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LASEMIOSIS

SOCIAL

Fragmentos de una teoría


de la discursividad

por

Eliseo Verón
nidad aparece corno la garantía, la fuente de legitimidad, de lo real y de
lo verdadero, pues el problema de la verdad se plantea a partir de actos
de aserción. Y la aserción no es otra cosa que un contrato social: "Un ac-
4.
to de aserción supone que, formulada una proposicion, unapersonacurn-
pla un acto que la hace pasible de los castigos del derecho social (o en to-
do caso, del derecho moral) en caso de que no fuera.cierta, a menos que
tenga una excusa precisa y suficiente" (2.315/Fr.: 171). Discursos sociales
/ Peirce fundó la semiótica y, a la vez, definió su problemática teóri-
; ca fundamental: la de las relaciones entre la producción de sentido, la
ll
r _ construcción de lo real y el funcionamiento de la sociedad. Hasta el rnomc.'lto hemos visto dos corrientes históricas: por un
lado la de la herencia saussureana, dominada por un modelo binario del
signo (modelo que tiene sin duda, una muy larga historia)[36]; y por el
otro lado, un pensamiento ternario sobre la significación, al que asocié
los .nombres de Peirce y de Frege. La primera corriente es la del surgi-
miento de la lingüística como ciencia de la lengua; la. segunda permane-
ció ajena al desarrollo de la lingüística, prolongándose bajo la forma,
empirista, de una cierta semiótica anglosajona.[37)
En los años sesenta, cuando la lingüística encaraba un período de
transformación profunda bajo el golpe de la teoría chomskyana, la heren-
cia saussureana dio vida, con cincuenta años de retraso, a la primera
semiología. Esta, que parecía finalmente dispuesta a tomar a su cargo las
preo.:r.p::~i.<J:!~o sociológicas del saussurismo (bajo el impulso, paralelo
pero no despreciable, del este :cturalismo en antropología), era prisione-
ra del modelo binario del signo y, en consecuencia, permanecía ajena a
toda noción de productividad del sentido. La teoría generativo-transfor-
macional, por el contrario, introducía la idea de una productividad aso-
ciada al funcionamiento dellenguaje (bajo la forma, entre otros, del tema
chomskyano de la "creatividad");[38) pero expulsó de la lingüística, de
un modo aparentemente radical y definitivo, toda preocupación "socio-
lógica".
He aquí por qué, durante los años sesenta, una teoría de la produc-
ción de sentido fue imposible: modelos nuevos, más poderosos que los
de la lingüística estructural por ser generativos y explicativos, tomaban
forma, pero en un contexto cada vez más hostil a toda consideración
sobre la "naturaleza social de la actividad del lenguaje"; por otro lado, la
articulación entre el sentido y los funcionamientos socioculturales se ha-
cía en un marco aún descriptivista, taxonómico y marcado por el ethos
durkheimiano de la antropología de Claude Lévi-Strauss.
En los años setenta hizo su aparición un recién llegado: el concepto
de "discurso". En lo que respecta a Francia, se encuentra en sus orígenes
un viejo artículo de Zelig Harris que no tuvo, en su tiempo, verdadero
eco.[39) Al generalizarse, la reflexión acerca del concepto de discurso

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produjo Jna gran confusión y dio lugar a numerosos malentendidos: si En tercer lugar, la doble operación que acabo de citar, a saber,_§e-
bien se creyó (erróneamente) que podía tomar forma como prolongación paración/rearticulación entre teoría del discurso y lingüística por un la-
de la lingüística, tuvo la ventaja de situarse en desfasaje con respecto a do yreformulación conceptual con la ayi,¡da del "pensamiento ternario"
la semiología. Por consiguiente, los efectos de esta irrupción fueron, en por el otro, permitirá que la teoría de los discursos recupere problemas ,
-··su conjunto, positivos. 1
-- --- olvidados: aquellos que la lingüística rechazó en su historia (con razón'""
Ante todo, el cq11cepto de "d1scurso"abre la posibilidad de un de- o no, no lo discutiré aquí) y que la semiología, a continuación, ignoró sis-
sarrollo conceptual que está en ruptura con la lingüística: imaginar (co- temáticamente. Ya señalé los_ dos que me parecen más importantes: la
mo era el caso de Harris) que se puede llegar a la noción de discurso por materialidad del sentido y la construcción de lo real en la red de la semio-
el progresivo ensanche de· la problemática lingüística es, desde mi pun- sis. Recuperando estos problemas, la teoría de los discursos funda su vo-
to de vista, una ilusión peligrosa. Una teoría de los discursos sociales se cación traslingüística.
:_sitúa necesariamente en un plano i¡üe no es el de fa léngua: m1sta·p-or el
· momento, parafü:fstraresladifürencia de nivel, con un ejemplo muy sim-
ple: una teoría de los discursos puede darse como objeto (como ya lo
hicimo·s), el surgimiento de la lingüística como práctica discursiva cien-
tífica (y más en general, el surgimiento de los discursos científicos en la
historia). Resulta evidente que laJingüísfü;_a no posee las herramientas
p~ra con¡pre11der sus propios orígeness su funcionamiento como discur--
so sobre~e.l lenguaje (y tag¡pocotiene la pretensió_n de~rlas). Simul-
táneamente y a la luz de esta ruptura entre la problemática sobre la len-
gua yla problemática sobre el discurso, se pueden formular correctamen-
te las relaciones entre las dos, y en particular (lo que sólo es paradójico
en apariencia), el hecho de _que el saber lingüístico es iildTspen::wle pa-
ra una teoría de los discursos sociales. La ruptura de esta última frente a
la lingüística no podrá tener el mismo sentido que la hecha con anterio-
ridad por la semiología: bajo pretexto de "autonomía", la semiología
simplemente ignopj l¡¡ que pasaba en lingüística; el resultado fue que la
semiología generalmente se inspiró en una lingüística ya superada.
-~ En segundo lugar, el concepto de "discurso" abre la posibilidad de
una reformulación conceptual, con una condición: hacer _estallar el mo-
delo binario del signo y tomar a su cargo lo que yo llall'lo _''pensamiento
temario sobre la significación", sepultado bajo cincuenta años de lin-
güística estructuralista.
- Semejante p!o,ecto yo lo designo aquí, a falta de mejor nombre,
teoría de la discursividad o teoría ddp_s discursos sociales.
- Resulta evidente que queda excluida la expresión ,;sociolingüísti-
ca'', no sólo porque la disciplina que adoptó ese nombre se define por ob-
f ¡
jetos y modalidades de trabajo radicalmente diferentes dé las que nece-
sitamos aquí sino porque, aplicada a los problemas que nos preocupan,
la denominación "sociolingüística'.? repr,oduciría la ilusión peligrosa de 1 t
la que hablabamos, que consiste en creer qu¡: se puede acceder a la pro-
blemática sobre los discursos sociales "proyectando", si se puede decfr -.~
. así, el saber lingüístico sobre los contextos sociales. · !

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La teoría de los discursos .soci_a[es es un conjunto de hipótesis so-
5. b~los-modGS-<.le-funcionamier1~errtiÍ.ls.is.§.Q,Cial. ·Por s~iniosis
so.cilll entiendo la dimensión significanJ:e.-9t: lo§ :t:e~llle11os ,s_ociales: el
estudio dciuemios.is es eÚ:studia.ctelosJenómenQS. sociales en tanto
proces-¡;; de p;oducción de sentido. .· .
Una teoría delus.dis_@)"SQS sociales rep9S_a _s(Jbre l!Ilª goble h1p~
E~- sentido como producción discursiva sis que, pese a su trivialidad aparente,-hayque tomar en serio:.
"' ~~ - - ,, -. - . "
a) Toda producción de sentido es necesaname!lte social: nos~ pue-
de describir ni explicar satisfactoriamente un proceso s1gmfi-
La ;rticulación de la problemática de los discursos sociales con el ··· cante, sin explicar sus condiciones sociales productivas,
:n.odelo temariº-~í'í<il~do eri Frege y eri Pefrcé, puede constrilitse ae la b) Todo fenómeno social es, en una de sus dimensiones constituti-
siguiente manera: ·- vas, un proceso de producción de sentido, cualquiera que _fuere
el nivel de análisis (más o menos micro o macrosoc1ológ1co).

Consecuentemente, no se trata de caer en el reduccionismo semió-


TEORIA DE LOS tico de reducir los fenómenos sociales a fenómenos significantes. Las
FREGE PEIRCE DISCURSOS ciedcias sociales suponen, en general, que los diversos fenómenos que
ellas estudian son significantes, pero sin interrogarse acerca del pi:_oble_::_ .
Sinn lnterpretante Operaciones ma específico de los modos de comportamiento del sentid"°. Toda fonna
de ofgamzatión soCfal,fodo sisteifün!eátfión, ibd()~oriju_nto ~er~lac10,
Zeichen Signo Discurso nes sociales implican, ensumismadefinición,unadimensións1gmfican-
te: las "ideas" o las "representaciones", como se solía decir. Un eco~o­
Bedeutung Objeto Representaciones mista puede analizar las modalidades de los inter~ambios en una s?c1e-
.. -

dad dada, las formas de organización de las rclac10nes de producción o


el funcionamienmto del mercado: verá en todo ello la acción de las leyes
económicas. Estas estructuras, estas instituciGnes o estos procesos no
F Se trata de concebir los fenómenos de sentido como apareciendo, son siquiera conceptualizables sin suponer fonnas de producción de sen-
por un lado, siempreba]ola iorñJa_(jt!J:.onglomeradoscte materias signi- tido; pero el problema de la especificidad de la semiosis en el niv~l d~ la
ficantes; y como fi:IIlitiendo, porotro, a1 funcionamíento de la red seriiiO- orcranización económica de una sociedad no es un problema econom1co.
tica conceptúal!zadlr"'C:omo sistemq productivo. Ahora bien, El!lta. TJ vez se.me conceda, entonces, que todo funcionamiento social tiene
e_;'.Jd<:nte que, desde _e!J?\!lltQ de vista del~nálisis del sent!do, el¡JU!lt.? ~e una dimensión significante c()n§titut,iv§.Peró Iáhipótesis inversa es ·
partida sólo llli"<k..ser el_~0_fitj_o_prodyQ(fo. El a~~o a la red sem1ó11- igualmente iínpÓÍtante: toda prndu~ción desentidoe_stái!}s~J1ª~~ enlo
ca siempre iil!Ql!C'!_ un trabajo de análisis que opera sobre fragmentos social. Agreguemos que esta hipótesis no prejuzga en nada _sobre la ?o-
extraídos del proceso semkítico, es decir, sobre una cristalización (resul- nié)geneidad ni la coherencia siguificante de un func10na~iento social:
tado de la intervención del análisis) de las tres posiciones funcionales(o- si la semiosis es condición de funcionamiento de una sociedad en todos
perac;iones-discurso-representaciones). Se trabaja así sobre estat]os, que sus niveles, ello no quiere decir, sin embargo, que manifieste las mismas
sólo son pequeños pedazos del tejido de la semiosis, q11eJaf!:agmeI1ta- modalidades en todos lados, ni que la sociedad en su conjunto tenga al-
ción efectuada transfo:tm:aen productos. La posibilidad dé todo análisis· gún tipo de unidad significante. .
del sentido descansa sobre-la-tripótesfs según la cual el sj_stema produc- Ahora bien, la doble hipótesis que acabo de fonnular es msepara-
tivo deja huellas en los productosy que el primero puede ser(ffiigmen- ble del concepto de discurso: esta doble deter"':inación puede_ ser p~es­
tariameiffe) reconstruido a paitfr de una manipulación de los segundos.
Dicho de otro modo:. analizando productos, apuntamos a procesos.
\. !
f! ta en .:;videncia a condición de colocarse en el nivel de losfunctonamien-

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i

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tos discursivos. Este doble anclaje, del sentido en lo social y de lo soci 11 figuraciones de sentido identificadas sobre unsoporte materia,) (texto
en el sentido, sólo se puede develar cuando se considera la producción de . lingüístico, imagen, sistema de ·acdóti cúyo soporte es el cuerpo, ·
sentido como discursiva. Se comprende así c:jiie se puedan defÍilirpers:·· &etcétera ... ) que son fragmentos de _la semiosis. Cualquiera que fuere el
péctivas sobre elSentiélo que no reconozcan esta doble relación: basta soporte material, lo que llam.amos un discurso o un conjunto discursivo
para ello con ignorar la naturaleza discursiva de toda producción de sen- no es otra cosa que una cólífi~_r<1_cióri_e_s¡ía,cfo:t~Illp~r~!de s~rttid(Ji .
tido. Así ocurre con la lingüística respecto del lenguaje: si se rehúsa a ~·-_:;'... Las condiciones productivas ele los discursos sociales tienen que
trasponer 4s fronteras de la frase, resulta evidente que se podrá hacer ver, ya sea con las determinaciones que dan cuenta de las restricciones
análisis lingüístico sin ocuparse del problema de los fundamentos socia- de generación de un discurso o de mi tipo-Oe discurso, ya sea-·conlas-de~
les de la actividad del lenguaje. Lo mismo ocurre con una cierta semió- terminaciones que definen las restricciones de su recepción. Llamamos
tica que se define como "ciencia de los sistemas de signos".Por lo tan- a las primeras condiciones de producción y, a las segundas, condiciollés
to, sólo en el nivel de la discursividad el sentido manifiesta sus deterwi, de reconocimiento. Generados bajo condiciones determinadas, que pro-
naciones sociales y los fenómenos sociales develan su dimensión sign!: .. ducen sus efectos bajo condiciones también determinadas, es entre es.tos ,
ficante. Es por ello que una sociosemiótica sólo puede ser una teoría de dos conjuntos de condiciones que circulan los discursos sociales. J
la producción de los discursos sociales. Una consecuencia importante de este punto de partida es que un ob-
Si el sentido está entrelazado de manera inextrincable con los com- jeto significante dado, un conjunto discnrsivo no puede jamás ser anali-
portamientos sociales, si no hay organización material de la sociedad, ni zado "en sí mismo": el análisis discursivo no ¡J_uecje re¡;lalll.ar "inmanen-
instituciones; ni relaciones socialessinpioc!uccióndesei:ifid9;es porque cia" alguna. La primeracondlcióh-parapoder hacer un análisis discursi-
esta última es el verdadero funda.f!l~.!lto.<le lo é¡úe coméntemente se lla- vo-es la puesta en relación_~e un conjuntosignificanti; co_n ~spe_c:tos de-
ma las "repre_s_e!ltag_i911es so¡;iafi!.s'.'. Que las formas de estructuración del terminados de esascóiíai'Ciones productivas. El análisis de los discursos
modó-ae producción y de las relaciones de producción, que los modos de nó es-otra cosa que la descripción de las huellas de las condiciones pro·
organización institucional, que la naturaleza y el juego de los conflictos, ductivas en los discursos, ya sean las de su generación o las que dan cuen-
que todo ello esté determinado por otros factores fuera de las "represen- ta ;~e sus "efectos".
taciones", cuyos soportes son los actores sociales, nadie lo podría discu- Esta perspectiva permite superar la vieja querella entre el análisis
tir. Pero tampoco es menos cierto que la teoría de la_pxo~cl!!cció11.de sen- "interno" y el análisis "externo" (ya se trate de textos o de otros tipos de
tido es uno de los capítulosfundamentales deuriateoría sociológiCa, por- objetos significantes). Ella opuso de diversas maneras a quienes soste-
que es en la semiosis donile·~e.construy.el!irealidadde lo social. El mí- nían un "inmanentismo" del análisis y quienes se proponían relacionar
nimo acto-en-sociedad-de un individuo suponel;·puésta enprácÍÍca de los objetos analizados con la sociedad, la historia, etcétera (por ejemplo,
un encuadre cognitivo socializado, así como una estructuración sociali- una cosa sería hacer semiótica literaria y otra completamente distinta
zada de las pulsiones. El análisis de los•.disc.ursos$oCiales..abre camino. hacer sociología de la literatura ... ).[42] Desde el punto de vista de un
de esa manera, al estudio de la construcción social de lo real, de lo que análisis discursivo, esta polémica es un falso debate: el análisis de los
llamé la "lógica natural de los mundos sociales" que corresponde, si mi discursos no es "externo" ni "interno". No es "externo" porque para pos-
lectura es correcta, con lo que Maurice Godelier bautizó "la parte ideal tular que alguna cosa es una condición productiva de un conjunto discnr-
de lo real".[40] Rara vez abordaron las ciencias sociales esa problemá- sivo dado, hay que demostrar que dejó huellas en el objeto significante,
tica en sí misma. Cuando lo hicieron, su camino se vio fuertemente mar- en forma de propiedades discursivas. Inversamente, el análisis discur-
cado por el idealismo fenomenológico.[ 41 J Una teoría de los c!is_c11rsos 'r sivo no es ni puede ser "interno", porque ni siquiera podemos identificar
sociales puede darse como meta el análisis de la producción de lo real- lo que hay que describir en una superficie discursiva, sin tener hipótesis
..s.ocial, siI1 embrollarse con un modelo subjetivista del actor. · sobre las condiciones productivas. Debe quedar en claro que este doble
Toda producción de sentido, érl efecto, tiene una manifestaciónma- rechazo no es, para nosotros, el rechazo de dos posiciones antagónicas
t~rj.al. Esta materialidad del sentido define la condición esencial, el pun- posibles: decimos, por el contrario, que la oposición misma de estos dos
to de partida necesario de todo estudio empírico de la producción de sen- puntos de vista reposa en un malentendido.
tido. Siempre partimos de ''.paquetes" de materias sensibles investidas de
sentido que son productos; con otras palabras; partimos siempre de con-
J. A los "inmanentistas" les decimos que el análisis interno es una ilu-

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sión: cuando analiz_an un texto, están necesariamente poniéndolo en re - - distinción es puramente metodológica; se produce automáticamente a
!ación con algo que no está eri el texío, aunque este "algo" no se formu: partir del momento en que elegimos un conjunto discursivo para ~~!i­
le; ello deriva de fa natiífaleza heterogénea, fragmentada, de todo "tex- zar. La semiosis está a arilbos lados de lá distinción: tanto las cond1c10-
to" (ya volveremos sobre esto), lo que es válido, afortiori, para cualquier nes productivas cuanto Jos objetos signifi~antes qu~ nos proponemos
,- _superficie significante, cualquiera que fuere su soporte material, lingüís- analizar contienen sentido. Para dar toda su importancia ~eónca a esta ob-
tico u otro. Un objeto significante, en sí mismo, a_¡jmite llllª _1I1u1tiplici- . servación basta recordar el he ~ho de que, como ya lo subrayamos en la
dad de análisis y lecrnras; por sí mismo, no autoriza una lectura antes que primera parte de este trabajo, entre las condiciones productivas de un dis-
otra. Sólo deviene__li!gible en relación con criterios que se deben explici- curso hay siempre otros discursos. - . . ' .
tar y que movilizan_si¡:!IJpre, de una manera u otra, elementos quéfienen Las relaciones de los discursos con sus cond1c10nes de producción
que ver con las condiciones productivas del objeto significa1Jteanaliza_- por una parte, y con sus condiciones de re~onocimiento por la otra, de-
do (sea en producción o en ~ColJocin:üento). ben poder representarse en forma sistemática; d~bemos tener en cuenta
Afos partidarios del análisis puramente "externo" (por más que es- reglas de generación y reglas de lectura: en el pnmer, ~aso hablamos d_e
ta expresión sea de hecho una acusación lanzada por los "inmanentistas" gramáticas de producción y en el segundo, de- gramat1cas de reconocz-
antes que una autoidentificación), les decimos que si los objetos signifi- miento.[43] . .
cantes analizMos son verdaderamente tratados como significantes, nin- Las reglas que componen estas gramáticas descnben operaczones
gún análisis puede ser, en rigor, puramente "externo". Los únicos análi- de asignacT6ii de sentido en las materias significantes (ya volve~emos so-
sis de los que se podría decir eso-son-aquellos que consideran los produce bre ello). Estas operaciones se reconstruyen (o postulan) a partJr demar-
tos de la semiosis como objetos inertes, buscando, por ejemplo, cómo los cas presentes en la materia significante. Con otras palabr~s, estas o~era­
discursos reflejan tal o cual realidad social, económica, política, biográ- ciones son siempre operaciones subyacentes, reconstrmdas a partJr de
fica o psíquica. Los análisis externos son consecuentemente inseparables marcas inscritas en la superficie material. Se puede hablar de marcas
de una concepción mecánica de las rela':iones entre los discursos y su cuando se trata de propiedades significantes cuya relación, sea con _las
contexto; tratan a los objetos significantes como si no lo fueran. Un dis- condiciones de producción o con las de reconocimiento, no está especifi-
curs_o,¡:ualquiera que fuere su naturilleza o tipo, no refleja nada; él es só- cada (desde este punto de vista, por ejemplo, la l!ugüística trabaja so?re
lopunto de pasaje del sentido. - marcas propias de Ja materia significante lingüística). Cuando la rel~~ión
- -r::os "objetos'' que interesan ai análisis de Jos discursos no están, en entre una propiedad significante y sus condiciones (s~a de producc10n o
resumen, "en" los discursos,¡ tampoco están "fuera" de ellos, en alguµa de reconocimiento) se establece, estas marcas se convierten en huellas de
parte de la "realidad social objetiva". Son sistemas de relaciones: siste- uno u otro conjunto de condiciones. . . .
mas de relaciones que todo producto significante mantiene con sus con- Estos dos conjuntas no son jamás idénticos (ya hem_os msistido en
diciones de generación por una parte, y con sus efectos por Ja otra. la primera parte de este trabajo sobre este punto): las co~dicmnes de pro-
Si un discurso jamás es un puro reflejo de una realidad exterior que ducción de un conjunto significante no son nunca las misn:ia~ que las del
lo determinaría mecánicamente (y es por ello que hablamos de construc- reconocimiento. La distancia entre producción y reconocimiento es ex-
ción de lo real en el discurso), entonces hay que cuidarse muy bien de tréiiíadamente vaiiable, según el nivel de funcionamiento de la semiosis
acercar la distinción entre un conjunto discursivo dado por un lado, y sus en que uno se coloca, asícomo según el tipo de conjunto significante es-
condiciones productivas por el otro, a las distinciones clásicas, tales co- tudiado. No hay, por el contrario, propian_ente habland?,_huellas de ~a
mo la de infraestructura y superestructura. La distinción entre un discur- circulación: el aspecto "circulación" sólo pi;ede hacerse visible en el ana-
so y sus condiciones productivas siempre se establece a partir de la iden- _ lisis como diferencia, precisamente, entre ~os dos conJu~tos de _huellas,
tificación de tal o cual conjunto discursivo, del cual se propone hacer un de la producción y del reconocimiento. El concepto de circulación s5lo
análisis. No se trata de una distinción "ontológica" entre realidades cua- es de hecho, el nombre de esa diferencia~
litativamente diversas, una que sería la "base" material, objetiva (por ' Tanto desde el punto de vista sincrónico cuanto diacrónico, la se-
consiguiente, no significante) y la otra que sería el sentido o la produc- miosis social es una red significante infinita. En todos sus mvele~, tiene
ción del sentido -"representaciones"-, ligadas o no a instituciones la forma de una estructura de encastramientos. Tomémos como ejemplo
"superestructurales". En el marco de una teoría de la semiosis social, la discursos sociales constituidos de materia lingüística escrita.

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En la medida en que siempre otros textos forman parte de las con-
diciones de producción de un texto o de un conjunto textual dado, todo
proceso de producción de un texto es, de hecho, un fenómeno de recono-
·, cimiento. E inversamente: un conjunto de efectos de sentido, expresado
'como gramática de reconocimiento, sólo puede manifestarse bajo la for-
ma de uno o varios textos producidos. En la red infinita de la semiosis,
toda gramática de producción puede examinarse como resultado de de-
terminadas condiciones de reconocimiento; y una gramática de recono-
cimiento sólo puede verificarse bajo la forma de un determinado proce-
so de producción: he ahí la forma de la red de la producción textual en la ¡:¡
historia. La palabra "determinado" resulta decisiva en este contexto, por- o
que estas gramáticas no expresan propiedades"en sí':9~Jostel\tO~;jn­ en
:5:::>
tentan represeñtár las relaciones de un texto o de un c()njunto de textos w
z
o
a:
u
con su "más allá"; con su sistema productivo (social). Este úl.timo\;.s!l\:,0.
cesariamente histórico ..El esquema adjunto representa la forma de una ~¡":
ºo
red textual histórica de este género, tal como se la puede asociar a una o1- zw
z en
práctica social (por ejemplo, una práctica científica). . . ~ ~
Una gramática de producción define un campo de efectos de sen- -
"' w
a.
tido posibles: pero la cuestión de saber cuál es, concretamente, la gramá-
g a:

i~¡
tica de reconocimiento aplicada a un texto en un momento dado, sigue
siendo insoluble a la sola luz de las reglas de producción: sólo puede re- z
solverse en relación con la historia de los textos. Considerado en sí mis-
mo, para retomar la fórmula de Peirce, un pensamiento en un momento
º
o
:5
dado sólo tiene una existencia potencial, que depende de lo que será más IB
z
z
o
f!2
Cl
:::>
o
a:
tarde. La red infinita·de fa semiosis social se desenvuelve en el espacio-
tiempo de las materias significantes, de la sociedad y de la historia. ~¡":
§
zw
~o
oa: zw
+
en
u

Durante mucho tiempo y pese a la gran diversidad de fuentes filo- ot - u > a..o
sóficas de las que se pudo alimentar, la epistemología persistió en creer
que el conocimiento es algo que debe predicarse de un sujeto individual;
que el saber es un proceso que se efectúa en el marco de una conciencia
1 ; _____4-_..,~o 1
o de un determinado estado dela conciencia. A partir de allí, trató de com-
prender el acceso de la conciencia del sujeto a la universalidad, para dar
§o + 1
6

·tl!~~ ~
cuenta de la validez del saber, es decir, de la intersubjetividad de la re-
lación entre el conocimiento y su objeto.
Con motivo del surgimiento de las disciplinas científicas en la his- z D O
toria, sugerí, en filigrana, otro esquema, según el cual el conocimiento es o
un efecto de sentido cuya naturaleza sólo puede ser aclarada volviéndo-
la a situar en la red infinita de los discursos entrelazados, interminable- 8:::>o "enzw
Cl
---------~
mente, a ciertas prácticas sociales y, en particular, a las que se convirtie- g: Q
ron en "las ciencias". En el interior de esta red, el conocimiento de es ._.~
a:
alguna manera un fenómeno intersticial. El sujeto no es el soporte de ese w
a.
saber, porque sólo hay conocimiento cuando el discurso del sujeto (úni- o

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l. __
co del que el sujeto es soporte) se encuentra "atenazado" entre sus con- mediato de (D). Insertado en la relación triádica [P(D¡)-(0)-(D¡)], (O) es
d!cione:s discursivas d~ producción (que él efectúa) y sus condiciones el objeto dinámico.porque si mi objeto "desborda''. el discurso que man-
d1scurs1vas de reconocimiento (que él abre y que, como lo había com- tengo sobre é/, es porque. otros discursos han hablado ya de mi objeto
prendido Peirce, dependen de lo "que será más tarde"). Permaneciendo prisionero de la clausura semiótica, reencuentro de esta
La red discursiva esbozada en la primera parte de este trabajo reen- manera, en la red interdiscursiva, el espesor de lo "real".
cuentra .así el modelo temario de la semiosis, porque la estructura de es- Este espesor resulta inseparable de la dimensión temporal, del ca-
ta red está hecha, exactamente, de relaciones triádicas tejidas unas a rácter histórico de la red interdiscursiva, de lo que llamé el desajuste per-
otras; se la podría :epresentar bajo la forma de un gráfico (infinito) com- petuo entre producción y recónocimiento.Ahora bien, se puede pregun-
puesto por Tercendades. Tratemos de precisar esta hipótesis. tar al respecto con qué derecho mi esquema tr.ata al objeto (O) co•10 in-
. _Fijándonos en un punto de la red, como ya lo hicimos, vale deci.r variante. ¿Cómo se puede determinar si el objeto (0) en tanto objeto Ge
1denuficando un discurso de referencia (D.), las relaciones de un discur- los discursos que componen el conjunto P(D), es el mismo objeto (0) del
s? c?n sus condiciones productivas se pu~den representar de la manera discurso (D.)? Resulta evidente que, permaneciendo en el interior de la
siguiente: red interdiscursiva, la pregunta es insoluble: no se puede afirmar que
( (O . ) sea el mismo que (O.), pero tampoco se puede afirmar que sea di-
fer16;te. Por definición, las posiciones P(D) y (D) no pueden coincidir;
la irreversibilidad del tiempo histórico.es lo que hace que esta pregunta
sea insoluble.
He dicho: "permaneciendo en el interior de la red intcrdiscursiva".
¿Pero es posible salir de ella? Sí, de alguna manera: es en todo caso la pre-
tensión del añalista de los discursos sociales. "Salir" de la red, en relación
P(D,) designa las condiciones discursivas de producción de (D} con relaciones interdiscursivas determinadas, quiere decir: tomar los dis-
~(D,) las ~ondiciones discursivas de reconocimiento de (D); (O,) el ob'. cursos que ocupan posiéiones determinadas en la red como objetos. Ello
jeto del discurso (D,). Como puede verse se trata de dos relaciones triá- define la especificidad del análisis de los discursos: la relación entre el
dicas con dos puncos comunes, (D,) y (O.). Para definir el conocimiento, discurso producido como análisis y los discursos analizados es una rela-
un epistemólogo "binario" sólo retcndrÚa única relación de (D.) con su ción entre un metadiscurso y un discurso-objeto. Ahora bien, la relación
objeto. En "Fundaciones", sugerimos que la reducción de la relación triá- metalenguaje/lenguaje-o.)jeto es radicalmente diferente de la que exis-
+:
di_ca al par (D) (O) es la definición misma del "efecto ideológico", se- te entre un discurso y sus condiciones discursivas de producción (o de re-
gun el cual un discurso verdadero mantiene una relación frontal con su conocimiento). En este trabajo, y hasta ahora, intenté practicar ambos ti-
objeto, relación que es la única posible. El efecto ideológico, insepara- /pos de relación: tomé el discurso de Comte y el del Cours de Linguisti-
ble del postulado del "discurso absoluto", se -constituye por desconoci- que Générale como discursos-objetos. En contraposición, la relación de
miento de la red intcrdiscursiva y se alimenta de la ilusión del sujeto co- mi propio discurso con los de Frege y Peirce, por ejemplo, no es del mis-
mo fuente del sentido. mo orden: es productiva y no analítica. Se puede también expresar esta
Este modelo de "unidad mínima" de la red discursiva contiene dos ciifercncia con la ayuda de la termi110Iogía de Pcirce: en la relación inter-
veces el gráfico triádico de Peirce. Considerado en relación con sus con- discursiva, (del tipo {P .)-(D.)), uno de los discursos es signo (de su ob-
dic~ones discursivas de producción, (D,) es el interpretante de estas con- jeto), el otro es interpre~~nte.' En la relación metadiscurso/discurso-obje-
d1c10?es, y es sólo en.esta medida que constituye a (O,) como su objeto. to, este último jamás está en la posición de signo; en otras palabras, el dis ·
C?ns1derado en relación con sus condiciones productivas de reconoci- curso del "observador" de la red (el análisis del discurso) jiunás es inter-
miento, por otro lado, (D) es signo d~ su objeto y R(D.) deviene el inter- prctante del discurso analizado: es siempre solamente su signo.
pretante, ?entro de la relación triádica. Lejos de ser ei' respondiente ais-
lado del_d1scu:so qu~ lo habla: el objeto sólo existe en cuanto tal en y por
esa red mterd1scurs1va. Considerado en su único vínculo con (D.), (0.)
puede ser designado, según la terminología de Peirce, como el objeto i~-

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"stalinismo", son "ideologías"); igualmente, se entiende a menudo por
"poder" la configuración social coiicre~a de instituci~nes estructur~~as
6 en ei aparato del Estado. Como dimenswnes de anál1s1s_de una teo~<L~
los discursos, "ideológico" y "poder" designan gramátzcas dzscurSZY!!§:.,
En este terreno, podemos aplicar nuestro esquema ten::mo de la
manera siguiente:
,
La red de distancias 1 Objeto discurso Análisis de Ja Funcionamiento
producción social
discursiva
Por su generalidad, el esquema que acabamos de esbozar puede
aplicarse a dominios muy diversos de investigación, con tal que hagan Condiciones de
a la producción de sentido y que estén definidos en relación con funcio- producción -
namientos discursivos: no hay un análisis de. :i;scurso, hay diferentes ti- Operaciones Gramáticas de Ideológico,
pos de análisis del discurso. Resulta evidente que el contenido de lo que producción
se llamará las condiciones productivas variará según la problemática de
la investigación. A continuación retomaremos, para avanzar ell fa elá' Huellas en
Discurso . superficie Lecturas
boración de ese esquema, la que fue nuestra problemática en la prime- discursiva
ra parte de este trabajo: la de lo ideológico. Si bien esta problemática tu-
vo sin duda una cierta importancia "histórica" en el marco de la reflexión Representaciones Condiciones de
sobre el análisis del discurso (particularmente en Francia), no constitu- reconocimiento - Poder
ye -lejos de ello- el único nivel de análisis posible. 1
Gramáticas de
Cuando las condiciones productivas conciernen a los mecanismos Operaciones reconocimiento
fundamentales de funcionamiento de una sociedad (cualquiera que
fuere el nivel de funcionamiento en que dichos mecanismos se colo-
quen, según el tipo de sociedad),[44] tenemos frente a nosotros dos pro- En relación con un Cillli!'.n_to sigrüficante d~do to~ado coin~pun_:_
blemáticas bien conocidas: la de lo ideológico y la del poder de los dis- to de partida de una descripción de operaciones dis~ursivas, la n_oc~ón de
cursos. gramática nunca concierne sólo al cmpus de _parti_da. Reconstitmr u?a
Llamo ideológico al sistema de relaciones de un discurso(o de un gramática a partir de un corpus dado, siempre 1mpl!ca reconoce_r ~ste ul-
tipo de discurso) con sus condiciones de producción, cuando éstas po- timo como instancia de una clase. Una gramática es, por defimc1ón, un
nen en juego mecanismos de base del funcionamiento de una sociedad. modelo de reglas que caracterizan la producción (o la lectura) de_ una cla-
El análisis de lo-ideológico-en-los-discursos es, pues, el análisis se; y esta clase, como la de todas las frases que se pueden producir en una
de las huellas, en los discursos, delas condiciones sociales de su produc- 1engu~nita. Si_multáneamente y en la me_d1da .~n que no se pue-
ción. Llamo poder al sistema de relaciones de un discurso con sus efec- de analizar un discurso "en general" ni "en sí mismo , smo siempre en
tos, cuando las condiciones de reconocimiento conciernen a los meca- relación con un determinado punto de vista o un determinado ~ivel de
nismos de base de funcionamiento de una sociedad. pertinencia, ninguna gramática será la g'.amática de un ;.i~rto disrnrso;
Ideológico y poder son, como se ve, dos dimensiones (entre otras) ¡/{. ninguna podría ser exhaustiva: será por eiemplo, la gramauc_a de!~ zdeo-
del funcionamiento de los discursos sociales. Hay que distinguir cuida- ló gico o del poder de un discurso, pe:o no sugrarn~t1ca d1s~¡¡~1~a en
dosamente el sentido de estos términos en tanto remitan a dimensiones general. Una gramática de lo 1de(Jl6gico representara por cons1gmente
de análisis, del senti_dopuramente de~o que a menudo se les da: todo ¡ 0 que, en un tipo dedisr:urso, depende de sus r~]ac1ones con los 1I1~­
corrientemente se ha5Ia de "ideología(s)" para designar detenninadas canismos de base de la sociedad donde fue producido. Pero con respec-
c_onfiguraciones históricas (por e"jernplo, "fascismo", "socialismo",
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to a un texto concreto, la gramática de lo ideológico siem~­ . Marc Au aé señaló este aspecto del problema: "Se trata ... de repen-
cial_,.En otras palabras, si siempre resulta posible explorar lo ideológico sar las consec~encias de una verdad de evidencia, demasiado evidente
enun discurso, lo ideológico noes lo único que podemosencontrar e • quizá para que se la perciba siempre con ;iaridad. Las grandes líneas de
esediscurso. Elló tiene consecuencias sob~ la _noción de te~fo; a·íaque· Ja organización económica, social o poh_uca so.n _objeto de representa-
volveremos. ---- · · '- · ciones del mismo modo que la orgamzac1ón relrg10sa; má~ exactamen-
En el funcionamiento de m1a sociedad, nada es ajeno al sentido: el te, organilacign y representación so_n siempre dadas en con3un_~o;l!na.Qr~
sentido_estií_e11.Jiliia,¡_p_artes; lo ideoló_gi¡;Q._el pod~Jfilllbjfn. En otras ganizaciqn no..ex.iste.antes_dc. estaueprcsentada; tampoco existe razón
palabras: todo fenómeno social es susceptible de ser "leído" en relación._ para pensar que una organización represeJlta ª.otra, m q~e }ªverdad d_e
con lo ideológico y en relación con _el poder.[45] A la vez, afümar que un 'nivel', en el lenguaje de las metáforas vertr.cales, se srtue en otro.m-
lo ideológico y· qtie el poder están en-todas partes es radicalmente difo- vel".[46] - · · . · "ó
rente de decir que todo es ideológico o que todo se reduce a la dinámi-· /El aspecto esencial que resalta de nuestro_esq~cma es la d1stmcr n
ca del poder. En el universo social del sentido existen otras muchas co- entre prouucción y reconocimiento .. Cie~tos lmgurst•:s_Ya han exp~n·
sas además de lo ideológico y el poder; en la red semiótica se entrecru- mentado la necesidad dé distinguir entre las dos gramaticas en relación
zan sistemas heterogéneos de detenninación. "Ideolúgicu''.y....poder" con la actividad·dc la lcngúa; y es cn·lalingüística donde nos hemos
remiten a dimensiones de análisis de los fenómenos sociales y no a "co- inspirado para introducir~a distinción:Entrc foslirigüi_Slas, J~kobson fue
sas" o "instancias" que tendrían un'"lugar" en la topografía social. uno de los primeros en insistir sobre ciertas d1fc~~n2as rad1c~les entre
AUll cuando especifiquemos nuestro punto de' vista como focaliza- el "m_od_elo del.c111_isQr" y__c!_"modclo d<:l_re_c_c{ltor ; las operaciones que /
do en el funcionamiento del sentido en relación con los mecanismos de --está~ mjucgo no son las mismas en un caso y en el otro.[4'.l Ello tam-
base de ufl:lsocíeaiíd~ e:Sºdecif;ei,lel orden de lo ideológico y del poder, bién es cierto deJos discursos sociales. Nos hacen falta dos llpos de mo-
la ubicuidad de ambas dimensiones no facilita las cosas: tenemos fren- delos; éstos, sin-duda, tienen relaciones sistemática• entre. ellos, p~ro sus
te a nosotros todo tipo de materias significantes. Ahora bien, resulta evi- relaciones jamás son simples ni lineal_es: no se puede~ rnfcnr drrec~a­
dente que las articulaciones del sistema productivo no son de la misma mente los cfec'tos de un discurso a partir de la dcscnpc1on de las propie-
naturaleza en los diferentes niveles del funcionamiento de la semiosis dades discursivas que derivan de sus restricciones en producción. Ello
social. Se puede "leer" lo ideológico en11nsj_stema d.e comportamientos quiere decir, aplicado al nivel de pertinencia que nos hemos dado, que:
rituales ásí como el ordenamento de la gestualidad cotidiana; se puede · (a) La problemática de lo ideológico y la del poder son ?º.s pro-
mostrar cómo un discurso de prensa, una conversación doméstica o un blemáticas ligadas pero distintas; se tiene una tendencw a con-
discurso fílmico se acoplan a una dinámica que concierne al poder. Pe- fundirlas a menudo.
ro en cada caso las condiciones de producción, de circulación, de reco:__ (b) La descripción de lo ideológico de un discurso no nos autori-
nocimiento, implican mecanismos diferentes y exigen una puesta e¡¡ za a deducir sus efectos en recepción: un mismo discurso pue-
juego de análisis específicos. La semi os is no está sometida a las mismas de producir efectos diferentes en contextos históricos d.iferen-
restricciones en la circulación evanescente de las palabras en situacio-
tcs (basta con pensar en los avatares de los textos asociados a
nes sociales llamadas "interpersonales" y en la circulación más "exten- las prácticas científicas); un mismo discurso puede _tener efec-
dida" hecha posible por el soporte tecnológico de los medios masivos. tos diferentes en diferentes "zonas" de una sociedad (por
De lo que se trata es de comprender lase111iosis necesariamente in- ejemplo, en niveles de clase diferentes).
vestida entoda fonháde organi:iacion social (fonnasque habitualihef!~
te se describen independientemente de su dimensión significrnte, como
'_ya dijimos que una gramática es un conJunto de :c~las de la pro-
del orden de lo"económico", de lo "político", de lo "cultural", de lo "ri- .f ducción o del reconocimiento: pone en relación condrcroncs con ele-
tual", etcétera ... ). Sin esta semiosis, no es concebible forma alguna de
mentos identificables en la superficie discursiva, elementos qu~ llama-
organización social. Lo que no quiere decir que esta semiosis, que atra-
viesa la sociedad en su conjunto, esté sujeta a un principio simple de co- mos huellas. Por consiguiente, una gramática describe un con1unt~ de
herencia interna.
,, invariantes discursivos. Ahora bien, eiirffácIO'n con _un nivel detennma-
do de pertinencia, ¿c6mo saber cuáles son los invariantes_que_ha)' que

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j
/
describir? ¿Có111oi~t:ll,tificar las huellas que corresponden, por ejemplo, cuyo proyecto era precisamente el estudio de la lengua en sí misma. Pa-
a ioícíeológico en un díscursoTComo ya lo hemos dicho, considerado ra nosotros se trata, por el contrario, de damo_s_lOS}l!ed10s _!Jara encon-
en sí mismo ningún texto autoriza un análisis antes que otro. Resulta trar el proceso tras el sentido producido, de-reconstituir la producción a -
evidente que sólo nos pueden guiar los enlaces s!Stemáticos delos dis- través de las marcas cootenidas en los "estados" que son los textos. La
cursos con sus condiciones productivas; en otras palabras, hay que ha- semiosis; por consiguiente, sólo puede tener la forma de una r~d de re-
cer variar sistemáticamente las condiciones productivas. El conjunto de - laciones entre el producto y su producción; sólo se la puede se?alar co-
nuestro esquema se aíJoºya en la siguiente.hipótesis: si las condiciones mo sistema puramente relacional: tejido de eP1aces ent~ el 6.1scurs?, Y
productivas asociadas a un determinado nivel de pertfoencia yarian, los su "Ótro",entre_un texto y lo que no es ese t~xto, entre la mampulac10n
discursos también, en alguna parte, variarán. "Eh algimapaite", pero de uh conjuntó significante destipada a descubrir las hudlas de opera-
¿dónde? Responder a esta cuestión es uno de los objetivos centrales del ciones, y las condiciones·-cte producción de esas operac10nes.
análisis discursivo: identificar las variaciones asociadas a variaciones
en las condici_ones productivas; observar las dift,rencias desde el punto
de vista del funcionamiento discursivo; describir estas diferencias bajo
la forma de operaciones discursivas; reconstituir ,firialmente, a partir de
esta d.escripción, las reglas que pertenecen a una o a varias gramáticas.
Se ve con claridad que la razófi por la cual jamás se puede anali-
zar un discurso "en sí mismo" es doble:
(a) porque hay q11ede_finir un niyel de pertinencia del análisis, es
decir, poner el discurso en relación con condiciones producti-
vas determinadas;
(b) porque, tratándose de una búsqueda de invariantes discursi-
vos, asociados a determinadas condiciones de producción, la
única manera de hacer visibles estos invariantes es hacer va-
riar las condiciones: jamás se puede trabajar sobre un disc~r­
so; hay que comparnr si_em¡J~_diJ;cursos sujetos asondiciones
productivas diferentes. Déterminar cuáles sonfas propiedades
que caracterizan un discurso no es ni más ni menos que deter-
minaren qué es es te discurso diferente de otro, sometido a con-
diciones productivas diferentes, y en qué es equivalente a otro
que forma parte de la misma clase, es decir, que está someti-
do a las mismas condiciones. El análisis delo_s_!iiscmsos sólo
puede trabajar sobre las distancias interdlscursivas, e!islempre
interdiscursivo.

Si todo fenómeno de sentido remite al sistema productivo que da~


cuenta de su generación, de su circulación y de sus lecturas, entonces un
discurso, un paquete significante cualquiera (cualesquiera que fueren · -
las materias significantes en juego) jamás es un lugar de sentido. El tex-
t? como lugar autónomo de sentido, cuyo análisis inmanente nos permi-
tiría el acceso a no se qué "estructuras" universales: he alú una ilusión
bien alimentada por la primera semiología, heredera de una lingüística

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