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¿QUÉ ES LA SEMIÓTICA?
La semiótica es una ciencia que depen- La teoría de los signos fue bautizada
de de la “realidad de la comunicación”. con el nombre de “semiología” por Saus-
Primero vivimos y practicamos la co- sure, y después de él, por varios estudiosos
municación, y en un segundo momento del lenguaje. Pero pronto el término entró
reflexionamos sobre su sentido, su estruc- en colisión con la palabra “semiótica”, uti-
tura y funcionamiento. Eso es la semiótica. lizada con anterioridad. Ya en el siglo XVII
En ciertos estudiantes, el lenguaje de la John Locke habló de una doctrina de los
semiótica y su lógica hacen surgir el temor signos con el nombre de semiotiké, y Jo-
de hallarse ante un fantasma inasible. Pero hann Lambert (1764) escribió un tratado
no debiera ser así, sólo se trata de com- que incluía una parte llamada Semiótica.
prender sus pretensiones y su enfoque. Es- Sin embargo, ambos pensadores no se
to es lo que queremos explicar en este bre- apartaron del enfoque gramatical y lin-
ve capítulo. Y comenzamos precisando la güístico propio de su tiempo. El estatuto
terminología. científico de una disciplina de los signos, y
también el proceso diacrónico de la eti-
1. Discusión sobre los términos mología, sólo se planteó en el siglo XX,
cuando se publicaron los estudios siste-
El estudio de los signos tiene un largo máticos de Saussure y de Peirce.
historial, prácticamente desde el origen Ferdinand de Saussure, desde la ver-
mismo de la filosofía, pero este tema rela- tiente lingüística, reivindicó el derecho a
cionado con la historia lo abordaremos en una ciencia “que estudie la vida de los sig-
un capítulo posterior. En cambio, el asun- nos en el seno de la vida social... la deno-
to de la terminología usada para designar minaríamos semiología (del griego se-
el estudio y la teoría de los signos, ha teni- meion, ‘signo’). Ella nos enseñaría en qué
do sus vaivenes y discusiones sólo en épo- consisten los signos, qué leyes los regu-
ca relativamente reciente. lan”.1 Según Saussure la semiología no era
1 En: Curso de lingüística general. Ed. Planeta-Agostini, Buenos Aires, 1994 - Introd. Cap.III, 3
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aún reconocida como ciencia autónoma, semiología Roland Barthes (1964), Louis
porque se creía que la lengua es más apta Hjelmslev (1957), Luis Prieto (1966), Pie-
para comprender los problemas semioló- rre Guiraud (1971), aunque cada uno la
gicos. Sin embargo, la lengua es un sistema entiende desde posturas teóricas diferen-
más entre otros sistemas de signos. Por tes. Barthes, por ejemplo, invirtió la posi-
consiguiente -sostiene Saussure- la lin- ción de F. De Saussure y, según él, la se-
güística es sólo una parte de la ciencia ge- miología forma parte de la lingüística,
neral de los signos, o sea, de la semiología. porque “parece cada vez más difícil conce-
De manera paralela a Saussure, el filó- bir un sistema de imágenes u objetos cu-
sofo norteamericano Charles Peirce yos ‘significados’ pudieran existir fuera del
(1839-1914), agudo investigador de los lenguaje”. Por consiguiente, concluye: “la
signos, había introducido el término se- lingüística no es una parte, aunque privi-
miotics para indicar el estudio de los sig- legiada de la ciencia general de los signos;
nos.2 Este autor, a pesar de la riqueza de su es la semiología la que es parte de la lin-
pensamiento, fue siempre poco leído por güística.” También el lingüista Hjelmslev
lo difícil que resulta entender su lenguaje. sostuvo que la semiótica debería ser consi-
Peirce concibió la semiótica como un derada más bien como el estudio teórico
campo científico articulado en torno a re- de las relaciones que se dan en los proce-
flexiones de carácter lógico-filosófico que sos universales de significación y calcada
tuviera como objeto específico de su in- sobre el modelo lingüístico. Eso mismo
vestigación la “semiosis”, es decir, el proce- afirmará más tarde Greimas, pero añade
so de significación donde participan “un que la semiología de los signos lingüísticos
signo, su objeto y su interpretante”. entró en crisis, y es preciso ensanchar las
Históricamente, se instalaron dos tra- fronteras para llegar a la “semiótica de los
diciones etimológicas, cuyas dos palabras procesos semánticos”.
representaban una mirada de doble foco: El término semiótica se impuso más en
la de F. Saussure que usó el término semio- los países anglosajones, aunque pronto
logía, y la del filósofo Ch. Peirce que optó desbordó ese ámbito. Más recientemente
por la palabra semiótica. La corriente saus- se han inclinado por esa palabra Julia
suriana ha tenido su base sobre todo en Kristeva (1971), Umberto Eco (1975), A.J.
Europa, se difundió hasta Rusia y, en par- Greimas y J. Courtés (1979), Paolo Fabbris
te, también en América Latina. Hablan de (1980). En América Latina hallamos a
2 Peirce en una carta a Lady Welby habla de “...la ciencia de la semiótica (semiotics) (semeiotikè), o cien-
cia cenoscópica de los signos...” - The Corespondence between Charles S. Peirce and Victoria Lady Welby.
Bloomington, Indiana University Press, 1977 (Año 1908). La traducción es nuestra.
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3 Morris Charles: Fundamentos de la teoría de los signos. Ed. Planeta-Agostini, Barcelona, México, Buenos
Aires, 1994. Pág. 24
4 Cfr. Approaches to semiotics. Ed. Mouton, 1964.
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dicar diferentes espacios de estudio de los les que atañen a la problemática sígnica.
sistemas de signos, reservando para la se- Según esto, a la semiótica le corresponde
miología la descripción teórica y general verificar la estructura de los signos y la va-
del funcionamiento de todos los sistemas lidez que pueden tener en las percepciones
simbólicos, sin especificaciones ni parti- culturales, procurando, además, enfren-
cularidades; mientras que a la semiótica le tarse con explicaciones teóricas que den
estaría reservada la indagación más espe- razones coherentes de esos fenómenos
cíficas de los sistemas particulares (semió- que involucran la comunicación humana.
tica del cine, de la publicidad, de la mo- A partir de esta acepción del concepto, se
da... etc.). A nosotros nos parece ya super- puede, ulteriormente, ir perfeccionando
flua tal distinción, además de ser incluso, los contornos, pero manteniendo ese nú-
contraria a los sentidos estrictamente ori- cleo fundamental.
ginales de los términos. Es verdad que am- Entendemos que la semiótica está rela-
bas tradiciones no son excluyentes, pero cionada con el problema del conocimien-
precisamente por ello, consideramos más to, y con el modo mediante el cual pode-
clara y práctica la postura unificada asu- mos llegar a él a través del vehículo inelu-
mida en La Haya, que le otorgó existencia dible de los signos. La semiótica se presen-
oficial a la disciplina institucionalizando ta, entonces, como un punto de vista sobre
universalmente el nombre. la realidad, una mirada acerca del modo
en que las cosas se convierten en signos y
2. Motivo y finalidad de la son portadoras de significado. Su radio de
mirada semiótica acción, sin embargo, no abarca sólo la des-
cripción de los signos y sus significados,
Las fronteras y los objetivos de la se- sino que incluye y presta atención a la se-
miótica, como hoy son propuestos por la miosis, es decir, a la dinámica concreta de
comunidad científica, no son ajenos a la los signos en un contexto social y cultural
historia de esta disciplina, y están dictados dado. La semiosis es un fenómeno opera-
por la reflexión científica como proceso tivo contextualizado, en el cual los diver-
diacrónico. sos sistemas de significaciones transmiten
sentidos, desde el lenguaje verbal al no
a) Una primera descripción
verbal, pasando por los lenguajes audiovi-
¿Qué es la semiótica? ¿De qué se ocu- suales, hasta las más modernas comunica-
pa?, ¿De qué trata? ¿Cuál es su espacio de ciones virtuales. Las áreas que investiga la
estudio? De entrada conviene mantener la semiótica tienen que ver, pues, con las no-
descripción más simple sobre el objeto ciones fundamentales y generales que ri-
primario de la semiótica, que la define co- gen el conjunto más relevante de signos y
mo la teoría de los signos, y cuyo propósito de semiosis. Ello no interfiere con los ob-
es estudiar los conceptos básicos y genera- jetivos de otras disciplinas que se ocupan
La danza de los signos / 11
5 Como ejemplo de lo que decimos, ver la descripción de los diferentes enfoques en las investigaciones
de los efectos de los medios que reportan Mc Quail D. (1980, 1983), y Mauro Wolf (1992).
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38 La obra principal de Lambert se titula Neues Organum (1764) (Nuevo Órgano), y consta de seis volú-
menes. Es un intento de poner las bases para la investigación y el conocimiento. Todo el conjunto está
dividido en cuatro partes, y la tercera se llama precisamente Semiótica, donde trata de los signos y len-
guajes, o sea, las características externas que asume la verdad.
39 Cita reportada por Guillermo Fraile en Historia de la Filosofía, vol. III – BAC, Madrid, 1966, p. 985.
40 En Extrait raisonné du traté des sensations, III. (Editado en París 1777).
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tónomo, sin relación alguna con una su- Gottlob Frege (1848 – 1925) es forzoso
puesta matriz universal, aunque la capaci- nombrar a este pensador alemán, profesor
dad para producir signos lingüísticos la de matemáticas y uno de los más grandes
tienen todos los pueblos. Cada lenguaje es lógicos de su tiempo, aunque vivió muy
un sistema único e individual, los signos y aislado y en frecuentes polémicas con va-
los sonidos verbales carecen de sentido, rios colegas de la Universidad de Jena.
sólo lo adquieren una vez que entran a Frege estudió un lenguaje específico, el de
formar parte de una estructura idiomáti- las matemáticas y su esfuerzo lo dedicó a
ca, gracias a la función del pensamiento y la construcción de un lenguaje lógico-
la mente humana que es capaz de cons- simbólico basado en ellas.45
truir reglas y gramáticas. Por tanto una En relación con nuestro tema, de Fre-
lengua está constituida por una estructu- ge interesa retener su fundamental distin-
ra general (dada por la mente) y por una ción entre “sentido y significado”. El “sen-
forma individual (dada por cada indivi- tido” es la representación conceptual de
duo). Vemos aquí en ciernes, la futura dis- algo, es aquello que piensa o capta el suje-
tinción que hará Saussure entre “langue” y to acerca de una determinada proposi-
“parole”. ción; en consecuencia el sentido es depen-
Los idiomas, afirma Humboldt, son diente de la subjetividad de la persona. En
dinámicos y en continua evolución, por- cambio, muy distinto es el “significado” de
que dependen del espíritu humano que esa misma proposición si se la considera
permanentemente va formando léxicos, como algo totalmente independiente de la
reglas sintácticas y semánticas. La lengua mente del sujeto; en este caso el significa-
es un fenómeno histórico, tiene un deve- do está referido al mundo de objetos ob-
nir que depende de la mentalidad y de la jetivos y lógicos. Por tanto es posible cons-
sensibilidad de cada pueblo, resulta iluso- truir un lenguaje riguroso hecho de sig-
rio buscar en ella formas o esquemas uni- nos con “significados” que expresan la
versales. verdad o la falsedad de las cosas y como
Este fuerte historicismo lingüista de valores independientes de las opiniones
Humboldt introdujo en varias investiga- individuales o subjetivas. La noción de
ciones posteriores, un enfoque relativista significado resulta crucial en toda la con-
que, en cierto modo, perdura hasta hoy en cepción del signo en Frege, de donde eli-
algunos apasionados debates científicos. mina todo rastro psicológico y asume un
45 Las principales obras de G. Frege son: Ideografía (1879), Fundamentos de la aritmética (1884), Función
y objeto (1892). En español se puede leer Estudios de semántica. Ed. Aries Madrid 1965, donde se en-
cuentran los escritos de Frege de 1891 y 1892 sobre “sentido y significado”.
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***
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Palabras claves para recordar
Semeion (semeion): término griego para indicar los síntomas de una enfermedad.
Más tarde se usó para referirse a los signos en general (= semeia). De esta palabra deri-
va también el término moderno “semiótica”.
Signum - is: vocablo latino que desde la antigüedad romana y el medioevo, signifi-
ca “signo / os”, entendiendo principalmente los signos verbales, es decir, las palabras
(verba).
Nominalismo: doctrina iniciada por G. Ockam cuyo núcleo sostiene que nuestras
ideas o conceptos generales son meros “nombres”carentes de cualquier referente obje-
tivo. Los signos son, entonces, esencias nominales, un conjunto de elementos (como su-
cede con nuestras palabras) que retenemos como pertenecientes a una cosa, son cons-
trucciones mentales para fines prácticos.
Gramática general y gramática particular: teoría del grupo de Port Royal según la
cual existiría en cada persona un esquema o matriz gramatical general y que la habili-
taría para el aprendizaje de las gramáticas particulares construidas por cada lengua. Es-
ta concepción se basa en la filosofía de las “ideas innatas” (Descartes). En la actualidad
ha sido retomada por la llamada “gramática generativa” (N. Chomsky).
Bibliografía
Eco Umberto: Semiótica y filosofía del lenguaje.
1990 Editorial Lumen, Barcelona -1990 (Sobre la concepción del signo en la antigüedad: pág. 30
a pág. 59).
Nöth Winfried:
1998 Panorama da semiótica. De Platao a Peirce. Annablume Editora, Sao Paulo, Brasil.
Quezada Oscar M.
1996 Semiosis, conocimiento y comunicación. Universidad de Lima. Fondo de desarrollo edito-
rial. (Los primeros cinco capítulos hacen un recorrido sobre el concepto de signo, desde la
antigüedad hasta Kant.)
Calabrese Omar
2001 Breve storia della semiótica. Ed. Feltrinelli, Milano. Por ahora es la obra más completa y es-
pecífica sobre el tema.
4
LOS S IG NOS
1. La pista semiótica en torno a los signos bir con los sentidos, lo que experimenta-
mos con los sentimientos, o pensamos
Aunque parezca sencillo el fenómeno con la mente.
del signo resulta ser, en el momento de re- Y podemos seguir indagando: ¿qué
flexionar sobre él, uno de los problemas son “todas las cosas”?, ¿cuál es el horizon-
filosóficos más complejos y difíciles. Lo te común que abarca toda la realidad? Así
hemos constatado en el capítulo anterior llegamos a la pregunta filosófica acerca
al narrar el esfuerzo intelectual que de- del “ser”, es decir, aquello por el cual algu-
mandó a lo largo de la historia. Nos pode- na cosa “es”. No podríamos percibir ni
mos preguntar: ¿Cuál es el origen de los pensar nada si no hubiera alguna cosa, es
signos? ¿Por qué tenemos necesidad de decir, si no hubiera ser. También la nada,
crear signos? O de manera más directa to- el “no ser” lo captamos como algo pensa-
davía: ¿Por qué habla la gente? ble, en la medida que la damos forma
Sobre estas cuestiones hagamos, al me- mental y por tanto como si fuese algo
nos, una reflexión general. existente. El ser es el fundamento de cuan-
Apenas la persona humana se coloca to puede existir, de lo que podemos hacer
ante el mundo (o ante sí misma como o imaginar. Es lo que está allí y que posi-
parte del mundo), se da cuenta que exis- bilita cualquier actividad humana, física,
ten cosas. Y entre las cosas que existen, es- psicológica, afectiva o mental.
tá ella misma como ser humano que perci- ¿Qué tiene que ver todo esto con los
be cosas. Nosotros no podemos estar en el signos?
mundo sin captarlo como realidad. La rea- Tiene que ver, porque también como
lidad se nos impone como un dato nor- trasfondo de toda actividad sígnica se ha-
mal y primero. Pero cuando nos interro- lla la realidad del ser, la realidad de todo
gamos “¿qué es la realidad?”, la respuesta aquello sobre lo cual es posible decir algo
primera y espontánea es: “son todas las o simplemente pensarlo y, en consecuen-
cosas”, o sea, todo lo que podemos perci- cia, representarlo con signos. Las cosas
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que existen y con las cuales entablamos cial, y por ello sirven como instrumento
relaciones (aunque sean meramente lógi- de comunicación.
cas), son el fundamento de la posibilidad En primer lugar el signo ofrece datos so-
de los signos, porque éstos, en último tér- bre la realidad representada, es un conjun-
mino, también son “seres”. Si queremos to de elementos que están en lugar de otra
tener un contacto significativo con la rea- cosa y que la designan. Los datos que en-
lidados o sea, con el ser y los seres, nos ve- trega el signo son ante todo la imagen del
mos obligados a construir otros seres lla- elefante reproducida en la mente del niño.
mados “signos” y ellos nos permiten cap- Esa imagen mental no es el animal real, si-
tar las cosas con algún significado. Por es- no sólo una “copia” con algunas caracte-
te motivo los signos, antes de ser estudia- rísticas - no todas - del corpulento mamí-
dos por la nueva ciencia de la semiótica – fero con su larga trompa y grandes orejas.
lo hemos visto - fueron desde la antigüe- El signo, además, es una interpretación
dad, objeto de la curiosidad filosófica. de la realidad representada.
Pongamos el siguiente ejemplo. Un ni- El chico agrega o no toma en cuenta
ño visita el zoológico y se detiene con cu- otras cosas al comentar lo que ha visto so-
riosidad a mirar los elefantes. Al día si- bre los elefantes. El signo es siempre tam-
guiente en la escuela le cuenta a la maes- bién una hermenéutica, es decir, la inter-
tra lo que vio. Esta lo invita a describir co- pretación de algún sentido que tiene la
mo son los elefantes que ha visto. Con to- realidad conocida. Cada vez que pensa-
da probabilidad el chico narrará algunas mos o imaginamos alguna realidad, hace-
de las características del paquidermo, y mos una reproducción mental de la mis-
además, añadirá otras a modo de comen- ma, pero bajo el aspecto o la forma en que
tario e impresiones. Lo que hizo el chico nuestra mente la percibe, y por tanto in-
con sus palabras es seleccionar y estructu- terpretamos las informaciones recibidas.
rar signos lingüísticos, para comunicar su La percepción del ser (sea éste real, pensa-
experiencia, o sea, para expresar un signi- do o imaginado) inicia nuestro diálogo
ficado. con las cosas, y los signos son un modo de
apropiarse y de interpretar el mundo.
2. Naturaleza, rasgos y vocación En conclusión el signo es un simulacro
de los signos de la realidad que comienza en nuestra
mente. Es correcto decir, entonces, que el
Este sencillo episodio del chico que pensamiento, la idea, es un signo, porque
cuenta su visita al zoológico nos da pie está en lugar de otra cosa, de cualquier en-
para explicar la naturaleza de los signos, te percibido dentro o fuera de nosotros, o
que son, recordémoslo, un fenómeno so- simplemente creado por nuestra fantasía.
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Pero también son signos muchos otros - Debe referirse a algo diferente de sí
objetos construidos con el propósito de mismo (advierte sobre la presencia de
estar en lugar de otras cosas: una foto, la un virus),
señal vial, un gesto para saludar... y todo - Alguien debe reconocerlo como tal, o
aquello que podemos tomar convencio- sea, como signo (yo capto el significa-
nalmente como signo. do).
Llegamos a la definición clásica del
signo: aliquid stat pro aliquo (algo está en Hemos de agregar en seguida que esta
lugar de otra cosa), y aparece así su dimen- explicación descarnada de la estructura
sión relacional: un objeto presente se rela- del signo, no da cuenta de todo lo que
ciona con otro que está ausente. Esa rela- puede efectivamente desencadenar un sig-
ción, sin embargo, requiere de alguien que no a nivel comunicativo. A menudo, los
percibe la línea de conexión entre los dos signos instauran una red de sentidos que
objetos, es decir, alguien que actualice la va más allá del simple “reemplazar cosas”,
realidad del signo. Tenemos entonces este porque la semiosis es un fenómeno social,
juego de relaciones: “A” está por “B” y esa y los signos se mueven al interior de con-
sustitución es reconocida por “C”. Lo que textos, donde existe una constante y com-
equivale a decir que “A” es signo de “B” y pleja interacción comunicativa. Los sig-
lo percibe “C”. Según este esquema cual- nos, pues, no son entes abstractos, sino
quier cosa puede asumir una relación síg- elementos de uso vital, sometidos a conti-
nica, con tal que “esté en lugar de…” y nuos reconocimientos a veces caprichosos
“para alguien” al que se destina. y bizarros.
Otra faceta de la estructura del signo la La realidad de los signos instaura el
podemos ilustrar analizando el siguiente problema de saber qué condiciones son
ejemplo. Enciendo mi computadora, in- las que dan lugar al reconocimiento de los
troduzco un disquete y me dispongo a es- signos, al mecanismo por el cual el sujeto
cribir. De pronto la máquina emite un so- separa los objetos en “simplemente cosas”
nido parecido a una alarma. Es la adver- y en “cosas signos”. Sobre esto volveremos
tencia de que hay un virus; he percibido más adelante.
un signo y debo tomar las precauciones
necesarias. Me pregunto: ¿por qué ese so- 3. Dos enfoques sobre el signo
nido lo capto como un signo? Porque todo
signo tiene -semióticamente- las siguien- En la historia de la semiótica han sur-
tes tres características. gido varios modos de conceptualizar los
elementos que componen la estructura
- Una forma física por la cual se hace del signo. Vale la pena presentar las dos
perceptible a los sentidos (el sonido de corrientes más conocidas en la actualidad.
alarma), Los otros intentos teóricos aparecidos
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Por sí solo un signo no tiene valor, es ción del signo”, afirmaban que hay que
necesario juzgarlo dentro de un sistema o ubicar al lenguaje - y por tanto también
estructura que es la lengua. Allí entra en los signos - dentro de una semiología en-
relación con otros signos y se vincula con tendida como un proceso de comunica-
los demás elementos de todo el sistema ción y no como una ciencia que estudia
lingüístico. un sistema de signos. En consecuencia -
El signo como fenómeno binario, fue afirmaban- que los signos en sí mismos
estudiado también por el lingüista danés no tienen razón de ser, se disuelven y lo
Louis Hjelmsev (1899-1963).3 Igual que que cuenta es la dinámica de las significa-
Saussure distinguió en el signo dos aspec- ciones. En rigor de verdad, esta crítica hoy
tos que llamó la forma de la expresión y la no se sostiene, porque aparece claramente
forma del contenido, para indicar, respec- parcial, ya que -si teóricamente tuviese
tivamente, el plano sensible y material y la plena validez- se refiere exclusivamente a
dimensión inmaterial o conceptual del una categoría de signos, a los lingüísticos.
signo. Pero sabemos que los lenguajes desbordan
Debemos decir que cuando se comen- la lengua y tienen una dimensión mucho
zó a aplicar esta noción a los signos audio- más amplia y dinámica. Es cierto que los
visuales, especialmente al iconismo, apa- signos actúan dentro de la movilidad se-
recieron de inmediato las dificultades de mántica propia de los procesos diacróni-
trasladar al campo de las imágenes lo que cos que le infligen cambios a los lenguajes,
es propio de las categorías lingüísticas. Es- sin embargo no se puede negar que cada
te problema lo exploraremos en el capítu- signo posee también una base sincrónica
lo sobre la imagen icónica. fija y una propia estructura inmanente, y
Por último, en referencia al pensa- eso sucede también con los signos lingüís-
miento semiológico de Saussure, debemos ticos.
recordar que su teoría lingüística del signo La comprensión adecuada de los sig-
levantó una polémica, cuando algunos se- nos, requiere además, tomar en cuenta la
miólogos comenzaron a afirmar que la larga reflexión e investigación histórica
noción saussuriana de signo era ambigua, que se ha hecho sobre ellos. Por este mo-
y que no es posible seguir sosteniendo que tivo nos detuvimos en el capítulo anterior,
la lengua es un sistema general de signos.4 a presentar una síntesis de la evolución de
Los críticos y propiciadores de la “disolu- la noción de signo a través de los siglos.
3 Ver en español su importante obra: Prolegómenos a una teoría del lenguaje. Ed. Gredos, Madrid, 1980
4 Nos referimos a algunos exponentes de la Escuela de París de los años 1960-70, como A.J. Greimas y
R.Barthes.
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5 Ch.Peirce: Lecciones sobre el pragmatismo. Ed. Aguilar, Buenos Aires, 1978, p. 32. El conjunto de las obras
de Charles Peirce comenzaron a ser publicadas en 1931 bajo el nombre de “Collected Papers”.
Recientemente, desde 1997, Indiana University Press viene publicando una edición crítica de los
escritos de Peirce, que en el año 2000 ya tenía siete tomos.
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emergen y se hacen presente en él, sus tres vista pragmático, o sea, como si se tratara
elementos formales. de una “cualidad” que se manifiesta en
Sin embargo el signo no es un ente ais- particulares efectos sensibles producidos
lado. Su composición triádica, se inserta por las cosas que la integran. La realidad,
en el conjunto de las ideas semióticas de puesta en conexión dinámica con estas
Peirce, y para comprenderlo en forma tres categorías fundamentales lógicas,
adecuada hay que ubicarlo en el marco permite “encontrar la raíz de toda verda-
global de su filosofía. En ella el soporte dera distinción del pensamiento, por sutil
teórico, consiste en una clasificación feno- que sea”6 Y en este universo lógico, es cla-
menológica de toda la realidad en tres ca- ro que también el signo deba asumir la
tegorías fundamentales: modalidad triádica. He aquí los tres ele-
mentos que, según Peirce, conforman el
La primeridad: es la categoría que da
signo:
cuenta de lo indefinido de las cosas, es el
sentimiento o impresión primera (fee-
a. El representamen: es lo que funciona
ling), antes de toda determinación o con-
como signo para que alguien lo perci-
creción del ser. Son las cualidades puras e
ba, o sea, la cosa que funge de signo, el
indeterminadas de los entes. Por ejemplo,
signo mismo como tal, por ejemplo,
“la rojidad”.
las palabras de un idioma que han sido
La secundidad: es la categoría de la re-
creadas para ese fin. El representamen
lación con la primeridad, o de un fenóme-
está siempre en lugar de otra cosa, es el
no de primeridad relacionado real o ana-
sustentador o portador de esa cosa pa-
lógicamente con otro. Es la toma de pose-
ra los que han de verla o considerarla
sión (struggle) de la concreción experien-
en el signo.
cial. Por ejemplo “el rojo” de un objeto
b.El interpretante: es la idea del repre-
concreto.
sentamen en la mente del que percibe
La terceridad: es la categoría que regu-
el signo, o sea, es un efecto mental cau-
la la unión y la síntesis de la primeridad
sado por el signo (otra idea del signo),
con la secundidad, es la ley, la convención
apenas se inicia el proceso de semiosis
que conecta dos fenómenos entre sí. Por
a través del representamen. En defini-
ejemplo, las palabras para decir: “Este pa-
tiva, el interpretante es otra represen-
pel es rojo”.
tación referida al objeto signo, es un
Notemos que la noción de “realidad” significado de los significantes.
debe ser interpretada desde el punto de
7 Para una exposición de síntesis del pensamiento de Peirce ver V. Zecchetto y otros: Seis semiólogos en
busca del lector. - Edic. Siccus-La Crujía, Buenos Aires, 1999. Más explayado y completa es la obra de
Gérald Deladalle: Leer a Peirce hoy. Gedisa Editorial, Barcelona, 1996.
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EL SIGNO
Es todo lo que está en lugar de otra cosa y la significa. Es la marca de una intención de comunicar
un sentido. El signosede origina de la situación binaria “presencia – ausencia”.
La reflexión sobre el signo lleva a descubrir en él tres componentes:
A B
Plano del contenido:
Marcas semánticas.
Los signos van dirigidos a destinatarios que los reconocen e interpretan. Los perceptores hacen una lectura
Denotativa y connotativa de los signos. Su comprensión exige el conocimiento del código, o sea del sistema
De
de reglas que rige la estructura de los signos.
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8 G.Fregue publicó en 1892 un artículo sobre este tema: Sinn und Bedeutung (en: “Zeitschrift für
Philosofie und philosophische Kritik”).
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El proceso mental en la lectura del sig- alguna sustitución de un objeto por otro.
no, consiste en captar simultáneamente el En este sentido es válido afirmar que el
conjunto de sus elementos, de modo que signo es una mentira semiótica (presencia
la relación entre ellos da lugar a la signifi- vs. ausencia). Esto quiere decir, en defini-
cación. tiva que el signo es aquello que está en lu-
La condición del signo es existir como gar de otra cosa, y por ese motivo es una
ente diferente de lo que significa. Se trata, mentira. Nadie cree que el avión que se ve
pues, de un fenómeno de simulación de lo en un cartel publicitario pueda realmente
representado que se hace perceptible en el volar... se acepta como una mentira que
significante. Cualquier tipo de semiosis se desempeña una tarea de semiosis. En sín-
construye sobre alguna simulación que se tesis, la identidad del signo es doble: pre-
utiliza como instrumento de significa- sencia y ausencia, positivamente es signi-
ción. Aunque de por sí, el signo existe aún ficante y negativamente es lo que falta y
sin ser percibido (por ejemplo, todas las necesita ser reemplazado por el signo.
palabras que conforman un idioma), sin
embargo, en un momento dado el signo se b) Entidades culturales
hace perceptible apenas se establece una
semiosis concreta. “El signo es siempre institucional, en
En el plano de los significantes, la si- este sentido sólo existe para un grupo li-
mulación es un modelo interpretativo de mitado de usuarios. Tal grupo puede re-
cierta realidad para que cumpla con la ta- ducirse a una sola persona (pensemos al
rea de significarla. Esos significantes de nudo del pañuelo para recordar algo). Pe-
los signos, tienen por finalidad, el ser algo ro fuera de una sociedad, por más reduci-
referido a una carencia, a una cosa fuera da que ella sea, los signos no existen. No es
del signo mismo. Los objetos que no son justo decir que el humo es el signo natural
signos no significan nada, simplemente del fuego, es una consecuencia o un com-
son cosas; en cambio aquellas cosas que ponente del mismo. Sólo una comunidad
fungen de signo, son significantes porta- de usuarios puede instituirlo como sig-
dores de significados. No puede haber sig- no.”9
nificados sin alguna materia significante, La producción de signos es, en el fon-
como tampoco lo contrario. do, una estimulación programada por un
No puede haber ninguna comunica- grupo social, destinada a manifestar y a
ción sin alguna simulación, es decir, sin expresar aspectos de su vida. Al crearse un
9 O.Ducrot y T. Todorov: Dictionnaire encyclopédique des sciences du langage. Editions du Seuil, Paris,
1972. Voz Signe. La traducción es nuestra. Existe la traducción española de esta obra: Nuevo diccionario
enciclopédico de las ciencias del lenguaje. Ed. Arrecife, Madrid, 1998
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signo se instala una muestra ficticia y esti- mentan continuos procesos de evolución.
lizada de algo que cumple un fin semióti- Por este motivo, los llamados referentes
co, incluso si se trata de objetos reales (un (unidades culturales de experiencias), van
perfume, un vestido, un auto) cuando en- transformándose por la estrecha interac-
tran en función semiótica. Por eso el sig- ción que existe entre campos semánticos
nificado de un signo es una unidad cultu- dados y los procesos socio-culturales en
ral definida en un campo semántico dado continua formación. En el sistema de sig-
por oposición a otras unidades cultura- nificados de occidente siempre el vocablo
les.10 A nivel pragmático es más correcto “Madonna” evocó sólo a la Virgen María.
decir que se captan significaciones de sig- Pero a partir de la década de 1980 el cam-
nos (y no sólo significados), ya que el re- po semántico propició también otras in-
ferente del signo también es una entidad terpretaciones, después que apareció la
cultural y no sólo algo concreto al que se conocida cantante y actriz “Madonna” y
puede recurrir para denotarlo; por ejem- que, en numerosas de sus expresiones ar-
plo, la palabra escuela no se refiere sólo al tísticas, se distancia totalmente del mode-
establecimiento donde se imparte instruc- lo imaginario que conocemos de la Virgen
ción a los niños, alude también al conjun- María.
to de maestras, a los alumnos que la fre-
cuentan, a cierto modelo de enseñanza, a 5. Las funciones de los signos
la organización social de la educación, etc.
En consecuencia, el signo no es tan sólo el Ya aludimos al carácter comunitario y
significado de la palabra o una referencia social de los signos. Dijimos que ellos tie-
a un objeto dado, sino que abarca las di- nen un valor social, es decir, cumplen una
versas facetas de la cultura y contexto función dentro de los grupos humanos,
donde se utiliza, su propósito es manifes- sirven para reconocer significados y per-
tar e indicar una unidad cultural. Dentro miten la comunicación. Los signos más
de la cadena de unidades culturales, se antiguos son los lingüísticos, o sea, las pa-
producen continuas interpretaciones de labras de un idioma que desde el inicio de
signos por inferencia de otros. Esto es lo la historia ha utilizado la humanidad para
que origina la semiosis ilimitada. designar y significar las cosas, las expe-
Los signos se generan y operan en los riencias y poder comunicarse. Hoy sabe-
campos semánticos los cuales, por ser fe- mos que son vastas las funciones que de-
nómenos culturales cambiantes, experi- sempeñan los signos.
10 Sobre el signo como unidad cultural, ver U. Eco: Signo. Edit. Labor, Barcelona,1994, pág. 177.
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a)Las funciones según Roman Jakobson maestra que diga a los chicos: “Presten
(1896 -1982) atención, les voy a explicar de nuevo.”
Son conativos todos aquellos mensajes
Una de las más conocidas clasificacio- destinados a mover al sujeto a actuar. Con
nes de las funciones de los signos es la que esta función, entonces, el emisor presta
elaboró el lingüista ruso emigrado a Esta- atención sobre todo a los destinatarios.
dos Unidos, Roman Jakobson.11
Este investigador hizo un elenco de Fática: es la función centrada en el ca-
seis funciones de los signos y lenguajes se- nal con el fin de asegurar el contacto y la
gún la ubicación que adquieren dentro de relación con los demás. Los saludos cum-
un modelo de comunicación, en el cual se plen un rol fático, porque buscan ante to-
distingue: do conectar a los interlocutores. Igual fi-
nalidad tienen las expresiones de enlace
Emisor (sus intenciones), conversacional: “sí, claro, por supuesto...”,
Los Códigos y las formas, o bien el diálogo intrascendente sobre el
El canal por el que pasa el mensaje, estado del tiempo para mantener la co-
El mensaje o contenido, municación. Esta función tiene escaso
El referente u objeto. contenido informativo y en cambio posee
El preceptor (sus reacciones y efectos una alta redundancia, porque lo que inte-
del mensaje). resa es la comunicación misma. La publi-
Aunque Jakobson pensó estas catego- cidad comercial suele usar este tipo de
rías en relación con su funcionamiento función, cada vez que hace hincapié en es-
dentro de la lengua, sin embargo se perci- trechar lazos de amistad y benevolencia
bió que son aplicables también a otros ti- con los consumidores.
pos de lenguajes, como el gestual y el au- Referencial: Sirve para designar obje-
diovisual. Hoy esta clasificación se usa pa- tos, personas, hechos, noticias, fenómenos,
ra interpretar las diversas clases de textos etc. Los mensajes referenciales tienen que
y mensajes que emiten y difunden los me- ver con los referentes del signo, sus contex-
dios de comunicación social. tos o circunstancias. Su rol es, pues, referir
He aquí las seis funciones de Jakobson: y denotar. Los libros de textos, los noticie-
ros televisivos, las crónicas de los diarios y
Conativa: sirve para establecer el con- los documentales de cine, hacen un abun-
tacto entre el emisor y el destinatario. Una dante uso de mensaje referenciales.
11 Ver por ejemplo, la clasificación de U. Eco en: Signo,, Barcelona, Ed.Labor, 1994,pág. 64.
La danza de los signos / 81
mos, son fruto de una actividad humana nos, excepto con la palabra, se puede ex-
socializada por la cual se crean objetos o presar la siguiente situación: “Aquel chico
se asumen cosas, fenómenos o hechos, quedó huérfano de padre ayer”? O bien
con el fin expreso de designar otras cosas este pensamiento: “La pedagogía debe ser
ausentes. En consecuencia, no existen crítica”.
propiamente signos naturales. Muy difícilmente se lograría dar a co-
Pero desde el momento en que un gru- nocer estos mensaje sólo con gestos o
po humano decide utilizar, por ejemplo, el imágenes. El lenguaje verbal imbuye la ca-
humo para emitir mensajes, de inmediato si totalidad de la comunicación humana.
ese humo deja de ser sólo un producto de Por cierto que las palabras no agotan to-
la combustión y pasa a convertirse en un dos los signos, pero de hecho están pre-
fenómeno cultural y sígnico compartido, sentes en cualquier clase de actividad co-
para desarrollar una actividad de semio- municativa. Un noticiero televisivo no
sis. Lo específico del signo no es lo natural tendría sentido sin la palabra que explican
en sí, porque la naturaleza carece de sig- las imágenes. Tampoco le gusta a la gente
nos, sino “la convención cultural” creada ver un partido de fútbol transmitido en
en el seno de la sociedad, para designar a directo, sin los comentarios hablados de
alguna cosa como signo. los locutores. También con las palabras se
realizan casi todos los mensajes metalin-
b) Signos verbales y no verbales güísticos, que ocupan gran parte de las co-
municaciones científicas y tecnológicas.
Para el uso pedagógico y educativo, En conclusión, es la palabra el vehí-
parece preferible clasificar los signos en culo normal y más usado en la transmi-
dos grandes grupos: sión de los pensamientos y de los relatos
sobre las actividades humanas y lo que pa-
Signos verbales: son los más numero- sa en el mundo.
sos, abundantes y también los más utiliza-
dos en todas las sociedades humanas. Los signos no verbales: incluyen todos
Prácticamente no hay actividad de comu- los demás signos que se generan en las so-
nicación sin la palabra, y casi todas las de- ciedades humanas: imágenes de cualquier
más formas de semiosis la incluyen. Los tipo y género, símbolos figurativos, musi-
signos lingüísticos son imprescindibles cales, señales fónicas, logos, señales de
especialmente cuando se trata de describir tránsito, gestos o movimientos conven-
o de expresar ideas abstractas, estados de cionales, etcétera.
cosas o situaciones anímicas interiores, Los medios de comunicación social,
psicológicas o espirituales ¿Con qué sig- difunden muchos mensajes “audiovisua-
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