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Ángela Sayago Martínez.

Comentario sobre fragmento prehistórico.

1. Comentario de la figura 4.10 (pág. 148). Hueso grabado. Cueva de Isturitz.


Fragmento de hueso decorado con un grabado de
imágenes femeninas.
Este fragmento se encontró en la Cueva de Isturitz,
en la Baja Navarra (Francia); pertenece al arte
mobiliar Magdaleniense (Paleolítico superior) ya que
se ha datado en el 13.000 – 11.000 BP, momento en
el que se crean numerosas piezas en hueso, como
arpones, bastones perforados, propulsores, alisadores
y otros utensilios fáciles de transportar, generadas a
partir de tibias, costillas, escápulas, etc. dependiendo
de la finalidad que tuvieran. Durante este periodo son
muy habituales los temas zoomorfos (ciervas,
búfalos...) y la esquematización del cuerpo femenino indica que esta costilla debe
pertenecer al Magdaleniense superior, como otras representaciones similares encontradas
en el importante yacimiento al aire libre de Gönnersdorf, en Alemania.
Se trata de un hueso aplanado (costilla) que mide aproximadamente 10 cm de alto
y 2 cm de ancho sobre el que ha trazado, directamente con un buril, una composición de
temática figurativa: un cuerpo femenino sin cabeza, seguramente debido a la erosión o la
rotura de la pieza; se ha dibujado de perfil y, además de una línea más gruesa que define
el contorno de la figura, existen otras líneas más finas que pueden configurar sombras y/o
adornos sobre el cuerpo femenino, que se deduce por el vientre abultado y la forma del
pecho. En la parte inferior hay también una cabeza sobre un torso cuyo brazo acaba en
una mano en la que se distinguen varios dedos. Ambas caras están grabadas y la trasera
que no vemos en la imagen muestra parte de dos búfalos. Este objeto, según la
clasificación de A. Leroi-Gourhan podría haberse utilizado bien como un alisador o útil
para curtir pieles, bien como una figura ritual con un doble simbolismo: deseo de buena
caza (búfalos) y fertilidad (representaciones antropomorfas con abultamiento del vientre).
Ambas imágenes en conjunto tendrían un posible significado simbólico de atracción de
la abundancia (hijos y alimentos), en caso de que fuera un objeto ritual.

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