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GLOSARIO
Profesora: Integrantes:
Azucena Álvarez Elianyi Campos CI 29.708.587
Ramon Morales CI 8.999.294
Danyelo Navarro CI 26.717.899
Carlos Rojas CI 13.616.392
Greika Romero CI 30.344.258
Raulimar Zambrano 28.169.417
1. Criminalidad
Lo primero que vamos a hacer es conocer el origen etimológico de la palabra criminali-
dad que ahora nos ocupa. En este caso, podemos exponer que procede del latín, exacta-
mente es fruto de dos componentes claramente delimitados:
-El sustantivo “crimen”, que viene a hacer mención al resultado de una acción delictiva
que debe ser llevada a juicio.
2. Conducta Criminal
La cometen sujetos con buena posición económica, buena residencia, no muestra pobre-
za, no presenta mala educación, ni poca inteligencia, sería más bien por avaricia, y
4. Etiquetamiento o Estigmatización
La Teoría de la reacción social, Teoría del etiquetado, Teoría del etiquetamiento o labe-
ling (en inglés Labeling theory) es una de las teorías microsociológicas de la sociología
de la desviación desarrollada durante la década de 1960 y 1970 que postula, en relación
con las teorías de las relaciones sociales, que la desviación no es inherente al acto con-
creto sino que es una manifestación de la mayoría social que califica o etiqueta negativa-
mente los comportamientos de las minorías al desviarse de las normas culturales estan-
darizadas de la mayoría. La teoría ha prestado especial atención a distintos colectivos o
minorías que habitualmente sufren el etiquetado o calificación negativa por su desvia-
ción de la norma mayoritaria social (grupos de personas en situación de discapacidad fí-
sica, psíquica o mental, criminales, homosexuales, niños, ancianos, minorías raciales,
etc.).
La teoría del etiquetado defiende que la desviación no es inherente a un acto, sino que se
muestra la tendencia de la mayoría a las calificaciones negativas o etiquetado de las mi-
norías a las que se ven como desviación de estándar de las normas culturales y sociales.
La teoría hace referencia a cómo la propia identidad y el comportamiento de los indivi-
duos puede ser determinado o influido por los propios términos utilizados para describir
o clasificar dicho comportamiento, y se asocia con el concepto de una profecía que se
cumple y con los estereotipos.
5. Política Criminal
La política criminal, como se conoce hoy, tiene sus orígenes a finales del siglo XIX
(1803) con el alemán Fran Von Liszt quien la definió como "el conjunto sistemático de
principios, con arreglo a los cuales deben organizar el Estado y la sociedad la lucha
contra el crimen"
Por su parte, Gabaldón, entiende por política criminal todas las actividades dirigidas o
coordinadas por el Estado para identificar la problemática delictiva y para adoptar medi-
das tendentes a minimizar los efectos de la criminalidad. En otras palabras, se trata de la
formulación de políticas públicas para el control de la criminalidad por parte del Estado.
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6. Derecho Penal
Se entiende por derecho penal a la rama del Derecho que se encarga de normar y
concebir las capacidades punitivas, es decir, de castigo, que se reserva el Estado para
aquellos que violentan las normas de convivencia o de conducta, siempre a partir de un
principio de proporcionalidad y de imparcialidad.
con la decisión de alejar por un tiempo a un individuo del resto de la sociedad, al consi-
derarlo peligroso o incapaz de ajustarse a las reglas, o de brindarle un marco de rehabili-
tación para que lo haga.
La única fuente posible del derecho penal es la ley misma, contemplada en los códigos
penales y leyes penales en vigencia, ya que ni la costumbre ni la naturaleza definen lo
que es punible o no, sólo las leyes de los seres humanos.
El derecho penal es tan antiguo como la vida en sociedad, aunque existía inicialmente en
leyes de venganza tribal como la Ley del Talión.
7. Abolicionismo
Según RAE:
Movimiento que propugna la abolición de ciertas leyes, tales como las de esclavitud, pen
a de muerte o segregación racial.
8. Reacción Punitiva
9. Prisión
Una prisión es un sitio donde se encierra a los presos. Dicha institución, también
conocida como cárcel, forma parte del sistema de justicia y recibe a las personas que han
sido condenadas por algún delito.
La existencia de las prisiones obedece a diversos motivos, que han ido cambiando a lo
largo de la historia. En general se entiende que una prisión permite proteger a
la sociedad de los individuos peligrosos y, a la vez, reeducar a los detenidos para que
puedan insertarse nuevamente en la comunidad. Pero también puede tener un efecto
disuasivo en quienes planean cometer un acto ilícito, ya que les recuerda que si se hace
justicia pueden pasar el resto de su vida entre rejas.
El concepto de prisión también se usa para nombrar a cualquier cosa que detiene
físicamente: “La silla de ruedas es mi prisión”, “El derrumbe bloqueó la salida y
convirtió a la mina en una prisión”.
Prisión, por último, puede ser una atadura mental o sentimental: “No logro escapar de la
prisión de seguir enamorado de ella”, “Mi preocupación por la salud de Juana es una
prisión de la que no puedo escaparme ni un minuto”.
10. Garantismo
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El Garantismo atiende a los niveles del deber ser y del ser, mediante una serie de
lineamientos políticos y axiológicos que puedan sustentar un modelo normativo idóneo
que garantice la minimización de la violencia penal y permitan someter a cualquier
modelo de derecho penal a su deslegitimación.
Pueden distinguirse varios sentidos en el significado del paradigma garantista que son
objeto de matización y distinción analítica por parte de Ferrajoli con el fin de ubicar las
funciones de la filosofía del derecho, de las disciplinas jurídicas positivas y de la
sociología del derecho. El autor de Derecho y razón sostiene explícitamente tres
acepciones de garantismo: como modelo normativo de derecho, como teoría del derecho
y crítica del derecho y como filosofía del derecho y crítica de la política. A pesar de ello,
siguiendo a Moreno (2007, p. 827), puede interpretarse que existen dos significados
genéricos: el garantismo como modelo de derecho y el garantismo como propuesta de
teoría general del derecho.
Una segunda acepción se refiere al garantismo como teoría del derecho y crítica del
derecho, es decir, una teoría de la validez y de la efectividad de las normas jurídicas que
sirve de base para legitimar o deslegitimar las funciones que el derecho desempeña. Esta
perspectiva es interna y estimula el espíritu crítico entre la validez de las normas y sus
aplicaciones.
Una tercera acepción refiere a filosofía del derecho y crítica de la política; se trata del
punto de vista externo "que impone al derecho y al Estado la carga de la justificación
externa conforme a los bienes y a los intereses cuya tutela y garantía constituye
precisamente la finalidad de ambos". (Ferrajoli, 1995, p. 853).
Así pues, la teoría del derecho se configura como el terreno de encuentro entre los
distintos enfoques para el estudio del derecho, a los que proporciona un aparato
conceptual en gran parte común: entre el punto de vista jurídico interno de las
disciplinas dogmáticas positivas, el punto de vista fáctico externo de la sociología del
derecho y el punto de vista axiológico externo de la filosofía política, cada uno de los
cuales corresponde a una interpretación empírica o semántica de la teoría. (Ferrajoli,
1995, p. 20).
En lo que Moreno engloba como ciencia jurídica se encontrarían las indagaciones sobre
los enunciados jurídicos operativos (dogmáticos) o factuales; en lo que denomina
filosofía política se ubicaría la distinción entre derecho y moral, y en la teoría del
derecho garantista particular podría ubicarse la teoría axiomatizada del derecho de
Ferrajoli. Para el profesor, "la teoría del derecho puede concebirse como un sistema de
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El criterio del favor reí es la norma de clausura del modelo de derecho penal mínimo
informada por la certeza y la razón, al no sólo permitir sino exigir intervenciones
potestativas y valorativas de exclusión y atenuación de la responsabilidad penal cada vez
que subsiste incertidumbre en cuanto a los presupuestos cognoscitivos de la pena. A este
criterio se refieren instituciones como la presunción de inocencia del imputado, la carga
de la prueba a cargo de la acusación, el principio de indubio pro reo, la analogía in
bonam partem.
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La síntesis anterior del modelo garantista de Ferrajoli nos permitirá contrastar el sistema
penal mexicano. En la actualidad se insiste en la frase Estado de derecho, sin que pueda
entenderse muy bien su significado. Después de leer lo que afirma este autor, podemos
contestar claramente su sentido en el área penal, misma que se opone diametralmente al
estado totalitario o estado de policía. Ambos paradigmas son referidos por la mayoría de
autores contemporáneos.
Ferrajoli es, junto con Alessandro Baratta, expositor de una tendencia en el derecho
penal denominada de derecho penal mínimo, en la cual juegan un papel preponderante
los principios penales que el segundo autor considera requisitos mínimos de los derechos
humanos a través de los cuales se articula a nivel de ley la política de mínimo respeto de
esos derechos. Los clasifica en dos grandes grupos: intrasistémicos y extrasistémicos,
siendo los primeros los que indican los requisitos indispensables para la introducción y
mantenimiento de las figuras típicas en la ley y los segundos aquellos referidos a los
criterios políticos y metodológicos para la discriminación y construcción alternativa del
sistema penal de los conflictos y problemas sociales.
Cabe mencionar que para algunos autores este último punto relativo al agravamiento de
las reglas penitenciarias está contenido en la cuestión de la restricción de garantías,
abarcando no solo las de carácter procesal sino también las de carácter sustantivo (las
normas que fundan las facultades del Estado para castigar legalmente a las personas) y
penitenciario.
Para Jakobs el derecho penal del enemigo se caracteriza, en primer lugar, por contener
un amplio adelantamiento de la punibilidad, o sea, que en este ámbito la perspectiva del
ordenamiento penal es prospectiva, tomando como punto de referencia el hecho futuro
que puede llegar a suceder, en lugar de tomar como referencia como habitualmente
ocurre, una visión retrospectiva tomando como punto de referencia el hecho cometido.
En segundo lugar, las penas previstas por este sistema son desproporcionadamente altas
y el hecho de que la autoridad haya anticipado la barrera de punición no se toma en
cuenta para reducir, en correspondencia, la pena aplicada. Y, en tercer lugar, el derecho
penal del enemigo relativiza e incluso suprime determinadas garantías procesales
(Jakobs y Cancio Meliá, 2005: 54).
Algunos otros aspectos característicos de este derecho penal del enemigo son los
siguientes: mientras que en el derecho penal ordinario la función manifiesta de la pena
es la contradicción (la presentación de pruebas en igualdad de condiciones entre las
partes del proceso –el Ministerio Público y la defensa de la persona sometida a proceso),
en el derecho penal del enemigo se busca la eliminación de un peligro, por ello quien se
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El profesor Jakobs señala también que el derecho penal del enemigo es indicativo de una
pacificación insuficiente que no necesariamente es siempre imputable a los
“pacificadores”, sino también a los rebeldes (Ibid.: 18-19).
El derecho penal del enemigo se aparta de los fines ordinarios del derecho penal, o sea
de la reafirmación del ordenamiento jurídico o de la norma infringida y de la ideología
de la prevención general positiva, de la prevención especial rehabilitadora y de
reinserción social, pues en realidad se trata de una legislación de lucha o de guerra
contra el enemigo, cuyo único fin es excluirlo o hacerlo inocuo.
14. Resocialización
responsables del centro penitenciario, por lo tanto, deben realizar una serie de funciones
que incluya la asistencia psicológica y la capacitación para que el recluso, al recuperar
la libertad, pueda desarrollarse y no sea nuevamente un componente peligroso de la
sociedad.
Resulta curioso que la pena privativa de libertad continúe siendo la sanción por
excelencia contra cualquier persona que infringe las leyes a pesar de que en la mayoría
de los países la percepción general apunte a que el sistema penitenciario no funciona
adecuadamente, no ofrece una verdadera solución a la delincuencia ni brinda
oportunidades útiles a los presos para que vuelvan a insertarse en el sistema una vez que
han cumplido su pena.
Estar encerrado en una celda, privado de la libertad de salir del edificio para hacer las
compras, ver una película o leer un libro en el parque es mucho más difícil de superar de
lo que se percibe desde afuera; como muchas otras cosas en la vida, no valoramos la
libertad lo suficiente hasta que la perdemos. Cuando existen problemas psicológicos que
impiden el correcto y sano desarrollo en la sociedad, verse forzado a compartir un
espacio reducido durante meses o años no es precisamente un plato tentador.
Entre los problemas que deben atender los psicólogos de las prisiones se encuentran los
intentos de suicidio, que muchas veces comienzan por creer que una vez terminado el
periodo de reclusión no habrá futuro. No olvidemos que muchos individuos pierden su
trabajo, su casa y sus relaciones cuando son condenados a prisión, por lo cual el proceso
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de resocialización debe enfocarse en gran parte en impedir que esos acontecimientos les
impidan levantarse y seguir adelante con sus vidas.
15. Rehabilitación