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¿QUÉ ES LA SEMIÓTICA?

En la semiótica hallamos diversas finalidades,


todas ellas tienen que ver con el lenguaje y los signos.
J. Lambert, 1763

La semiótica es una ciencia que depen- La teoría de los signos fue bautizada
de de la “realidad de la comunicación”. con el nombre de “semiología” por Saus-
Primero vivimos y practicamos la co- sure, y después de él, por varios estudiosos
municación, y en un segundo momento del lenguaje. Pero pronto el término entró
reflexionamos sobre su sentido, su estruc- en colisión con la palabra “semiótica”, uti-
tura y funcionamiento. Eso es la semiótica. lizada con anterioridad. Ya en el siglo XVII
En ciertos estudiantes, el lenguaje de la John Locke habló de una doctrina de los
semiótica y su lógica hacen surgir el temor signos con el nombre de semiotiké, y Jo-
de hallarse ante un fantasma inasible. Pero hann Lambert (1764) escribió un tratado
no debiera ser así, sólo se trata de com- que incluía una parte llamada Semiótica.
prender sus pretensiones y su enfoque. Es- Sin embargo, ambos pensadores no se
to es lo que queremos explicar en este bre- apartaron del enfoque gramatical y lin-
ve capítulo. Y comenzamos precisando la güístico propio de su tiempo. El estatuto
terminología. científico de una disciplina de los signos, y
también el proceso diacrónico de la eti-
1. Discusión sobre los términos mología, sólo se planteó en el siglo XX,
cuando se publicaron los estudios siste-
El estudio de los signos tiene un largo máticos de Saussure y de Peirce.
historial, prácticamente desde el origen Ferdinand de Saussure, desde la ver-
mismo de la filosofía, pero este tema rela- tiente lingüística, reivindicó el derecho a
cionado con la historia lo abordaremos en una ciencia “que estudie la vida de los sig-
un capítulo posterior. En cambio, el asun- nos en el seno de la vida social... la deno-
to de la terminología usada para designar minaríamos semiología (del griego se-
el estudio y la teoría de los signos, ha teni- meion, ‘signo’). Ella nos enseñaría en qué
do sus vaivenes y discusiones sólo en épo- consisten los signos, qué leyes los regu-
ca relativamente reciente. lan”.1 Según Saussure la semiología no era

1 En: Curso de lingüística general. Ed. Planeta-Agostini, Buenos Aires, 1994 - Introd. Cap.III, 3
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aún reconocida como ciencia autónoma, semiología Roland Barthes (1964), Louis
porque se creía que la lengua es más apta Hjelmslev (1957), Luis Prieto (1966), Pie-
para comprender los problemas semioló- rre Guiraud (1971), aunque cada uno la
gicos. Sin embargo, la lengua es un sistema entiende desde posturas teóricas diferen-
más entre otros sistemas de signos. Por tes. Barthes, por ejemplo, invirtió la posi-
consiguiente -sostiene Saussure- la lin- ción de F. De Saussure y, según él, la se-
güística es sólo una parte de la ciencia ge- miología forma parte de la lingüística,
neral de los signos, o sea, de la semiología. porque “parece cada vez más difícil conce-
De manera paralela a Saussure, el filó- bir un sistema de imágenes u objetos cu-
sofo norteamericano Charles Peirce yos ‘significados’ pudieran existir fuera del
(1839-1914), agudo investigador de los lenguaje”. Por consiguiente, concluye: “la
signos, había introducido el término se- lingüística no es una parte, aunque privi-
miotics para indicar el estudio de los sig- legiada de la ciencia general de los signos;
nos.2 Este autor, a pesar de la riqueza de su es la semiología la que es parte de la lin-
pensamiento, fue siempre poco leído por güística.” También el lingüista Hjelmslev
lo difícil que resulta entender su lenguaje. sostuvo que la semiótica debería ser consi-
Peirce concibió la semiótica como un derada más bien como el estudio teórico
campo científico articulado en torno a re- de las relaciones que se dan en los proce-
flexiones de carácter lógico-filosófico que sos universales de significación y calcada
tuviera como objeto específico de su in- sobre el modelo lingüístico. Eso mismo
vestigación la “semiosis”, es decir, el proce- afirmará más tarde Greimas, pero añade
so de significación donde participan “un que la semiología de los signos lingüísticos
signo, su objeto y su interpretante”. entró en crisis, y es preciso ensanchar las
Históricamente, se instalaron dos tra- fronteras para llegar a la “semiótica de los
diciones etimológicas, cuyas dos palabras procesos semánticos”.
representaban una mirada de doble foco: El término semiótica se impuso más en
la de F. Saussure que usó el término semio- los países anglosajones, aunque pronto
logía, y la del filósofo Ch. Peirce que optó desbordó ese ámbito. Más recientemente
por la palabra semiótica. La corriente saus- se han inclinado por esa palabra Julia
suriana ha tenido su base sobre todo en Kristeva (1971), Umberto Eco (1975), A.J.
Europa, se difundió hasta Rusia y, en par- Greimas y J. Courtés (1979), Paolo Fabbris
te, también en América Latina. Hablan de (1980). En América Latina hallamos a

2 Peirce en una carta a Lady Welby habla de “...la ciencia de la semiótica (semiotics) (semeiotikè), o cien-
cia cenoscópica de los signos...” - The Corespondence between Charles S. Peirce and Victoria Lady Welby.
Bloomington, Indiana University Press, 1977 (Año 1908). La traducción es nuestra.
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Steimberg O. (Argentina), Marques de sólo posteriormente –después de la muer-


Melo J. (Brasil), Javier Esteinou (México), te de ambos–los teóricos de la comunica-
D. Blanco y O. Quezada (Perú), entre nu- ción plantearon el problema de los térmi-
merosos otros. nos.
Es legítimo preguntarse: ¿a la diferen- En 1938, Charles Morris en un clásico
cia terminológica corresponden también trabajo sobre los signos, y preocupado por
contenidos diferentes? demarcar los límites de las ciencias, usó la
Ciertamente hubo concepciones dis- palabra semiótica refiriéndose a ella de es-
tintas en el origen histórico de ambas pa- ta forma: “La semiótica tiene un doble vín-
labras. Saussure consideró la semiología culo con las ciencias: es una ciencia más y a
relacionada con la psicología social y aso- la vez un instrumento de las ciencias. La
ciada a los procesos que de ella se derivan, significación de la semiótica como ciencia
pero siempre dentro de los límites de la estriba en el hecho de suponer un nuevo pa-
lingüística. Es comprensible, pues, que los so en la unificación de la ciencia, puesto que
seguidores de Saussure asumieran los aporta los fundamentos para cualquier
principios de la semiología con una visión ciencia especial de los signos, como la lin-
lingüística, para trasladarla analógica- güística, la lógica, la matemática...”3 El
mente a otros campos de la cultura. propósito de Morris y del grupo de empi-
En cambio la perspectiva de Peirce des- ristas científicos, era lograr la formación
de la lógica filosófica, fue más general. Pa- de un lenguaje general para la unificación
ra él todo está integrado en el campo de de las ciencias, y la semiótica debía ser un
las relaciones comunicativas, donde la eslabón importante para ello.
realidad entera se articula como un siste- Más tarde Thomas Sebeok vuelve so-
ma total de semiosis, amplio e ilimitado, bre la palabra semiotics (en plural) para
previo a cualquier descripción posterior. señalar su característica de ciencia.4
Esto explica que la tradición semiótica Finalmente en 1969, al instituírse en La
afirmara la importancia de abarcar el con- Haya, la Asociación Internacional de Estu-
junto de los fenómenos de la semiosis co- dios Semióticos, se convino en unificar las
mo parte integrante de una teoría del co- posiciones, y se adoptó el término semió-
nocimiento. tica. Sin embargo, hasta el presente, se ha-
A pesar de ser contemporáneos, Saus- llan todavía estudiosos que gustan distin-
sure y Peirce no se conocieron en vida, y guir entre semiología y semiótica, para in-

3 Morris Charles: Fundamentos de la teoría de los signos. Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, México, Buenos
Aires, 1994. Pág. 24
4 Cfr. Approaches to semiotics. Ed. Mouton, 1964.
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dicar diferentes espacios de estudio de los les que atañen a la problemática sígnica.
sistemas de signos, reservando para la se- Según esto, a la semiótica le corresponde
miología la descripción teórica y general verificar la estructura de los signos y la va-
del funcionamiento de todos los sistemas lidez que pueden tener en las percepciones
simbólicos, sin especificaciones ni parti- culturales, procurando, además, enfren-
cularidades; mientras que a la semiótica le tarse con explicaciones teóricas que den
estaría reservada la indagación más espe- razones coherentes de esos fenómenos
cíficas de los sistemas particulares (semió- que involucran la comunicación humana.
tica del cine, de la publicidad, de la mo- A partir de esta acepción del concepto, se
da... etc.). A nosotros nos parece ya super- puede, ulteriormente, ir perfeccionando
flua tal distinción, además de ser incluso, los contornos, pero manteniendo ese nú-
contraria a los sentidos estrictamente ori- cleo fundamental.
ginales de los términos. Es verdad que am- Entendemos que la semiótica está rela-
bas tradiciones no son excluyentes, pero cionada con el problema del conocimien-
precisamente por ello, consideramos más to, y con el modo mediante el cual pode-
clara y práctica la postura unificada asu- mos llegar a él a través del vehículo inelu-
mida en La Haya, que le otorgó existencia dible de los signos. La semiótica se presen-
oficial a la disciplina institucionalizando ta, entonces, como un punto de vista sobre
universalmente el nombre. la realidad, una mirada acerca del modo
en que las cosas se convierten en signos y
2. Motivo y finalidad de la son portadoras de significado. Su radio de
mirada semiótica acción, sin embargo, no abarca sólo la des-
cripción de los signos y sus significados,
Las fronteras y los objetivos de la se- sino que incluye y presta atención a la se-
miótica, como hoy son propuestos por la miosis, es decir, a la dinámica concreta de
comunidad científica, no son ajenos a la los signos en un contexto social y cultural
historia de esta disciplina, y están dictados dado. La semiosis es un fenómeno opera-
por la reflexión científica como proceso tivo contextualizado, en el cual los diver-
diacrónico. sos sistemas de significaciones transmiten
sentidos, desde el lenguaje verbal al no
a) Una primera descripción
verbal, pasando por los lenguajes audiovi-
¿Qué es la semiótica? ¿De qué se ocu- suales, hasta las más modernas comunica-
pa?, ¿De qué trata? ¿Cuál es su espacio de ciones virtuales. Las áreas que investiga la
estudio? De entrada conviene mantener la semiótica tienen que ver, pues, con las no-
descripción más simple sobre el objeto ciones fundamentales y generales que ri-
primario de la semiótica, que la define co- gen el conjunto más relevante de signos y
mo la teoría de los signos, y cuyo propósito de semiosis. Ello no interfiere con los ob-
es estudiar los conceptos básicos y genera- jetivos de otras disciplinas que se ocupan
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de esos temas, ya que se trata de perspec- una cantidad de fenómenos extensional-


tivas diversas. mente relevantes. Las discrepancias entre
hipótesis y resultados esperados sólo pue-
b) Lenguaje común y lenguaje científico den establecerse a posteriori, una vez que
se verificaron las explicaciones aportadas.
Otra observación atañe al lenguaje. La Porque -es preciso repetirlo- las ciencias
semiótica no se elabora a espaldas de los operan y funcionan con hipótesis, y eso ri-
lenguajes que corrientemente se usan, co- ge también para la semiótica. Esto da lu-
mo si las interpretaciones que proporcio- gar a que a veces, surjan “paradojas” cuan-
na, fuesen totalmente ajenas a las prácticas do se rompe el equilibrio entre el mundo
comunicativas de los individuos. Existe real de la comunicación y su teorización.
cierto desarrollo en continuidad entre Aparentemente cada realidad se rige con
uno y otro aspecto, teniendo presente sin nociones a escalas diferentes. Y es bueno
embargo, que la semiótica -es obvio- utili- que así sea, porque “la realidad” constitu-
za un lenguaje y un instrumental metodo- ye una “resistencia” para cualquier ciencia,
lógico específicos, para darle consistencia pero eso permite una continua renova-
a su investigación. Como toda ciencia, ción de interacciones entre los fenómenos
también ella está sujeta a reglas de verifi- reales y las representaciones científicas. El
cación (o de falsedad si queremos estirar lenguaje de éstas se vincula con los niveles
hasta acá la posición de Popper), y sus hi- de la realidad desde el estatuto del obser-
pótesis deben sostenerse en certezas pro- vador (del semiólogo investigador), el cual
porcionadas por argumentos de realidad, aplica su inteligencia (un punto de vista
aunque no siempre es fácil demarcar ta- teórico y el desarrollo de un método) a la
jantemente los límites entre las posibles descripción y comprensión de los fenó-
evidencias o pruebas plausibles. menos. La utilización de hipótesis funcio-
De todos modos, no hay razón para na al mismo tiempo como argumentos
suponer (tal vez piensen así muchos estu- eurísticos, como guías que orienten la
diantes), que hay una ruptura profunda marcha de la investigación.
entre las teorías semióticas y la razón co-
mún aplicada a la comunicación. Aunque c) El punto de vista semiótico
nos topemos con teorías distintas para ex-
plicar un mismo fenómeno, es cierto que El conjunto de mundos reales o ideales
un modelo teórico nunca es totalmente es susceptible de ser analizado desde múl-
falso, siempre ilumina alguna parte de la tiples puntos de vista. También la semióti-
realidad comunicativa. Y si una hipótesis ca tiene el suyo. Ella presta atención a la
se abandona, es porque se hallan motivos multitud de objetos, de seres y de hechos
para refutarla, generalmente por ser de- que llenan nuestra realidad, especialmen-
masiado reduccionista y no poder abarcar te aquellos que son fruto de la cultura hu-
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mana. Pero, lo propio de la semiótica es sociedad, portador de significados para


considerar los fenómenos y los hechos de especialistas y para los ciudadanos en ge-
cultura “sub specie communicationis”, es- neral. Los biólogos lo leerán e interpreta-
to es, desde el ángulo o el punto de vista rán desde su ciencia, y para los ciudadanos
de la comunicación. Es ajeno a su interés comunes será un dato de divulgación
incursionar o analizar la cultura con cien- científica con un componente ideológico
cias que barajan intereses, métodos y ex- de importancia, que afecta al imaginario
plicaciones etnográficas, físicas, biológi- colectivo por su referencia a la estructura
cas, etc. y que no tienen una conexión ló- profunda del ser humano. A la semiótica
gica interna con la semiótica, que analiza le interesa esto último, es decir, averiguar
específicamente la red de signos y de he- el valor y el significado que tiene esa infor-
chos de semiosis que se tejen en las cultu- mación en la semiosis social.
ras, con sus dimensiones de significados Los rasgos peculiares que caen bajo la
comunicados. Fijémonos en la siguiente mirada específica de la semiótica tienen
nota de prensa con una información acer- que ver con el estudio de los fenómenos
ca del genoma humano: de semiosis en cuanto generadores de sig-
“En el año 2001 había más de dos mil nificados, o en otras palabras, el análisis de
colaboradores internacionales trabajando los hechos de comunicación en relación
en la construcción del gran libro del geno- con la comunicabilidad de sus significan-
ma humano, es decir, del enorme mapa de tes. Un cartel publicitario será analizado
todas las combinaciones posibles de nues- por la semiótica no como un fenómeno
tro alfabeto genético, cuyas letras básicas económico o de marketing, sino a partir
son cuatro: ATGC. Se estima que, una vez de su estructura de lenguaje y de su iconis-
concluido el libro del genoma, una perso- mo, poseedor de formas estéticas (imagen,
na demoraría 32 años en leerlo, siempre colores, texto) que fungen de significantes
que lo hiciera a la velocidad de lectura de productores de significaciones en la socie-
200 páginas diarias. El cálculo científico dad y en la cultura urbana de hoy. Si que-
arroja la cifra de 3,5 billones de caracteres remos teorizar un poco este punto, hemos
que componen el código genético conte- de afirmar que la semiótica tiene la tarea
nido en el núcleo de cada célula humana. de buscar leyes y otras generalidades rela-
En la actualidad sólo del 5 al 10 % de esos tivas a su objeto de estudio, o sea, debe ser
caracteres forman las frases susceptibles una ciencia de las representaciones sígni-
de ser entendidas”. cas y de los fenómenos de semiosis.
Estos datos ante todo tienen un interés Vista desde esta óptica, aparece otra
científico para la medicina. Pero también característica de la semiótica, y es que ella
es un texto susceptible de ser analizado basa su conocimiento en la construcción de
“semióticamente”, es decir, como un “dis- modelos para que sirvan de marcos refe-
curso científico y social” que circula en la renciales en la tarea de análisis y estudio
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de los fenómenos de comunicación. Me- Hay quienes critican las pretensiones


diante ese instrumento teórico, se con- demasiado extensivas de la semiótica, afir-
fronta y se evalúa la validez de la investiga- mando que no le sientan bien, porque
ción. En rigor, pues, no existe un método quieren abarcar demasiado. Sostienen que
semiótico único, sino múltiples modos de la semiótica debería ponerle límites a sus
realizar los estudios de los hechos que in- aspiraciones totalizantes, porque en el
teresan. En cierto modo un modelo se- fondo, el estudio de la estructura y de las
miótico es como una categoría a priori, de funciones sígnicas de la cultura y sus sig-
carácter más bien hipotético y con posibi- nificados, es una manera de colocarse to-
lidad de circunscribirlo a un determinado talmente por encima de ella, incluso de las
objeto de estudio. De hecho constatamos ideologías, y eso revelaría la pretensión
que así ha sucedido, se crearon modelos y imperialista de la semiótica.
se aplicaron al análisis de ciertos procesos A esta crítica podemos responder di-
o fenómenos comunicativos particulares. ciendo que la semiótica no se cree omni-
Surgió la oposición binaria, el cuadrado potente, ya tiene fronteras epistemológi-
semiótico, las constantes estructurales de cas que regulan su quehacer. Como todo
Lévi-Strauss, los códigos de normas y des- estudio de la cultura, también el análisis
viaciones icónicas, etcétera. Cada modelo semiótico es sólo un aspecto de las múlti-
debe verificarse, perfeccionarse, modifi- ples miradas sobre la realidad. Presta aten-
carse o abandonarse. ción a aquellos espacios de sentido que se
Resumiendo, el espacio semiótico, in- crean mediante el uso de los objetos y len-
cluye todos los aspectos que tocan las for- guajes. Más allá y al fondo todavía, quedan
mas y las relaciones sígnicas de las cosas, los horizontes de la filosofía que indaga
por tanto, es como si todo fuera materia los criterios hermenéuticos para interpre-
significante de semiosis, o sea, signos y len- tar los contenidos y la verdad o falsedad
guajes que alimentan fenómenos de signi- del lenguaje humano.
ficación. Se pasó, pues, de la semiótica en-
tendida como “ciencia de los signos”, a la 3. Las generaciones de la semiótica
semiótica comprendida como “ciencia de
las significaciones”. Pero ambos aspectos Desde que comenzaron los estudios
van unidos, no pueden separarse. De este científicos de las comunicaciones sociales
modo, la semiótica permanece como la en el siglo XX, hubo necesidad de echar
ciencia de los signos que circulan y produ- manos de marcos o enfoques teóricos que
cen sentido en el ámbito de las culturas y dieran razón de cierto conjunto de fenó-
sociedades humanas, tomando en cuenta menos. Así, desde la perspectiva sociológi-
sus lenguajes, lo que ellos revelan, lo que ca se organizó la indagación en torno a las
dicen y como dicen las cosas que la gente múltiples relaciones existentes entre co-
hace. municación (medios de comunicación) y
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sociedad, los modos de recepción de los a lo largo de la relativamente corta histo-


medios, las expectativas del público, los ria de esta disciplina, se suelen clasificar en
efectos de los medios masivos en los gru- tres etapas.
pos, sus repercusiones educativas, familia- Esta división es tan sólo una manera
res, grupales, sociales. didáctica de poner orden en un terreno
Desde otro ángulo, la vertiente psico- que demanda ser constantemente esclare-
lógica abordó las comunicaciones sociales cido, precisado y actualizado.
centrándose en las personas y los indivi-
duos, sus experiencias estéticas, su valora- a) Semiótica de primera generación
ción de los mensajes, las imágenes que de
sí mismos se forjan los sujetos ante el es- Tuvo origen ya en la década de 1950,
pejo mediático, las repercusiones en sus cuando apenas se iniciaban los estudios de
imaginarios. semiología. Al inicio los enfoques fueron
Los enfoques más filosóficos, en cam- eminentemente lingüísticos en la línea de
bio, se centraron en el análisis de la natu- la tradición saussuriana. Entonces la pre-
raleza y del sentido de la comunicación. gunta básica era acerca de la “arquitectura
Las preguntas y las cuestiones eran: ¿en de un texto”. Desde ese planteo, el acerca-
qué consiste realmente la comunicación? miento a los problemas de la comunica-
¿Cuál es su esencia y su verdad profunda? ción, consistía en hallar y descomponer
Es obvio que el conjunto de las teorías los elementos constitutivos de cada texto o
utilizadas por cada rama científica, repre- discurso. Una vez encontrada su estructu-
senta un mapa diversificado. Con ellas se ra fundamental y los elementos que la
han implementado no sólo distintos nive- conforman, el problema semiótico se con-
les de estudio, de lectura y de investiga- sideraba resuelto. No había aún preocupa-
ción, sino que se obtuvieron también re- ción por analizar otras cuestiones concep-
sultados a veces difíciles de conciliar5. A tuales básicas, que surgieron después, a
menudo los trabajos se han llevado a cabo medida que la semiótica asumió un perfil
con total independencia entre un enfoque más definido en la década de 1960 con la
y otro, sin ninguna interdisciplinariedad, aparición del estructuralismo.
de modo que la sensación producida es la La semiótica estructural asumió el pos-
de quien se halla delante de un rompeca- tulado según el cual todo lector es un de-
bezas. codificador y el mensaje una obra. Roland
Por lo que atañe a la semiótica, los re- Barthes, uno de los exponentes más cono-
corridos teóricos que se han desarrollado cidos de esta semiótica, afirmaba, en efec-

5 Como ejemplo de lo que decimos, ver la descripción de los diferentes enfoques en las investigaciones
de los efectos de los medios que reportan Mc Quail D. (1980, 1983), y Mauro Wolf (1992).
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Johan Henrich Lambert (1728-1777) Étienne Bennot de Condillac (1715-1800)

Nació en Alsacia, pero su vida la pasó El pensamiento mecanicista de Condi-


en Alemania donde publicó todas sus llac lo llevó a considerar el conocimiento
obras. humano como fruto de un encadena-
Lambert fue el primero en adoptar el miento de sensaciones, del cual derivan
término semiótica en sentido moderno, al también los pensamientos, las ideas y la
asumirlo como título (Semiotiké) de la reflexión, “...porque la reflexión no es en su
tercera parte de su obra en la que elabora principio más que la sensación misma.”40
una teoría de la semiosis38 Para él la se- Cualquier fenómeno relativo al conoci-
miótica significa el sistema primario lin- miento humano, tiene pues, un solo prin-
güístico que constituye la base de los len- cipio generador, la percepción sensible.
guajes naturales. Igual que los demás ilu- De esta primera experiencia se derivan to-
ministas Lambert considera la sensación das las demás facultades para captar el
como el grado inferior donde se inicia el mundo, y esa capacidad sensitiva es co-
conocimiento, y a partir de ese peldaño, mún a todos los animales y al hombre,
por un hábito de reiteración, la mente hu- aunque éste se destaca y es superior al res-
mana va elaborando poco a poco el len- to de los vivientes por su razón. Condillac
guaje simbólico, elemento indispensable distinguió los signos naturales (como los
para alcanzar ideas más claras y precisas. gritos y gestos), de los sonidos articulados,
Al referirse a los signos, proporcionó una con los cuales podemos darles nombres
compleja división de 19 clases o tipos di- (arbitrarios) a las cosas y mantener la co-
ferentes. Lambert opinó que la verdad se municación con los demás seres huma-
hace patente al ser formulada, y nuestro nos. El lenguaje articulado manifiesta los
conocimiento necesita expresarse bajo al- grados de abstracción a que puede llegar
guna forma. En una carta dirigida a Kant la mente humana al plasmar con las pala-
(1766) formula la cuestión: “¿Hasta qué bras, las ideas y sobre todo el pensamien-
punto el conocimiento de la forma con- to científico. La ciencia, dijo Condillac es
duce al conocimiento de fondo de nuestro simplemente “una lengua bien hecha”.
saber?”39

38 La obra principal de Lambert se titula Neues Organum (1764) (Nuevo Órgano), y consta de seis volú-
menes. Es un intento de poner las bases para la investigación y el conocimiento. Todo el conjunto está
dividido en cuatro partes, y la tercera se llama precisamente Semiótica, donde trata de los signos y len-
guajes, o sea, las características externas que asume la verdad.
39 Cita reportada por Guillermo Fraile en Historia de la Filosofía, vol. III – BAC, Madrid, 1966, p. 985.
40 En Extrait raisonné du traté des sensations, III. (Editado en París 1777).
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Esta primera intuición de separar el gunos estudiosos, consistieron funda-


lenguaje de los hechos sirvió para sentar mentalmente, en desarrollar las ideas ela-
las bases de la arbitrariedad del signo, y boradas en siglos anteriores sobre los sig-
constituye, sin duda, el aporte más impor- nos. Vamos a nombrar a un grupo de pen-
tante de Condillac a la teoría de los signos. sadores alemanes que fueron los que más
se destacaron en la reflexión de la temáti-
Joseph-Marie Degérando (1772-1842) ca semiótica.
Fue un filósofo francés que en 1800 G. W. F. Hegel (1770 – 1831) fue tal vez
publicó un ensayo titulado Sobre los signos el más grande filósofo moderno, sin em-
y sobre el arte de pensar considerados en sus bargo, en su vastísima obra, no ha aporta-
relaciones recíprocas. En este libro sostiene do nada de realmente innovador al con-
– a partir del sensismo de Condillac – que cepto de signo. Para Hegel la “vida del es-
el principio de nuestro conocimiento son píritu” se despliega verticalmente desde la
las impresiones que las cosas y objetos ex- esencia del ser, de lo “Absoluto”, hacia aba-
teriores ejercen en nuestros sentidos. Pero jo, hacia la naturaleza, hasta el alma indi-
el sentir es meramente un acto pasivo. vidual, natural, sensitiva y real. En la vida
Cuando nosotros tomamos activamente corporal el alma sensitiva se expresa en la
conciencia de las sensaciones, vamos pa- exterioridad a través de los signos y len-
sando poco a poco al nivel del lenguaje, guajes, como elementos que integran el
cuyos signos utilizamos para comunicar- paso desde la conciencia sensible a la uni-
nos y ampliar nuestros conocimientos de versalidad de las ideas. La conciencia sen-
la realidad. sible llega al conocimiento de las cosas a
En síntesis, en todos estos pensadores través de pasos que van desde un umbral
de la corriente empirista, aparece nueva- primero que es la sensación, luego la per-
mente la antigua doctrina nominalista ba- cepción, hasta el entendimiento:
jo forma de “sensismo” que sólo admite la Los signos están en el estadio de la per-
presencia de esquemas sensoriales como cepción inmediata, donde los objetos se
sucedáneos de los conceptos universales. captan a través de algo que los sustituyen
en forma de representación: “Una reali-
4. Hacia Peirce y Saussure
dad exterior presente llega a ser signo
El siglo XIX abrirá las puertas a la se- cuando es arbitrariamente asociada a una
miótica moderna que tendrá sus expo- representación que no le corresponde y
nentes más representativas en Peirce y que se distingue a través de su contenido,
Saussure. Previos a ellos, los aportes de al- de tal modo que esta realidad debe ser la
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representación o significación.”41 Según universo a la vez. Para él son los signos y


Hegel los signos verbales son superiores a el lenguaje de la poesía los que dilatan la
los otros, porque son más apropiados pa- potencia creadora del pensamiento y le
ra expresar la multiforme dialéctica del permiten develar el mundo, que es “una
espíritu, ya que las palabras están libre y metáfora universal, una imagen simbóli-
arbitrariamente unidas a sus significados: ca” del espíritu humano. A través de la
“la obra más alta de la memoria creadora magia de la poesía, es todo el universo el
es el lenguaje, que por un lado es verbal, y que nos habla.
por otro, escrito.”42
Los símbolos, en cambio, son aquellos Bernard Bolzano (1781-1848) sacer-
signos que como formas de objetos sensi- dote católico nacido en Praga y profesor
bles, están al servicio de las creaciones ar- de la Universidad en dicha ciudad. Su
tísticas y de la belleza de la naturaleza. Co- aporte a la semiótica consistió en haber
mo lo simbólico tiene un “carácter enig- elaborado una doctrina sobre los signos, y
mático y misterioso” es capaz de expresar en haber explicado un conjunto de reglas
lo fantástico, lo grandioso y lo sublime para la creación de los mismos. Sin em-
que vemos en el arte. Sin embargo, como bargo, su teoría de los signos no fue muy
entre la imagen simbólica y la idea, existe original y hay que entenderla al interior
cierta connaturalidad, porque el símbolo de todo su vasto pensamiento, expresado
va unido al mundo de la naturaleza sensi- además, de forma un poco árida y difícil.
ble, en definitiva el símbolo no puede re-
presentar perfectamente la idea.43 Wilhelm von Humboldt (1767-1835)
ha sido un polifacético pensador alemán
Novalis (1772-1801) Pertenece a la co- que se interesó por filosofía, literatura,
rriente del romanticismo alemán que política... Aquí interesa su pensamiento
reaccionó con energía contra las preten- como lingüista.44 Humboldt se interrogó
siones totalitarias del iluminismo, porque sobre la naturaleza de la lengua y rechazó
eliminaba la fuerza vitalista del ser huma- la concepción iluminista que consideraba
no y su historia. Novalis fue un poeta que los idiomas con una estructura psico-lógi-
murió muy joven, aspiró a la creación de ca universal. Su tesis revolucionaria fue
una estética que abarcara el espíritu y el considerar la lengua como un mundo au-

41 G.W.F. Hegel: Filosofía propedéutica., II, 1.


42 Ib.
43 Cfr. G.W.F. Hegel: De lo bello y sus formas. Estética. Editr. Espasa Calpe, Buenos Aires, 1958.
44 Ver su obra principal al respecto : Escritos sobre el lenguaje. Editorial Pensamiento, Madrid.
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tónomo, sin relación alguna con una su- Gottlob Frege (1848 – 1925) es forzoso
puesta matriz universal, aunque la capaci- nombrar a este pensador alemán, profesor
dad para producir signos lingüísticos la de matemáticas y uno de los más grandes
tienen todos los pueblos. Cada lenguaje es lógicos de su tiempo, aunque vivió muy
un sistema único e individual, los signos y aislado y en frecuentes polémicas con va-
los sonidos verbales carecen de sentido, rios colegas de la Universidad de Jena.
sólo lo adquieren una vez que entran a Frege estudió un lenguaje específico, el de
formar parte de una estructura idiomáti- las matemáticas y su esfuerzo lo dedicó a
ca, gracias a la función del pensamiento y la construcción de un lenguaje lógico-
la mente humana que es capaz de cons- simbólico basado en ellas.45
truir reglas y gramáticas. Por tanto una En relación con nuestro tema, de Fre-
lengua está constituida por una estructu- ge interesa retener su fundamental distin-
ra general (dada por la mente) y por una ción entre “sentido y significado”. El “sen-
forma individual (dada por cada indivi- tido” es la representación conceptual de
duo). Vemos aquí en ciernes, la futura dis- algo, es aquello que piensa o capta el suje-
tinción que hará Saussure entre “langue” y to acerca de una determinada proposi-
“parole”. ción; en consecuencia el sentido es depen-
Los idiomas, afirma Humboldt, son diente de la subjetividad de la persona. En
dinámicos y en continua evolución, por- cambio, muy distinto es el “significado” de
que dependen del espíritu humano que esa misma proposición si se la considera
permanentemente va formando léxicos, como algo totalmente independiente de la
reglas sintácticas y semánticas. La lengua mente del sujeto; en este caso el significa-
es un fenómeno histórico, tiene un deve- do está referido al mundo de objetos ob-
nir que depende de la mentalidad y de la jetivos y lógicos. Por tanto es posible cons-
sensibilidad de cada pueblo, resulta iluso- truir un lenguaje riguroso hecho de sig-
rio buscar en ella formas o esquemas uni- nos con “significados” que expresan la
versales. verdad o la falsedad de las cosas y como
Este fuerte historicismo lingüista de valores independientes de las opiniones
Humboldt introdujo en varias investiga- individuales o subjetivas. La noción de
ciones posteriores, un enfoque relativista significado resulta crucial en toda la con-
que, en cierto modo, perdura hasta hoy en cepción del signo en Frege, de donde eli-
algunos apasionados debates científicos. mina todo rastro psicológico y asume un

45 Las principales obras de G. Frege son: Ideografía (1879), Fundamentos de la aritmética (1884), Función
y objeto (1892). En español se puede leer Estudios de semántica. Ed. Aries Madrid 1965, donde se en-
cuentran los escritos de Frege de 1891 y 1892 sobre “sentido y significado”.
La danza de los signos / 61

modelo ternario en el que hallamos: el sig- y el Significado (Bedeutung). Esta postura


no como tal (Ausdruck), el sentido (Sinn) acerca Frege a la teoría de Peirce.

***

Palabras claves para recordar


El siglo XIX verá nacer a dos hombres que marcarán profundamente los estudios
y la reflexión sobre los signos: Charles Peirce y Ferdinand de Saussure.
El primero, nacido en 1839 abordó el tema de la naturaleza del signo ya desde
1867 y a su estudio le dedicó largos años de su vida. Sus análisis forman parte in-
tegrante de su filosofía inspirada en el pragmatismo, y traspasaron el contexto de
su época hasta influenciar el conjunto de los actuales enfoques semióticos. Las
bases filosóficas que sostienen su teoría de los signos, distinguen a Peirce neta-
mente de la semiología de Saussure, y sus tesis fueron utilizadas posteriormente
por algunos filósofos europeos del lenguaje en el siglo XX, en el momento que se
produjo la “crisis de los fundamentos” y se indagó sobre un lenguaje abarcativo
de todas las ciencias. Mirado retrospectivamente nadie duda hoy de que la figu-
ra de Ch. Peirce constituye un hito insustituible para el estudio de los signos.
Saussure (1859-1913) no era un filósofo, sino un lingüista. Heredó elementos
cartesianos, de la escuela de Port-Royal y de los empiristas, como también del no-
minalismo de Ockham. El influjo de Port-Royal en su pensamiento se nota en la
concepción del lenguaje como un sistema cuyas leyes son iguales para todos los
hombres. Las construcciones sígnicas mantienen una similitud con la estructura
profunda de lo real y que consiste en una matriz común a todas las lenguas. Este
punto de vista se injerta en la tradición cartesiana según la cual la mente huma-
na posee patrones o ideas generales comunes. Para Saussure el lenguaje también
es un fenómeno sobre todo conceptual, en él no hay por qué descartar un com-
portamiento lingüístico universal. Sin embargo, en su análisis del signo Saussure
supo poner un toque personal y abrió un nuevo campo de investigación. Conci-
bió el lenguaje como una estructura en la cual se dan relaciones y sistemas de di-
ferencias y/o similitudes, con códigos que guían la vida de los signos.
Las tesis de estos dos pensadores las expondremos en el capítulo que viene a con-
tinuación.
62 / Victorino Zecchetto

***
Palabras claves para recordar
Semeion (semeion): término griego para indicar los síntomas de una enfermedad.
Más tarde se usó para referirse a los signos en general (= semeia). De esta palabra deri-
va también el término moderno “semiótica”.

Signum - is: vocablo latino que desde la antigüedad romana y el medioevo, signifi-
ca “signo / os”, entendiendo principalmente los signos verbales, es decir, las palabras
(verba).

Nominalismo: doctrina iniciada por G. Ockam cuyo núcleo sostiene que nuestras
ideas o conceptos generales son meros “nombres”carentes de cualquier referente obje-
tivo. Los signos son, entonces, esencias nominales, un conjunto de elementos (como su-
cede con nuestras palabras) que retenemos como pertenecientes a una cosa, son cons-
trucciones mentales para fines prácticos.

Gramática general y gramática particular: teoría del grupo de Port Royal según la
cual existiría en cada persona un esquema o matriz gramatical general y que la habili-
taría para el aprendizaje de las gramáticas particulares construidas por cada lengua. Es-
ta concepción se basa en la filosofía de las “ideas innatas” (Descartes). En la actualidad
ha sido retomada por la llamada “gramática generativa” (N. Chomsky).

Empirismo: corriente de pensamiento que sostiene que nuestros conocimientos na-


cen y se originan - no de ideas innatas - sino de la experiencia empírica, de lo que per-
cibimos con nuestros sentidos. Por tanto los signos “palabras” se elaboran a partir de
elementos sensibles y no de conceptos generales. Sobre esta base el “iluminismo” pos-
tula que las ideas se construyen por asociación de sensaciones.
La danza de los signos / 63

Bibliografía
Eco Umberto: Semiótica y filosofía del lenguaje.
1990 Editorial Lumen, Barcelona -1990 (Sobre la concepción del signo en la antigüedad: pág. 30
a pág. 59).

Nöth Winfried:
1998 Panorama da semiótica. De Platao a Peirce. Annablume Editora, Sao Paulo, Brasil.

Quezada Oscar M.
1996 Semiosis, conocimiento y comunicación. Universidad de Lima. Fondo de desarrollo edito-
rial. (Los primeros cinco capítulos hacen un recorrido sobre el concepto de signo, desde la
antigüedad hasta Kant.)

Calabrese Omar
2001 Breve storia della semiótica. Ed. Feltrinelli, Milano. Por ahora es la obra más completa y es-
pecífica sobre el tema.
4
LOS S IG NOS

No podemos pensar sin signos.


(Urbam W.)

1. La pista semiótica en torno a los signos bir con los sentidos, lo que experimenta-
mos con los sentimientos, o pensamos
Aunque parezca sencillo el fenómeno con la mente.
del signo resulta ser, en el momento de re- Y podemos seguir indagando: ¿qué
flexionar sobre él, uno de los problemas son “todas las cosas”?, ¿cuál es el horizon-
filosóficos más complejos y difíciles. Lo te común que abarca toda la realidad? Así
hemos constatado en el capítulo anterior llegamos a la pregunta filosófica acerca
al narrar el esfuerzo intelectual que de- del “ser”, es decir, aquello por el cual algu-
mandó a lo largo de la historia. Nos pode- na cosa “es”. No podríamos percibir ni
mos preguntar: ¿Cuál es el origen de los pensar nada si no hubiera alguna cosa, es
signos? ¿Por qué tenemos necesidad de decir, si no hubiera ser. También la nada,
crear signos? O de manera más directa to- el “no ser” lo captamos como algo pensa-
davía: ¿Por qué habla la gente? ble, en la medida que la damos forma
Sobre estas cuestiones hagamos, al me- mental y por tanto como si fuese algo
nos, una reflexión general. existente. El ser es el fundamento de cuan-
Apenas la persona humana se coloca to puede existir, de lo que podemos hacer
ante el mundo (o ante sí misma como o imaginar. Es lo que está allí y que posi-
parte del mundo), se da cuenta que exis- bilita cualquier actividad humana, física,
ten cosas. Y entre las cosas que existen, es- psicológica, afectiva o mental.
tá ella misma como ser humano que perci- ¿Qué tiene que ver todo esto con los
be cosas. Nosotros no podemos estar en el signos?
mundo sin captarlo como realidad. La rea- Tiene que ver, porque también como
lidad se nos impone como un dato nor- trasfondo de toda actividad sígnica se ha-
mal y primero. Pero cuando nos interro- lla la realidad del ser, la realidad de todo
gamos “¿qué es la realidad?”, la respuesta aquello sobre lo cual es posible decir algo
primera y espontánea es: “son todas las o simplemente pensarlo y, en consecuen-
cosas”, o sea, todo lo que podemos perci- cia, representarlo con signos. Las cosas
66 / Victorino Zecchetto

que existen y con las cuales entablamos cial, y por ello sirven como instrumento
relaciones (aunque sean meramente lógi- de comunicación.
cas), son el fundamento de la posibilidad En primer lugar el signo ofrece datos so-
de los signos, porque éstos, en último tér- bre la realidad representada, es un conjun-
mino, también son “seres”. Si queremos to de elementos que están en lugar de otra
tener un contacto significativo con la rea- cosa y que la designan. Los datos que en-
lidados o sea, con el ser y los seres, nos ve- trega el signo son ante todo la imagen del
mos obligados a construir otros seres lla- elefante reproducida en la mente del niño.
mados “signos” y ellos nos permiten cap- Esa imagen mental no es el animal real, si-
tar las cosas con algún significado. Por es- no sólo una “copia” con algunas caracte-
te motivo los signos, antes de ser estudia- rísticas - no todas - del corpulento mamí-
dos por la nueva ciencia de la semiótica – fero con su larga trompa y grandes orejas.
lo hemos visto - fueron desde la antigüe- El signo, además, es una interpretación
dad, objeto de la curiosidad filosófica. de la realidad representada.
Pongamos el siguiente ejemplo. Un ni- El chico agrega o no toma en cuenta
ño visita el zoológico y se detiene con cu- otras cosas al comentar lo que ha visto so-
riosidad a mirar los elefantes. Al día si- bre los elefantes. El signo es siempre tam-
guiente en la escuela le cuenta a la maes- bién una hermenéutica, es decir, la inter-
tra lo que vio. Esta lo invita a describir co- pretación de algún sentido que tiene la
mo son los elefantes que ha visto. Con to- realidad conocida. Cada vez que pensa-
da probabilidad el chico narrará algunas mos o imaginamos alguna realidad, hace-
de las características del paquidermo, y mos una reproducción mental de la mis-
además, añadirá otras a modo de comen- ma, pero bajo el aspecto o la forma en que
tario e impresiones. Lo que hizo el chico nuestra mente la percibe, y por tanto in-
con sus palabras es seleccionar y estructu- terpretamos las informaciones recibidas.
rar signos lingüísticos, para comunicar su La percepción del ser (sea éste real, pensa-
experiencia, o sea, para expresar un signi- do o imaginado) inicia nuestro diálogo
ficado. con las cosas, y los signos son un modo de
apropiarse y de interpretar el mundo.
2. Naturaleza, rasgos y vocación En conclusión el signo es un simulacro
de los signos de la realidad que comienza en nuestra
mente. Es correcto decir, entonces, que el
Este sencillo episodio del chico que pensamiento, la idea, es un signo, porque
cuenta su visita al zoológico nos da pie está en lugar de otra cosa, de cualquier en-
para explicar la naturaleza de los signos, te percibido dentro o fuera de nosotros, o
que son, recordémoslo, un fenómeno so- simplemente creado por nuestra fantasía.
La danza de los signos / 67

Pero también son signos muchos otros - Debe referirse a algo diferente de sí
objetos construidos con el propósito de mismo (advierte sobre la presencia de
estar en lugar de otras cosas: una foto, la un virus),
señal vial, un gesto para saludar... y todo - Alguien debe reconocerlo como tal, o
aquello que podemos tomar convencio- sea, como signo (yo capto el significa-
nalmente como signo. do).
Llegamos a la definición clásica del
signo: aliquid stat pro aliquo (algo está en Hemos de agregar en seguida que esta
lugar de otra cosa), y aparece así su dimen- explicación descarnada de la estructura
sión relacional: un objeto presente se rela- del signo, no da cuenta de todo lo que
ciona con otro que está ausente. Esa rela- puede efectivamente desencadenar un sig-
ción, sin embargo, requiere de alguien que no a nivel comunicativo. A menudo, los
percibe la línea de conexión entre los dos signos instauran una red de sentidos que
objetos, es decir, alguien que actualice la va más allá del simple “reemplazar cosas”,
realidad del signo. Tenemos entonces este porque la semiosis es un fenómeno social,
juego de relaciones: “A” está por “B” y esa y los signos se mueven al interior de con-
sustitución es reconocida por “C”. Lo que textos, donde existe una constante y com-
equivale a decir que “A” es signo de “B” y pleja interacción comunicativa. Los sig-
lo percibe “C”. Según este esquema cual- nos, pues, no son entes abstractos, sino
quier cosa puede asumir una relación síg- elementos de uso vital, sometidos a conti-
nica, con tal que “esté en lugar de…” y nuos reconocimientos a veces caprichosos
“para alguien” al que se destina. y bizarros.
Otra faceta de la estructura del signo la La realidad de los signos instaura el
podemos ilustrar analizando el siguiente problema de saber qué condiciones son
ejemplo. Enciendo mi computadora, in- las que dan lugar al reconocimiento de los
troduzco un disquete y me dispongo a es- signos, al mecanismo por el cual el sujeto
cribir. De pronto la máquina emite un so- separa los objetos en “simplemente cosas”
nido parecido a una alarma. Es la adver- y en “cosas signos”. Sobre esto volveremos
tencia de que hay un virus; he percibido más adelante.
un signo y debo tomar las precauciones
necesarias. Me pregunto: ¿por qué ese so- 3. Dos enfoques sobre el signo
nido lo capto como un signo? Porque todo
signo tiene -semióticamente- las siguien- En la historia de la semiótica han sur-
tes tres características. gido varios modos de conceptualizar los
elementos que componen la estructura
- Una forma física por la cual se hace del signo. Vale la pena presentar las dos
perceptible a los sentidos (el sonido de corrientes más conocidas en la actualidad.
alarma), Los otros intentos teóricos aparecidos
68 / Victorino Zecchetto

posteriormente, de una manera u otra, se ferente no integra la estructura del signo y


derivan o remiten a estas dos corrientes. que éste posee sólo una semblanza diádi-
ca. En este aspecto Saurrure es deudor de
a) La postura lingüística de Ferdinand una visión cartesiana de la mente y del co-
de Saussure nocimiento humanos.
En cambio Ogden y Richard (1923)2,
Los estudios del signo ocuparon un hablan de referente para indicar la entidad
puesto central en la lingüística, por eso no que señala el significante, y lo consideran
podemos menos que citar a F. de Saussure como un elemento que integra plenamen-
(1857-1913), uno de los pioneros que se te la estructura del signo. Siempre será ne-
dedicó a analizar este tema.1 De él se deri- cesario un referente para captar lo que se
varon numerosos estudios posteriores. alude utilizando los signos. Está claro que
Para F. de Saussurre el signo es una no todos los signos se refieren a cosas rea-
unidad lingüística que tiene dos caras: les o materiales. Gran cantidad de signos
Una sensible llamada Significante. Pue- abarcan el mundo irreal, como sucede con
de ser acústica (los sonidos de las pala- muchos cuentos o películas de fantasía
bras), o bien visual (letras de la escri- donde se ven seres que jamás han existido
tura), pero siempre es algo material. fuera de la narración y de la pantalla.
Otra es inmaterial: la idea o concepto Otros signos aluden en cambio, a entes
evocado en nuestra mente, y se llama abstractos, a conceptos teóricos o a relacio-
Significado. nes, como sucede con los signos matemá-
ticos.
Saussure cita como ejemplo la palabra Saussure sostiene que en los códigos
“árbol”: el significante es la forma física lingüísticos, la relación entre el significan-
del término, mientras que el significado es te y el significado es arbitraria, porque no
el concepto mental de “árbol”. está motivada por el objeto al cual se re-
El signo, además, hace referencia a al- fiere, sino que está fundada en el consen-
guna cosa, y a esa realidad Saussure la de- so social por el cual los grupos humanos
nomina realidad referencial; es el objeto, deciden asumir esa asociación. Este fenó-
la cosa o el fenómeno, al cual se alude me- meno explica la gran cantidad de idiomas
diante el signo. Saussure piensa que el re- que hay en el mundo.

1 El pensamiento semiológico de Saurrure se halla en la obra: Curso de lingüística general”.


Edit. Planeta-Agostini, Barcelona, Buenos Aires, 1994. El original francés fue editado en 1916 por
algunos alumnos del maestro de Ginebra. Para más detalles sobre Saussure y su teoría lingüística, ver V.
Zecchetto: Seis semiólogos en busca del lector. Edit. Siccus-La Crujía, Buenos Aires 1999.
2 Ogden C.K. y I.A. Richards: El significado del significado. Ed. Piados, Barcelona, 1984.
La danza de los signos / 69

Por sí solo un signo no tiene valor, es ción del signo”, afirmaban que hay que
necesario juzgarlo dentro de un sistema o ubicar al lenguaje - y por tanto también
estructura que es la lengua. Allí entra en los signos - dentro de una semiología en-
relación con otros signos y se vincula con tendida como un proceso de comunica-
los demás elementos de todo el sistema ción y no como una ciencia que estudia
lingüístico. un sistema de signos. En consecuencia -
El signo como fenómeno binario, fue afirmaban- que los signos en sí mismos
estudiado también por el lingüista danés no tienen razón de ser, se disuelven y lo
Louis Hjelmsev (1899-1963).3 Igual que que cuenta es la dinámica de las significa-
Saussure distinguió en el signo dos aspec- ciones. En rigor de verdad, esta crítica hoy
tos que llamó la forma de la expresión y la no se sostiene, porque aparece claramente
forma del contenido, para indicar, respec- parcial, ya que -si teóricamente tuviese
tivamente, el plano sensible y material y la plena validez- se refiere exclusivamente a
dimensión inmaterial o conceptual del una categoría de signos, a los lingüísticos.
signo. Pero sabemos que los lenguajes desbordan
Debemos decir que cuando se comen- la lengua y tienen una dimensión mucho
zó a aplicar esta noción a los signos audio- más amplia y dinámica. Es cierto que los
visuales, especialmente al iconismo, apa- signos actúan dentro de la movilidad se-
recieron de inmediato las dificultades de mántica propia de los procesos diacróni-
trasladar al campo de las imágenes lo que cos que le infligen cambios a los lenguajes,
es propio de las categorías lingüísticas. Es- sin embargo no se puede negar que cada
te problema lo exploraremos en el capítu- signo posee también una base sincrónica
lo sobre la imagen icónica. fija y una propia estructura inmanente, y
Por último, en referencia al pensa- eso sucede también con los signos lingüís-
miento semiológico de Saussure, debemos ticos.
recordar que su teoría lingüística del signo La comprensión adecuada de los sig-
levantó una polémica, cuando algunos se- nos, requiere además, tomar en cuenta la
miólogos comenzaron a afirmar que la larga reflexión e investigación histórica
noción saussuriana de signo era ambigua, que se ha hecho sobre ellos. Por este mo-
y que no es posible seguir sosteniendo que tivo nos detuvimos en el capítulo anterior,
la lengua es un sistema general de signos.4 a presentar una síntesis de la evolución de
Los críticos y propiciadores de la “disolu- la noción de signo a través de los siglos.

3 Ver en español su importante obra: Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Ed. Gredos, Madrid, 1980
4 Nos referimos a algunos exponentes de la Escuela de París de los años 1960-70, como A.J. Greimas y
R.Barthes.
70 / Victorino Zecchetto

b) El modelo triádico de Charles S. Peirce nocimientos teóricos tienden a regular la


praxis humana, sirven para prepararnos a
Este original pensador (1839-1914), las diversas formas de actuar.
fue uno de los principales exponentes del En este contexto se ubica también su
pragmatismo filosófico del siglo XIX en teoría del significado de los entes. La tesis
Estados Unidos. Seguidor de la tradición tradicional sostenía que el significado de
filosófica realista, Peirce afirma la dimen- una cosa era una especie de esencia obje-
sión teórico-cognitiva del actuar humano, tiva presente en los objetos. Para Peirce, en
y sostiene que nosotros nos movemos en cambio, el significado está en el pensa-
nuestro entorno guiados por creencias de miento, pero no en forma pasiva como
tipo existencial y pragmático. El rol del una imagen en el espejo, sino activamen-
pensamiento es organizar y transformar el te, como una acción por la cual organiza-
campo de la experiencia, para coordinar mos y transformamos los campos de la
las acciones humanas. Se trata de un pen- experiencia en vista a intervenir en el
samiento pragmático destinado a captar mundo, a realizar un proyecto, llevar a ca-
los efectos y los significados prácticos que bo algún tipo de acción o comportamien-
puede tener un conocimiento en el obrar to. Entonces el significado de algo se con-
del individuo, ya que “la finalidad de la ac- figura como el conjunto de implicaciones
ción es la de producir algún resultado sen- prácticas que el objeto posee para algún
sible.”5 Para comprender este enfoque de sujeto. Conocer quiere decir captar esas
Peirce es preciso recordar que él cultivó la implicaciones y por tanto su significado.
lógica como el instrumento que permite Esta concepción de los efectos del co-
pasar de lo desconocido a lo conocido, del nocimiento determinará su original mo-
no saber al saber, y de ese modo controlar do de considerar también el operar de los
nuestros conocimientos. En ellos están in- signos. Peirce estudió en profundidad el
volucradas las “las creencias” que acom- fenómeno del signo y elaboró su propia
pañan nuestra experiencia existencial noción, diferente del concepto estructura-
cognitiva, y son expresiones de nuestros lista de inspiración saussuriana. Para Peir-
hábitos cuya finalidad es determinar ce el signo es algo que, bajo cierto aspecto,
nuestras acciones. Las creencias se oponen representa alguna cosa para alguien. Esto
a la duda y nos capacitan para actuar de significa -en el fondo- que el signo posee
determinada manera en el momento una composición triádica, y en ese cuerpo
oportuno. En consecuencia, nuestros co-

5 Ch.Peirce: Lecciones sobre el pragmatismo. Ed. Aguilar, Buenos Aires, 1978, p. 32. El conjunto de las obras
de Charles Peirce comenzaron a ser publicadas en 1931 bajo el nombre de “Collected Papers”.
Recientemente, desde 1997, Indiana University Press viene publicando una edición crítica de los
escritos de Peirce, que en el año 2000 ya tenía siete tomos.
La danza de los signos / 71

emergen y se hacen presente en él, sus tres vista pragmático, o sea, como si se tratara
elementos formales. de una “cualidad” que se manifiesta en
Sin embargo el signo no es un ente ais- particulares efectos sensibles producidos
lado. Su composición triádica, se inserta por las cosas que la integran. La realidad,
en el conjunto de las ideas semióticas de puesta en conexión dinámica con estas
Peirce, y para comprenderlo en forma tres categorías fundamentales lógicas,
adecuada hay que ubicarlo en el marco permite “encontrar la raíz de toda verda-
global de su filosofía. En ella el soporte dera distinción del pensamiento, por sutil
teórico, consiste en una clasificación feno- que sea”6 Y en este universo lógico, es cla-
menológica de toda la realidad en tres ca- ro que también el signo deba asumir la
tegorías fundamentales: modalidad triádica. He aquí los tres ele-
mentos que, según Peirce, conforman el
La primeridad: es la categoría que da
signo:
cuenta de lo indefinido de las cosas, es el
sentimiento o impresión primera (fee-
a. El representamen: es lo que funciona
ling), antes de toda determinación o con-
como signo para que alguien lo perci-
creción del ser. Son las cualidades puras e
ba, o sea, la cosa que funge de signo, el
indeterminadas de los entes. Por ejemplo,
signo mismo como tal, por ejemplo,
“la rojidad”.
las palabras de un idioma que han sido
La secundidad: es la categoría de la re-
creadas para ese fin. El representamen
lación con la primeridad, o de un fenóme-
está siempre en lugar de otra cosa, es el
no de primeridad relacionado real o ana-
sustentador o portador de esa cosa pa-
lógicamente con otro. Es la toma de pose-
ra los que han de verla o considerarla
sión (struggle) de la concreción experien-
en el signo.
cial. Por ejemplo “el rojo” de un objeto
b.El interpretante: es la idea del repre-
concreto.
sentamen en la mente del que percibe
La terceridad: es la categoría que regu-
el signo, o sea, es un efecto mental cau-
la la unión y la síntesis de la primeridad
sado por el signo (otra idea del signo),
con la secundidad, es la ley, la convención
apenas se inicia el proceso de semiosis
que conecta dos fenómenos entre sí. Por
a través del representamen. En defini-
ejemplo, las palabras para decir: “Este pa-
tiva, el interpretante es otra represen-
pel es rojo”.
tación referida al objeto signo, es un
Notemos que la noción de “realidad” significado de los significantes.
debe ser interpretada desde el punto de

6 Ch. Peirce: Lecciones... Ib.


72 / Victorino Zecchetto

Hay que distinguir entre interpretante infinitum”. En efecto cualquier represen-


inmediato que es simplemente el sig- tación sígnica -dice Peirce- “no es otra co-
nificado del signo, su potencial signifi- sa que otra representación”.
cativo, el interpretante dinámico cons- Se constata aquí, la diferencia entre la
tituido por el sentido captado por un realidad de los signos y sus significados,
sujeto singular, y finalmente el inter- como los podemos concebir y pensar.
pretante en sí, formado por la o las in- Esta tríada del signo puede explicarse
terpretaciones que le otorga al signo el con un ejemplo. Si miramos el afiche de
sujeto singular, los nuevos signos de un hermoso paisaje (= un signo), se pro-
carácter lógico que él va engendrando. duce un proceso de semiosis donde:
c. El objeto: es aquello a lo que alude el
- el representamen es la imagen del afi-
representamen. Dice Peirce: “Este sig-
che percibida como signo.
no está en lugar de algo, su objeto” -es-
- El interpretante es la relación mental
to es- aquello al que el signo está refe-
que establecemos entre el representa-
rido. Nuevamente hay que recordar
men y su objeto; en definitiva es la idea
que el objeto (igual que el referente),
del signo del afiche.
no necesariamente es una cosa concre-
- El objeto es el paisaje aludido en el afi-
ta, puede tratarse de ideas, de relacio-
che.
nes o de entes imaginarios y ficticios.
El objeto exterior al signo se llama ob- Es importante repetir que para Peirce
jeto dinámico, y el objeto captado al el signo es una categoría mental, es decir,
interior del mismo signo es llamado una idea mediante la cual evocamos un
objeto inmediato. objeto con la finalidad de conocer y com-
prender la realidad o para comunicarnos.
Interesa observar que Peirce define el El proceso de aprehensión del signo se lla-
signo no en relación con el significado de ma semiosis, y se desarrolla en forma de
la cosa, sino remitiéndolo a otro signo, ge- espiral que va integrando nuevos procesos
nerándose de ese modo una semiosis infi- semiósicos, formándose de esta manera,
nita, porque el interpretante de una cosa lo que hemos mencionado como semiosis
“se convierte a su vez en un signo y así ad infinita.7

7 Para una exposición de síntesis del pensamiento de Peirce ver V. Zecchetto y otros: Seis semiólogos en
busca del lector. - Edic. Siccus-La Crujía, Buenos Aires, 1999. Más explayado y completa es la obra de
Gérald Deladalle: Leer a Peirce hoy. Gedisa Editorial, Barcelona, 1996.
La danza de los signos / 73

c) Un esquema complementario Signo es todo lo que está en lugar de


otra cosa y la significa; es la marca sensi-
Los aportes teóricos de Saussure y ble de una intención de comunicar un
Peirce sobre el signo, permitieron a lo lar- sentido. Se origina de la situación presen-
go del signo XX que otros semiólogos re- cia - ausencia, es decir, presencia del signo
flexionaran y enriquecieran el concepto. y ausencia del objeto que denota.
Así lo hicieron Ch. Morris, Hjelmlev, Og- El signo tiene una composición terna-
don-Richard, U. Eco, Sébeock, R. Barthes, ria, cuyos elementos han recibido diferen-
L. Prieto, entre otros. tes nombres, según los autores que los han
En conclusión, la comunidad de se- reflexionado. Aquí indicamos los térmi-
miólogos en la actualidad, está en grado nos que suelen usarse con más frecuencia
de señalar los puntos fundamentales más y sintetizamos en un esquema las indaga-
seguros y adquiridos que se refieren a la ciones que se han hecho sobre la comple-
estructura del signo. El consenso existe en ja realidad del signo.
torno a lo siguiente:

EL SIGNO
Es todo lo que está en lugar de otra cosa y la significa. Es la marca de una intención de comunicar
un sentido. El signosede origina de la situación binaria “presencia – ausencia”.
La reflexión sobre el signo lleva a descubrir en él tres componentes:

La cosa o fenómeno que denota el signo: Objeto (Ch.Peirce),


Denotatum (Ch.Morris), Referente (Ogden-Richards)
C

El signo propiamente tal se llama: Lo que expresa el signo se denomina:


Representamen (Ch.Peirce), Interpretante, imagen mental (Ch.Peirce)
Significante (Sausure), Significado, idea, concepto (Saussure)
Símbolo (Ogden-Richards) Significatum (Ch. Morris )
Vehículo sígnico (Ch.Morris) Contenido ( Hjelmlev)

A B
Plano del contenido:
Marcas semánticas.

Persona que capta la relación entre A,B,C

Los signos van dirigidos a destinatarios que los reconocen e interpretan. Los perceptores hacen una lectura
Denotativa y connotativa de los signos. Su comprensión exige el conocimiento del código, o sea del sistema
De
de reglas que rige la estructura de los signos.
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En este esquema se debe precisar la mismo lenguaje”. (1975). Sobre aquello


noción del “referente”. La referencia de un que está fuera del signo se puede discutir
signo (palabras, imágenes, sintagmas...) filosóficamente para analizar la validez del
indica la cosa o el fenómeno que ese signo realismo de las cosas. En semiótica la
quiere evocar. Fue G. Fregue que distin- perspectiva es otra, no pretende dar cuen-
guió entre sentido (Sinn) del signo y su re- ta de la posibilidad objetiva de los hechos
ferencia o denotación (Bedeutung).8 El del mundo, sino únicamente de los signi-
asunto de fondo que plantea el problema ficantes que crean significaciones. Así,
de la referencia es el del anclaje que tiene cuando el poeta Pablo Neruda escribe:
todo lenguaje respecto a la realidad. Los “Oscuros cauces donde la sed eterna si-
signos tienen la posibilidad de remitirnos gue”, entendemos semióticamente que es
a algo, a hacernos pensar en algún objeto, distinto de que uno diga: “Deseo amar a
o en una experiencia, en otros pensamien- una mujer”.
tos o percepciones. Sabemos que para eso
está hecho el lenguaje, y lo podemos con- 4. Lo cubierto y lo manifiesto
siderar una característica “a priori” de los de los signos
signos en general, una propiedad de evo-
cación que ellos poseen de dirigir nuestra a) Los signos disimulan
atención a cosas que van más allá. Esto
El signo -hemos señalado- funciona
suele denominarse “orden referencial de
sobre el binomio “presencia-ausencia”.
los signos”. Los valores semánticos de los
Precisamente su función consiste en hacer
signos conducen siempre a relacionarlos
referencia a alguna cosa no presente.
con alguna función referencial, de cual- Cuando le pregunto a un amigo: “¿Has
quier clase que ella sea: puede tratarse de visto a Carlos?”, con ese signo verbal alu-
un objeto real como de una idea o un do a la persona de Carlos supuestamente
imaginario puro. En todo caso, el referen- ausente. Y si miro la foto de la montaña
te no es el significado del signo, porque que escalé el último verano, la imagen es
éste es descriptible dentro del sistema se- una entidad presente que alude a un obje-
miótico, en cambio el referente es una to ausente, el signo está en lugar de aque-
cuestión extra-semiótica. lla montaña. Tenemos, entonces, aquí los
P. Ricoeur expresó bien esto diciendo tres elementos que hemos citado antes: el
que “el lenguaje sale de sí mismo, y la re- significante del signo, el referente o reali-
ferencia marca la trascendencia de ese dad aludida (ausente) y el significado.

8 G.Fregue publicó en 1892 un artículo sobre este tema: Sinn und Bedeutung (en: “Zeitschrift für
Philosofie und philosophische Kritik”).
La danza de los signos / 75

El proceso mental en la lectura del sig- alguna sustitución de un objeto por otro.
no, consiste en captar simultáneamente el En este sentido es válido afirmar que el
conjunto de sus elementos, de modo que signo es una mentira semiótica (presencia
la relación entre ellos da lugar a la signifi- vs. ausencia). Esto quiere decir, en defini-
cación. tiva que el signo es aquello que está en lu-
La condición del signo es existir como gar de otra cosa, y por ese motivo es una
ente diferente de lo que significa. Se trata, mentira. Nadie cree que el avión que se ve
pues, de un fenómeno de simulación de lo en un cartel publicitario pueda realmente
representado que se hace perceptible en el volar... se acepta como una mentira que
significante. Cualquier tipo de semiosis se desempeña una tarea de semiosis. En sín-
construye sobre alguna simulación que se tesis, la identidad del signo es doble: pre-
utiliza como instrumento de significa- sencia y ausencia, positivamente es signi-
ción. Aunque de por sí, el signo existe aún ficante y negativamente es lo que falta y
sin ser percibido (por ejemplo, todas las necesita ser reemplazado por el signo.
palabras que conforman un idioma), sin
embargo, en un momento dado el signo se b) Entidades culturales
hace perceptible apenas se establece una
semiosis concreta. “El signo es siempre institucional, en
En el plano de los significantes, la si- este sentido sólo existe para un grupo li-
mulación es un modelo interpretativo de mitado de usuarios. Tal grupo puede re-
cierta realidad para que cumpla con la ta- ducirse a una sola persona (pensemos al
rea de significarla. Esos significantes de nudo del pañuelo para recordar algo). Pe-
los signos, tienen por finalidad, el ser algo ro fuera de una sociedad, por más reduci-
referido a una carencia, a una cosa fuera da que ella sea, los signos no existen. No es
del signo mismo. Los objetos que no son justo decir que el humo es el signo natural
signos no significan nada, simplemente del fuego, es una consecuencia o un com-
son cosas; en cambio aquellas cosas que ponente del mismo. Sólo una comunidad
fungen de signo, son significantes porta- de usuarios puede instituirlo como sig-
dores de significados. No puede haber sig- no.”9
nificados sin alguna materia significante, La producción de signos es, en el fon-
como tampoco lo contrario. do, una estimulación programada por un
No puede haber ninguna comunica- grupo social, destinada a manifestar y a
ción sin alguna simulación, es decir, sin expresar aspectos de su vida. Al crearse un

9 O.Ducrot y T. Todorov: Dictionnaire encyclopédique des sciences du langage. Editions du Seuil, Paris,
1972. Voz Signe. La traducción es nuestra. Existe la traducción española de esta obra: Nuevo diccionario
enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Ed. Arrecife, Madrid, 1998
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signo se instala una muestra ficticia y esti- mentan continuos procesos de evolución.
lizada de algo que cumple un fin semióti- Por este motivo, los llamados referentes
co, incluso si se trata de objetos reales (un (unidades culturales de experiencias), van
perfume, un vestido, un auto) cuando en- transformándose por la estrecha interac-
tran en función semiótica. Por eso el sig- ción que existe entre campos semánticos
nificado de un signo es una unidad cultu- dados y los procesos socio-culturales en
ral definida en un campo semántico dado continua formación. En el sistema de sig-
por oposición a otras unidades cultura- nificados de occidente siempre el vocablo
les.10 A nivel pragmático es más correcto “Madonna” evocó sólo a la Virgen María.
decir que se captan significaciones de sig- Pero a partir de la década de 1980 el cam-
nos (y no sólo significados), ya que el re- po semántico propició también otras in-
ferente del signo también es una entidad terpretaciones, después que apareció la
cultural y no sólo algo concreto al que se conocida cantante y actriz “Madonna” y
puede recurrir para denotarlo; por ejem- que, en numerosas de sus expresiones ar-
plo, la palabra escuela no se refiere sólo al tísticas, se distancia totalmente del mode-
establecimiento donde se imparte instruc- lo imaginario que conocemos de la Virgen
ción a los niños, alude también al conjun- María.
to de maestras, a los alumnos que la fre-
cuentan, a cierto modelo de enseñanza, a 5. Las funciones de los signos
la organización social de la educación, etc.
En consecuencia, el signo no es tan sólo el Ya aludimos al carácter comunitario y
significado de la palabra o una referencia social de los signos. Dijimos que ellos tie-
a un objeto dado, sino que abarca las di- nen un valor social, es decir, cumplen una
versas facetas de la cultura y contexto función dentro de los grupos humanos,
donde se utiliza, su propósito es manifes- sirven para reconocer significados y per-
tar e indicar una unidad cultural. Dentro miten la comunicación. Los signos más
de la cadena de unidades culturales, se antiguos son los lingüísticos, o sea, las pa-
producen continuas interpretaciones de labras de un idioma que desde el inicio de
signos por inferencia de otros. Esto es lo la historia ha utilizado la humanidad para
que origina la semiosis ilimitada. designar y significar las cosas, las expe-
Los signos se generan y operan en los riencias y poder comunicarse. Hoy sabe-
campos semánticos los cuales, por ser fe- mos que son vastas las funciones que de-
nómenos culturales cambiantes, experi- sempeñan los signos.

10 Sobre el signo como unidad cultural, ver U. Eco: Signo. Edit. Labor, Barcelona,1994, pág. 177.
La danza de los signos / 77

a)Las funciones según Roman Jakobson maestra que diga a los chicos: “Presten
(1896 -1982) atención, les voy a explicar de nuevo.”
Son conativos todos aquellos mensajes
Una de las más conocidas clasificacio- destinados a mover al sujeto a actuar. Con
nes de las funciones de los signos es la que esta función, entonces, el emisor presta
elaboró el lingüista ruso emigrado a Esta- atención sobre todo a los destinatarios.
dos Unidos, Roman Jakobson.11
Este investigador hizo un elenco de Fática: es la función centrada en el ca-
seis funciones de los signos y lenguajes se- nal con el fin de asegurar el contacto y la
gún la ubicación que adquieren dentro de relación con los demás. Los saludos cum-
un modelo de comunicación, en el cual se plen un rol fático, porque buscan ante to-
distingue: do conectar a los interlocutores. Igual fi-
nalidad tienen las expresiones de enlace
Emisor (sus intenciones), conversacional: “sí, claro, por supuesto...”,
Los Códigos y las formas, o bien el diálogo intrascendente sobre el
El canal por el que pasa el mensaje, estado del tiempo para mantener la co-
El mensaje o contenido, municación. Esta función tiene escaso
El referente u objeto. contenido informativo y en cambio posee
El preceptor (sus reacciones y efectos una alta redundancia, porque lo que inte-
del mensaje). resa es la comunicación misma. La publi-
Aunque Jakobson pensó estas catego- cidad comercial suele usar este tipo de
rías en relación con su funcionamiento función, cada vez que hace hincapié en es-
dentro de la lengua, sin embargo se perci- trechar lazos de amistad y benevolencia
bió que son aplicables también a otros ti- con los consumidores.
pos de lenguajes, como el gestual y el au- Referencial: Sirve para designar obje-
diovisual. Hoy esta clasificación se usa pa- tos, personas, hechos, noticias, fenómenos,
ra interpretar las diversas clases de textos etc. Los mensajes referenciales tienen que
y mensajes que emiten y difunden los me- ver con los referentes del signo, sus contex-
dios de comunicación social. tos o circunstancias. Su rol es, pues, referir
He aquí las seis funciones de Jakobson: y denotar. Los libros de textos, los noticie-
ros televisivos, las crónicas de los diarios y
Conativa: sirve para establecer el con- los documentales de cine, hacen un abun-
tacto entre el emisor y el destinatario. Una dante uso de mensaje referenciales.

11 Cfr. Jakobson R. : Ensayos de lingüística general. Ed. Seix Barral, Barcelona.


78 / Victorino Zecchetto

Estética: está centrada en la forma del Lo normal es que estas funciones en la


lenguaje y desarrolla la dimensión poética práctica están presentes simultáneamente
o artística de los mensajes, abiertos a in- en los diversos usos del lenguaje. Sin em-
terpretaciones múltiples por el modo con bargo, aunque varias pueden concurrir en
que son construidos. La función estética el desarrollo de una determinada situa-
suele tener un alto contenido simbólico y ción comunicativa, una o dos suelen tener
por lo tanto apto para diversas connota- preponderancia sobre las demás funcio-
ciones. Así son las obras de arte de litera- nes, según el tipo de comunicación que se
tura, poesía, pintura, cine, fotografía, y to- trate.
dos aquellos mensajes que comunican a
través de su belleza y de sus formas llama- b) La postura de Karl Buhler
tivas. Ciertas formas lingüísticas de expre- (1879-1963)
sarse (discursos retóricos, solemnes salu-
dos de ocasión, sermones...), a veces se Este lingüista alemán parte del con-
construyen en función estética. cepto de Platón según el cual “el lenguaje
es un instrumento para comunicar uno a
Emotiva: es una función que desea otro algo sobre las cosas”. Bühler opinó
provocar la reacción emotiva de los desti- que en esta fórmula se evidencian tres ele-
natarios. Se trata, pues, de mensajes subje- mentos básicos de un esquema de comu-
tivos aptos para emocionar o tocar los nicación: alguien que habla para comuni-
sentimientos, como por ejemplo, los in- car algo a otra persona que recibe el men-
sultos, las expresiones de cariño o de saje emitido.
amor, etc. Los medios masivos se esfuer- A partir de este esquema, Bühler esta-
zan por colocarse a este nivel y desarrollan blece las tres funciones fundamentales del
con profusión mensajes que despierten la lenguaje:
emotividad (hacer reír, llorar, festejar,
compartir sentimientos de aceptación o Representar las cosas y los fenómenos,
de rechazo, de ternura o de rencor, etcéte- es decir, transmitir mensajes y contenidos
ra). sobre algo que se relata, analiza o estudia.
Metalingüística: su función es explicar Es el nivel referencial de los signos, cuyo
otros códigos y signos, con el fin de acla- lenguaje se usa para describir el mundo, la
rarlos o explicarlos, es decir, tiene como naturaleza, los fenómenos sociales, histó-
referente el lenguaje mismo. Tales son los ricos y científicos. También gran parte de
diccionarios, las gramáticas y muchos tex- los relatos -escritos, orales o audiovisua-
tos que tratan sobre los diversos lenguajes les- del periodismo, son representativos
utilizados en las culturas o en los medios de los sucesos y acontecimientos sociales
de comunicación. En definitiva la función de cada día.
metalingüística es la que habla de semió-
tica.
La danza de los signos / 79

Expresar nuestras percepciones de las funcionan. Hoy los medios de comunica-


cosas y de la vida o para reflexionar sobre ción electrónica tienden a estandarizar ca-
ellas en forma subjetiva. Con esta función da vez más las funciones sígnicas, dándo-
damos a conocer nuestras opiniones, sen- les un carácter unidimensional. Por consi-
timientos, estados de ánimo...etcétera. En guiente no hay que dejarse engañar por la
esta función predomina el lenguaje habla- multiplicidad de audiovisuales que circu-
do en las relaciones interpersonales. En lan, y creer que existe de igual manera
otros casos son igualmente expresivos gran diversidad y riquezas culturales en
muchos textos escritos, poéticos y litera- ellos. Más bien los rasgos que aparecen
rios. hacen pensar que el funcionamiento de
los medios masivos está claramente deter-
Comunicar con los demás y mantener minado por la idea de la globalización del
nuestros contactos como interlocutores. mercado, según la cual todo, también la
Es una función con abundantes elementos cultura audiovisual se transforma en mer-
apelativos y de carácter muy variado, des- cancía. Este fenómeno hace más difícil la
de las conversaciones telefónicas, hasta emancipación y la originalidad creativa, al
órdenes, peticiones, toma de compromi- menos de gran parte de la “industria cul-
sos, contratos, recetas, y muchas otras for- tural”. Se impone la necesidad de un ma-
malizaciones de las relaciones interperso- yor sentido critico frente a los medios, pa-
nales. ra comprenderlos más ligados al presente
y no tanto a esquemas teóricos pasados
El proceso y el recorrido generativos que poco servirían para analizar los fenó-
de los signos, va unido a las funciones que menos de ahora. Conviene recordar que
la gente les asigna al interior de los discur- las significaciones de los signos se confi-
sos y en relación con los contextos de su guran en relación con el presente. Th. A.
uso. Generalmente los niveles y las funcio- Sebeok observa justamente que todo sis-
nes que los signos asumen, se entrecruzan tema de signos “no tiene vigencia sino en
y se mezclan unos con otros, de modo que los registros del presente. A nivel semióti-
la presencia de una función no es exclu- co construimos el pasado de la misma
yente, sino que coexiste con las demás, manera que el presente y el futuro”
aunque alguna de ellas tenga un perfil (1994).
más destacado.
Una vez más aparece aquí en la diná- 6. Clasificación de los signos
mica de las funciones del lenguaje, el ca-
rácter cultural de los signos y de los len- Se han elaborado diversas clasificacio-
guajes en general, cuyo uso y circulación nes de los signos, algunas de ellas bastan-
es pertinente a las épocas y lugares donde te complejas y completas, utilizando co-
80 / Victorino Zecchetto

mo criterios para clasificarlos puntos de ber combustión ígnea. Lo mismo sucede


vista diferentes, por ejemplo, los canales en la medicina, la cual deduce la presencia
de transmisión, la forma de los signos, la de alguna enfermedad observando los sín-
finalidad u objetivos de los mismos, o su tomas. Desde la antigüedad, los síntomas
procedencia.12 naturales del cuerpo humano (la fiebre, la
tos, el vómito, los dolores...), han servido
a) No hay signos naturales para diagnosticar las enfermedades. Exis-
te por cierto, una convención médica
Una división muy difundida es la que (cultural) que aplica criterios de lectura
distingue entre signos naturales y signos consensuada a un gran número de sínto-
hechos por el hombre o artificiales. Ya he- mas que la investigación ha descubierto
mos mencionado la crítica que se le ha he- como propios de determinadas enferme-
cho a esta distinción. dades. Pero tales síntomas fueron “descu-
También nosotros creemos que no biertos”, porque ya antes existían como
pueden llamarse “signos” a ciertos fenó- simples fenómenos, sólo faltaba conocer-
menos que brotan espontáneamente de los y usarlos con criterios de utilidad mé-
los procesos de la naturaleza, por ejemplo, dica. Solamente bajo este aspecto social y
el humo producido por el fuego, la huella cultural “a posteriori” se podría, de alguna
del pie dejada en la arena, el suelo mojado manera, llamar “signos” a los síntomas.
por la lluvia, etcétera. Estos no son signos, Este mismo criterio es aplicable tam-
sino fenómenos físicos y que el ser huma- bién a ciertos síntomas kinésicos, fácil-
no utiliza como indicios o señales para mente observables en la vida cotidiana, y
mejor desenvolverse en su medio. Nues- mediante los cuales percibimos los esta-
tros sentidos los captan, y la mente por in- dos emotivos de las personas, como la ira,
ferencia los relaciona con otro fenómeno el desaliento, la alegría, etcétera. A menu-
de los cuales dependen. Para darnos cuen- do, sin embargo, los estados anímicos van
ta que hay fuego en una casa, porque ve- acompañados de gestos y posturas, y en-
mos el humo que sale de una ventana, no tonces se mezclan con otros elementos
hace falta una “convención social” que es- culturales, de manera que, apenas nos ale-
tablezca la relación “humo - fuego” (o vi- jamos de los síntomas estrictamente so-
ceversa), basta sólo un mínimo de acumu- matopsíquicos, de inmediato entramos en
lación de experiencia que nos permita in- el campo de los signos donde existe una
ferir que cada vez que hay humo debe ha- finalidad semiósica. Los signos, repeti-

11 Ver por ejemplo, la clasificación de U. Eco en: Signo,, Barcelona, Ed.Labor, 1994,pág. 64.
La danza de los signos / 81

mos, son fruto de una actividad humana nos, excepto con la palabra, se puede ex-
socializada por la cual se crean objetos o presar la siguiente situación: “Aquel chico
se asumen cosas, fenómenos o hechos, quedó huérfano de padre ayer”? O bien
con el fin expreso de designar otras cosas este pensamiento: “La pedagogía debe ser
ausentes. En consecuencia, no existen crítica”.
propiamente signos naturales. Muy difícilmente se lograría dar a co-
Pero desde el momento en que un gru- nocer estos mensaje sólo con gestos o
po humano decide utilizar, por ejemplo, el imágenes. El lenguaje verbal imbuye la ca-
humo para emitir mensajes, de inmediato si totalidad de la comunicación humana.
ese humo deja de ser sólo un producto de Por cierto que las palabras no agotan to-
la combustión y pasa a convertirse en un dos los signos, pero de hecho están pre-
fenómeno cultural y sígnico compartido, sentes en cualquier clase de actividad co-
para desarrollar una actividad de semio- municativa. Un noticiero televisivo no
sis. Lo específico del signo no es lo natural tendría sentido sin la palabra que explican
en sí, porque la naturaleza carece de sig- las imágenes. Tampoco le gusta a la gente
nos, sino “la convención cultural” creada ver un partido de fútbol transmitido en
en el seno de la sociedad, para designar a directo, sin los comentarios hablados de
alguna cosa como signo. los locutores. También con las palabras se
realizan casi todos los mensajes metalin-
b) Signos verbales y no verbales güísticos, que ocupan gran parte de las co-
municaciones científicas y tecnológicas.
Para el uso pedagógico y educativo, En conclusión, es la palabra el vehí-
parece preferible clasificar los signos en culo normal y más usado en la transmi-
dos grandes grupos: sión de los pensamientos y de los relatos
sobre las actividades humanas y lo que pa-
Signos verbales: son los más numero- sa en el mundo.
sos, abundantes y también los más utiliza-
dos en todas las sociedades humanas. Los signos no verbales: incluyen todos
Prácticamente no hay actividad de comu- los demás signos que se generan en las so-
nicación sin la palabra, y casi todas las de- ciedades humanas: imágenes de cualquier
más formas de semiosis la incluyen. Los tipo y género, símbolos figurativos, musi-
signos lingüísticos son imprescindibles cales, señales fónicas, logos, señales de
especialmente cuando se trata de describir tránsito, gestos o movimientos conven-
o de expresar ideas abstractas, estados de cionales, etcétera.
cosas o situaciones anímicas interiores, Los medios de comunicación social,
psicológicas o espirituales ¿Con qué sig- difunden muchos mensajes “audiovisua-
82 / Victorino Zecchetto

les”, donde el lenguaje verbal va mezclado c) Creación y movilidad de los signos


con imágenes fijas o en movimientos. Es
normal que se recurra a otros signos para Todos los signos verbales o no verba-
reforzar las palabra. En nuestra comuni- les, son fruto de la actividad humana, son
cación interpersonal cuando hablamos creados por instituciones, por hombres y
solemos hacer gestos con la cara y las ma- mujeres que necesitan comunicarse, orga-
nos o asumir ciertas posturas corporales. nizar la sociedad en la cual viven, mani-
Hoy, gracias a la tecnología, sabemos festar sus pensamientos, expresar lo que
perfectamente que muchos aspectos del sienten, dar a conocer sus visiones del
mundo, de la vida y de la sociedad, se pre- mundo y sus proyectos.
sentan mejor y con más fuerza mediante El lenguaje no es el mundo, ni tampo-
las imágenes que no usando sólo palabras. co el mundo es el lenguaje, sin embargo, el
Estas tienen también sus límites, pues no lenguaje, los signos y el mundo se compe-
pueden describir perfectamente todas las netran mutuamente. Nada hay en el mun-
cosas. El naufragio del buque “Titanic” ha do que no esté en los signos, ni hay len-
producido un fuerte impacto realista en guaje y signos sin el mundo. Todo está en
millones de personas que vieron la pelícu- continua movilidad.
la de James Cameron, más que si hubieran Nosotros estructuramos el mundo se-
leído el relato escrito en una revista o en gún nuestros lenguajes, según los signos
un libro. que poseemos de él. Pero si el orden del
En la escuela es más efectivo para los mundo está hecho de signos para que no-
chicos mostrar con un video cómo son las sotros lo comprendamos, entonces se abre
ruinas de Machupichu en Perú, que no el camino crítico que exige preguntarse
describiéndolas con palabras, aunque és- como debe ser el lenguaje para que el
tas también estarán presentes en el audio- mundo se nos manifieste: el mundo del
visual y en los comentarios dialogados ser no sensible que siempre es, y también
con los alumnos. el mundo sensible que nuestros ojos ven y
Nuestras sociedades actuales generan perciben como cambiante, y sobre el cual
muchos signos de carácter no verbal y así elaboramos la mayor parte de nuestros
superan los límites o barreras que tienen signos.
las palabras. Sin embargo, no hay que Sabemos que detrás de las palabras, de
pensar que los signos verbales y los no los nombres y de los signos, están las co-
verbales son entidades en pugna o contra- sas reales sometidas al principio de no
puestas. Al contrario viven en continua contradicción. Pero también las palabras y
simbiosis y se acompañan como herma- los signos designan hechos y aconteci-
nos inseparables, trabajando juntos y mientos, todos sometidos al principio de
compenetrados para enriquecer la comu- razón suficiente., porque cada evento se
nicación. explica por otro. Hay, pues, palabras y sig-

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