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Actividades lúdicas para trabajar la regulación sensorial del niño en casa

En ocasiones nos encontramos con situaciones donde la participación en las actividades


cotidianas del niño no se pueden llevar a cabo con normalidad causando un constante estrés
en casa y entorpeciendo las relaciones entre padres e hijos: “mi hijo tiene constantes rabietas”,
“tarda mucho en el vestido/desvestido”, “no puede estar quieto ni un momento”, “no duerme
bien”, “no obedece”, “le cuestan mucho los cambios de rutina”, “no come bien…”

Para la mayoría de personas el equilibrio sensorial es fácilmente alcanzado y las ocupaciones


diarias transcurren con fluidez. Pero, ¿qué pasa cuando aún en condiciones idóneas, resulta
complicado que el niño mantenga un estado de alerta adecuado? Cuando hablamos de un
estado de alerta adecuado nos referimos a la existencia de una estabilidad emocional, una
regulación sensorial, de la conducta, del nivel de actividad y atención, a pesar de la variabilidad
en la intensidad de las sensaciones del cuerpo y del entorno.

Es preciso, como padres, conocer las necesidades sensoriales del niño. Debemos entender
que no es su intención molestar a los demás. Estos niños tienen mucha tensión y necesitan
canalizarla de alguna forma. Es por eso que es importante encontrar un momento del día para
añadir este tipo de actividades lúdicas de regulación sensorial con carga
vestíbulo/propioceptivas que les ayude a funcionar mejor en la rutina del día a día.

Las propuestas son las siguientes:

Materiales necesarios

Pelota de Pilates
Hamaca/columpio
Luces de colores
Saquitos de peso
Colchoneta/sofá/cama
Texturas: arroz, lentejas, fideos, esponjas de distinto tacto (suave, áspero… ) espuma de
afeitar
Vibración
Manta o sábana
Patinete
Rolón

ACTIVIDADES

Botes en la pelota de Pilates, tanto en sedestación como en bipedestación. Canta una canción,
eso siempre ayuda a medir el tiempo, y si quieren seguir botando solo tienen que pedirlo de
forma adecuada. Con la pelota se puede trabajar en sedestación el control del tronco y los
ajustes posturales; se puede aprovechar para añadir algún objeto como pelotas pequeñas de
colores y mientras bota, la coge y las mete en una caja (se trabaja la atención, inhibición de
estímulos y control óculo-manual)

Tirar de la sábana. El niño sentado tiene que adaptar su cuerpo a los distintos cambios
posturales. Puedes hacer un recorrido por el pasillo o el comedor hasta llevarlo al sofá o
colchoneta.
Cochoneta o colchón. Aprovecha esa superficie blanda para aplastarles con la pelota o con
almohadas cada partecita de su cuerpo, que ellos luchen por intentar salir de ahí, que hagan
fuerza (no presionar excesivamente fuerte)

Que suban y bajen objetos (silla, sofá, cama…); también que pasen por debajo de ellos
arrastrando su cuerpo. Todo eso ayudará a trabajar la propiocepción y la
la conciencia corporal.

En la Hamaca se puede trabajar, a parte del movimiento lineal y relajación, la atención y el


control óculo-manual. También es muy útil la posición de avión para trabajar estímulo vestibular
dentro de la hamaca: con los bracitos hacia afuera, pásale una cuerda y que tire hacia adelante
trabajando también la musculatura escapular, la fuerza de agarre y la bilateralidad.

Con el patinete colocarse de barriga y moverse con ambas manos hacia adelante para trabajar
la bilateralidad, la fuerza en miembros superiores y la coordinación de ambos miembros.
También se puede colocar una cuerda y que el niño desde el patinete tire hacia adelante.

El rolón es un objeto que también se puede añadir al circuito; el niño se puede colocar de
barriga y moverlo hacia delante y hacia atrás, impulsándose con los pies y con las manos en
posición de pronación. Asimismo, se le puede colocar distintas texturas en las partes de las
manos y que en esa posición busque distintos objetos. Esto también ayudará a tonificar la
musculatura escapular. El rolón también se puede utilizar sentado como si fuera un caballo y
moverlo con ambos pies hacia la derecha y hacia la izquierda. Esto ayudará a trabajar
bilateralidad y equilibrio.

Las luces las puedes utilizar a modo de relajación en el rincón de la calma, a modo de juego:
“yo las escondo y una vez acabes el circuito las tienes que buscar” o a modo de iniciar la
comunicación y la atención conjunta.

La vibración es un objeto más bien calmante. Puedes pasar el estímulo por todo el cuerpo y
que vaya diciendo el nombre de cada parte. También para relajar junto con la pelota dando
botes.

Los saquitos de peso se pueden utilizar también a modo de relajación. Mientras el niño está en
la hamaca o tumbado en la colchoneta se le pueden poner encima del cuerpecito para hacer
presión profunda. También para jugar a buscarlos o a lanzarlos en un cubo ejerciendo fuerza
digito-palmar.
¡Importante!

Siempre son juegos que motiven al niño; nunca forzar, puesto que es ahí donde se hace más
efectivo el trabajo neuronal.
Que el niño elija con qué quiere jugar y cómo. Ayúdale a desarrollar no solo la iniciativa al juego
funcional y a la resolución de problemas, sino también a la ideación, planificación y ejecución
autónoma de una actividad. Esto luego se traducirá en el entorno que le rodea.
Es preciso que estén adaptados a sus capacidades, ni más fácil ni más difícil, con pequeños
retos que tengan que ir alcanzando.

Siempre ayuda crear historias que motiven a los niños para hacer los juegos y alcanzar una
regulación sensorial
Y recuerda:

La riqueza de la paternidad está en darles nuestro tiempo, ya que es la mejor forma de


amarlos.

Paula Martínez Mares, Terapeuta

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