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Informe de Nosología Clínica I

María Grazia Iregui (A00021996)

Paula León (A00053665)

Escuela de Psicología y Educación

Universidad de las Américas

Psicología Clínica

Prácticas y Observación Clínica II

Eduardo Granja

08 de abril, 2022
DEPRESIÓN

Estudio de psicopatología

En el año 2015, según la OMS el número total de personas con depresión alrededor

del mundo superaba los 300 millones encontrando casi el mismo número de personas con

algún tipo de trastorno ansioso debido a la comorbilidad de ambas psicopatologías (OMS,

2018). En datos más recientes se encuentra que un 3,8% de la población mundial tiene

depresión siendo una de las primeras causas de discapacidad a nivel mundial (OMS,2021).

Hasta el año 2021, se encontró que 700 000 personas se suicidan cada año siendo esta la

segunda causa de muerte en un grupo etario de 15 a 29 años (OMS,2021). Además del

suicidio, las conductas autolíticas y la ideación suicida también son frecuentes en personas

que sufren depresión (Libro blanco, 2020). A raíz de la pandemia por COVID-19 la OPS

indica que la prevalencia mundial de los trastornos ansiosos y depresivos aumento un 25%

(OPS, 2022). Las estadísticas posicionan a la depresión como un problema de salud pública e

indican la relevancia de la intervención interdisciplinaria respecto a la misma. Sin embargo y

a pesar de este reconocimiento y de los avances en la ciencia de la psicología que han

permitido la existencia de tratamientos eficaces contra la depresión únicamente el 15% de las

personas afectadas por esta patología tienen acceso a algún tipo de tratamiento (OMS,2021).

De esta manera también se ha podido encontrar que el Ecuador ocupa el décimo primer

puesto de prevalencia de depresión en América Latina con un 4,6% y se estima que para el

año 2050 dicha prevalencia incrementará un 22% (Erazo y Fors, 2018).

La prevalencia de la depresión en adultos mayores ha incrementado en los últimos

años, siendo este el grupo etario con más predisposición a desarrollar trastornos depresivos.

Las estadísticas indican que el 5,7 de los adultos mayores a 60 años padece un trastorno

depresivo (OMS,2021). La depresión afecta a hombres y mujeres, sin embargo, en el Ecuador


las mujeres presentan mayor índice de depresión que los hombres. Según los últimos datos

obtenidos por el INEC en el 2015 y respecto a la incidencia se encontraron 50379 personas

con diagnostico presuntivo y definitivo por depresión de las cuales 36631 corresponden a

mujeres y 13748 a hombres.

Es importante destacar que hasta finales del siglo XIX era mejor conocido como

“melancolía” o “trastorno depresivo” englobando de esta manera un amplio grupo de cuadros

clínicos que incluían desde trastornos adaptativos leves con sintomatología depresiva hasta

trastornos afectivos incapacitantes y severos dificultando de esta manera su delimitación.

Posteriormente los síndromes depresivos fueron categorizados dentro de las psicosis

maniacodepresivas y posteriormente se diferenciaron las formas bipolares y unipolares

(Terrazas, et al., 2011). En el DSM-III la clasificación de las depresiones unipolares se

dividían en patologías biológico-constitucionales (melancolía) y de naturaleza psicosocial

(neuróticas, psicógenas, etc), en lo que fue denominado modelo nosológico categorial

binario. En una nueva edición del DSM-III la categorización de los trastornos depresivos se

centró en la depresión mayor dejando de lado el diagnóstico de melancolía hasta que el mimo

fue descartado por completo en las próximas ediciones del DSM (Terrazas, et al., 2011).

Posteriormente y hasta la actualidad tanto en el DSM-IV como en el CIE-10 los trastornos

depresivos son clasificados en función de su gravedad, sintomatología y duración del cuadro.

Criterios diagnósticos

La clasificación de los trastornos depresivos se divide en (DSM-V, 2014):

1. Desregulación disruptiva del estado de ánimo.

2. Trastorno de depresivo mayor (incluye el episodio depresivo mayor)

3. Trastorno depresivo persistente o distimia

4. Trastorno disfórico premenstrual


5. Trastorno depresivo inducido por una sustancia o medicamento

6. Trastorno depresivo debido a una afección médica

7. Otros trastornos depresivos (especificado y no especificado)

El estado de ánimo deprimido (triste, vacío o irritable) acompañado de sintomatología

física y cambios cognitivos que afectan de forma significativa el funcionamiento del

individuo es el rasgo que tienen en común todos los trastornos depresivos. El diagnostico

diferencial se realiza según la duración de la sintomatología, su presentación temporal y

etiología (DSM-V, 2014).

Desregulación disruptiva del estado de ánimo

El trastorno de desregulación disruptiva del estado de ánimo está presente en niños y

adolescentes. No puede ser diagnosticado en adultos y se manifiesta como una irritabilidad

crónica, grave y persistente. Las manifestaciones clínicas de este trastorno se observan en

accesos de cólera frecuentes y estado de ánimo persistentemente irritable o de enfado crónico

entre los accesos de cólera.

A. Accesos de cólera graves y recurrentes que se manifiestan verbalmente

(p. ej., rabietas verbales) y/o con el comportamiento (p. ej., agresión física a personas

o propiedades) cuya intensidad o duración son desproporcionadas a la situación o

provocación.

B. Los accesos de cólera no concuerdan con el grado de desarrollo.

C. Los accesos de cólera se producen, en término medio, tres o más veces

por semana.

D. El estado de ánimo entre los accesos de cólera es persistentemente

irritable o irascible la mayor parte del día, casi todos los días, y es observable por

parte de otras personas (p. ej., padres, maestros, compañeros).


E. Los Criterios A-D han estado presentes durante 12 o más meses. En

todo este tiempo, el individuo no ha tenido un período que durara tres o más meses

consecutivos sin todos los síntomas de los Criterios A-D.

F. Los Criterios A y D están presentes al menos en dos de tres contextos

(es decir, en casa, en la escuela, con los compañeros) y son graves al menos en uno de

ellos.

G. El primer diagnóstico no se debe hacer antes de los 6 años o después de

los 18 años.

H. Por la historia o la observación, los Criterios A-E comienzan antes de

los 10 años.

I. Nunca ha habido un período bien definido de más de un día durante el

cual se hayan cumplido todos los criterios sintomáticos, excepto la duración, para un

episodio maníaco o hipomaníaco.

J. Los comportamientos no se producen exclusivamente durante un

episodio de trastorno de depresión mayor y no se explican mejor por otro trastorno

mental (p. ej., trastorno del espectro autista, trastorno por estrés postraumático,

trastorno por ansiedad de separación, trastorno depresivo persistente [distimia]).

K. Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una

sustancia o de otra afección médica o neurológica.

Trastorno depresivo mayor

Los criterios diagnósticos de la depresión mayor deben estar presentes la mayoría de

los días (a excepción de los cambios de peso e ideación suicida) para ser tomados en

consideración. En una alta proporción de casos se encuentra fatiga y problemas del sueño. El

rasgo central del estado depresivo mayor es su temporalidad de al menos dos semanas de

sintomatología (criterio A).


A. Cinco (o más) de los síntomas siguientes han estado presentes durante

el mismo período de dos semanas y representan un cambio del funcionamiento previo;

al menos uno de los síntomas es (1) estado de ánimo deprimido o (2) pérdida de

interés o de placer.

1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días,

según se desprende de la información subjetiva (p. ej., se siente triste, vacío, sin

esperanza) o de la observación por parte de otras personas (p. ej., se le ve lloroso).

2. Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas

las actividades la mayor parte del día, casi todos los días (como se desprende de la

información subjetiva o de la observación).

3. Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso (p. ej.,

modificación de más de un 5% del peso corporal en un mes) o disminución o aumento

del apetito casi todos los días.

4. Insomnio o hipersomnia casi todos los días.

5. Agitación o retraso psicomotor casi todos los días (observable por parte

de otros, no simplemente la sensación subjetiva de inquietud o de enlentecimiento).

6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días.

7. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada (que

puede ser delirante) casi todos los días (no simplemente el autorreproche o culpa por

estar enfermo).

8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar

decisiones, casi todos los días (a partir de la información subjetiva o de la observación

por parte de otras personas).


9. Pensamientos de muerte recurrentes (no sólo miedo a morir), ideas

suicidas recurrentes sin un plan determinado, intento de suicidio o un plan específico

para llevarlo a cabo.

B. Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en

lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

C. El episodio no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una

sustancia o de otra afección médica.

D. El episodio de depresión mayor no se explica mejor por un trastorno

esquizoafectivo, esquizofrenia, un trastorno esquizofreniforme, un trastorno delirante,

u otro trastorno especificado o no especificado del espectro de la esquizofrenia y otros

trastornos psicóticos.

E. Nunca ha habido un episodio maníaco o hipomaníaco.

Distimia

El rasgo central de la distimia se basa en la presencia de estado de ánimo deprimido la

mayor parte del día, casi todos los días durante al menos dos años. En su mayoría los

pacientes con distimia describen haber sido “siempre así”, en especial aquellos con un inicio

temprano.

A. Estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, presente

más días que los que está ausente, según se desprende de la información subjetiva o

de la observación por parte de otras personas, durante un mínimo de dos años.

B. Presencia, durante la depresión, de dos (o más) de los síntomas

siguientes:

1. Poco apetito o sobrealimentación.

2. Insomnio o hipersomnia.
3. Poca energía o fatiga.

4. Baja autoestima.

5. Falta de concentración o dificultad para tomar decisiones.

6. Sentimientos de desesperanza.

C. Durante el período de dos años (un año en niños y adolescentes) de la

alteración, el individuo nunca ha estado sin los síntomas de los Criterios A y B

durante más de dos meses seguidos.

D. Los criterios para un trastorno de depresión mayor pueden estar

continuamente presentes durante dos años.

E. Nunca ha habido un episodio maníaco o un episodio hipomaníaco, y

nunca se han cumplido los criterios para el trastorno ciclotímico.

F. La alteración no se explica mejor por un trastorno esquizoafectivo

persistente, esquizofrenia, un trastorno delirante, u otro trastorno especificado o no

especificado del espectro de la esquizofrenia y otro trastorno psicótico.

G. Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una

sustancia (p. ej., una droga, un medicamento) o a otra afección médica (p. ej.,

hipotiroidismo).

H. Los síntomas causan malestar clínicamente significativo o deterioro en

lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Trastorno disfórico premenstrual

Las características esenciales del trastorno disfórico premenstrual son la disforia,

labilidad afectiva y síntomas ansiosos presentes durante la fase premenstrual y remiten

cuando inicia la menstruación o poco después. Los síntomas físicos y conductuales deben
haber aparecido en la mayoría de los ciclos menstruales durante el último año afectando

negativamente el funcionamiento laboral o social.

A. En la mayoría de los ciclos menstruales, al menos cinco síntomas han

de estar presentes en la última semana antes del inicio de la menstruación, empezar a

mejorar unos días después del inicio de la menstruación y hacerse mínimos o

desaparecer en la semana después de la menstruación.

B. Uno (o más) de los síntomas siguientes han de estar presentes:

1. Labilidad afectiva intensa (p. ej., cambios de humor, de repente está triste o llorosa,

o aumento de la sensibilidad al rechazo).

2. Irritabilidad intensa, o enfado, o aumento de los conflictos interpersonales.

3. Estado de ánimo intensamente deprimido, sentimiento de desesperanza o ideas de

autodesprecio.

4. Ansiedad, tensión y/o sensación intensa de estar excitada o con los nervios de

punta.

C. Uno (o más) de los síntomas siguientes también han de estar presentes,

hasta llegar a un total de cinco síntomas cuando se combinan con los síntomas del

Criterio B.

1. Disminución del interés por las actividades habituales (p. ej., trabajo, escuela,

amigos, aficiones).

2. Dificultad subjetiva de concentración.

3. Letargo, fatigabilidad fácil o intensa falta de energía.


4. Cambio importante del apetito, sobrealimentación o anhelo de alimentos

específicos.

5. Hipersomnia o insomnio.

6. Sensación de estar agobiada o sin control.

7. Síntomas físicos como dolor o tumefacción mamaria, dolor articular o muscular,

sensación de "hinchazón" o aumento de peso.

D. Los síntomas se asocian a malestar clínicamente significativo o

interferencia en el trabajo, la escuela, las actividades sociales habituales o la relación

con otras personas (p. ej., evitación de actividades sociales; disminución de la

productividad y la eficiencia en el trabajo, la escuela o en casa).

E. La alteración no es simplemente una exacerbación de los síntomas de otro

trastorno, como el trastorno de depresión mayor, el trastorno de pánico, el trastorno

depresivo persistente (distimia) o un trastorno de la personalidad (aunque puede

coexistir con cualquiera de estos).

F. El Criterio A se ha de confirmar mediante evaluaciones diarias prospectivas

durante al menos dos ciclos sintomáticos.

G. Los síntomas no se pueden atribuir a los efectos fisiológicos de una

sustancia (p. ej., una droga, un medicamento, otro tratamiento) o a otra afección

médica (p. ej., hipertiroidismo).

Trastorno depresivo inducido por una sustancia o medicamento

A. Alteración importante y persistente del estado de ánimo que predomina en el

cuadro clínico y que se caracteriza por estado de ánimo deprimido, disminución notable del

interés o placer por todas o casi todas las actividades.


B. Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o los análisis de

laboratorio de (1) y (2):

1. Síntomas del Criterio A desarrollados durante o poco después de la intoxicación o

abstinencia de una sustancia o después de la exposición a un medicamento.

2. La sustancia/medicamento implicado puede producir los síntomas del Criterio A.

C. El trastorno no se explica mejor por un trastorno depresivo no inducido por una

sustancia/medicamento. La evidencia de un trastorno depresivo independiente puede incluir

lo siguiente:

Los síntomas fueron anteriores al inicio del uso de la sustancia/medicamento; los

síntomas persisten durante un período importante (p. ej., aproximadamente un mes) después

del cese de la abstinencia aguda o la intoxicación grave; o existen otras pruebas que sugieren

la existencia de un trastorno depresivo independiente no inducido por

sustancias/medicamentos (p. ej., antecedentes de episodios recurrentes no relacionados con

sustancias/medicamentos).

D. El trastorno no se produce exclusivamente durante el curso de un delirium.

E. El trastorno causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,

laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Trastorno depresivo debido a una afección médica

A. Un período importante y persistente de estado de ánimo deprimido o una

disminución notable del interés o placer por todas o casi todas las actividades predomina en

el cuadro clínico.
B. Existen pruebas a partir de la historia clínica, la exploración física o los análisis de

laboratorio de que el trastorno es la consecuencia fisiopatológica directa de otra afección

médica.

C. La alteración no se explica mejor por otro trastorno mental (p. ej., trastorno de

adaptación, con estado de ánimo deprimido, en el que el factor de estrés es una afección

médica grave). D. El trastorno no se produce exclusivamente durante el curso de un delirium.

E. El trastorno causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social,

laboral u otras áreas importantes del funcionamiento.

Otros trastornos depresivos

Especificados

En esta categoría se encuentran los cuadros en los que predominan los síntomas

característicos de un trastorno depresivo que causan malestar clínicamente significativo o

deterioro en alguna o varias áreas de funcionamiento, pero no cumplen todos los criterios de

ninguno de los trastornos descritos anteriormente.

No especificados

En esta categoría se encuentran los cuadros con las mismas características que otros

trastornos depresivos especificados, pero con la diferencia de que el clínico opta por no

especificar el motivo de incumplimiento de los criterios de un trastorno depresivo específico,

e incluye presentaciones en las que no existe suficiente información para hacer un

diagnóstico más específico.

Toda la información expuesta en este apartado del escrito ha sido tomada del Manual

Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales DSM-V, 2014.


Factores de Riesgo:

Algunos de los factores de riesgo según los datos recolectados de la SOM en el año

2022 que pueden influir, afectar en el trastorno depresivo son:

 Sexo: Es más frecuente entre las mujeres de edades entre los 12 y los

55 años, sin diferencias fuera de este intervalo de edad.

 Edad: Es más habitual en personas de entre 18 y 44 años. Según la

edad existen diferencias respecto a los síntomas más habituales. Por ejemplo, en los

niños son más frecuentes las quejas físicas (dolor de cabeza, dolor abdominal), la

irritabilidad y el aislamiento social, mientras que en los adolescentes se asocia a

trastornos de conducta, trastornos de la conducta alimentaria y abuso de sustancias.

En personas mayores suelen ser frecuentes las quejas físicas y los síntomas cognitivos

(sensación de pérdida de memoria, falta de atención y concentración).

 Estado civil: Es más frecuente en personas con un estado civil de

soltería, separación o divorcio.

 Consumo de sustancias: El consumo de sustancias tóxicas como el

alcohol, incluso en cantidades moderadas, es un factor de riesgo.

 Comorbilidad: Padecer otros trastornos mentales puede predisponer

también a la depresión, como los trastornos de ansiedad. Por otro lado, las

enfermedades físicas, como la migraña, las enfermedades cardíacas, la diabetes, los

problemas tiroideos y otras enfermedades endocrinas, pueden aumentar el riesgo de

depresión.

 Factores sociales: Vivir situaciones estresantes crónicas, la falta de

recursos económicos y de apoyo familiar o estar en situación de desempleo. Las

personas de grupos socioeconómicos más desfavorecidos tienen mayor riesgo de

depresión.
 Factores psicológicos y acontecimientos adversos: Haber sufrido

experiencias traumáticas durante la infancia puede predisponer a algunos trastornos

mentales, entre ellos, la depresión. Los acontecimientos vitales adversos, como los

problemas familiares, de pareja o en el trabajo, aunque no se consideran necesarios ni

suficientes para provocar una depresión como tal, cuando se suman y se mantienen en

el tiempo, pueden generar estrés y ansiedad, y llegar a afectar al estado de ánimo.

Determinados rasgos de personalidad, así como la tendencia a tener pensamientos

negativos, también pueden constituir un factor de riesgo.

 Factores genéticos: Los familiares de primer grado de pacientes con

trastorno depresivo mayor tienen el doble de posibilidades de presentar depresión que

la población general. Esta proporción también es importante en los de segundo grado.

Reactivos psicológicos

Inventario de depresión de Beck (BDI):

Lleva su nombre debido a su creador, el psiquiatra Aaron T. Beck, en compañía de

psiquiatras como Meldenson y Ward, en 1961, es decir hace 61 años. Es considerado una

herramienta certera para el diagnóstico de depresión. En 1971 el test fue revisado por el

Centro de Terapia Cognitiva en la universidad de Pennsylavania, dando paso a una segunda

versión, llamada BDI-IA, la cual fue revisada en 1980, dando como resultado BDI-II, el cual

es el test que se utiliza en la actualidad (Rueda Jaimes. 2016).

Se realizo un estudio en Colombia a 244 pacientes, en un rango de edad de 13-30 años,

con el objetivo de medir la validez del Cuestionario de Beck, en un contexto latinoamericano,

esta investigación presenta unas dimensiones similares a la versión original, con adecuada

confiabilidad y moderada validez, tanto concurrente como predictiva (Rueda, et al 2016)


Es un test compuesto de 21 reactivos los cuales a su vez están conformados por 4

situaciones, las cuales tienen una valoración de 4 puntos, de 0-3 siendo 0 el valor mínimo y 3

el valor máximo, y deben ser respondidos según se identifique el paciente, teniendo como

resultado un mínimo de 0 o un máximo de 63 puntos. Es un test auto aplicable, sin embargo,

se recomienda que sea avalado y verificado por un profesional, y tiene como objetivo

determinar la situación anímica de la persona, y facilita o corrobora los diagnósticos de

depresión.

BDI tiene versiones que pueden ser aplicadas desde los 13 años, esto se debe a la

necesidad de comprensión por parte del evaluado de las preguntas y/o diferentes reactivos,

esto permitirá que un mayor asertividad en las respuestas otorgadas. La aplicación de BDI se

basa en la correcta lectura de las situaciones planteadas y las respuestas deben ser lo más

sinceras posibles, de acuerdo a la identificación de su estado de ánimos durante las últimas

semanas, incluyendo el día en el que se toma el test. A su vez el paciente debe marcar los

enunciados con lo que sienta mayor identificación con un círculo, puede elegir más de un

enunciado. Tiene una duración de aproximadamente 10 minutos y las situaciones planteadas

incluyen emociones como la fatiga, ira, desanimo, desesperanza y/o cambios en los hábitos

sexuales y estilo de vida (Ros 2022).

El análisis de los resultados del test debe ser basado en la respuesta que se obtiene del

paciente ya que está da el puntaje para la suma del resultado final. En el caso de que el

paciente haya elegido más de un enunciado por reactivo, se sumara el que tenga mayor

puntaje. Se considera que, si el paciente obtiene un resultado superior o igual a 18 puntos,

tiene depresión, sin embargo, se considera que este diagnóstico debe ser acompañado de

diferentes tipos de evaluación.


Escala de depresión de Hamilton:

Fue diseñada por Max Hamilton en 1960, su nombre es dado debido a su creador,

tiene como objetivo detectar la gravedad de los síntomas depresivos en pacientes con

diagnósticos previos, de igual forma detecta la existencia de cambios en el estado anímico a

lo largo del tiempo, así como la valoración de los posibles tratamientos sobre cada uno de los

componentes evaluados y detecta posibles recaídas. Es decir que el test de Hamilton no está

diseñado para realizar la detección o el diagnostico. A pesar de esto es considerada utiel para

evaluar la presencia de síntomas depresivos en diferentes diagnósticos (Psicología y mente,

2022).

El test de Hamilton tiene como ventaja que evalúa elementos no cognitivos, además

de ser apta para personas analfabetas o con diferentes alteraciones a nivel cognitivo, no

obstante, atribuye un peso muy alto a aspectos somáticos que pueden ser confundidos con

problemas médicos independientes.

Este instrumento cuenta con 22 reactivos, los cuales son evaluados con una puntación

de 0-4, siendo 0 el menor puntaje y 4 el mayor. Cada reactivo evalúa diferentes síntomas de

la depresión, como sentimientos de culpa, suicido, agitación, síntomas genitales o

hipocondría. Los factores que se plantean son la valoración de ansiedad somática, peso,

alteración cognitiva, variación diurna o afectación en actividades cotidianas, y alteraciones de

sueño. No obstante, no todos los factores tienen la misma importancia, y puede ser

complementada atreves de la indagación a personas externas, del entorno del paciente

(Neurosurgery Psychiatry, 1960).

La interpretación de esta prueba es relativamente sencilla. La puntuación total oscila

entre los 0 y los 52 puntos (siendo ésta la puntuación máxima), teniendo la mayoría de los
ítems cinco posibles respuestas (del 0 al 4) con la excepción de algunos elementos con menor

ponderación (los cuales van del 0 al 2) (Psicología y mente, 2022).

Dicha puntuación total tiene diferentes puntos de corte, considerándose de 0-7 que el

sujeto no presenta depresión, que una puntuación de 8-13 supone la existencia de una

depresión ligera, de 14-18 una depresión moderada, de 91 a 22 una severa y de más de 23

muy severa y con riesgo de suicidio. A la hora de valorar no la gravedad de la depresión sino

la existencia de cambios debidos a diferentes aspectos, entre ellos un posible tratamiento, se

ha de tener en cuenta que se considera que ha habido una respuesta a este si se da una

disminución de al menos el 50% de la puntuación inicial, y una remisión con puntuaciones

menores a 7 (Psicología y mente, 2022).


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,La%20pandemia%20por%20COVID%2D19%20provoca%20un%20aumento%20del

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