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La explosión del cámbrico es uno de los eventos de diversificación de ramas evolutivas más
grandes en la historia del planeta y fueron necesarios cambios en algunos factores geológicos,
ambientales y biológicos para que se diera la explosión. Dentro de los eventos geológicos,
tenemos la formación de los supercontinentes: Gondwana, Laurentia, Baltica y Siberia, que son
resultado del movimiento de las placas tectónicas. Durante el Precámbrico, el CO2 en la atmósfera
disminuyó, mientras que su contenido en el mar se incrementó, generando una temperatura global
baja, este proceso dio lugar a la “Tierra bola de nieve”. El resultado de estas condiciones
ambientales fue una circulación oceánica fuerte generada por las diferencias de temperatura en el
Ecuador con respecto a los polos. Una consecuencia de ello es que el suplemento de nutrientes,
como el fosfato y el nitrógeno, se depositó sobre los márgenes continentales, además de
producirse una intensa producción de plancton. La fauna del yacimiento del esquisto de Burgess o
“Burgess Shale” es el nombre con el cual se conoce a todos los fósiles encontrados en depósitos
sedimentarios del Cámbrico en British Columbia, Canadá, por Charles Doolittle Walcott en 1909. La
edad de los fósiles descubiertos oscila entre los 505 – 510 millones de años. Estos depósitos
fosilíferos se distinguen por haber permitido una preservación excepcional de muchos organismos
con partes blandas. Entre los fósiles encontrados se pueden distinguir los representantes más
antiguos de muchos de los filos actuales y algunos filos que se extinguieron.
Un fósil de especial importancia es Pikaia gracilens, el cual se considera el cordado más basal
encontrado hasta ahora. Este es un organismo particular, su cabeza es pequeña, bilobulada y
posee dos tentáculos delgados. No hay evidencia de ojos. En la parte dorsal tiene una cavidad
cuya función no ha sido definida. Debajo de este órgano dorsal existe una delgada línea de tejido
que se interpreta como el cordón nervioso o la notocorda, un carácter presente en todos los
cordados. También posee miómeros o tejidos musculares. Estas dos últimas características han
permitido denominarlo un cordado. Ciertas características de Pikaia como el órgano dorsal lo
podrían relacionar más con los cefalocordados. Pikaia es la evidencia de que el linaje de los
cordados no apareció sino hasta el Cámbrico debido a que no hay registro de cordados en
depósitos más antiguos. Es uno de los fósiles más importantes para entender el origen del linaje
que contiene a los humanos y es interesante pensar que si este animal está realmente en la base
de los cordados su supervivencia en ese momento permitió, tras una serie de eventos evolutivos,
que apareciéramos en este planeta.