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LAS VENUS

Son relativamente pocas las Venus auriñaco-perigordienses encontradas


n yacimientos bien estratificados. Este hecho ha dado origen a muchas
dudas y polémicas, lo cual resulta particularmente lamentable por el efecto
negativo que ha tenido sobre algunas de las mejores.
Como posible base tipológica cabe distinguir dos grupos principales:
en el primero de ellos prevalece el perfil (prototipo, la Venus de Savigna-
no), y en el segundo, la vista frontal (prototipo, la Venus de Lespugue). jigs. 373, 376, J77
En realidad, la catalogación de las Venus en estos dos apartados resulta
un tanto artificial, habida cuenta de que se trata de esculturas de bulto
redondo. En la prehistoria, cuando casi todas las representaciones brotan
irectamente de la roca, estas figurillas son extrañamente excepcionales.
Sólo resultan comprensibles cuando se repara en que la mayoría de ellas
no sobrepasan unos cuantos centímetros, y por lo tanto caben en la mano.
En el caso de la Venus de Savignano, de tamaño inusitado (22 cm) y
probablemente tardía, se advierte en seguida que también se deja asir
perfectamente.
Las Venus son esculturas de bulto redondo en miniatura. No están
hechas para ser vistas desde. uno solo de sus lados, sino desde todos. Si
a pesar de esto se las divide en dos tipos, el de perfil y el frontal, es
únicamente para destacar el aspecto más efectivo de su tratamiento plástico.
Además, es evidente que ambos tipos persistieron durante miles de años.
Variaron las figuras pero los tipos se conservaron, hasta extinguirse con
l advenimiento del panteón antropomórfico.
I-f1y un tipo oriental en el que todos los aspectos se conciben plásticamen-
re, un tipo al que literalmente se puede llamar «de bulto redondo». Existen
pocos ejemplares de él. El más famoso es la Venus de Willendorf (Austria),
ncontrada en 1908 en un estrato auriñaciense tardío, y reproducida en
asi todas las historias del arte (Della Santa, 1947, núm, 121). De todas
las figurilla s prehistóricas, es la de más acusado plasticismo. Sus proporciones
achaparradas y la ausencia de cuello parecen un tanto extrañas en este
período, pero su exuberancia cumple la finalidad de la figura con una
luerza innegable.
En la figurilla de Dolní Vestonice (Checoslovaquia; Della Santa,
núm. 123), que viene a tener el mismo tamaño que la Venus de Willendorf,
el vientre y las nalgas están menos exagerados. Otro tanto se puede decir
de la Jemme obese (5,8 cm) de Gagarino, en Ucrania (núm. 125).
Después del auriñaco-perigordiense, estas estatuillas pesadas, evocado-
ras de la madre tierra, dan paso a un tipo magdaleniense de figuras casi
descarnadas, del que puede ser ejemplo la llamada Venus de Vibraye, de jig. J79
Laugerie Basse (Dordoña).
486 La figura humana

Más allá de las diferencias de tratamiento, todas las representaciones


auriñaco-perigordienses tienen una cosa en común: una fuerte acentuación
de la región pelviana, que es la parte más significativa del cuerpo. E.
della Santa lo ha comprobado en un estudio minuciosísimo de estas figurillas.
En el tipo de perfil las partes carnosas del cuerpo presentan un abulta-
miento, sobre todo hacia atrás, que presta a la silueta la mayor acentuación
posible. Esta silueta característica es el rasgo que define este tipo. Fue
Edouard Piette (a quien debemos tantos hallazgos valiosos en Brassempouy
y Mas d' Azil) el primero en emplear en este ámbito el término «esteatopígi-
co», con el que se alude al abultamiento muy pronunciado de las nalgas,
por efecto de una enfermedad o como característica racial. Piette, relacionan-
do este fenómeno con el tipo nsico de ciertas razas africanas, como las
de los bosquimanos y pigmeos, sugería la posibilidad de que ese rasgo
se encontrara también en las gentes auriñacienses.
En el tipo frontal, las zonas carnosas presentan un desarrollo lateral.
En su libro Les Vénus stéatopyges) L. Passemard se mostraba en desacuerdo
con Piette, sobre la base de que «estas célebres estatuillas llamadas esteatopígi-
cas son casi todas platipígicas» (1938, pág. 132). Dicho en otras palabras,
sufrían de un exceso de tejido adiposo a los lados de las caderas, no
detrás. Hace mucho tiempo que se sabe, sin embargo, que estas figurillas,
las llamadas «Venus», no se pueden emplear para estudiar cuestiones patológi-
cas o raciales: lo que representan son diferentes modos artísticos de dar
forma a una misma clase de ídolo, parte de un culto que en aquella
época temprana se extendía desde el sur de Francia hasta Siberia. El tipo
frontal, con ensanchamiento de la zona pelviana, tuvo más larga vida
que el tipo de perfil. En forma más abstracta, se encuentra en ídolos
ji"gs. 383, 384 del Oriente Medio y de Egipto alrededor del 3000 a. c., y de las Islas
Cícladas alrededor del 2000 a. C.

Las Venus del tipo de perfil

La Poíre de Brassempouy

jig. 368 El contorno característico del tipo de perfil muestra el cuerpo en silueta.
La primera figurilla femenina auriñaco-perigordiense conocida fue hallada
en 1872 en Brassempouy (Landes), en un estado de conservación sólo
parcial. Esta figurita (8 cm), ahora bien restaurada en el museo de Saint-Ger-
main-en-Laye, es singularmente graciosa, pese a haber conservado solamente
las caderas, el vientre y el muslo derecho. Su juvenil lozanía no tiene
paralelo en toda la era auriñaco-perigordiense. Los senos, la región pelviana
y el vientre suavemente curvo poseen casi el mismo tipo de belleza plástica
Las Venus 487

368 a 370. Tipos de Vel/I/s de perfil:

368. BRASSEMPOUY (La l/des) : «La PoiH'»,


111m); 1 (8 (1/1). Dibl/jo.

.'..... . ...

r(..··· .,./

( ,

.' 9. TURSAC (Dordoiia): Silueta de l/l/a Vel/I/s


i,s,·l/bierta el/ 1959, sl/perpl/esta a la de la Vml/s
.:<. irellil. Dibl/jo tomado de Delporte, 1960.
370. SIREUIL (DordOlia):
La Vmlls deteriorada, caleita (9,2 mI ).

que una estatua de Maillol. Demuestran que el artista paleolítico era perfecta-
mente capaz, si quería, de prestar una forma natural a la figura humana.

La Poliehinelle de Grima/di

jig. 371 Entre las figurillas encontradas en los primeros años de la década de
1890, en las cuevas de Grimaldi, cerca de Menton, había una estatuilla
(4,7 cm) de roca vítrea, que ahora se conserva en el museo de Saint-Ger-
main-en-Laye. Asombra que en sus diminutas dimensiones se haya podido
lograr un contorno tan dramático. Observando la figurita de frente, parece
alta y esbelta, con largas piernas afiladas. Vista de perfil, las nalgas se
proyectan abruptamente, en ángulo recto con el resto. El vientre, que
por su forma de pico resulta totalmente antinaturalista, completa la primacía
Las Venus 489

371. GRIMALDI (MCIltOIl): Fi.~lIrilla del tipo de perfil, <<La Po/icilillc/lc» (4,7crIl).

del perfil. La cabeza, que como de costumbre está velada, acaba en una
capucha, cuyo significado nos es todavía oscuro. El alto grado de perfección
del contorno fluido de esta escultura parece situarla al término, más que
en el período medio, de la evolución auriñaco-perigordiense. Ante ella
comprendemos que uno de los escultores de mayor talento de nuestra
época haya trabajado durante años enteros en una cabeza de tamaño mi-
490 La figura humana

núsculo: Alberto Giacometti pensaba que, en esas dimensiones, la más


leve ofensa a la pureza de la forma quedaría inmediatamente descubierta.
La figurilla de Grimaldi, a la que se ha dado el nombre de «La Polichine-
lle», fue encontrada por un jornalero, y se ignora de qué estrato procedía.
Ni siquiera su atribución a las cuevas de Grimaldi es segura. Pero de
lo que no cabe duda es de su calidad.
El curioso perfil llamó en seguida la atención de los estudiosos, y
todas las descripciones afirman rotundamente que la obra debe su forma
al hecho de estar tallada en un trozo de roca vítrea tan estrecho que
no permitió ningún desarrollo lateral de las caderas.

372. PETERSFELS (Baden): Fi~~urilla


abstracta del tipo de perfil, lignito (4 cm ).
Dibujo seglíll modelo de Peters, 1930.

373. SAVIGNANO (Módena): FlRurilla


del tipo de perfil, serpentina (22 cm ).
Las Venus 49J

374. PREDMOSTÍ (Moravia). Figura fe- 375. Dibujo de la pieza de la figura 374,
lIlellina abstracta del tipo frontal, grabada en desarrollada, tomado de Oberlllaier, 1924.
1m colmillo de mamut (15,5 cm).

La Venus de Savi,f?nano

En el caso de la Venus de Savignano (Módena), la mayor de estas fig J73

figurillas (22 cm), no hay razón aparente que pueda explicar su perfil
protuberante. Esta figura fue hallada por un obrero en 1925, en el transcurso
de unas operaciones de construcción. Se encontraba a noventa y un centí-
metros bajo tierra, sin ningún utensilio de pedernal que pudiera haber servi-
do para determinar su antigüedad. Más tarde, el escultor Giuseppe Graziosi,
padre del prehistoriador, la donó al Museo Prehistórico de Roma (Graziosi,
(rad. de 1960, págs. 51~52).
492 La figura humana

Esta figurilla, tallada en serpentina verdosa, se ha conservado entera:


es un tipo de perfil perfecto. Su exquisito modelado encaja tan bien dentro
de la mano como una de esas esmeradas points auriñacienses. El contorno
se ondula desde lo alto de la cabeza encapuchada, pasando por la espalda
y las nalgas, hasta el extremo afilado de las piernas. El torso está tratado
con la misma sensibilidad plástica, sobre tod~ en la reunión de los miembros
inferiores y el vientre, una fluida conjunción del triángulo sexual, acentua-
do, con el modelado de los muslos.
Al igual que la figura de Grimaldi (La Polichinelle), la Venus de Savigna-
no se ha atribuido a la última fase del ciclo auriñaco-perigordiense. Ciertos
refinamientos de su factura hacen posible una datación todavía más reciente.

Las Venus de Sireuil y Tursac

jig. 370 La conocida figurilla de Sireuil (Dordoña) pertenece también a esta


categoría. Fue encontrada en 1930, en muy mal estado de conservación,
y, como las otras, tampoco ésta puede ser fechada. Es, desde luego, más
tosca y su modelado no es tan exquisito.

jig. 369 En 1959 se encontró una Venus pulimentada en un estrato bien definido
del perigordiense superior. El abrigo rupestre donde fue hallada está cerca
de Tursac (Dordoña), que dista sólo algunos kilómetros del yacimiento de
la Venus de Sireuil.
«La estrecha relación existente entre las estatuillas de Tursac y de Sireuil,
sobre todo en lo que respecta a los miembros inferiores» (DeIporte, 1960,
pág. 242) era tan llamativa que los excavadores superpusieron dibujos de
los contornos de ambas figuras. Gracias a la definición del estrato de
la de Tursac se ha podido avanzar algo en la datación de la de Sireuil.
La figurilla de Tursac no tiene brazos, senos ni cabeza, y en cambio
presenta un elemento un tanto desconcertante: «una especie de tallo aplana-
do, de sección elíptica... inserto entre el vientre, las piernas y los pies»
(pág. 243). No se trata, desde luego, de un parto, como se ha sugerido.
La Venus de Tursac apunta más bien hacia las figuras andróginas, cuyo
significado exacto sigue siendo oscuro.

De un entorno muy distinto procede una figura de piedra (15 cm) hallada
en 1932 en Kostienki (Ucrania). El tipo de perfil sobrevive aquí sólo
como contorno. El tratamiento plástico es tosco: «Su modelado le presta
un aspecto de primer modelo de taller» (Hancar, 1939-1940; pág. 94).
Esta figurilla apareció en un refugio en forma de pozo utilizado por cazadores
de mamuts, y Hancar, apoyándose en utensilios encontrados en su vecindad,
Las Venus 493

la atribuye a la era aunnaciense tardía, cronológicamente paralela a la


era solutrense de Occidente (pág. 92).

Las figurillas de! tipo de perfil encontradas en el asentamiento prehistórico


de Mézine (Ucrania) miden sólo unos centímetros de alto. Se las ha interpre-
rado como aves y como mujeres; probablemente representan ambas cosas.
El único aspecto claramente femenino de su forma es e! saliente hacia
atrás de las nalgas, contrapesado por un «triángulo púbico muy pronunciado,
y por lo demás inexplicable» (Golomshtok, 1938, pág. 354).
Entre estas figurillas de aves-mujeres hay una (4 cm) particularmente jig J81

enigmática, y sin embargo repleta de significación. En su parte delantera


hay un triángulo sexual de gran tamaño, que ocupa casi toda la superficie.
Sobre la cara inferior de las arq ueadas nalgas -en el asiento de la fertilidad-
se han grabado líneas en zigzag o en forma de meandro. En el Quinto
Congreso Internacional de Prehistoria y Protohistoria, Carl Schuster (1958)
las interpretó como una representación genealógica simbólica, y las tomó
como punto de partida de una evolución de las representaciones ancestrales,
que culminaría en los motivos de cesterÍa de los pueblos primitivos actuales.
Esta hipótesis reforzaría la teoría según la cual la prehistoria poseyó el
concepto de alguna clase de Magna Mater: Hanear sitúa las figurillas
de Mézine en e! auriñaciense tardío (pág. 134).

El tipo de perfil se conservó hasta el período magdaleniense, como demues-


tran varias figurillas fuertemente abstractas encontradas en estratos de esa
época, en Petersfels (Baden). Estas figuras están talladas en lignito, y el fig J72

contorno del cuerpo es tan comprimido que la forma resultante es casi


la de una babosa. El perfil de estas piezas, indudablemente magdalenienses,
está reducido a lo esencial: el abultamiento de las nalgas, a manera de
globo. Por sus dos extremos, superior e inferior, e! cuerpo se adelgaza
hasta acabar en punta: la Venus de Savignano en forma abstracta. La parte
superior, perforada, evoca el carácter de amuleto de estas figuras de fertilidad.
A. Leroi-Gourhan pone junto a esta figura abstracta de Petersfels los
orabados femeninos acéfalos de La Roche (Dordoña) y las aves-mujeres
de Mézine, «todos los cuales aparecen reducidos, como los claviformes,
al eje del cuerpo y una expansión lateral» (1958, pág. 388). .

Las Venus del tipo frontal

Una figura abstracta de Predmostl

El grabado abstracto sobre un colmillo de mamut (15,5 cm) procedente


de Predmostí (Checoslovaquia) se atribuye ahora, dentro de la clasificación figs. 374. J75
494 La figura humana

376 Y 377. LESPUGUE (Hal/te-Carolllle): Vmlls del 378. ABRI PATAUD


tipo frolltal (4,7 cm ). (Dordoña): Velllls del tipo
frolltal ('1/ hajorrelieve (6 cm ),
illcrustada ('1/ la roca.

de Breuil, al paléoliihique jZravettienne, cuyas herramientas eran semejantes


a las perigordienses: «pcderna:Ies hábilmente trabajados, emparcntados con
aquellos que en Francia hemos llamado perigordicnscs o gravctienscs»
(Breuil, 1956-1957, pág. 86).
Las Venus 495

Obermaier fue el primero en reconocer, en esta personificación altamente


abstracta, una «figura femenina geométricamente convencionalizada» (1924,
pág. 223). Procede de un campamento de cazadores de mamuts, de la
llanura de loes morava. La composición básica del tipo frontal se revela
en este grabado c"on tersa claridad. Atendamos un momento a la descripción
que hace Breuil de la cabeza: es «un triángulo de lados curvos, complicado
por bandas interiores de cuadrícula, horizontales y verticales, algunas de
las cuales parecen corresponder a los ojos, la nariz y la boca» (1956-1957,
pág. 87).
Esta cabeza consiste en un triángulo con un lado convexo y dos cóncavos,
los verticales. Es mucho más probable que represente una cabeza o máscara
de ave que una cabeza femenina abstracta. No hay orejas. Tenemos figuras
femeninas con cabeza de ave en el techo auriñaciense de la Sala de los
Jeroglíficos de Pech-Merle, y hay cabezas de ave sobre diversas personifica- figs 442,443

cÍones en la recién descubierta cueva de Addaura (Sicilia), que es aproximada-


mente paralela a la era magdaleniense. Obcrmaier pensó que las marcas
del grabado de Predmostí podrían representar tatuajes (1924, pág. 222),
pero esto parece dudoso. En cualquier caso, el triángulo redondeado que
forma la cabeza de esta figura es la parte simbólicamente más expresIva
del grabado.

379 LA UGERIE BASSE (Dordoña): Figllrilla acéfala del


lipo .frOIlII1I, 111"f/mll.' de f/ibraye» (8,2 cm ).
Las Venus 495

Obermaier fue el primero en reconocer, en esta personificación altamente


abstracta, una «figura femenina geométricamente convencionalizada» (1924,
pág. 223). Procede de un campamento de cazadores de mamuts, de la
llanura de loes morava. La composición básica del tipo frontal se revela
en este grabado ¿on tersa claridad. Atendamos un momento a la descripción
que hace Breuil de la cabeza: es «un triángulo de lados curvos, complicado
por bandas interiores de cuadrícula, horizontales. y verticales, algunas de
las cuales parecen corresponder a los ojos, la nariz y la boca» (1956-1957,
pág. 87).
Esta cabeza consiste en un triángulo con un lado convexo y dos cóncavos,
los verticales. Es mucho más probable que represente una cabeza o máscara
de ave que una cabeza femenina abstracta. No hay orejas. Tenemos figuras
femeninas con cabeza de ave en el techo auriñaciense de la Sala de los
Jeroglíficos de Pech-Merle, y hay cabezas de ave sobre diversas personifica- figs 442,443

ciones en la recién descubierta cueva de Addaura (Sicilia), que es aproximada-


mente paralela a la era magdaleniense. Obermaier pensó que las marcas
del grabado de Predmostí podrían representar tatuajes (1924, pág. 222),
pero esto parece dudoso. En cualquier caso, el triángulo redondeado que
forma la cabeza de esta figura es la parte simbólicamente más expresIva
del grabado.

379. LA UGERIE BASSE (Dordoiia): Figllrilla ac~fala del


lipo .frolllal, la «VCIIIIS de Vibrayc» (8,2 cm ).
496 La figura humana

380. EL PEN DO (Santallder): F(~lIrilla acéfalo del ti po frolltal, en asta de ciervo.


Las Venus 497

Para su esquema compositivo, el cazador de mamuts eliminó todo


aquello que no le parecía importante: así, no hay hombros, los senos y
la cabeza flotan sin anclaje, los brazos están atrofiados, faltan las manOs.
Los muslos son líneas paralelas, después interrumpidas. Sólo lo que el
artista consideró de suma importancia aparece subrayado, mediante contor-
nos múltiples, por un procedimiento muy similar al que todavía utilizan
los aborígenes australianos. Es el mismo sistema que se observa a menudo
en la obra de artistas contemporáneos, como Paul Klee y Picasso, cuando
quieren dar especial énfasis a alguna forma.
En la figura de Predmostí los senos tienen cinco líneas circundantes,
y seis la región pelviana y el vientre. El ombligo está fuertemente resaltado
con una serie de ángulos a derecha e izquierda. También para la vulva,
indicada mediante una curva, se ha señalado una zona especial. Si se exceptúa
la cabeza, que en este caso desempeña un papel más importante de lo
acostumbrado, aunque enigmático, la composición se reduce a dos zonas
acentuadas, a saber, los senos y la región pelviana, organizada en sentido
horizontal; de los miembros y la forma esquelética se ha prescindido total-
mente.

La Venus de Lespugue

La Venus (4,7 cm) de Lespugue (Ha ute-Garonne) es una de las figurillas jigs. 376, 377

más impresionantes de la era auriñaco-perigordiense. Lo que encontramos


en ella es el grabado abstracto de Predmostí traducido a imagen escultórica
[[idimensional. Esta figurita fue hallada en 1922 por R. de Saint-Périer
en la cueva de Rideaux, cerca de Lespugue, y está actualmente en el
museo de Saint-Geramin-en-Laye. Algunas partes, dañadas por la pala,
han sido restauradas convincentemente. En el acabado de esta figura se
empleó la más alta destreza de la escultura primeva.
Saint-Périer ha llamado la atención sobre un detalle notable: «la organiza-
ción de un espacio entre los brazos y el cuerpo ... indica una técnica avanzada
en el arte de la escultura, de la cual esta figurilla constituye el primer
ejemplo dentro del arte paleolítico» (1923, págs. 373-374). Es, en efecto,
el ejemplo más temprano, el comienzo prematuro, de un importante perfec-
cionamiento posterior: la indicación de un pequeño espacio entre el brazo
y el cuerpo. Esta figurilla se ha situado, con razón, en la última parte
de la era auriñaco-perigordiense.
No sabemos si entre la figura abstracta de Predmostí y este ídolo
\-ibrantemente plástico de Lespugue haya no milenios de distancia. Ambos
pertenecen a la misma larga era, ambos presentan el mismo esquema compo-
sirivo: un tratamiento muy somero de los miembros, las piernas adelgazad as
498 La figura humana

hasta acabar en punta, ausencia de pies, los brazos meramente indicados.


Todo ello sirve a manera de contraste plástico para los dos principales
puntos de interés: la caída fuertemente acentuada de los senos y la expansión,
abultada a modo de globo, de la región pelviana, mucho más allá del
contorno normal del cuerpo, que es absolutamente típica del tipo frontal.

La Venus del Abri Pataud

En 1958, Y en el curso de una excavación de la Universidad de Harvard


figJ78 dirigida por H. L. Movius, Jr., se encontró una pequeña Venus (6 cm)
en el Abri Pataud de Les Eyzies, entre trozos sueltos de piedra caliza
de un estrato perigordiense tardío. Está tan incrustada en un trozo de
piedra caliza sin desbastar, que no se la puede llamar relieve, ni es tampoco
una escultura de bulto redondo para tenerla en la mano, como las otras
Venus. Esta Venus en faee es única en el arte prehistórico.
La talla de esta miniatura en caliza es de muy buena calidad. Los
senos están hechos con el mayor esmero, lo mismo que las partes generativas,
y especialmente el vientre hinchado por el embarazo, y cuyo fuerte modela-
do no altera la esbelta gracia de la figura. El triángulo genital está indicado
con precisión. Como siempre, todas las demás partes del cuerpo están
más o menos desatendidas. La cabeza, sin rasgos, está vuelta hacia la izquier-
da, como en la Venus de Laussel. Faltan los brazos, y las piernas están
formadas simplemente por líneas rectas que terminan en punta (Movius,
1960, págs. 377 y ss.).

La figura femenina de El Pendo

En los períodos siguientes, solutrense y magdaleniense, a la casi desapari-


ción de estas miniaturas escultóricas de bulto redondo acompaña una tenden-
cia prevalente hacia la abstracción o el esquematismo.
fig 380 La figura femenina de El Pendo (Santander), de significado incierto,
ocupa una posición peculiar. Fue encontrada en esa cueva por J. Carballo,
junto a una punta de flecha solutrense. La figura es de asta de ciervo.
Sólo la posición de las caderas, que parecen bailar y cimbrearse, revela
que se trata de una mujer. Una perforación redonda, en parte deteriorada,
ocupa el lugar de la cabeza. Carballo pensaba que el objeto entero fuera
un baton de commandement (1943, pág. 11), pero Ripoll Perelló juzga excesiva
tal afirmación (1957-1958, pág. 183).
Todos los detalles de la figura han quedado absorbidos por su forma
abstracta. No hay senos, ni señal alguna de la región genital, como en
Las Venus 499

la figura de Cougnac (Lot). Los miembros no están diferenciados, aunque


es posible que la perforación fuera una representación abstracta de los
brazos, como sugiere Ripoll (pág. 183). Sobre e! cuerpo solamente se apre-
cian unas pocas líneas inclinadas, posiblemente marcas de cazador, similares
a las que hay en el cuerno de bisonte que sostiene la Venus de Laussel.
Ripoll describe esta obra como «un objeto colgante de pequeño tamaño,
cuya forma primitiva se ignora» (pág. 184). Sin duda alguna, los prehistoria-
dores españoles tienen razón al afirmar que estamos ante una figura solutrense
de una elegancia inusita~a en aquellos tiempos primevos.

La Venus de Vibraye

Hay un fuerte contraste entre la figura de El Pendo y la Venus de


Vibraye, una de las figurillas prehistóricas (8,2 cm) menos atractivas. Fue lig·379

descubierta en fecha muy temprana por e! marqués de Vibraye, en un


estrato magdaleniense de Laugerie Basse (Dordoña), y ahora se guarda
en el Musée de I'Homme de París.
La cabeza, afirma Piette, ha sido «suprimida ya en la época prehistórica»
(1907, lám. 7[1]). ¿Habría que contarla entre las figuras acéfalas? No
hay brazos ni pies. Lo único marcado es la zona genital, circunstancia
ésta que le ha valido el nombre de Venus impudique. Por esto y por
la postura rígida de! cuerpo, recuerda la figura del chamán del «pozo»
de Lascaux.

Evolución posterior del tipo frontal

Pasada la era magdaleniense, el tipo frontal parece eclipsarse durante


miles de años. Reaparece modificado en el quinto milenio a. c., en muchos
lugares del Oriente Medio, en forma de figura femenina sentada. Entre
los ejemplares más antiguos de este tipo están los encontrados por R.
Braidwood en la aldea de Jarmo (norte del Iraq), de alrededor del 5000
a. C. Los estratos de Tepe Gawra (Iraq), unos mil años más recientes,
y de otros puntos, han dado e! mismo tipo en cuclillas.Estamos aquí
en el período de transición de la mera recolección a la producción de
alimentos. La de nuestra ilustración es una figura egipcia del período de
Nagada, reconstruida a partir de fragmentos, que deja ver claramente fig 382

la expansión lateral de las nalgas y el robusto desarrollo de los muslos.


La posición frontal de rodillas será un rasgo constitutivo de los ídolos
o amuletos planos de la Gran Madre de alrededor del 3000 a. C. En estas
piezas, las partes de los miembros sobresalientes hacia delante quedan ab-
sorbidas por e! plano.
500 La figura humana

381. MÉZINE (Uerallla):


La lIa/llada /lllIjer-pájaro
(4 (/11). Dlblljo seglÍlI /IIaddo
de Colo/llshtak, 1938.

382. EGIPTO, periodo de Nagada.


Flgllrl/la de (erátlliea de Iflla mlljer
anodlllada, recollstruida.
Las Venus 501

·'3.. TELL ASMAR (Mesopotamia): Diosa madre 384. AMOYOS (Islas Cíc!adas): Ido-
_~,'o:edmte del Templo Cuadrado. Dibujo según modelo lo femmil/o m forma de violín, mármol .
• FraI/kfort, 1935.

H. Frankfort y sus colegas del Instituto Oriental de Chicago desenterra-


ron muchos de esos ídolos en los yacimientos de templos mesopotámicos
de Tell Asmar y Khafaje; la región pelviana, de forma acorazonada, recorda- fig. lBl

ba un triángulo genital agrandado, y las piernas quedaban absorbidas dentro


de esa única forma (Frankfort, 1935, pág. 27). En Ur, Warka (Uruk),
Troya y otros puntos del Oriente Medio se han encontrado ídolos planos
similares, de alrededor del 3000 a. C.
502 Lafigura humana

Pero esas figurillas son pocas en comparación con los numerosos ídolos
jig. 384 cicládicos de alrededor del 2500 a. c., planos, de mármol y en forma
de violín. Estos ídolos son aún más abstractos que los mesopotámicos:
constituyen la expresión terminal, y a la par perfecta, del tipo frontal.
La forma de violín resulta de redondear la región pelviana acorazonada
de Tell Asmar, y estrechar seguidamente el talle. Los brazos, con los que
el arte primevo nunca supo que hacer, pasan a ser muñones escultóricamente
interesantes. Finalmente, la cabeza y el cuello completan la forma de violín
al fundirse en una única banda alargada.
Estos ídolos, aparentemente simples, representan el punto final de un
largo proceso evolutivo; tienen tras de sí las tradiciones y los conocimientos
adquiridos a lo largo de miles de años. En ellos, la esencia de todo lo
que se ha querido expresar queda reducida a una última abreviación abstrac-
ta.
Hoy, según se ve en la obra de nuestros artistas creadores, hay una
fuerte voluntad interior de ahondar en elementos primevos, y una sola
generación está reproduciendo, comprimido, un largo proceso histórico
de abstracción. De estas condiciones brota una de las esculturas más perfectas
de nuestra época, el Pájaro volando de Constantin Brancusi. La secuencia
cronológica de las fases por las que pasó esta obra, cuya génesis abarca
de 1910 a 1941, está ilustrada en la biografia del artista (Giedion-Welcker,
1958, págs. 200-201). El Pájaro volando tal vez se pueda comparar directamen-
te con los ídolos cicládicos: en ambos casos, un proceso de abstracción
continuo ha desembocado en una concentración y abreviación extremas.

La cronología de las Venus

En general, se acepta que las Venus pertenecen a la era auriñaco-perigor-


diense; lo que no está claro es en qué momento de ese dilatado período
aparecieron. Los grabados animales auriñaco-perigordienses, que en sus
contornos y partes separadas revelan un dominio de la técnica arduamente
conseguido a lo largo de mucho tiempo, contrastan marcadamente con
estas figurillas. Desde el principio, los contorI1os y las partes separadas
de éstas manifiestan un (ontrol consciente de la representación de la forma.
En los grabados animales, esa seguridad no se alcanza hasta la fase final
del auriñaco-perigordiense. En las figurilla s hubo que traducir a tres dimen-
siones la experiencia artística bidimensional de la época; aun así, la forma
de estas pequeñas esculturas evidencia una madurez asombrosa. Pertenecen
a la fase final.
Además, no es ni mucho menos seguro que con el fin de la era auri-
ñaco-perigordiense cesara la producción de Venus, si bien hay pocas pruebas
Las Venus 503

de su existencia posterior. Cada nueva figurilla descubierta puede arrojar


más luz sobre esta cuestión. En Italia, donde no penetró nunca la evolución
magdaleniense, e! arte mundial auriñaco-perigordiense se perpetuó sin petri-
ficarse. Es muy posible que la Venus de Savignano, que procede de un
estrato desconocido y muestra un grado tan alto de refinamiento escultóri-
ea, sea post-auriñaco-perigordiense.
A la inversa, si no hubiera certeza del estrato en que fue hallada,
la morfología de la figurilla de piedra caliza de las cuevas de Weinberg Jig. 198
nos inclinaría a considerada auriñaciense. Sin embargo, fue hallada en
un estrato inequívocamente magdaleniense.
También las aves-mujeres abstractas de Mézine, con su avanzado simbo- Jig.381
lismo, deben de ser de fecha más reciente. En Mézine hubo una industria
de! hueso extraordinariamente rica y variada. «Según los investigadores,
las agujas solían ser perforadas» (Golomshtok, 1938, pág. 347). Pero en
los yacimientos auriñaco-perigordienses de Europa occidental no se han
encontrado nunca agujas de ese tipo. Teniendo en cuenta la enorme exten-
sión del período, el número de figurillas encontradas resulta lamentablemen-
te reducido. Faltan demasiados estadios intermedios para sentar las bases
de una línea evolutiva clara. La única conclusión general válida es la
de que estas figuras brotaron en la última fase de la era auriñaco-perigordien-
se, y no desaparecieron con ella.
Hay otro hiato entre la desaparición de estas figurillas y su reaparición
alrededor del quinto milenio a. C. Sólo si se encontraran algunos de los
eslabones perdidos conducentes a las figurillas de barro sin cocer, de la
época de los recolectores, que halló Braidwood en la aldea de Jarmo
(norte del Iraq), sería tal vez posible reconstruir la evolución de los primeros
¡dolos plásticos.

La significación de las Venus


Las «Venus» adquirieron ese nombre en una época en que se creyó
que representaban figuras eróticas, algo así como «modelos» prehistóricas.
Más tarde se abandonó esa idea, junto con la antigua pretensión de ver
en estos objetos cultuales e! retrato de mujeres esteatopígicas o enfermas.
Con todo, el nombre de «Venus» ha persistido desde los tiempos de los
primeros hallazgos, y ni aun hoy sería posible encontrar un nombre genérico
adecuado para estas obras, cuyo significado sólo se puede describir en
términos generales. Como el de tantos otros símbolos primevos, también
éste se centra en el deseo de fertilidad, en orden a la procreación y aumento
de las especies humana y animal. Que ese deseo de fertilidad se extendía
también al mundo animal lo demuestra el cuerno de bisonte que la Venus
de Laussel sostiene en su mano alzada.

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