Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
El Editor
Dirección Editorial
Hernán Maino
Edición Ejecutiva
María Alejandra Dulcić
Asesoría Historiográfica y Editorial
Isabel Cruz de Amenábar
Producción
Alejandra Valenzuela
Investigación y Textos
Ana Francisca Allamand
Teresa Huneeus
Fotografía
Archivo Origo
Diseño
Isabel Fernández
Producción Gráfica
Marcelo Baeza
Origo Ediciones
Padre Alonso de Ovalle 748
Santiago de Chile
www.origo.cl
Derechos reservados.
Ninguna parte de esta publicación podrá
ser reproducida, almacenada o transmitida
en cualquier forma o medio: electrónico, mecánico
o fotocopia, sin la previa autorización de la editorial.
10 El pintor y su época
12 Primeros años
12 Formación en París
15 El pintor diplomático
16 El atardecer de Venecia
18 La eternidad del momento
20 La energía andaluza
21 Triunfos artísticos
22 El paisaje chileno
22 Estadía en Génova
24 Regreso a Chile
26 Obras y análisis
28 Belleza europea
68 El encanto de Chile
96 Índice de obras
Introducción
autorretrato
técnica Óleo sobre madera
dimensiones 34 x 22 cm
colección Particular
En esos años los chilenos se empezaron a instalar en depósitos de salitre. Éstos, a diferencia de la situación previa
los territorios bolivianos de la región de Antofagasta para a la guerra, pronto comenzaron a ser explotados por extran-
explotar la nueva riqueza mineral descubierta en la zona: el jeros, pero Chile se benefició de todas maneras gracias a los
salitre. La importancia creciente del mineral en el mundo impuestos que debían pagar al Estado por la explotación del
industrializado —por una parte por su excelente calidad mineral. La afluencia de dinero permitió la expansión de los
como abono natural que permitía incrementar de forma servicios fiscales y un aumento del número de centros urba-
decisiva la producción agrícola, y por otra por su impor- nos en el Norte, al tiempo que las demás áreas productivas
tancia al momento de producir explosivos en un mundo del país se veían beneficiadas por las nuevas necesidades
en que las potencias se armaban aceleradamente—, atraía asociadas a la expansión del salitre; por ejemplo, aumenta-
el interés de los empresarios de Chile, quienes veían cómo ron los cultivos de trigo del sur para alimentar a la creciente
el precio del producto en los mercados internacionales no población nortina, y creció la explotación de carbón en
dejaba de escalar. Todo parecía ir viento en popa, pero la Lota, necesaria para impulsar la industria salitrera.
progresiva tirantez de los lazos entre los productores chile- Políticamente, el país sufrió un remezón en 1891, al
nos y el Gobierno boliviano, que culminó con el aumento dividirse en su apoyo u oposición al presidente José Manuel
unilateral de los impuestos con que se penaba a los pro- Balmaceda: la fractura política entre quienes apoyaban a
ductores en abierto desafío a los tratados firmados entre Balmaceda y quienes rechazaban su figura era tan acusada
Chile y Bolivia, llevaron al Gobierno a declarar la guerra que terminó en una Guerra Civil. La causa puntual de su
a ese país. estallido fue la negativa por parte del Congreso de aprobar
El conflicto se desarrolló entre 1879 y 1883, y el la Ley de presupuesto para el año 1891, ante lo cual el pre-
vencedor fue nuestro país, que se anexó las zonas de Tara- sidente decidió aprobar él mismo el presupuesto del año
pacá y Antofagasta con el desierto de Atacama y sus ricos anterior. Sus opositores consideraron que esto era un acto
introducción 7
carlos ibáñez del campo
inconstitucional y dictatorial y, apoyados por la Armada, se que el natural, y la industria que explotaba las calicheras
alzaron el 7 de enero de 1891. Tras ocho meses en armas, del norte vio cómo sus precios caían abruptamente en el
era claro que los rebeldes llevaban la ventaja; Balmaceda se mercado internacional.
vio obligado a renunciar y finalmente se suicidó el 19 de Esta crisis económica golpeó especialmente a la cre-
septiembre de ese mismo año. ciente clase trabajadora urbana, que se había formado al
Con esto comenzó una época de preponderancia del alero del crecimiento económico del país en el siglo XIX.
Congreso, conocida como “República Parlamentaria”, que Cuando el campo ya no fue un ambiente muy atractivo
duró hasta 1925. Durante este periodo el gobierno chileno, para los chilenos que buscaban trabajo, el norte salitrero
que pronto recuperó su reputación como país ordenado y y las ciudades, especialmente Santiago y Valparaíso, se
eficiente, la que se había visto afectada por la crisis polí- convirtieron en los destinos que los hombres y mujeres en
tica, se instaló en el panorama internacional como el gran condición de pobreza empezaron a privilegiar, buscando
productor de salitre, y comenzó una importante y exitosa encontrar oportunidades que les permitieran mejorar sus
campaña internacional para posicionar el producto alrede- condiciones de vida. A mediados del siglo XIX casi un
dor del globo, desde Europa hasta China. 80% de los chilenos vivía en zonas rurales, lo que empezó
En 1914 estalló al Primera Guerra Mundial; mien- a cambiar con la mencionada “migración campo-ciudad”.
tras duró, la neutralidad chilena benefició a país por el Ninguno de los destinos era la panacea: en las ciudades la
aumento de los costos del salitre. Sin embargo, durante la falta real de oportunidades condenaba a los recién llega-
guerra se había inventado el salitre sintético, más barato dos a una vida pobre en los suburbios, en los que las malas
condiciones de higiene, sumados al estrés y al hacinamiento la dependiente economía del país, una de las más afectadas
habían elevado las tasas de mortalidad y empeorado las del globo.
condiciones de vida; en las zonas mineras la situación tam- Los cambios artísticos no habían sido menos vertigino-
bién era dramática, pues en ellas se trabajaban largas horas a sos: si al momento de nacer Orrego Luco el academicismo
cambio de malos pagos, muchas veces hechos en fichas que campeaba en el ambiente, marcado por el neoclasicismo y
sólo tenían valor en las tiendas de las oficinas salitreras. avivado por el romanticismo con leves toques realistas, a su
Progresivamente estas malas condiciones de vida de muerte las revoluciones de los “ismos” —fauvismo, cubismo,
los trabajadores, un tema que desde mediados del siglo XIX expresionsimo, futurismo, dadaísmo, surrealismo— ya
generaba encarnizadas polémicas en el panorama europeo, habían tenido lugar, siendo aceptadas por los artistas
empezaron a preocupar a los intelectuales chilenos, moti- europeos. En Chile el academicismo había sido la norma
vándolos a reflexionar sobre la que sería conocida como seguida por la mayoría de los artistas hasta comienzos del
la “cuestión social”. Como no parecía haber respuesta por siglo XIX, a excepción de un grupo de pintores singulares,
parte de las elites que gobernaban, comenzaron las huelgas como Juan Francisco González, quienes habían encontrado
y la tensión social, que nadie parecía capaz de controlar. su propia manera de expresarse, con una pintura más libre
La crisis afectó la política nacional. Arturo Alessan- que no seguía las líneas de la Academia. Para 1934, año
dri fue el primer político que convenció a las “masas”. Se de la muerte de Alberto Orrego, ya se contaban, al menos,
ganó el apoyo nacional y resultó elegido Presidente de la tres generaciones artísticas que habían rechazado la severi-
República en 1920. Sin embargo, el Congreso limitó en la dad de la academia decimonónica: la “Generación del '13”,
práctica los cambios sociales prometidos, y fue necesario el “Grupo Montparnasse” y la “Generación del '28” que
que los militares amenazaran al Congreso para que éste habían adherido a las nuevas tendencias europeas.
aprobara, finalmente, las leyes en 1924. El presidente se El arte de Alberto Orrego Luco, acentuadamente per-
retiró del país y una Junta Militar se hizo del poder, pero sonal, tuvo poco que ver con las nuevas tendencias en boga
un año después pidieron a Alessandri que volviera, a lo en el mundo artístico a partir de los impresionistas y, aunque
que accedió a condición de poder dictar una nueva Cons- su habilidad para pintar atmósferas y sus trazos sueltos
titución. La calma política duró poco: en mayo de 1927, pudieran acercarlo a este último grupo, fue realmente un
y tras un par de complejos años políticos, asumió la pre- autodidacta que, enamorado de la pintura, buscó a lo largo
sidencia el general Carlos Ibáñez del Campo, quien tuvo de su vida la técnica y el tono cromático que mejor pudiera
que enfrentar la Gran Depresión de 1929, y que destruyó expresar, en la tela, su especial carácter.
introducción 9
Alberto Orrego Luco
1854-1931
arte calmado y armónico, que tuvo como protagonista “Autorretrato”. Óleo sobre tela. 58 x 40 cm. Colección
particular.
los paisajes y escenas de sus lugares favoritos: Venecia
y Chile.
El menor de los hermanos Orrego Luco nació el 18 de mayo de 1866 en Santiago. Estudió leyes en la Universidad de Chile,
pero se dedicó a la escritura que le permitía desarrollar sus diversos intereses políticos e intelectuales, y se convirtió en uno de
los mejores cronistas del país; escribía en los diarios “La Época” y “La libertad electoral”, publicando cuentos y comentarios
políticos. Entre sus amistades, con las que se reunía en su tertulia literaria, estuvieron Rubén Darío y Pedro Balmaceda Toro. Su
primera publicación, que trataba un tema político, fue dada a conocer en 1890 y su título era El gobierno local y la descentralización:
Europa-Estados Unidos-Chile. Tras la Guerra Civil se dedicó a la política, pero no dejó de escribir. En 1896 se casó con María
Vicuña Subercaseaux, hija de Benjamín Vicuña Mackenna, y publicó una recopilación de novelas cortas escritas en Santiago y
Madrid. Su primera importante novela Un idilio nuevo, fue publicada en 1900; ocho años después publicó su gran novela Casa
Grande, que le ganó el respeto de la comunidad literaria chilena. En los años que siguieron publicó más libros, trabajó en prensa
y se destacó como cientista político, publicando numerosos libros sobre tratados internacionales y asuntos de Chile con los países
fronterizos.Su última novela publicada fue Playa Negra. Murió el 3 de diciembre de 1948, sin haber terminado sus memorias.
París estrenaba nueva cara cuando Alberto Orrego Luco llegó, en 1874. En 1870 el barón Haussmann había terminado el encargo de Napoleón III
de repensar el plano urbano. El resultado fue una ciudad de grandes bulevares, con un detallado programa de cuidado de los edificios y mejoras en
los servicios públicos que pronto empezaron a copiar en el resto del mundo industrializado. “Vista de la Ciudad Luz” c. 1890. Fotografía.
el pintor y su época 13
academia julian
a las grandes esculturas, Alberto desarrollaba su habilidad la que años más tarde acudirían Valenzuela Llanos y Valen-
en pequeñas formas. De hecho, se cuenta que cuando iba zuela Puelma, entre otros chilenos. En ese ambiente menos
a visitar a sus amigos y no los encontraba, prefería dejar- rígido que el taller de Cabanel, el artista pudo dar vuelo a
les figuritas de greda antes que recados en papel. Luego, su mundo interior y creó con más tranquilidad.
decepcionado por la falta de grandiosidad de la escultura, La escena pictórica de París por esos años enfrentaba a
optó por la música y trató de lograr el manejo del violín, un los seguidores de dos tendencias: los románticos, que hasta
instrumento que causaba fascinación en su Barrio Latino. entonces la dominaban, y los realistas, con su amor por
Sin embargo, ninguna de estas disciplinas terminaba de pintar las cosas “tal cual se ven” y su gusto por los temas
convencerlo; finalmente redescubrió la pintura. de denuncia de los problemas que enfrentaban día a día los
Ésta le encantaba y, aunque trató de combinarla con campesinos y obreros.
su amor por las ciencias, finalmente dejó sus estudios de A pesar de tener ideas muy progresistas en materia
medicina para poder dedicar todo su tiempo a las telas y social, el artista nunca adhirió en pintura a la tendencia
los pinceles. Este cambio de vida era desafiante y podría realista, pues consideraba que instrumentalizaba el arte
haber generado problemas en su conservadora familia, poniéndolo al servicio de la concientización de los pro-
pero el hecho de que su padre hubiera muerto poco tiempo blemas de la clase proletaria. Aunque Orrego Luco creía
antes le permitió sortear las dificultades familiares al tomar necesario abrir los ojos de la sociedad, detestaba el uso
esta decisión. Empezó a estudiar pintura formalmente en del arte para estos propósitos, pues creía que éste era una
el taller de Alexandre Cabanel (1823-1889). El aprendi- expresión de la belleza desinteresada y, puesto a elegir,
zaje no fue fácil: Cabanel era un maestro académico muy decidió seguir los lineamientos soñadores y retraídos del
estricto y riguroso, que lo guiaba sin dejar que expresara romanticismo, que se ajustaban a su personalidad idea-
libremente su temperamento delicado y nostálgico: todo lista. Sin embargo, el artista no adhirió a un movimiento
esto afectó el buen ánimo del joven, que se sentía frustrado de manera explícita: consideraba que cultivar en exceso la
por las restricciones que le imponía el maestro. técnica sin cuestionamientos terminaba matando el tem-
Tras depurar su técnica, y habiendo dado muestras de peramento y la inspiración artística, y por lo mismo optó
su talento, fue aceptado en la prestigiosa Academia Julian, a por el trabajo solitario.
Aunque participó en algunos Salones Oficiales en la capital francesa, Alberto Orrego Luco era un profundo desconfiado de estos certámenes, que
consideraba demasiado influenciados por los intereses personales de artistas y jurados, un juicio que se formó en sus constantes conversaciones
con otros artistas en los cafés, bares y caminatas por las calles de la Ciudad Luz. “Atardecer en la ribera del Sena”. 1889. Alberto Orrego Luco. Óleo sobre cartón.
38 x 64 cm. Colección particular.
el pintor y su época 15
unificación italiana
Napoleón Bonaparte había sembrado la semilla de la Unificación Italiana al crear, aunando los diversos territorios de la penín-
sula, el Reino de Italia. Tras la caída del emperador, su reino italiano se fragmentó nuevamente en siete estados; los italianos
buscaron, a partir de entonces, recuperar la unidad nacional. El proyecto fue impulsado principalmente por el rey Victor Manuel
I de Cerdeña, su ministro Camilo Bens, el patriota republicano Giuseppe Garibaldi y Napoleón III, quien ayudó a cambio de
recibir para Francia el condado de Niza y Saboya. Para lograrlo, primero expulsaron a los austriacos de Venecia y Lombardía;
luego los estados restantes se agregaron al reino de Cerdeña y se fundieron en una sola unidad. Los últimos territorios en
agregarse fueron los Estados Pontificios, anexados en 1870, quedando reducidos a la Ciudad del Vaticano. En 1871 se había
completado la unificación; Roma fue la capital y el Estado Parlamentario se instaló en la Ciudad Eterna. A la izquierda. “Estampa de
la Unificación Italiana”. 1870. Dibujo. A la derecha. “Guiseppe Garibaldi”. 1866. Fotografía.
la que se había mudado probablemente a fines de 1879 o designado oficialmente como Cónsul en su amada ciudad
comienzos de 1880, y que lo acompañaría desde entonces italiana, Venecia, donde desarrollaría la parte más original e
en los destinos que le encomendaría el Gobierno chileno. inspirada de su carrera como pintor.
Aparte del dinero, una de las principales razones por la
que se interesó en la diplomacia fue porque ésta le dejaba
tiempo libre para dedicar a su arte, en el que cada día mejo- El atardecer de Venecia
raba y que le demandaba cada vez más tiempo. Así como algunos pintores chilenos, por ejemplo Alberto
Además, a causa de su cargo, se le hacía más fácil visitar Valenzuela Llanos, se enamoraron locamente de París y
de manera regular Chile, donde también dedicaba bastantes la cultura francesa, Orrego Luco también se fascinó con
horas a pintar. En 1888, de hecho, viajó a Santiago y apro- una cultura y paisajes diferentes: en su caso, sentía una
vechó de pintar una vista al cerro San Cristóbal y su cuadro atracción incontenible por la cultura y las escenas de Italia,
“Alameda de las Delicias”. Además viajó por el sur del país, cuyos reposados paisajes representó incansablemente. En
donde los paisajes captaron su atención, como lo demues- el encuentro de la cultura de la Península Itálica el pintor
tra su pintura de Chiloé “Bosque de rada en Melinka”, que experimentó la paz necesaria para dar rienda suelta a su
fue vendido exitosamente en uno de los primeros remates espíritu creador, identificado más con la tradición clásica
de arte efectuados en Santiago. A su regreso el artista fue que con la agitación de las bellas artes francesas.
VENECIA
Según la tradición, la ciudad de Venecia fue fundada en el año 452 por un grupo de habitantes de la costa italiana que se refu-
giaron en las islas de los ataques de los teutones. Desde sus inicios la ciudad fue autónoma, aunque territorialmente fuera parte
del Imperio romano. En 697 se organizó como una república bajo el gobierno del Dogo, y aunque sus ciudadanos disputaban
constantemente, se mantuvieron unidos ante las amenazas de las invasiones de húngaros y sarracenos. En 991 firmaron un tra-
tado con estos últimos, que los convirtió en el primer estado cristiano que, en vez de pelear con los musulmanes, negociaba con
ellos. Tras las Cruzadas, se transformó en el principal eje de comercio entre Oriente y Occidente; a medida que crecía su poder
económico, también lo hizo su influencia política en la cuenca del Mediterráneo. A fines del siglo XIII la oligarquía veneciana
llegó a ser la verdadera dueña de la República, e impulsó una serie de guerras contra sus vecinos para hacerse de nuevos y mejores
territorios. Si a mediados del siglo XV era la potencia marina más importante del mundo cristiano, las invasiones turcas marca-
ron el principio de su decadencia, que se acentuó con el descubrimiento, en 1498, de una nueva ruta de comercio con Oriente
a través de África. Fueron años de lenta declinación, hasta que en 1797 la República fue conquistada por Napoleón, quien se la
cedió a Austria. En 1815, unificada con la Lombardía, formó el Reino Lombardo-Veneciano, bajo el escudo austriaco. En 1866,
tras ser arrebatada al imperio Austro-Húngaro se incorporó a la nación de Italia recientemente unificada. “Santa María de la Salute,
Venecia”. (Detalle). 1882. Alberto Orrego Luco. Óleo sobre tela. 23,5 x 37 cm. Colección particular.
el pintor y su época 17
veneciano. En Italia también matizó su idea parisina de que fortuna personal y no por el arte en sí, decidió mantenerse
el estudio y seguimiento de los clásicos o los movimientos al margen de estas actividades.
ahogaban la personalidad y el genio de los pintores, y se El diplomático chileno buscaba, en todas las esferas de
dedicó a recorrer las basílicas y monumentos italianos para su vida, el equilibrio. Por eso la pintura, que se lo proveía,
aprender de los renacentistas. le era tan importante: la calma que encontraba en ella deri-
En la práctica, sus años de formación en París pesaron vaba naturalmente a sus actividades como padre de familia o
poco en la carrera posterior del artista: como autodidacta representante de su país en el extranjero; pintar era su oasis.
aprendió observando el paisaje y volcando sus sentimien-
tos en sus cuadros. Pintaba para sí mismo y evitaba a los
que buscaban la fama o el dinero a través de su arte; por La eternidad del momento
lo mismo, y convencido que los jurados y muchos partici- Orrego Luco no fue un seguidor de las nuevas tendencias que
pantes de los Salones parisinos correspondían al grupo de inundaron y modificaron la escena artística europea de fines
los que usaban el arte para cumplir sus sueños de gloria y del siglo XIX y principios del XX. Pero tampoco sometió
EL IMPRESIONISMO
A mediados del siglo XIX los impresionistas impulsaron, a través de sus originales pinturas, uno de los cambios más importantes
de la historia de la pintura occidental. Los artistas, casi todos de nacionalidad francesa, desafiaron los moldes del arte oficial
buscando una manera de recrear lo más fielmente posible la impresión que tuvieron en el preciso instante en que se enfrentaron
al tema de su pintura. Para capturar el momento, abandonaron sus estudios entre cuatro paredes y salieron con sus óleos y telas a
pintar al aire libre. Además, en sus composiciones dejaron de lado las sombras, los contornos bien definidos y las líneas marcadas,
reemplazándolas por suaves “golpes” de pincel, trazos cortos de óleos de colores puros que se yuxtaponían para generar efectos
tan brillantes y vibrantes como fuera posible. La luz y las atmósferas adquirireron una relevancia nunca antes vista en la pintura:
como la meta era capturar el momento, la coloración de las horas del día y las estaciones del año se convirtieron en claves para
las creaciones de estos pintores. Entre sus principales exponentes estuvieron Monet, Manet, Renoir, Cézanne, Pisarro y Sisley.
A la izquierda. “Paisaje nevado”. (Detalle). Alberto Orrego Luco. Óleo sobre cartón. 23 x 37 cm. Colección particular. A la derecha. “Londres, El Parlamento. Boquete de
sol en la niebla”. 1904. Claude Monet. Óleo sobre tela. 81 x 92 cm. Musée d´ Orsay. París.
el pintor y su época 19
diego velázquez
elección de formatos apaisados, logró que sus obras man- Si durante los años anteriores la paleta de Orrego Luco se
tuvieran un aire de permanencia que era opuesto a las componía mayormente de tonos pastel, en Sevilla, por el
intenciones impresionistas de capturar el instante. contrario, se hizo brillante y la superficie de la tela, lejos
de mostrar la armonía y unidad anteriores, se alborotó en
obras como “Bajo la parra” y “Terrazas de Triana”.
La energía andaluza A pesar que el colorido es ardiente, no le otorga tanta
La celebración del Cuarto Centenario del descubrimiento importancia como a la luz, la que es más intensa y decidida.
de América en 1892 fue una oportunidad especial para Si en Italia la iluminación de sus obras se disipaba con las
que las ex colonias americanas estrecharan lazos con la sombras, en España el sol se impuso en composiciones que
antigua Madre Patria. Por lo mismo, y tras varios años en reflejan la animación de las cálidas atmósferas andaluzas.
las costas italianas y una corta estadía en Chile, Orrego Por primera vez en su pintura aparecieron flores y frutas.
Luco fue enviado a Sevilla como diplomático al servicio Orrego Luco se acercó en estos años a la figura de
del Gobierno de Chile. A pesar de tener que abandonar su Velázquez, de quien fue un gran admirador. La obra que
adorada Venencia, pronto el pintor se consoló en la ciudad más le impactó de este artista fue “Las hilanderas”, con su
española, que lo fascinó, como a otros artistas contempo- distribución maestra de los planos, la atmósfera saturada de
ráneos chilenos, como Juan Francisco González o Alfredo la sala y el colorido de las fatigadas hilanderas; esta obra lo
Valenzuela Puelma, con sus rincones y su mestizaje entre lo fascinaba al punto que, cuando empezaba a hablar de ella,
árabe y lo latino. o de cualquier cuadro del artista español, parecía incapaz
La variedad de sus costumbres, la viveza de sus de detenerse y su voz temblaba de emoción, algo bastante
habitantes y los paisajes que bordean el Guadalquivir lo excepcional en su carácter introvertido y poco locuaz.
motivaron a pintar con un colorido más fresco y dinámico.
Otros dos artistas chilenos, José Tomás Errázuriz y Ramón Subercaseaux, también fueron diplomáticos al mismo tiempo que
Orrego Luco, con quien mantuvieron contacto. Por ello, a los tres se les conoce como los “pintores diplomáticos”. José Tomás
Errázuriz, hijo de una de las familias más acaudaladas del país, fue agregado de Chile en Inglaterra y Francia durante la mayor
parte de su vida, y volvió pocas veces a su tierra natal, por lo que su obra fue poco conocida; se caracteriza por sus paisajes trans-
parentes, de dibujo vigoroso y preciso. Ramón Subercaseaux, por su parte, era cuñado de Errázuriz, y, a diferencia del primero,
estuvo en contacto con su país, en el que vivió largos años, incluso participando en altos cargos de la vida política como Ministro
de Relaciones Exteriores de Arturo Alessandri y donde volvió poco antes de su muerte. Aunque la pintura comenzó siendo un
mero entretenimiento, eventualmente se convirtió en su verdadera pasión; pintó paisajes urbanos, europeos y chilenos y su arte
evolucionó de una mayor severidad en el dibujo en sus primeros años, a un arte suelto y de colores más intensos hacia el final de
su vida. A la izquierda. “Flores en el Mediterráneo”. (Detalle). José Tomás Errázuriz. Óleo sobre tela. 65 x 83 cm. Colección particular. A la derecha. “El Arco de Tito
en Roma”. 1911. Ramón Subercaseaux. Óleo sobre tela. 75 x 62 cm. Colección particular.
el pintor y su época 21
El paisaje chileno
Por las mismas fechas de su exposición, Orrego Luco volvió mostrar el entorno exuberante, de brava geografía y ríos
a Chile: su gestión en España, pasado el IV Centenario, torrenciales que caracterizan esta zona de Chile.
había acabado y el artista quería que sus hijos conocieran la
patria de su padre. Se instaló en el sur del país, en Constitu-
ción: allí vivía en la llamada Isla del Maule, que pertenecía Estadía en génova
a uno de sus tíos. La razón de su instalación en la zona fue En 1897 el Gobierno reformuló el servicio consular para
que el escenario maulino lo atraía enormemente, y ahí se impulsar el comercio y la venta de salitre, que había explo-
puso a pintar con verdadero fervor paisajes y marinas, en tado desde que el país ganara las regiones de Tarapacá y
particular el sector de la “Piedra de la Iglesia”, nombre que Antofagasta en la Guerra del Pacífico. Entre los diplomáti-
recibe una imponente formación pétrea ubicada en la costa, cos que fueron llamados a participar estuvo Orrego Luco, a
en el área sur de la ciudad. quien le ofrecieron el Consulado General de Italia y Suiza,
Pero eventualmente Orrego Luco decidió volver a la que tenía su sede en Génova.
vida citadina para poder entregarles una buena educación Encantado con la idea de volver a vivir a su amada
a sus hijos y se radicó en Santiago. Sin embargo, su esta- Italia, Alberto aceptó la oferta gubernamental; al poco
día en la capital no duró mucho: pronto se hizo amigo de tiempo ya estaba instalado en Europa. Pero aunque el
Manuel Ossa, un ingeniero que estaba a cargo de las obras artista esperaba que esta estadía fuera como la anterior, es
de extensión del ferrocarril en la zona de la Araucanía. decir, que le permitiera seguir pintando al tiempo que ejer-
Admirado del estilo de Orrego Luco, Ossa lo contrató para cía sus tareas diplomáticas, se llevó una amarga sorpresa,
que pintara los avances en las zonas de trabajo. Durante pues no contó con que las obligaciones comerciales contraí-
varios meses el pintor recorrió la selva de la región, cuya das entre los italianos y Chile le obligasen a trabajar tanto
naturaleza agreste le obligó a dejar a un lado el clima de con los interesados. No se trataba sólo de que tuviera poco
utopía que envolvía normalmente sus cuadros, para poder tiempo para pintar, una situación que ya habría afectado al
El pintor diplomático vivió dividido entre Chile e Italia, ambos territorios que declaraba amar y que pintó con la misma maestría. A la izquierda. “Claro
de luna en la costa”. (Detalle). Alberto Orrego Luco. Óleo sobre tela. 36x 56 cm. Colección particular. A la derecha.“Café Florián”. (Detalle). 1886. Alberto Orrego Luco. Óleo
sobre madera. 25,5 x 15 cm. Colección particular.
Tras vencer a peruanos y bolivianos en la Guerra del Pacífico, los chilenos anexaron a su territorio el rico desierto de Atacama,
con sus fantásticos yacimientos salitreros. El mineral era muy requerido alrededor del mundo para la fabricación de pólvora y
como un efectivo abono natural, y al poco andar Chile se convirtió en el primer productor mundial del mineral, monopolizando
el mercado por cuatro décadas y beneficiándose de las enormes sumas de dinero que esta explotación significaba. El Gobierno
chileno le cedió la explotación a los privados, que en su mayor parte fueron extranjeros, ingleses o norteamericanos, pero los
gravó con un importante impuesto. A su vez la industria salitrera impulsó una serie de otras actividades de la economía chilena,
que vivió décadas de gran vitalidad. El método productivo era rudimentario y requería un número importante de obreros; pronto
la pampa se llenó de poblados que crecían con rapidez y en los que vivían los hombres y mujeres que habían migrado desde el sur
buscando oportunidades de trabajo. Las líneas ferroviarias surcaron el desierto y en la década de los veinte finalmente comenzó
la modernización de las oficinas salitreras, en las que el trabajo era duro y las condiciones, en general, malas para los obreros. La
decadencia comenzó tras la Primera Guerra Mundial, cuando el salitre natural debió empezar a competir con el sintético; hasta
1929 el mercado sufrió altos y bajos, pero con la Gran Depresión colapsó definitivamente. “Trabajadores en las salitreras”. Fotografía.
sensible Orrego Luco, que basaba buena parte de su equi- primera vez en su pintura apareció la nieve, que representó
librio sicológico en el ejercicio de su arte, sino que además una y otra vez en tejados, praderas y calles, en combinación
el diplomático nunca había sentido ninguna simpatía por con atardeceres y reflejos luminosos.
los empresarios ni por la burocracia, los que se convirtie- El artista estuvo en la ciudad italiana hasta que lo
ron, entonces, en el centro de sus actividades. Por todo ello, enviaron a su nuevo destino: en 1916, Roma, donde fue
los años en Génova fueron para él y su familia una dura asignado por tres años. Encantado con el cambio, repre-
prueba, aunque al menos financieramente esta asignación sentó el lugar en varios paisajes, todos de perfecta factura,
les permitía vivir de una manera holgada, siempre con la exteriorizando con sus pinceles la emoción de su alma al
austeridad a la que se habían acostumbrado. contemplar el entorno, sin otorgarle mayor interés a las
El constante papeleo y las largas horas en la oficina memorables ruinas o los seductores temas mitológicos.
hacían difícil robar tiempo a su apretada agenda para pintar Pintó a orillas del Tíber, en los montes Albanos y en la
—en una carta a su madre se quejaba de no haber tenido campiña, siempre usando estos motivos como una manera
tiempo para tomar los pinceles en más de un mes—, pero de exteriorizar su alma sensible.
Orrego Luco lo lograba de tiempo en tiempo. En estos años En el intertanto había estallado la Primera Guerra
su arte estuvo marcado por la dedicación con que se abocó a Mundial, algo que el artista vivió con angustia, pero sin
la captura de la luz y por su trazo firme y determinado. Por decidirse a volver al tranquilo y lejano Chile. Sin embargo,
el pintor y su época 23
CHILE Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Regreso a Chile
A pesar de los esfuerzos de los médicos chilenos y del buen lo que no contribuyó a mejorar su ánimo, y el pintor, que
clima del país, a los pocos meses de instalarse en Chile su siempre había sido huraño, terminó por aislarse. Apenas
esposa falleció. Alberto apenas pudo soportar el dolor de la salía de su casa, casi no tenía contacto con otras personas y
pérdida de su compañera; pérdida que venía a sumarse a la como tenía pocos amigos cercanos en Chile tras tantos años
de una de sus hijas, que había sido la más cercana al artista de vivir en el extranjero, recibía apenas visitas. Tampoco
debido a su interés y talento. Se sumió en una profunda tuvo contacto con otros artistas y su única distracción fue
angustia, de la que sólo podía refugiarse en la pintura. El pintar, tarea que pudo continuar incluso sin salir, gracias a
matrimonio de otra de sus hijas lo dejó cada vez más solo, la gran cantidad de croquis que había acumulado durante
El Santiago de los años ‘20 era una ciudad pujante, cada vez más moderna, en la que la electrcidad iluminaba la noche, los tranvías movilizaban a las perso-
nas, cada vez más numerosas, los servicios públicos mejoraban. La actividad cultural bullía en las exposiciones que empezaron a ser organizadas con mucha
mayor frecuencia y en diferentes ambientes, no solamente en los Salones Oficiales. “Calle Catedral, Santiago”. c. 1925. Fotografía. Archivo Fotográfico Chilectra.
La primera generación artística propiamente tal que desafió los principios de la Academia de Pintura fue la “Generación del '13”,
que llamó la atención de los chilenos a principios del siglo XX, especialmente por la obra que desarrollaron entre 1910 y 1915. Estos
artistas rompieron con el estilo pictórico de sus maestros desarrollando un arte de temática social y gran sentido crítico, vertido en
las escenas del día a día, del mundo campesino o de la ciudad. Entre sus principales exponentes estuvieron Pedro Luna, Arturo
Gordon, Exequiel Plaza, Abelardo Bustamante y los hermanos Lobos. Les siguió, a principios de los '20, el “Grupo Montparnasse”,
al que pertenecieron artistas como Luis Vargas Rosas, su mujer Enriqueta Petit, los hermanos Ortiz de Zárate, José Perotti, y en
algunas fases, Camilo Mori. Tomaron su nombre del barrio parisino, que bullía artísticamente con la presencia de artistas de todas
las nacionalidades que inventaban nuevos estilos y maneras de expresarse. Sus miembros conocieron las vanguardias de esa época,
como el cubismo, el fauvismo y el expresionismo y, siguiendo la línea postimpresionista marcada por Cézanne, realizaron su primera
exposición santiaguina en 1923. Fascinados con la idea de la libertad del pintor, no temieron usar diferentes estilos pictóricos en sus
obras, reaccionar contra el arte académico e indagar en nuevas formas de representación. A la izquierda. “La viajera”. (Detalle). 1928. Camilo
Mori. Óleo sobre tela. 100 x 70 cm. Colección Museo Nacional de Bellas Artes. A la derecha. “Naturaleza muerta”. (Detalle). 1924. Luis Vargas Rosas. Óleo sobre tela. 55 x 41 cm.
Colección particular.
el pintor y su época 25
26 alberto orrego luco
Belleza europea
obras y análisis 27
Belleza europea
El artista vivió dividido entre los dos continentes, Europa la ciudad con gran detalle. Estos detalles están hábilmente
y América, donde se encontraban los países en los que le compuestos con trazos cortos de colores sabiamente elegi-
gustaba vivir: Italia y Chile. dos, y en conjunto permiten al artista reconstruir en la tela
Su ciudad favorita, sin embargo, no estaba en duda: lo visto; pero habiendo pasado por el filtro del sentimiento
era Venecia, de la que se enamoró a primera vista en su del artista, estas construcciones se llenan de su fuerza y
juventud y que inspiró algunos de sus mejores cuadros. poesía. En “Columnas de San Marcos”, por ejemplo, el
Recorrió la ciudad de los canales hasta el último rincón, personaje que da alimento a las palomas parece desapa-
y la capturó en sus telas, con la elegancia y la paz que la recer al amparo de la columna en la que se apoya y ésta,
caracterizaban. En sus cuadros, la ex República del Dogo llena de arabescos y realzada por los rojos que la rodean,
adquiere un aspecto casi etéreo, como suspendida en el adquiere protagonismo.
tiempo; abandonada a la vera de la historia tras siglos de ser La Laguna de Venecia y los barcos que la surcan
independiente y poderosa, la ciudad italiana parece vegetar fueron tema de muchas de sus pinturas. En ellas la ciudad
esperando que vuelva la gloria y jactándose, mientras tanto, parece envuelta, siempre, en una perpetua paz. La luz brilla
de lo que queda de esa belleza. en las cúpulas de los edificios y cambia según las horas: la
Sus atmósferas, que cambian bruscamente depen- transparencia y claridad del mediodía es reemplazada por
diendo de las horas y las condiciones climáticas, fueron la bruma de la mañana, envolviendo a Venencia en un aura
sabiamente aprehendidas por Orrego Luco, quien gracias a de misterio acentuada por las góndolas y los canales. Los
sus trazos cortos y al sabio dominio de los colores fue capaz cielos claros, lechosos como el agua, parecen ajenos a lo
de imprimir en sus telas la transparencia del mediodía en el que sucede en la tierra, acentuando la sensación de que el
Gran Canal, la brumosidad del atardecer y la inquietud de tiempo está “suspendido”.
la misteriosa noche en las calles de Venecia. Orrego Luco también “miró” la ciudad desde la costa
Atento observador, el artista pintó también muchas del Lido. En estos cuadros la magnificencia desaparece
escenas en las que, poniendo a primera vista el acento en para dar importancia a la vida de los alrededores, con sus
las personas, presentó a la ciudad italiana con sus edificios campesinos pobres y sus pescadores a la vera del camino
y vitalidad. Sus personajes carecen de detalle, son formas que comtemplan la ciudad frágilmente construida sobre
que pululan y dan una razón de ser a sus tomas; porque las islas.
Orrego Luco pinta los edificios y monumentos propios de
obras y análisis 29
30 alberto orrego luco
barrio residencial en venecia
técnica Óleo sobre madera
dimensiones 18 x 27 cm
colección Particular
obras y análisis 31
32 alberto orrego luco
café florián
columnas de san marcos año 1886
técnica Óleo sobre tela técnica Óleo sobre madera
dimensiones 36 x 47 cm dimensiones 25,5 x 15 cm
colección Particular colección Particular
obras y análisis 33
plaza de san marcos, venecia plaza de venecia
técnica Óleo sobre tela técnica Óleo sobre tela
dimensiones 38 x 60 cm dimensiones 36,5 x 22 cm
colección Particular colección Particular
obras y análisis 37
38 alberto orrego luco
vista de venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 103 x 117 cm
colección Particular
obras y análisis 39
yates en rapallo
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 47 x 61 cm
colección Particular
obras y análisis 41
velero en venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 38 x 54 cm aprox.
colección Particular
obras y análisis 45
atardecer en venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 35 x 75 cm
colección Particular
obras y análisis 51
52 alberto orrego luco
terrazas de triana,
sevilla
año 1893
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 58 x 98 cm
colección Particular
obras y análisis 53
el gran canal
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 24 x 35 cm
colección Particular
obras y análisis 55
56 alberto orrego luco
obras y análisis 57
58 alberto orrego luco
mariscadores del lido
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 29 x 54 cm
colección Particular
atardecer en la ribera
del sena
año 1889
técnica Óleo sobre cartón
dimensiones 38 x 64 cm
colección Particular
obras y análisis 59
bosque de barbizon
técnica Óleo sobre madera
dimensiones 15,5 x 23,5 cm
colección Particular
obras y análisis 61
62 alberto orrego luco
paisaje
técnica Óleo sobre tela
colección Particular
obras y análisis 63
paisaje de sevilla
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 58 x 98 cm
colección Banco Estado
obras y análisis 67
El encanto de Chile
Alberto Orrego Luco pintó mucho su país de nacimiento, espacios europeos. En vez de destacar en la costa chilena la
al que incluso volvió con sus hijos y su esposa europeos, fuerza y lo inhóspito del océano Pacífico, que corresponde
demostrando su amor por “el terruño”. a la mirada de los artistas extranjeros a principios del siglo
El artista representó las ciudades y los campos de Chile, XIX, Orrego Luco pinta escenas casi pastoriles: costas
y en ambos se repitieron los aires calmados que caracteri- calmas, que invitan a descansar en las suaves dunas y luego
zaron sus vistas de Venecia, una cierta atemporalidad que lanzarse a las tranquilas aguas del mar, aprovechando de
traspasa toda su obra. beber la líquida y transparente atmósfera que da sus colores
El Santiago de sus cuadros es una ciudad de aires euro- brillantes a la playa chilena.
peos, melancólica a pesar de su movimiento. Una vez más, Sus naturalezas tampoco dan prueba de la magnificen-
la habilidad para plasmar atmósferas fue clave para acen- cia que hace sentir pequeño al hombre que otros viajeros
tuar el potencial expresivo de los atardeceres en las calles vieron en territorio chileno y, antes que el artista diplomá-
santiaguinas o el mediodía en los parques, en obras de gran tico, habían fijado en óleos de gran expresividad. Mientras
armonía. Las luces de la tarde en la ciudad y la calma de la fuerza del sentimiento impresa en las obras pintadas a
Santiago evocan la placidez de sus pinturas venecianas. Los lo largo del siglo XIX por chilenos y, especialmente, por
cielos del atardecer de la capital son oscuros, en diferentes extrajeros, no se pierde en las telas de Orrego Luco, la
tonos de grises, pero al fondo están cargados de colores que grandiosidad natural del paisaje chileno parece distante. En
iluminan la escena. En estos cuadros de la ciudad se per- estas telas de pasta liviana, con trazos cortos, casi puntos,
cibe una mirada que interpreta la realidad nacional a través los paisajes parecen, como Venecia, ajenos a los hombres
de los ojos de quien ha vivido mucho tiempo en Europa: que las observan. Están ahí, fuera del tiempo, con sus aguas
las ciudades chilenas adquieren un aire europeo, moderno, calmadas y brillantes, sus árboles orgullosos, su aspecto de
pero a la vez fuera del tiempo. naturaleza virgen. En los paisajes tapados de nieve del sur
Sus personajes aquí, como en Europa, carecen de par- chileno, la naturaleza que podría aparecer con un cariz duro
ticularidades que los hagan reconocibles. Son un foco de la parece bañada por la belleza glacial del blanco, rematado
tela, pero no son protagonistas reconocibles sino pretextos por espasmos de color del atardecer o el amanecer en sus
para pintar, como ocurre, por ejemplo, en “La laguna del cielos en los que la sensibilidad del artista se manifiesta.
Parque Cousiño”.
Cuando pinta las playas chilenas también lo hace
con una sensibilidad que busca, en territorio nacional, los
obras y análisis 69
alameda en 1898
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 48 x 55 cm
colección Particular
obras y análisis 71
cascada del río bueno
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 138 x 104 cm
colección Pinacoteca Universidad de Concepción
obras y análisis 73
paisaje con orilla de mar
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 16 x 22 cm
colección Particular
obras y análisis 75
playa de constitución
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 30 x 50 cm
colección Particular
obras y análisis 77
78 alberto orrego luco
constitución
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 25 x 35 cm
colección Particular
obras y análisis 79
roquerío en el mar
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 34 x 50 cm
colección Particular
obras y análisis 85
paisaje del sur
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 89 x 149 cm
colección Banco Estado
obras y análisis 91
92 alberto orrego luco
paisaje nevado
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 51 x 75 cm
colección Particular
obras y análisis 93
atardecer
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 34 x 39 cm
colección Particular