0 calificaciones0% encontró este documento útil (0 votos)
35 vistas5 páginas
Este ensayo trata sobre la evaluación educativa. Discute cómo la evaluación tradicional se ha centrado demasiado en exámenes para medir conocimientos de forma cuantitativa. En cambio, propone que la evaluación debe ser un proceso que recolecta información cualitativa a través de múltiples instrumentos y evidencias para tomar decisiones que mejoren el aprendizaje. También argumenta que la evaluación debe ser un proceso de retroalimentación continua entre maestros y estudiantes para mejorar el rendimiento académico y las práctic
Este ensayo trata sobre la evaluación educativa. Discute cómo la evaluación tradicional se ha centrado demasiado en exámenes para medir conocimientos de forma cuantitativa. En cambio, propone que la evaluación debe ser un proceso que recolecta información cualitativa a través de múltiples instrumentos y evidencias para tomar decisiones que mejoren el aprendizaje. También argumenta que la evaluación debe ser un proceso de retroalimentación continua entre maestros y estudiantes para mejorar el rendimiento académico y las práctic
Este ensayo trata sobre la evaluación educativa. Discute cómo la evaluación tradicional se ha centrado demasiado en exámenes para medir conocimientos de forma cuantitativa. En cambio, propone que la evaluación debe ser un proceso que recolecta información cualitativa a través de múltiples instrumentos y evidencias para tomar decisiones que mejoren el aprendizaje. También argumenta que la evaluación debe ser un proceso de retroalimentación continua entre maestros y estudiantes para mejorar el rendimiento académico y las práctic
2022 En el presente ensayo se dan a conocer los diferentes aspectos importantes y opiniones acerca de las diferentes lecturas analizadas y socializadas en la clase
de Innovación Educativa seguida de una pequeña conclusión. Como también los
diferentes conceptos que en las lecturas ya mencionadas, con el fin de mejorar así la comprensión de este. El centro de los diferentes temas a tocar son acerca de la evaluación, en base a esto me gustaría reflexionar un poco acerca de esto. Como bien se sabe que uno de los hábitos más comunes y naturales del ser humano es el hecho de juzgar y valorar de manera limitada y subjetiva las cosas, los actos y las personas de nuestro entorno, inclusive juzgándonos a nosotros mismos, poniendo o poniéndonos en tela de juicio atributos como belleza, bondad, capacidad, y en muchas ocasiones también la inteligencia, destrezas y utilidad de las cosas y las personas, con el fin de reflexionar y mejorar día a día esos atributos. Podemos hablar de evaluación en todos los campos de la actividad humana, pero en el ámbito educativo hoy en día es quizá uno de los temas de mayor importancia y protagonismo. Es por eso que gobiernos, administradores, profesores, padres, alumnos y toda la sociedad están más conscientes que nunca de su importancia, repercusiones y beneficios que trae el hecho de evaluar y ser evaluados para tomar mejores decisiones en los programas educativos. Es así que el presente trabajo surge a través de una reflexión especialmente dedicado al apartado de la evaluación y hacerla ver como un proceso catalizador de formación de manera organizada y planeada el cual nos sirva para recabar información antes (diagnóstico), durante (formativa) y después (sumativa) del proceso de enseñanza-aprendizaje, lo que seria para el mejoramiento y perfeccionamiento de nuestras practicas docentes y para el beneficio de los estudiante. Para lo cual partiremos del hecho de que como se menciona en la lectura de Evaluación, ética y poder; que menciona que se ha concebido autoridad a las instituciones para hacer juicios de valor, sólo que en los últimos años se ha formalizado la evaluación de los distintos programas públicos y se ha convertido en una actividad exigida por la legislación. Se dice que los diferentes agentes que participan de la evaluación se han diversificado y ello ha significado mayor participación en el proceso de evaluación y también el desarrollo de una mayor autonomía y conciencia de que saben y lo que les falta por saber. Es decir, que parece necesario basar la evaluación en alguna forma de responsabilidad moral, de manera que las diferentes reflexiones sobre su justicia, veracidad, configuren su practica. Visto de diferente manera pudiera ejemplificarse de la siguiente manera: En relación con lo anterior es necesario aclarar que al evaluar los aprendizajes de los alumnos, sería valioso y deseable que éstos puedan participar del proceso de decisión de los criterios con los cuales se juzgará su aprendizaje. De alguna manera, al permitirles reflexionar sobre qué características de los productos o acciones son valiosas, se estará también educando y enseñando a autoevaluarse. Visto desde el enfoque en que la evaluación describe la realidad, nos dice que en sus inicios la evaluación se plantó con el interés de medir diferentes atributos en los niños y niñas para así poder tomar decisiones de tipo educativo y psicológico. Con este fin, se elaboraron instrumentos de medición de conocimientos, cociente de inteligencia, y estimación de otros factores que permitían clasificar la capacidad de los individuos en diferentes aspectos.
En la lectura sobre el momento de la meta de evaluación educativa nos habla
precisamente sobre los muchos y diferentes discursos sobre la evaluación y la educación están trucados por la ambigüedad o la peculiaridad de las acepciones de las que esta parte. Existe una función retroalimentaria de la evaluación que ha sido completamente olvidada, ya que cuando se evalúa mucho y se mejora poco, algo esta fallando en el proceso.
Más sin embargo, nuestro desempeño docente constantemente es evaluado por
personas ajenas a nuestra institución o por expertos en la materia (heteroevaluación), tal es el caso de la prueba “ENLACE” y “PISA”, el cual representa un proceso rico de aprendizaje por los datos y posibilidades que ofrece y a su vez complejo por enjuiciar las actuaciones de otras personas, lo importante es que a partir de los resultados nosotros como profesores podemos hacer más rico y nutritivo nuestro que hacer docente en el aula para beneficio de los alumnos y para una superación personal y profesional. Es importante mencionarlo, ya que depende del docente y la actitud que mantiene si decide quedarse o avanzar. No es lo mismo una iniciativa que surge de la jerarquía y es impuesta, que una que parte de los protagonistas. Conviene tener en cuenta que la evaluación es todo el proceso no únicamente el final. Fernando Díaz, en “La metaevaluación y su método”, define a la metaevaluación como: “…la actividad o conjunto de actividades que consisten en la elaboración de listas de comprobación y en la aplicación directa de estas listas a un caso específico para, con base en ellas, construir un juicio sobre la evaluación como resultado. Estas listas incluyen, a veces, criterios y escalas de valores para medir variables cuya inclusión responde a esos criterios”. Esto para llegar acuerdos, tomar decisiones o a diseñar nueva estrategias para mejorar el proceso de aprendizaje. La metaevaluación de pregunta por el rigor. Recabar por escrito o verbalmente la opinión propia sobre dicho proceso de evaluación es un modo excelente de comprobar el rigor. Para que la evaluación educativa adquiera su verdadera dimensión, debemos entenderla en un primer momento como una recolección de información de manera sistemática, esta recolección debe hacerse a través de varios instrumentos y evidencias y no solo de uno (en este caso el examen que era o es el instrumento por excelencia utilizado por el maestro) para obtener una información de carácter más cualitativa, para en un segundo momento con base a esta información tomar las decisiones más adecuadas que permitan hacer cambios, ajustes, o correcciones que se consideren pertinentes con la intencionalidad de mejorar el proceso de enseñanza-aprendizaje durante la marcha y no solo al final como se entiende en la concepción tradicional. Bajo esta nueva concepción ahora vemos a la evaluación como un instrumento de ayuda, que a través de la retroalimentación permiten mejorar el rendimiento académico del estudiante pero también mejorar la práctica del docente. Ha sido muy gratificante y productivo la elaboración de este ensayo por que me ha y nos ha despejado de viejos paradigmas evaluativos a los que estamos acostumbrados por la herencia que nos han dejado nuestros profesores e inclusive por la falta de actualización de nuestra parte en el ámbito evaluativo, al ver al examen como único instrumento evaluativo: para comprobación de manera cuantitativa la adquisición de los conocimientos, como instrumento de sometimiento y no solamente eso, si no de verlo como el fin del proceso enseñanza-aprendizaje. Aunque esto no es nada fácil, como toda cuestión de actitud y de mentalidad lleva tiempo cambiarlo, pero no hay nada imposible si en realidad se quiere cambiar, y sobre todo si se quiere ayudar a los alumnos que son la nueva generación