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FORMATO ANÁLISIS DE SENTENCIA GRUPO 8

Nombres de estudiantes: John Jiménez Jaspe, Fernando Ochoa, María


José Azuero, Lisana Tejedor, John Ortíz, Paola Eljaik.

Curso: Cuarto Semestre. Seminario de Derecho Constitucional.

1. TEMA GENERAL DE LA SENTENCIA.

Corte Constitucional, sentencia SU 813 de 2007, Magistrado Ponente Jaime Araujo Rentería,
04 de Octubre de 2007.

2. EXTRAER DE LA SENTENCIA LOS CONCEPTOS JURÍDICOS RELEVANTES, CON


EL FIN DE FACILITAR SU COMPRENSIÓN, HACER UN GLOSARIO.

a. Proceso ejecutivo hipotecario: también conocido como acción hipotecaria, es un


proceso accesorio y tiene como finalidad rematar el bien inmueble hipotecado para
cancelar la obligación con el acreedor o acreedores.
b. Reliquidación de crédito: es una obligación que tienen las entidades financieras
para subsanar la liquidación que se hizo en un principio y tener el valor correcto que
deba pagarse o si queda saldada la deuda.
c. Restructuración de crédito: consiste en llegar a un acuerdo con la institución
financiera sobre cómo y cuánto se está pagando de un crédito.
d. UPAC: Unidad de Poder Adquisitivo Constante, sirve para calcular el costo de
algunos créditos de vivienda.
e. Saldos insolutos: partes de la deuda que quedaron sin pagar.
f. Vía de hecho: es una decisión judicial contraria a la Constitución y la Ley.
g. Ope legis: significa por estar así establecido en la ley.

3. RESUMEN DE LOS HECHOS O DE LOS ANTECEDENTES DE LA SENTENCIA.

HECHOS
T- En el año 1999, Bancafé (hoy Central de Inversiones S.A. 1) dio inicio a demanda
1334615 ejecutiva hipotecaria en contra de Álvaro Hernán Luna Viteri por la deuda que éste
contrajo ante el otorgamiento del crédito pactado en UPAC para la adquisición de
vivienda. Posteriormente fue aportada la reliquidación con corte a 21 de marzo de 2000,
el 16 de septiembre de 2005, el demandado en el proceso civil interpuso incidente de
nulidad de todo lo actuado a partir del 31 de diciembre de 1999, conforme al numeral 3
del art. 140 del Código de Procedimiento Civil, esto, además, en virtud de la entrada en
vigencia de la Ley 546 de 1999.

El 28 de septiembre de 2005 el juzgado decreto la nulidad, ordenando asi la terminación


del proceso. Luego de esto en fallo de 16 de diciembre del mismo año, la Sala de
Decisión Civil del Tribunal Superior de Bogotá, revocó la decisión de primera instancia,
advirtiendo que la decisión no se ajustaba a las causales enlistadas taxativamente para
decretar la nulidad.
T- EL 21 de mayo de 1991, el señor José Silvestre Gómez Ramírez y la señora Elena
1428285 Lemus de Gómez, compraron a la firma LAR INVERSIONES Y CONSTRUCCIONES
LTDA., Con anterioridad a la compra, la constructora, por medio de escritura pública
nro. 4430 del 14 de julio de 1989, constituyó hipoteca abierta a favor del BANCO
CENTRAL HIPOTECARIO, por medio de la cual se garantizaba la obligación principal
cuyo valor correspondía a la suma de $ 101.000.000. Ante el incumplimiento de la firma,
la entidad bancaria inició proceso ejecutivo hipotecario ante el Juzgado Tercero
Civil del Circuito, en contra de LAR INVERSIONES Y CONSTRUCCIONES LTDA. y
contra a las personas que habían comprado el inmueble. Posteriormente, el 10 de
febrero de 2000, el Juzgado de conocimiento en mención ordenó que se aportara la
reliquidación de la obligación conforme a lo establecido por la Ley 546 de 1999.
Acto seguido, el 19 de marzo de 2002, el juez civil de conocimiento profirió sentencia en
donde declaró probada la excepción de prescripción alegada. A lo largo del proceso, los
aquí accionantes, instaron al juez civil en varias oportunidades para que se decretara la
nulidad, terminación del proceso y archivo del expediente. Dichas solicitadas siempre
fueron denegadas.
T- El 18 de julio de 1995, el señor Guillermo Castiblanco Gómez suscribió con el Banco
1467563 AV Villas -entonces, Ahorramas-, la obligación hipotecaria nro. 284035. Lo anterior,
como garantía del desembolso efectuado por dicha entidad por la suma de
$23.600.000, con un interés del 15% anual. Teniendo en cuenta el incumplimiento de
pago la entidad bancaria presentó demanda ejecutiva con título hipotecario el 9 de
febrero de 1999, de la cual se libró mandamiento ejecutivo el día 11 de febrero del
mismo año. El día 28 de junio de 2002, el juez civil de conocimiento profirió sentencia
de mérito, declarando la falta de prosperidad de las excepciones alegadas por la
defensa, declarando así, la venta en subasta pública, luego de esto la sentencia fue
apelada por la parte demandante, dicha apelación fue resuelta por la Sala Civil del
Tribunal Superior de Bogotá, la cual por sentencia de 29 de octubre de 2003, confirmó
la decisión de primera instancia.

Durante el trámite de remate, la parte demandada civilmente solicitó se decretara la


nulidad del proceso con fundamento en las causales contenidas en los numerales 3, 4 y
5 del artículo 140 del C.P.C. No encontrando probadas dichas causales dentro del
proceso, el juez civil de conocimiento negó la solicitud, a lo que el allí accionado
interpuso recurso de reposición y en subsidio apelación. A lo cual el juez de primera
instancia se pronunció en relación con el recurso de reposición precitado y como
corolario de dicha determinación, se decretó la terminación del proceso.

Contra la decisión expuesta con inmediata anterioridad, la accionante dentro del


proceso civil interpuso recurso de apelación, cuyo conocimiento correspondió a la Sala
Civil del Tribunal Superior de Bogotá, la cual en decisión dividida revocó la decisión del
juez de primera instancia, ordenando, en su lugar, la continuación del trámite procesal a
seguir.
T- La señora María Doris Amador Ruiz, suscribió, mediante escritura pública, obligación
1493961 hipotecaria con la entidad bancaria Granahorrar, Ante el incumplimiento en las cuotas
del crédito, el 20 de febrero de 1997, Granahorrar presentó demanda ejecutiva en
contra de la señora Amador, el Juzgado 25 Civil del Circuito de Bogotá el 23 de
noviembre de 1998 libró el correspondiente mandamiento de pago, El juez civil de
conocimiento, conforme a lo consagrado en la Ley 546 de 1999 decretó la terminación y
archivo del proceso ejecutivo hipotecario, la parte demandante dentro de ese proceso
civil, interpuso recurso de reposición y en subsidio apelación, la Sala Civil del Tribunal
Superior de Bogotá, el cual, mediante fallo de 8 de mayo de 2006, revocó la decisión
del a quo, ordenando seguir dando trámite al proceso civil en comento.
T- El Señor Nelson Augusto Fernández Melo Suscribió, Mediante Escritura Pública,
1497113 Obligación Hipotecaria Con La Entidad Bancaria AV Villas. Ante el incumplimiento en
el pago de las cuotas correspondientes al crédito que el aquí accionante tenía con la
mencionada entidad bancaria, ésta inició en su contra proceso ejecutivo hipotecario en
el año 1999, El 8 de agosto de 2005, el señor Fernández Melo solicitó al juez de
conocimiento que diera por terminado el proceso con fundamento en los expresado en
el artículo 42 de la Ley 546 de 1999, Dicha solicitud fue negada por el juez dentro del
proceso civil, por lo que el proceso sigue en curso.
T- Ahorramas, hoy Banco AV Villas banco inició en contra de la Sra María Carolina
1452784 Orjuela Orjuela un proceso ejecutivo hipotecario en el año 1998 por el no pago de
crédito hipotecario, el cual libró el correspondiente mandamiento de pago el día 10 de
febrero de 1998. En cumplimiento de las directrices establecidas por la
Superintendencia Bancaria, el banco AV Villas aplicó el alivio financiero señalado
por la Ley 546 de 1999, tan solo respecto de la obligación hipotecaria contenida en el
pagaré No. 170717, más no respecto de la obligación referida en el pagaré 170719, por
corresponder ésta última a un crédito de libre inversión y no a un crédito hipotecario.
Como consecuencia de lo anterior, el Juzgado dictó un Auto el 19 de agosto de 2005 en
el que ordenó la terminación del proceso ejecutivo. Sin embargo, impugnada la anterior
decisión, la Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá, en decisión del 11 de mayo de
2006, procedió a revocar la anterior decisión y proseguir con la ejecución.
T- El 24 de mayo de 1995 la Corporación de Ahorro y Vivienda AVVillas, otorgó un
1468624 crédito hipotecario a Raúl Rodríguez Báez, constituyendo para el efecto hipoteca
abierta sobre un bien inmueble. En 1997, AVVillas inició proceso ejecutivo hipotecario
en contra de la deudora por la mora en que había incurrido desde el 24 de marzo de
1997.

El 23 de abril de 2000, la señora Beltrán solicitó la reliquidación de la obligación y la


reestructuración del crédito hipotecario a 30 años, solicitud que no fue contestada
de fondo por la entidad financiera al considerar que: revisados los registros, la señora
Beltrán no era deudora del citado crédito razón por lo cual atendiendo a la reserva
bancaria sobre los datos de los clientes a la que están obligadas a guardar las
Corporaciones de Ahorro y Vivienda, AVVILLAS.

El 14 de enero de 2004, el apoderado de la señora Beltrán solicitó al Juzgado Trece la


terminación del proceso ejecutivo hipotecario, al tenor de lo dispuesto en el parágrafo 3
del artículo 42 de la Ley 546 de 1999. Posteriormente, el 10 de octubre de 2004 el
mismo apoderado solicitó la declaratoria de nulidad del proceso a partir del 2 de enero
de 2000.

El 9 de agosto de 2005 el Juzgado Trece decretó la terminación del proceso ejecutivo y


archivo del mismo con base en lo expuesto en el parágrafo 3 del artículo 42 de la Ley
546 de 1999. El 30 de enero de 2006, la Sala Civil del Tribunal Superior del Distrito
Judicial de Bogotá al decidir sobre el recurso de apelación interpuesto contra el auto del
9 de agosto de 2005 dispuso continuar el proceso ejecutivo al considerar que habiendo
quedado saldos pendientes a cargo de la deudora con posterioridad a la reliquidación.
Por lo anterior, el proceso civil sigue en curso.
T- El Banco Caja Social COLMENA S.A. –BCSC-, inició en el año 1998 proceso
1481167 ejecutivo hipotecario en contra del señor Emiro Sanguino Solano y Elizabeth Liévano
Daza. Mediante auto del 21 de enero de 2000, el Juzgado Quinto Civil del Circuito de
Bucaramanga libró mandamiento de pago en contra de los accionantes, Luego el 7 de
marzo de 2006, declaró la nulidad de todo lo actuado a partir de la reliquidación hecha
al crédito hipotecario del señor Sanguino Solano, de conformidad con lo dispuesto en el
artículo 42 de la Ley 546 de 1999. La Sala Civil del Tribunal Superior de Bucaramanga,
mediante auto del 19 de septiembre de 2006, revocó la decisión proferida por el
Juzgado Quinto Civil del Circuito de esa misma ciudad.
T- El 6 de enero de 1998 el Banco Central Hipotecario, hoy en Liquidación, otorgó un
1484384 crédito hipotecario al señor Omar Oqueno López. El 6 de julio de 1998 el banco dio
inicio al proceso ejecutivo en contra del accionante, Luego cedió la obligación
hipotecaria a CISA. Con todo, el Juzgado Civil del Circuito de La Ceja (Antioquia) dictó
sentencia el 29 de julio de 2002 decretando la venta en pública subasta del inmueble
adquirido por el señor Oqueno López, Sin embargo, el mismo juzgado procedió a dar
por terminado el proceso ejecutivo en cuestión, mediante auto de fecha 13 de febrero
de 2006, en cumplimiento a lo dispuesto en la Ley 546 de 1999, pues el proceso se
había iniciado antes del 31 de diciembre de 1999 y la reliquidación ya había sido
aportada. No obstante, Central de Inversiones S.A. –CISA-, repuso el auto que dio por
terminado el proceso, e interpuso también el recurso de queja y de apelación.

El 14 de agosto de 2006, la Sala Civil – Agraria del Tribunal Superior de Antioquia


revocó la decisión de primera instancia, pues consideró que en efecto la compañía
Central de Inversiones S.A. –CISA-, si estaba legitimada para actuar en este proceso
por ser la acreedora de la obligación. Pero, esta decisión judicial, no sólo se pronunció
en relación con la legitimación de la parte demandante para actuar en éste proceso
ejecutivo, sino que además, revocó la decisión en lo relativo a la terminación del
proceso ejecutivo hipotecario ya señalado, y en su lugar ordenó continuar con el trámite
del proceso ejecutivo, por cuanto advirtió que no se había llegado a un acuerdo de
reestructuración del saldo de la obligación ya reliquidada en los términos de la Ley 546
de 1999.
T- El 14 de enero de 1997, el Banco Granahorrar promovió ante el Juzgado Treinta y Tres
1484400 Civil del Circuito de Bogotá, proceso ejecutivo hipotecario en contra de la señora María
Otilia Morales Morales. El 10 de febrero de 1999, el juzgado libró mandamiento de
pago. Sin embargo, el 1° de marzo de 2001, el apoderado de la parte actora en el
proceso ejecutivo aportó la reliquidación aplicada al crédito de la accionante,
resultado un alivio de $13.135.063.98 pesos. Impugnada dicha decisión, la Sala Civil
del Tribunal Superior de Bogotá, mediante proveído del 15 de febrero de 2006, revocó
la decisión de primera instancia y en su lugar ordenó continuar el mencionado proceso
ejecutivo hipotecario
T- El señor Baudelino Cuellar Pachón, adquirió una obligación hipotecaria con el Banco
1484421 Central Hipotecario – BCH-. El 13 de julio de 1998, el Juzgado Veintiséis (26) Civil del
Circuito de Bogotá, dictó el auto de mandamiento de pago en contra del señor Cuellar
Pachón dentro del proceso ejecutivo hipotecario iniciado en su contra por el banco
BCH. El 28 de agosto de 2000 el referido juzgado ordenó reliquidar la deuda
hipotecaria, lo que se cumplió debidamente, el juzgado procedió a declarar la nulidad
de todo lo actuado en dicho proceso de acuerdo a lo estipulado en el artículo 42 de la
Ley 546 de 1999. Posteriormente en el 2005 la parte acreedora impugno tal decisión.
Así, la Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá, en providencia del 1° de febrero de
2006, revocó la decisión de primera instancia y ordenó continuar el proceso ejecutivo
en cuestión.
T- Ante el Juzgado Veintiuno Civil del Circuito de Bogotá, el Banco DAVIVIENDA S.A.
1484422 promovió en el año 1998 de los accionantes William Rivera Rodríguez y Ana Julia
Camero de Rivera éstos incumplieron en el pago de las cuotas al crédito solicitado a
dicha entidad bancaria para la compra de vivienda. Expedida la Ley 546 de 1999 y
después de aportada la reliquidación del respectivo crédito, declaró la nulidad de todo
lo actuado y dio por terminado de manera oficiosa el proceso en cuestión.

No obstante, dicha providencia fue apelada por la entidad acreedora, correspondiendo


el conocimiento de dicho recurso a la Sala Civil del Tribunal Superior de Bogotá, la cual,
mediante fallo de 26 de abril de 2006, revocó la decisión de primera instancia con el
argumento de que la terminación de dicho proceso era viable, única y exclusivamente,
cuando se hubiera logrado un acuerdo entre deudor y acreedor en la reliquidación de la
obligación. Frente a esta última decisión, William Rivera Rodríguez y Ana Julia Camero
de Rivera consideran que dicho Tribunal ha incurrido en una vía de hecho con la
decisión por el proferida, vulnerando así sus derechos fundamentales al debido proceso
e igualdad pues, además de haber desconocido lo dispuesto por la Ley 546 de 1999.

Por último, el Juzgado 21 Civil del Circuito de Bogotá, juez civil de conocimiento,
mediante Auto de 14 de diciembre de 2006 decretó la terminación del proceso ejecutivo
hipotecario antes referenciado. Lo anterior, debido al pago de la obligación en cabeza
del deudor original por parte de un tercero que le adquirió el inmueble, por lo que la
entidad bancaria allí demandante desistió de la respectiva acción ejecutiva
T- La señora Paula Johanna Rodríguez Sierra garantizó un crédito para vivienda otorgado
1518046 por el Banco Central Hipotecario, hoy en liquidación, mediante hipoteca sobre un
inmueble; Ante el incumplimiento en el pago correspondiente a dicho crédito, debido al
incremento exorbitante de las cuotas, la entidad bancaria inició el 19 de septiembre de
1996 proceso ejecutivo hipotecario en contra de la aquí accionante. Mediante sentencia
de 26 de marzo de 1998, el juzgado civil de conocimiento ordenó, entre otras cosas, el
remate del bien objeto de hipoteca y, luego, ordenó su entrega. Ante lo anterior, la
accionante, además de la terminación de proceso civil, por cumplirse los requisitos
expuestos en la Ley 546 de 1999, solicita se suspenda la entrega del inmueble
adjudicado.
T- El Banco Av Villas le otorgó a los señores Héctor David Castañeda e Isabel Aldana de
1519609 Castañeda un crédito de $30.000.000 para la adquisición de vivienda, el 21 de enero de
1999 el Banco AV Villas inició en contra de los mencionado acción ejecutiva hipotecaria
por incumplimiento en el pago, después de aportada la reliquidación de que trata la Ley
546 de 1999, los demandados dentro del proceso civil, aquí accionantes, solicitaron la
suspensión y terminación del mismo. Empero, el 29 de septiembre de 2005, el juez civil
de conocimiento ordenó de oficio la terminación del proceso 6. La decisión descrita
con inmediata anterioridad fue apelada por el la parte demandante dentro del proceso
civil, correspondiendo su conocimiento como segunda instancia a la Sala Civil del
Tribunal Superior de Bogotá, la cual revocó la decisión del a quo. Por lo anterior, el
proceso civil sigue en curso.

4. FUENTES FORMALES PRINCIPALES Y SUBSIDIARIAS.

• Los accionantes solicitaron la protección a sus derechos fundamentales al debido


proceso, igualdad y vivienda digna.
• Los principios en conflicto que podemos encontrar son los principios de inmediatez y
celeridad por cuanto son necesarios para la procedencia de la acción de tutela.
• Los principios de economía procesal y celeridad consiste, principalmente, en
conseguir el mayor resultado con el mínimo de actividad de la administración de justicia.
Con la aplicación de este principio, se busca la celeridad en la solución de los litigios,
es decir, que se imparta pronta y cumplida justicia.
5. EL PROBLEMA JURÍDICO Y TESIS Y ARGUMENTOS DE LA
CORTE O TRIBUNAL PARA RESOLVER EL PROBLEMA
JURÍDICO.

De acuerdo al Banco de la República de Colombia, el sistema utilizado para calcular el


costo de algunos créditos de vivienda anteriormente era denominado como Unidad de
Poder Adquisitivo Constante (UPAC), en el cual se ajustaba el crédito teniendo en
cuenta los índices de inflación año tras año, haciendo más oneroso o costoso el crédito
inmobiliario otorgado; en el año de 1994 se pasó al Depósito a Término Fijo (DTF) sujeto
al sistema financiero en su comportamiento. La taza alcanzó niveles muy altos y los
créditos se volvieron insostenibles.

Con la ley 546 de 1999 se crearon mecanismos para salvaguardar los créditos y el
sistema financiero, y se pasó entonces a la Unidad de Valor Real (UVR) como la nueva
medida de ajuste. La Ley 546 de 1999 incluyó expresamente normas relativas al período
de transición para el paso del antiguo sistema de financiación en UPAC al nuevo
sistema de UVR

A pesar de ello, la norma determinaba en unas apartes situaciones que afectaban la


estabilidad adquisitiva de las hipotecas a favor de los beneficiarios de los créditos.

La mencionada ley fue objeto de control de constitucionalidad, en la sentencia C-955 de


26 de julio de 2000 la Corte Constitucional determinó la inconstitucionalidad de algunos
de sus apartes; para el caso el más relevante es el contenido en el parágrafo del artículo
42 de la mencionada:
“ARTICULO 42. ABONO A LOS CREDITOS QUE SE ENCUENTREN EN MORA.
<Apartes tachados INEXEQUIBLES> Los deudores hipotecarios que estuvieren en mora
al 31 de diciembre de 1999, podrán beneficiarse de los abonos previstos en el artículo 40,
siempre que el deudor manifieste por escrito a la entidad financiera su deseo de
acogerse a la reliquidación del crédito, dentro de los noventa (90) días siguientes a la
vigencia de la ley.

Cumplido lo anterior, la entidad financiera procederá a condonar los intereses de mora y


a reestructurar el crédito si fuere necesario. (…)

PARAGRAFO 3o. Los deudores cuyas obligaciones se encuentren vencidas y sobre las
cuales recaigan procesos judiciales que dentro de los noventa (90) días siguientes a la
entrada en vigencia de la presente ley decidan acogerse a la reliquidación de su crédito
hipotecario, tendrán derecho a solicitar suspensión de los mencionados procesos. Dicha
suspensión podrá otorgarse automáticamente por el juez respectivo. En caso de que el
deudor acuerde {dentro del plazo} la reliquidación de su obligación, de conformidad con
lo previsto en este artículo el proceso se dará por terminado y se procederá a su archivo
sin más trámite. Si dentro del año siguiente a la reestructuración del crédito el deudor
incurriere nuevamente en mora, los procesos se reiniciarán a solicitud de la entidad
financiera y con la sola demostración de la mora, en la etapa en que se encontraban al
momento de la suspensión, y previa actualización de su cuantía.”
En este marco normativo surge el núcleo fundamental de la
Sentencia SU 813 de 2013. En los procesos hipotecarios que se
adelantaban antes del 31 de diciembre de 1999, la norma bajo
control constitucional había ordenado la terminación de los procesos con la reliquidación
del crédito, pero los jueces no hacían aplicabilidad del precedente constitucional y no
daban por terminado los procesos sino que quedaban suspendidos como lo determinaba
la norma antes del control constitucional; muchas tutelas fueron interpuestas a nivel
nacional por considerar vulneración al debido proceso, igualdad y vivienda digna.

La Corte, ordena o fracciona la problemática en tres ejes: la violación al debido proceso,


igualdad y vivienda digna por la no terminación de los procesos ejecutivos hipotecarios
cumpliendo los requisitos del artículo 42 de la ley 546 de 1999, segundo: el efecto o la
situación de los saldos luego de liquidado el crédito y tercero, la terminación del proceso
ejecutivo hipotecario, que habiendo cumplido los requisitos del artículo 42 de la ley 546
de 1999, ya han sido rematados y adjudicados.

➢ Resolución del problema jurídico por la Corte Constitucional.

En el desarrollo jurisprudencial tenemos los siguientes apartes que nos iluminan los
conceptos claves tenidos en cuenta para la resolución del problema jurídico planteado:

A partir de la Sentencia C-955 de 2000, en donde se analizó la constitucionalidad del 42


de la ley 546 de 1999, el derecho a la terminación de estos procesos se encuentra
estrechamente vinculado con el derecho fundamental al debido proceso en conexidad
con el derecho a la vivienda digna. En virtud de lo anterior, cuando los jueces –de
primera o de segunda instancia– no protegen el derecho a la terminación de los
mencionados procesos, los deudores pueden acudir a la acción de tutela para solicitarla.

Sólo ante un nuevo incumplimiento del deudor, en las condiciones fijadas por la Ley 546
de 1999 mencionada, podía comenzar un nuevo proceso para el cobro ejecutivo de la
(nueva) obligación incumplida. En este sentido, el derecho a la terminación de los juicios
era un derecho procesal directamente vinculado con el derecho a conservar una
vivienda digna.

Si la decisión fue revocada por los Tribunales de segunda instancia la decisión de


segunda instancia, contra la cual no procede recurso alguno, retrocede en dicha
protección. En estos casos las personas afectadas no tenían recursos disponibles para
controvertir las decisiones de los tribunales y por lo tanto exigir mayor diligencia resulta
desproporcionado.

La Corte encuentra que la tutela sólo puede proceder si se interpone en cualquier


momento desde la decisión judicial de no dar por terminado el proceso hasta el registro
del auto aprobatorio del remate, es decir, hasta que se perfecciona la tradición del
dominio del bien en cabeza de un tercero cuyos derechos no pueden ser desconocidos
por el juez constitucional. En efecto, una vez realizado el registro, la persona ha perdido
su oportunidad de alegar en tutela pues ya existe un derecho consolidado en cabeza de
terceros de buena fe, que el juez constitucional no puede desconocer.
Para la Corte la decisión de los jueces de no dar por terminados
dichos procesos, es constitutiva de una vía de hecho por defecto
sustantivo

Al dictar la Corte la sentencia C-383 de 1999, se señaló que el sistema de financiación


de vivienda, de manera general, debía procurar la realización efectiva del derecho a la
vivienda digna. De esta manera y siguiendo un mandato constitucional, el Estado tiene
el deber de propender por la adquisición y la conservación de la vivienda de las familias
colombianas, mandato que le impone, de esta manera, el deber de establecer sistemas
de financiamiento a largo plazo en condiciones adecuadas y acordes a los postulados
constitucionales.

Es conocido como defecto sustantivo, que se presenta

i. Cuando el funcionario judicial deja de aplicar una disposición claramente


aplicable al caso concreto,
ii. Cuando la norma aplicada ha sido derogada o cuando la misma – o la
interpretación que de ella hace el funcionario judicial - ha sido declarada
inexequible,
iii. Cuando la norma aplicada es claramente inconstitucional y el funcionario se
abstuvo de aplicar la excepción de inconstitucionalidad,
iv. Cuando la norma es constitucional pero su aplicación al caso concreto resulta
inconstitucional, v. Cuando, a pesar de estar vigente y ser constitucional, no se
adecua a la circunstancia fáctica a la cual se aplicó, vi. Cuando la norma se
aplica al margen de las precisiones constitucionales formuladas en el precedente
constitucional.

➢ Resolución concreta a las preguntas del planteamiento del problema en la


sentencia SU 813 de 2013

1. ¿Hay vulneración de los derechos fundamentales al debido proceso, igualdad y vivienda


digna de unas personas que, por incumplimiento en el pago de unos créditos de
vivienda, fueron demandadas mediante acciones ejecutivas hipotecarias, antes del 31
de diciembre de 1999 y que, aún después de cumplir los requisitos establecidos en el
artículo 42 de la Ley 546 de 1999, no les han decretado la terminación de los
respectivos procesos ejecutivos?

R/Reliquidada la obligación hipotecaria, el camino a seguir es la terminación del


proceso, pues de esta forma lo establece la jurisprudencia y la misma Ley 546 de 1999
cuando dispone en el parágrafo 3 de su artículo 42 “…En caso de que el deudor acuerde
la reliquidación de su obligación, de conformidad con lo previsto en este artículo el
proceso se dará por terminado y se procederá a su archivo sin más trámite”. En efecto,
cumplidos todos los trámites previos, el juez en el proceso ejecutivo está en la
obligación de dar por terminado el proceso en cuestión, no como consecuencia de
la finalización normal de este tipo de proceso, sino por
ministerio de la ley que así lo dispuso2. Si no lo hace se
configura una vía de hecho

En conclusión, del desarrollo jurisprudencial antes citado se deduce que, para que el
juez civil deba dar por terminado el proceso ejecutivo hipotecario instaurado para el
cobro de créditos de vivienda en UPAC, es necesario que se haya iniciado antes del 31
de diciembre de 1999 y que la entidad acreedora haya aportado a él la reliquidación del
crédito.

Así las cosas, y agotadas las anteriores exposiciones, esta Sala concluye que habrá
lugar a la protección del derecho fundamental al debido proceso, y conexo a todos los
demás derechos constitucionales que resulten afectados, cuando los procesos
ejecutivos hipotecarios que estaban siendo adelantados con anterioridad al 31 de
diciembre de 1999 contra las personas que habían adquirido créditos de vivienda bajo el
sistema UPAC, no se declararon terminados por los jueces que conocían de ellos,
siempre que, igualmente, se satisfagan las causales de procedibilidad de la acción de
tutela anteriormente referenciadas.

2. ¿Qué pasa si después de aportada la reliquidación de que trata la Ley 546 de 1999,
quedan saldos o remanentes?

R/ Desde la sentencia C-955 de 26 de julio de 2000, por medio de la cual se adelantó el


control de constitucionalidad de la Ley 546 de 1999, la Corte indicó que la condición
para dar por terminados los procesos ejecutivos hipotecarios en trámite a 31 de
diciembre de 1999 era la reliquidación de la deuda. Pues, en este sentido, la ley
aplicable, no distinguió entre la hipótesis en la cual, luego de la reliquidación
quedaren saldos insolutos o aquella según la cual las partes no pudieran llegar a
un acuerdo respecto de la reestructuración del crédito.

3. ¿Debe darse por terminado un proceso ejecutivo hipotecario, cuando, a pesar de cumplir
con los requisitos de que habla la Ley 546 de 1999, el bien inmueble, objeto de la
demanda, ya fue rematado y adjudicado?

R/ La protección constitucional de amparo por la no terminación del proceso ejecutivo


hipotecario deberá prosperar sin importar la etapa procesal en la que se encuentre el
respectivo asunto civil, siempre y cuando, tal y como se advirtió con anterioridad, se
presente con anterioridad al registro del auto aprobatorio del remate y el bien no hubiere
sido adjudicado.

6. RELACIONAR LAS SENTENCIAS.

2
Sentencia T-357 de 2005.
1. Sentencia T-522/01 en el aparte a que hace mención sobre lo
siguiente: I)defecto orgánico, que se presenta cuando el funcionario
judicial que profirió la providencia impugnada, carece, absolutamente,
de competencia para ello; (ii) defecto procedimental absoluto, que se origina cuando el juez
actuó completamente al margen del procedimiento establecido o vulneró de manera definitiva
el debido proceso constitucional del actor; (iii) defecto fáctico, que surge cuando el juez
carece del apoyo probatorio que permita la aplicación del supuesto legal en el que se
sustenta la decisión o cuando deja de decretar o de valorar pruebas absolutamente
necesarias – imprescindibles y pertinentes - para adoptar la decisión de fondo; (iv) defecto
material o sustantivo, que surge cuando el juez decide con base en normas inexistentes o
inconstitucionales

2. Sentencias T-462/03; SU-1184/01; T-1625/00 y T-1031/01 en el sentido en que:


“cuando se presenta una evidente y grosera contradicción entre los fundamentos y la
decisión; cuando hay absoluta falta de motivación; o cuando la Corte Constitucional como
intérprete autorizado de la Constitución, establece, con carácter de precedente, el alcance de
un derecho fundamental y el juez ordinario, sin motivación suficiente, contraria dicha
decisión”

3. Sentencia T-327 de 1994: “Si se interpone la acción de tutela es porque hay un principio
de razón suficiente que lo justifica. No se instituyó este mecanismo como un medio de
sustitución, sino como un medio subsidiario – regla general-, o como mecanismo transitorio
para evitar un perjuicio irremediable, evento excepcional. Pero aún en este caso no se
sustituye la vía ordinaria, porque la tutela es transitoria, es decir, se acudiría a la vía ordinaria
de todas maneras

4. Sentencia C-701 de 2004, M.P. Rodrigo Uprimny Yepes, también la Sentencia T-381
de 2004, reiterada en Sentencia T-590 de 2006, M.P. Jaime Araújo Rentería: “El
presupuesto básico para la procedencia del amparo es la vulneración o la amenaza de
vulneración a un derecho fundamental y en ese sentido puede anotarse que las causales
genéricas de procedibilidad de la tutela contra decisiones judiciales deben estar
inescindiblemente relacionadas con la vulneración de derechos fundamentales, lo que implica
que para lograr el amparo constitucional, no basta acreditar la concurrencia de una de las
vulneraciones genéricas señaladas –que bien podrían ser subsanadas a través de los
mecanismos y recursos ordinarios-es necesario también, que tal defecto en la providencia
vulnere derechos fundamentales (Art. 86 C.P.)”

5. Sentencia SU-961 de 1999, M.P. Vladimiro Naranjo Mesa: “La razonabilidad de este
plazo está determinada por la finalidad misma de la tutela, que debe ser ponderada en cada
caso concreto. De acuerdo con los hechos, entonces, el juez está encargado de establecer
si la tutela se interpuso dentro de un tiempo prudencial y adecuado, de tal modo que no se
vulneren derechos de terceros. Si bien el término para interponer la acción de tutela no es
susceptible de establecerse de antemano de manera afirmativa, el juez está en la obligación
de verificar cuándo ésta no se ha interpuesto de manera razonable, impidiendo que se
convierta en factor de inseguridad, que de alguna forma afecte los derechos fundamentales
de terceros, o que desnaturalice la acción. En jurisprudencia
reiterada, la Corte ha determinado que la acción de tutela se
caracteriza por su ‘inmediatez’. (...) Si el elemento de la inmediatez es
consustancial a la protección que la acción brinda a los derechos de
los ciudadanos, ello implica que debe ejercerse de conformidad con tal naturaleza. Esta
condiciona su ejercicio a través de un deber correlativo: la interposición oportuna y justa de la
acción”

6. Sentencias SU-961 de 1999, T-173 y T-575 de 2002 y T-370 de 2005.

7. Sentencia T-1089 de 2005, M.P. Álvaro Tafur Gálvis: “evita el uso de este mecanismo
constitucional como herramienta supletiva de la propia negligencia o como elemento que
propicie la afectación injustificada de los derechos o intereses de terceros interesados”

8. Sentencia T-684 de 2003, M.P. Eduardo Montealegre Lynett y T-123 de 2007, M.P.
Álvaro Tafur Galvis. La jurisprudencia de esta Corporación ha indicado que para determinar
si el actor ha cumplido o no con el requisito de inmediatez, deben tenerse en cuenta, en cada
caso concreto

9. Sentencia T-1086 de 2005, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra. “El desconocimiento
del concepto de plazo razonable por parte del actor en sede de tutela, en atención a los
hechos relevantes de cada caso, implica a saber: i) que la inactividad del peticionario no se
encuentre válidamente justificada; ii) que se vulneren derechos de terceros o se
desnaturalice el amparo solicitado; y iii) que se configure un nexo causal suficiente entre los
dos requisitos anteriores.”

10. T-199 de 2005. Corte:“En efecto, dicho derecho fundamental – el derecho al debido proceso-
fue ostensiblemente vulnerado por las decisiones tanto del Juez de ejecución, como de la Sala Civil del
Tribunal Superior de Medellín, pues ellas desconocieron los efectos procesales resultantes de la
reliquidación del crédito, que consistían en la terminación del proceso y su archivo sin más trámites.
Con ello se apartaron infundadamente de lo dispuesto por la ley, concretamente de lo reglado
actualmente por el parágrafo 3° del artículo 42 de la Ley 546 de 1999, y de la jurisprudencia vertida al
respecto por esta Corporación, incurriendo en una vía de hecho por defecto sustantivo.
Efectivamente, la Corte ha venido explicando por qué este alejamiento injustificado del texto de la ley
y de los precedentes jurisprudenciales en materia constitucional se erige en una decisión caprichosa
que no puede ser tenida en cuenta como ajustada a derecho, sino más bien como una verdadera vía de
hecho. (...) Así pues, como lo dijera el magistrado disidente de la Sala Civil del h. Tribunal Superior de
Medellín, dentro del trámite del proceso ejecutivo ha debido tenerse en cuenta lo reglado por el
parágrafo 3° del artículo 42 de la Ley 546 de 1999, así como la jurisprudencia referente a la
terminación del proceso por reliquidación del crédito que dicha norma prescribe. Sin necesidad de
entrar a establecer si dicha liquidación se ajustaba a la ley, tan pronto la misma se produjo debió
haberse ordenado la terminación del proceso. Como no se procedió así, se incurrió en vía de hecho por
defecto sustantivo y en violación del derecho al debido proceso de los aquí demandantes
11. T- 357 de 2005 “Del desarrollo jurisprudencial antes citado se
deduce que para que el juez civil deba dar por terminado el proceso
ejecutivo hipotecario instaurado para el cobro de créditos de vivienda en UPAC es necesario
que se haya iniciado antes del 31 de Diciembre de 1999 y que la entidad acreedora haya
aportado a él la reliquidación del crédito. Así mismo, se infiere que no es necesario que el
ejecutado solicite al juez la terminación del proceso, ya que ésta se produce por ministerio
de la ley y por tanto aquel debe declararla….”

12. Sentencia T-108 de 2006, M.P. Jaime Araújo Rentería.


13. Sentencia C-955 de 2000
14. Sentencias T-199 de 2005, T-258 de 2005, T-282 de 2005 T-258 de 2005, y T-472 de
2005
15. Sentencias T-644 de 2003, T-911 de 2003 y T-1074 de 2003 entre otras
16. Sentencia T-535 de 2004
17. Sentencia T-378 de 1997

18. Sentencias de revisión de tutela: T-376, T-716, T-1074, T-1181, T-1226, T-1255 de
2005, y T-333, T-334, T-363, T-372, T-449, T-450, T-591, T-894A, y T-1086 del año
2006

8. VOTOS SEPARADOS:

1. MAGISTRADO JAIME ARAUJO RENTERIA:


“….. Por tanto, a mi juicio, en el caso en mención la decisión debía ser adoptada por
la Sala de Revisión pues, en razón de lo expuesto, no ameritaba que su
conocimiento fuera asumido por la Sala Plena. Adicionalmente, reiteré como lo había
observado en la Sala de Revisión, según constancia que obra al respecto, que la
solicitud de traer a la Sala Plena un caso de tutela debía hacerse antes de que se
realizara la respectiva sala de revisión y que al hacerla después se estaba violando
la ley. “
“…. Se quiere justificar esta sentencia con argumentos como la seguridad jurídica y
se trata de presentar como un avance, como un paso adelante, cuando en realidad
es un retroceso. Si tuviéramos que definirla en pocas palabras nos tocaría decir que
esta sentencia es “Un paso adelante y cinco atrás”. Si debiéramos utilizar una
metáfora zoológica, afirmaríamos que es una sentencia cangrejo, ya que camina
hacia atrás.
2. ACLARACIÓN DE VOTO A LA SENTENCIA SU-813 de 2007
“…En primer lugar, no estimé necesario reiterar lo que he sostenido en mis
salvamentos de voto a las sentencias de tutela de la Sala Primera de Revisión
porque en la presente sentencia no se reitera la posición de dicha Sala, o de
cualquiera otra. Por el contrario, la Sala Plena decidió adoptar una sentencia de
unificación de jurisprudencia, mediante la cual, en lugar de reiterar la jurisprudencia
de una u otra Sala de Revisión, prefirió armonizar las distintas
posiciones reflejadas en las sentencias de tutela previamente
proferidas por varias de estas Salas. Adicionalmente estimo
que se avanza en la construcción de una orientación compartida por casi todos los
magistrados con un alcance mayor para proteger el derecho al debido proceso en
conexidad con el derecho a la vivienda digna.”
3. ACLARACIÓN DE VOTO A LA SENTENCIA SU-813 de 2007
“…… los magistrados firmantes nos permitimos aclarar que, a juicio de la mayoría de
la Corte, la ratio decidendi de la sentencia se encuentra consignada en el apartado 4
de dicha providencia, in titulado causales de procedibilidad de la tutela contra
providencias judiciales y aplicación de la doctrina constitucional al caso concreto.
Efectos de la sentencia. En ese apartado se concilian las distintas posiciones de las
salas de revisión con el fin de unificar la jurisprudencia y proteger en mayor grado el
debido proceso en conexidad con el derecho a la vivienda digna.
En este sentido, el apartado 5, in titulado La obligación de terminar los procesos
ejecutivos con título hipotecario basados en un crédito upac que se encontraban en
curso el 31 de diciembre de 1999. Reiteración de jurisprudencia, refleja la opinión del
magistrado ponente y no las razones de la decisión.”

9. CONCLUSION

Después de realizar el análisis de la sentencia SU 813 del 2007, concluimos que la


Corte Constitucional con la resolución de esta decisión unificada, adopta la decisión
con “efectos generales” de dar por terminados todos los procesos ejecutivos en
curso, que fueron iniciados antes del 31 de diciembre de 1999, que se refieran a
créditos de vivienda, y en los cuales se haya registrado el auto aprobatorio del
remate o adjudicación del inmueble, así como para dichos casos cabe la protección
constitucional para que se dé la terminación del proceso ejecutivo hipotecario
siempre que se cumplan con los requisitos tales como:

1. Que el afectado haya sido diligente en su actuación procesal.


2. Que la acción de tutela haya sido presentada de manera oportuna, antes que se
hubiere registrado el auto probatorio del remate o adjudicación del inmueble.

Esto en ocasión de estar estrechamente ligado a la terminación de los procesos que


afecten el derecho fundamental al debido procesos en conexidad con el derecho a la
vivienda digna y como consecuencia de ello, si los jueces de primera o segunda
instancia no protegen el derecho a la terminación de los mencionados procesos,
generan en los deudores la facultad de acudir a la acción de tutela como mecanismo
excepcional y subsidiario de defensa de los derechos fundamentales.

Podríamos tener como segunda conclusión que esta sentencia de unificación hace
un verdadero estudio sobre la procedencia de la tutela contra providencias judiciales
y la verdadera aplicación de la doctrina constitucional para resolver los casos
concretos, por ser el pilar fundamental de la motivación y
posterior toma de decisión de este fallo.

Por ejemplo, la corte hace un estudio general de los requisitos


de procedibilidad de la acción de tutela contra decisiones judiciales, recordando
causales generales y específicas de procedibilidad de la acción, donde las primeras
tienden a garantizar que no exista abuso en el derecho de acción, así como los
deberes mínimos procesales de las partes (deber de lealtad, diligencia, entre otros)
en pro de la constitucionalización del derecho legislado como efecto fundamental de
la tutela contra providencias judiciales y las segundas, destinadas a evitar que los
jueces constitucionales usurpen las facultades de los jueces ordinarios.
(Interpretación del derecho legislado y valoración de las pruebas).

Otro ejemplo de ello, es que la corte aplica conceptos generales para tomar partido
decidir cuáles son los presupuestos específicos para que proceda la tutela en
aquellos casos en que los deudores desean interponer la acción de tutela frente a
aquellos operadores judiciales que no decretaron la terminación de los procesos.

Finalmente, hay que resaltar que la sentencia, exhorta al Congreso de la República y


al Gobierno Nacional para que en cumplimiento de la constitución ejerzan funciones
dirigidas a satisfacer el derecho a la vivienda digna, a través de planes de interés
social y acceso equitativo de financiación a largo plazo, actualización de la
información en los bancos de datos de las entidades financieras, así como la
redefinición de líneas de crédito con intereses y plazos adecuados razonables para
los deudores, ordenando que aquellas políticas de vivienda que se adopten tengan
prevalencia en las personas que perdieron su vivienda como efecto del
incumplimiento de la ley 546 de 1999.

Pero, no es menos cierto, que esta sentencia puede tener una suerte de desaciertos,
entre los cuáles está que existe un prejuicio hacia los acreedores hipotecarios y a los
terceros de buena fe, que libre y espontáneamente solicitaron la adjudicación del
bien para cancelar la obligación por cuenta del crédito, o que compraron mediante
subaste el inmueble objeto de venta forzada.

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