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El clima urbano y la isla térmica

J.M Guevara Díaz


Caracas, 2007

Lo que se entiende por climatología urbana es el estudio del efecto de la ciudad sobre el
clima, es decir, la investigación de la naturaleza de la atmósfera en las ciudades y su
significación en los problemas urbanos. Un clima urbano se inicia dentro de un clima regional
dado, con el nacimiento y expansión de una ciudad. Las transformaciones que se realizan en el
uso del nuevo espacio se relacionan con los materiales de las edificaciones, calles y carreteras,
así como con las actividades que el hombre desarrolla en la producción de energía y bienes
característico del espacio urbano, todos los cuales conducen a un incremento térmico del aire
sobre la ciudad, mayor que sobre las áreas adyacentes no urbanas y que se conoce como isla
térmica, isla calórica o isla de calor, parte esencial de un clima diferente al regional, el clima
urbano, mientras las zonas contiguas a la ciudad mantienen los caracteres propio del clima
regional. Solamente recordar que mucho más de la mitad de la población mundial se concentra
en unas 5000 ciudades, revela el interés de conocer la influencia que ejerce la ciudad sobre el
clima, o sobre alguna variable climatológica, como radiación, viento, humedad, precipitación, o
temperatura, siendo estos los más afectados. Entre los trabajos clásicos de climatología urbana se
deben mencionar el de Kratzer, Das Stadtklima, publicado en 1955, en Alemania; The climate of
town de Helmert Landsberg, también en 1955; The climate of London, de Chandler, en 1965;
The climate of cities, de James Peterson; Urban climate y Building climatoloy ambos publicados
por la WMO en 1970, y que son las ponencias del coloquio celebrado en Bruselas en 1968.
Landsberg, H.E., "The Urban Climate", International Geophysics Series, Academic Press, New
York, 1981; "Urban Climatology and its Applications With Special Regard To Tropical
Areas", WMO No.652, World Meteorological Organization, Geneva, 1986.
Precisamente, en una de esas ponencias de 1970, el Dr. Chandler enumera las necesidades en el
campo de la climatología urbana, que bien merecen repetirse aquí:
-Necesidad de definir rigurosamente los elementos físicos de la superficie urbana,
particularmente sus propiedades térmicas y aerodinámicas.
-Definir sistemáticamente los lugares de observación para poder garantizar la comparabilidad de
las distintas mediciones.
-Que las investigaciones sobre el terreno mantengan la concordancia con los análisis teóricos a
fin de elaborar los modelos de carácter general.
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-Realizar estudios en gran número de emplazamientos geográficos y en particular en las zonas


urbanas de lo países tropicales.

La mayoría de esas inquietudes fueron respondidas por Oke (2004) enfatizando que lo
primero a considerar en los estudios del clima urbano es la escala del mismo, puesto que las
ciudades varían considerablemente en tamaño y complejidades y la ubicación y número de
sensores dependerá del tamaño del área del clima urbano que se desea conocer. Así, a una escala
sinóptica, se trata de una escala macro meteorológica y abarca miles de kilómetros, incluyendo
zonas urbanas y rurales, no especifica énfasis en lo urbano y por consiguiente, interesan otras
escalas: como la mesoclimáticas, la cual abarca más de 10 km y donde se incluyen las grandes
ciudades; la escala local, de uno a varios kilómetros, y abarca sectores dentro de la ciudad, como
el centro de la misma, un vecindario, el sector industrial, un sector comercial, etc., y una escala
microclimática, que abarca hasta cien metros e incluyen sectores urbanos muy específicos, como
el clima de una edificación, de una calle, una vereda, de un parque urbano, de un centro
comercial, de un jardín, y hasta el clima de área que cubre un árbol.
La ubicación de las estaciones de observación meteorológicas en los estudios del clima
urbano debe representar la escala de la investigación ubicándolas en el centro del sector rodeado
por las condiciones medias urbanas en cuestión. El sitio de estudio debe describirse, indicando
altura de las edificaciones, separación de las mismas, ancho de las calles, material utilizada en
las edificaciones y vías; presencia de vegetación, de vehículos, de cuerpos de agua. En la
temperatura y humedad del aire, se mantienen la altura tradicional de los dos metros desde el
suelo utilizado en meteorología general, pero podría ser una altura diferente en función del
objetivo particular, pero nunca sobre azoteas o techos, donde el microclima es muy diferente.
Mientras que la velocidad y dirección del viento dependerá de las condiciones del sitio y el
propósito del estudio.

Oke (2004) distingue dos niveles en el estudio del clima urbano: el dosel urbano y la
capa límite. El dosel urbano (urban Canopy Layer, UCL) definido como el espacio
comprendido entre la superficie y los techos de las edificaciones, donde el viento y la
temperatura sufren las más importantes modificaciones, puesto que es la altura de intercambio de
los flujos de calor y humedad. Mientras que la capa límite, (Urban Boundary Layer, UBL)
comprende un espacio vertical mucho mayor y es la zona de mezcla o de turbulencia generada
por la rugosidad de la superficie y los movimientos convectivos asociados al calentamiento del
aire en contacto con el suelo. Tanto el dosel urbano como la capa límite, a su vez, son objetos de
investigación cada vez más preciso en el campo de la climatología de las ciudades.
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¿Cómo afecta la ciudad a los diferentes componentes del clima?

En Landsberg (1956) y Lowry (….) se encuentran las causas fundamentales que explican
la diferencia entre el clima urbano y el clima rural y las cuales de seguida resumimos:
-La alteración de la superficie original: se cambia una superficie cubierta por vegetación y agua,
a otra por concreto, asfalto y edificaciones. La nueva superficie posee menor albedo y conduce el
calor tres veces más rápido que la original y gran parte del calor reflejado va a otras superficies
que las absorben y a su vez, se calientan, mientras en el campo, el calor reflejado va
directamente al espacio.
-La producción de calor urbano: tanto por la combustión de los combustibles usados en las
industrias, vehículos, calefacción, aire acondicionado, refrigeración, como por el producido en el
metabolismo de los seres vivos, es mucho más alta que en las zonas no urbana.
-El cambio en la composición del aire urbano: El aire urbano por adición de gases y partículas
sólidas y líquidas, presenta diferencias que contrastan con el aire más limpio del campo.

Todas estas transformaciones introducidas por la acción antrópica, repercuten en el balance


energético, asignándole a esta alteración el papel de mayor importancia en el clima urbano, hasta
el punto que el mismo Landsberg (1970) afirmara que “uno de los objetivos de la climatología
urbana era determinar ese balance alterado”.

El cuadro 1 resume los cambios producidos por la ciudad sobre los diferentes
constituyentes del clima en localidades ubicadas en latitudes medias, según modificación que
hemos hecho a Landsberg (1969, p 88).
Del cuadro 1 y de otras investigaciones, se logra una visión más detallada de los cambios
experimentados por las diferentes variables atmosféricas.

Radiación: La radiación total recibida en la superficie de una ciudad en términos medios es entre
15% a 20% menor que la recibida en áreas no urbanas. Ello es debido a las partículas en
suspensión en el aire que absorben con alta efectividad la radiación solar, además de desviarlas y
reflejarlas. Una demostración del papel de las impurezas en el aire urbano fue la comparación
realizada en Toronto, Canadá, donde la radiación total en los días laborable era 2,8% mayor que
los días domingo, cuando había menos impurezas. En cuanto a la radiación ultravioleta,
disminuye entre 10% a 30% aunque en ciudades altamente contaminadas en el continente
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americano como Los Ángeles y México, se ha medidos disminución de hasta 90 % en días de


fuerte contaminación atmosférica.

Cuadro 1: Cambios en las variables atmosféricas por efecto de la ciudad

Variable atmosférica Cambios en relación con Áreas rurales

Radiación total Disminuye 15% a 20%


Radiación ultravioleta Disminuye 10% a 30%
Insolación Disminuye 5% a 15%
Velocidad del viento Disminuye 10% a 30%
Humedad relativa Disminuye 2% a 10%
*Temperatura media anual Aumenta 0,5 ºC a 1 ºC
*Temperatura media mínima Aumenta 1ºC a 2ºC
Precipitación Aumenta 5% a 10%
Días con lluvia Aumenta 10%
*Frecuencia de calmas Aumenta 5% a 20%
Nubosidad Aumenta 5% a 10º%
Niebla y visibilidad baja Aumenta 50% a 100%
Contaminantes sólidos Aumenta 1000%
Contaminantes gaseosos Aumenta 500 % a 2500%
Conductividad eléctrica Disminuye
Fuente: Modificado de Landsberg (1969, p 88) y *Landsberg, H, de otras publicaciones

Temperatura. La temperatura es mayor en las ciudades en comparación con las áreas


adyacentes no urbanas, a pesar que la radiación solar, como se dijo en el aparte anterior, es
menor que en el campo. Dado que la generación de la isla térmica, es el efecto de mayor interés
en el clima urbano, este punto se tratará detalladamente mas adelante.

Insolación: Las impurezas también influyen para hacer descender el número de horas de sol
entre 5% a 15%. El caso de Londres es bien ilustrativo de un efecto opuesto, recibía 270 horas
de sol menos que en sus alrededores, pero a consecuencia de las medidas anticontaminantes
desde 1954, que redujeron el humo sobre la ciudad, las horas de sol se incrementaron y para el
periodo 1958/1967 aumento 50 % en relación con el periodo 1931 /1960.

Visibilidad: De manera similar que en la radiación e insolación, las impurezas y la


contaminación en el aire, reducen la visibilidad. A su vez, el aumento de la concentración de
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contaminantes depende de las condiciones de estabilidad atmosféricas y de la velocidad y


dirección del viento.

Viento. Las rugosidades u obstáculos al flujo del viento son principalmente las edificaciones,
vallas (y también los árboles) que desvían el viento y reducen su velocidad entre 10% a 30%. Se
ha encontrado la relación general, que la velocidad del viento urbano, Vd., es dos tercio de la
velocidad del viento del aeropuerto más cercano, Va: Vd. = 2/3 Va
y que su dirección del viento urbano difiere en unos ±30º a la del viento del aeropuerto.
En las ciudades se crean células térmicas que hace ascender el aire y en la altura se dirige a las
zonas no urbanas para regresar como brisa desde las afueras hacia la ciudad. Su velocidad se
estima ente 1 m/s a 2 m/s. Esta brisa se identifica mejor cuando la circulaciones planetaria y
regional están ausentes. En islas térmicas bien desarrolladas, la velocidad de la brisa urbana
varía entre 2 m/s a 4 m/s.
Como túneles de vientos se comportan las calles que se orientan en la dirección del viento,
mientras que al encontrarse de frente con alta edificaciones, una porción del viento asciende y
sigue su curso, otra, impacta de frente, y se devuelve en dirección opuesta hacia edificaciones de
menor tamaño o hacia calles o pasillos inmediatos; así como crea flujos y remolinos en esta
fachada del edificio como en su lado opuesto.
Landsberg considera que la ciudad incrementa las calmas entre 5% a 20%, sin embargo, en el
clima de Londres, Chandler encontró valores opuestos, 5% a 20% menores en las ciudades que
en las áreas adyacentes rurales.

Nubosidad: La convección urbana incrementa la formación nubosa sobre las ciudades día a día,
y en términos anuales se estima incremento de 5 % a 10% en relación con las zonas no urbanas.

Humedad: Si la temperatura aumenta en las ciudades, la humedad tiene que disminuir por la
conocida relación inversa entre ellas. Se calcula una disminución entre 2% a 10% de humedad
relativa y 0,5 hPa en la humead absoluta. La explicación es la poca presencia de cuerpos de agua
y humedad en el suelo de las ciudades en comparación con el campo donde el proceso de la
evapotranspiración es muy activo, con suelos con buena capacidad de retención de agua, muy
diferente a la ciudad donde las capas de asfalto y cemento no permiten la percolación, sino el
escurrimiento. Solo cuando en la ciudad hay inversiones térmicas bajas, el vapor de agua del
proceso de combustión se puede considerar como fuente importante de humedad en el aire
urbano, ya que al elevarse es llevado por las corrientes a otras zonas y no influye sobre la ciudad.
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Precipitación: Se considera que el incremento de la precipitación de 5% a 10% en las ciudades,


se relaciona con el incremento de las partículas en suspensión que sirven como núcleos de
condensación, así como a la convección que incentiva el desarrollo de nubes convectivas en
zonas urbanas. Cuando la causa que genera la lluvia es sinóptica, como la ocasionada por la
convergencia intertropical, una Onda del Este o un huracán, no hay distinción, pero cuando es
lluvia local, es muy frecuente que llueva en un sector de la ciudad mientras en los demás sectores
no ocurre el evento, como se aprecia frecuentemente en el área metropolitana de Caracas, donde
puede estar lloviendo en Prados del Este y no en la Ciudad Universitaria. Igualmente,
investigaciones posteriores a las de Landsberg, demuestran que el aumento de la precipitación
ocurre a sotavento del centro de la ciudad, más que en toda la ciudad.

Estabilidad atmosférica: Es de esperar condiciones de mayor inestabilidad e inversiones más


débiles y menos frecuentes que en áreas no urbanas. Sin embargo, la condición atmosférica
neutra pareciera ser la predominante en las ciudades, debida al efecto de isla térmica o de calor y
a la turbulencia mecánica.

Electricidad atmosférica: Los iones en el aire son muy escasos en el ecuador y al nivel del mar,
y van en aumento hasta alcanzar su máximo en la ionosfera y alta concentración en los polos.
Los iones pequeños por su alta movilidad son fundamentales en la conducción de la electricidad
atmosférica y en la ciudad, los iones pequeños son menores (50 % a 75%) que en las áreas no
urbanas. ¿La explicación? Los pequeños iones se unen a las impurezas atmosféricas y forman
iones más grandes que son malos conductores de la electricidad. En las ciudades se estima 10
veces o más núcleos grandes que en el aire de las zonas rurales. En consecuencia, la conducción
eléctrica en la atmosfera urbana es menor que en las zonas rurales con aire más limpio.

La isla térmica, o el efecto de la ciudad sobre la temperatura

Es un hecho observado mundialmente que la temperatura del aire sobre la ciudad es mayor
que la del aire sobre las áreas vecinas no urbanas y que el aspecto del clima urbano al cual se le
ha dedicado mayor atención internacionalmente, es a la isla térmica o isla de calor. Sin embargo,
el concepto del término, aunque sencillo, no es bien establecido o bien entendido.
La generación de isla una térmica (isla de calor, isla calórica, efecto de isla de calor, isla
de calor urbano, urban heat island, UHI) se explica en la absorción y retención de la energía solar
por las superficies urbanas que incrementa sus temperaturas y a la vez, el calor acumulado
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calienta el aire sobre la ciudad, aumentando su temperatura en mayor grado que las áreas no
urbanas adyacentes. La diferencia entre la temperatura del aire urbano y la temperatura de
las áreas no urbanas adyacentes, es la isla térmica, ΔT(u-r). Tal diferencia térmica en muchas
ciudades esta alrededor de 1ºC a 6°C.
Como el calor acumulado en la ciudad se emite lentamente hacia el aire, su mayor influencia se
aprecia en el incremento de la temperatura mínima del aire, durante la noche y madrugada.
En la figura 1, tomada de EPA (2005), y que acompaña varios artículos del Heat island
Group, ilustra claramente el concepto de isla térmica con su perfil de temperatura del aire que va
en aumento desde la más baja, en las zonas rurales adyacentes y en los límites urbanos, hasta su
máximo en la zona de mayor concentración urbana, la cual generalmente es el centro de la
ciudad, e internacionalmente conocido como “downtown”.

Cada día observamos como la intervención humana elimina, desvía, o reemplaza cursos
de agua naturales con árboles a sus lados, por autopistas con postes y defensas de concretos o de
aluminio, llena de vehículos, que a su vez producen calor y emiten impurezas al aire; o por calles
y carreteras asfaltadas con edificios de lado a lado, que retienen el calor en el día y lo emiten
durante la noche. Se reemplazan árboles grandes por industrias con sus chimeneas, penachos de
gases y alta concentración de contaminantes líquidos, sólidos y gaseosos. Allí esta el origen de
las islas térmicas, esencialmente un producto del proceso de urbanización, es decir, efecto de la
acción, antrópica, al ser destruida y reemplazada la superficie natural sobre la cual descansa la
atmósfera (vegetación, agua, tierra, rocas, etc.) por las edificaciones, concreto, asfalto y demás
materiales utilizados en las áreas urbanas, los cuales al poseer mayor capacidad de retener y
conducir el calor proveniente de la radiación solar lo almacenan durante el día y lo emiten
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lentamente durante la noche, con lo que se mantiene la temperatura del aire nocturna más
elevada que la correspondiente fuera de la ciudad. Si se agrega el calor por combustión, el calor
por el metabolismo de los seres humanos y la disminución de la velocidad del viento que reduce
el intercambio de aire, la intensidad de la isla térmica, se intensifica. Por otra parte, las
radiaciones emitidas por calles y edificios, no va directamente al espacio, como en el campo,
sino que se realiza entre esas superficies, conservándose el calor por más tiempo en la ciudad. De
manera similar, los contaminantes sobre la ciudad, absorben la mayor proporción del calor
emitido por la ciudad y gran parte de ese calor es devuelto a la superficie urbana.
Las mediciones realizadas en cientos de ciudades a escala global indican que el fenómeno
es el mismo y que la isla térmica se identifica tanto en el día como en la noche pero que por ser
el balance de calor más lento durante la noche, el descenso térmico es más pronunciado durante
las horas nocturnas. Esto quiere decir que la temperatura mínima del aire es mayor en las
ciudades que en las zonas no urbanas y en consecuencia, es más claramente identificada y de
mayor intensidad la isla térmica nocturna que la diurna como se midió en México con isla
térmica de 5ºC o en Santiago de Chile, con 3ºC a 4ºC. También las temperaturas máximas de las
ciudades son mayores por efecto de la isla térmica, pero menos acentuadas que las mínimas,
como fue demostrado por Woollum en el centro de Washington con mínimas de 3 ºC a 4 ºC,
más altas que los alrededores no urbanos, mientras que las máximas eran 2 ºC más altas.
Con las medias anuales también se identifican las islas térmicas, pero con sus valores menos
pronunciados: Paris y Moscú, 0,6ºC; Washington, 0,7 ºC; Berlín, 1ºC y New York, 1,1 ºC, más
alto que sus áreas no urbanas.
Como se observa en la figura 1, la curva de la temperatura no es estrictamente ascendente
hasta su máximo, sino que presenta variaciones según las condiciones de la superficie, por ello
la extensión, forma y altura de una isla térmica dependerá de una ciudad a otra, pero en
general, se considera en 3 a 5 veces el tamaño medio de sus edificaciones. En Tokio, Japón, se
estima entre 100 a 150 metros de elevación y en las ciudades mediana de USA, entre 30 a 50
metros de altura.
De manera similar, la cobertura de nubes sobre la ciudad o el aumento de la velocidad del viento,
tienen efectos de disminuir el contraste entre las temperaturas de las áreas urbanas y no urbanas,
es decir, de disminuir el valor de la isla térmica, tal como fue observado en la ciudad de
Hamilton, que cuando los vientos era mayores de 6 m/s, el contraste térmico ciudad campo no
alcanzaba 1ºC o hacia desaparecer la isla térmica. En ese sentido, Oke y Hannel (1970)
establecen la relación entre el tamaño de la ciudad expresado por su población, y su viento
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crítico, o viento que elimina la formación de la isla térmica, por la siguiente ecuación
logarítmica:
Vc = 3,4 log P - 11,6 con r = 0,97
Vc , viento crítico en m/s y P, población de la ciudad

Así por ejemplo, en Londres con una población de 8.500.000 habitantes, para el momento del
estudio, si el viento llegaba a 12 m/s, evitaba la formación de su isla térmica; mientras en
Kumagaya, con población de 50.000 habitantes, bastaba un viento de 4,4 m/s.
Oke en 1972 citado por Garstong et al (1972) establece la dependencia de la isla térmica,
ΔT(ur), del tamaño de la ciudad, expresado por la cantidad de habitantes, P, y de la velocidad del
viento, v:
ΔT(u-r) = P (1/4) / 4 v -0.5

Sin embargo, al aplicar la ecuación, por ejemplo, para una ciudad de 3 millones de habitantes y
viento medio de 5 m/s, ΔT(u-r) = 23,3ºC, valor imposible de aceptar, por cual, pensamos que hay
error de escritura y debería ser: ΔT(u-r) = P (1/4) / 4 v 0.5
Entonces, el resultado anterior cambiaría a 4,7 ºC, que sí tiene más sentido.

La isla térmica nocturna, ΔT(u-r), y el gradiente altotérmico, γ (ºC/ hPa)


Para tres clases de agrupaciones urbanas Ludwig y Kaealoha en 1968, analizaron 78 casos de
relaciones entre la isla térmica y el gradiente altotérmico de las zonas no urbanas:

ΔT(u-r) = 1,3 – 6,78 γ (Para centros urbanos < 0, 5 millones de habitantes)


ΔT(u-r) = 1,7 – 7,24 γ (Para centros urbanos de 0, 5 a 2 millones de habitantes)
ΔT(u-r) = 2,6 – 14,8 γ (Para centros urbanos > 2 millones de habitantes)

En estas ecuaciones, contrario a lo usado en meteorología, se considera gradiente positivo, si la temperatura aumenta
con la altura y negativo, lo opuesto, de tal manera que si existiese inversión ´térmica, el gradiente sería negativo.

Aplicando para una ciudad con 3 millones de personas, en condición de atmosfera inestable, con
un gradiente de 0,012 ºC/ hPa, sería una isla térmica nocturna de 2,4 ºC, pero, 2,6 ºC, si la
atmósfera hubiese sido muy estable:
ΔT(u-r) = 2,6 – 14,8 γ = 2,6 – 14,8 *0,012 = 2,4 ºC

Identificación de la isla térmica La metodología para identificar la isla térmica de una


ciudad consiste en escoger sitios representativos que cubran la mayor parte de la ciudad y las
zonas adyacentes no urbanas, donde se mida la temperatura del aire (a 2 m sobre el suelo) con
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observaciones simultáneas. Es deseable complementar las estaciones fijas con transectas en


forma de X o de T mediante vehículos equipados con los sensores correspondientes y realicen las
paradas solamente para las mediciones en los lugares previamente escogidos. Si se tienen dos
vehículos con sus sensores correspondientes, ellos partirán de los extremos opuestos realizando
las observaciones en sitios preestablecidos. Mediciones de radiación solar, nubosidad, viento,
humedad, albedo, serían valores muy útiles, pero no imprescindibles en la investigación. Un
mapa del uso del suelo, parte esencial para determinar las radiaciones emitidas y reflejadas por
los diferentes sectores desde una ciudad, es realizada mediante las imágenes de los satélites
como el Landsat y con él estimar luego la temperatura de esas superficies. También es deseable
el lanzamiento de sensores para determinar el perfil de la temperatura del aire. Finalmente, en un
mapa a escala conveniente, se trazan las isotermas correspondientes. Por supuesto que es mucho
más fácil identificar la isla térmica cuando la ciudad es llana o con pocos accidentes orográficos.
Lo más seguro que al final de la representación, se identifique no una, sino varias islas térmicas,
dependiendo del tamaño y complejidad de la ciudad.
En investigaciones sobre isla térmica se utilizan modelos de simulación matemáticos
como en Taha et al (1999) quienes estiman que las islas térmicas de Atlanta, Chicago, y New
York deben tener temperaturas de 2 ºC a 3 °C más altas que sus suburbios en las horas nocturnas
y en verano; 1,5°C, in Dallas y Phoenix; 2°C en Houston, Washington y Filadelfia, mientras que
en Miami, piensan que no presenta una isla térmica definida, quizás, debido a su condición de
localidad costera abierta.

Criptoclimas urbanos:
Los criptoclimas urbanos son los microclimas de espacios cerrados en la ciudad de
cualquier latitud y clima. Las condiciones del aire interior, temperatura, humedad, circulación,
iluminación, composición y calidad del aire, presentan características muy diferentes que las del
aire exterior, creándose un contraste entre ellos, y su estudio se encuentra más bien dentro del
campo de la bioclimatología humana, al tratar de las condiciones de bienestar dentro de tales
ambientes interiores. Ejemplos de criptoclimas urbanos son: El clima de un edificio, el
criptoclima de una habitación, de la cocina, de un cine, de un teatro, de un estadium deportivo,
de un auditorio, de una iglesia, de una escuela, liceo, universidad u otra institución educativa, de
una biblioteca, de un salón de clase, de un hospital, de una cárcel, de un túnel, de un
estacionamiento techado, el criptoclima del interior de un automóvil o de un colectivo, o el
criptoclima de un centro comercial.
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En una vivienda y restaurant, hospital, por ejemplo, los sitios de mayor temperatura, son las
cocinas, mientras que en un estacionamiento subterráneo, además de la alta temperatura, son
sitios de alta concentración de contaminantes que exigen extractores de aire y observación
permanente de su calidad, tal como en los túneles del Centro de Caracas, los de la autopista
Caracas-La Guaira, o los de la autopista regional del Centro.
Por ejemplo, el Centro Comercial San Ignacio, es único en Caracas en su diseño arquitectónico
al permitir la libre entrada del viento en sus diferentes niveles en pasillos y ambiente exterior a
los locales comerciales, y utiliza la iluminación natural durante el día. En horas de máximo
calor, 2 a 3 de la tarde, las condiciones son confortables en esas zonas sin uso de aire
acondicionado obligatorio, en las mayoría de los centros comerciales de la ciudad.

Calentamiento global e isla térmica. En cuanto al calentamiento global del siglo pasado, en
Letters to Nature, (1990) Karl et al afirman que una pequeña proporción de los 0,5 (ºC/100 años)
del calentamiento global esta relacionado con la influencia de la urbanización. Ese efecto de la
isla térmica es cuantificado en 0,006 (ºC/100 años) por el IPCC (2007).
En este punto se debe recordar que el calentamiento global, como su nombre lo indica, abarca
todo el globo terrestre, incluyendo las superficies terrestres con sus ciudades y campos, y
superficies oceánicas. Este calentamiento global se explica por la emisión desde la superficie de
los gases denominados “de invernadero” como el bióxido de carbono (CO2), el vapor de agua, el
metano (CH4), el clorofluorocarbono (CFC) y los óxidos nitrosos (NOx), todos los cuales
absorben las radiaciones calóricos provenientes de la superficie terrestre, pero las devuelven con
longitudes mayores a las absorbidas, incrementando la temperatura del aire cerca de la superficie
a una escala global. En los modelos se predice un aumento entre 1ºC y 3,5ºC para el año 2100,
pero incrementos con este rango ya se tienen registrados en muchos centros urbanos grandes,
solo por el efecto de la isla de calor, o como dice el Servicio Meteorológico de Australia, (2005)
“…se produce simplemente porque la ciudad está allí”

La isla térmica como una heterogeneidad. El término sistema climático, introducido por la
GARP (Global Atmospheric Research Programme, de la WMO) en 1975 establece que: “El
sistema climático esta constituido por la atmósfera, capa gaseosa que envuelve la Tierra; la
hidrosfera, el agua en estado líquido en la superficie terrestre; la criosfera, el agua en estado
sólido que cubre parte de la Tierra; la superficie de la tierra; y la biosfera; conjunto de seres
vivos”. Quizás mejor expresado en el Glosario de la American Meteorological Association
(AMS, 2000): “El sistema que consiste de la atmósfera, hidrosfera, litosfera y biosfera
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determinando el clima de la tierra como resultado de sus interacciones y respuestas a


fuerzas externas, procesos físicos, químicos y biológicos existente en las interacciones de sus
componentes”.
Ahora bien, el clima es consecuencia de este sistema y esta cambiando en la actualidad y la
causa principal es el incremento de CO2 por la quema de combustibles fósiles, es decir, por
efectos de la acción humana, lo cual es definitivamente aceptado mundialmente por el IPCC *
(Panel Intergubernamental del Cambio Climático de las Naciones Unidas), así como por la
Academia de Ciencias de USA, y por la gran mayoría de instituciones y miembros prominentes
de la comunidad científica internacional. Por ejemplo, Guffie and Henderson (2005) lo resumen
en dos palabras: la influencia humana se manifiesta en emisiones de gases y aerosoles, y en los
cambios del uso de la tierra.
Sin embargo, en las investigaciones sobre homogeneidad de las series climáticas, cuando la
serie varía o cambia por la acción humana, se considera influencia no natural, tal como se
aprecia en el concepto de homogeneidad utilizado hoy día y que es el mismo establecido en 1950
por Conrad y Pollak (1962): “Una serie climática se considera homogénea si sus variaciones
son causadas únicamente por variaciones naturales del tiempo y del clima y no por causas
artificiales”. Son estas series homogéneas (bien porque cumplen con el concepto de manera
original, o bien porque se homogeneizan mediante procedimientos cuantitativos) las utilizadas en
los estudios de variabilidad y cambio climático.
El efecto de la isla térmica, (diferencia entre la temperatura del aire de un centro urbano y
sus alrededores no urbanos) al ser un fenómeno climático, esencialmente de origen humano, por
no ser originado por causas naturales, es considerado entonces, una heterogeneidad, y en
consecuencia, es excluido del proceso del cambio de clima contemporáneo, tal como lo hace el
IPCC en sus diferentes informes, incluyendo el más reciente, el AR4 de 2007 (Trenberth, 2007).
Este efecto o influencia, en los 0,5ºC del cambio climático actual, ya se dijo, es más bien bajo,
0,006ºC/100 años.
¿Cómo se remueve el efecto de isla térmica de las series? La metodología empleada
rutinariamente era corregir la serie de la estación urbana por sus heterogeneidades y luego,
estimar el valor del efecto de isla térmica en las localidades urbanas, al comparar las series
corregida de temperatura, con las series de estaciones no urbanas, y tal valor, se restaba de los
datos del periodo donde se apreciaba el incremento de la temperatura de la ciudad, tal como era

*
“Un cambio climático es un cambio del estado del clima, que puede ser identificado en la media o en la
variabilidad de sus propiedades y que persiste por una década o más. El cambio de clima puede ser causado por
procesos internos naturales, fuerzas externas o a la acción antropogénica sobre la composición de la atmósfera o en
el uso de la tierra”.
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aplicado en las series históricas homogéneas que elabora en los Estados Unidos de América la
USHCN (United State Historical Climatological Network) de la NOAA Este mismo organismo,
al considerar el efecto de isla térmica como una heterogeneidad, lo remueve conjuntamente con
las otras heterogeneidades en la serie, generalmente empleando programas ad hoc, Karl et al
(1998).
Resumiendo, el clima es resultado del sistema climático y el cambio de clima actual es
causado fundamentalmente por la acción humana, sin embargo, cuando de homogeneidad de las
series climáticas se trata, la isla térmica es considerada una heterogeneidad, y por consiguiente,
es eliminada de las series de temperatura de los centros urbanos, si van a ser empleadas en
estudios de cambio y variabilidad climática.
Creemos que tal interpretación debería ser revisada, primero, porque el cambio ambiental que
ocurre en el proceso de la urbanización es irreversible y los registros de temperatura reflejan el
incremento térmico del aire de la nueva condición ambiental local. Cualquier corrección o ajuste
u homogeneización que se haga a una serie de temperatura urbana por efecto de la isla térmica,
consistirá en un incremento del periodo más antiguo, para ajustarlo al lapso más reciente, lo cual
no sería nada lógico, si se hiciese de manera contraria. Segundo, si el cambio de clima moderno
es aceptado por el IPCC y la comunidad científica general, como esencialmente producto de la
actividad antropogénica mediante los gases de invernadero y por las deforestaciones, ¿por que se
excluye la isla térmica que es igualmente antropogénica? En este mismo sentido, Pita, en
Quadrat y Pita (2006, p 390) con base en la dimensión espacial de las islas térmicas, dice que “
tales fenómenos no suelen merecer el calificativo de cambios climáticos”, aunque, agrega que si
expande su influencia “hasta un ámbito cada vez mayor sí constituiría ya un auténtico cambio
climático”.
Quizás en los estudios de variabilidad, se pudiese justificar la exclusión del efecto de isla
térmica, si se admitiera, como algunos lo aceptan, que el término se refiere a variación natural
del clima, pero el IPCC, (2000) no hace tal distinción sino que “la variabilidad climática se
refiere a las variaciones en el estado medio y otros estadísticos (como la desviación estándar) del
clima y todas las escalas espacial y temporal más allá del evento individual del tiempo.”

La ciudad se defiende
Las investigaciones del clima urbano no se quedan solamente en la identificación del
fenómeno de la isla térmica, sino que avanzan hacia aspectos prácticos fundamentales de alta
incidencia económica, como es la reducción de ese incremento de la temperatura. Uno de esas
acciones es mediante programas de reforestación urbana y utilización de materiales que posean
14

alto albedo, con la idea de hacer descender entre 1ºC a 2ºC la temperatura de los centros urbanos,
y la reducción de energía utilizada en la ciudad. Un buen ejemplo lo constituye el área urbana de
Chicago, donde se han reforestado 5 millones de árboles dentro de una política del Estado de
Illinois de tal manera que los árboles plantados en las calles actualmente constituyen el 32% de
la vegetación de la ciudad. También se promueve la idea del “green roof” o el uso de jardines
sobre las azoteas de los edificios con la supervisión del Departamento Ambiental de la ciudad,
para incrementar el albedo, reducir* la temperatura de los meses calurosos y reducir también el
uso de energía para aire acondicionado. Considerando que más del 75 por ciento de los hogares
de Chicago consumen en verano electricidad por aire acondicionado, las simulaciones indican
que con tres árboles de 7,6 metros en torno a una casa, permitiría reducir el gasto anual en
calefacción y en aire acondicionado, en 8 por ciento, al reducir el consumo de energía en verano
debido a la sombra de los árboles, y al descenso de la temperatura del aire por
evapotranspiración.
Otra experiencia fue la iniciada en 1981 en Beijing, China, con una campaña de
arborización y resolución que obliga a todos los ciudadanos sanos de entre 11 y 60 años a plantar
de tres a cinco árboles cada año, el resultado fue que en 1982, Beijing ya tenía unos 64 000 km
de calles con árboles y desde ese año, unos 1000 millones de árboles sembrados cada año. Para
1991 el espacio verde urbano era de 380.000 hectáreas o una media de 4,1 m2 per cápita..
En Los Ángeles, USA, Rosenfeld et al (1996) demuestran como mediante una política urbana
de reforestación, incluyendo árboles que den sombra a las viviendas, y cambio del color de los
techos y asfalto de vías y estacionamientos, por colores blanco, claros y verdes, estiman el
beneficio de hacer descender la temperatura del aire de los días de verano en 3 ºC (por aumento
del albedo de las superficies y evapotranspiración de la vegetación); reducir la contaminación en
12%, especialmente la presencia del ozono, principal constituyente del smog fotoquímico; y
reducir los gastos anuales en electricidad en 0,5 billones de dólares, por menor consumo del uso
de aire acondicionado.
Partiendo de los principios básicos señalados: la modificación del albedo de las superficies
urbanas, la arborización de espacios urbanos seleccionados y el uso adecuado del agua y manejo
del flujo de aire, la “Comisión para el Mejoramiento de la Calidad Térmica de las edificaciones y
del Espacio Urbano” de la ciudad de Maracaibo (Segura et al, 1998), partiendo del violento
crecimiento urbano (de 380.000 habitantes a 1, 2 millones, entre 1979 a 1996) de 52 hab/ha a

*
La disminución de la temperatura del aire por la presencia de vegetación, además del efecto de la intercepción de
la radiación creando espacios sombreados y agradables, se explica porque los árboles transpiran y esa agua para
evaporarse (convertirse en vapor) absorbe radiación solar, es decir, consume calor, que hace descender la
temperatura de las hojas y del aire que se encuentra en contacto con las hojas.
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75 hab/ha; de la demanda eléctrica (1,6 millones de MW a 5,5 millones de MW), atribuyen parte
de la alta temperatura (26,5ºC, en el mes más frío y 28,6ºC, en el mes más cálido) a efectos de la
ciudad.. El plan de acción para reducir la temperatura del aire urbano y hacer más confortable y
más agradable a sus habitantes fue: economizar energía eléctrica en aire acondicionado y
mejorar el ambiente de la ciudad, al considerar las condiciones climáticas y geográficas de
Maracaibo, enfatizan en el uso de la arborización en vías urbanas, autopistas, plazas y parques
para lograr el índice óptimo de 7,5 m2/hab. Treinta especies fueron seleccionadas, todas nativas,
de raíces profundas y con follaje denso o muy denso, entre los cuales se encuentran: el Cedro, la
ceiba, el cují yaque, el neem, el samán, el algarrobo, la caoba y el cotoperíz. Grama o
vegetación corta, en la zona que separa los canales de las vías rápidas y áreas donde la
visibilidad sea primordial.

Otro ejemplo del interés local es el proyecto de isla térmica y calidad del aire en Atlanta,
USA donde se investiga la relación entre el crecimiento urbano, el cambio de la cobertura y el
desarrollo de la isla térmica, así como el diseño de modelos que expresen esas relaciones y su
influencia sobre el clima urbano, regional, y en la calidad del aire.
Así mismo, existe el grupo de investigadores que conforman el “Heat Island Group” con
su página web http://eetd.lbl.gov/HeatIsland/PUBS/ indican su interés fundamental:
“Investigar, analizar, e implementar soluciones al calentamiento de la áreas urbanas durante el verano, el
denominado efecto de isla térmica. Así como el estudio y desarrollo de las superficies más reflectivas
para vías y edificios."

Dentro de la defensa de la ciudad, se debe mencionar el grupo International Council for Local
Environmental Initiatives (ICLEI) organización con el respaldo del Programa de Naciones
Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y la Unión Internacional de Autoridades Locales. El
ICLEI agrupa más de 470 centros urbanos alrededor del mundo y entre sus metas se encuentra el
desarrollo sustentable local mediante programas, proyectos y campañas que incluyen la
protección del climas, calidad del aire y las aguas, para crear conciencia sobre el problema del
cambio climático así como campañas para revertir la tendencia de calentamiento del planeta,
mejorar la calidad del aire y la calidad de vida urbana, insistiendo sobre las municipalidades y
sus líderes para que adopten políticas locales que reduzcan las emisiones de gases de invernadero
y mejoren el aire de los centros urbanos.
Publicaron en 1995 un interesante folleto intitulado “Saving the climate, saving the cities”
donde tratan los problemas del efecto de invernadero, el calentamiento atmosférico y la acciones
a tomar a nivel local y regional.
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Ejercicios:
1) Seleccione los albedos de los diferentes materiales y superficies características del ambiente
urbano. Compárelas con el albedo de la grama y de un árbol y explique por que las hojas no se
calientan igual que el asfalto o la acera, si reciben igual cantidad de radiación solar.
2) Observe la temperatura medida sobre diferentes superficies urbanas, ¿Dónde es mayor la
diferencia térmica y cuales son las posibles causas de tales diferencias?

Hora Asfalto Agua Grama


9,45 23°C 14°C 17°C
2,30 47°C 26°C 24°C

3) Usted conoce el Centro comercial Sambil, visite ahora el Centro Comercial San Ignacio.
Desde el punto de vista de la climatología urbana y de la criptoclimatología, ¿Que diferencia
aprecia entre ellos?

4). Observe el gráfico de la temperatura máxima anual en los Angeles, California, USA (el
mínimo esta relacionado con una erupción volcánica) ¿Aprecia el EIT?

La temperatura media máxima en Los Angeles presentaba una tendencia decreciente hasta 1930,
probablemente debido a las actividades agrícolas e irrigación en crecimiento, alrededor de la ciudad, pero
a partir de los 40s, la tendencia se invirtió y la temperatura empezó a crecer a una rata de un 1ºC por
década. Fuente: http://eetd.lbl.gov/HeatIsland/LEARN/Overview/Overview99-03.htm

-Durante el verano el consumo incrementa entre 1-1,5 gigavatios con costo de unos $100.000
por hora.
-En relación con el smog, (expresado como ozono) en Los Angeles a temperatura menor que
70°F, la concentración es menor al estándar, pero a temperatura de unos 95°F ocurre el smog.
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