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Dislalias, disglosias, disartrias y disfemias

Concepto de dislalia
Las dislalias son las anomalías del habla más frecuentes en la edad escolar, sobre todo en los
alumnos de educación infantil y primer ciclo de educación primaria, y presentan un pronóstico
muy favorable, aunque es aconsejable una intervención temprana.

Se trata de alteraciones en la articulación de los fonemas, ocasionadas por una dificultad para
pronunciar de forma correcta determinados fonemas o grupos de fonemas de la lengua. Esta
dificultad puede estar ligada a problemas de discriminación auditiva y/o dificultades en las
praxias bucofonatorias (Valmesada, 2007). Cuando son abundantes los fonemas afectados, el
habla de los sujetos puede llegar a ser ininteligible, de modo que se pone en peligro la función
comunicativa del lenguaje.

Según el fonema afectado, las dislalias reciben denominaciones diferentes, derivadas del
nombre griego del fonema de que se trate, más el morfema «-tismo» o «-cismo». De esta forma,
la articulación defectuosa del fonema /r/ recibe el nombre de rota cismo; la del fonema /d/,
deltacismo; la del fonema /s/, sigmatismo, etc.

Tipos de errores fonéticos característicos en las dislalias, disglosias y disartrias


(elaborada a partir de Gallego, 2005)

Detección en el aula

Los diferentes tipos de errores que los niños con problemas de articulación pueden llegar a
cometer han de ser evaluados en lenguaje dirigido, repetido y conversacional.
Intervención en dislalias

La intervención en dislalias suele comenzar siempre por gimnasia orofacial, que trata de
fortalecer el tono y la motilidad de la lengua, labios, paladar, mandíbula, en definitiva, de todos
los órganos del aparato articulador. Posteriormente se aborda el error o errores concretos de
articulación de fonemas por el punto y modo de articulación. Se trata de conseguir la colocación
correcta de todos los elementos articuladores y entrenar este posicionamiento primero en
elementos simples (fonemas y sílabas) y después en palabras, hasta llegar al proceso de
generalización. Durante todo este proceso la colaboración de padres y maestro conjuntamente
con los profesionales del área de audición y lenguaje, el logopeda o los foniatras es esencial. Por
último, hay que comentar el hecho de que en ningún momento se debe incidir con el niño en el
error sin dar alternativa. Siempre se debe reforzar la articulación correcta, y ante la emisión
incorrecta lo más adecuado es dar ejemplo al niño e inducir otra palabra que contenga el fonema
erróneo para ir garantizando gradualmente la articulación más correcta, de modo que no se
suscite ansiedad en el niño.

Concepto de disglosias

Las lesiones o malformaciones de los órganos que intervienen en la articulación del lenguaje
ocasionan una disglosia. Es un trastorno permanente del habla que precisa un constante
entrenamiento para poder pronunciar cada fonema del modo adecuado. Existen
diferentes tipos de disglosia. En función del órgano bucofonatorio afectado, las disglosias
pueden clasificarse del modo siguiente:

— Labiales: el órgano afectado es el labio, bien por hendiduras en éste (labio leporino), porque
la cara interna está unida a la encía (frenillo labial) o por falta de movilidad de la boca (parálisis
facial).
— Palatinas: el paladar óseo y el velo del paladar son las partes afectadas. Las causas más
frecuentes son la unión de las cavidades nasal y bucal, por estar el paladar dividido en su línea
media (la fisura palatina), y una altura excesiva de la bóveda del paladar que genera dificultades
para respirar por la nariz (paladar ojival).
— Linguales: el órgano afectado es la lengua. Pueden estar alterados el tamaño de la lengua
(microglosia o macroglosia) y su movilidad, ya sea por lesión del nervio hipogloso (parálisis
lingual) o por una unión entre la cara interna de la lengua y la encía inferior (frenillo lingual o
anquiloglosia).
— Mandibulares: hay alteraciones en la forma o en el tamaño de las mandíbulas y, en
consecuencia, los maxilares inferior y superior no se acoplan bien (atresia mandibular y
progenie).
— Nasales: el órgano afectado es la nariz, que en el aparato fonador cumple la misión de actuar
de caja de resonancia. Se conocen con el nombre específico de «rinolalias». Las rinolalias pueden
ser abiertas (las vocales se pronuncian con resonancia nasal) o cerradas (se pronuncian mal las
consonantes nasales, por ejemplo, /m/ por /b/).
— Dentales: la pronunciación se ve afectada por la forma, disposición, exceso o ausencia de los
dientes.

Evaluación e intervención en disglosias

En el diagnóstico de las disglosias intervienen diferentes profesionales relacionados con la


medicina (el otorrinolaringólogo, el pediatra infantil...), además del logopeda y el psicólogo
infantil, y, como en cualquier otro caso, es absolutamente necesaria la implicación familiar.
En ocasiones es necesario realizar una intervención quirúrgica, por ejemplo, en el caso del labio
leporino o de la fisura palatina, y después valorar el funcionamiento de los diferentes órganos
implicados en la emisión del habla.
Los maestros pueden colaborar en el aula con la realización de ejercicios de reeducación de
utilidad no sólo para los niños con esta problemática sino para el desarrollo integral de todo su
alumnado.

Actividades para las disglosias


Para reeducar el habla

1. Se debe realizar ejercicios de articulación de vocales por separado. Esto es: se puede
utilizar diferentes canciones para la pronunciación de las vocales o consonantes.
2. Es importante, luego de presentar y practicar las vocales, pasar de unas a otras con
rapidez.
Ejercicios de movilidad para la reeducación del velo del paladar

1. Tomar aire por la nariz, inflando la boca y evitando que el mismo salga de la nariz y
de la boca por unos segundos.
2. Sujetar la punta de la lengua entre los dientes y luego deslizar la saliva entre éstos
sin soltar la lengua.
3. Practica la pronunciación de la vocal /G/. A continuación, practicar la misma vocal
sostenida: ggggggggggg
4. Realiza ejercicios de discriminación de los fonemas: Ka, Ke, Ki, Ko, Ku; Ta, Te, Ti, To,
Tu; Sa Se, Si, So, Su; Pa, Pe, Pi, Po, Pu; etc.
5. Ejercicios de succión. Se puede utilizar una pajita o sorbete para fortalecer los
músculos faciales.
Para ejercitar la mandíbula

1. Realizar movimientos de masticación de forma exagerada.


2. Es importante, además, realizar movimientos de la mandíbula de izquierda a derecha
y desde delante hacia atrás.
Ambos ejercicios tienen el objetivo de fortalecer el trabajo de la mandíbula.

Para ejercitar los músculos buccinadores

Los músculos buccinadores son aquellos que se encuentran entre las mejillas. Para su
ejercitación deberemos:

1. Abrir y cerrar la boca. Hinchar las mejillas con aire y contener éste durante unos
segundos.
2. Mostrar y enseñar los dientes (incisivos superiores e inferiores).
Ejercicios orofaciales

1. Tocar el labio con los dedos y realizar suaves masajes a lo largo de los mismos.
2. Realizar pequeños pellizcos en los labios para suavizar la rigidez.
3. Masajes en dirección vertical, diagonal y horizontal desde el labio hacia afuera.

Para reeducar la respiración

Ejercicios de soplo. Se puede realizar ejercicios con diferente intensidad, frecuencia y ritmo del
soplo. En este caso puede ser de utilidad emplear juegos o contar cuentos.

1. Ejercicios de coordinación. Realizar inspiraciones y coordinaciones con brazos o


piernas. Por ejemplo, inspirar y elevar los brazos; exhalar y bajar los brazos, etc.
2. Realizar pompas de jabón o burbujas.
3. Jugar con barcos, algodón, plumas, etc. Se pueden confeccionar barcos de papel y
colocar en un recipiente con agua, mientras los niños soplan el mismo para que éste
se desplace.
4. Hinchar globos de diferentes tamaños. Utilizar globos que sean flexibles para los
niños.
5. Apagar velas, cerillas o llamas soplando las mismas.

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