secuestradas y enviadas al extranjero para
terminar en algún burdel argentino (17).
mujeres para que tuvieran la oportunidad de integrarse a la sociedad de manera digna. Es por
esto por lo que introduce al personaje de Monsalvat, quien desde la mirada del autor/narrador,
tienen que dedicar a la prostitución. Es un personaje que sufre, que tiene un nivel de
conciencia por encima de los demás, y quien representa, hasta cierto punto, al raciocinio y la
justicia:
Monsalvat veía sin cesar el desfile monstruoso y fantástico de aquellas mujeres. Las
veía manchar las ciudades, pudrirlo todo, envenenar la estirpe. Y veía detrás de ellas,
con los látigos en lo alto, con sus bolsillos hinchados de billetes, con sus conciencias
deformes, a los culpables del gran crimen. Y detrás de ellos, espoleándolos,
protegiéndolos, veía a los cómplices que eran la Sociedad, el Estado, la Policía, los
que venden la mentira, los hombres todos que han hecho del mundo, que debió ser
sencillo y hermoso, una cosa horrible, gigantescamente desoladora (236-237).
libera de la mala vida. Es por medio del matrimonio, y de su espiritualidad, como logra
reivindicarse para ejercer su papel de mujer en la sociedad bonaerense. Así lo afirma Guy
172
cuando habla de los conflictos que Gálvez tuvo con los católicos reformistas: “Aunque los
intelectuales católicos hicieron duras reseñas sobre Nacha Regules, Gálvez la consideraba la
obra más católica que había escrito, porque mostraba que la salvación espiritual personal, y
no la revolución o la caridad, eran la única solución para los problemas sociales” (200).
textos, se puede decir que tanto Juana como Nacha son novelas que reconsideran la
reglamentación de las casas de tolerancia para mostrar qué tan contraproducentes pueden ser
para la dinámica social, de cambio de siglo, en la que se encuentra tanto Chile como
Argentina.
Los discursos higienistas y las prácticas médicas están representados en las novelas por
medio de dos personajes. Por un lado, en Juana Lucero aparece la ginecóloga, quien tiene
mujeres burguesas, significa que la virginidad sigue intacta, se sigue siendo honrada, casta,
pulcra; pero para Juana es todo lo contrario: sus pocos privilegios la relegan al burdel, como
sucia y deshonesta. Por otro lado, en el caso de Nacha Regules la visión higienista se
55
Fragmento del folleto anónimo titulado La prostitución. Folleto relijioso, político, social. Escrito por un viejo
en el oficio. Dedicado a los pechoños de ambos sexos. Santiago: Imprenta Litográfica Nacional, 1869. Pág. 10.
173
manifiesta en el médico, amigo de Monsalvat, quien ha escrito una tesis sobre la trata de
blancas.
época. Dicha perspectiva tiene un peso más serio en Nacha; mientras que, en Juana, el tono
con el que la ginecóloga se expresa tiende más a la ironía, porque resalta la doble moral y las
contradicciones de la sociedad santiaguina. Así, por medio de estos personajes, ya sea que se
les ceda la voz o se focalicen sus palabras, se retoman perspectivas científicas relacionadas
decimonónica” afirma:
El higienismo, una palabra hoy en desuso y que poco significa para la mayoría de los
lectores, fue a lo largo de la pasada centuria una poderosa corriente de pensamiento
dentro de las ciencias médicas. Como campo de indagación científica, en el
higienismo confluye una preocupación genérica por la salud pública, el intento de
explicar el origen y mecanismos de determinadas enfermedades endémicas y
epidémicas, y una reflexión amplia sobre lo que hoy llamaríamos «calidad de vida»
(417).
A partir de esta idea es que surgen los reglamentos de las casas de tolerancia, así como
las leyes que deben seguir las prostitutas para emplearse en un burdel, pues ante todo la sífilis
era una de las enfermedades venéreas más conocida en el siglo XIX, aunque en novelas de
la tradición literaria hispánica como La lozana andaluza (1528) ya se habla de este mal. A
finales del siglo XIX en Hispanoamérica, el lenocinio reglamentado tuvo lugar debido a una
doble idea de la prostitución: por un lado, se consideraba una enfermedad social porque
propiciaba la propagación de infecciones, pero, por otro lado, era vista como un mal
necesario, ya que los hombres sentían deseos sexuales irrefrenables que no podían satisfacer
174
con mujeres castas. La urgencia por mantener un orden en relación con la salud pública hizo
que se regularan los cuerpos de las mujeres prostitutas, pero se omitió de la discusión que los
Es por esto por lo que en ambas novelas Juana y Nacha se percibe en la voz narrativa,
ante el acoso que sufren las mujeres que se dedican a la prostitución, un tono despectivo, de
disgusto. Siempre se intenta compadecerlas desde su lugar no elegido de víctimas, por ello
las voces narrativas someten a juicio cada una de las ideas que las reducen al dominio de lo
cuando ingresa al burdel. Es necesario, eso sí, que aborte, por lo que asiste con la ginecóloga
para llevar a cabo tal procedimiento. La novela tampoco da detalles de tal situación, sólo se
–Le diré: me la deja unos cuantos días; ensayamos el azafrán y los baños calientes.
Si no diera resultado, ahí está la varita maga… ¡Oh! ¡es cosa sencillísima y muy
breve… ¡En diez días como si tal cosa!... Hasta la van a dejar tranquila sus jaquecas
(241).
comparación con Santa56, que podría ser el caso homólogo a Juana Lucero o Nacha Regules.
Es evidente que tales voces externas, hechas bajo los espectros de los discursos médicos de
la época, fueron influencia para los autores a la hora de entrelazar sus propuestas artísticas
literarias con la vida de las prostitutas y sus respectivas actividades en los burdeles. En la cita
anterior aparece la ginecóloga entonando con gran sabiduría los métodos abortivos y sin
56
Recuérdese el pasaje donde Doña Pepa lleva a Santa al registro: “-Porque hay que llevar al registro a esta
criatura y que bañarla y alistarla para la noche”. (Gamboa 33)
175
ningún miedo le informa a la madame cuáles podrían ser los procedimientos efectivos. La
naturalidad con que enuncia estos saberes de su profesión es obra del narrador, quien, con
tono irónico, está siempre mostrando las contradicciones entre las dificultades de la vida de
informa a la encargada del burdel sobre el éxito de los métodos para evitar el embarazo que
se han hecho tan populares entre las mujeres aristócratas santiaguinas, quienes no dudan en
–Una verdadera mina. Todas las tardes verá usted una fila de coches; llegan por la
espongita, pagan mi servicio y mi reserva y se van, seguras de poder gozar sin temor.
Mientras Francia no nos importe su famosa castración femenina, tan generalizada
allá, tendremos que precavernos con este medio molesto y rudimentario, aunque
eficaz. En Buenos Aires lo puse en práctica, á grande escala, pero me decían que aquí
las damas eran otras, muy virtuosas, muy recatadas. Vea usted; despues de tantear el
terreno, hace dos meses que lo implementé, llena de incertidumbre, y ya no me dejan
vivir… ¡Si en cualquier parte sucede lo mismo! Es debilidad del siglo, muy razonable
por cierto, el tratar por todos los medios de conseguir el placer burlando sus
consecuencias.
–Debe estar muy contenta usted…
–Lo malo es que perjudica de otro lado, pues disminuyen los casos como el de la
señorita, que son los mas productivos. ¡En fin! ¡de todos modos aquello es diario, y
por módica que sea su tarifa…! (243)
El personaje en cuestión presume los buenos resultados monetarios que ha tenido con
tal método, pero al mismo tiempo se queja de que ha reducido el número de abortos. Es un
femenino).
176
El médico Elías Ascarrunz Vega propone en el Art. 48 de su tesis titulada Base
Art. 48. Toda mujer inscrita en la prostitución de oficio está obligada a someterse a
la inspección médica dos veces por semana o siempre que la Oficina de la Sanidad lo
estime necesario, previo pago de los derechos de visita que la Junta de Beneficencia
determine segun (sic) la categoría de las prostitutas (72).
solicita a las prostitutas que visiten al médico dos veces por semana. Es importante resaltar
que para este tiempo ya circulaba en el ámbito de la salud, que la reglamentación había sido
sífilis. Volviendo a la novela, este es el único momento en que podemos percibir la regulación
Es importante resaltar que los discursos superpuestos, los que vienen de otras
la ginecóloga, cobran mucha importancia tanto en el contexto del fin de siglo como en el de
principalmente en un personaje doctor, amigo de Monsalvat, quien ha escrito una tesis sobre
la prostitución: “Lo sé porque soy médico. Médico de policía, ¿comprende? Y mi tesis ¿eh?
fué precisamente sobre prostitución” (42). La sabiduría del médico ante el tema atemoriza a
Monsalvat porque el problema de la trata de blancas está regulado por el Estado. De ahí que
177
Según Rafael Huertas las causas principales que en Argentina se consideraban
importantes para justificar el mal necesario son las siguientes: “Anomalías fisiológicas,
estigmas físicos, herencia morbosa…, etc., son elementos que se barajan con frecuencia para
Aires de fin de siglo; la atribuye a la “herencia morbosa” o las “anomalías fisiológicas”. Pero
en Nacha no sólo son esos los motivos para la prostitución, aunque sí se alude en más de dos
de dicho mal incita a que se trate despectivamente a la mujer, pues cualquier empleo que no
soportado en las leyes, vigilado desde las figuras de autoridad que son las instituciones,
haciendo de los burdeles una de ellas. Dice Gabriela Nouzeilles a propósito del sistema de
vigilancia:
Los objetivos prácticos del sistema de vigilancia iban más allá de los beneficios del
control directo. El éxito y la economía del dispositivo dependían en última instancia
de la interiorización por parte de los ciudadanos de las reglas de discriminación entre
lo normal y lo anormal, entre lo saludable y lo nocivo. Desde el momento mismo en
que asumía la presencia del vigilante e incorporaba la autoridad de su mirada, cada
ciudadano se disciplinaba a sí mismo al comenzar a actuar “como si” estuviera siendo
observado. Cuando se trataba de la ley higiénica, disciplinarse significaba
principalmente experimentar el propio cuerpo de acuerdo a los valores de salud y la
productividad (39).
El esfuerzo tanto de Nacha como de las demás prostitutas por mantenerse sanas en
todo sentido es una constante en la novela. Dentro de los discursos del narrador y de las
vicio. Hay pues, un actuar genuino por parte de las víctimas que se identifica, precisamente,
178
con lo que dice Nouzeilles, un intento por disciplinarse ante lo que es bueno o malo en tales
personajes, pues, aunque tal deseo de ser mejor es una verdad absoluta, no existe la
posibilidad de que sean sanas, pulcras, honradas. Así, aunque Nacha encuentra la
reivindicación por medio del matrimonio con Monsalvat, siempre siente que no es digna ni
del amor de un ciego que decide, aunque ella está arrepentida de su pasado, quererla
incondicionalmente.
fenómenos legislativos de mayor polémica en el cambio de siglo. A tal caso dice sobre los
El cuerpo, ese lugar donde se van modelando hábitos con lentitud y persistencia,
también es una conciencia de sí y del otro; la mayoría de las veces, se encuentran
revestidos de halos de moralidad en ese delicado vértice entre presentarse y
comportarse en público o en privado. Lo público y lo privado es una dualidad sensible
para las mujeres en este siglo de las luces, época en la cual ellas fueron confinadas al
espacio privado, siendo dificultosa y vigilada su participación en el público (376).
una poética particular de cada autor, las tonalidades de ellos son diversas, la ironía en el caso
de D’Halmar funciona como elemento principal para evidenciar las contradicciones, sobre
narrador, protector, toma forma en una voz intelectualizada que trata de explicar los
recurre al tono de molestia, también irónico, con los que más allá de exponer la decadencia
del personaje principal se exhiben las carencias de una sociedad sustentada en la doble moral.
179
Conclusiones
El análisis de las novelas hispanoamericanas del corpus se realizó considerando que tienen
uno de sus principales referentes en las estéticas europeas, inauguradas por La Celestina
(1499). Con la lectura de las novelas que se mencionan en el primer capítulo se elabora una
y la víctima. El objetivo de esta tipología fue vincular la tradición europea con los personajes
hispanoamericanos. Si bien las prostitutas de los siglos pasados son diferentes a las del siglo
XIX, existe una conexión entre ellas que merece la pena explicar. Para esto, además de tomar
Se sabe que los contextos de ambas tradiciones son diferentes, pero la etapa histórica
del fin de siglo XIX dicta un solo camino ideológico que es la modernidad: la razón, la
industrialización, el progreso. Por esto, las prostitutas literarias de las tres novelas objeto de
estudio se analizan desde la comparación, tanto con la tipología como con las estéticas
naturalista y realista para establecer un vínculo entre las tradiciones. Mediante esta asociación
premisas artísticas del realismo de Balzac. Trata de representar, por medio del personaje de
Blanca Sol, la tergiversación de los valores morales en la aristocracia limeña de finales del
siglo XIX, como lo hizo Balzac con la francesa. Así, lo que se muestra en la obra son las
consecuencias de la mala educación dada a Blanca Sol dentro de las dinámicas sociomorales
de ese contexto. Este objetivo moralizador, aunque presente en toda la novelística sobre
180
prostitutas que se ha mencionado en esta tesis, se relaciona en el caso de Blanca Sol,
Blanca Sol se parece tanto a Moll Flanders como a Roxana porque se relaciona con
la clase alta. La mentira y el engaño para mantener un estatus de mujer fina son las principales
características que la colocan en esta categoría. Si bien Blanca Sol no personifica a una mujer
aventurera, que viaja o tiene varias parejas, sí se enfoca en mantener relaciones estratégicas
que la hagan sentirse parte de esa élite. Es también una mujer con una moral desfigurada,
pues mientras las cortesanas inglesas buscan la reivindicación y el olvido de sus pecados por
medio del arrepentimiento cristiano, Blanca Sol cuida, aunque hipócritamente, su relación
con lo divino; es, por así decirlo, un afán por mantener la oportunidad de reivindicarse.
También, Blanca Sol, en su ansia por no dejar de pertenecer al estrato social al que
está acostumbrada, tratará, al igual que las mujeres fatales, de usar sus encantos para provocar
a los hombres y conducirlos a la perdición. Si esta estrategia (la misma que utiliza Naná con
el Conde Muffat) ya le había funcionado con su esposo, para hacer uso de su dinero y llevarlo
a la bancarrota, hacia el final de la novela se puede entender, mediante guiños del narrador,
prostituta víctima. Si bien se piensa que todas las prostitutas son de alguna manera víctimas,
existen personajes como Juana Lucero, Santa o Naná, que pertenecen a esta corriente porque
todo está en contra de ellas y no tienen ni un ápice de esperanza. Los discursos científicos y
morales sobre las mujeres, originados en Europa, contribuyeron directamente para catalogar
181
En el caso del personaje de D’Halmar se puede ver a la prostituta víctima en su
Bastarda, huérfana, violada y prostituta, son los adjetivos con los que se podría describir a
Juana Lucero y por los cuáles se le juzga. Juana Lucero no tiene momentos de dignidad salvo
la mujer fatal), parece no afectarle mucho su realidad de prostituta. Juana Lucero es la más
víctima de todas porque nunca tiene instantes de gozo ni satisfacción, no tiene placeres ni
Este papel se deja ver, al igual que en Juana Lucero, Naná o Marthe, cuando es desprovista
de toda honra y decencia. Por otro lado, se asemeja a las prostitutas pícaras o cortesanas
Nacha Regules, del mismo modo que Moll Flanders, Roxana o la pícara Justina, suele
moverse de lugar porque no pertenece a ninguno. Esa falta de identidad caracteriza a todas
las prostitutas porque su moral, su deber ser, no concuerda con lo establecido, no caben en
ningún lugar, se tienen que esconder. Finalmente, Nacha también pertenece a la generación
La revisión y análisis de cada uno de los personajes mencionados ha sido con el afán
de articular un vínculo entre el personaje forjado por la tradición literaria europea occidental
y los personajes de las novelas del corpus de este estudio. Todas las características antes
enlistadas son importantes para definir y analizar los personajes que ocupan esta
182
principalmente, a partir de las propuestas estéticas europeas, específicamente, de las
francesas. Pero más allá de este vínculo, los personajes son peculiares en sí mismos porque
no son una copia de sus referentes europeos, sino una extensión de ellos: se van legitimando
el saberse prostitutas. No existe en el carácter de ellas ninguna habilidad o virtud que les
permita ser un poco cínicas o más despreocupadas, como sí se muestra Blanca Sol. Esta sería
una de las grandes diferencias entre las prostitutas de las poéticas europeas y las
hispanoamericanas. Si bien se podría pensar que las prostitutas de Defoe, Moll Flanders o
Roxana, —por mencionar algunos ejemplos— son casos similares, porque ambas historias
culpa lo que las lleva a ello; en realidad ninguna de ellas tiene un desenlace atroz como Juana
Lucero o Santa; incluso la redención de Nacha Regules vía el matrimonio con un invidente
suena a castigo. Este fundamento moral y religioso con el que funciona el entramado
Cabe mencionar que un personaje de esta índole adquiere importancia por lo que se
puede narrar desde él. Dentro de los procesos sociales hispanoamericanos del cambio del
siglo XIX al XX, la prostituta proyecta las contradicciones no solo de la moral, sino de los
conflictos sociopolíticos que se sustentan en ella. Los escritores de este momento, con el
los absurdos, las incoherencias, las discordancias entre dichos conflictos sociopolíticos y la
183
supuesta decencia, honestidad y honradez. Estos escritores fueron los mismos que, más allá
Además, desde la prostituta, de acuerdo con el punto de vista de cada uno de los
personajes dentro del mundo novelesco. Por un lado, en las novelas de Augusto D’Halmar y
Manuel Gálvez, tanto Juana como Nacha están descritas desde una mirada paternalista de
conmiseración, se entiende que la voz narrativa toma partido defendiendo a los personajes
del sistema sociomoral que las juzga. Esto no pasa en la novela de Mercedes Cabello, pues
el discurso, por el contrario, se destacan los defectos de Blanca Sol, el peor de ellos es no
haber tenido una educación propia que le permita ser independiente: en el mismo texto se
menciona que ni siquiera aprendió a tejer. Es claro que para Mercedes Cabello la prioridad
es evidenciar las pocas oportunidades laborales de las mujeres en la Lima de finales del siglo
XIX; mientras que en las novelas de D’Halmar y Gálvez, aunque también se trata de
evidenciar la violencia sistémica, no se hace por medio de la voz narrativa, que va juzgando
el lugar que el discurso científico tuvo dentro del arte en este periodo de transición: los
la belleza no solo era lo sublime. Las reflexiones sobre el camino histórico de las estéticas
decimonónicas están marcadas por los cambios sociales, los avances científicos y la
184
versatilidad de pensamiento en cuanto la conceptualización del arte. Dentro de esta coyuntura
no solo son protagonistas las prostitutas, sino otros personajes marginados, a partir de los
cuales también se cuentan historias que no se podrían narrar desde los personajes burgueses
del romanticismo, por ejemplo. Estos personajes son agentes de cambio en la tradición
perspectiva y difícilmente se podían distanciar del ideario autoral. Las novelas analizadas, a
pesar de pertenecer a una misma época y estética, obedecen, precisamente, a los distintos
intereses autorales que coinciden en señalar las lacras sociales y morales que no coadyuvan
al progreso. Teniendo esto en cuenta vale la pena reflexionar sobre el género novelesco como
Cada uno de los espacios narrados responde al menester autoral de mostrar la totalidad
de un mundo, una sociedad, una cultura con todo lo que esto conlleva. Así, el género
novelesco se adapta a la necesidad artística de los autores para recrear esos espacios citadinos
con sus representantes. Recuérdese que durante los trecientos años del Virreinato el género
novelesco había estado en una especie de pausa (la censura) y hasta después de las
madurado durante casi cien años, lo cual nos lleva a reflexionar sobre la necesidad de los
posibles soluciones.
Así, mientras las tempranas estéticas del siglo XIX, el final del Neoclásico y el
principio del Romanticismo, dieron como fruto novelas que ante todo exaltaban las riquezas
185
de sus respectivas naciones así como las de los habitantes de esas tierras que recién
después de cien años de una constante organización política, social y moral. En pocas
de dar a conocer cómo era y cómo debía funcionar una sociedad; el realismo y el naturalismo
contradicciones ideológicas de esa identidad. Con esto nos percatamos de que la prosa
Las novelas de este siglo fueron las que se ocuparon de contar las historias
sino que funcionan como textos documentales que abonan a las Historias de las diferentes
culturas Hispanoamericanas.
Las novelas aquí estudiadas son una pequeña parte de esas obras que ayudan a
reconstruir no solamente una tradición literaria hispanoamericana, sino también son un punto
de partida para entender nuestros procesos sociales, políticos e históricos. En este sentido,
cabe mencionar que hay novelas con las mismas características que no se pudieron agregar a
la investigación por cuestiones de tiempo y espacio, las cuales se pueden adherir en futuros
186
Dicho lo anterior, también cabe destacar que, entre las novelas estudiadas y las
A mediados del siglo XX, durante el “Boom Latinoamericano” está Juntacadáveres (1964)
de Juan Carlos Onetti o La Casa verde (1966) de Mario Vargas Llosa; y más adelante Nadie
me verá llorar (1999) de Cristina Rivera Garza, La novia oscura (1999) de Laura Restrepo,
incluso La virgen cabeza (2009) de Gabriela Cabezón Cámara, novelas que se escribieron
recientemente cuyos temas son actuales. Y aunque hay una continuidad entre las obras
decimonónicas y las más recientes, donde las prostitutas siguen siendo personajes
marginados desde los cuales se cuenta la violencia sistémica, tienen notables diferencias;
ciertamente le dan continuidad a una tradición, pero con un giro ideológico fundamental: la
mujer prostituta deja de ser juzgada desde la moral judeocristiana y de ser considerada una
simple víctima.
187
Bibliografía
Agresti, Mabel Susana. Literatura y realidades. La visión del país en algunas novelas de
Manuel Gálvez. Mendoza: Secretaría de Estado de Ciencia y Tecnología (Ministerio
de Cultura y Educación), 1981. Impreso.
Alonso, Martín. Enciclopedia del idioma. Diccionario histórico y moderno de la lengua
española (siglos XII al XX). Etimológico, tecnológico, regional e hispanoamericano.
Madrid: Aguilar, 1958. Impreso.
Anónimo. La prostitución. Folleto relijioso, político, social. Escrito por un viejo en el oficio.
Dedicado a los pechoños de ambos sexos. Santiago: Imprenta Litográfica Nacional,
1869. Impreso.
Arriagada A., Julio y Hugo Goldsack. Augusto D’Halmar. Tres Ensayos Esenciales y una
Antología, Tomo I. Santiago: Ministerio de Educación Pública, 1963. Impreso.
Ascarrunz Vega, Elias. Base racional para el mejoramiento de la higiene de la prostitución
en Santiago. Memoria de prueba para optar al grado de licenciado en la Facultad de
Medicina I Farmacia. Santiago de Chile: Imprenta, Litográfica i Encuadernación
Barcelona. 1901. Impreso
Ayala, Carlos. “Prólogo”. La pícara Justina. Barcelona: Ediciones Zeus, 1968. Impreso.
Bajtín, Mijaíl. Teoría y estética de la novela. Trad. Helena S. Kriúkova y Vicente Cazcarra.
Madrid: Taurus, 1989. Impreso.
Balzac, Honoré de. Esplendores y miserias de las cortesanas. México, D.F.: Editorial Trillas,
1987 (reed. 2013). Impreso.
Bellini, Giuseppe. “La condición femenina en dos novelas de Gálvez”. Rassegna Iberistica.
Estratto 83 (2006): 3-10. Impreso.
Berinstáin, Helena. Diccionario de retórica y poética. México: Editorial Porrúa, 1995.
Impreso.
Brito Peña, Alejandra. “Del rancho al conventillo. Transformaciones en la identidad popular-
femenina (Santiago de Chile 1850-1920)”. Voces femeninas y construcción de
identidad. Buenos Aires: CLACSO, 1995. Impreso.
Bubnova, Tatiana. “Voz, sentido y diálogo en Bajtín”. Acta Poética 27, Núm. 1 (2006): 97-
114. Impreso.
Cabello de Carbonera, Mercedes. Blanca Sol. Miami: Stockcero, 2007. Impreso.
188
__________________________. “La novela moderna”. Los novelistas como críticos. Klahn,
Norma y Wilfrido H. Corral (comp.). México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 1991.
Impreso.
_____________. “Prólogo”. Ensayos I. La novela moderna. Estudio filosófico. Lima:
Ediciones Hora del Hombre, 1948. Impreso.
Camacho Delgado, José Manuel. “Del fragilis sexus a la rebellio carnis. La invención de la
mujer fatal en la literatura de fin de siglo”. Cuadernos de Literatura XI: 20 (2006): 22-
36. Impreso.
Cánovas, Rodrigo. Sexualidad y cultura en la novela hispanoamericana. La alegoría del
prostíbulo. Santiago de Chile: LOM Ediciones, 2003. Impreso.
Carazas, Milagros. “Mercedes Cabello, una escritora peruana del siglo XIX”. Escritura y
Pensamiento 8 (2001): 214-220. Impreso.
Caudet, Francisco. “Prólogo”. Naná. Madrid: Cátedra, 2007. Impreso.
Cleland, John. Fanny Hills. Memorias de una cortesana. Madrid: Editorial Edaf, 2013.
Impreso.
Clouard, Henri. Breve historia de la literatura francesa. Madrid: Ediciones Guadarrama,
1969. Impreso.
Coba Gutiérrez, Patricia. De María Magdalena y las otras: la mujer fatal en Vargas Vila.
Bogotá: SMD Editorial, 1996. Impreso.
Cogny, Pierre. El naturalismo. Trad. José López Pérez. México: Editorial Diana, 1967.
Impreso.
Concha, Jaime. “Juana Lucero: Inconsciente y clase social”. Estudios Filológicos 8 (1972):
7-40. Impreso.
Crego Lamas, S. “La fatal fascinación femenina”. Rev. Asoc. Esp. Neuropsic Vol. XIII. N°
44. (1993): 58-71. Impreso.
D’Halmar, Augusto. Los vicios de Chile. Juana Lucero. Santiago: Imprenta Turín, 1902.
Impreso.
Darrigrandi Navarro, Claudia. “De ‘purisimita’ a ‘Naná’: disonancias entre letra e imagen en
Juana Lucero (1902)”. Huellas en la ciudad: figuras urbanas en Buenos Aires y
Santiago de Chile, 1880-1935. Santiago: Editorial cuarto propio, 2014. Impreso.
189
De la Luz Hurtado, María. “Cuerpo y mujer chilena en la urbe ilustrada del siglo XIX”.
Historia de las mujeres en Chile. Tomo I. Stuven, Ana María y Joaquín Fermandois
(Eds.). Santiago de Chile: Aguilar Chilena de Ediciones, 2010. Impreso.
De Rojas, Fernando. La Celestina. Tragicomedia de Calixto y Melibea. Buenos Aires:
Gradifco, 2007. Impreso.
Defoe, Daniel. Moll Flanders. Barcelona: Editorial Planeta, 1978. Impreso.
___________. Roxana, o la cortesana afortunada. Barcelona: Editorial Alba, 2010. Impreso.
Delgado, Rafael. “Prólogo”. Los parientes ricos. México: Imp. De V. Agüeros, 1903.
Impreso.
Delicado, Francisco. Retrato de la Lozana andaluza. Barcelona: Ediciones Zeus, 1968.
Impreso.
Delicado Puerto, Gemma. Santas y meretrices. Herederas de la Magdalena en la literatura
de los Siglos de Oro y la escena inglesa. Kassel: Edition Reichenberger, 2011. Impreso.
____________________. Reseña de Santas y meretrices. Herederas de la Magdalena en la
literatura de los Siglos de Oro y la escena inglesa. Por Pérez Parejo, Ramón. Tejuelo
13: 163-169. Impreso.
Denegri, Francesca. El abanico y la cigarrera. La primera generación de mujeres ilustradas
en el Perú. Lima: Flora Tristán. Centro de la Mujer Peruana, 1996. Impreso.
Domínguez Rubalcaba, Héctor. “La intimidad homosocial en Memorias de un tolstoyano de
Fernando Santiván”. Acta Literaria 33 (2006): 41-54. Impreso.
Dumas, Alexandre. La dama de las camelias. México, D.F.: Siglo XXI Editores, 2012.
Impreso.
Eetessam Párraga, Golrokh. “Lilith en el arte decimonónico. Estudio del mito de la femme
fatale. Signa 18 (2009): 229-249. Impreso.
Fernández, Pura. “Introducción”. La prostituta (Novela médico-social 1884). Sevilla:
Editorial Renacimiento, 2005. Impreso.
Feussier Binder, Herman. “Naturalismo y filosofía: las visiones científicas de la realidad”.
Realidad julio-septiembre 2005: 435-459. Impreso.
Fisher, Ernst. “El problema de lo real”. Polémica sobre el realismo. Buenos Aires: Editorial
Tiempo Contemporáneo, 1972. Impreso.
Fisherová Beck, Vera. “Las heroínas en la novelística argentina”. Revista Hispánica
Moderna 3/4 (1944): 231-250. Impreso.
190
Foucault, Michel. Microfísica del poder. Trad. Julia Varela y Fernando Álvarez-Uría.
Madrid: Las ediciones de La Piqueta, 1992. Impreso.
Gajardo Guzmán, José D. Sobre la reglamentación de la prostitución. Observaciones que el
rejidor Don José D. Gajardo Guzman hace al “Proyecto de reforma del actual
reglamento sobre casas de tolerancia,” presentado por el Dr. Francisco Landa Z. A
la I. Municipalidad. Santiago de Chile: Librería e Imprenta “Artes y Letras”, 1919.
Impreso.
Gálvez, Manuel. Nacha Regules. Buenos Aires: Eterna Cadencia Editora, 2010. Impreso.
Gamboa, Federico. “Impresiones y recuerdos”. Memorias y autobiografías de escritores
mexicanos. Ramos, Raymundo (comp.). México: UNAM, 1995. Impreso.
_______________. Santa. México, D. F.: Fondo de Cultura Económica, 2014. Impreso.
Garrido Ardila, Juan Antonio. El género picaresco en la crítica literaria. Madrid: Editorial
Biblioteca Nueva, 2008. Impreso.
Genette, Gerard. Figuras III. Trad. Carlos Manzano. Barcelona: Editorial Lumen, 1989.
Goncourt d´, Edmundo de. La ramera Elisa. Madrid: Editorial Ágata, 2000. Impreso.
Góngora Escobedo, Álvaro. La prostitución en Santiago 1813-1931. Visión de las elites.
Santiago de Chile: Ediciones de la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, 1994.
Impreso.
Gorriti, Juana Manuela. Lo íntimo. Buenos Aires: Espasa, 1942. Impreso.
Guereña, Jean-Luis. “Literatura y prostitución en el siglo XIX. De la novela folletinesca a la
literatura clandestina”. Historia social y literatura. Familia y clases populares en
España (siglos XVIII-XIX). Roberto Fernández y Jacques Soubeyroux (eds.). Lleida:
Editorial Milenio, 2000. 157-169. Impreso.
Guy J., Donna. El sexo peligroso. La prostitución legal en Buenos Aires 1875-1955. Trad.
Martha Eguía. Buenos Aires: Editorial Sudamericana, 1994. Impreso.
Hirdt, Willi. “Sobre el medio social y el lenguaje en la novela francesa del siglo XIX”.
Ensayos sobre narrativa francesa contemporánea. Trad. Rafael de la Vega.
Barcelona: Editorial Alfa, 1984. Impreso.
Holmes, Henry Alfred. “Una trilogía de Manuel Gálvez: ‘Escenas de la guerra del
Paraguay’”. Revista Hispánica Moderna 3 (1937): 201-212. Impreso.
191
Huertas García-Alejo, Rafael. El delincuente y su patología. Medicina, crimen y sociedad en
el positivismo argentino. Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Científicas,
1991. Impreso.
_______________________ y José Luis Peset Reig. “Psiquiatría, crimen y literatura (y II).
La mujer prostituta y la mujer en la obra de E. Zola”. Rev. Asoc. Esp. Neurosiquiatría
Vol. VI. N.° 18 (1986): 353-366. Impreso.
Huysmans, Joris-Karl. Marthe, historia de una fulana. Trad. Angels Polo y Lourdes Bigorra.
Barcelona: Sd edicions, 2011. Impreso.
Jarkowski, Aníbal. “Prólogo”. Nacha Regules. Buenos Aires: Eterna Cadencia Editora, 2010.
Impreso.
Jiménez de Asua, Luis. La criminalista. Buenos Aires: Editorial La Ley, 1946. Impreso.
Jitrik, Noé. “Actualidad de Gálvez”. Cahiers du monde hispanique et luso-brésilien 13
(1969): 15-22. Impreso.
_________. “Destrucción y formas en las narraciones”. América Latina en su literatura.
César Fernández Moreno (comp.). México: Siglo XXI Editores, 2013. Impreso.
_________. Vertiginosas textualidades. México, D.F.: Universidad Autónoma de México,
1999. Impreso.
Josephson, Matthew. Zola y su época. Buenos Aires: Editorial Poseidón, 1945. Impreso.
Kingman Garcés, Eduardo. “Historia social y mentalidades: Los higienistas, el ornato de la
ciudad y las clasificaciones sociales”. Íconos. Revista de Ciencias Sociales 15 (2002):
104-113. Redalyc, https://www.redalyc.org/articulo.oa?id=50901511
López de Úbeda, Francisco. La pícara Justina. Barcelona: Ediciones Zeus, 1968. Impreso.
Lozano Marco, Miguel Ángel. “El naturalismo radical: Eduardo López Bago. Un texto
desconocido de Alejandro Sawa”. Anales de Literatura Española 2 (1983): 341-360.
Impreso.
Lukács, Georg. Ensayos sobre el realismo. Trad. Juan José Sebrelli. Buenos Aires: Ediciones
Siglo Veinte, 1965. Impreso.
___________. Materiales sobre el realismo. Trad. Manuel Sacrist Barcelona: Ediciones
Grijalbo. 1977. Impreso.
Munguía Zatarain, Martha Elena. “El cronotopo del burdel en la literatura latinoamericana”.
Proceedings XI International Bakhtin Conference. Curitiba, (2003): 511- 516.
192
__________________________. “El derrumbe del idilio en Santa”. Santa, Santa nuestra.
Rafael Olea Franco (Ed.). México, D.F.: El Colegio de México, Centro de Estudios
Lingüísticos y Literarios, 2005. Impreso.
___________________________. “La imagen de la mujer caída en algunas obras de la
literatura mexicana”. Noesis 49. Vol. 25 (2016): 181-203. Impreso.
Navarro, Joaquina. La novela realista mexicana. México: Universidad Autónoma de
Tlaxcala, 1992. Impreso.
Nouzeilles, Gabriela. Ficciones somáticas. Naturalismo, nacionalismo y políticas médicas
del cuerpo (Argentina 1880-1910). Rosario: Beatriz Viterbo Editora, 2000. Impreso.
Novo, Salvador: “Los burdeles y la Decadencia de la Conversación”. Las locas, el sexo y los
burdeles. México: Editorial Diana, 1979. Impreso.
Olivari, Nicolas y Lorenzo Stanchina. Manuel Gálvez. Ensayo sobre su obra. Buenos Aires:
Agencia General de Librería y Publicaciones, 1924. Impreso.
Ordiz, Javier. “El naturalismo en Hispanoamérica. Los casos de En la sangre y Santa”.
Anales de Literatura Hispanoamericana, núm. 25 (1996): 79-87. Impreso.
___________. “¿Santa o pecadora? La prostituta en la Novela del Naturalismo
Hispanoamericano. Revista Nuestra América 1 (2006): 26-33. Impreso.
Orlandi Araya, Julio y Alejandro Ramírez Cid. Augusto D’Halmar. Obras, estilo, técnica.
Santiago de Chile: Editorial del Pacífico, 1942. Impreso.
Pacheco Ibarra, Juan José. Las costureras de Lima (1883-1900). Ponencias del Simposio de
Estudiantes de Historia. Arequipa: Universidad Nacional de San Agustín, 2006.
Impreso.
Palacios Bernal, Concepción. “Amor y prostitución en la literatura francesa. Manon,
Margarita y Nana: tres heroínas frente al amor”. Anales de Filología Francesa, n°9
(1998): 267-275. Impreso.
Pardo Bazán, Emilia. La cuestión palpitante. Barcelona: Editorial Anthropos, 1989. Impreso.
Parker, David S. “Los pobres de la clase media: estilo de vida, consumo e identidad en una
ciudad tradicional”. Mundos interiores: Lima 1850-1950. Panfichi, Aldo y Felipe
Portocarrero (Eds.). Lima: Universidad del Pacífico. Centro de Investigación, 1995.
Impreso.
Pavel, Thomas. Representar la existencia. El pensamiento de la novela. Trad. David Roa
Deus. Barcelona: Crítica, 2005. Impreso.
193
Pavón, María Cecilia. “Praxis política en y en torno a Retrato de la Lozana andaluza de
Francisco Delicado”. Olivar diciembre de 2014. 2 de febrero de 2019.
<https://www.olivar.fahce.unlp.edu.ar/article/view/Olivar2014v15n22a05/6780>
Peluffo, Ana. “Las trampas del naturalismo en Blanca Sol: Prostitutas y costureras en el
paisaje urbano de Mercedes Cabello de Carbonera”. Revista de crítica literaria
latinoamericana 55 (2002): 37-52. Impreso.
Pérez Venzalá, Valentín. “Del bufón al pícaro. El caso de La pícara Justina”. Dicenda.
Cuadernos de Filología Hispánica 17 (1999): 215-250. Impreso.
Prévost, Abate. Manon Lescaut. Barcelona: Editorial Bruguera, 1972. Impreso.
Prieto, Martín. Breve historia de la literatura argentina. Buenos Aires: Taurus, 2006.
Impreso.
Prieto, Melquíades. “Nota introductoria”. Fanny Hills. Memorias de una cortesana. Madrid:
Editorial Edaf, 2013. Impreso.
Prunés, Luis. La prostitución. Evolución de su concepto hasta nuestros días: en neo-
abolicionismo ante el nuevo código sanitario de Chile. Santiago: Imprenta Universo,
1926. Impreso.
Rodríguez Fonseca, Delfina P. “Del arquetipo a la reescritura: la trayectoria de Salomé en
las literaturas hispánicas”. Revista de la Facultad de Filología 46-47 (1996-1997): 409-
424. Impreso.
Roncero López, Victoriano. De bufones y pícaros: la risa en la novela picaresca. Madrid:
Editorial Iberoamericana/Vervuert, 2010. Impreso.
Souto Delibes, Fernando. “El rol de la prostituta en la comedia: de Ferécrates a Menandro”.
Cuadernos de Filología Clásica: Estudios griegos e indoeuropeos 12 (2002): 173- 191.
Impreso.
Suarez Casañ, Vicente. Conocimientos para la vida privada. La prostitución. Santiago de
Chile: Imprenta Albión, 1893. Impreso.
_______________. Onanismo conyugal. Santiago: Imprenta B. Vicuña Mackenna, 1893.
Impreso.
Tacca, Oscar. Las voces de la novela. Madrid: Editorial Gredos, 1985. Impreso.
Tamayo Vargas, Augusto. Perú en trance de novela. Ensayo crítico-biográfico sobre
Mercedes Cabello de Carbonera. Lima: Ediciones Baluarte, 1940. Impreso.
194
Urbistondo, Vicente. El naturalismo en la novela chilena. Santiago: Editorial Andrés Bello,
1966. Impreso.
Urroz, Rosalina Estrada. “Entre la tolerancia y la prohibición de la prostitución: el
pensamiento del higienista Parent Duchatelet”. Pérez Siller, Javier. México Francia:
Memoria de una sensibilidad comun siglos XIX-XX. Tomo I. México: Centro de
estudios mexicanos y centroamericanos, 1998. (pp. 307-329) Web.
<http://books.openedition.org/cemca/4079>
Urteaga, Luis. “Higienismo y ambientalismo en la medicina decimonónica”. Dynamis: Acta
Hispanica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam 1985: 417-425.
Voysest, Oswaldo. “Prólogo”. Blanca Sol (Novela Social). Miami: Stockero, 2007. Impreso.
Zamora Vicente, Alonso. Qué es la novela picaresca. Buenos Aires: Editorial Columba,
1962. Impreso.
Zola, Émile. “La novela experimental”. El naturalismo. Trad. Jaume Fuster. Barcelona:
Ediciones Península, 1972. Impreso.
_________. Naná. Trad. Florentino Trapero. Madrid: Ediciones Cátedra, 2007. Impreso
195
“Lis de Veracruz: Arte, Ciencia, Luz”
www.uv.mx
196