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Apocalipsis 22

Epílogo:

“Amén: sí, ven, Señor Jesús”


Nadie necesita ser engañado si hace de la palabra de Dios su estudio. Cuán
poco es estudiado el libro de Apocalipsis. Es un misterio escondido para el
mundo religioso; y ¿por qué? Porque los eventos no placenteros para su con-
sideración, están tan fielmente delineados por la pluma profética; y la gente
que en alguna forma está perturbada sobre el asunto, es tranquilizada con la
declaración de su pastor diciendo que el Apocalipsis no puede ser entendido.
Pero especialmente concierne a nosotros que vivimos en estos últimos días.
“Bienaventurado el que lee y oye las palabras de esta profecía, y guarda las
cosas allí escritas; pues el tiempo está cerca.” Léase el último capítulo de
Apocalipsis cuidadosamente y con oración. ¡Qué significado existe en las
declaraciones de este capítulo. “Yo soy el Alfa y el Omega, el comienzo y el
fin, el primero y el último.” “Bienaventurados los que guardan sus manda-
mientos, para que tengan derecho al árbol de la vida, y puedan entrar por las
puertas de la ciudad. “Yo Jesús he enviado mis ángeles a testificar a ustedes de
estas cosas en las iglesias. Yo soy la raíz y pimpollo de David, y la luciente
estrella de la mañana.” ---(1888 Materials, páginas 1489-1490)

“Tengo algo que decir a los jóvenes que han estado enseñando la verdad.
Predicad la Palabra. Puede ser que tengáis mentes inventivas. Puede ser que,
seáis expertos, tal como los maestros judíos, en formular nuevas teorías; pero
Cristo dijo de ellos: "En vano me honran, enseñando como doctrinas,
mandamientos de hombres" (Mat. 15: 9). Ellos presentaban a la gente
tradiciones, hipótesis y fábulas de esta clase. Las formas y las ceremonias que
imponían hacían sencillamente imposible que la gente supiera si estaban
guardando la Palabra de Dios o siguiendo las tradiciones humanas.
Satanás experimenta un enorme placer cuando puede confundir las
mentes en esta forma. No prediquen los ministros sus propias hipótesis.
Investiguen ellos fervorosamente las Escrituras comprendiendo
solemnemente que si enseñan como doctrinas las cosas que no están
contenidas en la Palabra de Dios, serán como los que han sido descriptos
en el último capítulo del Apocalipsis.” Ev 159. (Und. MS 111)

Versículo 1. ---“Después el ángel me mostró el río del agua de la vida,


luciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero.”

§ 7CBA 999. ---Cristo, el Maestro celestial, guiará a su pueblo al árbol


de la vida que crece a cada lado del río de la vida, y explicará a los suyos
las verdades que no podían entender en esta vida. En aquella vida futura
su pueblo obtendrá la educación superior en su plenitud. A los que entren
en la ciudad de Dios se les colocará sobre sus cabezas coronas de oro. Será
una escena de gozo que ninguno de nosotros puede permitirse perder.
Echaremos nuestras coronas a los pies de Jesús, y vez tras vez le daremos
gloria y alabaremos su santo nombre. Los ángeles se unirán en los cantos de
triunfo. Tocando sus arpas de oro llenarán todo el cielo con dulce música y
cantos al Cordero (MS 31, 1909)

1MS 307. ---Entre los redimidos, habrá algunos que se habrán aferrado de
Cristo en las últimas horas de su vida, y se darán instrucciones en el cielo a los
que, cuando murieron, no entendían perfectamente el plan de salvación. Cristo
guiará a los redimidos hasta el río de la vida, y les explicará lo que en esta
tierra no pudieron entender (Manuscrito 150, sin fecha).

CM 200. ---Maestros, dedicaos a la obra de la escuela con diligencia y


paciencia. Comprended que el vuestro no es un trabajo común. Estáis
trabajando para este tiempo y para la eternidad, amoldando la mente de
vuestros alumnos para que entren en la escuela superior. Todo principio
correcto, toda verdad aprendida en una escuela terrenal, nos hará progresar en
esa proporción en la escuela celestial. Como Cristo anduvo y conversó con
sus discípulos durante su ministerio en esta tierra, así nos enseñará en la
escuela celestial, guiándonos por las márgenes del río de aguas vivas y
revelándonos verdades que en esta vida permanecerán ocultas como
misterios debido a las limitaciones de la mente humana, tan perjudicada
por el pecado. En la escuela celestial tendremos oportunidad de alcanzar,
paso a paso, las mayores alturas del saber. Allí, como hijos del Rey celestial,
moraremos para siempre con los miembros de la familia real; allí veremos al
Rey en su hermosura y contemplaremos sus encantos sin par.

PP 437-439. ---El Salvador utilizó este servicio simbólico para dirigir la


atención del pueblo a las bendiciones que él había venido a traerles. "En el
postrer día grande de la fiesta" se oyó su voz en tono que resonó por todos los
ámbitos del templo, diciendo: "Si alguno tiene Sed, venga a mí y beba. El que
cree en mí, como dice la Escritura, ríos de agua viva correrán de su vientre."
"Y esto -dice Juan- dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en
él." (Juan 7: 37-39) El agua refrescante que brota en tierra seca y estéril, hace
florecer el desierto y fluye para dar vida a los que perecen, es un emblema de
la gracia divina que sólo Cristo puede conceder, y que, como agua viva,
purifica, refrigera y fortalece el alma. Aquel en quien mora Cristo tiene dentro
de sí una fuente eterna de gracia y fortaleza. Jesús alegra la vida y alumbra el
sendero de todos aquellos que le buscan de todo corazón. Su amor, recibido
en el corazón, se manifestará en buenas obras para la vida eterna. Y no sólo
bendice al alma de la cual brota, sino que la corriente viva fluirá en palabras y
acciones justas, para refrescar a los sedientos que la rodean.
Cristo empleó la misma figura en su conversación con la mujer de Samaria al
lado del pozo de Jacob: "Mas el que bebiere del agua que yo le daré, para
siempre no tendrá sed; mas el agua que yo le daré, será en él una fuente de
agua que salte para vida eterna." (Juan 4: 14.) Cristo combina los dos
símbolos. El es la roca y es el agua viva.
Las mismas figuras, bellas y expresivas, se conservan en toda la Biblia.
Muchos siglos antes que viniera Cristo, Moisés le señaló como la roca de la
salvación de Israel (Deut. 32: 15); el salmista cantó sus loores, y le llamó
"roca mía y redentor mío," "la roca de mi fortaleza," "peña más alta que yo,"
"mi roca y mi fortaleza," "roca de mi corazón y mi porción," la "roca de mi
confianza." En los cánticos de David su gracia es presentada como "aguas de
reposo" en "delicados pastos," hacia los cuales el Pastor divino guía su rebaño.
Y también dice: "Tú los abrevarás del torrente de tus delicias. Porque contigo
está el manantial de la vida." Y el sabio declara: "Arroyo revertiente" es "la
fuente de la sabiduría." Para jeremías, Cristo es la "fuente de agua viva;" para
Zacarías un "manantial abierto. . .para el pecado y la inmundicia." (Sal. 19:
14; 62: 7; 61: 2; 71: 3; 73: 26; 94: 22; 23: 2; 36: 8, 9; Prov. 18: 4; Jer. 2: 13;
Zac. 13: 1.)
Isaías lo describe como "la Roca de la eternidad," como "sombra de gran
peñasco en tierra calurosa." Y al anotar la preciosa promesa evoca el recuerdo
del arroyo vivo que fluía para Israel: "Los afligidos y menesterosos buscan las
aguas, que no hay; secóse de sed su lengua; yo Jehová los oiré, yo el Dios de
Israel no los desampararé." "Porque yo derramaré aguas sobre el secadal, y
ríos sobre la tierra árida." "Porque aguas serán cavadas en el desierto, y
torrentes en la soledad." Se extiende la invitación "a todos los sedientos: Venid
a las aguas." Y esta invitación se repite en las últimas páginas de la santa
Palabra. El río del agua de vida, "resplandeciente como cristal," emana
del trono de Dios y del Cordero; y la misericordioso invitación repercute a
través de los siglos: "El que tiene sed, venga: y el que quiere, tome del
agua de la vida de balde." (Isa. 26: 4, V.M.; 32: 2; 41: 17; 44: 3; 35: 6; 55: 1;
Apoc. 22: 17.)

HH 227. ---Y no sólo esto, sino que también nos gloriamos en Dios por el
Señor nuestro Jesucristo, por quien hemos recibido ahora la reconciliación.
Rom. 5: 11.
Gracias a Dios que quien derramó su sangre por nosotros vive para rogar en
nuestro favor, para hacer intercesión por cada alma que lo recibe: "Si
confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para que nos perdone nuestros
pecados, y nos limpie de toda maldad". La sangre de Jesucristo nos limpia de
todo pecado . . . Siempre debiéramos recordar la eficacia de la sangre de
Jesús. La sangre purificadora y sustentadora de la vida, aceptada
mediante fe viviente, es nuestra esperanza. Nuestro aprecio por su
inestimable valor debiera crecer, porque habla en favor nuestro sólo
cuando clamamos por fe su virtud, si tenemos la conciencia limpia y
estamos en paz con Dios. Se la representa como la sangre perdonadora,
inseparablemente relacionada con la resurrección y la vida de nuestro
Redentor, ilustrada por la corriente ininterrumpida que procede del trono
de Dios, el agua del río de la vida. Carta 87, 1894.
Debemos tener libre acceso a la sangre expiatorio de Cristo. Debemos
considerarlo el privilegio más precioso, la más grande bendición concedida
jamás al hombre mortal . . . Cuán profunda, cuán ancha y cuán continua es
esta corriente. Para cada alma sedienta de santidad hay reposo, descanso y la
vivificadora influencia del Espíritu Santo, y después el santo, pacífico y feliz
caminar en preciosa comunión con Cristo. Entonces, sólo entonces podremos
decir con plena comprensión juntamente con Juan: "He aquí el Cordero de
Dios, que quita el pecado del mundo".-BC 1, 111.

GCB 15 de febrero, 1895. ---

BTS 1 de julio, 1903. ---


Versículo 2. ---“En medio de la plaza de la ciudad, a uno y a otro lado del río,
estaba el árbol de la vida, que lleva doce frutos. Cada mes da su fruto, y las
hojas del árbol son para la sanidad de las naciones.”

§ HC 491. ---En la Biblia se llama la herencia de los bienaventurados


una patria. Allí conduce el divino Pastor a su rebaño a los manantiales de
aguas vivas. El árbol de vida da su fruto cada mes, y las hojas del árbol
son para el servicio de las naciones. Allí hay corrientes que manan
eternamente, claras como el cristal, al lado de las cuales se mecen árboles
que echan su sombra sobre los senderos preparados para los redimidos
del Señor. Allí las vastas llanuras alternan con bellísimas colinas y las
montañas de Dios elevan sus majestuosas cumbres. En aquellas pacíficas
llanuras, al borde de aquellas corrientes vivas, es donde el pueblo de Dios que
por tanto tiempo anduvo peregrino y errante, encontrará un hogar.

PP 27-28. ---"Y había Jehová Dios plantado un huerto en Edén al oriente, y


puso allí al hombre que había formado." (Gén. 2: 8.) Todo lo que hizo Dios
tenía la perfección de la belleza, y nada que contribuyese a la felicidad de la
santa pareja parecía faltar; sin embargo, el Creador les dio todavía otra prueba
de su amor, preparándoles especialmente un huerto para que fuese su morada.
En este huerto había árboles de toda variedad, muchos de ellos cargados de
fragantes y deliciosas frutas. Había hermosas plantas trepadoras, como vides,
que presentaban un aspecto agradable y hermoso, con sus ramas inclinadas
bajo el peso de tentadora fruta de los más ricos y variados matices. El trabajo
de Adán y Eva debía consistir en formar cenadores o albergues con las ramas
de las vides, haciendo así su propia morada con árboles vivos cubiertos de
follaje y frutos. Había en profusión y prodigalidad fragantes flores de todo
matiz. En medio del huerto estaba el árbol de la vida que aventajaba en
gloria y esplendor a todos los demás árboles. Sus frutos parecían
manzanas de oro y plata, y tenían el poder de perpetuar la vida.

HC 493-494. ---Todo lo hermoso de nuestra patria terrenal ha de recordarnos


el río de cristal y los campos verdes, los árboles ondeantes y las fuentes de
aguas vivas, la ciudad resplandeciente y los cantores vestidos de blanco de
nuestra patria celestial, el mundo de una belleza que ningún pintor puede
reproducir y que ninguna lengua humana puede describir. "Cosas que ojo no
vio, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios
preparado para aquellos que le aman."
7CBA
Comentario Bíblico Adventista:

1.
Un río limpio.
El ángel le había mostrado a Juan el exterior de la ciudad (cap. 21: 10); ahora
dirige su atención a ciertos detalles del interior. Compárese con la descripción
del río que hace Ezequiel (ver com. Eze. 47: 1).
Resplandeciente.
Gr. lamprós, "brillante", "luciente". Compárese con el uso de esta palabra en
Luc. 23: 11; Hech. 10: 30; Apoc. 15: 6; 19: 8; 22: 16.
Salía del trono.
Cf. com. Eze. 47: 1; Zac. 14: 8.
2.
Árbol de la vida.
Compárese con los "muchísimos árboles" de Ezequiel (ver com. Eze. 47: 7,
12). En cuanto al árbol del jardín del Edén original, ver com. Gén. 2: 9.
Acerca de su historia posterior, ver 8T 288-289. Este árbol es un símbolo de
la vida eterna que procede de la fuente de vida. Cf. Apoc. 908 21: 10; PP 46;
CS 703, 706; EGW, Material Suplementario com. Apoc. 22: 2.
Doce frutos.
Habrá abundancia constante y suficiente para suplir todas las necesidades de
la vida de los salvados durante la eternidad. Cf. Eze. 47: 12.
Sanidad.
Gr. therapéia, "servicio", "sanamiento" a veces, colectivamente, "empleados
domésticos". Esta palabra sólo aparece cuatro veces en el NT (cf. Mat. 24: 45;
Luc. 9: 11; 12: 42). En el griego clásico therapéia tiene diversos significados
de "servicio", "nutrición", "cuidado". En cuanto a la función del árbol de la
vida en el Edén restaurado, ver com. "árbol de la vida".
3.
Maldición.
Gr. katáth'ma, "anatema", "lo que es maldito". La palabra probablemente debe
distinguirse de anáth'ma, una maldición pronunciada como sentencia sobre
alguna cosa o persona.
Trono.
Una sugerencia de que Dios y Cristo reinarán en la ciudad. Es posible porque
no habrá nada maldito por el pecado.
Le servirán.
Gr. latréuÇ, "servir", "adorar", "ministrar". Se refiere a un servicio normal,
natural, espontáneo; se distingue de leitourgéÇ, palabra que se aplica a un
servicio oficial, en un puesto señalado (cf. Exo. 29: 30, LXX).
4.
Verán su rostro.
Expresión que denota relaciones estrechas con otra persona y confianza
mutua. Ver Sal. 17: 15; Mat. 5: 8; Heb. 12: 14; 1 Juan 3: 2. Compárese con el
caso de Moisés (Exo. 33: 20-23).
En sus frentes.
Mejor "sobre sus frentes". El nombre divino en la frente es un símbolo de
posesión y autenticidad. Se destaca la completa consagración de los santos a
una vida de adoración a Dios (cap. 7: 3; 13: 16).
5.
No. . . más noche.
Este versículo traza un cuadro vívido que destaca la insignificancia de las
luminarias creadas ante la presencia de Dios. Palidecerán hasta desaparecer
en la presencia de la gloria del Ser supremo (ver com. cap. 21: 23).
Los iluminará.
Una representación del restablecimiento de las relaciones armoniosas que
fueron interrumpidas por el pecado.
Reinarán.
Cf. cap. 5: 10. No significa que reinarán unos sobre otros, ni sobre otros
mundos. Es una figura de lenguaje para describir la felicidad eterna de los
redimidos. Ya no estarán bajo la mano opresora de un poder perseguidor, sino
que gozarán de la libertad y la abundancia de los reyes.
6.
Fieles y verdaderas.
Una afirmación de que la revelación de Dios es verdadera y digna de toda
confianza. Esta profecía del ángel es auténtica.
Los espíritus de los profetas.
Esta frase puede considerarse como una referencia a los espíritus de los
profetas bajo la dirección del Espíritu Santo cuando recibían las visiones. El
Espíritu Santo iluminó el espíritu de Juan como había iluminado los espíritus
de los profetas del AT (cap. 1: 10). Todo el Apocalipsis es un testimonio del
dominio ejercido por el Espíritu Santo sobre el espíritu de Juan cuando estaba
en visión.
7.
Pronto.
El ángel cita las palabras de Jesús. Es una referencia a su segunda venida. Ver
com. cap. 1: 1.
Bienaventurado.
Es la sexta de las siete bienaventuranzas del Apocalipsis (cf. cap. 1: 3; 14: 13;
16: 15; 19: 9; 20: 6; 22: 14).
Las palabras.
Es decir, los diversos consejos y amonestaciones del libro.
8.
Me postré para adorar.
Quizá como un acto de homenaje, pero el ángel lo rechazó. La grandeza de la
visión debe haber abrumado completamente al profeta, y lo hizo sentirse
humilde en extremo. Además, el ángel había estado citando las palabras de
Jesucristo como si éste estuviera hablando personalmente.
9.
Consiervo tuyo.
Ver com. cap. 19: 10.
Los que guardan las palabras.
Cf. cap. 19: 10, donde indudablemente se describe al mismo grupo como "tus
hermanos que retienen el testimonio de Jesús". "Las palabras de este libro"
son el testimonio de Jesús (ver com. cap. 1: 2).
Adora a Dios.
Ver com. cap. 14: 7.
10.
No selles.
Una orden contraria a la que se le dio a Daniel en cuanto a su libro (ver com.
Dan. 12: 4). Los mensajes del libro de Apocalipsis no debían ser sellados
porque "el tiempo está cerca"; pero este no había sido el caso en los días de
Daniel. Las palabras "no selles" equivalen a una orden amplia y positiva:
"Publica los dichos de la profecía de este libro por todas partes".
El tiempo está cerca.
Ver com. cap. 1: 1, 3.
11.
Injusto.
Estas palabras se aplican especialmente al tiempo cuando se decidirá
irrevocablemente el futuro de cada persona. Ese decreto se pronunciará al
concluir el juicio investigador (ver com. cap. 14: 7). Algunos ven una
aplicación más amplia de estas declaraciones cuando se comparan con las
palabras de Cristo en la parábola de la cizaña: 909 "Dejad crecer juntamente lo
uno y lo otro hasta la siega" (Mat. 13: 30). No debe impedirse el libre
albedrío. Los seres humanos deben vivir de acuerdo con sus propias
elecciones para que manifiesten su verdadero carácter. Cada persona de cada
época manifestará en la segunda venida de Cristo a cuál escogió pertenecer.
12.
Vengo pronto.
Ver com. vers. 7.
Galardón.
Gr. misthós, "jornal", "salario", "lo que se debe". Compárese con el uso de la
palabra en Mat. 5: 12, 46; 20: 8; 2 Ped. 2: 13.
Obra.
Gr. érgon, "acción", "obra", "hecho". El número singular sugiere que la
palabra se usa colectivamente para referirse a todas las acciones que han
conformado la vida de las personas. Los efectos de la gracia de Cristo o de su
rechazamiento también se tomarán en cuenta cuando se examine la "obra" de
"cada uno" (ver com. Eze. 18: 22, 24).
13.
El Alfa y la Omega.
La primera y la última letra del alfabeto griego. Se usan para describir al
Señor como el Creador de todas las cosas y como la revelación primera y final
de Dios a los hombres (cf. com. cap. 1: 8).
El principio y el fin.
Todas las cosas creadas deben su existencia a Cristo; todas las cosas hallan su
fin en relación con él. Cf. com. Col. 1: 16-17.
El primero y el último.
El desarrollo del plan de salvación desde el principio hasta el fin está ligado a
Cristo Jesús. Los tres títulos de este versículo resumen las actividades de
Cristo en relación con la salvación del hombre (cf. com. cap. 1: 17).
14.
Bienaventurados.
La séptima bienaventuranza o bendición para los fieles (ver com. vers. 7).
Los que lavan sus ropas.
La evidencia textual favorece (cf. p. 10) este texto, si bien muchos MSS
tardíos, escritos en cursiva, dicen, como la RVA, "los que guardan sus
mandamientos". De los manuscritos unciales antiguos (ver t. V, pp. 115-118)
sólo el Sinaítico y el Alejandrino contienen esta sección del Apocalipsis, y
ambos dicen: "que lavan sus vestiduras". Las dos frases son muy similares en
el griego, sobre todo en mayúsculas y sin una clara separación entre las
palabras, cosas que pueden apreciarse en los unciales antiguos. La siguiente
transliteración mostrará la similitud:
HOIPOIOUNTESTASENTOLASAUTOU: "Que guardan sus mandamientos".
HOIPLUNONTESTASSTOLASAUTON: "Que lavan sus vestiduras".
En realidad, ambas variantes son apropiadas en el contexto, y están en
armonía con las enseñanzas de Juan en otros lugares. En cuanto al tema de
guardar los mandamientos, ver Apoc. 12: 17; 14: 12; cf. Juan 14: 15, 21; 15:
10; 1 Juan 2: 3-6; y en relación con el lavamiento de las vestiduras, ver Apoc.
7: 14, donde se describe a una muchedumbre de santos que "han lavado sus
ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero". Nuestro derecho a
entrar en el cielo se debe a la justicia de Cristo que se nos da sin merecerla; y
nuestra idoneidad para el cielo, es el resultado de la justicia que se nos imparte
a medida que seguimos sus pasos. Esta justicia está simbolizada por las ropas
lavadas y emblanquecidas. La evidencia externa de la justicia que imparte
Cristo es el cumplimiento perfecto de los mandamientos de Dios. Por eso la
idea de las vestiduras lavadas y la de la obediencia a los mandamientos, están
estrechamente vinculadas.
En vista de los problemas de traducción que aquí se presentan, parece más
prudente establecer la base de la doctrina de la obediencia a los mandamientos
de Dios sobre otros pasajes de la Escritura que tratan de la obediencia, y con
respecto a los cuales no se ha levantado cuestión acerca de la evidencia
textual. Esos pasajes abundan en las Escrituras.
Para un estudio más completo de este problema, ver Problems in Bible
Translation, pp. 257-262.
"Ropas", stole, palabra que se emplea para designar las vestiduras externas
sueltas que usaban los hombres importantes. Compárese con el uso de esta
palabra en Mar. 12: 38; 16: 5; Luc. 15: 22; 20: 46. La misma palabra griega se
usa en la versión de los LXX para referirse a las vestiduras santas de Aarón y
sus descendientes (Exo. 28: 2; 29: 21). Estola deriva de stole. Estola se usó
originalmente para referirse a una vestidura larga y amplia que llegaba hasta
los pies. Posteriormente llegó a designar una vestimenta eclesiástica, de seda,
que se usa alrededor del cuello y cuelga de los hombros.
Derecho.
Gr. exousía, "poder", "privilegio", "derecho", "libertad". El privilegio y la
libertad de los santos será participar del árbol de la vida y gozar de la
inmortalidad con Jesucristo (cf. com. vers. 2).
Entrar.
Este es un privilegio adicional. La 910 Nueva Jerusalén será la capital de la
Tierra Nueva (ver CS 735).
15.
Perros.
Símbolo de una persona vil, desvergonzada (ver com. Fil. 3: 2).
Hechiceros.
En cuanto a la categoría de los pecadores que aquí se enumeran, ver com. cap.
21: 8.
16.
Yo Jesús.
Jesús confirma la autenticidad de las revelaciones registradas en el
Apocalipsis. Ver com. cap. 1: 1.
Mi ángel.
Ver com. cap. 1: 1.
La raíz y el linaje de David.
Ver com. cap. 5: 5.
La estrella resplandeciente de la mañana.
La figura quizá se toma de la profecía de Balaam (Núm. 24: 17). Compárese
con la referencia a Cristo como el "lucero de la mañana" (2 Ped. 1: 19). Los
mensajes a las iglesias de todas las edades no podrían tener un sello mayor de
autenticidad que éste.
17.
El Espíritu.
El Espíritu Santo es el que imparte energía a la vida cristiana de los creyentes,
es el que les da el poder para vivir la vida victoriosa, para vencer al diablo y
pasar sanos y salvos a través del tiempo de angustia.
La Esposa.
Sin duda es la misma figura del cap. 21: 9-10 (ver el comentario respectivo).
Dicen.
O "están diciendo", o "siguen diciendo".
Ven.
La mayoría de los comentadores considera que "ven" es una respuesta a la
promesa de Jesús en el vers. 12: "He aquí, yo vengo pronto"; que se le está
pidiendo a Cristo que cumpla su promesa. Esta es una posible interpretación;
pero también es posible entender la invitación como una exhortación al mundo
incrédulo para que acepte el Evangelio.
El que oye.
El número singular designa a cada uno, individualmente. Los hombres serán
salvos como individuos, no como iglesias o congregaciones. La salvación es
algo estrictamente personal. AkóuÇ, la palabra que en el NT se traduce "oye",
generalmente lleva implícito el pensamiento de oír eficazmente, es decir, de
oír y obedecer el mensaje que se oye. Aquí tiene este mismo significado. La
exhortación podrán repetirla únicamente los que oyen y aceptan el mensaje.
Ver com. Mat. 7: 24.
Diga.
El singular sugiere que cada miembro de iglesia como individuo debe añadir
su clamor de bienvenida, manifestando así su vehemente anhelo de la segunda
venida y su deseo de que otros gocen de las bendiciones de Cristo.
Tiene sed.
O ansias por las cosas de Dios (cf. cap. 21: 6). Ver com. Mat. 5: 6.
Venga.
Una exhortación para cada alma necesitada a fin de que aproveche la promesa
del cap. 21: 6.
El que quiera.
El ofrecimiento es universal. Nadie está excluido de las posibilidades de la
salvación. Cristo es la propiciación por los pecados de todo el mundo (1 Juan
2: 2). La doctrina falsa de que algunos son escogidos para la perdición, es
negada por esta declaración de Juan (ver com. Rom. 8: 29).
Agua de la vida.
Todo el que desee heredar la inmortalidad está invitado a participar de ella. A
todos se ofrece el agua de vida (ver com. cap. 21: 6; cf. Isa. 55: 1-3).
18.
Testifico.
El que habla es Jesús (vers. 20). Debe aceptarse su testimonio.
A todo aquel.
La relación del hombre con Dios y su mensaje es un asunto personal. Nadie
puede aceptar la responsabilidad de otro.
Que oye.
No se refiere al sonido físico de las palabras de este libro en el oído de una
persona, sino al que oye y estudia la importancia de los mensajes (ver com. "el
que oye" y cap. 1: 3).
La profecía.
Juan está hablando de adiciones al libro del Apocalipsis, aunque también
puede aplicarse a cualquier libro del canon sagrado.
Añadiere.
Cf. Deut. 4: 2; 12: 32. Jesús aquí autentica el libro del Apocalipsis. Previene
contra los cambios deliberados en el mensaje del libro. Josefo dice respecto a
los 22 libros que constituyen el AT hebreo: "Porque aunque han transcurrido
ahora largos siglos, nadie se ha atrevido a añadir, o quitar, o cambiar una
sílaba" (Contra Apión i. 8).
Dios traerá sobre él.
En justicia, Dios no puede dar a cada uno sino lo que cada uno merece, o sea
en armonía con sus obras.
19.
Si alguno quitare.
El que quita de las palabras del Apocalipsis es tan culpable como el que les
añade algo (ver com. vers. 18).
Quitará su parte.
El culpable en este caso sufrirá tres pérdidas supremas e irreparables: (1) la
pérdida de la inmortalidad, y el sufrimiento debido a la muerte eterna; (2) la
pérdida de toda participación en la vida social de la ciudad de la Tierra Nueva;
(3) la pérdida de todas las bendiciones y promesas del Apocalipsis. Aquí se
presenta una pérdida 911 completa y aterradora que nada en esta vida puede
compensar en lo más mínimo.
20.
El que da testimonio.
Es decir, Cristo. La referencia es específicamente al testimonio de los vers. 18
y 19.
Ciertamente.
Gr. nái, un término de intensa afirmación.
En breve.
El Maestro reafirma la seguridad e inminencia de su segunda venida (cap. 3:
11; 22: 7, 12; ver com. cap. 1: 1).
Amén.
Cf. cap. 1: 6-7, 18; 3: 14; 5: 14; 7: 12; 19: 4. En cuanto al significado de
"amén", ver com. Mat. 5: 18. Este "amén" quizá es pronunciado por el apóstol.
Si es así, debe relacionarse de esta manera con lo que sigue: "Amén, sí, ven,
Señor Jesús".
Ven, Señor Jesús.
Esta exclamación es la respuesta de Juan al testimonio de Jesús, quien le
asegura al apóstol que viene presto (cf. com. cap. 1: 1). Juan tal vez recordó en
ese momento la noche en el aposento alto, más de medio siglo antes, cuando
oyó decir a Jesús, "Vendré otra vez" (Juan 14: 3), y el día, pocas semanas más
tarde, en el monte "que se llama del Olivar", cuando había oído decir a los
ángeles: "Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así
vendrá como le habéis visto ir al cielo" (Hech. 1: 11). Ahora, mientras Juan
está arrebatado en santa visión, se le da una última seguridad de que su
bendito Señor habrá de volver, y "en breve". Esta seguridad viene de los labios
de su Maestro, "el testigo fiel y verdadero". Su corazón se conmueve al oír las
palabras, y con anhelante anticipación mira hacia el día cuando en realidad -no
en visión- contemplará cara a cara a su bendito Señor.
21.
La gracia.
Este versículo es una bendición que brota de lo más profundo del corazón del
apóstol y se extiende a todos los que leen las palabras de estas visiones suyas.
La bendición es semejante a la que pronuncia Pablo al concluir sus epístolas
(Rom. 16: 24; 1 Cor. 16: 23; 2 Cor. 13: 14, etc.). Estas palabras constituyen
una adecuada culminación para el canon de las Escrituras, pues están al fin de
la colección de los libros sagrados.
Jesucristo.
La evidencia textual favorece (cf. p. 10) el texto "Jesús".
Todos vosotros.
La evidencia textual se inclina (cf. p. 10) por la variante "todos". Algunos
MSS dicen "todos vosotros" y otros dicen "todos los santos". La palabra
"santos" abunda en el Apocalipsis (cap. 5: 8; 8: 3-4; 11: 18; etc.).
Amén.
La evidencia textual (cf. p. 10) se inclina por la omisión de esta palabra.
COMENTARIOS DE ELENA G. DE WHITE
1-21 1T 67-71
1 MeM 368; PP 439
1-2 Ed 292; NB 74; PE 17, 289; 1T 61
1-5 HAp 473; PE 31
2 CH 244; CM 34, 62; COES 47; CS 733; DTG 334; EC 461; Ev 106; HR 22,
451; 2JT 487; 3JT 219, 237, 367; MB 302; MC 85, 129, 151, MeM 353, 363,
366; MM 234; PE 289; 6T 393; 7T 195
3 DMJ 20; Ed 297; PP 53
3-4 CMC 50; Ed 121, 293; 2JT 575; 3JT 266; MC 137, 328; MeM 361; NB
294; PVGM 143; RC 54
5 CM 328; CS 735; HAp 472; HR 452
7 2JT 99
9 DTG 74; PE 231
10 2JT 411
11 CS 671; 1JT 181, 243, 523; 2JT 116; MC 360; PE 48, 71, 279, 281; PP
199; 1T 484; 2T 190, 401; 5T 380; TM 235
11-12 CM 402; CS 545; FE 363; 1JT 119, 282; 8T 315
12 CC 87; CH 539; CS 401, 474; HR 396; 3JT 338; PVGM 251-252; 1T 483;
2T 520, 660, 667; 3TS 389; 5TS 45; TM 428
12-14 FE 137; TM 133
13 Ev 354; PP 383
14 CMC 237; CN 209; CS 519; FE 111; HAp 473; MeM 72, 351, 366; NB
113; PE 35, 51, 126; PP 47, 207; 4T 328; 5T 628, 693; TM 235
14-15 CS 596
15 2JT 71
16 OE 421; 6T 62; TM 118, 253
16-17 FE 437; 6T 20
17 AFC 339; CC 26; CE (1967) 30, 211; CH 36, 466; CM 356; CMC 199;
DTG 418, 694, 761; HAp 90; 2JT 533; 3JT 306; PP 439; PVGM 186-187,
339; 4T 580; 5T 207
18-19 CS 311
18-20 HAp 466
20 CH 539; CS 347 911

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