Revista Argentina de Clínica Psicológica

2019, Vol. XXVIII, N°3, 266-274 266

DOI: 10.24205/03276716.2019.1146

EFECTOS PSICOSOCIALES EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES

VÍCTIMAS INDIRECTAS DEL HOMICIDIO ÍNTIMO DE SU MADRE
P SYCHOSOCIAL EFFECTS ON CHILDREN AND ADOLESCENTS INDIRECT
VICTIMS OF INTIMATE HOMICIDE OF THEIR MOTHER

David Bautista Menares

y Lorena Contreras Taibo

Resumen
Pese al enorme potencial traumático que enfrentan los hijos de mujeres asesinadas por su pareja
íntima, llama la atención la falta de investigaciones focalizadas en los efectos psicosociales que
estos padecen. Esta investigación, de tipo cualitativa, pretende identificar las consecuencias psi-
cosociales de este delito y su relación con algunas variables mediadoras, como el género, la edad
y las características del cuidador. Sus resultados demuestran que estas víctimas colaterales han
padecido dinámicas crónicas de violencia, que culminan en la pérdida materna y paterna, en térmi-
nos reales o simbólicos, desencadenando un complejo proceso de duelo traumático, en un contexto
ecológico profundamente alterado. Todos estos factores permiten comprender la afectación psico-
social grave que experimentan.
Palabras clave: Homicidio, efectos, niños, adolescentes, duelo traumático.

Abstract
Although the huge damage that suffer children of women who were murdered by their intimate
partner, there is not much research focused on the psychosocial effects for these children. This qual-
itative research pretends to identify and relate the psychosocial impact with some mediating vari-
ables, such as gender, age and caregiver’s features. The results show that these indirect victims
have been exposed to chronic dynamics of violence, which ends in a maternal and paternal figure
loss, in real or even in symbolic terms, triggering a complex process of traumatic grief in a high-al-
tered ecological context as well. All these factors allow the understanding of the severe psychosocial
affectation that these children experience.
Key words: Homicide; effects; children; adolescents; traumatic grief.
Recibido: 07-03-14 | Aceptado: 15-03-17

INTRODUCCIÓN ción más extrema y radical de la violencia hacia la

Se tiende a asociar el campo privado de la vida
familiar a un espacio de desarrollo, seguridad y pro-
tección para quienes lo integran, sin embargo, en
dicho ámbito ocurren gran parte de las situaciones
de violencia que afectan particularmente a niños,
niñas, adolescentes (en adelante “NNA”), así como
a mujeres (Cerezo, 2006). Al respecto, una de las for-
mas más frecuentes que adopta la violencia intrafa-
miliar es aquella que afecta a la pareja, siendo
generalmente el perpetrador un hombre y la víctima
una mujer (Echeburúa, Fernández y de Corral, 2009).
En este orden de ideas, constituye la manifesta-
Universidad Diego Portales, Santiago, Chile
E-Mail: bautista.david@gmail.com
REVISTA ARGENTINA DE CLÍNICA PSICOLÓGICA XXVIII p.p. 266-274
© 2019 Fundación AIGLÉ.
mujer el asesinato de esta por parte de su compa-
ñero íntimo o sentimental, fenómeno denominado
como femicidio íntimo (PNUD, 2004; Maturana,
Maira y Rojas, 2004) o feminicidio (Russell y Harmes,
2006). Según el Informe Mundial Sobre la Violencia
y la Salud de la OMS (Krug, Dahlberg, Mercy, Zwi y
Lozano, 2003), entre un 40% y un 70% de las muer-
tes violentas de mujeres en el mundo, corresponden
a femicidio íntimo, toda vez que el acto es perpe-
trado por cónyuges, convivientes o novios, ya sea
actuales o pasados. El femicidio u homicidio íntimo
de la mujer generalmente aparece como el evento
más grave de la violencia contra la pareja a través de
una cadena de conductas violentas (Echeburúa y de
Corral, 2009; Cerezo, 1998); sin embargo, entre el
25-40% de los casos sucede una violencia explosiva
que resulta prácticamente impredecible (Echeburúa

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y de Corral, 2009).
Pese a que existen numerosas investigaciones
acerca del homicidio de la mujer en contexto de pa-
reja, los estudios se han centrado primordialmente
en variables asociadas a esta, invisibilizando el pa-
decer de los NNA, víctimas colaterales de este grave
delito. Al respecto, Hardesty, Campbell, McFarlane y
Lewandowski (2008), refieren que cada año aproxi-
madamente 3.300 niño/as se ven afectados por el
homicidio de la pareja íntima en los Estados Unidos
de Norteamérica. Por su parte, de acuerdo a cifras
aportadas por Echeburúa y de Corral (2009), más
del 60% de las víctimas de homicidio en la pareja te-
nían hijos, estadísticas que se incrementan en la re-
alidad chilena (Circuito Nacional de Femicidio Red
de Asistencia a Víctimas, 2011 y 2012 respectiva-
mente), lo cual permite visualizar el efecto multipli-
cador del daño en este tipo de hechos.
La relevancia de este tema no se circunscribe
exclusivamente a su magnitud, la cual puede ser li-
mitada en comparación a otro tipo de fenómenos,
sino que más bien se vincula a la gravedad del
hecho, atendiendo al enorme daño que genera,
pues tal como refieren Echeburúa y de Corral (2009,
p. 142) “el impacto emocional sobre los hijos es, en
muchos casos, irreversible y, en cualquier caso, su-
pone una interferencia emocional grave en su des-
arrollo psicológico”. Tal como se señaló, poco se
sabe de estos NNA y sus cuidadores (particular-
mente en el contexto latinoamericano), a pesar de
la multitud de factores de estrés y el potencial ne-
gativo de la experiencia.
A propósito de lo mencionado, esta investigación
tiene como horizonte aportar información crucial en
miras a caracterizar los efectos psicosociales que pa-
decen los NNA víctimas colaterales de la violenta
pérdida de su madre y los hechos asociados con esta
muerte. De este modo, la pregunta de investigación
propuesta puede ser formulada de la siguiente ma-
nera: ¿Cuáles son los efectos psicosociales que pre-
sentan los NNA víctimas indirectas del homicidio
íntimo de pareja cometido en contra de su madre?
En este orden de ideas, el objetivo general de
esta investigación fue: Identificar los efectos psico-
sociales que presentan los NNA víctimas indirectas
de este delito. Por su parte, los objetivos específicos
fueron: a) Establecer los efectos que el homicidio
materno provoca a nivel cognitivo, emocional, con-
ductual y social en los NNA. b) Analizar si el efecto
en las áreas mencionadas se encuentra mediatizado
por variables previas, próximas y posteriores al de-
lito. c) Conocer la alteración en el contexto ecológico
de los NNA luego de las pérdidas.
Fuentes de estrés
Los NNA víctimas indirectas del homicidio de su
madre, son sometidos a diversas fuentes de sufri-
miento, siendo las principales: aquellas anteriores
al delito y asociadas a las dinámicas maltratadoras
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a las cuales fueron expuestos; aquellas presentes
durante el ataque, vinculadas a las manifestaciones
brutales de la violencia; y aquellas posteriores al
hecho, relacionadas con la profunda alteración del
contexto ecológico que experimentan.
Previas al homicidio. Recientemente se han co-
menzado a visibilizar los importantes efectos que la
violencia de pareja acarrea sobre los NNA, quienes
se desarrollan en un contexto que justifica y legitima
la violencia y el abuso de poder, lo que promueve la
internalización de un estilo vincular negativo (Or-
juela, Perdices, Plaza y Tovar, 2007). Para Pinheiro
(2006), la exposición temprana a la violencia, incluso
como testigo, impacta en la arquitectura cerebral y
en el proceso madurativo de los NNA, afectando gra-
vemente su bienestar, desarrollo personal e interac-
ciones sociales, efectos que pueden perdurar toda
la vida. Lo mencionado resulta preocupante, si con-
sideramos que estudios en pequeñas muestras han
identificado dinámicas de violencia doméstica en
todos los NNA víctimas colaterales del homicidio ma-
terno (Hardesty et al., 2008).
Presentes durante el homicidio. La muerte de
una figura parental puede ser traumática para cual-
quier NNA, particularmente cuando esta es efec-
tuada a manos del otro progenitor (Hardesty et al.,
2008), generándose un efecto inmediato y devasta-
dor. Cuando el asesinato de la madre es cometido
por el padre, el NNA se enfrenta a una serie de fac-
tores estresantes: la pérdida de ambos padres (el
homicidio de uno y el suicidio o encarcelamiento del
otro), el cambio de hogar, escuela y entorno inme-
diato, junto al contacto prolongado con la policía y/o
el sistema de justicia (Steeves y Parker, 2007). Esto
resulta aún más dramático cuando el NNA ha tenido
mayor grado de proximidad al evento, siendo ele-
vado el porcentaje que ha sido testigo del homicidio
o ha encontrado el cuerpo de su madre sin vida
(Campbell et al., 2003, Hardesty et al., 2008), ele-
mentos que parecen explicar la aparición de proble-
máticas de salud mental y física posteriores
(Hardesty et al., 2008, Steeves y Parker, 2007).
Posteriores al delito. Este tipo de ilícitos genera
una serie de implicancias prácticas en la vida coti-
diana de los NNA, provocando un cambio radical del
contexto ecológico en que se desarrollan, produ-
ciendo transformaciones considerables en sus rela-
ciones personales, familiares y sociales (Contreras y
Ramírez, 2010), lo que desencadena una sensación
de caos y descontrol. En este escenario, los NNA sue-
len cambiar su lugar de residencia (Hardesty et al.,
2008; Kaplan, Black, Hyman y Knox, 2001), pudiendo
quedar bajo el cuidado de familiares (en general
abuelos de edad avanzada) y en condiciones de sub-
sistencia precarias; o bien, a cargo de instituciones
de protección infantil (Larrain y Bascuñán, 2009). De
acuerdo al seguimiento realizado por Kaplan et al
(2001), se deduce que los NNA que vivían con la fa-
milia de la mujer víctima de homicidio íntimo se en-
 EFECTOS PSICOSOCIALES EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS INDIRECTAS DEL HOMICIDIO ÍNTIMO DE SU MADRE
contraban mejor en términos conductuales y emo-
cionales que sus pares que residían en hogares no
relacionados a los progenitores, y ambos grupos se
encontraban un poco mejor que aquellos que vivían
con la familia del agresor. Sin embargo, un hallazgo
controversial con respecto al área social es que se
encuentran mejor adaptados los NNA que residían
en hogares no relacionados con su familia de origen.
Otra de las variables estudiadas tiene relación
con el fenómeno de precarización que sufren los
nuevos cuidadores, expuestos a niveles de estrés y
demandas que suelen sobrepasar sus recursos. De-
bemos recordar que en estas familias no sólo el NNA
pierde a una madre, también los familiares que asu-
men su cuidado han padecido la pérdida de un
miembro importante de su parentela (Contreras y
Ramírez, 2010), deteriorándose la calidad de su
salud mental y física, lo que puede acarrear enfer-
medades e incluso el fallecimiento de estos (Har-
desty et al., 2008).
Junto con esto, los problemas económicos son
reportados frecuentemente después del asesinato
de la mujer. En Chile, generalmente será la familia
extensa quien asuma el cuidado de los NNA, quienes
suelen presentar condiciones de subsistencia preca-
rias (Larrain y Bascuñán, 2009), con el riesgo de
pasar de la pobreza a la extrema pobreza (Contreras
y Ramírez, 2010).
Luego de las pérdidas violentas, algunos NNA se
ven enfrentados a nuevas problemáticas al interior
de los sistemas que los acogen, tales como conflic-
tos familiares (Hardesty et al., 2008), abuso sexual
o maltrato (Steeves y Parker, 2007).
La sintomatología identificada en los NNA con
posterioridad al homicidio es diversa y se vincula
con la etapa evolutiva en que se encuentran. No obs-
tante, los investigadores reportan como reacciones
más frecuentes (Steeves y Parker, 2007; Hardesty et
al., 2008), las siguientes problemáticas: a) de salud
mental: depresión, ansiedad, dolor-angustia prolon-
gada, síntomas de estrés postraumático, ansiedad
de separación, trastornos del sueño, temor a la os-
curidad, ideación y conductas suicidas; b) conduc-
tuales: conductas rebeldes, destructivas e
impulsivas, peleas con pares, vinculación con pares
negativos, embarazos no deseados, conductas de-
lictuales, uso de alcohol y drogas; c) académicas: di-
ficultades de rendimiento, repitencia, necesidades
educativas especiales, trastornos del aprendizaje,
deserción escolar; d) físicas: quejas somáticas, alte-
ración del apetito y peso, síntomas de asma; e) vin-
culares: dificultades para establecer relaciones de
pareja, para algunos de ellos de carácter crónico.
Factores protectores post-femicidio. Con res-
pecto a los elementos que protegen a los NNA del
estrés, cabe destacar que los afectados le asignan
una vital importancia a la presencia de una figura
vincular significativa en sus vidas con quien contar
después del homicidio, independientemente de si se
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convive o no con ella (Steeves y Parker, 2007); asi-
mismo, resulta central el grado de bienestar de esta
persona (Hardesty et al., 2008), dado que todos los
factores estresantes que afectan a los propios cui-
dadores pueden repercutir en una menor disponibi-
lidad física y emocional hacia los NNA.
Otro factor relevante es la disponibilidad de ser-
vicios y/o apoyo formal e informal, tales como ase-
soría, terapia psicológica, recursos económicos y
ayuda con los arreglos funerarios, los cuales suelen
estar disponibles inicialmente, reduciéndose su
oferta rápidamente luego del periodo inicial de cri-
sis (Hardesty et al., 2008). Para quienes acceden a
atención psicológica reparatoria, la máxima adhe-
rencia suele concentrarse en el período inicial de
crisis (8 semanas), presentando escasa continui-
dad posterior (Horne, 2003), ya sea debido a limi-
taciones financieras, o bien a un retiro de carácter
defensivo destinado a evitar lidiar con las emocio-
nes dolorosas.
MÉTODO
En virtud de los objetivos del estudio, se adoptó
un enfoque de tipo cualitativo con fines descriptivos,
utilizando un diseño no experimental, pues no es po-
sible manipular la variable independiente en una te-
mática como el homicidio de la pareja íntima, para
analizar sus posibles efectos. Por el contrario, lo que
se pretende es “observar los fenómenos tal como se
dan en su contexto natural” (Hernández, Fernández,
y Baptista, 2006, p. 205). Con este propósito, la me-
dición se efectuó en un momento único de tiempo,
correspondiendo por tanto a un estudio transeccio-
nal.
De acuerdo a los hallazgos de investigaciones
previas así como a la experiencia de los autores, se
comprende que la variable dependiente “daño psi-
cosocial” pudiera estar influida no sólo por la varia-
ble independiente “homicidio de la madre”, sino
también por variables intervinientes (de contexto y
mediadoras). En este sentido, se han considerado y
evaluado en esta investigación las variables edad y
género de los NNA, la historia de violencia previa ex-
perimentada, su vínculo con el autor, su calidad de
testigo de los hechos, así como los cambios experi-
mentados en su contexto ecológico luego del delito.
Participantes
Se consideró como participantes de esta inves-
tigación a la totalidad de los NNA víctimas indirectas
del homicidio íntimo de sus madres, que se encon-
traban en atención vigente en los Centros de Apoyo
a Víctimas de Delitos Violentos (en adelante
“CAVD”) dependientes del Ministerio del Interior y
Seguridad Pública, organismo encargado en Chile
de su asistencia reparatoria, de acuerdo al “Proto-
colo intersectorial de atención a víctimas de femici-
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dio” (Red de Asistencia a Víctimas, 2011), siendo un
total de 10 hijo/as menores de 18 años a la fecha de
comisión del delito.
Procedimiento
Para comenzar, se obtuvieron las autorizaciones
institucionales pertinentes. Luego de esto, se des-
arrollaron las entrevistas, realizando previamente
los correspondientes consentimientos informados.
A fin de evitar cualquier riesgo potencial de victimi-
zación secundaria hacia los NNA, no se les entrevistó
directamente a ellos sino a los adultos a cargo de su
cuidado (siendo un total de 5). Estos cuidadores
aportaron información general de la historia vital ac-
tual y pasada de los NNA, posibles cambios obser-
vados post-delito y las estrategias de afrontamiento
del sistema familiar. Otra fuente de información fue-
ron los profesionales que se encontraban intervi-
niendo con estos NNA y sus cuidadores. Para tal
efecto, se realizó una entrevista en profundidad a ex-
pertos psicólogos, integrando también a trabajado-
res sociales y abogados en aquellos centros donde
se contaba con este recurso. Estos, desde su rol de
expertos en la atención de esta población, entrega-
ron una visión centrada en los efectos psicosociales
que presentan los NNA y sus cuidadores.
Técnicas de Recolección de Información
Se utilizó la entrevista en profundidad semies-
tructurada, con el propósito de conceder libertad a
los entrevistados, garantizando abordar todos los
tópicos relevantes (Corbetta, 2007). Este tipo de en-
trevista resulta pertinente en el marco de esta inves-
tigación, dado el tamaño reducido del grupo
estudiado, la necesidad de obtener información de
gran riqueza y profundidad, contemplando particu-
larmente las necesidades que podrían presentar las
cuidadoras, quienes cursan por procesos traumato-
génicos complejos, lo cual demanda máxima flexibi-
lidad y empatía por parte del entrevistador.
Análisis de los datos
Se procedió a analizar la información a la luz de
las variables de estudio, procurando establecer dis-
tinciones en cada NNA, bajo un prisma temporal
(previo y posterior al hecho), con el fin de compren-
der el efecto del delito de una manera integral, en
base al establecimiento de una línea base de fun-
cionamiento. Esto se realizó a través de la codifica-
ción de las respuestas entregadas tanto por los
cuidadores como por los profesionales, por medio
de categorías de análisis predefinidas. Esta trans-
formación mantuvo el mensaje original textual, a fin
de resguardar el sentido otorgado y posibilitar el re-
curso de viñetas, lo que a su vez, permitió la des-
cripción y el análisis preciso en virtud de las
interrogantes planteadas.
Si bien, la mayoría de las categorías de análisis
se crearon previo a la aplicación de los instrumentos
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de recolección de información, a través de la lectura
de las entrevistas transcritas fue posible generar
nuevas categorías de análisis, provenientes de los
propios participantes.
RESULTADOS
Caracterización de los participantes
De los 10 NNA contenidos en esta investigación, 6
son de género femenino y 4 masculino, siendo la edad
promedio 11,2 años. Mientras algunos se han mante-
nido durante un extenso periodo de tiempo en inter-
vención reparatoria (22 meses), otros apenas
comienzan el proceso (poco más de 1 mes). La regu-
laridad en la asistencia a intervención varía conside-
rablemente intra-sujetos, tendiendo a observarse una
disminución en la frecuencia de asistencia en el
tiempo, lo que no sólo se puede relacionar con la pér-
dida de motivación acerca del proceso terapéutico
(principalmente por parte de los cuidadores), sino que
también, con la extensa distancia geográfica entre los
centros de atención y los domicilios de algunos de los
NNA, lo cual se acompaña además de escasa cober-
tura en términos de transporte público.
Caracterización de los homicidios íntimos de pareja
4 de 5 homicidios ocurren en el domicilio común,
mientras el restante sucede en el espacio público.
Asimismo, en 4 de 5 casos el agresor utiliza arma
corto-punzante para terminar con la vida de la mujer,
mientras en el otro ataque la muerte se provoca por
golpes con puños y pies en la cabeza de la víctima. 2
de 5 agresores se suicidan luego del delito, uno se
auto-agrede sin resultado de muerte, falleciendo
posteriormente por contusiones supuestamente ejer-
cidas por la policía, según el reporte de los profesio-
nales. Es decir, en 3 de los 5 asesinatos los agresores
fallecen post-delito y en los 2 restantes se encuen-
tran cumpliendo condena privativa de libertad.
Relación entre el NNA y el victimario
En 4 de los 5 homicidios, el agresor corresponde
al padre de los NNA, mientras en el restante es una
nueva pareja de la madre, con quien no cohabitaban
ni mantenían un vínculo positivo.
Fuentes de estrés
Estas se agrupan en previas, próximas y poste-
riores al delito.
Previas al homicidio. Se reporta como elemento
principal las situaciones de violencia ejercidas en
contra de la madre, tanto por parte de los autores
del homicidio como, en algunas ocasiones, por parte
de parejas anteriores, siendo 9 de 10 NNA testigos o
víctimas indirectas de estos hechos. En todos los
casos se visualiza violencia psicológica hacia la
mujer, acompañándose de otras formas de maltrato.
En 4 de 5 existió violencia física (afectando a 8 NNA).
 EFECTOS PSICOSOCIALES EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS INDIRECTAS DEL HOMICIDIO ÍNTIMO DE SU MADRE
En 3 amenazas de muerte (7 NNA), una de las cuales
fue realizada con arma de fuego. Una mujer vivenció
intentos de asesinato previos (lo que fue presen-
ciado por 2 hermanas). En 3 casos se reportó vio-
lencia económica (7 NNA) y 2 mujeres fueron objeto
de celos constantes previos a su asesinato (5 NNA).
En 2 casos la violencia comienza contra la mujer y
finaliza siendo cruzada (4 NNA), lo cual, según los
profesionales entrevistados obedeció a una estra-
tegia de la mujer ante la violencia crónica ejercida
en su contra.
Con respecto al conocimiento de las redes acerca
de la violencia contra la mujer, cabe destacar, que
mientras la mayoría de las familias extensas (3 de
5), sabían que existía violencia, en los dos casos res-
tantes, la comunidad cercana era la conocedora de
estos hechos. Si bien, las familias ofrecen su ayuda
a la mujer, no se observan acciones enérgicas que
tiendan a protegerla, lo que parece tener relación
con el desconocimiento o minimización de la grave-
dad de la violencia.
Próximas al homicidio. De los 10 NNA participan-
tes de esta investigación, sólo una pareja de herma-
nas se encontraba en el hogar al momento de ocurrir
el delito. 5 NNA a pesar de no presenciarlo, encon-
traron el cuerpo de la madre y/o del padre sin vida.
Lo anterior, permite concluir que 7 NNA fueron ex-
puestos a fuentes de estrés provenientes del delito
mismo y que son descritas por la literatura como al-
tamente traumáticas.
Posteriores al homicidio. Cabe destacar, que se
visualiza una inmediata alteración del contexto eco-
lógico. En este orden de cosas, los NNA deben tras-
ladarse a vivir con algún familiar, siendo
habitualmente un pariente de línea materna (6 con
su abuela y 2 con su tía), en tanto sólo 2 NNA viven
con la abuela paterna. Mientras 8 NNA, inmediata-
mente se fueron a vivir con su cuidador definitivo,
justamente la pareja de hermanos que vive con su
abuela paterna, debió transitar por tres familias di-
ferentes antes de vivir con la cuidadora definitiva, lo
que permite conceptualizar que vivenciaron inesta-
bilidad en el cuidador.
Los NNA se ven obligados a cambiar de domicilio
(7 NNA), de cuidador (9 NNA) y de establecimiento
educativo (6 NNA), con la pérdida de vínculos que
esto significa. Una de estas, y quizás la de mayor re-
levancia, tiene relación con el contacto con la familia
extensa con quienes el NNA no vive (la mayoría de
las veces paterna). Debido a la naturaleza de este
delito, los sistemas familiares tienden a desarrollar
visiones dicotómicas acerca de los hechos, lo que
explica que la mayoría de estos NNA pierda contacto
con la familia con que no viven. Sólo un niño que se
encuentra a cargo de su abuela materna mantiene
contacto regular con su abuela paterna, lo que ocu-
rre debido a que su cuidadora comprende que este
vínculo es muy significativo para él.
Con respecto a nuevas victimizaciones, de
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acuerdo a los resultados encontrados, sólo una niña,
sufrió una victimización post-delito, en este caso una
agresión sexual ejercida por unos niños de mayor
edad, situación que según las fuentes consultadas
exacerbó su sensación de indefensión.
Afectación psicológica
Cabe destacar, que se identifica afectación psi-
cológica en todos los NNA. A continuación y fin de
profundizar en este punto, se presentan los hallaz-
gos principales, de acuerdo a las áreas de funciona-
miento de los NNA. Para mayores antecedentes ver
Bautista (2012).
A nivel emocional. Se reporta afectación en todos
los NNA, lo que permite comprender que aunque es
posible para los NNA salvaguardar algunas áreas de
su funcionamiento para seguir viviendo, este delito
justamente arrebata a referentes afectivos importan-
tes para su desarrollo emocional. Desagregando la
información concerniente a esta área, se encontró
que 9 NNA presentaron sintomatología depresiva, 6
NNA sintomatología ansiosa y 8 NNA con otras ma-
nifestaciones de malestar.
En los NNA con sintomatología depresiva se ob-
servó: Desgano/desmotivación (3 NNA), tristeza ele-
vada (6 NNA), irritabilidad (4 NNA), agudización de
introversión/aislamiento (2 NNA), alteración del ape-
tito (2 NNA).
Los NNA con sintomatología ansiosa presenta-
ron: Trastorno por estrés postraumático o la presen-
tación sub-clínica del cuadro en 6 NNA. Mientras se
reportan auto-agresiones en 2 NNA, se encuentra
que sólo un niño presentó somatizaciones durante
un extenso periodo de tiempo (cercano a dos años).
Por último, se reportó que 5 NNA presentaron
sentimientos de rabia, ya sea dirigidos hacia otros
adultos por haber gatillado (a juicio de los propios
niños) el homicidio de su madre o hacia los mismos
padres por no haberlo evitado (3 NNA). Se observan
juegos traumáticos en 3 NNA hermanos, 2 de los
cuales habrían presenciado situaciones de violencia
brutal previa; en este sentido, recrearon durante un
extenso periodo de tiempo, las escenas en que el ho-
micida amarraba a su madre a las líneas del tren.
A nivel cognitivo. Se encuentra que 5 NNA ven
afectadas sus funciones cognitivas básicas, espe-
cialmente la atención y concentración, lo que se tra-
dujo en una merma en el rendimiento y pérdida de
interés por el aprendizaje escolar.
A nivel conductual. Se observan dificultades en
la mitad de los niños y un tercio de las niñas, princi-
palmente asociadas a agresiones físicas hacia pares
en contexto educativo y secundariamente hacia sus
hermanos. Sólo en el caso de 2 niños (varones), el
nivel de violencia exhibido requirió de intervención
profesional y familiar, debido a que habrían reali-
zado juegos de re-escenificación del trauma, en el
cual verbalizaron y actuaron el deseo de matar a su
compañero de juego, lo que preocupó de sobrema-
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nera a los cuidadores y educadores.
A nivel social. En 6 NNA se presentó alteración en
sus relaciones, ya sea influenciada por las conductas
de agresión (4 NNA) o por la tendencia a la introver-
sión-aislamiento previa al delito, pero exacerbada
por este (2 NNA).
En términos generales, los profesionales y cuida-
dores reportan que luego del periodo inicial de cri-
sis, se observa una mejoría a nivel cognitivo,
conductual y social en la mayoría de los NNA. Sin
embargo, a nivel emocional el proceso de recupera-
ción resulta más complejo y extendido en el tiempo.
Variables mediadoras
De acuerdo a los antecedentes recopilados, se vi-
sualizan algunas variables mediadoras del daño psi-
cológico, fundamentalmente vinculadas a las
características de las redes, y secundariamente aso-
ciadas a la edad y género de los NNA.
La existencia de redes cercanas, tanto familiares
como comunitarias, funciona como sostén emocio-
nal para el cuidador principal, quien con este so-
porte, puede a su vez contener física y
emocionalmente a los NNA, situación que gracias al
amplio conocimiento y vínculo previo con ellos, pa-
rece relevarse como un amortiguador del daño en
los NNA víctimas indirectas.
Con respecto a la variable edad, se observa que
a los niño/as de 8 o menos años, les resulta com-
plejo comprender la irreversibilidad de la muerte y
con esto asimilar que la madre no volverá de “el
cielo” (“lugar” comúnmente utilizado por los cuida-
dores para explicar donde está la madre). Este ele-
mento, en conjunción con su tendencia a utilizar la
transformación mágica de los hechos para tornarlos
más tolerables, permite comprender que su proceso
de duelo sea descrito por los profesionales y cuida-
dores como menos doloroso o dramático. En este
sentido, mientras se observa en estos NNA menor
incorporación de las pérdidas a su vida cotidiana y
menor dolor, se visualiza mayor dependencia en su
proceso de duelo, con respecto al proceso por el que
atraviesan los adultos a cargo. Cuestión que le
otorga gran relevancia a las posiciones muchas
veces antagónicas que adoptan las familias extensas
(de la víctima y del agresor). En el polo opuesto, se
reporta que los NNA de mayor edad tienden a incor-
porar de mejor forma las pérdidas, lo que podría ex-
plicar la presencia de mayor tristeza. Asimismo, se
observa en los adolescentes la presencia de senti-
mientos de culpa intensos, asociados a su imposibi-
lidad de evitar el desenlace fatal.
Con respecto a la variable género, se constata
una mayor proporción de conductas de agresión fí-
sica en niños (2 de 4), al ser comparados con las
niñas (2 de 6). Asimismo, la mitad de los niños
tiende a asumir una posición de dominación con res-
pecto a sus hermanas. Ambos antecedentes, permi-
ten plantear que la mayoría de los niños (3 de 4)
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Vol. XXVIII 3 SEPTIEMBRE 2019 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
presentan conductas derivadas de estereotipos de
género masculino. Por último, dos hijos mayores de
edad (que quedaron fuera de esta investigación, jus-
tamente por este antecedente), según los profesio-
nales y cuidadores, presentarían conflictivas de
pareja relativas al ejercicio de violencia contra la
mujer. Ambos se atienden en un CAVD como vícti-
mas indirectas del homicidio de su madre y no pre-
sentarían consciencia respecto a su problemática.
Daño social
Los antecedentes recopilados permiten com-
prender que el daño social se caracteriza por la ma-
siva inestabilidad del contexto ecológico en los NNA
(lo que ya fue descrito), las consecuencias económi-
cas, las dificultades en el acceso/relación con redes
institucionales y los fenómenos de estigmatización.
Con respecto a las consecuencias económicas, la
mayoría de los sistemas familiares en que estaban
insertos los NNA presentaban carencias (8 de 10
NNA). Luego del delito, estas dificultades se acre-
cientan, situación por la cual, todos los profesiona-
les entrevistados plantean que existe daño social de
tipo económico, que puede interferir con el ade-
cuado acceso a bienes y servicios. En este orden de
cosas, los nuevos sistemas familiares deben recurrir
a sistemas informales (principalmente los hermanos
de la fallecida) y formales de ayuda (servicios de
ayuda social municipal), viéndose además obligados
a reorganizar los gastos familiares, observándose un
empobrecimiento en los cuidadores.
El acceso y relación con las redes aparece como
deficitario, en la medida en que debido a la multitud
de cambios/consecuencias derivadas del homicidio,
los cuidadores deben relacionarse con una serie de
instituciones que intervienen luego de su comisión.
Cada una de estas, tiene la misión y posibilidad de
ayudar en un espectro específico de necesidades
que presentan estos NNA y sus familias, situación
por la cual, la totalidad del daño y sus necesidades
de reparación será abordado parceladamente. Lo an-
terior, implica que las cuidadoras deben relacionarse
con diversas instituciones y requerimientos, los que
en conjunto tienen la potencialidad de abrumarlas,
favoreciendo el retiro de la familia de los sistemas
formales de ayuda.
Por último, se observan fenómenos de estigma-
tización en 4 NNA, 2 de los cuales provienen del es-
tablecimiento educacional al que asisten (ya sea
porque después del delito los docentes agudizan
una visión negativa del niño y/o por que existe un
mal manejo público del hecho), mientras los 2 NNA
restantes serían estigmatizados en su comunidad
cercana, a raíz del mal manejo que realizan los me-
dios de comunicación sobre el homicidio (tendiendo
a demonizar al agresor). Esta situación sería perci-
bida por las víctimas colaterales, quienes se sienten
sindicados como los hijos de un asesino. Por otra
parte, se observan actos de discriminación al interior
 EFECTOS PSICOSOCIALES EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS INDIRECTAS DEL HOMICIDIO ÍNTIMO DE SU MADRE
de los sistemas familiares, ya sea en términos posi-
tivos (toda vez que la familia extensa esta muchí-
simo más pendiente de los niño/as, 3 NNA) y/o
negativos (asociado a negar la condición de víctima
indirecta de 1 adolescente).
Duelo en los NNA y los cuidadores
Los resultados sugieren que los NNA y sus familias
atraviesan por un proceso de duelo intra e intersub-
jetivo de carácter traumático. Lo anterior es distingui-
ble a través de la interdependencia entre el proceso
de duelo del cuidador (incluyendo sus estrategias de
afrontamiento) y el estado de los NNA. El carácter
traumático se visualiza no sólo por la gravedad de la
afectación psicológica encontrada, sino también a tra-
vés de la dificultad presente en los NNA y los cuida-
dores de poner en palabras la experiencia vivida y las
emociones suscitadas, tendiendo más bien a desarro-
llar estrategias y rituales que buscan controlar el dolor
o al menos distanciarse de él. Para tal efecto, la ma-
yoría de los cuidadores, considera que a los NNA les
resulta útil mantenerse física y mentalmente ocupa-
dos a través de la realización de múltiples actividades,
lo que inhibiría pensar en las pérdidas. Este fenómeno
parece tener su asidero en la dificultad de los siste-
mas familiares de tolerar el dolor o tristeza en los
NNA. En la misma línea argumental, gran parte de los
cuidadores establece como regla fundamental no ha-
blar con los NNA acerca de la pérdida, ni externalizar
la propia tristeza en su presencia. En cambio, se re-
cuerdan aspectos positivos de quien falleció, los
Diagrama 1. Resumen principales hallazgos
Vol. XXVIII
272
“chistes” y las anécdotas, produciéndose diálogos
acerca de estos elementos. Los cuidadores le trans-
miten a los NNA que existe una manera correcta de
recordar al fallecido, esto es desde la alegría, o al
menos, desde el distanciamiento con el dolor. Este
elemento se observa inclusive en los momentos en
que visitan a la fallecida en el cementerio, instancia
en que se le dice a los NNA que si ellos están tristes
también lo estará su madre.
Mientras algunas cuidadoras (2 de 5) refieren
que aún no logran aceptar la pérdida de su hija y
hermana respectivamente, otras consideran que el
apoyo de “algo” o “alguien” resulta fundamental.
Apuntan con esto, al consuelo de Dios a través de
su participación en una comunidad religiosa (1 cui-
dadora) o al apoyo de la familia y la red cercana (2
cuidadoras). A pesar de esto, relatan que les re-
sulta complejo llorar en compañía de otros, ten-
diendo a hacerlo cuando se encuentran a solas, a
fin de no preocupar a los demás integrantes del sis-
tema familiar.
Por último, un aspecto trascendental vinculado a
la motivación para seguir viviendo, lo constituye el
hecho de hacerse cargo de los NNA que perdieron a
su madre y/o padre. Señalan que sus nietos o sobri-
nos, las ayudan a superar su dolor, asimismo evalúan
que de no tener esta responsabilidad, no podrían
haber salido de la depresión o el shock inicial.
El Diagrama 1 presenta los principales hallazgos
y variables intervinientes encontrados en esta in-
vestigación.
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3 SEPTIEMBRE 2019 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
273 DAviD BAUTiSTA MEnARES y LoREnA ConTRERAS TAiBo
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
La victimización por el homicidio de la pareja ín-
tima puede ser concebida como uno de los aconte-
cimientos traumáticos con mayor capacidad de
generar consecuencias negativas a corto, mediano
y largo plazo en las víctimas indirectas.
Los NNA, sufren en el pasado a una madre mal-
tratada y a un padre agresor, son testigos de violen-
cia física, psicológica, económica, amenazas o
intentos de muerte hacia su madre; resultados co-
herentes con los encontrados por Hardesty et al.
(2008). Estos antecedentes permiten reforzar la idea
propuesta por diversos estudiosos de este fenó-
meno, quienes plantean que el homicidio de la mujer
sucede generalmente como el evento más grave de
la violencia contra la pareja, a través de una cadena
de conductas violentas (Echeburúa y de Corral,
2009). No se observa en los casos comprendidos en
este estudio, la aparición de una violencia explosiva
que resulta prácticamente impredecible.
La literatura revisada establece como fuente de es-
trés, con una gran capacidad de impactar psicológica-
mente al NNA, el grado de aproximación al evento de
homicidio. Mientras en el año 2003, Campbell et al., en-
contraron que en el 43% de los casos, el NNA fue tes-
tigo del delito o fue el primero en encontrar el cuerpo
de su madre, Hardesty et al., en el año 2008, encontra-
ron que 6 de 10 NNA presenciaron el asesinato o en-
contraron el cuerpo de su madre sin vida. En esta
investigación, la mayoría de los NNA fueron expuestos
a estresores asociados al delito, ya sea por presenciar
el hecho o encontrar el cuerpo inerte de la madre y en
algunos casos del padre. Dichas escenas parecen fi-
jarse en la memoria y explicar la elevada presencia de
TEPT en los NNA, resultados coherentes con los pro-
puestos por Echeburúa, Amor y de Corral (2006).
Con respecto a la afectación por áreas, cabe se-
ñalar que solamente a nivel emocional se observa
una mayor proporción de alteración en los NNA par-
ticipantes de este estudio, en comparación con las
investigaciones internacionales. En este sentido,
mientras Hardesty et al. (2008) encontraron proble-
mas de salud mental en la mayoría de los partici-
pantes de su estudio, en esta investigación se
reportó que todos los NNA presentaron algún tipo
de sintomatología/afectación. En el área conduc-
tual y social se observa una menor proporción y
gravedad en comparación con las investigaciones
revisadas, mientras a nivel cognitivo aunque la pro-
porción es la misma, se observa una menor inten-
sidad en la afectación.
Los hallazgos encontrados, permiten concluir
que el daño psicosocial presente en los NNA es
grave, toda vez que se conjuga afectación por la his-
toria de violencia conyugal crónica de la cual fueron
testigos, alteración psicológica intensa producto del
homicidio de la madre a manos del padre o de su pa-
reja íntima, y una masiva alteración en su contexto
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Vol. XXVIII 3 SEPTIEMBRE 2019 DE CLÍNICA PSICOLÓGICA
ecológico. Este último elemento es rescatado por
Steeves y Parker, quienes en el año 2007, destacan
el efecto inmediato y devastador en términos psico-
sociales, de este tipo de delitos.
No obstante, se constata la existencia de algunas
variables mediadoras capaces de moderar el daño
psicosocial producido, fundamentalmente asociadas
a la existencia de una red familiar/comunitaria ade-
cuada y secundariamente asociadas a la edad y gé-
nero del NNA. En este orden de cosas, mientras en el
estudio de seguimiento realizado por Kaplan et al.
(2001) se encontró que la mayoría de los NNA fue
trasladado de un lugar a otro (en más de una opor-
tunidad) durante el primer año después de la/s pér-
dida/s, la realidad visualizada en esta investigación,
parece más alentadora, en la medida en que todos
los NNA se fueron a vivir de forma definitiva con un
familiar. Dicha diferencia probablemente se asocia a
patrones culturales propios de las familias latinoa-
mericanas. En relación a lo anterior, en todos los
casos contenidos en esta investigación, se reportó la
existencia de un vínculo afectivo previo significativo
entre el cuidador y los NNA, elemento rescatado por
Steves y Parker (2007) como un factor protector.
Los NNA deben realizar un trabajo de duelo com-
plejo o traumático, en un sistema familiar que habi-
tualmente no favorece la expresión de emociones
significadas como negativas (como la tristeza, angus-
tia o la rabia), sino que más bien, a fin de “aliviar” el
dolor en los NNA, genera una serie de estrategias para
mantener su mente y cuerpo ocupados, con la espe-
ranza que de esta forma, el dolor del NNA no se haga
presente. La utilización de estas estrategias de afron-
tamiento, constituye un fenómeno comprensible en
los sistemas familiares, toda vez que para los adultos
no sólo es difícil tolerar el dolor de los niño/as, sino
que además, concurre el propio proceso de duelo del
cuidador, la mayoría de las veces, la madre de la mujer
asesinada. Conviene recordar en este punto lo seña-
lado por Echeburúa y de Corral (2001), quienes plan-
tean que la muerte de un hijo puede ser concebida
como uno de los factores más estresantes en la vida
de un sujeto, en especial si se provoca por un asesi-
nato o suicidio. Este potencial traumático extremo que
tiene el duelo por la muerte de un hijo, recuerda el di-
fícil proceso por el que atraviesan los cuidadores, quie-
nes además de su propio duelo, deben responder a
diferentes demandas provenientes de los NNA (en dis-
tintas etapas evolutivas) y de las instituciones.
La interdependencia señalada, recuerda que el
proceso de reparación psicosocial tiene componen-
tes intra e intersubjetivos, toda vez que hay elemen-
tos traumatogénicos susceptibles de elaboración
psíquica, siempre que el ambiente intersubjetivo en
que vive el NNA le brinde las condiciones adecuadas
para hacerlo (estabilidad, seguridad, contención, to-
lerancia al dolor del NNA, etc.).
Hardesty et al. (2008), sugieren que las interven-
ciones post-homicidio de la pareja íntima deben
 EFECTOS PSICOSOCIALES EN NIÑOS, NIÑAS Y ADOLESCENTES VÍCTIMAS INDIRECTAS DEL HOMICIDIO ÍNTIMO DE SU MADRE
estar centradas en las familias y sus propios recur-
sos o fortalezas, asumiendo que los NNA, sus cuida-
dores y otros integrantes de la familia están
entrelazados, por lo cual el ajuste o la enfermedad
de cualquier miembro tendrá consecuencias para
todo el sistema familiar. Esta orientación a la inter-
vención familiar versus individual, centrada en recur-
sos versus sólo en elementos patológicos, se
visualiza en los reportes de los cuidadores y profe-
sionales entrevistados en este estudio, toda vez que
los primeros tienden a valorar la terapia individual
recibida, más que como un espacio de elaboración
personal, como un espacio que les ayuda a compren-
der a los NNA, mientras los segundos, consideran
que el proceso de duelo en los NNA depende del cui-
dador y la familia extensa.
Para finalizar, es necesario relevar que esta in-
vestigación presenta alcances y limitaciones, asocia-
das al tipo de estudio, la transversalidad de sus
resultados y la cantidad de NNA analizados. Esto se
comprende por la orientación hacia la comprensión
profunda de las cualidades del fenómeno, en detri-
mento de la cantidad de participantes, la cual debido
a ser baja, nos lleva a interpretar con cautela los re-
sultados propuestos. En este orden de ideas, con-
viene recalcar que no pretende ser generalizable a
la totalidad de los NNA que han sufrido este delito
en Chile, sino que se orienta a poseer validez in-
terna, conociendo adecuadamente el malestar de
estos NNA y sus cuidadores.
Nuevas investigaciones podrían confirmar los ha-
llazgos encontrados e indagar en la evolución de la
sintomatología, de la categorización del daño (en
donde es posible hipotetizar que el daño se trans-
forme en profundo, al presentarse una secuela emo-
cional persistente), de la reorganización familiar y
del proceso de duelo mismo. Lo anterior, podría lo-
grarse a través de un estudio longitudinal, cuyos
participantes idealmente sean todos o al menos la
mayoría de los NNA, víctimas indirectas de este de-
vastador delito.
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