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ACTUALIDAD DEL DECRETO
“PERFECTAE CHARITATIS”
SOBRE LA ADECUADA RENOVACIÓN
DE LA VIDA RELIGIOSA
P. Vincenzo Bertone, s. de p. Subsecretario de la Congregación para los
institutos de vida consagrada y las sociedades de vida apostólica
Introducción
El Vaticano II fue el primer concilio
que trató ampliamente la teología de la
vida consagrada, poniendo de relieve
toda su riqueza y profundidad.
El decreto Perfectae caritatis sobre
la adecuada renovación de la vida
religiosa1 constituye una especie de
coronación de los contenidos
doctrinales que encierra la constitución
1 El titulo De accomodata renovatione,
aplicado a la renovación de la vida religiosa,
por decirlo así, ya había sido introducido y
consagrado por el I Congreso internacional de
los estados de perfección, celebrado en Roma
en el año 1950, con el fin de promover dentro
de los diversos institutos religiosos una
adecuada, sana y provechosa renovación.
Inmediatamente después de la fase
antepreparatoria del Concilio (1960-1962), se
creó una Comisión preparatoria de los
religiosos, a la que sucedió la Comisión
conciliar de los religiosos (1962-1965). La
Comisión, como fruto de un intenso trabajo,
durante la cuarta sesión del Concilio, sometió
a la atención del Papa y de los padres con-
ciliares el esquema Decretum de accomodata
SEMINARIOS
dogmática Lumen gentium2. En efecto,
se trata de un documento de índole
normativo-práctica, breve, esencial y al
mismo tiempo dinámico que, a la luz de
la labor de actualización impulsada por
el Concilio, se propone elaborar una
estrategia para la renovación de los
DOCUMENTACIÓN
institutos y de sus miembros. Cuarenta
años después de su promulgación, se
pueden señalar algunos motivos que
atestiguan claramente su actualidad.
renovatione vitae religio-
sae, que fue votado durante la 146ª Congre-
gación general (11 de octubre de 1965) con los
siguientes resultados: votantes 2.142;
favorables 2.126; contrarios 13; votos nulos 3.
La expensio modorum había sido objeto de
diecinueve votaciones, todas favorables, del 6
al 8 de octubre (correspondientes a las
Congregaciones generales 143ª-145ª) El
esquema fue promulgado definitivamente el
28 de octubre de 1965, después de recibir la
aprobación con 2.321 votos favorables y sólo
4 contrarios, de 2.325 votantes.
2 El decreto Perfectae caritatis se inserta y
se debe comprender a la luz de la. constitución
dogmática Lumen gentium, en el capitulo VI:
De religiosis, fruto de la nueva concepción de
AÑO 2006 nº 180
 P. Vincenzo Bertone

La vida consagrada necesita criterios conciliar y posconciliar, así como las

268 para la renovación actuales codificaciones de la Iglesia,
muestran claramente el principio de la
El primer elemento que atestigua perennidad del contenido teológico
con evidencia la actualidad del Decreto esencial y de la diversidad, novedad o
es la necesidad de criterios para la historicidad de la forma de la vida con-
renovación de la vida religiosa. No se sagrada4. Ese principio es de
puede considerar concluida la importancia fundamental para
renovación de los institutos de vida comprender la evolución de la vida
consagrada. El Decreto, consagrada y, por tanto, para entender
particularmente en los números 2 y 4, de dónde viene y a dónde se está
tiene el acierto de haber afrontado el dirigiendo.
tema poniendo de relieve diversos La juventud y la novedad son carac-
factores capaces de promover una au- terísticas propias de la Iglesia, que des-
téntica renovación, con la conciencia de siempre se esfuerza por conjugar la
de que no se trata simplemente de perennidad del dato revelado con la no-
restaurar valores antiguos, ni de vedad y la historicidad de las formas.
reformar los aspectos defectuosos o Esta exigencia pastoral fue puesta de
anticuados de la vida consagrada, sino relieve con fuerza en los trabajos pre-
de hacer verdaderamente cosas paratorios del Concilio5.
nuevas3. El mismo Juan Pablo II, en la exhor-
DOCUMENTACIÓN

En efecto, la enseñanza preconciliar, tación apostólica postsinodal Vita con-

Iglesia contenida en el Concilio. Enchiridion Vaticanum 6, 586-717). Para un
atento y profundo análisis de la cues-

3 Cf. FAGIOLO V., Perfectae caritatis.

Commento, Colección Concilio Vaticano II, 7,
Casale 1987.
4 Cf. el número 45, capitulo VI, de la
constitución dogmática Lumen gentium; los
números 1 y 19 del decreto conciliar Perfectae
caritatis; el número 18 del decreto conciliar
Ad gentes sobre la actividad misionera .de la
Iglesia (en Enchiridion Vaticanum 1, 1105-
1107); el Proemio de la Instrucción
Renovationis causam de la Sagrada
Congregación para los religiosos y los
institutos seculares sobre la actualización de la
formación en la vida religiosa (en Enchiridion
Vaticanum 3, 694-747); los números 9 y 51
de las Notas directivas Mutuae relationes de
la Sagrada Congregación para los religiosos y
los institutos seculares y la Sagrada
Congregación para los obispos (en
tión puede verse. V. DE PAOLIS, Le nuove
forme di vita consacrata, en Informationes
SCRIS 2 (1993)pp. 74-78.
5 El padre René Latourelle, refiriéndose a
Pablo VI durante el Concilio, se expresó así:
«Lo esencial, a sus ojos, era la renovación de
la Iglesia» (Vaticano II, Balance y
perspectivas, Sígueme, Salamanca 1986).
6 Cf. G. GHIRLANDA, L’esortazione
apostolica Vita consecrata: aspetti teologici ed
ecclesiologici, en Periodica canonica, 85
(1996) p. 555. Lo confirma la Instrucción
Caminar desde Cristo de la Congregación
para los institutos de vida consagrada y las
sociedades de vida apostólica, que,
refiriéndose al número 3 de la exhortación
apostólica Vita consecrata, afirma: «Sigue
siendo el punto de referencia más significativo

SEMINARIOS AÑO 2006 nº 180


secrata, que con todo derecho se puede
definir la carta magna de la vida consa-
grada6, al tratar de las nuevas formas de
vida consagrada, afirma que «el
principio fundamental para que se pue-
da hablar de vida consagrada es que los
rasgos específicos de las nuevas
comunidades y formas de vida estén
fundados en los elementos esenciales,
teológicos y canónicos, que son
característicos de la vida consagrada»7.
Esas palabras muestran claramente que
Juan Pablo II confirma el principio
según el cual, quedando a salvo los
elementos esenciales que constituyen el
núcleo imprescindible de la vida
consagrada, puede existir, más aún,
debe existir un camino continuo de
renovación. Otro pasaje de ese mismo
documento aclara todavía más el
concepto: «Hay que alegrarse –escribe
el Papa– por la acción del Espíritu (...).
Las nuevas formas son también un don
del Espíritu, para que la Iglesia siga a
su Señor en una perenne dinámica de
generosidad» (Vita consecrata, 62).
Más adelante afirma: «Vosotros no
solamente tenéis una historia gloriosa
que recordar y contar, sino una gran-
historia que construir. Poned los ojos en
el futuro, hacia el que el Espíritu os
impulsa para seguir haciendo con vo-
sotros grandes cosas» (ib.,110).
y necesario para guiar el camino de fidelidad
y de renovación de los institutos de vida
consagrada y de las
sociedades de vida apostólica, y, al mismo
tiempo, está abierto para promover
perspectivas válidas de formas nuevas de vida
consagrada y de vida evangélica».
SEMINARIOS
Actualidad del decreto «Perfectae Charitatis»
Así pues, la aplicación del principio
de la perennidad del dato teológico y de 269
la historicidad de las formas permite
vivir en plenitud la fidelidad que Juan
Pablo II llama «creativa», hablando de
la valentía que la vida consagrada debe
tener al reproducir la inventiva y la
santidad de los fundadores y las
fundadoras, cultivando una fidelidad
dinámica a la propia misión, como
respuesta a los signos de los tiempos
que van apareciendo en el actual
contexto histórico8. Y es, precisamente
en esta gran historia por construir donde
el Decreto conserva toda su actualidad,
e importancia, pues es una señal de
carretera que indica la senda de la vida
consagrada y, por tanto, también de
todo el fenómeno de las nuevas formas
de vida consagrada. No hay que olvidar
que, la mutabilidad y la aceleración de
DOCUMENTACIÓN
los tiempos actuales exigen vigilancia,
discernimiento y una tensión continua a
la renovación. En efecto, la realidad
histórica de la vida consagrada no
puede prescindir del hombre ni del
contexto en el que el hombre vive su
existencia. Persona y espacio son
factores decisivos en la sucesión de las
opciones históricas, también en la vida
consagrada. Y el Decreto es iluminador
y actual, también en ese aspecto. En el
número 3, que habla de los criterios
7 Vita consecrata, 62. El Papa hace
referencia a los elementos teológico-ca-
nónicos presentes en los cánones 573 del
Código de
derecho canónico y 410 del Código de
cánones de las Iglesias orientales.
8 Cf. ib., 37. Véase también P. VANZAN,
AÑO 2006 nº 180
 P. Vincenzo Bertone
prácticos para la adaptación, no sólo se
270 subraya la exigencia de una conveniente
adaptación del modus vivendi, orandi et
agendi de los consagrados, a las
actuales condiciones físicas y psíquicas,
sino también a las exigencias de la
cultura, a las circunstancias económicas
y sociales.
También el número 19, que trata del
nacimiento de la vida consagrada en las
Iglesias de nueva fundación, hacién-
dose eco del número 3, atestigua el
principio de la dinamización de las for-
mas en relación con elementos tanto
subjetivos como objetivos. El texto
reza así: «Es necesario impulsar y
cultivar de manera especial en las
Iglesias jóvenes formas de vida
religiosa que tengan en cuenta el
carácter y las costumbres de los
habitantes, así como las condiciones de
DOCUMENTACIÓN
vida del lugar».
Consagración bautismal y vida
consagrada
Un segundo factor de perenne actua-
lidad del decreto Perfectae caritatis es
el nexo que indica entre consagración
especial y consagración bautismal.
Dice así: «Entregaron (los religiosos)
toda su vida al servicio de Dios, lo cual
constituye ciertamente una especie de
consagración especial que tiene sus
raíces profundas en la consagración del
Nuove forme di vita evangelica: una
panoramica, en: Oltre la porta, i consacrati e
le consacrate del nuovo millennio (a cargo de
P. Vanzan-F. Volpi), Roma 2002, p. 111.
9 Christifldeles laici, 55. “No se trata de
SEMINARIOS AÑO 2006
bautismo y la expresa con mayor
plenitud» (n. 5). En efecto, de esa
forma el texto conciliar sugirió el
principio de diversidad en la unidad
insito en la vida cristiana, pues señaló
la raíz de la vida consagrada en el
bautismo (principio de unidad que
vincula a todos los cristianos).
especificando uno de sus caracteres
especiales relacionado con él (principio
de diversidad).
Esa afirmación conciliar exige tener
continuamente presente la realidad del
bautismo, redescubierto de modo par-
ticular en nuestro tiempo, como raíz de
la que la vida consagrada debe sacar
sus frutos. Eso indica la relación de
unidad de todas las vocaciones del
pueblo cristiano, especialmente
subrayada en el posconcilio, desde la
Lumen gentium (capítulo V), que fue
después muy elocuentemente
formulada en el número 55 de la
exhortación apostólica Christifideles
laici: «En la Iglesia-comunión los
estados de vida están de tal modo
relacionados entre sí que están
ordenados el uno al otro. Ciertamente
es común, mejor dicho, único su
profundo significado: el de ser
modalidad según la cual se vive la igual
dignidad cristiana y la universal
vocación, a la santidad en la perfección
del amor. Son modalidades a la vez
diversas y complementarias, de modo
estados separados u opuestos, sino de
dimensiones de la permanencia del
acontecimiento de Jesucristo en la historia y
en el mundo: P. MARTINELLI, Vocazione e
stati di vita del
nº 180
que cada una de ella tiene su fisonomía
original e inconfundible y al mismo
tiempo cada una de ellas está en
relación con las otras y su servicio. (...)
Son modalidades distintas que se
unifican profundamente en el “misterio
de comunión” de la Iglesia que se
coordinan dinámicamente en 1a única
misión»9.
El Papa, al subrayar que los tres
estados de vida tienen un significado en
común, sugiere también que estos
estados de vida tienen una raíz común,
dado que el bautismo, con el sacerdocio
común, subsiste también en los
ministros sagrados y en los
consagrados. Este dato teológico se
deduce aún más claramente de lo que
afirma la exhortación apostólica Vita
consecrata: «Las vocaciones a la vida
laical, al ministerio ordenado y a la
vida consagrada se pueden considerar
paradigmáticas, dado que todas las
vocaciones particulares, bajo uno u otro
aspecto, se refieren o se reconducen a
ellas, consideradas separadamente o en
conjunto, según la riqueza del don de
Dios. Además, están al servicio unas de
otras para el crecimiento del Cuerpo de
Cristo en la historia y para su misión en
el mundo. Todos en la Iglesia son
consagrados en el bautismo y en la
confirmación, pero el ministerio
cristiano, riflessioni sistematiche in dialogo
con H.U. von Balthasar, Edizioni Collegio S.
Lorenzo da Brindisi Laurentianum, Roma
2001, p. 365.
10 Summa TheoL, II-II, 186, 2. A este
respecto, santo Tomás, en la Summa Theol.,
SEMINARIOS
ordenado y la vida consagrada suponen
una vocación distinta y una forma 271
específica de consagración, en razón de
una misión peculiar» (n. 31).
Estas palabras del Papa revelan, asi-
mismo, que los tres estados de vida,
además de estar ordenados unos a
otros, también son recíprocamente in-
manentes. Esta inmanencia recíproca es
el fundamento ontológico y estructural
del principio de la communio, concepto
clave de la eclesiología conciliar Y ese
concepto encuentra precisamente en el
número 15 del decreto Perfectae
caritatis uno de sus puntos
culminantes. En efecto, en ese número
los padres conciliares ponen de relieve
que la communio se actualiza mediante
la vida fraterna, que cobra calidad
evangélica y se transforma en signo de
la comunión de amor trinitaria.
DOCUMENTACIÓN
De este principio de diversidad en la
unidad entre los estados de vida deriva
también el carácter de excelencia obje-
tiva de la consagración, como status
perfectionis acquirendae10, afirmado
por el Decreto y confirmado por Juan
Pablo II en el número 18 de la
exhortación apostólica: Vita
consecrata. En efecto, la forma de vida
casta, pobre y obediente es el modo
más radical de vivir el Evangelio, dado
que es el estado elegido por Jesús,
II-II, 186, cita el siguiente texto de Orígenes:
«Quien ha cambiado las riquezas por la
pobreza para ser perfecto, no se hará
enteramente perfecto en el mismo momento
en que da sus bienes a los pobres, pero desde
aquel día
el pensamiento de Dios empezará a conducirlo
a todas las virtudes» (ORIGENES, In Mt, t.
AÑO 2006 nº 180
 Cardenal Carlo Mª Martini-P. Juan Carlos Martos
como expresión de su relación de Hijo
272 unigénito con el Padre y con el Espíritu
Santo. A este respecto, la constitución
conciliar Lumen gentium, en el número
44, ofrece la así llamada teología del
magis de la vida consagrada. En efecto,
los padres conciliares usan tres
comparativos, que unen de modo
privilegiado la vida consagrada a la
escatología: la vida consagrada
«manifiesta también mucho mejor a
todos los creyentes los bienes del cielo,
ya presentes en este mundo. También
testimonia mejor la vida nueva y eterna
adquirida (...) y anuncia mejor la
resurrección futura y la gloria del reino
de los cielos»11. En cualquier caso,
conviene subrayar que la excelencia
objetiva de la vida consagrada (cf. Vita
consecrata, 18) no constituye un
privilegio, sino una mayor
DOCUMENTACIÓN
responsabilidad de servicio y de
compromiso de vida santa.
Unidad y pluralismo de aplicación
Siguiendo la línea de lo que acaba-
mos de destacar, queremos aludir, co-
mo ejemplo, a dos tipos de experiencias
de la Tradición que se han realizado en
la vida de la Iglesia bajo el signo de la
unidad y el pluralismo de aplicación del
vinculo existente entre el bautismo y la
vida consagrada: la Regla de san Benito
y los Ejercicios espirituales de san
15: MG 13,1301). Summa Theol., 11-11,183,
2, en J.F. CASTAÑO, Gli istituti di vita
consacrata (cc. 573-730), Millennium-Romae
1995, p. 20-38.
SEMINARIOS AÑO 2006
Ignacio.
La Regla de san Benito
En el contexto histórico-eclesial de
su tiempo, la Regla benedictina
pretendía constituir un ordenamiento
que consideraba la iniciación en la vida
monástica como un modo de
profundizar nuevamente en la misma
iniciación cristiana y en sus etapas (cf.
Prólogo, capitulo 4; los capítulos sobre
la oración comunitaria que reflejan
gran parte de la oración eclesial de su
tiempo; o también el capítulo 73).
La obediencia del monje, las
dificultades de la vida comunitaria, la
disciplina, las diversas etapas de la
formación, la forma de vestir de los
monjes (el hábito, la cogulla...),
buscaban retomar la antigua tradición
de la Iglesia que de ese modo preparaba
a sus hijos para el bautismo.
Los medios elegidos por el Patriarca
de los monjes de Occidente son los
mismos que la Iglesia ofrecía a sus ca-
tecúmenos y neófitos: el Salterio, la Es-
critura, la Profesión de fe, la Oración
del Señor.
San Benito no pone especialmente
de relieve el aspecto penitencial y
ascético del monje. La vida monástica
se presentaba con todas las
características de un verdadero
catecumenado post-bautismal, que
11 Cf. Vita consecrata, cit., n. 26. Para un
comentario sobre la excelencia de la vida
consagrada con respecto a las demás formas
de vida por su conexión con la escatología,
véase
nº 180

requería una opción radical de la vida
nueva en Cristo. San Benito
consideraba el cenobio como lugar de
la prolongación de la tienda del desier-
to donde el pueblo de Yahveh se en-
contraba con su Dios y escuchaba su
voz. La comunidad cristiano-monástica
se reúne diariamente en torno a la pa-
labra de Dios y al magisterio del abad,
haciendo esa experiencia en el desierto
de cada día.
Los Ejercicios espirituales de san
Ignacio
Después del largo periodo de una es-
piritualidad fundada en la «devoción» y
en la penitencia, en un momento de
fuertes tensiones entre los cristianos,
causadas sobre todo por las tomas de
posición de Lutero con respecto a la
palabra de Dios, los sacramentos y la
iniciación en la vida cristiana, los Ejer-
cicios ignacianos se presentan como
una revitalización de la gran tradición
católica en este campo.
En efecto, bajo el aspecto de la
meditación de la palabra de Dios y de la
contemplación de los misterios de Cris-
to, los Ejercicios son cuatro etapas que
ayudan al bautizado a profundizar más
en el don de la fe recibido con el bau-
tismo en la Iglesia.
Eso implica una nueva relación del
bautizado con la historia y las cosas que
lo rodean: encontrar a Dios en todas las
cosas, y todas las cosas en Dios
(contemplación para alcanzar amor).
Los Ejercicios, estructurados así, se
presentan como una nueva iniciación en
la opción de fe recibida en el bautismo.
En otras palabras, san Ignacio quiere
SEMINARIOS
Actualidad del decreto «Perfectae Charitatis»
volver a proponer, a través de la palabra
de Dios, la liturgia de las Horas y los 273
sacramentos, un verdadero itinerario de
fe como catecumenado bautismal.
Los consejos evangélicos: centro de
la vida consagrada y el primado de la
vida espiritual
Otro factor de perenne actualidad
del Decreto sobre la renovación de la
vida consagrada es el carácter central
de los consejos evangélicos de
castidad, pobreza y obediencia (nn. 12-
14). La reflexión teológica sucesiva,
con debates a veces intensos sobre este
punto, y las intervenciones
magisteriales han reafirmado su
carácter central. Por tanto, el decreto
Perfectae caritatis, refiriendo la
castidad, la pobreza y la obediencia a la
DOCUMENTACIÓN
persona misma de Cristo y a la llamada
dirigida a algunos a seguirlo dejándolo
todo, reafirmó también el fundamento
teológico de ese estado de vida.
Los consejos evangélicos son, ante
todo, un don de la santísima Trinidad:
«La vida consagrada es anuncio de lo
que el Padre, por medio del Hijo, en el
Espíritu, realiza con su amor, su bon-
dad y su belleza», afirma Juan Pablo II
en la exhortación apostólica Vita conse-
crata (n. 20). En otras palabras, son la
expresión del amor que el Hijo da al
Padre en la unidad del Espíritu Santo.
Por esas razones la vida consagrada es
una huella concreta que la santísima
Trinidad deja en la historia, suscitando
en los hombres la nostalgia de Dios y
de su belleza.
Este fundamento teológico de la
AÑO 2006 nº 180
 P. Vincenzo Bertone
vida religiosa revela el carácter
274 profético, también en relación con la
realidad humana. La castidad, en su
esencia, no constituye ante todo una
renuncia, sino un espacio teológico en
el que se refleja el amor infinito que
une a las tres Personas divinas. Por
tanto, la castidad es respuesta de amor
total a Dios y a los hermanos. Tiene los
rasgos del amor esponsal con Dios y se
convierte en fuente de fecundidad
espiritual, porque es apertura total del
corazón a toda la humanidad, con una
actitud de paternidad y maternidad
espirituales. Así pues, el corazón casto
se transfigura en un altar, en el que
Dios celebra el misterio de su amor
infinito, gratuito, continuo y personal.
Por tanto, el consagrado, con su vida
casta, revela la belleza de la fidelidad, y
es un ejemplo y un estímulo para una
DOCUMENTACIÓN
fidelidad cada vez más radical en el
matrimonio.
Por lo que respecta a la pobreza, es
una confesión elocuente de que la única
riqueza para el hombre es Dios. En
efecto, la pobreza, como elección de no
poseer nada para ser poseídos por Dios,
es anuncio de que Dios nos ha creado
para sí. El consagrado con su vida
pobre se convierte en un signo para una
plena realización del hombre de hoy.
Blas Pascal escribe que «el hombre
supera infinitamente al hombre»,
porque las realidades humanas no
tienen la capacidad para realizar
plenamente al hombre. En cambio, su
P. CABRA, II rinnovamento della vita
consacrata. 2/11 primo postconcílio, en Vita
consecrata, 40 (2004) p.. 360-387.
SEMINARIOS AÑO 2006
uso, a la luz de la sabiduría evangélica,
las convierte en puente para encontrar a
Dios y descubrir la verdadera riqueza
que llena el corazón, ilumina las
mentes y da alegría al espíritu.
En cuanto a la obediencia, el consa-
grado descubre en ella el lugar de su
verdadera libertad. A ejemplo de Maria,
mujer totalmente libre por su «sí» obe-
diente a la voluntad de Dios, demuestra
que también el consagrado con su obe-
diencia vive la belleza liberadora de
una dependencia filial de Dios. Así la
obediencia se transforma en signo de la
verdadera libertad: «Si os mantenéis en
mi palabra, (...) conoceréis la verdad y
la verdad os hará libres» (Jn 8, 31-32).
Estas breves consideraciones sobre
los consejos evangélicos revelan otro
elemento de gran actualidad del Decre-
to. En el número 12, refiriéndose a la
castidad, exhorta a abrazar el celibato
consagrado a Dios «como un bien de
toda la persona». En el número 14, ha-
blando de la obediencia, los padres
conciliares escriben: «Así (los
religiosos con sus superiores) quedan
estrechamente ligados al servicio de la
Iglesia e intentan llegar a la madurez de
la plenitud de Cristo (cf. Ef 4, 13»).
Estas dos afirmaciones, en un contexto
cultural que a veces menosprecia el
valor de los votos, calificándolos de
innatura1es12, nos muestran que los
consejos evangélicos, por el contrario,
son un camino que lleva a la persona a
una realización plena de su ser, a
12 Véase la corriente de pensamiento
nº 180

ejemplo de Aquel que fue hombre
perfecto. Jesucristo, casto, pobre y
obediente.
Otro elemento en el que el Decreto
muestra su valor profético se aprecia en
la afirmación sobre el primado de la
vida espiritual, como se deduce de los
números 2 y 6. A pesar de cierta inter-
pretación sociológica, que se hace a
veces en algunas reflexiones y expe-
riencias de vida consagrada, hoy la teo-
logía y los documentos del Magisterio
están reafirmando el primado de la vida
espiritual como específico de los
consagrados y consagradas.
La exhortación apostólica Vita
consecrata afirma que «la vida
espiritual, por tanto, debe ocupar el
primer lugar en el programa de las
familias de vida consagrada, de tal
modo que cada instituto y cada
comunidad aparezcan como escuelas
de auténtica espiritualidad evangélica»
(n. 93). La Instrucción Comenzar desde
Cristo, haciéndose eco de la ex-
hortación apostólica Vita consecrata,
afirma: «Se trata de dirigir la mirada a
la espiritualidad, entendida en el senti-
do más fuerte del término, o sea, la vi-
da según el Espíritu. Hoy la vida
consagrada –prosigue el documento–
necesita sobre todo un impulso
espiritual que ayude a infundir en lo
concreto de la vida el sentido
evangélico y espiritual de la
consagración bautismal y de su nueva y
especial consagración» (n. 20).
La instrucción recién citada subraya,
además, un dato de gran importancia
teológico-eclesial, es decir, el hecho de
que la vida consagrada surgió por el
SEMINARIOS
Actualidad del decreto «Perfectae Charitatis»
impulso creativo del Espíritu, que
movió a los fundadores y fundadoras 275
por los caminos del Evangelio
suscitando una admirable variedad de
carismas. Su experiencia no sólo se
debe conservar, sino también y sobre
todo profundizar y desarrollar. Eso sólo
es posible si se parte de una profunda
experiencia espiritual. En efecto, la
Instrucción nos recuerda que sólo el
Espíritu Santo «puede mantener
constante la lozanía y la autenticidad de
los comienzos y, al mismo tiempo,
infundir la valentía de la iniciativa y la
creatividad para responder a los signos
de los tiempos» (ib.).
Por su parte, el decreto Perfectae ca-
ritatis, en el número 2, subrayó que la
autenticidad de la vida espiritual es el
fundamento de todo auténtico impulso
de renovación. Además, el Decreto des-
DOCUMENTACIÓN
taca la necesidad de que ese primado se
trate de realizar como tarea en favor de
toda la comunidad eclesial. En efecto,
el primado de la vida espiritual atañe a
la misión específica de los consagrados
en la Iglesia. Esta conciencia por parte
de los consagrados es indispensable
para que puedan realizar el
compromiso que el Vaticano II les
encomienda: «Han de vivir y pensar
cada vez más como la Iglesia y
entregarse totalmente a la misión de la
misma» (n. 6). La Instrucción Caminar
desde Cristo reafirma este concepto
fundamental cuando dice: «El sentido
dinámico de la espiritualidad brinda la
ocasión de profundizar, en esta época
de la Iglesia, una espiritualidad más
eclesial y comunitaria, más exigente y
madura en la ayuda recíproca para
AÑO 2006 nº 180
 P. Vincenzo Bertone
alcanzar la santidad, más generosa en
276 las opciones apostólicas. Por último,
una espiritualidad más abierta para ser
pedagogía y pastoral de la santidad en
el interior de la vida consagrada y en su
irradiación a favor de todo el pueblo de
Dios» (n. 20).
La dimensión eclesial y misionera de
la vida consagrada
El decreto Perfectae caritatis, unido
al primado de la vida espiritual,
manifiesta una vez más su actualidad
también por la fuerte reafirmación del
valor profundamente eclesial y
misionero de toda forma de vida
consagrada (cf. nn. 2, 5, 8 y 20). En
nuestro tiempo, en el que la reflexión
sobre la eclesiología de comunión y de
misión se está profundizando cada vez
DOCUMENTACIÓN
más, las palabras del decreto conciliar
muestran la profundidad de su
inspiración, que sigue siendo válida. En
efecto, la Iglesia pide a la vida consa-
grada que dé su contribución decisiva
ante el gran desafío que se nos plantea
en el milenio recién iniciado: «Hacer de
la Iglesia la casa y la escuela de la Co-
munión» (Novo millennio ineunte, 43).
En la exhortación apostólica Vita
consecrata, número 91, Juan Pablo II
subrayaba ya que los consagrados están
llamados a ser de verdad expertos en
comunión y en la práctica de su espiri-
tualidad. Así, la índole carismática de
los institutos, promotora de comunión
en la Iglesia, señala el camino real de un
nihilista que se remite al pensamiento del filósofo F.W. Nietzsche: “La predicazione della castità
SEMINARIOS AÑO 2006
futuro de vida fraterna y de testimonio,
porque la santidad y la misión pasan por
la comunidad. En otras palabras, la vida
consagrada está llamada a ser profecía
de una santidad comunitaria.
Al respecto, un conocido autor con-
temporáneo escribe muy
lúcidamente:«La vida consagrada debe
dar cada vez más un testimonio conjunto
de santidad; debe proponer modelos
comunitarios de perfección evangélica.
Ciertamente, un santo puede edificar,
pero queda la duda de que sea una
excepción; en cambio, la comunidad da
un testimonio creíble y convincente de
que la santidad es posible a todos, más
aún, de que es el único modo de vivir
juntos en la diversidad y en la
aceptación recíproca, en la misericordia
y en la alegría»13.
La urgencia de la comunión, como
compromiso prioritario de la vida con-
sagrada, resulta decisiva también con
respecto a su renovación. La opción de
la comunión entre carismas antiguos y
nuevos, entre consagrados y laicos, y la
opción de una unidad efectiva y
afectiva con los pastores fomenta el
abandono de formas anticuadas de
presencia, para abrirse a las nuevas
fronteras de la evangelización.
En el canon 605 del Código de dere-
cho canónico podemos encontrar una
elocuente confirmación de cómo la co-
munión entre pastores y miembros de la
vida consagrada es fuente de una
auténtica renovación. En efecto, esa
norma, después de establecer que la
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aprobación de las nuevas formas de
vida consagrada compete únicamente a
la Sede apostólica, describe el papel de
los obispos diocesanos en el
discernimiento de los nuevos carismas
de vida consagrada: «Sin embargo, los
obispos han de procurar discernir los
nuevos dones de vida consagrada
otorgados a la Iglesia por el Espíritu
Santo y ayudar a quienes los promueven
para que formulen sus propósitos de la
mejor manera posible y los tutelen
mediante estatutos convenientes,
aplicando sobre todo las normas
generales contenidas en esta parte.
En esta fase de ayuda para expresar
del mejor modo posible el proyecto y la
tutela del mismo mediante estatutos
convenientes, la jerarquía desempeña
una función esencial14, porque colabora
estrechamente con el fundador y la
fundadora con el fin de garantizar un
adecuado y coherente ejercicio del
carisma y por tanto, su maduración y
florecimiento. En efecto, mediante una
comunión activa y concreta nos
abrimos dócilmente a la acción
renovadora del Espíritu, que conduce a
la verdad total: «El Espíritu Santo –dice
la Lumen gentium– conduce a la Iglesia
a la verdad total (cf. Jn, 16-17), la une
è istigazione pubblica contronatura» (F.W.
NIETZSCHE, L’Anticristo. Maledizione del
Cristianesimo, Roma 1993, p 93).
13 CENCINI, A., Quando Dio chiama,
ed.Paoline, Milán 2000, p. 16.
14 Cf. canon 605 del Código de derecho
SEMINARIOS
Actualidad del decreto «Perfectae Charitatis»
en la comunión y el servicio, la
construye y dirige con diversos dones 277
jerárquicos y carismáticos» (n. 4). Este
dato teológico se funda en el hecho de
que las dimensiones jerárquicas y
carismáticas de la Iglesia son
originarias, en su llamada ontológica a
la comunión y, como consecuencia, en
su complementariedad y esencialidad,
que llevan al pueblo de Dios a la verdad
total.
Por lo que respecta a la comunión
entre carismas antiguos y nuevos, son
muy iluminadoras las palabras de Juan
Pablo II en la exhortación apostólica
Vita consacrata. «Los antiguos
institutos, muchos de los cuales han
pasado a lo largo de los siglos por el
crisol de pruebas durísimas que han
afrontado con fortaleza, pueden
enriquecerse entablando un diálogo e
DOCUMENTACIÓN
intercambiando sus dones con las
fundaciones que ven la luz en este
tiempo nuestro. De este modo el vigor
de las diversas instituciones de vida
consagrada, desde las más antiguas a la
más recientes, así como la fidelidad de
las nuevas comunidades, alimentarán la
fidelidad al Espíritu santo, que es
principio de comunión y de perenne
novedad de vida» (n. 62).
Con respecto a la comunión con los
canónico, donde el legislador usa el verbo
procurar (satago: para indicar el compromiso
de discernimiento de los pastores con respecto
a los nuevos carismas): « Los obispos
diocesanos han de procurar discernir los
nuevos dones de vida consagrada ». El verbo
latino satago expresa el concepto de un
compromiso profundo, atento. Una forma
concreta de ese compromiso por parte de la
autoridad competente para el discernimiento y
el cuidado de las nuevas formas de vida
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 P. Vincenzo Bertone
laicos, las nuevas formas de vida
278 consagrada son una confirmación de
que la dinámica de la colaboración con
los laicos, en una renovada experiencia
de fraternidad evangélica y en una
complementariedad que respecta la
diversidad, contribuye a profundizar la
comprensión del carisma y, por tanto,
ofrece posibilidades de aplicación
siempre nuevas.
El desafío de la formación: para una
auténtica renovación
Por último, sigue siendo muy actual
la marcada sensibilidad formativa pre-
sente en el documento conciliar. La ac-
tualización de los institutos, afirma el
Decreto, depende en gran parte de la
formación de sus miembros (cf. n. 18).
Esa afirmación sigue siendo fundamen-
DOCUMENTACIÓN
tal e imprescindible para toda forma de
vida consagrada. La capacidad formati-
va de un instituto, tanto en su fase ini-
cial como en las sucesivas, está en el
centro de todo proceso de renovación.
Al repasar estos cuarenta años, es
preciso reconocer que era verdad lo que
afirmaba entonces el Decreto: un
instituto sin capacidad formativa no
tiene las bases para la renovación
necesaria. La complejidad y las
riquezas de las generaciones jóvenes
sólo contribuyen a hacer aún más
urgente esa intuición del Decreto para
todas las formas de vida consagrada.
Por esa razón, la Instrucción Caminar
desde Cristo, tratando de la formación
permanente, explica que el proceso
formativo es un lugar teológico y no
simplemente un proceso pedagógico,
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en el que el Espíritu Santo forja al
consagrado haciéndolo imagen cada
vez más clara y transparente de Cristo:
«En efecto, si la Vida consagrada es en
sí misma “una progresiva asimilación
de los sentimientos de Cristo”, parece
evidente que ese camino deberá durar
toda la vida, para comprometer toda la
persona, corazón, mente y fuerzas (cf.
Mt 22, 37), y hacerla semejante al Hijo
que se dona al Padre por la humanidad.
Concebida así la formación, no sólo es
tiempo pedagógico de preparación a
los votos, sino que representa también
un modo teológico de pensar la misma
vida consagrada, que en sí es una
formación que nunca termina (...) que,
mediante el Espíritu, trata de pasar
también por una atenta y espiritual
formación del consagrado. Pero la
Congregación para los institutos de
vida consagrada y las sociedades de
vida apostólica ya había comprendido
el valor profético e irrenunciable de la
intuición de los padres conciliares. En
efecto, en las Directrices sobre la
formación en los institutos religiosos,
Potissimum Institutioni se afirma: «La
renovación de los institutos religiosos
depende principalmente de la
formación de sus miembros» (n. 1).
Conclusión
Han pasado cuarenta años desde la
promulgación del decreto Perfectae
caritatis. durante este periodo complejo
pero rico en perspectivas e
interrogantes, la vida religiosa ha
experimentado profundos cambios y
está afrontando nuevos desafíos. El
camino de la vida consagrada no se ha
 Actualidad del decreto «Perfectae Charitatis»

detenido, sino que ha continuado su En efecto, como hemos subrayado

evolución hacia nuevos ámbitos de
aplicación y de relación con una
sociedad cada vez más compleja y
polivalente, a menudo alejada de los
valores auténticamente cristianos.
antes, La vida fraterna en comunidad 279
hasta llegar a la exhortación apostólica
postsinodal Vita consecrata y al más
reciente Caminar desde Cristo, están
unidos y, en cierto modo, dependen de

DOCUMENTACIÓN

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