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Tratamiento indirecto:
Estos ejercicios se relacionan con los movimientos y acciones respiratorias como el ritmo,
y algunos ejercicios buco-faciales: lengua, labios, mejillas y paladar. También existen los
ejercicios linguo-faciales. Estos ejercicios son útiles para la mejoría de algunos problemas
del lenguaje no neurológicos ni graves.
Respiratorios:
Comencemos por aquellos que pueden realizarse sin el uso de instrumentos, sino con
simples movimientos repetitivos de sonidos:
Ejercicios de ritmo:
El adulto usa un juguete pequeño para dar pequeños golpes a la mesa, que el niño
reproducirá procurando usar también un objeto y luego su propia voz para intentar
reproducir los sonidos tal cual los escuchó. El ritmo es muy importante para la
articulación y correcta formación del lenguaje hablado.
Ejercicios de ritmo y articulación se sílabas:
El niño podrá articular silabas seguidas con la t o con la p, por ejemplo: pa, pa, pa, pa, y
cambiando las vocales cada vez que se hagan los ejercicios; de este modo, el niño podrá
no solo ejercitar el ritmo, sino también podrá practicar la articulación de palabras para
mejorar cualquier problema del lenguaje.
Discriminación fonética:
Para que el pequeño pueda escuchar correctamente, es recomendable comenzar con
ejercicios de silencio que lo ayude a detectar sonidos y fijar la atención, y luego
preguntarle qué sonidos han escuchado anteriormente. Con este ejercicio el niño podrá:
La agilidad que pueda tener en el niño es lo que determina la calidad de lenguaje logrado,
además del control motor que el pequeño tendrá sobre su propia lengua y boca.
Por lo tanto, si existen dislalias, no será difícil corregirlas con ejercicios para la corrección
de trastornos del lenguaje.
Inflar mejillas.
Desinflar las mejillas luego de un tiempo de retener aire.
Inflar la mejilla izquierda y luego la derecha.
Tomar mucha agua, retenerla en la boca por un tiempo y hacerla soltar
lentamente.
Abrir la boca y bostezar, usando la A y la O para pronunciar o articular.
SUGERENCIAS DE EJERCICIOS PARA RESOLVER LAS DIFICULTADES DEL
Por otra parte, no hay que pensar que este es un indicador de un problema severo del
lenguaje. Los niños entre los 2 los 4 años pueden hablar de un modo diferente; agregar o
quitar letras, etc. Sin embargo, si alrededor de los 3 años un niño no pronuncia palabra
alguna, es conveniente hacer una consulta con un especialista. Aguardar más tiempo
podría resultar en una pérdida de valioso tiempo para el niño y un problema que podría
tener una pronta solución.
A continuación, presentamos un cuento para trabajar con niños que tienen problemas de
lenguaje.
¡Melina, Melina! Tengo ganas de emprender un nuevo viaje y creo que esta vez
iré por allí, del otro lado de la colina.
La hija le miró fijamente y, ya acostumbrada a los viajes de su padre, le respondió:
Padre, pues si este es otro de los viajes que has de programar, entonces pronto
tendrás que empacar.
Melina ayudó a empacar a su padre (pues sabía que era imposible retenerlo una vez que
la decisión de viajar había sido tomada).
Al día siguiente Miguel salía del bosque rumbo hacia la colina. Pronto atravesaría un gran
lago en donde se cruzaría con el cocodrilo “Dino” al que tuvo que preguntarle:
Don cocodrilo Dino: preciso que me indique el camino hacia mi nuevo destino
¿Y cuál es ese destino que usted busca con tanto compromiso? – le respondió
Detrás de la colina debo ir. Y aunque aún no tengo marcado mi rumbo sé que
ahora debo partir.
Dicho esto, el tigre partió en dirección hacia la colina (Era frecuente que Miguel hablara y
se respondiera él mismo sin aguardar la opinión de otras personas).
Caminando con paso ligero se encontró a una ardilla que estaba sentada en una silla.
Buenos días señora ardilla, busco el paso más cómodo para cruzar la colina.
Pues si la colina quiere cruzar, por las cuevas ha de pasar… – respondió
misteriosa la ardilla
Agradecido continuó su rumbo el tigre y cruzó las cuevas. En pocas horas se encontraba
del otro lado de las mismas y un paisaje nuevo se dibujaba a su paso… Praderas, colinas y
hasta un hermoso valle se tendían como alfombra a su paso.
El tigre, cansado, decidió que ya era hora de un merecido descanso. Se dispuso a dormir
hasta que los rayos del sol asomaron anunciando un nuevo día: ¡había dormido durante
24 horas!
Al despertar, observó como una pequeña coneja cosechaba algo desconocido para él.
Entonces le preguntó:
Buenos días señora ¿Podría decirme qué es eso que tiene en sus manos de
amarillo color y atractivo como el sol?
Esto que usted ve – respondió la coneja – no es más que trigo, señor tigre
¿Quisiera probar un poco de la cosecha de este hermoso día?
El tigre no pudo resistirse a tal invitación pues aquello tenía los colores del mismo sol. Así
comenzó a comer trigo, Miguel el tigre. Pronto descubrió que, sin quererlo, había comido
más trigo del que debía comer.
Decidió regresar a su hogar lo más pronto posible pero en el camino un dolor profundo le
atravesó el estómago y tuvo que permanecer tendido durante unas cuantas horas.
Pasó por allí el cocodrilo “Dino” y recordando a aquel viajero, su procedencia y destino,
decidió cargarlo y llevarlo con su familia en el bosque perdido.
Así regresó Miguel a su hogar, habiendo comido todo el trigo que había querido pero con
un dolor en el estómago por haberse aventurado más allá de lo debido.
Consigna:
La consigna es que los niños con problemas de lenguaje lean (o repitan) algunas de las
frases (o todo el cuento) puesto que el mismo fue redactado con rimas y también con
palabras tipo trabalenguas.