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V.

Las propiedades particulares


del sistema Ice

Un nuevo significado cobra el distingo entre los dos siste-


mas psíquicos si atendemos a que los procesos de uno de
ellos, el Ice, exhiben propiedades que no se reencuentran
en el contiguo más alto.
El núcleo del Ice consiste en agencias representantes de
pulsión que quieren descargar su investidura; por tanto, en
mociones de deseo. Estas mociones pulsicnales están coordi-
nadas entre sí, subsisten unas junto a las otras sin influirse y
no se contradicen entre ellas. Cuando son activadas al mismo

O
tiempo dos mociones de deseo cuyas metas no podrían menos
IC
que parecemos inconciliables, ellas no se quitan nada ni se
cancelan recíprocamente, sino que confluyen en la forma-
ción de una meta intermedia, de un compromiso.
CT

Dentro de este sistema no existe negación {Negation], no


existe duda ni grado alguno de certeza. Todo esto es intro-

ducido sólo por el trabajo de la censura entre lee y Free. La


negación es un sustituto de la represión, de nivel más alto.-'
DI

Dentro del Ice no hay sino contenidos investidos con mayor


o menor intensidad.
Prevalece [en el ice] una movilidad mucho mayor de las
intensidades de investidura. Por el proceso del desplazamien-
O

to, una representación puede entregar a otra todo el monto


US

de su investidura; y por el de la condensación, puede tomar


sobre sí la investidura íntegra de muchas otras. He propuesto
ver estos dos procesos como indicios del llamado proceso psí-
quico primario. I^entro del sistema Free rige el proceso se-
cundario;- toda vez que a im tal proceso primario le es

1 [Freud ya había afirmado esto en su libro sobre el chiste


(1905c), AE, 8, pág. 167. Véase, sin embargo, su trabajo posterior
sobre la negación (1925¿).]
- Véase mi examen de este punto en el capítulo VII de La in-
teipretacíón de los sueños (1900rf) iAE, 5, págs. 578 y sigs.], que se
basa en ideas desarrolladas por Breuer en Estudios sobre la histeria
(Breuer y Freud, 1895). [En mi «Introducción» a esta última obra
(AE, 2, pág. 21) y en una nota al pie de la misma (ibid., pág.
206) se hallará un comentario sobre el hecho de que Freud atribu-
yera estas hipótesis a Breuer.]

IK»
permitido jugar con elementos del sistema Prcc, aparece
como «cómico» y mueve a risa.*
Los procesos del sistema Ice son atemporales, es decir, no
están ordenados con arreglo al tiempo, no se modifican por
el trascurso de este ni, en general, tienen relación alguna con
él. También la relación con el tiempo se sigue del trabajo del
sistema Ce*
Tampoco conocen los procesos Ice un miramiento por la
realidad. Están sometidos al principio de placer; su destino
sólo depende de la fuerza que poseen y de que cumplan los
requisitos de la regulación de placer-displacer.''
Resumamos: ausencia de contradicción, proceso primerio
(movilidad de las investiduras), carácter atemporal y sus-
titución de la realidad exterior por la psíquica, he ahí los
rasgos cuya presencia estamos autorizados a esperar en pro-
cesos pertenecientes al sistema Ice."

3 [Freud había expresado esta idea, con palabras muy similares,


en La interpretación de los sueños (1900a), AE, 5, pág. 594. El

O
punto se trata más detenidamente en su libro sobre el chiste (1905c).
AE, 8, esp. págs. 189-206.]
IC
* [En la edición de 1915 decía «Prcc». — La «atemporalidad»
de lo inconciente se menciona de manera dispersa a lo largo de los
CT

escritos de Freud. La primera mención es quizás una frase que data


de 1897 (Freud, 1950ÍÍ, Manuscrito M), donde declara que «el des-
cuido del carácter temporal es sin duda esencial pata el distingo en-

tre la actividad en lo preconciente y en lo inconciente». Alude a


esto en «La etiología de la histeria» (1895Í:), AE, 3, pág. 216,
y vuelve a hacerlo indirectamente en La interpretación de los sue-
ños (1900a), AE, 5, págs. 568-70, peto la primera mención explí-
DI

cita que apareció publicada parece ser una nota agregada en 1907
a la Psicopaíologia de la vida cotidiana (1901^), AE, 6, pág. 266«.
Otra alusión al pasar es la que figura en una nota al artículo so-
bre el narcisismo (1914c), supra, pág. 93«. Freud volvió al tema
O

más de una vez en sus escritos posteriores; particularmente en Más


allá del principio de placer (1920^), AE, 18, pág. 28, y en la 31" de las
US

Nuevas conferencias de introducción al psicoanálisis (1933a), AE, 22,


pág. 69. El tema se trató en una reunión de la Sociedad Psicoanalítica
de Viena el 8 de noviembre de 1911, y las actas publicadas (Zentral-
blatt fiir psychoanalyse, Z, págs. 476-7) ofrecen un resumen muy bre-
ve de algunas observaciones que Freud hizo en esa ocasión,]
^ [Véase el apartado 8 de «Formulaciones sobre los dos principios
del acaecer psíquico» (1911^), AE, 18, pág. 230. El «examen de reali-
dad» se aborda con alguna extensión en «Complemento metapsico-
lógico a la doctrina de los sueños» (1917ií), infra, págs. 230 y sigs.]
* Reservamos para otro contexto la mención de otro notable pri-
vilegio del Ice. [En una carta a Groddeck del 5 de junio de 1917,
Freud escribe: «En mi ensayo sobre el Ice que usted menciona ha-
llará una nota apenas visible: "Reservamos para otro contexto la
mención de otro notable privilegio del Ice". Le revelaré a qué se
refiere esta nota: a la tesis de que el acto inconciente tiene sobre los
procesos somáticos una intensa influencia plástica que nunca posee el
acto conciente» (Freud, 1960a),]

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Los procesos inconcientes sólo se vuelven cognoscibles pa-
ra nosotros bajo las condiciones del soñar y de las neurosis,
o sea, cuando procesos del sistema Prcc, más alto, son tras-
ladados hacia atrás, a un estadio anterior, por obra de un
rebajamiento (regresión). En sí y por sí ellos no son cognos-
cibles, y aun son insusceptibles de existencia, porque en épo-
ca muy temprana al sistema Ice se le superpuso el Prcc, que
ha arrastrado hacia sí el acceso a la conciencia y a la motili-
dad. La descarga del sistema Ice pasa a la inervación corporal
para el desarrollo de afecto, pero, como tenemos averiguado
[pág. 174], también esa vía de aligeramiento le es dispu-
tada por el Prcc. Por sí solo, y en condiciones normales, el
sistema lee no podría consumar ninguna acción muscular
adaptada al fin, con excepción de aquellas que ya están orga-
nizadas como reflejos.
Sólo veríamos a plena luz el significado cabal de los rasgos
descritos del sistema Ice si les contrapusiéramos y compará-
semos con ellos las propiedades del sistema Prcc. Pero esto
nos llevaría demasiado lejos, y yo propongo que, de común

O
acuerdo, lo pospongamos y emprendamos la comparación
IC
entre los dos sistemas después que hayamos apreciado el más
alto,' Sólo lo más apremiante debe elucidarse desde ahora.
CT

Los procesos del sistema Prcc exhiben —con independen-


cia de que sean ya concientes o sólo susceptibles de concien-

cia— una inhibición de la proclividad a la descarga, carac-


terística de las representaciones investidas. Cuando el pro-
ceso traspasa de una representación a otra, la primera retiene
DI

una parte de su investidura y sólo una pequeña proporción


experimenta el desplazamiento. Desplazamientos y condensa-
ciones como los del proceso primario están excluidos o son
muy limitados. Esta situación movió a J. Breuer a suponer
O

dentro de la vida anímica dos estados diversos de la energía


US

de investidura: uno ligado, tónico,j' otro móvil, libre y pro-


clive a la descarga. [Cf. pág. 18X «• 2.] Yo creo que este
distingo sigue siendo hasta hoy nuestra intelección más pro-
funda en la esencia de la energía nerviosa, y no veo cómo
podríamos prescindir de él. Sería una urgente necesidad de
la exposición metapsicológica —quizá una empresa dema-
siado osada todavía— con^tinuar la discusión en este punto.
Al sistema Prcc competen, además, el establecimiento de
una capacidad de comercio entre los contenidos de las re-
presentaciones, de suerte que puedan influirse unas a otras,
el ordenamiento temporal de ellas,* la introducción de una
^ [Probable referencia al artículo extraviado sobre la conciencia.]
* [Se alude al mecanismo mediante el cual el Prcc efectúa esto
en «Nota sobre la "pizarra mágica"» (1925;?), AE, 19, pág. 247.]

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censura o de varias, el examen de realidad y el principio de
realidad. También la memoria conciente parece depender por
completo del Prcc;^ ha de separársela de manera tajante de
las huellas mnémicas en que se fijan las vivencias del Ice, y
probablemente corresponda a una trascripción particular tal
como la que quisimos suponer, y después hubimos de deses-
timar [págs. 169-72], para el nexo de la representación con-
ciente con la inconciente. En esta concatenación hallaremos
también los medios para poner fin a nuestras fluctuaciones en
la denominación del sistema más alto, que ahora, de manera
aleatoria, llamamos unas veces Prcc y otras Ce.
Es atinado también hacer una advertencia en este lugar:
no ha de generalizarse apresuradamente lo que aquí hemos
traído a la luz sobre la distribución de las operaciones aními-
cas en los dos sistemas. Estamos describiendo la situación tal
como se presenta en el adulto, en quien el sistema Ice, en
sentido estricto, funciona sólo como etapa previa de la or-
ganización más alta. El contenido y los vínculos de este sis-
tema durante el desarrollo individual, y el significado que

O
posee en el animal, no deben derivarse de nuestra descrip-
IC
ción sino investigarse por separado.-"' Además, en el caso del
hombre debemos estar preparados para descubrir, por ejem-
CT

plo, condiciones patológicas bajo las cuales ambos sistemas


se alteren en su contenido y en sus caracteres, o aun los true-
quen entre sí.

DI
O
US

" [Cf. «Introducción del narcisismo» (1914c), supra, pág. 93K


•— En la edición de 1915 decía «Ce».I
1" [Una de las escasísimas observaciones de Freúd sobre la meta-
psicología de los animales puede encontrarse en su Esquema del
psicoanálisis (1940«), AE, 23, pág. 145.]

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