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Este resumen identificará los puntos centrales del texto y destacará sus conclusiones. Para
entre los gobiernos austriaco y mexicano porque, para ambos, el patrimonio arqueológico
es uno de los pilares de la identidad nacional. Existen dos explicaciones acerca de cómo
llegó la pieza a Austria. La primera relata que hubo un movimiento constante de la “corona
de plumas” y de otros tesoros, el tlatoani1 envió éstos a Hernán Cortés, el capitán se los
hizo llegar a la reina de España y al emperador Carlos V y ellos recorrieron Europa hasta
llegar a Bruselas, donde se exhibieron un tiempo –Alberto Durero los contempló y relató
que las obras se valuaron en cien mil florines de oro. La segunda versión narra que la
reliquia cayó en poder del corsario francés Jean Fleury ya que cuando cometió un acto de
piratería, capturó los obsequios que transportaba el barco hacia España –se conoce que
mexica y los otros regalos, donde fueron comprados, en una subasta, por Fernando de
Austria.
En una línea distinta, una característica llamativa del nacionalismo mexicano es que
forja una identidad común con respecto a una población “diferente” –los antiguos mexicas.
La idea de nación fue desarrollada gracias a las clases cultas que revalorizaron las
civilizaciones mesoamericanas, ésta tuvo como base a la exaltación del pasado azteca, la
con los ojos puestos en el futuro y en Estados Unidos, personajes como Lucas Alamán
indicaban que la Nueva España era el único legado aceptable del que debía partir el nuevo
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Expresión náhuatl usada para denominar a los gobernantes.
país. El patrimonio representa idealmente tres valores fundamentales para el Estado: la
identidad nacional, la continuidad y la unidad, sin embargo, sólo a mitad del siglo XX las
naciones que contaban con ricos patrimonios arqueológicos comenzaron a aplicar medidas
réplica del penacho de Moctezuma porque, en esos años, era impensable que el gobierno
sus museos, ya que a diferencia de otros países europeos, no fue una potencia colonial, sino
una entidad política multiétnica que englobaba los territorios de los Habsburgo –éstos
fueron los mayores coleccionistas de arte del mundo, por eso hoy en día es una
devolución. La segunda premisa coloca al gobierno como víctima, debido a que devolver la
vencida y, encima, que no pagara los daños causados. Después de la Segunda Guerra
Mundial, Brasil y México formularon la Resolución 613, que exhortaba a las grandes
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Ibíd, 52.
potencias a ponerse de acuerdo con respecto a Austria y, en 1955, ésta suscribió el Tratado
países ocupantes. La nación europea agradeció el gesto mexicano, que sería el nuevo pilar
En febrero de 1974, Luis Echeverría fue el primer presidente mexicano que visitó
Austria, estrechando así los vínculos binacionales, pero aun con las condiciones internas y
externas propicias para una solicitud mexicana referente al penacho, se llegó al decenio de
1990 sin que hubiera una petición formal del gobierno de México. Gracias a las protestas de
Roberto García Mol –director del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en
ese entonces– envió una carta a Erhard Busek, ministro de Ciencia e Investigación de la
propuesta, nuestro país hubiera enviado una muestra representativa de bienes culturales
mexicanos e, incluso, una réplica del objeto pedido. Sin duda era un tema complejo porque,
naciones respecto a sus tesoros exhibidos en toda Europa, asimismo, es de sorprender que
el Estado mexicano, en la segunda mitad de los años 1990, continuara sin tener una
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Penacho de Moctezuma.
afirmativamente. Hay dos razones por las cuales se quería realizar el retorno: para pagar la
deuda de honor y fortalecer la presencia diplomática con su entorno. Esta situación escaló a
tal grado que hubo un debate televisado en el país europeo, donde el representante de ese
Estado había sido invitado por Ernesto Zedillo a visitar nuestro territorio y llevar consigo el
penacho y, aunque el gobierno mexicano nunca lo había pedido, se deseaba su regreso por
México mandó una delegación a Viena para manifestar su interés y tratar el asunto por
primera vez, ésta entregó una carta de José Ángel Gurría, entonces secretario de Relaciones
país de intercambiar la carta con la solicitud de restitución por otra –en ésta nueva se
felicitó a los austriacos por el primer milenio de la fundación de su país y se les regaló el
asunto del quetzalapanecáyotl). En nuestra nación, se convocó a una marcha para insistir en
que nosotros debíamos ser los principales interesados, sin embargo, fracasó –al mismo
obstante, Roberta Lajous tenía en cuenta que el interés en repatriar el objeto mexica
despertaba recelo en los círculos opositores, por eso decidió buscar simpatizantes para
repercutir en el debate, a pesar de ello, se recibió una negativa rotunda: no había relación de
la corona de plumas con el tlatoani, la adquisición había sido legal y la reliquia se podía
desintegrarse en el traslado.
la República Mexicana y su gobierno apostó, ya sea por flojera intelectual o miedo a las
críticas de sus opositores, por considerar versiones alternativas de la historia de nuestro país
a las del Estado post-revolucionario como otras posibles.5 Luis Ernesto Derbez, entonces
austriaco, cuya intención era pedirle resolver el asunto del plumero mexica a favor de
interpretaciones, esclareció que era el Parlamento de Austria era quien decidía. Por otro
la Cultura (UNESCO)– para recuperar la pieza y sugerirle a nuestra nación acudir al comité
especializado en la restitución de tesoros culturales –aunque quizá esta respuesta haya sido
Si bien Fox manifestó su interés en solucionar el caso, en los hechos le fue indiferente el
tema del penacho y aun cuando le solicitó a Fischer que resolviera el asunto, jamás emitió
la petición oficial para la devolución. La Cancillería y el INAH le cobraron cada vez más
dependía de los resultados en las elecciones de 2006, ya que se vinculaba una decisión de
política exterior con el suceder interno, a pesar de que el tema ya no era tan atractivo como
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sol –denotando así el interés de traer el tesoro prehispánico a México.6 En 2008, el Partido
mexicana se adelantó al debate y envió una delegación a Viena para recalcar la disposición
Una circunstancia que pudo haber favorecido a México es que la exministra de Asuntos
Exteriores de Austria, quien se opuso a devolver la pieza en 1996, visitó nuestro país para
Museo de Historia del Arte de Viena, donde la Dra. Sabine Haag asumió el cargo como
directiva, avivó las esperanzas ya que fue receptiva a las peticiones formales del régimen
ambos; a cambio del penacho. Por último, se organizaron exposiciones con el objetivo de
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