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Derecho constitucional

Seminario sobre la constitucionalidad de la consulta


popular a expresidentes

Emmanuel Loaiza Navarrete


Ricardo Ochoa Hernández

Grupo B

18/05/21

Dr. José Ramón Cossío Díaz

El Colegio de México
Centro de Estudios Internacionales
Licenciatura en Relaciones Internacionales y Política y Administración
Pública
Seminario sobre la constitucionalidad de la consulta popular a expresidentes

El presente trabajo tiene como objetivo analizar la constitucionalidad de la consulta popular


para enjuiciar a los expresidentes. Para comenzar, se contextualizará la petición presentada
ante el Senado de la República por parte del presidente Andrés Manuel López Obrador, y qué
ha ocurrido en otras naciones. Después, se estudiará el artículo 35 de la Constitución Política
de los Estados Unidos Mexicanos (CPEUM), así como Ley Federal De Consulta Popular. Para
completar la investigación, se incluirán las discusiones en la Suprema Corte de Justicia de la
Nación (SCJN). El trabajo finalizará con un breve resumen de las opiniones publicadas
después de la decisión de la SCJN y nuestras sumarias consideraciones.

La consulta popular es un derecho humano de carácter político y fuente constitucion al


que garantiza la participación de la ciudadanía, su facultad de expresarse y el ejercicio
democrático. Además, permite que la sociedad civil intervenga en los asuntos públicos. En esa
línea, el doctor Jean François Prud’homme explica que “la consulta popular directa sigue
vinculada al concepto de soberanía ejercido hacia adentro (cambio constitucional) o hacia
afuera (declaración de independencia)”.1 En México, este mecanismo fue introducido en la
reforma constitucional de agosto del 2012, junto con otros mecanismos de participación
directa. Sin embargo, y como bien señala Pedro Salazar Ugarte, aunque las consultas
populares sean instrumentos valiosos no supone, implica o conlleva la constitucionalidad de la
materia sobre la que versan, ya que de lo contrario no tendría sentido la intervención del
Tribunal Constitucional.2

El martes 15 de septiembre de 2020, el presidente Andrés Manuel López Obrador


presentó ante el Senado una solicitud para realizar una consulta popular con el motivo de
juzgar a los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente
Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto por la comisión de delitos antes,
durante y después de sus sexenios. En la carta de petición, el presidente comentó que desde
el primer día de su gobierno se incrementaron las peticiones populares de esclarecimiento y

1
Jean François Prud’homme, Consulta popular y democracia directa (Ciudad de México: Instituto Nacional
Electoral, 1996) p.3,
https://portalanterior.ine.mx/documentos/DECEYEC/consulta_popular_y_democracia_di.htm.
2
Pedro Salazar Ugarte, El poder sobre el derecho: El caso de la consulta popular para juzgar a los expresidentes,
ed. Raúl Márquez Romero y Wendy Vanesa Rocha Cacho , Ciudad de México: Instituto de Investigaciones
Jurídicas de la UNAM, 2021, p.111.
justicia para las acciones presuntamente delictivas que posiblemente cometieron los
mandatarios anteriores. Más aún, López Obrador señaló que el país se encuentra en una
situación en la que una demanda social mayoritaria carece de un cauce institucional nítido y
de una vía clara de expresión en las leyes vigentes, donde es ineludible que el Estado
emprenda un proceso de esclarecimiento a este respecto; él insistía que es necesario
anteponer en todo momento el predominio de la voluntad popular y el respeto irrestricto de la
legalidad. En esa línea, el titular del ejecutivo actual considera que es un tema de
trascendencia nacional y que por su proyección histórica y sus implicaciones políticas amerita
ser puesto a la consideración de la ciudadanía en un espíritu de democracia participativa.
Incluso recalca que no es ésta la primera ocasión en la que promueve tales ejercicios; se han
realizado con respecto a la construcción del aeropuerto en Texcoco, la planta eléctrica de
Huesca, Morelos, la cervecera en Mexicali y el Tren Maya.

Algo semejante ocurre en el ámbito global, muchos países tienen modelos de


democracia directa o semidirecta que contemplan mecanismos de participación ciudadana
como referéndums, iniciativas legislativas, revocaciones de mandato, plebiscitos y consultas
populares. Para ejemplificar estos instrumentos de voluntad política, mencionaremos un par
de casos alrededor del planeta. En Europa, específicamente el caso suizo, se da un modelo
de democracia directa tanto a nivel federal como a nivel local. En este país es posible vetar las
leyes que produce el parlamento, así como participar electoralmente mediante referéndums o
iniciativas de enmiendas constitucionales. La aplicación de su modelo es un ejemplo funcional
de democracia directa. Por otra parte, Uruguay contempla en su Constitución, desde 1934,
mecanismos como el referéndum o la iniciativa popular. En 2016 llevó a cabo una iniciativa de
reforma constitucional para prohibir la privatización del agua. La iniciativa tuvo éxito, pues fue
aprobada por el 65% de los votantes. En Estados Unidos hay un modelo mixto, pues a nivel
federal no cuenta con ningún mecanismo de participación directa; sin embargo, los estados y
localidades ofrecen mecanismos para promover iniciativas o referéndums. Finalmente, en el
continente africano, el entonces presidente sudafricano, Frederik de Klerk, elaboró un
referéndum en 1992 para acabar con el apartheid que le permitió a su país una transición
pacífica. La implementación de estos mecanismos alrededor del mundo no es poco usual; a
pesar de esto, deben ser diseñados y estudiados correctamente.
Artículo 35 constitucional respecto a las consultas populares

El artículo 35 de la CPEUM expone los derechos de la ciudadanía. No obstante, el seminario


se centrará únicamente en la fracción VIII, la cual precisa nuestro derecho a v otar en las
consultas populares sobre temas de trascendencia nacional o regional. En primer lugar, las
consultas tienen que ser convocadas por el presidente de la República; el equivalente al treinta
y tres por ciento de los integrantes de cualquiera de las Cámaras del Congreso de la Unión; o
el dos por ciento de los inscritos en la lista nominal de electores. En segundo, “cuando la
participación total corresponda, al menos, al cuarenta por ciento de los ciudadanos inscritos
en la lista nominal de electores, el resultado será vinculatorio para los poderes Ejecutivo y
Legislativo federales y para las autoridades competentes”.

Por su parte, el numeral tres indica que

no podrán ser objeto de consulta popular la restricción de los derechos humanos


reconocidos por la Constitución y en los tratados internacionales de los que el Estado
Mexicano sea parte; los principios consagrados en el artículo 40 de la misma; la
permanencia o continuidad en el cargo de los servidores públicos de elección popular; la
materia electoral; el sistema financiero, ingresos, gastos y el Presupuesto de Egresos de la
Federación; las obras de infraestructura en ejecución; la seguridad nacional y la
organización, funcionamiento y disciplina de la Fuerza Armada permanente.

Además, la SCJN resolverá, previo a la convocatoria que realice el Congreso de la


Unión, sobre la constitucionalidad de la materia de la consulta. En cuarto, “el Instituto Nacional
Electoral tendrá a su cargo, en forma directa, la verificación del requisito establecido en el
inciso c) del apartado 1o. de la presente fracción, así como la organización, difusión, desarrollo,
cómputo y declaración de resultados”. En esa línea, el numeral cinco menciona que las
consultas populares se realizarán el primer domingo de agosto, cuyas resoluciones podrán ser
impugnadas en los términos de lo dispuesto en la fracción VI del artículo 41, así como de la
fracción III del artículo 99 de esta Constitución (numeral seis). Por último, el séptimo especifica
que las leyes establecerán lo adecuado para hacer efectivo lo dispuesto en esta fracción.

¿Qué nos dice la Ley Federal De Consulta Popular?


La Ley Federal de Consulta Popular fue publicada el 14 de marzo de 2014 y tiene como
propósito, al ser la ley reglamentaria de la fracción VIII del artículo 35 constitucional, de regular
el procedimiento para la convocatoria, organización y declaración de resultados de la consulta
popular. La ley está compuesta de 65 artículos y seis transitorios. Más aún, está dividida en
cinco capítulos, y cada uno con sus respectivas secciones. El jurista Luis Escobar Aubert
comenta que “esta ley no solo es el antecedente directo de la consulta popular, sino viene a
ser uno de los antecedentes de los mecanismos de participación ciudadana que en la
actualidad están reconocidos por la Constitución”.3

Los mecanismos de participación ciudadana estuvieron presentes en el texto


constitucional por décadas, pero sólo hasta 2014 se regularon, en virtud de la publicación de
la Ley Federal de Consulta Popular. A lo largo de su historia, sólo se han dado cuatro intentos
de llevar a cabo consultas populares. El PRI intentó reducir la cantidad de diputados
plurinominales. El PAN buscó incrementar el salario mínimo. El PRD y Morena propugnaron
por cancelar la reforma energética. Es fundamental recordar que en la breve historia de la
consulta popular en nuestro país, ningún intento ha superado la tercera fase constitucional de
la consulta.4 En este contexto, López Obrador es el primer presidente en utilizar la figura de la
consulta popular.

La ley reglamentaria establece que los siguientes requisitos formales que debe cumplir
la mencionada pregunta: no debe ser tendenciosa; debe redactarse con un lenguaje neutro,
sencillo y comprensible; y además de que su construcción semántica, debe ser tal que su
respuesta sea dicotómica. Una vez que el Congreso General de los Estados Unidos
Mexicanos, con fundamento en el artículo 26, fracción VI, de la ley federal de consulta popular,
decreta la convocatoria de consulta popular, se establecen sus bases. La primera base son las
disposiciones generales, es decir la organización, desarrollo, coordinación, cómputo y
declaración de resultados de la Consulta Popular estarán a cargo del Instituto Nacional
Electoral, conforme a la metodología que apruebe, el cual será la única instancia calificadora.
En segundo lugar es la difusión de la consulta popular, ésta se llevará a cabo en los tiempos y
forma que determine la metodología aprobada por el Instituto Nacional Electoral. La tercera es

3
Luis Escobar Aubert, “La consulta popular en México”, Revista de la Facultad de Derecho de México 64 (2015):
18, p.7, http://revistas.unam.mx/index.php/rfdm/article/view/60351.
4
Miguel Ángel Antemate Mendoza, “¿Es viable la consulta popular para enjuiciar a los expresidentes?”, Nexos
(Ciudad de México, mayo de 2020), https://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/es -viable-la-consulta-popular-para-
enjuiciar-a-los-
expresidentes/?fbclid=IwAR19jilIljfrzY0UdVIR6dIitKdZCkAYYn5Kbss4MNxwIMFP6zaFcWC7TgQ.
la pregunta de la consulta, se deberá contestar con “sí estoy de acuerdo” o “no estoy de
acuerdo”.

La siguiente base es la ubicación e integración de mesas directivas de casilla. Esto


remite a la jornada de la consulta popular, tanto su apertura como su cierre (quinta base). La
sexta tiene que ver con los resultados de la consulta, la validación de éstos estará a cargo de
la instancia calificadora. Por último pero no menos importante, la séptima hace referencia a los
casos no previstos en la presente Convocatoria y en la metodología aprobada serán resueltos
por el Instituto Nacional Electoral.

Discusiones en la Suprema Corte de Justicia de la Nación

A partir de la solicitud del presidente López Obrador, por mandato constitucional, la SCJN se
abocó a resolver “previo a la convocatoria que realice el Congreso de la Unión, sobre la
constitucionalidad de la materia de la consulta”.5 El 1o. de octubre de 2020 inició la sesión
virtual y televisada para determinar la constitucionalidad de la consulta sobre juicio a
expresidentes. La pregunta inicialmente era ésta:

¿Está de acuerdo o no con que a las autoridades competentes, con apego a las leyes y
procedimientos aplicables, investiguen y en su caso sancionen la presunta comisión de
delitos por parte de los expresidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de
León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, antes, durante
y después de sus respectivas gestiones?

El ministro presidente Zaldívar inició el debate, aclaró que la discusión se daría en torno
a la materia y no a la pregunta, es decir, se analizaría si es constitucional o no. Después le
cedió la palabra al ministro ponente, Aguilar Morales, para que expusiera puntos centrales de
su proyecto. En su intervención, describió sus argumentos por los cuales declara
inconstitucional la materia. En primer lugar, los derechos humanos no pueden ser sujetos a la
voluntad de la población. En segundo, se ponen en riesgo los derechos de las víctimas de los
crímenes que la consulta busca sancionar. En tercero, el objeto de la consulta es contrario al
principio de presunción de inocencia y de debido proceso. Cuarto, la investigación, persecución
y sanción de los delitos es una función primordial del Estado Mexicano; por tanto, no puede

5
Pedro Salazar Ugarte, p.5.
someterse a la decisión popular. Además, el ministro Aguilar señala la consulta popular es
violatoria del principio de igualdad, debido a que no está justificado por qué a unas personas
se les somete al escrutinio público para determinar si se les debe investigar o no penalmente,
mientras que al resto de las personas no se les da ese mismo proceso. Por último, enfatiza
que la labor de la SCJN no es decidir si debe o hay pruebas para levantar una investigación,
más bien estudiar la constitucionalidad de los fundamentos de la pregunta que se someterá a
consulta popular. Parecía que los demás ministros de la corte votarían por esa
inconstitucionalidad, pero no sucedió así.

Cuando el ministro Aguilar terminó su intervención, el presidente Zaldívar tomó la


palabra y argumentó que la Suprema Corte de Justicia de la Nación no realizaba una función
jurisdiccional, ya que la consulta es un mecanismo de naturaleza política. Argumentó que las
consultas tienen efectos positivos y que permiten una transición hacia una democracia
participativa. Finalmente, su voto fue a favor de la constitucionalidad de la materia de consulta,
llamó a interpretar la materia y la pregunta de modo que cumpla con todos los principios
constitucionales.

El segundo ministro en establecer su postura fue el ministro Alfredo Gutiérrez Ortiz


Mena, se pronunció a favor de la constitucionalidad de la materia. La reflexión de Ortiz Mena
tiene como base que la SCJN juega un papel de intermediario entre los solicitantes de la
consulta y la ciudadanía, donde, según él, su papel es el de ser garantes de un nuevo modelo
constitucional de democracia semidirecta, para facilitar que las mayorías impulsen los
mecanismos constitucionales. A lo largo de su participación, también subrayó que materia de
la consulta no es preguntar a la población si ciertos delitos merecen una amnistía o si las
autoridades tienen permitido no investigarlas. Tampoco que la pregunta tenga un elemento de
política criminal. Desde su perspectiva, el asunto está en identificar cuál es la autoridad
destinataria de la consulta. En pocas palabras, declaró abiertamente por rediseñar la pregunta
y subordinó su voto a que el Pleno coincidiera en su postura en el sentido de que el destinatario
de la decisión popular fuera el Poder Ejecutivo y no las autoridades responsables de procurar
y administrar justicia.

Tras estas ponencias, la ministra Margarita Ríos Farjat describió su punto de vista. Ríos
Farjat defendió la constitucionalidad de la materia, pero con motivaciones diferentes. La
ministra precisó que “la materia de la consulta no pende de lo que se pretende consultar, sino
de otro asidero etéreo que permite a la SCJN reformular la pregunta para garantizar la
constitucionalidad de la primera”.6 En resumidas cuentas, meditó sobre la alternativa de
diversificar las materias a partir de reformular las preguntas. Pedro Salazar Ugarte cuestiona
este planteamiento, ya que el presidente de la República puede preguntar una cosa pero los
jueces constitucionales pueden decidir que se pregunte otra.

Posteriormente, llegó el turno de la ministra Yasmín Esquivel Mossa. Para introducir su


postura, explicó el origen y los cambios constitucionales sobre la materia de la consulta popular
en nuestro país. Además, resaltó que las restricciones materiales a la consulta deben
entenderse de forma exhaustiva para permitir la procedencia de esos ejercicios democráticos,
a menos que sean asuntos de evidente inconstitucionalidad. También centró su atención en el
Sistema Nacional Anticorrupción, debido a que la materia de la consulta es la responsabilidad
de los servidores públicos y el combate a la corrupción.

Por su parte, el ministro Alberto Pérez Dayán sostuvo que la pregunta y la materia,
aunque no son lo mismo, son indisociables. Por esta razón, la SCJN tiene que detectar la
materia de la que desprende la pregunta. Incluso rescata la idea de que a la SCJN le pertenece
hacerse cargo de los aspectos no de los políticos ni de los ideológicos en este proceso, si no
de los jurídicos.

Al posicionamiento de los ministros Zaldívar Lelo de Larrea, Gutiérrez Ortiz Mena, Ríos
Farjat, Esquivel Mossa y Pérez Dayán se sumó el ministro Juan Luis González Alcántara
Carrancá. González Alcántara Carrancá expuso hay fundamentos suficientes para plantear
que la materia de la consulta resulta inconstitucional. No obstante, afirmó que la SCJN debe
asegurar la constitucionalidad de la materia pero, al mismo tiempo, “...garantizar la efectividad
del derecho a ser consultado como un derecho humano que constituye un elemento central en
nuestra democracia participativa”. Para sorpresa de todos, y como se comentó al principio del
párrafo, votó a favor de la constitucionalidad de la materia.

Hasta este momento, la votación iba seis a favor de la constitucionalidad y uno en


contra. La resolución de la SCJN quedó con seis a favor y cinco en contra. Sin embargo, nos
parece importante extraer los razonamientos e interpretaciones de los once ministros, ya que,

6
Ibid, p.34.
como bien discute Salazar Ugarte, las decisiones de los tribunales constitucionales también
son un asunto de argumentos y no sólo de votos.

La exposición del ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo recogió las primeras reflexiones
a favor del proyecto del ministro ponente. La razón se debe a que señaló el análisis del objeto
de la consulta y la pregunta respectiva están estrictamente vinculados, es muy difícil elaborar
una diferencia entre ambos. Su participación fue sumaria y específica. Después, el ministro
Javier Laynez definió su punto de vista, argumentó que está a favor de las consultas populares,
pero es importante estudiar el artículo 35 constitucional y sus reglas. Por otra parte, está en
desacuerdo en interpretar que la consulta no será vinculatoria a pesar de una participación de
más del 40%, Laynez agrega que las instituciones de procuración no pueden dejar a un lado
el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales. Más aún, el ministro enfatiza el
despropósito constitucional que suponía consultar si las autoridades de procuración de justicia
debían realizar las tareas que tienen encomendadas. Laynez indicó la relevancia de que las
instituciones responsables de las investigaciones criminales procedan con independencia e
imparcialidad. Finalmente, recalca la justicia no se consulta, debido a que “afecta los
mecanismos protectores de los derechos humanos y los derechos humanos propiamente
dichos”.

En esa línea, le tocaba al ministro Fernando Franco González Salas expresar su


postura. En pocas palabras, precisó que la consulta popular viola y restringe derechos
humanos que deben ser respetados a cualquier individuo en México. ¿A cuáles se refiere el
ministro? Presunción de inocencia hasta no ser sentenciado y a un debido proceso para ello.
El ministro González Salas declara inconstitucional la consulta popular. Por su parte, la ministra
Piña Hernández tomó la misma dirección con causas precisas. En primer lugar, se intenta
consultar si las víctimas de delitos tienen derecho a que se respeten las garantías de sus
derechos humanos, como el derecho a la verdad, al acceso a la justicia, a que se castigue al
culpable y a la reparación del daño. Y, por otro lado, se espera preguntar si el Estado mexicano
tiene la obligación de investigar y perseguir el crimen. Este punto obligaría que se someter a
consulta dos principios fundamentales del Estado de derecho: la obediencia a la ley y la
igualdad de las personas ante ella.

En resumen, los ministros Zaldívar Lelo de Larrea, Gutiérrez Ortiz Mena, Ríos Farjat,
Esquivel Mossa, Pérez Dayán y González Alcántara Carrancá declararon que la materia es
constitucional. En contraposición, los ministros Aguilar Morales, Piña Hernández, Laynez
Potisek, González Salas y Pardo Rebolledo votaron como inconstitucional la consulta popular.
Luego de la votación, se decretó un receso, y aparecieron los jueces constitucionales para
comunicar que habían llegado a un acuerdo sobre el contenido de la pregunta reformulada. El
secretario general de acuerdos la expuso:

¿Estás de acuerdo o no que se lleven a cabo las acciones pertinentes, con apego al marco
constitucional y legal, para emprender un proceso de esclarecimiento de las decisiones
políticas tomadas en los años pasados por los actores políticos encaminado a garantizar la
justicia y los derechos de las posibles víctimas?

Además, el secretario informó cómo quedó la votación:

Señor Ministro Presidente, me permito informarle que existe una mayoría de ocho votos a
favor de la pregunta; el señor Ministro Franco González Salas, obligado por la mayoría, con
reserva de criterio y anuncia voto; el señor Ministro Pardo Rebolledo, también obligado por
la mayoría; el señor Ministro Pérez Dayán, con reserva sobre la temporalidad; con voto en
contra del señor Ministro Aguilar Morales, de la señora Ministra Piña Hernández y del señor
Ministro Laynez Potisek.

Tras esta breve intervención, la sesión se dio por terminada.

Opiniones publicadas después de la decisión de la SCJN y consideraciones finales

Las opiniones y análisis sobre la resolución de la SCJN no se hicieron esperar, las palabras y
argumentos que utilizaron los ministros para determinar la constitucionalidad de las consultas
tuvieron repercusiones para que analistas y estudiosos reflexionaran sobre el resultado. La
sentencia de la Corte fue polémica, debido a que la mayoría de los especialistas e intelectuales
esperaban una sentencia a favor del proyecto del ministro Aguilar. El traslape de la dimensión
política con la dimensión jurídica, el tono del discurso de Zaldívar y los votos en contra del
proyecto de una mayoría de ministros –con diversas posiciones sobre la pregunta y la materia
de la consulta– dieron lugar a una polémica discusión.

Una crítica que surgió con motivo de la resolución de la Corte fue la injerencia política
en la votación. La opinión pública señala que el presidente López Obrador ha presionado a las
y los ministros que nombró en su gobierno para impulsar sus propuestas en la Corte. Juan
Pablo Becerra-Acosta señala que los ministros no son designados para ganar popularidad,
sino para ser salvaguardas y resistir presiones, incluso de la opinión mayoritaria de la gente o
del Poder Ejecutivo. Muchas partes del discurso del ministro presidente Zaldívar tenían tintes
más políticos que jurídicos que parecían ser afines con las ideas del mandatario tabasqueño.
Lo cierto es que en estos casos donde la dimensión política se ve involucrada con la dimensió n
jurídica, la situación se torna compleja y problemática. Sucede así porque el derecho nace
para mediar las disputas de poder a través de un conjunto de normas establecidas con el fin
de imponer sanciones y dotar de legitimidad a quien mantiene el poder político.

El autor del libro El poder sobre el derecho: El caso de la consulta popular para juzgar
a los expresidentes, Pedro Salazar Ugarte, menciona que, aunque el Presidente tiene la
competencia para convocar a una consulta, hay materias que no pueden ser consultadas. Más
aún, la pregunta va en contra del del principio de presunción de inocencia y las garantías del
debido proceso penal. El segundo tema que discute es sobre el artículo 13 de la Constitución,
‘nadie puede ser juzgado por leyes privativas ni por tribunales especiales’, tampoco se puede
circunscribir los efectos de la consulta a los expresidentes. En última instancia, al Presidente
no le corresponde procurar justicia ni ordenar que se procure, menos le toca al ‘pueblo’ hacerlo.
Esa labor es, en el ámbito federal, función exclusiva de la Fiscalía General de la República, un
órgano público autónomo. Incluso, destaca que si el Presidente de la República o alguna
persona tienen indicios o pruebas de la comisión de delitos deben remitirlas ante la fiscalía.

En ese orden de ideas, Juan Jesús Garza Onofre, Sergio López Ayllón y demás
académicos hacen hincapié en la relevancia de esta decisión, ya que se vulnera el sistema de
pesos y contrapesos. Aún más, destacan que la SCJN es la última intérprete de la Constitución,
protectora de los derechos fundamentales e intermediaria de los conflictos políticos. Su tarea
es defender los límites de la CPEUM. A pesar de esto, parece ser que el equilibrio de poderes
está en peligro, donde se le da un uso político al aparato judicial. Aparte, bien comenta Roberto
Lara Chagoyán, la decisión repercute en la procuración e impartición de justicia y destruye el
principio de igualdad.

Del mismo modo, en la discusión en la Corte sobre el proyecto de sentencia, el ministro


Zaldívar argumentó que la consulta que plantea el presidente López Obrador no es
necesariamente vinculante. Esta interpretación nos parece errónea, pues el carácter vinculante
de una consulta popular es uno de los elementos más importantes para que el mecanismo
funcione correctamente. Por otra parte, pensamos que la aprobación de una parte de la
ciudadanía a la propuesta del presidente López Obrador viene de una desilusión de la
democracia representativa. El descontento de los ciudadanos que no perciben sus intereses
representados por la clase política orilla a buscar nuevas formas o modelos de representación
y encuentran una solución en mecanismos como la consulta. Pero llevar a cabo una consulta
popular no es tarea sencilla, se deben de tomar en cuenta una serie de elementos importantes
para elaborar una consulta popular auténtica y democrática. Nos parece que la consulta del
presidente más allá de buscar justicia parece perseguir un fin político-electoral.

Finalmente, y parafraseando a Salazar Ugarte, podemos ver una clara relación de


interdependencia entre derecho y política, y una enorme problemática cuando, teniendo en
cuenta que el poder político se regula a través del derecho, hay actores políticos que buscan
rebasar los límites que imponen las leyes y algunas veces hasta desarticularlas con fines
políticos. El temor de que el presidente tenga alguna especie de control sobre la SCJN es
preocupante porque el Estado de derecho estaría en riesgo. En otras palabras, la legalidad ya
no sería garantizada por nadie. Sin embargo, quienes defienden la consulta para enjuiciar a
los expresidentes sostienen que mediante la democracia directa se puede eliminar el papel
innecesario de la clase política.

Referencias bibliográficas

Antemate Mendoza, Miguel Ángel. “¿Es viable la consulta popular para enjuiciar a los
expresidentes?” Nexos. Ciudad de México, mayo de 2020.
https://eljuegodelacorte.nexos.com.mx/es-viable-la-consulta-popular-para-enjuiciar-a-los-
expresidentes/?fbclid=IwAR19jilIljfrzY0UdVIR6dIitKdZCkAYYn5Kbss4MNxwIMFP6zaFc
WC7TgQ. Consultado el 13 de mayo de 2021.

Escobar Aubert, Luis. “La consulta popular en México”. Revista de la Facultad de Derecho de
México 64 (2015): 18. http://revistas.unam.mx/index.php/rfdm/article/view/603 51.
Consultado el 15 de mayo de 2021.

Prud’homme, Jean François. Consulta popular y democracia directa. Ciudad de México:


Instituto Nacional Electoral, 1996.
https://portalanterior.ine.mx/documentos/DECEYEC/consulta_popular_y_democracia_di.
htm. Consultado el 11 de mayo de 2021.

Salazar Ugarte, Pedro. El poder sobre el derecho: El caso de la consulta popular para juzgar
a los expresidentes. Editado por Raúl Márquez Romero y Wendy Vanesa Rocha Cacho.
Ciudad de México: Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, 2021. Consultado
el 2 de mayo de 2021.

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