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Lima, 1 997
CORO EDL/CA7/YO es una asociación ciYil multidisciplinaria y plural creada e/ 8
de ju/io de / 992 con la sino/idad de %rmu/or propuestos {ruto del consenso.
Congrega a pro/esiona/es distinguidos pue se activan 6obituoÍmente de la educación
nacion a/, promoviendo ef intercambio de ideas y experiencias para contribuir ol
diseno de po-
/íticos que logren pue la educació n cumplo el rol decisivo que le corresponde para (a-
vorecer el desorrollo nacional.
C0NSE)0 D/RECT/YO
Ricardo i'\Morales 8osodre, Presidente
Andrés Cardó Franco, Vice-Presidente
Rolando Andrade Talledo, YocoÍ
Manuel /guiñiz Echeverría,Yocal
Peregrino Morgan de Goñi,Vocal
María Amelia Palacios YoIÍej0,Yocal 030955
Gróver Rango 7iÍdoso,7ocal
mes Pozzi-Escot Zapoia,local
León Trpbtemherg Siederer,Voc«f
La presente publicación constituye lo cu|minacián de/ proyecto Consulta
Nocio- nal sobre Educación / Ciudadani“o, que Foro Educativo ha
Secretario Ejecutivo:josé Martin Yegos Torres desarrollado a lo largo de 1 996 en ef marco dei convenio con el Grupo de
Epuipo de “Bases para un proyecto educativo Análisis pata el desarrollo (GRADO) / la Agen‹::io pero ef Desarrollo
nacional” fnternocionaf de los fstc- dos Unidos de America (USAfD).
Luis Carlos Gorrili (Coordinador)
Lo Jinnlidod de este proyeno ha sido: coúiibuir al desarrollo educntivo def
Ana Patricia Andrade P. poís medionte ef logro de un consenso social octizo sobre una ptopv va de
político en educación / ciudodanía / su estrategia de ppficoció n.
EL proceso seguido paro su desarrolla t›a contemplado uno primero etapa
de elaboración de propuestos o cargo de autores, quienes {ueron previamente
se- leccionodos o trovés de concurso. £n uno segundo etnpo, las versiones
prelimi- nares de est0s propuestos fueron sometidos o debate con
especi°íistas en la ciudad de £imo y a nivel tegionoJ, a trovés de los
Oiólogos Nacionales jor fo Educoción realizados en Arequipa, Cojomcrco e
lquitos. finalmente, en bose a ios aportes recogidos en las consultas, se
redoctó la versió n incl que,]unto a
!a sistematización de los aportes rcg' •°* . formen porte del presente docu-
mento.
0e esto manera, es posible presentar /joy ante lo sociedad civil y
comunidad educativo, un conjunto de propuestos que han sido debatidas
0 FORO EDUCATIVO, 1997 o lo largo de un proceso de movilizació n social de búsqueda de generació n
de acuerdas bási-
Gustavo Jiménez I ó7 Magdalena.Telefax: 264 1 13 I - 264 1 270 - 26462 18 cos, y que lo contado con el apoyo valioso de la Agencia paro el Desarrollo
E.mail: postmaster @ eduforo.org.pe. Internacional de los Estados Unidos de América, con intermedio de GRADE.
EDUARDO CEn*s VALDIVFA
Nicolás Lynch
Pepi Potrón
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I. EL DEBATE TEÓRICO SOBRE EL CONCEPTO DE
CIUDADANÍA.
toria nacional. ł‘1ichaeI Llann (I 987) y Bryan Turner (I 992) blico, del interés común, de la relación entre ciudadanos iguales.
proponen diversos modelos que buscan sistematizar las distintas No existe, por otra parte vocablo alguno en el griego de la época
estra¢egias de
que po- damos traducir por "sociedad". La desigualdad era propia al
construcción de ciudadanía en el mundo occidental, tanto desde
mundo pri- vado: las mujeres, los esclavos, los niños, eran parte de
arriba, desde el Estado, como desde abajo, es decir, desde el
este universo privado en el que las jerarquías eran claras. Las mujeres
movimiento social, con distinto impacto en la construcción de los
(como tampo- co los esclavos o los extranjeros) no eran ciudadanas,
espacios públicos donde los ciudadanos deliberan sobre los asuntos de
es decir, no "sa- lían" al espacio público, a relacionarse con otros
interés común. Las diver- sas estrategias de construcción de ciudadanía
(otras) iguales a ellos. La vida privada estă sometida al régimen de la
tienen un impacto decisivo en la formación de los estados modernos
necesidad y esa es su fun- ción propia: la satisfacción de necesidades,
y de sus respectivos regíme- nes democráticos, incidiendo en la
cultura política de cada lugar y en la sean èstas de alimentación, vestido, vivienda o reproducción. Es en
forma y extensión de los derechos que componen la naturaleza la polis, en la comunidad polí- tica, donde se es libre, donde los
ciuda- dana. ciudadanos iguales entre sí se relacio- nan en términos horizontales,
no jerarquizados. Ser ciudadano signifi- ca ser miembro de una
'polis', entendida como una comunidad ética y politics, como
2. El desarrollo de la ciudadanía moderns y la articulación de comunidad de valores, en la que el bien común tiene pre- eminencia
las esferas privada, sOCtB! Y PUblica sobre el bien individual.
Son muchos los autores —de Parsons (1966) a Turner (I 992)— fdás allá de su relevancia arqueológica o informativa, como
que señalan que el desarrollo de la ciudadanía en sentido moderno consti- tutiva del origen occidental de la ciudadanía, la relación
implica una transición de sociedades basadas en criterios de entre privado y público es una de las dicotomías conceptuales que
adscripción a so- ciedades basadas en criterios de logro, transición proponen muchos autores contemporáneos para enriquecer el
que también implica una transición de valores particulares a valores concepto y desarrollar nuevas tipologías de ciudadanía (Turner,
de come universalista, es el caso por ejemplo de la moderna noción p.e.) y es también uno de los ejes conceptuales que permite
de la igualdad. El surgimien- to del cîudadano moderno requiere de abordar el problema de la ciudadanía desde una perspectiva de
género, pues la separación —u oposición— pri- vado/público, permite
la constitución de un sujeto po- lícico abstracto, universal, que no se
dar cuenta de las dificultades históricas del género femenino para
define por particularidades étnicas, de nacimiento, de clase e
constituirse como ciudadanas activas, más allá del ejerci- cio del
incluso de género. En este sentido se puede considerar que la
sufragio.
ciudadanía moderna, al interior del espacio politico generado por el
Estado moderno, se vincula más a la noción de socie- dad que a la El surgimiento de la noción de ciudadanía en el mundo
de comunidad en sentido de pertenencia a un grupo étnico primario moderno, está también vincułado a la existencia de lo público, pero
o en su clásico sentido griego. el sentido de Io que es público cambia radicalmente. En el Siglo XVIII
El origen histórico de los conceptos de ciudadanía y de surge la esfera
de Io "social", como una suerte de esfera intermedia entre lo
democracia nos remite al mundo griego, en el que surge la noción privado 7 Io público, que significa que muchas de las actividades
occidenæl de co- munidad politica. Dicha noción implica, sin anteriormente
embargo, una separación ta- jante entre las esferas privada y pública confinadas al ámbito de Io privado se hacen actividades públicas y de
de la vida de los ciudadanos: el oikos, el hogar, era el ámbito de lo
in- terés público (Habermas I 98l). El surgimiento de la sociedad
doméstico, de la administración do- méstica, de lo privado; la poJis,
significa, históricamente, la emergencia de la administración del hogar,
la ciudad-estado, era el ámbito de to pú-
de la satis-
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EDUCACIÓFJ Y CuiD DMN[A: PP¿fLjEs PS oE PoL| icia,
facción de necesidades a la esfel a de lo público (Al endt 1974). Estado modernos se afirman los derechos del ciudadano en tanto indi-
La so- ciedad constituye la ol ganización pública del propio proceso viduo frente al Estado e incluso frente a la sociedad.
de la vida. Este fenómeno está directamente vinculado al
surgimiento del mercado en e| que los asuntos económicos detienen Sin embargo, desde esta misma modei nidad, la exacerbación de
asuntos de interés público. Según Habermas, la actividad un cierto discurso liberal, que hace de la libertad un asunto del
económica privada ha de orientarse de acuel do con un tráfico mercado y una libertad de )a política, y no para la acción política
mercantil sometido a directivas y supervision es de carácter público; (Arendt, 1977) y que considera que la libertad se e|erce en la esfera
las condiciones económicas bajo las que ahora se realiza estún privada y en el ám- bito del "libre mercado", trae consigo el grave
enaplazadas fuei-a de los confines del propio hogar; por pri- mei-a riesgo de una ciudadanía cada vez menos interesada en "asuntos
vez son de interés general (198 I). Las esferas del trabajo y del in- públicos", vale decir en asuntos de interés común. En el mundo
tercambio de mercancías devienen asuntos públicamente relevantes. La contemporáneo la e›‹tensión de la so- ciedad y del mercado traen
satisfacción de necesidades se convierte en un problema social consigo un debilitamiento del interés ciuda- dano en los asuntos
("públi- co") dejando de ser asunto doméstico o privado. Lo "comunes". Para Habermas, esos "espacios públi- cos" que surgen
privado pasa a ser casi sinónimo de intimidad, de vida personal, en desde la sociedad y que pueden convertirse eh esferas de mediación
la cual el poder público no puede ni debe intervenir. entl-e sociedad y Estado cori-en el riesgo de desaparecer. El pú blico
que razona, discute y participa en espactos en pr-incipio abier- tos a todos
La sociedad así entendida apai-ece como una esfera claramente di- los ciudadanos, se ti ansforma en las sociedades contempo- ráneas en
fei-enviada del poder público y llega a tener i elaciones de confrontación un público que consume y los ciudadanos pueden convei-tirse en
con el Estado. Es en (y desde) fa sociedad que se configuran espacios clientes. Volvel emos más adelante sobre este temm en relación con
("espacios públicos") en lós cuales los ciudadanos discuten, interactúan una concepción participativa de la ciudadanía.
y pueden ponei se de acuei-do para la acción común. En estos
espacios los ciucladanos tratan discursivamente los asuntos de
interes común y vinculados con la actividad del Estado. De allí que 3.La ciudadanízt corno pertenencia a una comunidad política
los espacios públicos puedan sel- concebidos como instancias de La ciudadanía se define como una condición de pertenencia a
mediación entre la sociedad y el Estado. una determinada comunidad política de iguales. Por ser una
La esfera púb]ica que surge en la modernidad puede ser condición de pertenencia constituye un tema primoi-dial de la
entendida como la esfera de las personas privadas reunidas para cuestión ciudadana el problema de la inclusión o exclusión de la
formar un públi- co. Ilo es, sin embargo, en tanto agentes del gente en una determinada co- munidad política. Esto cobra
mercado que los miem- bros de la sociedad se constituyen en particular impoi tancia en las sociedades con un incipiente desarrollo
ciudadanos. Los ciudadanos ac- túan corno un público cuando traan ciudadano, donde el tema de la inclusión o exclusión de
con materias de intel és general sin estar sujetos a coerción; por lo determinados individuos o grupos de la comunidad de iguales pasa
tanto, con la garantía de que puedan asociarse y unirse libremente a ser el problema centra| del proceso de construcción de la
y expresar y hacer públicas sus opiniones libremente. De aquí |a ciudadanía.
importancia, en este contexto, de los "derechos" individuales: libei-
Martha(í (f 97ó) señala que ía demanda de los individuos poi
tad de pensamiento, libertad de expi-es ión, de creen- cias, de culto,
ser aceptados como ciudadanos es una demanda por igualdad
etc. En la noción liberal de ciudadanía que nace con los
social y, Bardelet (1988) pone énfasis en que se trata de une
demanda por igual-
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NicoA LYNCH - PEPI PATRÓN 48
extremas que surgen en el mercado así como las disfunciones e incerti- dumbre
que éste implica, creando así las condiciones de pertenencia a una comunidad
política.
Un segundo problema importante que surge en las sociedades
contemporáneas es la relación entre la pluralidad de formas de vida que
caracteriza la sociedad democrática, en particular si se trata de socieda-
des heterogéneas, multi-étnicas y multi-culturales (como la nuestra).r su
relación con la comunidad política. La pregunta de fondo puede
resumirse de la siguiente manera: jcómo puede el Estado permitir di- versas y
plurales formas de vida en la sociedad —diferencia de creencias, de religión, de
valores éticos, de tradiciones— y al mismo tiempo encar- nar el "interés general"
o el "bien común" de todos los ciudadanos! jCómo respetar diversas identidades
colectivas y al mismo tiempo per- mitir que todos los ciudadanos se reconozcan
en el Estado?
Las respuestas a estas preguntas son diversas y su diversidad anima el
debate en la teoría y en la filosofía políticas contemporáneas. Las res- puestas del
liberalismo clásico iban en la perspectiva de una "neutrali- dad" del Estado
respecto de las diferentes formas de vida por las que los ciudadanos podían optar.
El Estado estaba en la obligación de respetar la variedad de creencias y de
concepciones de la "vida buena" que se da- ban en la sociedad. En el debate
actual existe una muy significativa re- novación del discurso liberal, que
incorpora la necesidad de la justicia social que enfrente el problema de las
desigualdades sociales y económi- cas de los ciudadanos. Uno de los más
importantes representantes de esta perspectiva es john Rawls, quien tanto en
sv ya clásica Teoría de la justicia (l97l) cuanto en su reciente Political Liberalism
(I993) propone la existencia de un "consenso entrecruzado" (I 993) en torno a
una concepción política de la justicia en regímenes democráticos constitu-
cionales que sea compatible con la pluralidad de doctrinas y de formas de vida
propias de una "sociedad de ciudadanos libres e iguales". El Estado debe
representar una concepción política de la justicia —la demo- cracia constitucional
— y ser "imparcial" en relación con concepciones es- pecíficas de cómo se debe
vivir una vida "buena". En este contexto la
diferencia entre lo privado —las diferentes opciones de vida de los SO
indi - viduos— y la "razón pública" —que tiene que ver
exclusivamente con asuntos constituciona|es y cuestiones de
justicia básica— vuelye a plan- tearse como esencial, pues sólo la
razón pública es asunto de la comu- nidad política o la "sociedad
política" (Rawls 1993).
La respuesta a esta importante propuesta viene del lado de los
lla- mados "comunitaristas” quienes cuestionan la posibilidad de un
Estado "neutral” o "impai cial", tanto en nombre de las
consecuencias histórico- prácticas nefastas de esta pretendida
neutralidad, como en nombre de algunas incongruencias teóricas
inhei-entes a los planteamientos libera- les. La importancia de la
pertenencia del individuo a diversas formas de vida comunitaria o
asociativa no puede ser desconocida por un Estado que pretende
ser universalmente representativo de todos en términos esti-
ictamente procedimentales o foi-males. Los individuos se definen
como tales a partir de su pei tenencia a múltiples formas de
comunidad, muchas de ellas además no "elegidas", como la familia,
la escuela (en el caso de los niños y jóvenes) o la propia nación. Es
al interior de estas comunidades que los individuos aprenden quiénes
son (Taylor, 1990) se forman y aprenden valores y normas de
conducta; es en y desde ellas donde se desarrollan como sujetos
de derechos y deberes. Los ciuda- danos no nacen como individuos
libres; se hacen miembi-os de una co- munidad política a partii de su
pertenencia a las diversas formas de co- munidad en las que se van
desarrollando y cuyos valot-es van interiori- zando. Es, por lo tanto,
muy difícil separar a un individuo en términos formales o
universales de esos ámbitos comunitarios en los que se va
construyendo la identidad y se adquieren hábitos y normas de
conducta (Walzel; 1983). La comunidad política también encarna una
determina- da concepción y valoración de la vida y de lo que es
"bueno" para los ciudadanos y no puede ser “imparcial” respecto de
los valores que ella mismn encarna.
Para el caso del Perú este debate resulta particularmente
relevante pues dada la diversidad étnica y cultural que nos
caracteriza, los proce- sos de individuación se dan al interior de
una gran pluralidad de tradi-
ciones y de contextos comunitarios que en muchos casos están en ten-
sión con los requerimientos de la ciudadanía moderna. Esta tensión
debe, sin embargo, llevarnos a plantear la pregunta de si el tipo de indi-
vidualidad que se constituye al interior de determinados lazos tradicio-
nales en nuesti o país (familias, comunidades, etnias) es o no compatible
con una determinada concepción de ciudadanía que implica la existencia de
individuos libres e iguales portado es de derechos y debei-es. Como
consecuencia de ello queda, por ende, también abierto el pl oblema de si
la comunidad política representa efectivamente algo así como el "bien
común" de toda la sociedad o si para el caso de sociedades plui ales y
heterogéneas es más adecuado hablar de diversas formas o concepcio- nes
del "bien común" que el Estado debe —por lo menos procedimental- mente-
respetar o garantizar.
5I
Nico#s LxrJCH - PEPS PATRÓN
52
mental entre las diversas fuerzas políticas y sociales (Bobbio 1992)
para recibir las garantías respectivas del poder estatal que permitan
llevarlos a la práctica.
En su definición clźsica Ł Marshall (1976) señala la existencia de
tres elementos de!aciudadaniaqueé!
denominacivi},poüticoşSOĆÁ. elemento civil, constituido por los
derechos individuales, principalmente los derechos de propiedad y de
libertad personal; el elemento político, constituido por los derechos
de participación política; y el elemento
social, constituido por el derecho al bienestar r a la seguridad, así
como el derecho a participar de un nivel de vida adecuado de
acuerdo a las
condiciones de cada sociedad. Tomando como ejemplo el caso
inglés, Marshall señiala que los derechos civiles surgen en el siglo
X'Vlll, los derechos políticos en el siglo XIX y los derechos
sociales en el siglo MX, pero apunta también que estos tipos de
derechos se sobreponen unos a otros, siendo difícil establecer una
secuencia exacta. Estos ele- mentos, siempre de acuerdo con
f‘1arshaII, se entrelazan en un primer momento constituyendo "los
hilos de una misma trenza", para Iuego independizarse en una
progresión que varía de acuerdo a cada realidad pero que siempre
forma parte de un mismo conjunto de elementos que definen la
ciudadanía.
Hay una gran discusión contemporánea sobre si estos son los
úni- cos tipos de derechos que conforman la ciudadanía o si
pueden, even- tualmente, desagregarse. Esta discusión es
particularmente intensa en lo que se refiere a los derechos sociales,
que algunos preferirían dividir en económicos y sociales (Held
1989), y otros preferirían considerar como parte de los derechos
individuales. Sin embargo, la división de Marshall suele
considerarse como la más aceptada, aunque no la se- cuencia
original que él plantea para la aparición de cada tipo de dere-
chos: civiles, políticos y sociales; la que más bien tiene un
proceso de adecuación a cada realidad específica.
Sin embargo, se suele remarcar la estrecha relación entre los
dere- chos individuales y los sociales, señalándose que la ampliación de
los pri- meros tiene un importante rol a jugar en la aparición y
desarrollo de los
EDUCACIÖN Y JIDADANÍA: PROPUESTAS DE POLfTICA
54
I 9ß8,Arato y Cohen 1992). Asimismo, estos derechos ciudadanos,
si bien se gestan en la sociedad civil, pai a ser efectivos deben ser
garanti- zados por el Estado a través de su aparato jurídico
correspondiente.
Ubîcar la forja de la ciudadanía en el terreno de la sociedad civil
es una opción promisoria y a la vez riesgosa en el debate
contemporáneo. Promisoria porque, como nos señala Michael Walzer
( 1992), es posible plantear ¡a superación de la pasivtdad ciudadana,
propia de ias democra- cias modernas, si se traslada el "locus" del
desarrollo ciudadano del rol ratificador de las decisiones de
gobierno, al que lo restringe la democra- cia elitista, a In participación
en las asociactones voluntai“ias que confor- man la sociedad civil. Y
riesgosa porque este traslado puede alentar las propuestas que se
desentienden de la necesaria relación con el Estado y pretenden i-
ecrear al cadias societales. Sin embargo, se trata de una opción
cuyas posibilidades son muy significativas porque reafìrma la
participación en las asociaciones voluntarias como la escuela
democrá- tica que extiende el ejercicio de la actividad pública mús
allá de la esfera estatal y prepare ml ciudadano para comprometerse
activamente con el destino de su comunidad y del pats.
Esta ubicación del desarrollo ciudadano en la esfera de la
sociedad civil es psrticularmente importqnte en el Perú pol-que, por
un ludo, et carácter excluyente del Estado, que persiste mśs allá
del fin del orden oligái quico, no permite que la gran expansión
Ciudadana tenga como refei-ente inicial el ejercicio de derechos
políticos, sino de demandas por i-ecursos de diverso tipo que se
transforman en derechos sociales. Por otro lado, abordai la
conscrucción de la ciudadanía desde la sociedad civil, es decir,
desde la diversidad de esferas de socialización y de redes
relzcionales que caracterizan un país como el nuestro, peTmite
tomar en cuenta la variedad de ámbitos en los que la "civÍlidad" se
produce y re- produce, incluyendo esferas como la familia,
movimientos religiosos (de creciente importancia) o grupos de
interés de diversa índole (Walzer, 1992). Es cierto que la sociedad
puede ser espacio de lucha y de frag- mentación, pero es también
el źmbito de solidaridades auténticas y con- cretas, en el que
devenimos hombres y mujeres socializados. La densi- dad de la vida
ser tomada en cuenta en la comprensión y diagnóstico de la compleji-
dad del proceso de construcción de ciudadanos libres e iguales.
Es importante también discutir dos identidades falras que se pre-
tenden hacer, como rezagos de un penșamiento anclado en el siglo XIX,
respecto del concepto de sociedad civil. Por una parte está la reduc-
ción marxista que quiere identificar sociedad civil con clase social, tra-
tando de calificar cada sociedad en función de la clase hegemónica en la
misma. El caso más común at respecto es de "sociedad burguesa", de
manera tal que se caliîîca a Rodo elemento conformance de una sociedad
determinada como "burgués", eludiendo la pluralidad de componentes
sociales que es !o que permite considerar a la sociedad civil como una
esfera de democt atización. Por otra parte está la reducción liberal que
identiîìca sociedad civil con mercado, confundiendo una esfera de demo-
cratización donde interactúan individuos ìguaies y asociados voluntaria-
mente, con una esfera de intercambio donde entran en contacto agen- tes
por definición desiguales. Podríamos decir que se traca de dos ca- ras
de la misma moneda; tanto en la reducción marxists como en la li-
beral se pretenden incluir la esfera económica dentro de la sociedad
civil, en un caso via el expediente de la dominación de clase cuya deter-
minación en última instancia es para el marxismo la economía; en el
otro, ìdentificando abiertamente una esfera de intercambio económico,
como es el mercado, con la sociedad civil. Esta confusión qriizás hallaba
algún sustento en el siglo XIX, por el poco desarrollo de la sociedad
civil en general y del pluralismo tanto social como político en p2trticuI?tr;
sin embargo, a fines del siglo C, con el extraordinario desarrollo de îa
asociación voluntaria y de la organización social autónoma del Estado y de
la economía en los lugares mńs disímiles del planeta, insistir en la per-
tinencia de estas identidades es una cuestión obsoleta.
55
NICOLÁS LyNCH - PEPI PATRÓN
ss
dividual y económica, que como actividad social y política colectiva.
La ciudadanía en un régimen democrático está vinculada a la idea de
un go- bierno representativo y al derecho de voto; pero también
puede enten- derse (y ellos nos parece perfectamente
complementario) en términos de la actividad colectiva,
participativa de los ciudadanos en la esfera pública. f Más allá de
los mecanismos institucionales que, desde la socie- dad política,
puedan permitir la participación formal de los ciudadanos a través
de mecanismos de fiscalización o de "responsabilización"
institucional (Varas 1996), la participación ciudadana tiene que
gestarse desde la propia sociedad civil.
Desde el marco conceptual anteriormente indicado autores
como Habermas o Arendt consideran que el "espacio públíco
político" sigue siendo apropiado como concepto esencial que
denota todas aquellas condiciones bajo las cuales puede llegar a
existir una formación discur- siva de la opinión y la voluntad en un
público compuesto por los ciuda- danos de un Estado. Por ello
resulta adecuado como el concepto funda- mental de una teoría de
la democracia que pretende hacer de ésta una "forma de vida" y no
sólo un marco jurídico-formal. A partir de la no- ción de espacio
público se puede desarrollar una concepción de la de- mocracia
centrada en el discurso, es decir, la idea de una democracia
"deliberaúva".
El "espacio público" aparece como el concepto que permite
tender el puente entre el interés egoísta propio de sociedades de
economía de mercado y las orientaciones al bien común, entre el
"cliente y el ciuda- dano". Estamos hablando entonces de espacio
públicos como instancias que permiten la participación ciudadana en
términos discursivos, como ámbitos que hacen posible un debate
racional sobre cuestiones de inte- rés general y que permitan la
transformación de opiniones personales
—a través de la deliberación— en una genuina opinión pública. Una
de- mocracia deliberativa así concebida es, entonces, una
democracia parti- cipativa. Evidentemente, a nivel del aparato
político del Estado, el Par- lamento es el marco que institucionaliza
el debate, la mediación .de los conflictos entre intereses
encontrados y el logro de consensos. Sin
E-OUcACIóu Y CuiaoAuíÁ: PRoPuFsr,^s oc sino de "generación comunicativa de poder legítimo", sobre la base
PoLíg
de los criterios procedimentales ex- puestos; se trata entonces del
Iugar privilegiado de formación de la opi- nión pública, entendida no
como la suma de opiniones individuales "ex- presadas" en una
embargo, aquí no se trata de las instituciones de la
encuesta de opinión, sino, a decir de Taylor (I 995) como
sociedad política. Se trata de espacios que surgen en y
resultado de la reflexión, que surge de la discusión y que refleja
desde la propia sociedad civil, que se constituyen en consensos activamente producidos. Lo propio de la esfera pública
instancias de mediación entre la sociedad y el Estado. po- lítica es su capacidad de "influenciar" en las decisiones de las
Esta opinión pública entendida como una corriente institucio- nes pertinentes: la opinión que se articula en estos
comunicativa se realiza como discursos públicos que espacios "debería ser escuchada por aquellos en el poder". La
develan tópicos de relevancia para toda la sociedad, esfera pública es así un "locus" en el cual son elaboradas visiones
interpretan valores, contribur en a la resolución de racionales que "deberían" guiar a los gobiernos. Ello resulta, por
problemas, generan buenas razones y desvirtúan las cierto, difícil en momentos en que la esfera pública está
malas. Es obvio dominada por medios de comunicación que no necesariamente
que estas opiniones se transformarán en decisiones en significan participación o deliberación ciudadanas.
manos de las ins- tituciones pertinentes. "Los discursos no Taylor pone de manifiesto otros problemas que amenazan la
gobiernan", afirma Habermas ( l98 I). Ellos generan un exis- tencia del espacio público como espacio de debate sobre
poder comunicativo que no puede tomar el lugar de la asuntos de in- terés común: la hipercentralización y la
administración; sólo influencian en ella y esta influencia burocratización de las socieda- des de masas contemporáneas, que
tiene que ver con el otorgar o denegar legitimidad a las ponen en riesgo la posibilidad de constituir tales espacios. De allí
instituciones en cues- tión. que el autor proponga "una multiplici-
De esta manera, si el espacio público político no
es lugar de acla- mación, de propaganda, de clientelas, 57
Nicol LYNCld - PEn PATRÓN 58
S9
”
8. Ciudadanía y justicia
El problema del impacto del desarrollo ciudadano en la
consecu- ción de una sociedad más justa se remonta a los
orígenes mismos de la ciudadanía cuando se prescribe la igualdad
de los individuos ante la ley por tener, básicamente, los mismos
EoUCACIÓ> Y CUIDAOANfA: PROPUE$TAS DE POLÍTICA
G7
NicorAs LYucH - Pm PATRÖN EDUCACION Y ČUIDADANf : PROPUESTAS DE POLÍTCA
La derrota de los movimientos que lograron los derechos En los últimos años se ha producido una globalización de las
sociales, así como la destrucción del tejido social causado por la rela- ciones sociales en los campos tanto económico, como
crisis económica y la violencia política, van a crear las condiciones político y cultu- ral. La globalización significa, en las palabras de
para la reversión legal de estos derechos. Luego de varias décadas Anthony Giddens (I 990): "la intensificación mundial de las relaciones
de presión "desde abajo" las élites tradicionales vuelven a tomar la sociales que pone en contac- to localidades distantes de forma tal
iniciativa en la propuesta de un modelo de ciudadanía. Así, en la que sucesos locales son configura- dos por eventos ocurridos. a
Constitución de 1993, a diferencia de la Consticución de 1979, se miles de millas de distancia y viceversa". Esce proceso de
restringe la noción de "derechos fundamen- tales" solamente a los globalización afecra a los individuos, a îos estados, a las
derechos individuales, excluyéndose de la misma a los derechos organizaciones supranacionales, así como a otras organizaciones de
sociales, que buscan ser minimizados en las definiciones contenidas di- verso tipo, tanto locales, nacionales como internacionales. Sin
en dicha carta y recortadas las garantías que el Estado les ofrece. embar- go, cobra particular importancia la forma como afecta la
De la misma manera, se resalta la importancia del derecho de soberanía de los estados y la autonomia de los ciudadanos como
propiedad, que había sido relativizado a Io largo del siglo con el sujetos en los que, en última instancia, residiría esta soberanía.
avance de los derechos sociales, dándole, a diferencia de los
El principio de la soberanía estatal que se desarrolla a partir
anteriores, todas las garantías correspondientes de parte del Estado.
del surgimiento del estado moderno y se consagra en la paz de
En cuanto al mode- Io de participación política, se produce un
Westfalia (l648), presupone que cada estado es la máxima autoridad
fortalecimiento de la Presi- dencia de la República, en desmedro dentro de su territorio y que el mutuo reconocimiento de la
tanto de los otros poderes del Estado (Legislativo y judicial) como misma permite la con- vivencia entre los diversos estados. Este
de las instancias de poder descentra- lizado (municipios y regiones), Io
principio, que permite el surgi- miento del derecho internacional y la
que propicia el caudillismo plebiscitario centrado en la figura del independencia de las naciones es, sin embargo, la base de un orden
Jefe de Estado. basado en la fuerza. Decimos esto, porque la capacidad de cada
La noción predominante en este modelo de ciudadanía es la de estado para hacerse reconocer como la măxima autoridad en un
un ciudadano mínimo cu}'a condición está definida por aJgunos territorio determinado, tanto interna como ex- ternamente, está
derechos in- dividuales, principalmente los derechos que emanan del basada en su capacidad de hacer la guerra. El princi- pio de la
contrato ("Iibre- mente establecido") de la venta de su fuerza de soberania estatal tornado en forma absoluta entró en crisis de-
trabajo en el mercado, así como del derecho periódico a elegir a finitiva a mediados del presente siglo, cuando los horrores
determinadas autoridades cada cierto número de años en producidos en las dos guerras mundiales llevaron a las naciories a
elecciones cuyo carácter competitivo no es claro. Los derechos la necesidad de fundar un orden supranacional que tuviera alguna
sociales relativos al bienestar de la comunidad y basados en el autoridad para mediar en los conflictos entre los países, imponer
principio de la solidaridad tienden a elìminarse porque se considera sanciones y velar par el res- peto de los derechos humanos. Así,
que cada cual tiene derecho, exclusivamente, a Io que es fruto se fundan en 1945 las Naciones Unidas, regida por su respectiva
directo de su esfuerzo. De igual manera se observa un progresivo Carta que norma su funcionamiento y prerrogativas, y por la
"reManqueamiento" delpoderpofüco asicomo de Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada en 1948.
diversasinnancas
de decisión en la sociedad, proceso que había sido relativamente dete-
nido, como producto de la revolución de identidades, en la
década de 1970.
NicoW LcCH - PEf1 PATRÓN
70
En los años posteriores a la fundación de las Naciones Unidas
se intensifica aún más el proceso de globalización de las relaciones
sociales. La tercera revolución industrial, denominada también la
"revolución tec- nológica" afirma el mercado mundial capitalista, la
interconexión entre los divei sos confines del planeta y la
multiplicación de los contamos tan- to cultui-ales como políticos.
Asimismo, la caída del Muro de Berlín en
1989, tel mina con la última gran utopía totalitaria de este siglo que fue
el comunismo. Esta situación genera nuevas condiciones para la
expan- siónde la democracia y la ciudadanía, pero también nuevas
amenazas para la misma.
Las Naciones Unidas, sin embargo, no es la única o‹
ganización supranacional surgida en las últimas décadas, ni todo en
ella supone una garantía de expansión democrática. Es cierto que
a partir del surgi- miento de las Naciones Unidas, esta organización,
organismos especia- lizados de la misma, organizaciones regionales
como la OEA y organiza- ciones no gubernamentales de carácter
internacional como Anmistía Internacional, vigilan el
cumplimiento de los derec'hos humanos, de acuerdo básicamente
a lo apl obado en la Declaración Universal de los dei-echos
humanos de las Naciones Unidas, dando una garantía adicional a los
ciudadanos de los diversos países, con lo cual estos tienen una
mayor pi-otección de sus derechos y una instancia más a la cual
acudir. Pero es también cierto que en la Naciones Unidas las cinco
grandes po- tencias (Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia y
China), que son miembi os pei manentes del Consejo de
Seguridad, tienen poder de veto y de esta manera control sobre
las decisiones fundamentales de esta oí ganización supl-anacional.
Asimismo, otras organizaciones inter- nacionales, de cal áctei
financiero, como el Banco Mundial y el Fondo L‘1onetario
Internacional, contl oladas también poi las grandes potencias y algunos
oti-os países ricos (como Alemania y japón), imponen a los pmíses
menos desarrollados determinadas políticas económicas que és- tos
deben cumplir so pena de verse excluidos de la comunidad financie-
ra internacional. Tanto el poder de veto del que gozan en las
Naciones Unidas las grandes potencias, así como las políticas
económicas impues- tas por los organismos señalados, son cuestiones
que afectan negativa-
mente los derechos de los ciudadanos y la calidad democrática de los
regímenes en que estos se desenvuelven.
Tenemos entonces que la globalización, al hacer entrai en crisis el
principio de la soberanía absoluta de los estados, desata tendencias que
afectan contradictoriamente la democracia y la ciudadanía. Esto suscita
diversas reacciones. Quienes se oponen a la mayor protección de la
democracia y la ciudadanía por las organizaciones sciplcnacionales, de-
nunciarán a estas instancias como carentes de autoridad para entronae-
terse en los "asuntos internos" de los países cuestionados. Asimismo,
quienes se oponen a las políticas económicas dictadas desde fuera señia-
larán que existen "poderes fácticos" que están tomando decisiones fun-
damentales para las cuales no han sido elegidos por los ciudadanos a los
que estas políticas van a afectar. Sin embargo, la globalización es un pro-
ceso irreversible, producto del desarrollo humano en la conquista del
planeta que habitamos, no cabe, por tanto, cuestionar el proceso como
tal, sino buscar formas (Held 1993) que hagan posible articulai la demo-
cracia a nivel nacional con la democracia a nivel internacional.
A pesai del cuestionamiento de la soberanía absoluta del estado-
nación, e incluso de este último como forma de organización estatal, pa-
rece que se trata de una forma de organización política que persistirá
durante un tiempo significativo. Esta realidad lleva a la necesidad de
imaginar instituciones que fortalezcan la democracia al interior de los
estados, pero a la vez se articulen con la democratización de las organi-
zaciones supranacionales, tanto de las organizaciones políticas como de
las económicas. Un primer paso en esta democratización tiene que
afectar el poder de veto de los países más poderosos, para que las vo-
ces de (as naciones mfis débiles sean adecuadamente tomadas en cuenta.
Si la democratización interna de los países no tiene un correlato en la
democratización de las organizaciones supranacionales, el desarrollo de la
ciudadanía tendrá una seria limitación y los reclamos de aquellas poi el
respeto de los derechos humanos de la población perderán Iegittmi- dad.
El eje de la democratización tanto al interior de los estados como en las
relaciones entre los estados, tiene que ser un mayor control ciu-
7I
NicoW LYHci—i - PEPi PATRÓN 72
79
Nicoms LYncH - PrR PATRÓu EDUCAGIÖ> x CUIDADANÍA: PROPUESTAS DE POLÍTICA
résgeneral o comú n (salvo que ello se decida ”desde arriba"). Suacti- tengan une incidencia relevante. Por razones múltiples, y que no es e|
VidacJ se ve tan determinada pof- la urgencia de las situaciones
frentan, que el discurso de la Ciudadanía les puede resultarque caso discutir aquí, parecemos asistir en el Perú actual a una i
en- a
muchos casos. jeno egresión en matei-ía del reconocimiento constitucional y del ejercicio
efectivo de derechos sociales básicos, tales como los derechos a la
En estas condiciones ía identificació n con una educación, a la salud y al trabajo. Sin entrar en mayores detalles
comunidad nacional
describirernos breve-
de iguales result:a, por decir lo menos, muy difícil. LOS COfTl lJnidades mente a continuación algunas de las limitaciones reales de acceso de la
de
i-eíerencia de la propia identidad tienden población a estos derechos basicos de bienestar.
a ser pequefias, locales y
en muchos CaSOS lámi|iares, generá ndose así en el Perú
contemporá neo tanto una gran vmriedad y diversidad de "ló gicas
tO la superposició n de "sistemas de 1. El derecho a la educació n
de pertenencia cuan-
derechos” pai
ttculares. La falta de Conviene tener una visión general del panorama educativo
i-econocirnieoto de esta compleja diversidad nacio- nal (IEP. Boletín No.12): baja calidad de |a enseñanza; altos
re enfrenta con un recono-
índices de de- serción escolar; descenso de los ingresos de los
cimiento univei-sal aú n no logradO. Esta es una de las tensiones
má s educadores, conti-adic- ciones entre las sucesivas reformas del
importantes que el desarrollo de Íá C sistema educativo; inversiones que privilegian la infraestructura y los
iudadanía en el Perú tiene que en-
fi- bienes de capital, mient:ras se ol- vida los recursos humanos, falta de
atención al deterioro sistemático de las condiciones de vida y de
C. Los derechosciudadanoS yel bie trabajo de los maestros (en los últimos 3 años han cesado 30 mi(
nestar de lapoblación
La importancia del desarrollo de (os dei echos sociales es una maestros titulados porque las condiciones de trabajo no les
pecto fundamenta l en ía configuració n histó rica permiten subsistir, más de la mitad de alumnos están sien- do
as- che la
relació n entre ciudadanía y justicia y las diversas educados por personas que no se han preparado para ser docentes);
ciudadanía. La ÍOTlf
resulta un problema contemporá neo de primera alumnado mal alimentado, sin reunir los mínimos requerim*enLos
a s de abordarla, !P
dndes como la peruana, en la actualidad, de estabilidad física y emocional para aprovechar la experiencia del
W0Cia. En socie- resulta apren- dizaje.
muyque
trar diffci( poder
exista unaafir-
"experiencia comú n" de LOS ClUdadanos en el uso de
LOS sei-viciOS SOciales o que los derechos
mento —en tanto s ervicios brindados sociaes tengan en este cno- La Constitución Política de 1993 da un marco general al tratamien-
tante como principios o espacios por el £stadm un e (¢C to impor- to de la Educación Nacional planteando restricciones a la gratuidad de
dividuos. La iMpol-tante
ce ser particularme de socializació n igualitafi ia entre ÍOs in- la enseñanza en las Universidades Estatales (art. 17) y la eliminación
relació n entre ciudadanía y justicia
social pare- de la obligación estatal de destinar al Sector Educación no menos
del 20%
nte
precaria en el Perú contemporaneo. del presupuesto del gobierno centi al (Art. I6). Y aunque en el
Una cuestió n que agudiza gi
avemente d
mente presentadas es la gi ave pérdida delas esigualdades anterior- Perú no se cumplen los mandatos constitucionales, no cabe duda que
derechos económicos, en 1993 se han eliminado derechos formales a fin evitar problemas
socia- de reclamos. La educación no escapa a esa lógica.
les y culturales, en particular lOs
f-elativos a fa educació n y la salud.
tOS LlltímOs son indicadores bá sicos para reconocer las condiciones En realidad, la calidad de la educació n será promovida fundamental-
de
Vida de un país y pueden remitirnos a
otros refeI“entes, que también mente por el mei cado educativo. Esto significa que Ías escuelas deben
fi2
03
NicorAs LYNCH - PEPi PATRÓN 84
2. El derecho a la salud
Los rasgos de la Salud Nacional a mediados de la
década de los 80 ya eran inquietantes y demostraban que la
gran mayoría de la población peruana no tenía acceso a
servicios mínimos: la carencia de programas de prevención
y protección de la salud era signo de que los limitados
servicios existentes estaban orientados a la recuperación
de la salud, ante la enfermedad ya declarada. Este sistema
entró en crisis mente a la enorme cantidad de epidemias
que atacaron a la población peruana los últimos años: el
cólera; las enfermedades inmunoprevenibles como el
sarampión, la parálisis flácida, la tos ferina; las llamadas
enfermedades metaxénicas como el dengue y l8 malaria; la
meningitis, e( tétano, lot fie- bre amarilla, el tifus
exantemático, la difteria, la rabia y, por supuesto, el SIDA.
El panorama nacional es muy grave porque existe una
elevada con- centración de los servicios: el 70% de los
profesionales de la salud están en Lima y Callao. De ello
resulta que Lima sostiene una tasa promedio de un médico
por cada 583 habitantes, mientras que en ciudades como
Huancavelica y Amazonas, cuentan con un médico por 3
l,4I 7 y 3 1,698
Mco1LYHcFJ - PEn PATRON
EDUCACION Y ÜU1DADANA: P oruESTN DE POLÍTICA
habitantes, respectivamente.Según el propio documento del l'1inisterio cimientos técnicos. Tampoco son tomadas en consideración pai a la
de Salud "Lineamientos de política de salud I 995-2000", si bien la for- mulación, programación, diseñio y evaluación de progi amas y pi
tasa de mortalidad infantil (Tfdl) se ha reducido en un 50% a oyectos.
nivel nacional en los últimos 20 años, estimúndose en 58,3 por cada
mil recién nacidos para 1993, este valor oculta la diferencia entre la La minimización de la responsabilidad estatal en materia de
TGI de la provincia de Grau en Apurímac (I 02 por mil) y la TGI de salud parece ser la política actual. La Constitución de 1993 ha
la provincia de Lima (24 por mil). En el grupo de 6 a 9 años la eliminado la garantía de la tendencia a la gratuidad para la atención
desnutrición crónica alcanza al 48% de la población, siempre de salud. Se re- conoce el derecho a la Seguridad Social, pero sin
según el mismo documento. garantías de acceso. Se ha eliminado el reconocimiento
constitucional al Instituto Peruano de Seguridad Social.
En la década del 80 hubo una me)ora en ]a infraestructura de
salud al aumentar el número de establecimientos de atención y de La privatización de la atención de salud se está aplicando
camas hos- pitalarias, pei o sin lograr satisfacer la demanda ni paulatina- mente con |a consecuencia de provocar una reducción
redistribuir, en forma racional, al interior del país. de usuarios. Ademús, se tiende a sustituir la atención hospitalaria
en los centros es- tatales por contratos privados de seguros
La atención a la salud de las mujeres es un indicador de las
individuales cuya cobertura dependerá de la prima que se pague.
priori- dades del sistema de salud. En el Programa Nacional de
Lo que está muy claro es que los mecanismos que funcionen
Promoción de la Mujei- I 990-I 995 se planteó que "la calidad de los
servirán para quienes t:engan empleo esta- ble. La mayoría de la
servicios de salud di- rigidos o mujeres er dejciente siendo los más
población quedará al margen de este derecho fun- damental, en un
o(estados las mujeres de las zonos ruro/es y urbono marginales. A niYel
país en el que el 20% de la población ya está totalmen- te excluida
nacional, e/ 48% atendió su ú/ti- mo parto en cosa, mientras que en las
de los servicios de salud (CEDAL,APR.ODEH, 1996).
zonas ruroles de la Sierra, este porcen- taje se eleYó a 9 / %."
La atención de salud para las mujeres está centrada en el
aspecto i-eproductivo. No se encuentra información sobre otros 3. El derecho al trabajo
aspectos u otros momentos del ciclo vital. Aunque no se obsei va
Entre los derechos sociales más afectados en los últ:irnos
una preocupa- ción Col reportar las reales condiciones de salud de
tiempos están los derechos laborales y ello en un momento en el
las mujeres, lo que si es notorio, es la promoción de Progrmmas de
que el proble- ma del empleo puede legítimamente considerarse
Salud, públicos y priva- dos que incoi pora a mujeres reconociéndolas
como uno de los pro- blemas nacionales más graves. Según la OIT la
como directas responsa- bles de la salud de la familia ¿ en
situación de crecimiento sin empleo parece ser caractei-ística de los
particular, de los hijos. Las "promoto- i as de salud" asumen tareas
países que se han incorpoi-a- do recientemente al ajuste
de atención primaria, en a|gunos programas privados y estatales.
estructural. En el Perú el PBI ci-ece desde 1993 de manera
Durante la mayor crisis de la epidemia dei cólera (I 99 I) o en los
importante y ello no se ve acompañado por el surgi- miento de
veranos, cuando se extienden las infecciones intestinales y diai reas
nuevos puestos de trabajo. Se supone que conforme se avan- za en
infantiles, las pi omotoras del Vaso de Leche también atienden
casos, en pi imera instancia, por encargo del Ministerio de Salud. dicho modelo el sector privado estaría en mayor capacidad de
Esta participación es altamente eficiente para las acciones de ofrecer empleo, cosa que en el Perú no sólo no ha sucedido, sino
que los niveles de desempleo y subempleo actuales son
emergencia; sin embai go, no hay ninguna preocupación por dotarlas
alarmant:es. Pro- puestas como los programas de empleo temporal
de mayores cono-
para jóvenes, que sig- nifican inestabilidad y la ausencia total de
derechos sociales (seguridad
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07
Theos LxncH - PEPi PeRON
Eoucviou x CuiaoANÍA: PROPUESTAS DE POŁTjv
90
significativos en la opinión pública a más de dos décadas de
distancia!. En el Perú contemporáno asistimos a una realización
muy pai“cia(
de la ciudadanía, en particular en su dimensión política, que es más
un conjunto de "datos legales" que una ídentificación de los peruanos
adul- tos como miembros plenos de una comunidad política. Los
ciudadanos peruanos no se reconocen en sus instituciones y esto
plantea problemas muy importantes en relación con la asunción de la
ciudadanía como un conjunto de deberes y no sólo como derechos
(en su mayor parte insa- tisfechos). Las dtficultades que enfrenta el
proceso de legitimación de- mocrática tienen su origen, entre otros,
en tres problemas fundamenta- les:
1. La exclusión política, es decir, el hecho de que el sistema político
no ha sido capaz de incorporar plenamente como ciudadanos a
todos los peruanos que debietan serlo y Ta virct/al inexistencia de
mecanismos para el control del ejercicio del poder y de la autoridad
pública. En este sentido instituciones como el Defensor del Pueblo
y el Tribunal de Ga- rantías Constitucionales podrían l|egar a ser
canales importantes de participación y reconocimiento ciudadano en
sus propias instituciones.
2. La ineficacia del régimen democrático, en particular su
incapacidad para resolver los dos grandes problemas del decenio
de los ochenta, a saber, la crisis económica y la violencia terrorista.
Las consecuencias de diez años de violencia terrorista es algo sobre
lo que todavía se ha dicho muy poco en el Perú actual. Esta
ineficacia se puede percibir, por un lado, como una abdicación
de las responsabilidades de gobierno por paine de quienes fueron
elegidos para hacei se cargo del Poder Ejecutivo durante los
ochenta y, poi otro, como una deslealtad hacia el régimen
democrático por parte de quienes no colaboraron para hacer
frente a estos problemas desde la oposición. La ineficacia del
gobierno y la ino- pei-ancia de la oposición no contribuyeron a que
los ciudadanos perua- nos se reconocieran en sus propias
instituciones democráticas y/o que
91
EDUCACIÓN Y CulDADANA: Peoru55TAS DE POLÍTICA
NlicoW LYNCH - Pm PAAOu
supone una responsabilidad del conjunto por el bienestar de cada cual. Cuando
esta responsabilidad colectiva desaparece peligra la existencia misma de la
ciudadanía.
La ciudadanía se realiza en la posibilidad de que los individuos par- ticipen
en la toma de decisiones sobre los asuntos que les competen. La profundidad y
amplitud de esta participación es por ello el "test" úl- timo del grado de
desarrollo ciudadano en un país determinado. Por lo tanto, las limitaciones al
ejercicio de esta participación constituyen un importante obstáculo en el
proceso de construcción de |a ciudadanía
democrática. @
9S
EoucACiou x CUIDADANÍA: PROPUESTAS DE POLÍTICA
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Luis Sime Poma