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origo ediciones —editorial pionera y líder en la publicación de libros

de alta imagen— decidió publicar esta Colección de Pintura Chilena


del Siglo XIX con motivo del Bicentenario de la Independencia de
Chile. Nuestra intención siempre ha sido difundir el patrimonio
cultural de Chile: su geografía física y humana, sus productos
emblemáticos como el vino y la gastronomía local y, por supuesto, su
arte. Ésta es la primera colección de monografías de pintura chilena
que llega al público masivo con una calidad y excelencia superiores,
que sólo Origo puede lograr.

El Editor

PINTURA CHILENA DEL SIGLO XIX


es una colección de libros ORIGO

Alberto Orrego Luco


Dirección Editorial
Hernán Maino
Edición Ejecutiva
María Alejandra Dulcić
Asesoría Historiográfica y Editorial
Isabel Cruz de Amenábar
Producción
Alejandra Valenzuela
Investigación y Textos
Ana Francisca Allamand
Teresa Huneeus
Fotografía
Archivo Origo
Diseño
Isabel Fernández
Producción Gráfica
Marcelo Baeza

Origo Ediciones
Padre Alonso de Ovalle 748
Santiago de Chile
www.origo.cl

© 2008 Origo Ediciones


i.s.b.n. 978-956-316-026-0

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Nota: Origo Ediciones realizó un minucioso proceso de


investigación para recopilar la información entregada en
esta colección. En contadas excepciones, algunas obras no
cuentan con registro conocido de su nombre, ubicación
o tamaño. En esos casos hemos omitido la información.
Otras, existen en lugares de muy difícil acceso, por lo que
hemos considerado sus medidas aproximadas, según los
registros a los que tuvimos acceso.

Impreso en Origo China  此書於2008年6月於中國完成印刷。

2 alberto orrego luco


Contenido

04 Introducción: Alberto Orrego Luco

10 El pintor y su época
12 Primeros años
12 Formación en París
15 El pintor diplomático
16 El atardecer de Venecia
18 La eternidad del momento
20 La energía andaluza
21 Triunfos artísticos
22 El paisaje chileno
22 Estadía en Génova
24 Regreso a Chile

26 Obras y análisis
28 Belleza europea
68 El encanto de Chile

96 Índice de obras
Introducción

Los cambios políticos, económicos, sociales y culturales

se sucedieron con rapidez en Chile durante el siglo XIX y

principios del siglo XX. Estos cambios tuvieron aspectos

positivos; como el crecimiento económico, la maduración

creciente del escenario político y la aparición de la clase

media, y otros algo oscuros, como las constantes crisis

eonómicas, las tensiones políticas resueltas a través de la

violencia, en especial en la Guerra Civil de 1891 y la creciente

importancia de la “cuestión social”. En este ambiente lleno de

contradicciones florecieron las artes nacionales, que poco a

poco fueron abandonando los moldes del academicismo que

imperó en el siglo XIX y tomaron aspectos de las novedades

pictóricas europeas, las que reinterpretaron para dar luz a un

arte propiamente chileno.

autorretrato
técnica Óleo sobre madera
dimensiones 34 x 22 cm
colección Particular

4 alberto orrego luco


introducción 5
Alberto Orrego Luco vivió una existencia dividida entre las que se cultivaba en la zona central y la plata y el cobre del
tierras italianas y su patria, pero nunca dejó de estar al tanto Norte Chico. Además, el desarrollo de lo comercial con-
de los vertiginosos cambios políticos, sociales y económi- llevaba la fundación de bancos, por lo que fue imperativo
cos que vivió Chile entre la segunda mitad del siglo XIX que se dictara, en 1860, una Ley de Bancos, inexistente
y la primera del siglo XX; no sólo porque su carrera como hasta la fecha.
diplomático se vio afectada por los nuevos escenarios que se
sucedían, especialmente el boom del salitre que por su impor-
tancia como abono y componente esencial de los explosivos
puso a Chile en una situación privilegiada en el panorama
internacional, sino también por la preocupación de este
hijo de la elite por los problemas que conllevó en Chile y el
mundo el creciente problema de la “cuestión social”.
La década del nacimiento del artista fue pródiga en
conflictos políticos. Las tensiones entre liberales y conser-
vadores se resolvieron en dos ocasiones —1851 y 1859— a
través de revoluciones, de las que salieron vencedores los
conservadores. Sin embargo, los liberales fueron ganando
el apoyo de porciones importantes del país. Además, en los
años que vinieron, apareció un nuevo referente político, el
Partido Radical, que agrupó a los liberales más extremos, a
los grupos sociales ligados al artesanado, a los mineros y a las colonias italianas
quienes se oponían a la influencia de la Iglesia Católica.
A pesar de estas crisis, la economía del país seguía su Los primeros italianos que llegaron a Chile lo hicieron
crecimiento. La riqueza estaba todavía asociada al mundo durante la Colonia: eran religiosos franciscanos y jesuitas
que vinieron a evangelizar a los nativos. En los inicios de
rural y a la explotación minera, y el comercio tenía como
la República algunos inmigrantes de la Península Itálica
epicentro la ciudad de Valparaíso. Este progreso chileno se instalaron en Chile, pero fueron pocos. La verdadera
tuvo una fundamental impronta internacional, pues el oleada llegó entre 1880 y 1930. Estaba compuesta por
arribo de extranjeros de todas partes del mundo, espe- quienes habían llegado a América con destino a Argentina
cialmente de ingleses, franceses, alemanes e italianos que o Brasil pero, disconformes con las oportunidades de esas
se instalaron a lo largo y ancho del país, permitió contar tierras, siguieron a este lado de la cordillera de los Andes.
Se calcula que más de diez mil italianos llegaron como
con gente preparada y ansiosa de trabajar para mejorar
inmigrantes a nuestro país en esta época, principalmente
sus condiciones de vida en el nuevo escenario al que lle- hombres jóvenes que se ubicaron en las áreas urbanas de
gaban a vivir. Además, la presencia de estas colonias en Santiago y Valparaíso. Pronto se mezclaron con la clase
suelo nacional motivó a Chile y a los los países de origen media y ejercieron actividades ligadas al comercio, la
de los grupos más importantes a acercar relaciones, lo que industria y el ejercicio de las profesiones liberales. Luego
marcaría el rumbo de la diplomacia entre chilenos y euro- ampliaron su participación a las industrias, especialmente
la alimenticia, donde marcaron un cambio en la dieta de
peos a comienzos del siglo XX, especialmente al estallar la
los chilenos, construyendo modernas fábricas de pastas:
Primera Guerra Mundial. los más exitosos fueron los empresarios Augusto Carozzi
En las décadas de 1850 y 1860 el crecimiento eco- y Leopoldo Lucchetti.También impactaron la industria
nómico tuvo directa relación con la exportación de trigo de la ropa: en 1889 Salvatore Falabella abrió la primera
gran sastrería del país. “Familia italiana en el barco Capitán Pastene”.
c. 1904. Fotografía.

6 alberto orrego luco


La Guerra del Pacífico enfrentó a Chile con Bolivia y Perú, dueños respectivamente de las zonas de Antofagasta y Tarapacá. Aunque la toma de las zonas
del norte del país significó campañas relativamente rápidas —poco más de un año después del estallido del conflicto ya estaban en manos chilenas—,
ganar la guerra costó bastante pues los peruanos se escabulleron a la sierra de su país y hostilizaron a sus enemigos mediante una efectiva “guerra de
guerrillas” que duró alrededor de dos años. “Morro de Arica. Cañón capturado”. Fotografía. Colección Museo Histórico Nacional.

En esos años los chilenos se empezaron a instalar en depósitos de salitre. Éstos, a diferencia de la situación previa
los territorios bolivianos de la región de Antofagasta para a la guerra, pronto comenzaron a ser explotados por extran-
explotar la nueva riqueza mineral descubierta en la zona: el jeros, pero Chile se benefició de todas maneras gracias a los
salitre. La importancia creciente del mineral en el mundo impuestos que debían pagar al Estado por la explotación del
industrializado —por una parte por su excelente calidad mineral. La afluencia de dinero permitió la expansión de los
como abono natural que permitía incrementar de forma servicios fiscales y un aumento del número de centros urba-
decisiva la producción agrícola, y por otra por su impor- nos en el Norte, al tiempo que las demás áreas productivas
tancia al momento de producir explosivos en un mundo del país se veían beneficiadas por las nuevas necesidades
en que las potencias se armaban aceleradamente—, atraía asociadas a la expansión del salitre; por ejemplo, aumenta-
el interés de los empresarios de Chile, quienes veían cómo ron los cultivos de trigo del sur para alimentar a la creciente
el precio del producto en los mercados internacionales no población nortina, y creció la explotación de carbón en
dejaba de escalar. Todo parecía ir viento en popa, pero la Lota, necesaria para impulsar la industria salitrera.
progresiva tirantez de los lazos entre los productores chile- Políticamente, el país sufrió un remezón en 1891, al
nos y el Gobierno boliviano, que culminó con el aumento dividirse en su apoyo u oposición al presidente José Manuel
unilateral de los impuestos con que se penaba a los pro- Balmaceda: la fractura política entre quienes apoyaban a
ductores en abierto desafío a los tratados firmados entre Balmaceda y quienes rechazaban su figura era tan acusada
Chile y Bolivia, llevaron al Gobierno a declarar la guerra que terminó en una Guerra Civil. La causa puntual de su
a ese país. estallido fue la negativa por parte del Congreso de aprobar
El conflicto se desarrolló entre 1879 y 1883, y el la Ley de presupuesto para el año 1891, ante lo cual el pre-
vencedor fue nuestro país, que se anexó las zonas de Tara- sidente decidió aprobar él mismo el presupuesto del año
pacá y Antofagasta con el desierto de Atacama y sus ricos anterior. Sus opositores consideraron que esto era un acto

introducción 7
carlos ibáñez del campo

Nació en Linares en 1877, y apenas pudo entró a la vida


militar, donde ascendió con rapidez. El coronel entró en
política en 1924 liderando a un grupo de oficiales que
expresaron su molestia contra el Parlamento con el deno-
minado “ruido de sables” (por el ruido que produjeron los
oficiales con sus armas), y consiguieron que finalmente se
aprobaran las leyes sociales que el Presidente Alessandri
prometiera en 1920. En los años que siguieron, Ibáñez
se involucró cada vez más en política, como Ministro de
Guerra en los gobiernos de transición. En 1927 arrasó en
las elecciones presidenciales y, una vez en el cargo, some-
tió a la oposición a través de la censura y la sumisión de
los movimientos sindicalistas. Pero la gente estaba con-
tenta, pues el país vivía un periodo de auge. Ibáñez puso
en marcha un impresionante programa de obras públicas,
otro de apoyo a la industria local, mejoró la adminis-
tración pública y creó importantes instituciones, como
la Contraloría General de la República, Carabineros de
Chile y la Fuerza Aérea. Sin embargo, la crisis de 1929
y el endeudamiento público llevaron a un colapso del
sistema económico que generó un enorme descontento y
llevó a una huelga general; finalizó en 1931 con la renun-
cia de Ibáñez. Tras un par de intentos fallidos de volver a
la Moneda, en 1952 arrasó en las elecciones, con la pro-
mesa de “barrer” con los políticos, pero fue un periodo de
problemas económicos y protestas sociales. Ibáñez dejó la
presidencia en 1958, ya casi sin arrastre político. Murió el
28 de abril de 1960. “Carlos Ibáñez del Campo”. Fotografía.

inconstitucional y dictatorial y, apoyados por la Armada, se que el natural, y la industria que explotaba las calicheras
alzaron el 7 de enero de 1891. Tras ocho meses en armas, del norte vio cómo sus precios caían abruptamente en el
era claro que los rebeldes llevaban la ventaja; Balmaceda se mercado internacional.
vio obligado a renunciar y finalmente se suicidó el 19 de Esta crisis económica golpeó especialmente a la cre-
septiembre de ese mismo año. ciente clase trabajadora urbana, que se había formado al
Con esto comenzó una época de preponderancia del alero del crecimiento económico del país en el siglo XIX.
Congreso, conocida como “República Parlamentaria”, que Cuando el campo ya no fue un ambiente muy atractivo
duró hasta 1925. Durante este periodo el gobierno chileno, para los chilenos que buscaban trabajo, el norte salitrero
que pronto recuperó su reputación como país ordenado y y las ciudades, especialmente Santiago y Valparaíso, se
eficiente, la que se había visto afectada por la crisis polí- convirtieron en los destinos que los hombres y mujeres en
tica, se instaló en el panorama internacional como el gran condición de pobreza empezaron a privilegiar, buscando
productor de salitre, y comenzó una importante y exitosa encontrar oportunidades que les permitieran mejorar sus
campaña internacional para posicionar el producto alrede- condiciones de vida. A mediados del siglo XIX casi un
dor del globo, desde Europa hasta China. 80% de los chilenos vivía en zonas rurales, lo que empezó
En 1914 estalló al Primera Guerra Mundial; mien- a cambiar con la mencionada “migración campo-ciudad”.
tras duró, la neutralidad chilena benefició a país por el Ninguno de los destinos era la panacea: en las ciudades la
aumento de los costos del salitre. Sin embargo, durante la falta real de oportunidades condenaba a los recién llega-
guerra se había inventado el salitre sintético, más barato dos a una vida pobre en los suburbios, en los que las malas

8 alberto orrego luco


Alberto Orrego Luco vivió sus últimos años en Santiago. La ciudad había cambiado mucho desde el nacimiento del artista: por sus calles pavimentadas
corrían los tranvías eléctricos y los automóviles y los edificios de inspiración europea dominaban las construcciones del centro. También habían proble-
mas: buena parte de la creciente población, alimentada por la migración campo-ciudad, vivía en la miseria.“Tarde en la Alameda”. Alberto Orrego Luco. Óleo
sobre tela. 63 x 98 cm. Colección particular.

condiciones de higiene, sumados al estrés y al hacinamiento la dependiente economía del país, una de las más afectadas
habían elevado las tasas de mortalidad y empeorado las del globo.
condiciones de vida; en las zonas mineras la situación tam- Los cambios artísticos no habían sido menos vertigino-
bién era dramática, pues en ellas se trabajaban largas horas a sos: si al momento de nacer Orrego Luco el academicismo
cambio de malos pagos, muchas veces hechos en fichas que campeaba en el ambiente, marcado por el neoclasicismo y
sólo tenían valor en las tiendas de las oficinas salitreras. avivado por el romanticismo con leves toques realistas, a su
Progresivamente estas malas condiciones de vida de muerte las revoluciones de los “ismos” —fauvismo, cubismo,
los trabajadores, un tema que desde mediados del siglo XIX expresionsimo, futurismo, dadaísmo, surrealismo— ya
generaba encarnizadas polémicas en el panorama europeo, habían tenido lugar, siendo aceptadas por los artistas
empezaron a preocupar a los intelectuales chilenos, moti- europeos. En Chile el academicismo había sido la norma
vándolos a reflexionar sobre la que sería conocida como seguida por la mayoría de los artistas hasta comienzos del
la “cuestión social”. Como no parecía haber respuesta por siglo XIX, a excepción de un grupo de pintores singulares,
parte de las elites que gobernaban, comenzaron las huelgas como Juan Francisco González, quienes habían encontrado
y la tensión social, que nadie parecía capaz de controlar. su propia manera de expresarse, con una pintura más libre
La crisis afectó la política nacional. Arturo Alessan- que no seguía las líneas de la Academia. Para 1934, año
dri fue el primer político que convenció a las “masas”. Se de la muerte de Alberto Orrego, ya se contaban, al menos,
ganó el apoyo nacional y resultó elegido Presidente de la tres generaciones artísticas que habían rechazado la severi-
República en 1920. Sin embargo, el Congreso limitó en la dad de la academia decimonónica: la “Generación del '13”,
práctica los cambios sociales prometidos, y fue necesario el “Grupo Montparnasse” y la “Generación del '28” que
que los militares amenazaran al Congreso para que éste habían adherido a las nuevas tendencias europeas.
aprobara, finalmente, las leyes en 1924. El presidente se El arte de Alberto Orrego Luco, acentuadamente per-
retiró del país y una Junta Militar se hizo del poder, pero sonal, tuvo poco que ver con las nuevas tendencias en boga
un año después pidieron a Alessandri que volviera, a lo en el mundo artístico a partir de los impresionistas y, aunque
que accedió a condición de poder dictar una nueva Cons- su habilidad para pintar atmósferas y sus trazos sueltos
titución. La calma política duró poco: en mayo de 1927, pudieran acercarlo a este último grupo, fue realmente un
y tras un par de complejos años políticos, asumió la pre- autodidacta que, enamorado de la pintura, buscó a lo largo
sidencia el general Carlos Ibáñez del Campo, quien tuvo de su vida la técnica y el tono cromático que mejor pudiera
que enfrentar la Gran Depresión de 1929, y que destruyó expresar, en la tela, su especial carácter. 

introducción 9
Alberto Orrego Luco
1854-1931

Nacido en la convulsionada segunda mitad del siglo XIX,

Orrego Luco fue un artista dividido: entre el amor por su

Chile natal y su fascinación por Europa; entre su pasión

por el arte y sus obligaciones como diplomático; entre su

ascendencia de elite y su creencia en la igualdad de los

hombres. Aunque estuvo interesado en los problemas de

la sociedad de su época, no fue un hombre que actuara

directamente sino que más bien optó por la solitaria

ref lexión respecto de esos temas. Las tensiones que

dividían su alma no se manifestaron, sin embargo, en su

arte calmado y armónico, que tuvo como protagonista “Autorretrato”. Óleo sobre tela. 58 x 40 cm. Colección
particular.
los paisajes y escenas de sus lugares favoritos: Venecia

y Chile.

vista de venecia (detalle)


técnica Óleo sobre tela
dimensiones 103 x 117 cm
colección Particular

10 alberto orrego luco


el pintor y su época 11
Primeros años
Alberto Orrego Luco nació en Valparaíso el 10 de abril de
1854 en una familia tradicional. Su padre, Antonio Orrego
Garmedia, descendía de ricos terratenientes y su madre,
Rosalía Luco y de la Barra, pertenecía a una antigua fami-
lia santiaguina, que por su apoyo a la causa realista en las
guerras de Independencia se había distanciado de la vida
pública. Tuvo dos hermanos; Augusto que fue médico y “Malecón de Valparaíso”. c. 1900. Fotografía. Colección Museo Histórico Nacional.

Luis que fue político, también muy reconocidos en el medio


cultural chileno en los años que vendrían. Su familia estuvo organizada por el intendente Benjamín Vicuña Mackenna:
siempre marcada por la culta impronta de doña Rosalía, obtuvo una mención honrosa, logro promisorio para un
quien se encargó de enseñar a sus hijos diferentes lenguas y pintor joven y carente de experiencia.
motivarlos para que conocieran el mundo.
Los primeros años de Alberto transcurrieron en su
Valparaíso natal, que por aquel entonces era un activo Formación en París
puerto comercial con marcada influencia inglesa y era la Incentivado por su madre, Alberto se embarcó en 1873, a
ciudad más cosmopolita y activa de Chile. Estudió junto a los 19 años, rumbo a Europa. Iba con varios amigos, entre
sus hermanos en el Colegio Inglés de Mathews y Linacre, los que se encontraban su cuñado Pedro Lira, y Manuel
pero pronto tuvo que cambiarse de establecimiento y de Barros Borgoño, Vicente Izquierdo, y Guillermo y Francisco
ciudad, debido a la mala situación económica por la que Puelma. El grupo completo se dirigía al Viejo Continente
pasaba su familia. Reubicados en Santiago, Alberto con- para estudiar, pero mientras algunos iban a perfeccionarse
tinuó sus estudios en el Instituto Nacional, y comenzó a artísticamente, como Pedro Lira, la meta incial de Orrego
seguir cursos de pintura, que le gustaban mucho pero a los Luco era estudiar medicina en la Universidad de la Sor-
que no se dedicó con especial tesón, pues otras actividades bonne. La ascendencia de su cuñado artista no dejaría de ser
le quitaban buena parte de su tiempo. importante para el joven, no sólo en el plano estético sino
En 1872, cuando tenía 18 años, el joven se dio a como figura de autoridad y como referente, especialmente
conocer por primera vez en los círculos públicos del arte porque a Alberto le costaba mucho hacer amistades, por su
chileno al participar en la Exposición del Artes y Oficios, carácter retraído, y se aferraba a quienes ya estaban en su
popularmente conocida como la “Exposición del Mercado”, círculo, con los que podía expandirse sin dificultad.

luis orrego luco

El menor de los hermanos Orrego Luco nació el 18 de mayo de 1866 en Santiago. Estudió leyes en la Universidad de Chile,
pero se dedicó a la escritura que le permitía desarrollar sus diversos intereses políticos e intelectuales, y se convirtió en uno de
los mejores cronistas del país; escribía en los diarios “La Época” y “La libertad electoral”, publicando cuentos y comentarios
políticos. Entre sus amistades, con las que se reunía en su tertulia literaria, estuvieron Rubén Darío y Pedro Balmaceda Toro. Su
primera publicación, que trataba un tema político, fue dada a conocer en 1890 y su título era El gobierno local y la descentralización:
Europa-Estados Unidos-Chile. Tras la Guerra Civil se dedicó a la política, pero no dejó de escribir. En 1896 se casó con María
Vicuña Subercaseaux, hija de Benjamín Vicuña Mackenna, y publicó una recopilación de novelas cortas escritas en Santiago y
Madrid. Su primera importante novela Un idilio nuevo, fue publicada en 1900; ocho años después publicó su gran novela Casa
Grande, que le ganó el respeto de la comunidad literaria chilena. En los años que siguieron publicó más libros, trabajó en prensa
y se destacó como cientista político, publicando numerosos libros sobre tratados internacionales y asuntos de Chile con los países
fronterizos.Su última novela publicada fue Playa Negra. Murió el 3 de diciembre de 1948, sin haber terminado sus memorias.

12 alberto orrego luco


augusto orrego luco

Nació en Valparaíso el 2 de mayo de 1849. Aunque en 1866


se matriculó en derecho, un año después optó por la medi-
cina, que estudió en la Universidad de Chile. Se interesó en
el estudio de las enfermedades mentales, curso que dictó en
la Universidad de Chile hasta 1907 y llegó a ser el neuró-
Apenas llegado a la Ciudad Luz, el chileno se instaló logo más importante de Chile en el siglo XIX. En paralelo,
en el Barrio Latino, que atraía a jóvenes —y no tan jóve- empezó su carrera política al ser elegido como diputado por
nes— de todo el mundo gracias a su ambiente burbujeante Santiago en 1876; en 1887 fue reelecto y al año siguiente
y cosmopolita en el que se discutían fervorosamente los se hizo cargo de la Presidencia de la Cámara de Diputados.
temas más variados y de donde surgía buena parte de las También desarrolló sus habilidades para el periodismo.
Comenzó en 1868 en la redacción del diario “La Patria” y
nuevas ideas que iban cambiando la cara del mundo. En
luego participó en el diario satírico “El Chirivari”; fundó,
este entorno estimulante, Alberto conoció el pensamiento en 1872 “La Revista de Santiago”; en 1887 se le encargó
político de León Gambetta y la filosofía de Ernest Renan: la redacción de “El Mercurio”. Cuando el conflicto contra
mientras el primero era un masón convencido y propugnaba el Presidente Balmaceda estalló en 1891, Augusto Orrego
el sufragio universal y la supresión de títulos nobiliarios y Luco fue uno de los diputados que firmó el acta de deposi-
del Ejército para fortalecer la democracia, el segundo era el ción del gobernante. En 1894 fue nombrado presidente de
la Sociedad Médica y en 1896 presidente de la Asociación
autor de la controversial teoría de que Jesús habría sido, en
de la Prensa. Dos años después fue Ministro del Interior
realidad, un anarquista en su época. Esta nueva orientación y de Instrucción Pública. Se retiró de la vida pública en la
adoptada por el joven Orrego Luco reemplazó la fe católica década de 1910 y se instaló en Vaparaíso junto a su esposa,
que profesaba en Chile y se convirtió en un crítico de la Martina Barros Borgoño, donde murió en 1933.
Iglesia. También terminó de afianzarse en su alma la con-
vicción de la necesidad de cambiar las condiciones sociales
imperantes en la época y lograr cada vez más la igualdad para llegar finalmente a la pintura, buscando dar con la
entre los hombres. mejor “técnica” para conmover las almas de los hombres.
Para seguir su recientemente encontrada veta, Alberto En un primer momento, y siguiendo la tendencia escultó-
se concentró primero en la escultura y luego en la música, rica romántica que prefería las figuritas y los bajorrelieves

París estrenaba nueva cara cuando Alberto Orrego Luco llegó, en 1874. En 1870 el barón Haussmann había terminado el encargo de Napoleón III
de repensar el plano urbano. El resultado fue una ciudad de grandes bulevares, con un detallado programa de cuidado de los edificios y mejoras en
los servicios públicos que pronto empezaron a copiar en el resto del mundo industrializado. “Vista de la Ciudad Luz” c. 1890. Fotografía.

el pintor y su época 13
academia julian

La Academia Julian, fundada en París en 1868, fue una


de las academias privadas de pintura más prestigiosas
del París de fines del siglo XIX. Estaba situada cerca
del Louvre, y se hizo un nombre por la calidad de sus
profesores y alumnos, al punto que pronto obtuvieron el
permiso para postular sus cuadros al renombrado Premio
de Roma; esto le dio un estatus a nivel oficial. El estilo de
enseñanza era muy diferente al de la Academia de Bellas
Artes: en Julian, los alumnos tenían mayores libertades e
incluso abrieron talleres especiales donde las mujeres, que
hasta 1897 no fueron admitidas en la Escuela de Bellas
Artes, pudieran estudiar arte. Su popularidad le llevó a
abrir dos sedes más, pues como aceptaban aficionados y
extranjeros, que tenían grandes dificultades para acceder
a la Academia de Bellas Artes, tenían un enorme flujo de
estudiantes. Algunos artistas contemporáneos a Orrego
Luco que pasaron por sus aulas fueron León Bakst, Jean
Dubuffet, Marcel Duchamp, Jacques Villon, Édouard
Vuillard y Henri Matisse.“Portada de la revista de L’Académie
Julian”. París, N.3, Enero de 1903, Biblioteca Nacional de Francia.

a las grandes esculturas, Alberto desarrollaba su habilidad la que años más tarde acudirían Valenzuela Llanos y Valen-
en pequeñas formas. De hecho, se cuenta que cuando iba zuela Puelma, entre otros chilenos. En ese ambiente menos
a visitar a sus amigos y no los encontraba, prefería dejar- rígido que el taller de Cabanel, el artista pudo dar vuelo a
les figuritas de greda antes que recados en papel. Luego, su mundo interior y creó con más tranquilidad.
decepcionado por la falta de grandiosidad de la escultura, La escena pictórica de París por esos años enfrentaba a
optó por la música y trató de lograr el manejo del violín, un los seguidores de dos tendencias: los románticos, que hasta
instrumento que causaba fascinación en su Barrio Latino. entonces la dominaban, y los realistas, con su amor por
Sin embargo, ninguna de estas disciplinas terminaba de pintar las cosas “tal cual se ven” y su gusto por los temas
convencerlo; finalmente redescubrió la pintura. de denuncia de los problemas que enfrentaban día a día los
Ésta le encantaba y, aunque trató de combinarla con campesinos y obreros.
su amor por las ciencias, finalmente dejó sus estudios de A pesar de tener ideas muy progresistas en materia
medicina para poder dedicar todo su tiempo a las telas y social, el artista nunca adhirió en pintura a la tendencia
los pinceles. Este cambio de vida era desafiante y podría realista, pues consideraba que instrumentalizaba el arte
haber generado problemas en su conservadora familia, poniéndolo al servicio de la concientización de los pro-
pero el hecho de que su padre hubiera muerto poco tiempo blemas de la clase proletaria. Aunque Orrego Luco creía
antes le permitió sortear las dificultades familiares al tomar necesario abrir los ojos de la sociedad, detestaba el uso
esta decisión. Empezó a estudiar pintura formalmente en del arte para estos propósitos, pues creía que éste era una
el taller de Alexandre Cabanel (1823-1889). El aprendi- expresión de la belleza desinteresada y, puesto a elegir,
zaje no fue fácil: Cabanel era un maestro académico muy decidió seguir los lineamientos soñadores y retraídos del
estricto y riguroso, que lo guiaba sin dejar que expresara romanticismo, que se ajustaban a su personalidad idea-
libremente su temperamento delicado y nostálgico: todo lista. Sin embargo, el artista no adhirió a un movimiento
esto afectó el buen ánimo del joven, que se sentía frustrado de manera explícita: consideraba que cultivar en exceso la
por las restricciones que le imponía el maestro. técnica sin cuestionamientos terminaba matando el tem-
Tras depurar su técnica, y habiendo dado muestras de peramento y la inspiración artística, y por lo mismo optó
su talento, fue aceptado en la prestigiosa Academia Julian, a por el trabajo solitario.

14 alberto orrego luco


Confiado en los progresos que había hecho en materia convencido de su talento, había decidido becarlo para que
pictórica, decidió participar, dos años después de abando- cursara sus estudios pictóricos. A pesar de desconfiar de los
nar su país, en la Exposición de 1875 en la Quinta Normal concursos oficiales, envió algunas obras para presentarlas
de Chile con una tela llamada “Bosque de grandes árboles”. en el Salón de 1879, solamente para agradar a su orgullosa
En 1877 el artista recibió su primer reconocimiento oficial madre; de esta manera demostró que su distinción anterior
en París: ganó una Segunda Medalla en el Salón Oficial, no había sido un golpe de suerte.
con la obra “La muerte de San Francisco”. A pesar de estar
tocando una temática religiosa lejana a sus ideas, la elec-
ción de la figura del santo no era descabellada, incluso para El pintor diplomático
un no creyente como Orrego Luco: San Francisco era un De manera paralela a su trabajo artístico, Orrego Luco
ejemplo a seguir para muchos jóvenes ajenos a la religión comenzó una carrera como diplomático chileno en Europa,
que lo consideraban un iluminado en la lucha por el mejo- ejerciendo en los años venideros el cargo de Cónsul en dife-
ramiento de las condiciones sociales. rentes ciudades europeas. En un principio fue una tarea mal
Poco tiempo después llegaron a la capital francesa su pagada, e incluso en algunas ocasiones la ejerció ad honorem,
madre —quien había enviudado— y sus hermanos peque- pero eventualmente le permitió sustentarse y mantener a su
ños. El artista estaba encantado con la llegada de su familia, familia. Alberto necesitaba el dinero, porque poco tiempo
y se dedicó al perfeccionamiento de su pintura con nuevos antes, en 1883, se había casado con Carlina Rossi, una
bríos, a los que se debía además porque el Gobierno chileno, pintora italiana que había conocido en Venecia, ciudad a

Aunque participó en algunos Salones Oficiales en la capital francesa, Alberto Orrego Luco era un profundo desconfiado de estos certámenes, que
consideraba demasiado influenciados por los intereses personales de artistas y jurados, un juicio que se formó en sus constantes conversaciones
con otros artistas en los cafés, bares y caminatas por las calles de la Ciudad Luz. “Atardecer en la ribera del Sena”. 1889. Alberto Orrego Luco. Óleo sobre cartón.
38 x 64 cm. Colección particular.

el pintor y su época 15
unificación italiana

Napoleón Bonaparte había sembrado la semilla de la Unificación Italiana al crear, aunando los diversos territorios de la penín-
sula, el Reino de Italia. Tras la caída del emperador, su reino italiano se fragmentó nuevamente en siete estados; los italianos
buscaron, a partir de entonces, recuperar la unidad nacional. El proyecto fue impulsado principalmente por el rey Victor Manuel
I de Cerdeña, su ministro Camilo Bens, el patriota republicano Giuseppe Garibaldi y Napoleón III, quien ayudó a cambio de
recibir para Francia el condado de Niza y Saboya. Para lograrlo, primero expulsaron a los austriacos de Venecia y Lombardía;
luego los estados restantes se agregaron al reino de Cerdeña y se fundieron en una sola unidad. Los últimos territorios en
agregarse fueron los Estados Pontificios, anexados en 1870, quedando reducidos a la Ciudad del Vaticano. En 1871 se había
completado la unificación; Roma fue la capital y el Estado Parlamentario se instaló en la Ciudad Eterna. A la izquierda. “Estampa de
la Unificación Italiana”. 1870. Dibujo. A la derecha. “Guiseppe Garibaldi”. 1866. Fotografía.

la que se había mudado probablemente a fines de 1879 o designado oficialmente como Cónsul en su amada ciudad
comienzos de 1880, y que lo acompañaría desde entonces italiana, Venecia, donde desarrollaría la parte más original e
en los destinos que le encomendaría el Gobierno chileno. inspirada de su carrera como pintor.
Aparte del dinero, una de las principales razones por la
que se interesó en la diplomacia fue porque ésta le dejaba
tiempo libre para dedicar a su arte, en el que cada día mejo- El atardecer de Venecia
raba y que le demandaba cada vez más tiempo. Así como algunos pintores chilenos, por ejemplo Alberto
Además, a causa de su cargo, se le hacía más fácil visitar Valenzuela Llanos, se enamoraron locamente de París y
de manera regular Chile, donde también dedicaba bastantes la cultura francesa, Orrego Luco también se fascinó con
horas a pintar. En 1888, de hecho, viajó a Santiago y apro- una cultura y paisajes diferentes: en su caso, sentía una
vechó de pintar una vista al cerro San Cristóbal y su cuadro atracción incontenible por la cultura y las escenas de Italia,
“Alameda de las Delicias”. Además viajó por el sur del país, cuyos reposados paisajes representó incansablemente. En
donde los paisajes captaron su atención, como lo demues- el encuentro de la cultura de la Península Itálica el pintor
tra su pintura de Chiloé “Bosque de rada en Melinka”, que experimentó la paz necesaria para dar rienda suelta a su
fue vendido exitosamente en uno de los primeros remates espíritu creador, identificado más con la tradición clásica
de arte efectuados en Santiago. A su regreso el artista fue que con la agitación de las bellas artes francesas.

16 alberto orrego luco


Durante sus casi diez años de vida en Venencia pintó las noches de luna, en los días brumosos, cuando pudiera,
sus mejores obras; telas de composición simple y colo- siempre impulsado por el afán de reproducir el escenario
res tenues, cuyos trazos delicados muestran el refinado veneciano que le maravillaba por sus atmósferas espesas y
carácter de su ejecutor. Armado de sus pinceles, fijó en su luz envolvente.
sus pinturas los huidizos efectos de la luz en los canales En sus primeras épocas artísticas el pintor mantuvo de
venecianos, sus palacios esplendorosos, callejuelas estre- sus años de aprendizaje en París la pincelada libre y espon-
chas, sus iglesias ocultas y rincones misteriosos. La calma tánea y un colorido más suelto que el que se enseñaba en las
idílica que transmiten estas pinturas se ve rota, a lo más, escuelas venecianas; a medida que pasaban los años su estilo
por los reflejos brillantes de la luz sobre el agua o por se iría acomodando a las lecciones que había aprendido sólo
grupos de nubes que dejan pasar la súbita fugacidad de durante el ejercicio de su arte, y adaptaría su técnica para
un rayo de sol. Trabajaba a todas horas del día: con sol, en poder captar de la manera más conmovedora el entorno

VENECIA

Según la tradición, la ciudad de Venecia fue fundada en el año 452 por un grupo de habitantes de la costa italiana que se refu-
giaron en las islas de los ataques de los teutones. Desde sus inicios la ciudad fue autónoma, aunque territorialmente fuera parte
del Imperio romano. En 697 se organizó como una república bajo el gobierno del Dogo, y aunque sus ciudadanos disputaban
constantemente, se mantuvieron unidos ante las amenazas de las invasiones de húngaros y sarracenos. En 991 firmaron un tra-
tado con estos últimos, que los convirtió en el primer estado cristiano que, en vez de pelear con los musulmanes, negociaba con
ellos. Tras las Cruzadas, se transformó en el principal eje de comercio entre Oriente y Occidente; a medida que crecía su poder
económico, también lo hizo su influencia política en la cuenca del Mediterráneo. A fines del siglo XIII la oligarquía veneciana
llegó a ser la verdadera dueña de la República, e impulsó una serie de guerras contra sus vecinos para hacerse de nuevos y mejores
territorios. Si a mediados del siglo XV era la potencia marina más importante del mundo cristiano, las invasiones turcas marca-
ron el principio de su decadencia, que se acentuó con el descubrimiento, en 1498, de una nueva ruta de comercio con Oriente
a través de África. Fueron años de lenta declinación, hasta que en 1797 la República fue conquistada por Napoleón, quien se la
cedió a Austria. En 1815, unificada con la Lombardía, formó el Reino Lombardo-Veneciano, bajo el escudo austriaco. En 1866,
tras ser arrebatada al imperio Austro-Húngaro se incorporó a la nación de Italia recientemente unificada. “Santa María de la Salute,
Venecia”. (Detalle). 1882. Alberto Orrego Luco. Óleo sobre tela. 23,5 x 37 cm. Colección particular.

el pintor y su época 17
veneciano. En Italia también matizó su idea parisina de que fortuna personal y no por el arte en sí, decidió mantenerse
el estudio y seguimiento de los clásicos o los movimientos al margen de estas actividades.
ahogaban la personalidad y el genio de los pintores, y se El diplomático chileno buscaba, en todas las esferas de
dedicó a recorrer las basílicas y monumentos italianos para su vida, el equilibrio. Por eso la pintura, que se lo proveía,
aprender de los renacentistas. le era tan importante: la calma que encontraba en ella deri-
En la práctica, sus años de formación en París pesaron vaba naturalmente a sus actividades como padre de familia o
poco en la carrera posterior del artista: como autodidacta representante de su país en el extranjero; pintar era su oasis.
aprendió observando el paisaje y volcando sus sentimien-
tos en sus cuadros. Pintaba para sí mismo y evitaba a los
que buscaban la fama o el dinero a través de su arte; por La eternidad del momento
lo mismo, y convencido que los jurados y muchos partici- Orrego Luco no fue un seguidor de las nuevas tendencias que
pantes de los Salones parisinos correspondían al grupo de inundaron y modificaron la escena artística europea de fines
los que usaban el arte para cumplir sus sueños de gloria y del siglo XIX y principios del XX. Pero tampoco sometió

EL IMPRESIONISMO

A mediados del siglo XIX los impresionistas impulsaron, a través de sus originales pinturas, uno de los cambios más importantes
de la historia de la pintura occidental. Los artistas, casi todos de nacionalidad francesa, desafiaron los moldes del arte oficial
buscando una manera de recrear lo más fielmente posible la impresión que tuvieron en el preciso instante en que se enfrentaron
al tema de su pintura. Para capturar el momento, abandonaron sus estudios entre cuatro paredes y salieron con sus óleos y telas a
pintar al aire libre. Además, en sus composiciones dejaron de lado las sombras, los contornos bien definidos y las líneas marcadas,
reemplazándolas por suaves “golpes” de pincel, trazos cortos de óleos de colores puros que se yuxtaponían para generar efectos
tan brillantes y vibrantes como fuera posible. La luz y las atmósferas adquirireron una relevancia nunca antes vista en la pintura:
como la meta era capturar el momento, la coloración de las horas del día y las estaciones del año se convirtieron en claves para
las creaciones de estos pintores. Entre sus principales exponentes estuvieron Monet, Manet, Renoir, Cézanne, Pisarro y Sisley.
A la izquierda. “Paisaje nevado”. (Detalle). Alberto Orrego Luco. Óleo sobre cartón. 23 x 37 cm. Colección particular. A la derecha. “Londres, El Parlamento. Boquete de
sol en la niebla”. 1904. Claude Monet. Óleo sobre tela. 81 x 92 cm. Musée d´ Orsay. París.

18 alberto orrego luco


su particular estilo pictórico a las pautas académicas en que a sus espectadores de la dimensión de la arquitectura que
fue formado; ni dirigió su mirada a las emocionalmente es realmente protagónica, envuelta en sus melancólicas
agitadas corrientes del romanticismo o naturalismo, sino atmósferas. Estos escenarios, que usualmente serían ruido-
que tomó de la tradición y de las innovaciones europeas los sos y llenos de movimiento, como la Plaza de San Marcos
elementos que consideró útiles para expresarse de mejor en Venecia, o el Gran Canal en la misma ciudad, adquieren
manera, siguiendo aquello que le dictaba su intuición. bajo sus pinceles un aire calmado y solitario que caracte-
Desde el comienzo sus obras tienen un dejo poético; riza su visión pictórica. Sus ambientes son atemporales, a
como expresaba el artista, son el resultado de una búsqueda diferencia de los impresionistas que buscaban aprehender
de algo más lírico, opuesta al descarnado realismo que el tiempo: en él la luz sirve, precisamente, para eternizar
dominaba el ambiente de fines del siglo XIX. Para lograr y aquietar el paisaje. Para reforzar esta sensación en el
transmitirlo, sin afectar la estructura formal de la obra, fue espectador, sus aguas siempre están mansas, bañando con
alivianando de manera natural, instintiva, su pincelada y suavidad las costas de un permanente crepúsculo.
adecuó su técnica a su temperamento y sensibilidad. Su Utilizando líneas horizontales que explican su constante
proceso de búsqueda se dio de manera natural, en el curso
de su persecución de un equilibrio entre el reflejo de la
realidad tal cual es y la proyección de su mundo interior.
En su afán de encontrar este punto intermedio, el artista
compartió con los impresionistas el gusto por salir a pintar
al aire libre, para poder captar en el instante las distintas
sensaciones meteorológicas. Pero a diferencia del grupo
francés, y a pesar de que dedicó bastante tiempo a resolver
el tema de la luz en sus cuadros, ésta no fue el centro de su
interés, y por lo mismo no se puede aseverar su cercanía a
estas tendencias.
La mirada de Orrego Luco está llena de emoción.
Como sostiene el crítico Pedro Balmaceda Toro, el artista
posee “una gracia infinita, y todos sus bosquejos, casi sin
excepción, nos dan a conocer un espíritu delicado”. Esta
idea la refuerza el crítico Ricardo Richon-Brunet, quien
considera que sus cuadros “dan esa impresión de distinción
y de elegancia, realzadas en la mayor parte de los casos por
la feliz elección de los paisajes y los temas”.
A pesar de ser el autor de un espléndido autorretrato y
algunos otros retratos, como el de su mujer, que demuestran
que tenía buenas dotes para este género pictórico, Orrego
Luco no se sintió atraído por la figura humana: lo suyo era
el paisaje. Pero mientras algunos de sus contemporáneos
se fascinaban con los entornos agrestes de gusto román-
tico, Alberto prefería los paisajes urbanos, que poblaba
de figuras vagas, anónimas, que le permitían informar
“Retrato de su esposa Carlina Rossi”. Alberto Orrego Luco. Óleo sobre tela. 35 x 25 cm.
Colección particular.

el pintor y su época 19
diego velázquez

Diego Rodríguez de Silva y Velázquez nació en Sevilla


en 1599. A los once años el talentoso niño empezó sus
estudios de pintura en el taller de Francisco Pacheco,
quien se convirtió en su suegro cuando, a los 19 años,
Diego se casó con Juana Pacheco. En 1623 se trasladó
a Madrid, donde obtuvo el importante título de Pintor
del Rey Felipe IV, que era un gran amante de la pintura;
desde entonces fue ascendiendo en la Corte española.
Conoció a Peter Paul Rubens, durante la estancia de
éste en Madrid, y en 1629 viajó a Italia, donde estudió
las obras de Tiziano, Tintoretto, Miguel Ángel, Rafael
y Leonardo. La década de 1630 fue muy importante,
pues recibió interesantes encargos pictóricos destinados
al Palacio del Buen Retiro y retratos ecuestres y de caza;
por estos años su pintura se hizo más colorista. Pero se
fue involucrando cada vez más en labores propias de la
Corte lo que, sumado a sus esfuerzos por conseguir el
hábito de la Orden de Santiago, que significaba el enno-
blecimiento de su familia y que consiguió en 1659, le
quitó tiempo para pintar. A pesar de ello, de esta época
son obras muy importantes, como “Las Hilanderas”
y “Las Meninas”. Velázquez murió en Madrid el 6 de
agosto de 1660, a la edad de 61 años. “La fábula de Aracne o Las
Hilanderas”. (Detalle). Diego Velázquez. Óleo sobre tela. 220 x 289 cm.
Museo Nacional del Prado. Madrid.

elección de formatos apaisados, logró que sus obras man- Si durante los años anteriores la paleta de Orrego Luco se
tuvieran un aire de permanencia que era opuesto a las componía mayormente de tonos pastel, en Sevilla, por el
intenciones impresionistas de capturar el instante. contrario, se hizo brillante y la superficie de la tela, lejos
de mostrar la armonía y unidad anteriores, se alborotó en
obras como “Bajo la parra” y “Terrazas de Triana”.
La energía andaluza A pesar que el colorido es ardiente, no le otorga tanta
La celebración del Cuarto Centenario del descubrimiento importancia como a la luz, la que es más intensa y decidida.
de América en 1892 fue una oportunidad especial para Si en Italia la iluminación de sus obras se disipaba con las
que las ex colonias americanas estrecharan lazos con la sombras, en España el sol se impuso en composiciones que
antigua Madre Patria. Por lo mismo, y tras varios años en reflejan la animación de las cálidas atmósferas andaluzas.
las costas italianas y una corta estadía en Chile, Orrego Por primera vez en su pintura aparecieron flores y frutas.
Luco fue enviado a Sevilla como diplomático al servicio Orrego Luco se acercó en estos años a la figura de
del Gobierno de Chile. A pesar de tener que abandonar su Velázquez, de quien fue un gran admirador. La obra que
adorada Venencia, pronto el pintor se consoló en la ciudad más le impactó de este artista fue “Las hilanderas”, con su
española, que lo fascinó, como a otros artistas contempo- distribución maestra de los planos, la atmósfera saturada de
ráneos chilenos, como Juan Francisco González o Alfredo la sala y el colorido de las fatigadas hilanderas; esta obra lo
Valenzuela Puelma, con sus rincones y su mestizaje entre lo fascinaba al punto que, cuando empezaba a hablar de ella,
árabe y lo latino. o de cualquier cuadro del artista español, parecía incapaz
La variedad de sus costumbres, la viveza de sus de detenerse y su voz temblaba de emoción, algo bastante
habitantes y los paisajes que bordean el Guadalquivir lo excepcional en su carácter introvertido y poco locuaz.
motivaron a pintar con un colorido más fresco y dinámico.

20 alberto orrego luco


Triunfos artísticos
Aunque el artista era reticente a participar en los salones Por si fuera poco, en los meses siguientes obtuvo la
oficiales, su madre insistió en que enviara al menos un par Tercera Medalla en la Exposición Internacional de Buffalo,
de cuadros al Salón de Santiago de 1892, encantada ante la Estados Unidos, y de esta manera proyectó sus obras a nivel
idea de mostrar a su familia las bellas composiciones del hijo. internacional. Fue tanta la buena recepción que tuvieron
Gracias a ella llegaron a Santiago, y le valieron al diplomático sus telas en Chile, que dos años más tarde se organizó en
instalado en territorio español la Primera Medalla y el Premio Santiago una exposición dedicada sólo a su producción, en
de Honor del Certamen Edwards, además del aplauso de la que se presentaron 32 telas que tenían a los paisajes de
la crítica y la admiración de sus compatriotas. Ambas telas, Venecia y Sevilla como protagonistas.
“El gran canal” y “Una puesta de sol en el Adriático”, fueron
adquiridas por el Museo de Bellas de Artes, que por ese
entonces iniciaba la formación de sus colecciones.

LOS PINTORES DIPLOMÁTICOS

Otros dos artistas chilenos, José Tomás Errázuriz y Ramón Subercaseaux, también fueron diplomáticos al mismo tiempo que
Orrego Luco, con quien mantuvieron contacto. Por ello, a los tres se les conoce como los “pintores diplomáticos”. José Tomás
Errázuriz, hijo de una de las familias más acaudaladas del país, fue agregado de Chile en Inglaterra y Francia durante la mayor
parte de su vida, y volvió pocas veces a su tierra natal, por lo que su obra fue poco conocida; se caracteriza por sus paisajes trans-
parentes, de dibujo vigoroso y preciso. Ramón Subercaseaux, por su parte, era cuñado de Errázuriz, y, a diferencia del primero,
estuvo en contacto con su país, en el que vivió largos años, incluso participando en altos cargos de la vida política como Ministro
de Relaciones Exteriores de Arturo Alessandri y donde volvió poco antes de su muerte. Aunque la pintura comenzó siendo un
mero entretenimiento, eventualmente se convirtió en su verdadera pasión; pintó paisajes urbanos, europeos y chilenos y su arte
evolucionó de una mayor severidad en el dibujo en sus primeros años, a un arte suelto y de colores más intensos hacia el final de
su vida. A la izquierda. “Flores en el Mediterráneo”. (Detalle). José Tomás Errázuriz. Óleo sobre tela. 65 x 83 cm. Colección particular. A la derecha. “El Arco de Tito
en Roma”. 1911. Ramón Subercaseaux. Óleo sobre tela. 75 x 62 cm. Colección particular.

el pintor y su época 21
El paisaje chileno
Por las mismas fechas de su exposición, Orrego Luco volvió mostrar el entorno exuberante, de brava geografía y ríos
a Chile: su gestión en España, pasado el IV Centenario, torrenciales que caracterizan esta zona de Chile.
había acabado y el artista quería que sus hijos conocieran la
patria de su padre. Se instaló en el sur del país, en Constitu-
ción: allí vivía en la llamada Isla del Maule, que pertenecía Estadía en génova
a uno de sus tíos. La razón de su instalación en la zona fue En 1897 el Gobierno reformuló el servicio consular para
que el escenario maulino lo atraía enormemente, y ahí se impulsar el comercio y la venta de salitre, que había explo-
puso a pintar con verdadero fervor paisajes y marinas, en tado desde que el país ganara las regiones de Tarapacá y
particular el sector de la “Piedra de la Iglesia”, nombre que Antofagasta en la Guerra del Pacífico. Entre los diplomáti-
recibe una imponente formación pétrea ubicada en la costa, cos que fueron llamados a participar estuvo Orrego Luco, a
en el área sur de la ciudad. quien le ofrecieron el Consulado General de Italia y Suiza,
Pero eventualmente Orrego Luco decidió volver a la que tenía su sede en Génova.
vida citadina para poder entregarles una buena educación Encantado con la idea de volver a vivir a su amada
a sus hijos y se radicó en Santiago. Sin embargo, su esta- Italia, Alberto aceptó la oferta gubernamental; al poco
día en la capital no duró mucho: pronto se hizo amigo de tiempo ya estaba instalado en Europa. Pero aunque el
Manuel Ossa, un ingeniero que estaba a cargo de las obras artista esperaba que esta estadía fuera como la anterior, es
de extensión del ferrocarril en la zona de la Araucanía. decir, que le permitiera seguir pintando al tiempo que ejer-
Admirado del estilo de Orrego Luco, Ossa lo contrató para cía sus tareas diplomáticas, se llevó una amarga sorpresa,
que pintara los avances en las zonas de trabajo. Durante pues no contó con que las obligaciones comerciales contraí-
varios meses el pintor recorrió la selva de la región, cuya das entre los italianos y Chile le obligasen a trabajar tanto
naturaleza agreste le obligó a dejar a un lado el clima de con los interesados. No se trataba sólo de que tuviera poco
utopía que envolvía normalmente sus cuadros, para poder tiempo para pintar, una situación que ya habría afectado al

El pintor diplomático vivió dividido entre Chile e Italia, ambos territorios que declaraba amar y que pintó con la misma maestría. A la izquierda. “Claro
de luna en la costa”. (Detalle). Alberto Orrego Luco. Óleo sobre tela. 36x 56 cm. Colección particular. A la derecha.“Café Florián”. (Detalle). 1886. Alberto Orrego Luco. Óleo
sobre madera. 25,5 x 15 cm. Colección particular.

22 alberto orrego luco


LA RIQUEZA DEL SALITRE

Tras vencer a peruanos y bolivianos en la Guerra del Pacífico, los chilenos anexaron a su territorio el rico desierto de Atacama,
con sus fantásticos yacimientos salitreros. El mineral era muy requerido alrededor del mundo para la fabricación de pólvora y
como un efectivo abono natural, y al poco andar Chile se convirtió en el primer productor mundial del mineral, monopolizando
el mercado por cuatro décadas y beneficiándose de las enormes sumas de dinero que esta explotación significaba. El Gobierno
chileno le cedió la explotación a los privados, que en su mayor parte fueron extranjeros, ingleses o norteamericanos, pero los
gravó con un importante impuesto. A su vez la industria salitrera impulsó una serie de otras actividades de la economía chilena,
que vivió décadas de gran vitalidad. El método productivo era rudimentario y requería un número importante de obreros; pronto
la pampa se llenó de poblados que crecían con rapidez y en los que vivían los hombres y mujeres que habían migrado desde el sur
buscando oportunidades de trabajo. Las líneas ferroviarias surcaron el desierto y en la década de los veinte finalmente comenzó
la modernización de las oficinas salitreras, en las que el trabajo era duro y las condiciones, en general, malas para los obreros. La
decadencia comenzó tras la Primera Guerra Mundial, cuando el salitre natural debió empezar a competir con el sintético; hasta
1929 el mercado sufrió altos y bajos, pero con la Gran Depresión colapsó definitivamente. “Trabajadores en las salitreras”. Fotografía.

sensible Orrego Luco, que basaba buena parte de su equi- primera vez en su pintura apareció la nieve, que representó
librio sicológico en el ejercicio de su arte, sino que además una y otra vez en tejados, praderas y calles, en combinación
el diplomático nunca había sentido ninguna simpatía por con atardeceres y reflejos luminosos.
los empresarios ni por la burocracia, los que se convirtie- El artista estuvo en la ciudad italiana hasta que lo
ron, entonces, en el centro de sus actividades. Por todo ello, enviaron a su nuevo destino: en 1916, Roma, donde fue
los años en Génova fueron para él y su familia una dura asignado por tres años. Encantado con el cambio, repre-
prueba, aunque al menos financieramente esta asignación sentó el lugar en varios paisajes, todos de perfecta factura,
les permitía vivir de una manera holgada, siempre con la exteriorizando con sus pinceles la emoción de su alma al
austeridad a la que se habían acostumbrado. contemplar el entorno, sin otorgarle mayor interés a las
El constante papeleo y las largas horas en la oficina memorables ruinas o los seductores temas mitológicos.
hacían difícil robar tiempo a su apretada agenda para pintar Pintó a orillas del Tíber, en los montes Albanos y en la
—en una carta a su madre se quejaba de no haber tenido campiña, siempre usando estos motivos como una manera
tiempo para tomar los pinceles en más de un mes—, pero de exteriorizar su alma sensible.
Orrego Luco lo lograba de tiempo en tiempo. En estos años En el intertanto había estallado la Primera Guerra
su arte estuvo marcado por la dedicación con que se abocó a Mundial, algo que el artista vivió con angustia, pero sin
la captura de la luz y por su trazo firme y determinado. Por decidirse a volver al tranquilo y lejano Chile. Sin embargo,

el pintor y su época 23
CHILE Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL

Al momento de estallar la guerra, se dio por descontada la


neutralidad de los chilenos respecto de cualquiera de los
dos bandos, pues en el país el aporte de franceses e ingle-
ses por una parte, y de alemanes por otra, habían calado
con la misma profundidad, lo que dificultaba tomar par-
lo que no pudo la guerra lo pudo la enfermedad: con su tido. La lucha marítima entre alemanes y británicos en las
señora gravemente enferma, Orrego Luco decidió que era costas chilenas dificultó mantener esta postura, así como
mejor regresar a su patria, y en 1919 se estableció aquí para lo hizo la tensión que aumentaba junto con el desarrollo
cuidar de la salud de su esposa junto a sus tres hijas, quienes de la guerra. Pero a pesar de que la opinión pública estuvo
dejaron atrás con dolor su país de nacimiento para buscar dividida a lo largo del conflicto, finalmente la República
fue capaz de mantener la neutralidad hasta el fin de la
una manera de sanar a Carlina.
guerra, en buena parte motivado por los intereses econó-
micos asociados a la venta de salitre a ambas partes.

Regreso a Chile
A pesar de los esfuerzos de los médicos chilenos y del buen lo que no contribuyó a mejorar su ánimo, y el pintor, que
clima del país, a los pocos meses de instalarse en Chile su siempre había sido huraño, terminó por aislarse. Apenas
esposa falleció. Alberto apenas pudo soportar el dolor de la salía de su casa, casi no tenía contacto con otras personas y
pérdida de su compañera; pérdida que venía a sumarse a la como tenía pocos amigos cercanos en Chile tras tantos años
de una de sus hijas, que había sido la más cercana al artista de vivir en el extranjero, recibía apenas visitas. Tampoco
debido a su interés y talento. Se sumió en una profunda tuvo contacto con otros artistas y su única distracción fue
angustia, de la que sólo podía refugiarse en la pintura. El pintar, tarea que pudo continuar incluso sin salir, gracias a
matrimonio de otra de sus hijas lo dejó cada vez más solo, la gran cantidad de croquis que había acumulado durante

El Santiago de los años ‘20 era una ciudad pujante, cada vez más moderna, en la que la electrcidad iluminaba la noche, los tranvías movilizaban a las perso-
nas, cada vez más numerosas, los servicios públicos mejoraban. La actividad cultural bullía en las exposiciones que empezaron a ser organizadas con mucha
mayor frecuencia y en diferentes ambientes, no solamente en los Salones Oficiales. “Calle Catedral, Santiago”. c. 1925. Fotografía. Archivo Fotográfico Chilectra.

24 alberto orrego luco


su vida. Recluido en su soledad, no dio mayor relevancia al creciente abandono que experimentó, se reflejó en su pin-
a las novedades del panorama artístico nacional, donde tura. La pulcritud, rasgo esencial de obras anteriores, fue
la original pintura de la “Generación del '13” ya había dejada de lado, lo mismo que la rigurosa técnica, y Orrego
desafiado abierta y públicamente los cánones académicos Luco se abocó a impregnar instintivamente en la tela las
que habían marcado el desarrollo del arte nacional en sus sensaciones que le generaba el paisaje. Al pintar sus escenas,
primeros años. Alberto comenzó a transfigurarlas al pasarlas a la tela con
Entre 1919 y 1920 Orrego Luco volvió a exponer en mucha mayor decisión de lo que había hecho antes.
Santiago, donde su obra ya era muy apreciada: en estas Pero su salud empeoraba, y el 2 de junio 1931, a los
exposiciones, a diferencia de su primera muestra particular 77 años y casi sin que la sociedad chilena se diera cuenta,
en la que sólo presentó paisajes europeos, alternaba obras murió el pintor de la calma y la paz, dejando tras de sí
efectuadas en Europa con telas recientes, creadas en Chile. un valioso legado pictórico. Días antes había pedido ser
En estos años Orrego Luco ya estaba cansado, y su enterrado en la tumba familiar al lado de su madre, donde
mano había perdido la firmeza de sus años de juventud: ya también descansaba su adorada esposa. 
no respondían bien los impulsos de su mente, y esto, sumado

NUEVOS MOVIMIENTOS ARTÍSTICOS EN CHILE

La primera generación artística propiamente tal que desafió los principios de la Academia de Pintura fue la “Generación del '13”,
que llamó la atención de los chilenos a principios del siglo XX, especialmente por la obra que desarrollaron entre 1910 y 1915. Estos
artistas rompieron con el estilo pictórico de sus maestros desarrollando un arte de temática social y gran sentido crítico, vertido en
las escenas del día a día, del mundo campesino o de la ciudad. Entre sus principales exponentes estuvieron Pedro Luna, Arturo
Gordon, Exequiel Plaza, Abelardo Bustamante y los hermanos Lobos. Les siguió, a principios de los '20, el “Grupo Montparnasse”,
al que pertenecieron artistas como Luis Vargas Rosas, su mujer Enriqueta Petit, los hermanos Ortiz de Zárate, José Perotti, y en
algunas fases, Camilo Mori. Tomaron su nombre del barrio parisino, que bullía artísticamente con la presencia de artistas de todas
las nacionalidades que inventaban nuevos estilos y maneras de expresarse. Sus miembros conocieron las vanguardias de esa época,
como el cubismo, el fauvismo y el expresionismo y, siguiendo la línea postimpresionista marcada por Cézanne, realizaron su primera
exposición santiaguina en 1923. Fascinados con la idea de la libertad del pintor, no temieron usar diferentes estilos pictóricos en sus
obras, reaccionar contra el arte académico e indagar en nuevas formas de representación. A la izquierda. “La viajera”. (Detalle). 1928. Camilo
Mori. Óleo sobre tela. 100 x 70 cm. Colección Museo Nacional de Bellas Artes. A la derecha. “Naturaleza muerta”. (Detalle). 1924. Luis Vargas Rosas. Óleo sobre tela. 55 x 41 cm.
Colección particular.

el pintor y su época 25
26 alberto orrego luco
Belleza europea

obras y análisis 27
Belleza europea

El artista vivió dividido entre los dos continentes, Europa la ciudad con gran detalle. Estos detalles están hábilmente
y América, donde se encontraban los países en los que le compuestos con trazos cortos de colores sabiamente elegi-
gustaba vivir: Italia y Chile. dos, y en conjunto permiten al artista reconstruir en la tela
Su ciudad favorita, sin embargo, no estaba en duda: lo visto; pero habiendo pasado por el filtro del sentimiento
era Venecia, de la que se enamoró a primera vista en su del artista, estas construcciones se llenan de su fuerza y
juventud y que inspiró algunos de sus mejores cuadros. poesía. En “Columnas de San Marcos”, por ejemplo, el
Recorrió la ciudad de los canales hasta el último rincón, personaje que da alimento a las palomas parece desapa-
y la capturó en sus telas, con la elegancia y la paz que la recer al amparo de la columna en la que se apoya y ésta,
caracterizaban. En sus cuadros, la ex República del Dogo llena de arabescos y realzada por los rojos que la rodean,
adquiere un aspecto casi etéreo, como suspendida en el adquiere protagonismo.
tiempo; abandonada a la vera de la historia tras siglos de ser La Laguna de Venecia y los barcos que la surcan
independiente y poderosa, la ciudad italiana parece vegetar fueron tema de muchas de sus pinturas. En ellas la ciudad
esperando que vuelva la gloria y jactándose, mientras tanto, parece envuelta, siempre, en una perpetua paz. La luz brilla
de lo que queda de esa belleza. en las cúpulas de los edificios y cambia según las horas: la
Sus atmósferas, que cambian bruscamente depen- transparencia y claridad del mediodía es reemplazada por
diendo de las horas y las condiciones climáticas, fueron la bruma de la mañana, envolviendo a Venencia en un aura
sabiamente aprehendidas por Orrego Luco, quien gracias a de misterio acentuada por las góndolas y los canales. Los
sus trazos cortos y al sabio dominio de los colores fue capaz cielos claros, lechosos como el agua, parecen ajenos a lo
de imprimir en sus telas la transparencia del mediodía en el que sucede en la tierra, acentuando la sensación de que el
Gran Canal, la brumosidad del atardecer y la inquietud de tiempo está “suspendido”.
la misteriosa noche en las calles de Venecia. Orrego Luco también “miró” la ciudad desde la costa
Atento observador, el artista pintó también muchas del Lido. En estos cuadros la magnificencia desaparece
escenas en las que, poniendo a primera vista el acento en para dar importancia a la vida de los alrededores, con sus
las personas, presentó a la ciudad italiana con sus edificios campesinos pobres y sus pescadores a la vera del camino
y vitalidad. Sus personajes carecen de detalle, son formas que comtemplan la ciudad frágilmente construida sobre
que pululan y dan una razón de ser a sus tomas; porque las islas.
Orrego Luco pinta los edificios y monumentos propios de

santa maría de la salute, venecia


año 1882
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 23,7 x 37 cm
colección Particular

28 alberto orrego luco


canal de venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 50 x 30 cm aprox.
colección Particular

obras y análisis 29
30 alberto orrego luco
barrio residencial en venecia
técnica Óleo sobre madera
dimensiones 18 x 27 cm
colección Particular

obras y análisis 31
32 alberto orrego luco
café florián
columnas de san marcos año 1886
técnica Óleo sobre tela técnica Óleo sobre madera
dimensiones 36 x 47 cm dimensiones 25,5 x 15 cm
colección Particular colección Particular

obras y análisis 33
plaza de san marcos, venecia plaza de venecia
técnica Óleo sobre tela técnica Óleo sobre tela
dimensiones 38 x 60 cm dimensiones 36,5 x 22 cm
colección Particular colección Particular

34 alberto orrego luco


obras y análisis 35
36 alberto orrego luco
gran vista del canal de venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 86 x 126,5 cm
colección Particular

obras y análisis 37
38 alberto orrego luco
vista de venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 103 x 117 cm
colección Particular

obras y análisis 39
yates en rapallo
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 47 x 61 cm
colección Particular

40 alberto orrego luco


carrera de yates en venecia
técnica Óleo sobre cartón
dimensiones 11 x 18 cm
colección Particular

obras y análisis 41
velero en venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 38 x 54 cm aprox.
colección Particular

42 alberto orrego luco


obras y análisis 43
pescadores en venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 36,5 x 60 cm
colección Particular

44 alberto orrego luco


yates navegando en venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 38 x 48 cm
colección Particular

obras y análisis 45
atardecer en venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 35 x 75 cm
colección Particular

46 alberto orrego luco


obras y análisis 47
camino de san micheletto de lido
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 43 x 57 cm
colección Particular

48 alberto orrego luco


obras y análisis 49
venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 25 x 42 cm
colección Particular

50 alberto orrego luco


puesta de sol
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 57 x 97 cm
colección Museo Nacional de Bellas Artes

obras y análisis 51
52 alberto orrego luco
terrazas de triana,
sevilla
año 1893
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 58 x 98 cm
colección Particular

obras y análisis 53
el gran canal
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 24 x 35 cm
colección Particular

54 alberto orrego luco


atardecer en venecia
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 64 x 119 cm
colección Particular

obras y análisis 55
56 alberto orrego luco
obras y análisis 57
58 alberto orrego luco
mariscadores del lido
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 29 x 54 cm
colección Particular

atardecer en la ribera
del sena
año 1889
técnica Óleo sobre cartón
dimensiones 38 x 64 cm
colección Particular

obras y análisis 59
bosque de barbizon
técnica Óleo sobre madera
dimensiones 15,5 x 23,5 cm
colección Particular

60 alberto orrego luco


el pintor en los alrededores de parís
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 25 x 38 cm aprox.
colección Particular

obras y análisis 61
62 alberto orrego luco
paisaje
técnica Óleo sobre tela
colección Particular

obras y análisis 63
paisaje de sevilla
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 58 x 98 cm
colección Banco Estado

64 alberto orrego luco


obras y análisis 65
66 alberto orrego luco
El encanto de Chile

obras y análisis 67
El encanto de Chile

Alberto Orrego Luco pintó mucho su país de nacimiento, espacios europeos. En vez de destacar en la costa chilena la
al que incluso volvió con sus hijos y su esposa europeos, fuerza y lo inhóspito del océano Pacífico, que corresponde
demostrando su amor por “el terruño”. a la mirada de los artistas extranjeros a principios del siglo
El artista representó las ciudades y los campos de Chile, XIX, Orrego Luco pinta escenas casi pastoriles: costas
y en ambos se repitieron los aires calmados que caracteri- calmas, que invitan a descansar en las suaves dunas y luego
zaron sus vistas de Venecia, una cierta atemporalidad que lanzarse a las tranquilas aguas del mar, aprovechando de
traspasa toda su obra. beber la líquida y transparente atmósfera que da sus colores
El Santiago de sus cuadros es una ciudad de aires euro- brillantes a la playa chilena.
peos, melancólica a pesar de su movimiento. Una vez más, Sus naturalezas tampoco dan prueba de la magnificen-
la habilidad para plasmar atmósferas fue clave para acen- cia que hace sentir pequeño al hombre que otros viajeros
tuar el potencial expresivo de los atardeceres en las calles vieron en territorio chileno y, antes que el artista diplomá-
santiaguinas o el mediodía en los parques, en obras de gran tico, habían fijado en óleos de gran expresividad. Mientras
armonía. Las luces de la tarde en la ciudad y la calma de la fuerza del sentimiento impresa en las obras pintadas a
Santiago evocan la placidez de sus pinturas venecianas. Los lo largo del siglo XIX por chilenos y, especialmente, por
cielos del atardecer de la capital son oscuros, en diferentes extrajeros, no se pierde en las telas de Orrego Luco, la
tonos de grises, pero al fondo están cargados de colores que grandiosidad natural del paisaje chileno parece distante. En
iluminan la escena. En estos cuadros de la ciudad se per- estas telas de pasta liviana, con trazos cortos, casi puntos,
cibe una mirada que interpreta la realidad nacional a través los paisajes parecen, como Venecia, ajenos a los hombres
de los ojos de quien ha vivido mucho tiempo en Europa: que las observan. Están ahí, fuera del tiempo, con sus aguas
las ciudades chilenas adquieren un aire europeo, moderno, calmadas y brillantes, sus árboles orgullosos, su aspecto de
pero a la vez fuera del tiempo. naturaleza virgen. En los paisajes tapados de nieve del sur
Sus personajes aquí, como en Europa, carecen de par- chileno, la naturaleza que podría aparecer con un cariz duro
ticularidades que los hagan reconocibles. Son un foco de la parece bañada por la belleza glacial del blanco, rematado
tela, pero no son protagonistas reconocibles sino pretextos por espasmos de color del atardecer o el amanecer en sus
para pintar, como ocurre, por ejemplo, en “La laguna del cielos en los que la sensibilidad del artista se manifiesta.
Parque Cousiño”.
Cuando pinta las playas chilenas también lo hace
con una sensibilidad que busca, en territorio nacional, los

tarde en la alameda (detalle)


técnica Óleo sobre tela
dimensiones 63 x 98 cm
colección Particular

68 alberto orrego luco


alameda de las delicias
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 36 x 69 cm
colección Particular

obras y análisis 69
alameda en 1898
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 48 x 55 cm
colección Particular

70 alberto orrego luco


la laguna del parque cousiño
año 1887
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 51 x 90 cm
colección Museo Nacional de Bellas Artes

obras y análisis 71
cascada del río bueno
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 138 x 104 cm
colección Pinacoteca Universidad de Concepción

72 alberto orrego luco


camino en constitución
técnica Óleo sobre cartón
dimensiones 26 x 36 cm
colección Particular

obras y análisis 73
paisaje con orilla de mar
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 16 x 22 cm
colección Particular

74 alberto orrego luco


el quitasol rojo
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 30 x 85 cm aprox.
colección Particular

obras y análisis 75
playa de constitución
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 30 x 50 cm
colección Particular

76 alberto orrego luco


desembocadura del río maule desde quivolgo
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 34 x 46 cm
colección Particular

obras y análisis 77
78 alberto orrego luco
constitución
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 25 x 35 cm
colección Particular

obras y análisis 79
roquerío en el mar
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 34 x 50 cm
colección Particular

80 alberto orrego luco


obras y análisis 81
claro de luna en la costa
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 36 x 56 cm
colección Particular

82 alberto orrego luco


obras y análisis 83
río maule
técnica Óleo sobre madera
dimensiones 21 x 38 cm
colección Particular

84 alberto orrego luco


río maule
año 1887
técnica Óleo sobre cartón
dimensiones 33,5 x 51 cm
colección Particular

obras y análisis 85
paisaje del sur
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 89 x 149 cm
colección Banco Estado

86 alberto orrego luco


obras y análisis 87
paisaje nevado
técnica Óleo sobre cartón
dimensiones 23 x 37 cm
colección Particular

88 alberto orrego luco


obras y análisis 89
paisaje fluvial
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 24 x 38 cm
colección Particular

90 alberto orrego luco


paisaje
técnica Óleo sobre madera
dimensiones 26 x 36 cm
colección Particular

obras y análisis 91
92 alberto orrego luco
paisaje nevado
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 51 x 75 cm
colección Particular

obras y análisis 93
atardecer
técnica Óleo sobre tela
dimensiones 34 x 39 cm
colección Particular

94 alberto orrego luco


obras y análisis 95
Índice de obras
Obra, Colección, Página
Alameda de las Delicias, Colección particular, Santiago, 69 Pescadores en Venecia, Colección particular, Santiago, 44
Alameda en 1898, Colección particular, Santiago, 70 Playa de Constitución, Colección particular, Santiago, 76
Atardecer, Colección particular, Santiago, 94-95 Plaza de San Marcos, Venecia, Colección particular, Santiago, 34
Atardecer en la ribera del Sena, Colección particular, Santiago, Plaza de Venecia, Colección particular, Santiago, 35
15 y 58-59 Puesta de sol, Museo Nacional de Bellas Artes, Santiago, 51
Atardecer en Venecia, Colección particular, Santiago, 46-47 Retrato de su esposa Carlina Rossi, Colección particular,
Atardecer en Venecia, Colección particular, Santiago, 55 Santiago, 19
Autorretrato, Colección particular, Santiago, 5 Río Maule, Colección particular, Santiago, 84
Autorretrato, Colección particular, Santiago, 10 Río Maule, Colección particular, Santiago, 85
Barrio residencial en Venecia, Colección particular, Santiago, 30-31 Roquerío en el mar, Colección particular, Santiago, 80-81
Bosque de Barbizon, Colección particular, Santiago, 60 Santa María de la Salute, Venecia, Colección particular,
Café Florián, Colección particular, Santiago, 22 y 33 Santiago, 17, 26-27
Camino de San Micheletto de Lido, Colección particular, Santiago, Tarde en la Alameda, Colección particular, Santiago, 9 y 66-67
48-49 Terrazas de Triana, Sevilla, Colección particular, Santiago, 52-53
Camino en Constitución, Colección particular, Santiago, 73 Velero en Venecia, Colección particular, Santiago, 42-43
Canal de Venecia, Colección particular, Santiago, 29 Venecia, Colección particular, Santiago, 50
Carrera de yates en Venecia, Colección particular, Santiago, 41 Vista de Venecia, Colección particular, Santiago, 11 y 38-39
Cascada del río Bueno, Pinacoteca Universidad de Concepción, 72 Yates en Rapallo, Colección particular, Santiago, 40
Claro de luna en la costa, Colección particular, Santiago, 22 y 82-83 Yates navegando en Venecia, Colección particular, Santiago, 45
Columnas de San Marcos, Colección particular, Santiago, 32
Constitución, Colección particular, Santiago, 78-79
Desembocadura del río Maule desde Quivolgo, Colección particular, Bibliografía básica
Santiago, 77 Álvarez Urquieta, Luis. La Pintura en Chile, Imprenta La Ilustración,
El Gran Canal, Colección particular, Santiago, 54 Santiago, 1928.
El pintor en los alrededores de París, Colección particular, Bindis Fuller, Ricardo. Pintura chilena 200 años, Origo Ediciones,
Santiago, 61 Santiago, 2006.
El quitasol rojo, Colección particular, Santiago, 75 Cruz, Isabel. Arte: la historia de la pintura y escultura en Chile desde
Gran vista del canal de Venecia, Colección particular, Santiago, la colonia al siglo XX, Editorial Antártica, Colección Chile a color,
36-37 Santiago, 1984.
La laguna del Parque Cousiño, Museo Nacional de Bellas Artes, Ivelic, Milan y Galaz, Gaspar. La Pintura en Chile: Desde la Colonia
Santiago, 71 hasta 1981, Ediciones Universitarias de Valparaíso, 1981.
Mariscadores del Lido, Colección particular, Santiago, 56-57 Orrego Barros, Carlos. Alberto Orrego Luco, Andrés Bello,
Paisaje, Colección particular, Santiago, 62-63 Santiago, 1964.
Paisaje, Colección particular, Santiago, 91 Romera, Antonio. Historia de la Pintura Chilena, Andrés Bello,
Paisaje con orilla de mar, Colección particular, Santiago, 74 Santiago, 1976.
Paisaje de Sevilla, Colección Banco Estado, Santiago, 64-65 Romera, Antonio. Alberto Orrego Luco, Instituto de Extensión de Artes
Paisaje del sur, Colección Banco Estado, Santiago, 86-87 Plásticas, Santiago, 1957.
Paisaje fluvial, Colección particular, Santiago, 90 Catálogo de la Exposición retrospectiva: Alberto Orrego Luco 1854-
Paisaje nevado, Colección particular, Santiago, 18 y 88-89 1931. Texto: Alberto Orrego Gamboa, Instituto Cultural de Las Condes,
Paisaje nevado, Colección particular, Santiago, 92-93 Santiago, 1979.

96 alberto orrego luco

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