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El significado del Domingo de

Ramos
Pastoral 13 Abril, 2014 No Hay Comentarios

El Domingo de Ramos es la entrada mesiánica de Jesús en Jerusalén, para dar


comienzo a su pasión y muerte en la cruz. Este día da comienzo a la Semana
Santa.

Es conocido con este nombre ya que estas ramas de olivo fueron puestas en
el camino de Jesús cuando ingresó montado en un asno. Se le conoce también
como el Domingo de la Pasión.

Antes de entrar en Jerusalén, la gente tendía sus mantos por el camino y otros
cortaban ramas de árboles alfombrando el paso, tal como acostumbraban
saludar a los reyes. en la actualidad se utilizan ramas de olivo las cuales
significan vida.

En este día que se abre de manera oficial la Semana Santa, se realiza una
celebración en dos partes:

1.- Bendición de Ramos y Procesión, se bendicen los ramos, por lo que se


comienza con gran alegría, ya en la procesión con los ramos benditos, se
cantan himnos a Cristo Rey.

2.-Celebración de la Santa misa, que estará llena de símbolos sobre


la penitencia y el dolor.

El domingo de ramos es un día de profesión de Fe para los católicos, quienes


asisten con veneración y disposición total para acompañar el camino de Jesús.
El color que se usa en este día es el rojo, que representa a Jesús como rey en
su entrada triunfal y la Pasión del Señor. Al principio de la celebración, el
sacerdote viste con capa pluvial roja y se la retira cuando llega al altar para
colocarse la casulla del mismo color.

Las Palmas y los Olivos

Los Evangelios describen el momento en que Jesús de Nazaret entró


triunfalmente a Jerusalén. Una gran multitud, llevando en las manos palmas y
hojas de olivos, lo aclamaba como el Hijo de Dios.

Estas dos plantas tenían un gran valor en los pueblos de medio oriente. De
ellos obtenían pan, vino, vinagre y miel. De la palmera también obtenían
fibras para tejidos y de los troncos, carbón para los herreros.
La palma era para el pueblo judío, símbolo de riqueza y fecundidad. La
tradición cristiana celebra este momento el Domingo de Ramos reconociendo
al Hijo de Dios como el que posee y da la verdadera riqueza que no acaba.

Actualmente, al terminar la Misa, se acostumbra a llevar las palmas


benditas al hogar y colocarlas detrás de las puertas en forma de cruz. Esto
como una forma de recordar, entre los católicos, que Jesús es el rey y que
debe siempre darséle la bienvenida en el hogar.

Es importante no hacer de esta costumbre una superstición pensando que


por tener una palma, no van a entrar ladrones a los hogares o que se van a a
librar de la mala suerte.

Oración de los Fieles


Con Jesús rogamos y sufrimos para que todos encontremos perdón y vida. Y así
decimos: R/ Señor, salva a tu pueblo.

- Señor Jesús, Salvador nuestro, mientras nos unimos a tu agonía y sufrimos contigo, te
rogamos por todos los que hoy estén agonizando en ansiedad y en dolor, y así te
decimos: R/ Señor, salva a tu pueblo.

- Señor Jesús, arrestado como un criminal, te rogamos por todos los que sufren condena
en las cárceles, y así te decimos: R/ Señor, salva a tu pueblo.

- Señor Jesús, negado y abandonado por tus mejores amigos, te rogamos por los que
son ignorados y están abandonados por sus seres queridos, y así te decimos: R/ Señor,
salva a tu pueblo.

- Señor Jesús, citado ante jueces injustos e injustamente condenado, te pedimos por
todos los que sufren injusticia, especialmente en tribunales corruptos, y así decimos: R/
Señor, salva a tu pueblo.

- Señor Jesús, azotado y coronado de espinas, te pedimos por todos los que son
torturados y despreciados en su dignidad humana, y así te decimos: R/ Señor, salva a tu
pueblo.

- Señor Jesús, que cargaste una pesada cruz, te rogamos por los que no saben cómo
soportar las cruces y aflicciones de la vida, y así te decimos: R/ Señor, salva a tu pueblo.

- Señor Jesús, que mueres abandonado en la cruz, te pedimos por todos los que se
encuentran rechazados, abandonados y solos en la vida, y así te decimos: R/ Señor,
salva a tu pueblo.

- Señor Jesús, resucitado de entre los muertos, te pedimos que por tu resurrección nos
traigas a todos vida, alegría de vivir y paz, y que un día nos resucites contigo, y así te
decimos: R/ Señor, salva a tu pueblo.

Señor Jesús crucificado, escucha nuestra oración. Danos aquí ahora el pan de la
resurrección y de la vida. Transforma nuestros caminos oscuros y tortuosos de cruz en
amplias avenidas de luz, vida y alegría. Quédate con nosotros, por los siglos de los siglos.
Hermanos: Hemos percibido hoy en Jesús cómo el amor a Dios y el amor al prójimo van
de la mano, son inseparables. El amor de Jesús al Padre le obligó a ir hasta el fin en su
amor a nosotros. Murió por llevar a cabo esa misión. Y en su muerte todos hemos
renacido. Que este pensamiento nos guíe durante esta Semana Santa e inspire también
toda nuestra vida cristiana:
Jesús es el Maestro y el Señor, y nosotros le seguimos.
Que él nos dé fuerza para seguirle.
Para ello, la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre
nosotros y nos acompañe siempre.

Este domingo de los Ramos, iniciamos la Semana Santa, una semana solemne
en la que queremos vivir con Cristo, su Pasión, Muerte y Resurrección. Hoy la
Iglesia recuerda la entrada victoriosa de Cristo en Jerusalén para consumar su
misterio pascual. La liturgia de este domingo consta de tres momentos: 1) La
bendición de los ramos; 2) La procesión en honor a Cristo Rey; 3) La
celebración de la Eucaristía.
BENDICIÓN DE LOS RAMOS
ANTÍFONA Mt 21, 9
¡Hosanna al Hijo de David! Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de
Israel. ¡Hosanna en las alturas!
El sacerdote saluda al pueblo de la manera acostumbrada; luego hace una breve
monición, en la que invita a los fieles a participar activa y conscientemente en
la celebración de este día. Puede hacerlo con estas palabras u otras
semejantes:
Queridos hermanos: Después de haber preparado nuestros corazones desde el
comienzo de la Cuaresma, por medio de la penitencia y las obras de caridad,
nos congregamos hoy para prepararnos en unión con toda la Iglesia, a la
celebración del misterio pascual de nuestro Señor, de su Pasión y de su
Resurrección, que él quiso realzar con la entrada a la ciudad de Jerusalén. Por
eso, con toda fe y devoción, recordemos esta entrada que nos trajo la salvación
y roguemos al Señor que, al participar por la gracia en los méritos de su cruz
tengamos también parte en su vida y resurrección.
OMENTARIO
Hoy, más que nunca, Lucas continúa siendo el evangelista del amor y de la
misericordia. Su relato trata de poner en claro el amor del Padre por su Hijo y
por la humanidad entera. No subraya, como Marcos o Mateo, los cargos que
pesan contra los discípulos, contra la multitud, los soldados o el sumo
sacerdote. El Maestro mira a Pedro después de su traición. Herodes y Pilatos
se estrechan, por primera vez, la mano... A lo largo del relato, la reconciliación
aflora por todas partes, y el amor del Padre brota sin cesar en relación a su Hijo.
Por desconcertante que sea la prueba es también presencia de Dios. La cruz se
hace signo de la misericordia divina, y el poder de perdón que ella tiene se
empieza a extender ya a todos.
Según las circunstancias, después de la historia de la Pasión, puede tenerse
una breve homilía.

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