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Resumen
En octubre de 1975 tuvo lugar el famoso debate efectuado entre Jean Piaget y Noam Chomsky
en el castillo de Royaumont, Paris. Cuarenta y un años después de este suceso, resulta
interesante recuperar parte de lo discutido en aquel entonces a la luz de las investigaciones
posteriores desplegadas dentro del campo de la Gramática Generativa y la Teoría del Desarrollo
en lo que respecta al vínculo entre el pensamiento y el lenguaje. Es así que se pondrán en
discusión los aportes de la Gramática Generativa de Chomsky -junto con las ideas de Jerry
Fodor- y la Teoría del Desarrollo –encarnándose en la perspectiva neo-piagetiana de Annette
Karmiloff-Smith. Dos tipos de perspectivas que intentan saldar, a su manera, la dicotomía
analítica «mente/cuerpo» que inaugura Descartes y que ha atravesado el abordaje teórico de la
relación «lenguaje - pensamiento». En consecuencia, el tratamiento que cada uno de estos
autores le otorgue a esta problemática, también formará parte del recorrido propuesto por este
trabajo.
A Forty years from Piaget-Chomsky discussion: Theoretical routes and current per-
spectives
Abstract
In October 1975 took place the famous discussion between Jean Piaget and Noam Chomsky in
the castle of Royaumont, Paris. Forty years after this event, it is interesting to recover some of
what was discussed at that time in the light of further research deployed in the field of genera-
tive grammar and the Theory of Development with regard to the link between thought and lan-
guage. So, we will put under discussion the contributions of Chomsky's generative grammar -
along with the ideas of Jerry Fodor- and the Theory of Development –from the neo-piagetian
perspective of Annette Karmiloff-Smith. Two types of prospects who try to settle in their own
way, the analytical dichotomy "mind / body" which was opened by Descartes and has crossed
the theoretical approach of "language - thought" relationship. Consequently, the treatment that
each of these authors granted to this problem, form part of this work.
1 Licenciada y Profesora en Ciencias de la Comunicación (UBA). Becaria Doctoral del CONICET. E-mail:
mariela.genovesi@gmail.com
El debate de Royaumont
2 En 1929 con la publicación del Manifiesto «La concepción científica del mundo» del Círculo de Viena, se produce la
conformación del campo propiamente científico que comienza a deslegitimar cualquier tipo de explicación
«metafísica» en pos de investigaciones y teorías de índole pragmáticas, lógicas y empíricas. Hasta el momento,
muchos de los problemas vinculados a la teoría del Conocimiento habían sido objeto de estudio de la Filosofía,
disciplina que ahora era considerada de carácter especulativo. Las teorías de Chomsky y Piaget, pese a sus
discrepancias, se inscriben dentro de este espacio, que, hacia la década del setenta, ya no era emergente.
Para Chomsky, la lengua resulta ser algo que «le pasa al niño» «de manera
parecida a como su cuerpo crece y madura de forma predeterminada cuando recibe
nutrición apropiada y estímulo dentro de su medio ambiente» (Chomsky, 1992: 108). El
ser humano, poseería así una predisposición innata para poder desarrollar la capacidad
del lenguaje; ya estaría «programado» para «parametrizar» su entorno e interactuar con
él a partir de los estímulos que recibe. Asimismo, dentro de su teoría de la Gramática
Generativa continua usando la «terminología mentalista» -algo de lo cual Piaget se
distancia por ser más kantiano que cartesiano- aunque ya no partiendo del dualismo
mente/cuerpo sino, tratando suplir esa dicotomía al intentar estudiar las propiedades
abstractas de un «mundo material» que le «permite a la mente humana adquirir un
lenguaje de un tipo específico, con rasgos particulares» (Chomsky, 1992: 122). Por eso,
se focaliza en las capacidades innatas de la misma adoptando la propuesta de la
modulación cognitiva de Jerry Fodor, la cual supone la interacción de dos tipos de
sistemas: la de los módulos cerrados, innatos, inmediatos y automáticos; y la de los
centrales, de carácter global, voluntario y racional.
Función, por otra parte, que hará «posible la adquisición del lenguaje o de
los signos colectivos» (Piaget; 1990: 378) motivo por el cual, será «esencial para la
constitución del espacio representativo y las categorías reales del pensamiento»
(Piaget; 1990: 378)
Damos por supuesto también que el órgano del lenguaje es como otros
órganos en cuanto a que su naturaleza está genéticamente determinada.
Averiguar cómo ocurre tal determinación, es un proyecto de investigación
muy distante, pero sí podemos investigar el «estado inicial», genéticamente
determinado, de la facultad del lenguaje (…) ¿Cómo es que los genes
determinan el estado inicial y cuáles son los mecanismos cerebrales que
participan en ese estado y los estados posteriores que se dan por supuestos?
(Chomsky, 1996: 2)
se podían explicar por medio de los principios de la mecánica de contacto. Dentro del
modelo newtoniano hay una «fuerza» que ejerce un cuerpo sobre otro, sin contacto
entre ellos, como una especie de «acción a distancia». De manera que, lo que se refutó
con el tiempo para Chomsky, no fue el concepto cartesiano de mente, sino el de cuerpo.
3 El subrayado es nuestro
especie». De ahí que estos principios además de ser considerados como «abstractos»,
«universales», «innatos» y «biológicos» también sean concebidos como «fijos e
invariables». Por este motivo, el sujeto de la teoría de la gramática universal –aquella
que tiene como objetivo el estudio y el análisis de estos principios constitutivos de la
facultad del lenguaje- resulta ser el «hablante-oyente ideal». Un sujeto asimismo
genérico, universal y abstracto; un sujeto que detenta genéticamente el poder de
desarrollar una lengua particular –una lengua-I- según las características del medio en el
cual se halle inmerso. Por eso Chomsky es enfático en sostener que «el aprendizaje de
la lengua no es en realidad algo que el niño hace; es algo que le pasa al niño que está
situado en un medio ambiente apropiado, de manera parecida a como su cuerpo crece y
madura de forma predeterminada cuando recibe nutrición apropiada y estímulo dentro
de su medio ambiente» (Chomsky, 1992: 108). La lengua le pasa al niño, lo afecta, lo
condiciona, pero él no hace nada por aprenderla, porque ya tiene la predisposición
innata de hacerlo, ya posee los principios para desarrollarla, simplemente tiene que
escuchar y hablar, reproducir los estímulos que recibe de su ambiente lingüístico,
«parametrizar» los datos que le son presentados. Por consiguiente, Chomsky postula
que «a una gramática se la puede considerar como una teoría de la lengua en la medida
en que se describe la competencia intrínseca del hablante nativo idealizado». (Chomsky,
1977: 12).
La metáfora computacional
Esa estructura básica de la que nos habla Chomsky sería la «base física»4 a
la que pretende llegar para hallar las propiedades abstractas del lenguaje que se
necesitan para desarrollar cualquier sistema de lenguaje –parlante, numérico, gestual.
Una de las propiedades fundamentales de dicha estructura consiste en la «propiedad de
la finitud discreta», aquella que hace posible el pensar y que según Chomsky, se
manifiesta en su forma más pura en los números naturales (1, 2, 3, etc.) pero también,
en la capacidad que el hombre tiene de hablar y construir oraciones a partir de unidades
discretas (desde seis palabras «ad infinitum»). Así y gracias a esta propiedad, «los
humanos pueden realizar algo más que reaccionar a estímulos, pueden construir
estructuras complejas» (Chomsky, 1992: 149). Es decir, pueden pensar.
4 «¿En qué sentido es el lenguaje una estructura física? No lo sabemos con certeza, pero creemos que hay estructuras
físicas del cerebro que sirven de base a los cómputos y a las representaciones que describimos de manera abstracta»
(Chomsky, 1992: 150)
Por lo tanto, ella concluirá: «mi hipótesis es que si la mente humana termina
poseyendo una estructura modular, entonces es que, incluso en el caso del lenguaje, la
mente se modulariza a medida que avanza el desarrollo» (Karmiloff-Smith, 1994: 21).
Por eso, pone en cuestión una afirmación frecuentemente citada de Fodor: «es probable
que los límites de la modularidad sean también los límites de lo que seamos capaces de
comprender sobre la mente» (Fodor, 1983) al defender la idea de que los científicos
cognitivos pueden llegar a ir más allá de la modularidad y estudiar los aspectos más
creativos del conocimiento humano, si lo hacen desde la perspectiva del desarrollo.
áreas: la percepción del habla – a partir de los primeros momentos del procesamiento de
ésta, aquello que Karmiloff-Smith destaca como «la sensibilidad fetal hacia el
lenguaje»-, junto con la producción y la comprensión de la lengua -estudios
centralizados en la aprehensión gradual de diversas estructuras lingüísticas: la palabra,
la gramática y el discurso narrativo.
Referencias
Madrid: Alianza.
de Maryland.
_________ (1990 [1946]). La formación del símbolo en el niño. Buenos Aires: FCE.