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Raymon Aron. Democracia y totalitarismo. 1965.

“¿En qué consiste el fenómeno totalitario? Este fenómeno, como todos los
fenómenos sociales, se presta a múltiples definiciones, según el aspecto que el
observador retenga. Creo que los cinco elementos principales son los
siguientes:
1º El fenómeno totalitario consiste en un régimen que otorga a un partido el
monopolio de la actividad política.
2º El partido que monopoliza la actividad pública está armado de una ideología
que le confiere una autoridad absoluta y que, en consecuencia, se transforma
en la verdad oficial del Estado.
3º Para difundir esta verdad oficial, el Estado se reserva para sí un doble
monopolio, el monopolio de la fuerza y el de los medios de persuasión. El
conjunto de los medios de comunicación, radio, televisión, prensa, está dirigido,
dominado, por el Estado y los que lo representan.
4º La mayor parte de las actividades económicas y profesionales están
sometidas al Estado (...).
5º Estando toda actividad dominada por el Estado y sometida a la ideología,
cualquier fallo cometido en una actividad económica o profesional es
simultáneamente un error ideológico (...).
Se puede considerar como esencial, en la definición del totalitarismo, bien el
monopolio de un partido, bien la estatalización de la vida económica o bien el
terror ideológico. El fenómeno es perfecto cuando todos esos elementos se
juntan y se cumplen plenamente.”

http://www.claseshistoria.com/fascismos/%2Barontotalitarismo.htm

"En las reuniones, en la Cámara, en el Senado. en cualquier parte donde el


mágico encanto de su palabra incisiva y fuerte ha vibrado en el aire como una
música melódica, he mirado alrededor, para observar sobre los demás el efecto de
su potencia. Jóvenes, viejos, hombres, mujeres están literalmente poseídos,
compenetrados con él. A veces su adoración es tan dolorosa que se traduce en
miradas fijas, alucinadas, que hacen pensar en un estado patológico colectivo.
Los jóvenes, especialmente, están impresionados. Vi a una jovencita de dieciséis
años, hermosa como un ángel, mirar al Duce con el aspecto extasiado que los
fieles deben de tener al adorar a Dios en el cielo."
Marga. I1 volo deil'aquila. En Biondi. El tinglado del Duce.

http://www.claseshistoria.com/fascismos/%2Bcultoduce.htm

Antes de la comida.

"¡Fürher, mi Fürher, concedido a mí por el Señor, ¡Protégeme y resguárdame


mientras viva¡
Tú has salvado o Alemania de la más profunda aflicción.
Hoy te doy gracias por mi pan cotidiano.
Estate mucho tiempo ¡unto a mí, no me desampares ¡Fürher, mi Fürher, mi fe y mi
luz¡
¡Heil, mein Fürher!

Después de la comida.
Gracias a ti por esta generosa comida
¡Protector de la juventud y de los ancianos. Sé que tienes desvelos, pero no
inquietudes.
Estoy contigo día y noche,
descansa tu cabeza en mi regazo.
¡Ten, mi Furher, la seguridad de que eres grande¡
¡Heil, mein Furher!.”

Plegaria de los niños de Colonia antes y después de las comidas

http://www.claseshistoria.com/fascismos/%2Bfuhrer.htm

"P ¿Cuál es el significado del nombre Duce?


R. Duce viene del latín dux que deriva de duco y significa «el que conduce». P
¿Quién es el Duce?
R. El Duce, Benito Mussolini, es el creador del fascismo, el renovador de la
sociedad civil, el jefe del pueblo italiano, el fundador del imperio.
P ¿Por qué el Duce es el creador del Fascismo?
R. Porque fundó el Fascio de Combate y porque se debe a él la Revolución Fascista
y la doctrina del fascismo. P ¿Qué quiere el Duce para el pueblo italiano?
R. Quiere mejorarlo moralmente y materialmente, garantizándole el máximo de
trabajo y bienesta1; y quiere que a través de la educación y la organización política,
sindical, deportiva y moral del fascismo, seamos siempre conscientes de sus fines
y su misión en el mundo.
P ¿Cuál es la diferencia entre el Duce y los jefes de gobierno liberales y
demócratas?
R. En el régimen liberal y democrático, el jefe del gobierno es el exponente de los
intereses de un partido y está sujeto al beneplácito del Parlamento, que puede
ocasionar su caída; por el contrario, el Duce representa, como jefe del Gobierno, a
la nación entera, que está a sus órdenes en la disciplina fascista y en la de la Patria.
P ¿Cuáles son las atribuciones del Duce?
R. El Duce es presidente del Gran Consejo del Fascismo, jefe del Gobierno, jefe
del PNF, Primer Mariscal del Imperio, Comandante general de la Milicia
Voluntaria para la Seguridad Nacional.
P ¿Por qué el Duce es el fimdador del Imperio?
R. Porque conduce y vence, contra una coalición de 52 Estados, la más grande
guerra colonial de la historia, guerra para aumentar el prestigio, la grandeza y la
vida de la Patria fascista. A través de esta guerra y la conquista de Etiopía, Italia
ha tenido su Imperio."

El catecismo fascista, Il primo libro del fascista. Roma PNF. 1938

http://www.claseshistoria.com/fascismos/%2Bcatecismofascista.htm

"Al principio votamos por el partido populista (conservador); pero los


conservadores no podían gobernar el país: eran demasiado débiles. En esta lucha
implacable por el pan y el poder, teníamos necesidad de ser guiados por una mano
vigorosa y firme. La de Hitler lo era. Tras los años ranscurridos bajo su mando,
nos sentíamos mucho más satisfechos.
Queríamos un sistema que funcionase bien y que nos proporcionase los medios
para trabajar tranquilamente."

A. Krupp. Declaración en el Proceso de Nuremberg. 1948

http://www.claseshistoria.com/fascismos/%2Bkrupp.htm
Kimon Evan Marengo, hijo de Evangelos Marango, comerciante de algodón griego, nació
en Egipto el 4 de febrero de 1907. Cursor e ilustrador de talento, estudió en la Escuela Libre
de Ciencias Políticas (1929-1931) en Francia . Tomando el seudónimo de Kem, dibujó
caricaturas para Le Petit Parisien y Le Canard Enchaine. Su trabajo también comenzó a
aparecer en el Daily Herald y el Daily Telegraph .

Marengo tenía un gran interés en la política y cada año producía una tarjeta de Navidad que
reflejaba sus puntos de vista sobre la situación internacional. En diciembre de 1936 él envió
una tarjeta que ofreció a Benito Mussolini como el lobo de la madre de la colina de Capitoline
de Roma. En lugar de Romulus y Remus son fascistas infantiles, Adolf Hitler , Mustafa Kemal
Attaturk , AIoannis Metaxas , Francisco Franco y Oswald Mosley .

http://spartacus-educational.com/2WWmarengo.htm
Al producirse el vergonzoso fracaso del Ruhr, después del sacrificio de millares de bienes
materiales y de la confianza de miles de jóvenes alemanes que tuvieron la ingenuidad de dar
crédito a los dirigentes del Reich, estalló la indignación del país contra semejante traición a
nuestro pueblo. En millones de cerebros surgió entonces con claridad meridiana el
convencimiento de que sólo una transformación radical de todo el sistema político imperante
sería capaz de salvar a Alemania. Nunca una época fue más oportuna, nunca se exigió tan
perentoriamente una solución como en el momento en que se manifestaba tan abiertamente la
traición a la Patria, al mismo tiempo que todo un pueblo era condenado a la muerte por el
hambre. Aquel Estado que conculcó todos los preceptos de lealtad y que escarneció los derechos
de sus ciudadanos, que defraudó los sacrificios de millones de sus más leales hijos y que,
finalmente, los despojó también hasta del último Pfennig, no podía merecer otra cosa que el odio
de sus súbditos. Y este sentimiento de odio contra los corruptores del pueblo y de la Patria, debió
estallar un día de todos modos. Aquí debo repetir la frase final de mi última declaración, hecha
ante los tribunales de Leipzig, en el gran proceso de la primavera de 1924: "Los jueces de este
Estado pueden condenarnos tranquilamente por nuestras acciones; mas, la Historia, que es
encarnación de una verdad superior y de un mejor derecho, despreciará un día esta sentencia,
para absolvernos de toda culpa". P. 407

http://der-stuermer.org/spanish/Adolf%20Hitler-Mi%20Lucha.pdf
Como veremos, muchos fascistas eran ex oficiales de clase media, para los cuales la gran guerra,
con todos sus horrores, había sido la cima de su realización personal, desde la cual sólo
contemplaban el triste futuro de una vida civil decepcionante. Estos eran segmentos de la clase
media que se sentían particularmente atraídos por el activismo. En general, la atracción de la
derecha radical era mayor cuanto más fuerte era la amenaza, real o temida, que se cernía sobre la
posición de un grupo de la clase media, a medida que se desbarataba el marco que se suponía que
tenía que mantener en su lugar el orden social. En Alemania, la gran inflación, que redujo a cero el
valor de la moneda, y la Gran Depresión que la siguió radicalizaron incluso a algunos estratos de la
clase media, como los funcionarios de los niveles medios y superiores, cuya posición parecía
segura y que, en circunstancias menos traumáticas, se habrían sentido satisfechos en su papel de
patriotas conservadores tradicionales, nostálgicos del emperador Guillermo pero dispuestos a
servir a una república presidida por el mariscal Hindenburg, si no hubiera sido evidente que ésta se
estaba derrumbando. P.129

Las condiciones óptimas para el triunfo de esta ultraderecha extrema eran un estado caduco cuyos
mecanismos de gobierno no funcionaran correctamente; una masa de ciudadanos desencantados
y descontentos que no supieran en quién confiar; unos movimientos socialistas fuertes que
amenazasen —o así lo pareciera— con la revolución social, pero que no estaban en situación de
realizarla; y un resentimiento nacionalista contra los tratados de paz de 1918-1920. En esas
condiciones, las viejas elites dirigentes, privadas de otros recursos, se sentían tentadas a recurrir a
los radicales extremistas, como lo hicieron los liberales italianos con los fascistas de Mussolini en
1920-1922 y los conservadores alemanes con los nacionalsocialistas de Hitler en 1932-1933. Por la
misma razón, esas fueron también las condiciones que convirtieron los movimientos de la derecha
radical en poderosas fuerzas paramilitares organizadas y, a veces, uniformadas (los squadristi; las
tropas de asalto) o, como en Alemania durante la Gran Depresión, en ejércitos electorales de
masas. Sin embargo, el fascismo no «conquistó el poder» en ninguno de los dos estados fascistas,
aunque en ambos recurrió frecuentemente a la retórica de «ocupar la calle» y «marchar sobre
Roma». En los dos países, el fascismo accedió al poder con la connivencia del viejo régimen o
(como en Italia) por iniciativa del mismo, esto es, por procedimientos «constitucionales». p.133

Probablemente, el fascismo no habría alcanzado un puesto relevante en la historia universal de no


haberse producido la Gran Depresión. Italia no era por sí sola un punto de partida lo bastante
sólido como para conmocionar al mundo. En los años veinte, ningún otro movimiento europeo de
contrarrevolución derechista radical parecía tener un gran futuro, por la misma razón que había
hecho fracasar los intentos de revolución social comunista: la oleada revolucionaria posterior a
1917 se había agotado y la economía parecía haber iniciado una fase de recuperación. En
Alemania, los pilares de la sociedad imperial, los generales, funcionarios, etc., habían apoyado a
los grupos para-militares de la derecha después de la revolución de noviembre, aunque
(comprensiblemente) habían dedicado sus mayores esfuerzos a conseguir que la nueva república
fuera conservadora y antirrevolucionaria y, sobre todo, un estado capaz de conservar una cierta
capacidad de maniobra en el escenario internacional. Cuando se les forzó a elegir, como ocurrió
con ocasión del putsch derechista de Kapp en 1920 y de la revuelta de Munich en 1923, en la que
Adolf Hitler desempeñó por primera vez un papel destacado, apoyaron sin ninguna vacilación el
statu quo. Tras la recuperación económica de 1924, el Partido Nacionalsocialista quedó reducido
al 2, 5-3 por 100 de los votos, y en las elecciones de 1928 obtuvo poco más de la mitad de los
votos que consiguió el pequeño y civilizado Partido Demócrata alemán, algo más de una quinta
parte de los votos comunistas y mucho menos de una décima parte de los conseguidos por los
socialdemócratas. Sin embargo, dos años más tarde consiguió el apoyo de más del 18 por 100 del
electorado, convirtiéndose en el segundo partido alemán. Cuatro años después, en el verano de
1932, era con diferencia el primer partido, con más del 37 por 100 de los votos, aunque no
conservó el mismo apoyo durante todo el tiempo que duraron las elecciones democráticas. Sin
ningún género de dudas, fue la Gran Depresión la que transformó a Hitler de un fenómeno de la
política marginal en el posible, y luego real, dominador de Alemania. p. 136

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