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INTRODUCCIÓN
El conocimiento de la existencia de dos cualidades distintas -sexos- es tan antiguo como el hombre
mismo. Estas cualidades tienen como consecuencia general el apareamiento de dos tipos de
individuos diferentes, uno de los cuales -el sexo femenino- concibe la descendencia, mientras que el
otro actúa como fecundante: es el sexo masculino.
El tratamiento del sexo en la especie humana se puede abordar desde diversas perspectivas. Así, se
hace referencia al sexo genético (constitución cromosómica sexual XX o XY), al sexo gonadal (ovario o
testículo), al sexo genital (útero, vagina, etc. o próstata, escroto, pene, etc.), al sexo psicológico u
orientación sexual (comportamiento heterosexual, homosexual o transexual) o al sexo social o de
género (rol femenino o rol masculino).
En este tema vamos a abordar “La Genética del Sexo y de la Conducta Humana” se hará referencia
exclusivamente a las bases biológicas y genéticas del sexo, dejando ver el estudio de las posibles
bases genéticas relacionadas con la conducta humana.
DISCUSIÓN
La determinación genética del sexo va a depender del cromosoma sexual que posea
elespermatozoide porquecomo sabemosel ovulo siempre cede un cromosoma X y el espermatozoide
puede ceder un cromosoma X o un cromosoma Y. Y la diferenciación sexual será la expresión
fenotípica de estos genes, el proceso por el que el embrión desarrolla sus órganos genitales. Este
proceso no solo va a estar determinado por los genes (cromosomas XX o XY) sino que también estará
determinado por factores externos como factores hormonales.
2. Diferenciación sexual
Cuando el destino de las gónadas está a punto de ser decidido, los embriones de ambos sexos tienen
formados los conductos de Wolff y de Müller que, orientados paralelamente, desembocan en la
cloaca. El desarrollo posterior de los conductos de Müller a trompas de Falopio, útero y vagina y del
seno urogenital y genitalia externa a vestíbulo vaginal, clítoris y labios menores y mayores es un
proceso de desarrollo programado que no necesita inductor. La regresión de los conductos de Wolff
también es necesaria. Por el contrario, la presencia de testosterona induce el desarrollo de los
conductos de Wolff en epidídimo, conducto deferente, vesículas seminales y conductos
eyaculadores, a la vez que el seno urogenital y la genitalia externa se masculiniza transformándose
en próstata, escroto y pene. La regresión de los conductos de Müller es producida por la hormona
peptídica anti mülleriana sintetizada por las células de Sertoli.
Si el proceso de desarrollo sexual es normal, la diferenciación gonadal será acorde con la constitución
genética del individuo y la presencia de las hormonas sexuales producidas por las propias gónadas
darán lugar a una diferenciación secundaria genital congruente con el sexo gonadal. Sin embargo, la
constitución genética del individuo puede no ser decisiva para fijar su destino en cuanto al sexo se
refiere puesto que, por ejemplo, tejidos genéticamente femeninos (XX) pueden diferenciarse en
dirección masculina bajo la acción de andrógenos. De hecho, está bien demostrada
experimentalmente la denominada teoría hormonal de la diferenciación sexual: "la diferenciación
sexual en muchos grupos de organismos animales está mediatizada por substancias químicas
biológicamente potentes: las hormonas sexuales".
2. Hacia la 6ª-7ª semana el blastema indiferenciado inicia su desarrollo hacia ovario o hacia testículo,
quedando establecido el sexo gonadal.
En la especie humana se han descrito diversas anomalías en la diferenciación sexual, como por
ejemplo:
- Síndrome de feminización testicular: Varones con constitución cromosómica normal XY que tienen
apariencia externa femenina (vagina ciega, útero infantil, ginecomastia acusada) y testículos ocultos,
localizados bajo los labios mayores, en los canales inguinales o en el interior del abdomen. Este
síndrome fue descrito por Botella y Nogales en 1958.Genéticamente se puede interpretar como una
simple mutación del gen regulador del sistema 2 que, al producir un represor mutante éste no puede
ser inactivado por el inductor (la testosterona) y, por tanto, se produce un desarrollo genital
femenino aún tratándose de personas XY y gónadas masculinas (testículos).
- Síndrome 5-alfa reductasa: Varones XY, testículos, genitales externos femeninos porque la
testosterona no se transforma en dihidrotestosterona, que se encarga de la masculinización de los
genitales externos. En la pubertad se produce una masculinización.
Las enfermedades ligadas al sexo se transmiten de padres a hijos a través de uno de los
cromosomas X o Y. Hay 2 tipos:
La herencia ligada al X dominante tiene lugar cuando el gen alterado domina sobre el normal
por lo que una sola copia del mismo es suficiente para que se desarrolle la enfermedad y
además se encuentra en el cromosoma sexual X. Afecta a hombres y a mujeres, en mayor
medida a mujeres, pues tenemos dos cromosomas X.
- solo el padre exportador el 100 % de sus hijos a estar afectados y el 0 % de sus hijos estar
afectado
- cuando los dos padres son portadores madre heterocigótica el 100% de las hijas afectadas
50 % de los hijos afectados
- Los dos padres son portadores madre homocigótica 100% de hijas afectadas % de hijos
afectados
Un ejemplo podría ser el síndrome de aicardi, trastorno poco frecuente del neurodesarrollo
caracterizado por la triada clásica de agenesia del cuerpo calloso, total o parcial, lagunas
coriorretiniana centrales y espasmos infantiles que afecta casi exclusivamente a mujeres.
4. Genética de la conducta
En este apartado lo que se pretende es entender un poco y saber por qué actuamos de una
determinada forma y somos como somos como individuos y como especie humana. Los
descendientes no son copias exactas o clones de sus progenitores, pero algunos rasgos reaparecen
de generación en generación en patrones predecibles. ¿Tiene que ver la genética con esto?
Otro de los datos revelados es que los genes que efectúan rasgos no son necesariamente notorios en
todas las edades, sino que se dejan ver en un determinado momento de nuestras vidas, por ejemplo,
la calvicie en el hombre que se presenta en la edad adulta.
En otros casos, los genes están listos, para desarrollar un rasgo particular, pero el ambiente no es el
propicio para que este haga su trabajo, es decir los genes apropiados dan el potencial para tener un
rasgo, pero el ambiente no coopera y por lo tanto es posible que no suceda lo esperado.
Por ejemplo, alguien que por sus genes debía ser alto, pero no tiene una buena alimentación durante
su periodo de crecimiento, por lo que seguramente será mediano o bajo. De ahí que la inteligencia,
la conducta, la agresividad entre otros aspectos pueden estar determinados por los genes, pero va a
depender del ambiente que se desarrolle según su predisposición.
- Las dificultades para la lectura: Al menos un 25% de los niños tienen dificultades para
aprender a leer. En algunos existen causas específicas como retraso mental, daño cerebral,
problemas sensoriales y carencias culturales o educativas. Pero otros muchos niños sin estos
problemas encuentran también dificultades para leer, y algunos estudios sobre familias han
puesto de manifiesto que otros parientes tenían esta discapacidad. Se han propuesto
estimas del 30% para la influencia de lo hereditario en este rasgo.
- Retraso mental: Hace referencia a una capacidad intelectual por debajo de lo normal,
concretamente a coeficientes de inteligencia inferiores a 70. Entre sus causas se incluyen
factores genéticos poco frecuentes anomalías cromosómicas como la trisomía del 21 y
desórdenes monogénicos como la fenilcetonuria u otros que originan procesos
degenerativos así como factores ambientales
Lo cierto es que existen muchas limitaciones sobre el estudio de la genética conductual, algunas de
las limitaciones son las siguientes:
- Definición de los rasgos: Intuitivamente, surgen ciertas sospechas ante la facilidad con que
los investigadores en genética de la conducta parecen cuantificar «rasgos» tan complejos
como la inteligencia, la imaginación, la depresión, la rebeldía y el conservadurismo, por
ejemplo. Estas facetas y manifestaciones de la personalidad pueden servir como etiquetas
útiles en la vida cotidiana para «clasificar» provisionalmente a los individuos, pero de ahí a su
aceptación como «rasgos» específicos de la personalidad susceptibles de estudio y
cuantificación en orden a calcular su heredabilidad, media un gran paso. Esto requeriría un
estudio de las pruebas aplicadas para evaluar estas capacidades y diferenciar su presencia en
cada individuo. En cualquier caso, la conducta inteligente, estrategias imaginativas/creativas,
- Revisión a la baja: Resulta significativo que prácticamente todos los datos (correlaciones,
varianza, porcentajes, etc.) sobre la heredabilidad de ciertos rasgos suministrados por los
estudios en genética de la conducta han sido revisados a la baja por estudios posteriores y
modelos más refinados.
Aunque espontáneamente se utiliza a menudo la expresión «genes de algo» (por ej.: «genes de la
altura», «genes de la esquizofrenia»), sería más exacto hablar de influencias genéticas sobre las
diferencias individuales en altura, en el comportamiento del esquizofrénico, etc. Normalmente,
cuando se habla de las bases genéticas de una enfermedad estamos aludiendo a «genes asociados al
cáncer de mama» o «implicados en la enfermedad de Alzheimer», por ejemplo. En cualquier caso,
debe quedar claro que las evidencias disponibles hasta el momento no justifican el hablar de «genes
para la conducta». no existen «genes de la conducta», como tampoco hay «genes para la belleza» ni
«genes para la capacidad atlética» (Plomin). Los genes son estructuras químicas que sólo pueden
codificar secuencias de aminoácidos, las cuales interactúan con todos los componentes celulares,
orgánicos y estructurales, e indirectamente pueden afectar extremos tan complejos como la
conducta; pero no hay genes para un tipo de comportamiento particular. El alcoholismo ilustra
perfectamente el problema: Algunos estudios sugieren que hay factores genéticos implicados de
algún modo en el alcoholismo; pero esto no significa que exista un gen que induce a su portador a
consumir grandes cantidades de alcohol. Puede ocurrir que los factores genéticos influyan sobre la
sensibilidad individual al alcohol, de manera que algunos necesiten beber más para «colocarse», y
que por esa razón tengan una mayor propensión al alcoholismo.
6. CONCLUSIÓN
Concluimos con varias aclaraciones para que nos ayuden a reflexionar sobre este tema.
Estudiar la genética del sexo y de la conducta es de gran interés debido a la gran variabilidad de
sistemas presentes incluso entre especies del mismo género, contrariamente a lo que se pensaba
anteriormente, es decir, que la relación entre cariotipos XX / XY y el fenotipo de los individuos no
tiene que ser necesariamente lineal.
Nuestros genes no determinan nuestro destino pero si lo pueden influenciar ya que la relación
genotipo-fenotipo no es unívoca. Es tan necesario el ambiente como los genes para cualquier
manifestación fenotípica y por lo tanto, la variabilidad es la norma en el mundo biológico/genético.
La genética es una infinita diversidad biológica, y la evolución humana lo ha sido por la versatilidad y
por la plasticidad. No hay que temer a las diferencias de origen genético, pero hay que tener claro su
significado y sus consecuencias. El conjunto del patrimonio genético de cada cual participa en su
inteligencia, su psicología y su conducta, pero el comportamiento del ser humano y su evolución en
el curso de la historia de su vida, no están escritos en sus genes, son el resultado original, único, por
partida doble, de un genoma único y de una historia individual única. La humanidad no puede
desvincularse, separarse de su biología, pero tampoco está encadenada a ella. Somos genéticamente
diferentes, pero podemos y no debemos ser humanamente desiguales.
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