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El concepto de Gobernanza
La definición que Aguilar ofrece de gobernanza tiene múltiples elementos que se estima,
tienen una gran relevancia, principalmente por los actores los cuales se mencionan no sólo
en el aparte seleccionado, sino en todo el desarrollo del texto. Si bien estos actores
pueden haber mutado históricamente, hay uno de ellos que puede ser considerado
constante en dichas transformaciones: el Estado.
El foco que se da respecto de los participantes en ella puede tener gran relevancia, puesto
que además del Estado, pueden ser estos los que van marcando la pauta en la redefinición
y ejercicio de la gobernanza. Por ejemplo, Canto perfila algunos actores comunes en
diversas definiciones de gobernanza, tales como: estado mínimo, gobierno corporativo,
nueva gestión pública, buen gobierno, sistema sociocibernético y redes autoorganizadas 1.
Estos actores justamente son los generadores de múltiples sinergias que permiten la
variación del concepto, no sólo por fenómenos sociopolíticos, sino por el dinamismo
propio que posee.
Esta intencionalidad además de ser una de las dimensiones propias del concepto definido,
es la que permite la entrada de nuevos actores dentro del término de gobernanza, pues
justamente al referirse al punto de llegada que eventualmente puede elegir una sociedad y
sus dinámicas, implica que más y distintos actores intervengan en ese proceso.
El asunto está en lo que denomino gestión y que, según los elementos del autor es la
capacidad de dirección o la capacidad de transformar los propósitos en realidades, pues es
claro que este elemento se refiere fundamentalmente a la gestión pública. Si bien el
propósito es la intervención múltiple de actores en la consolidación del proceso de
gobierno, es claro que una vez se defina una forma de Estado, la carga principal pasa a ser
de la gestión pública, la cual, es claro, se encuentra en una crisis de vieja data.
Incluso, autores como Rhodes, se refieren a afirmaciones como la de Stoker, que señalan
que “la gobernanza es la cara amable de los recortes presupuestales”, pues justamente es
donde empiezan a contraponerse actores en la gobernanza: los privados y la función
pública3, siendo esta última la más perjudicada por haber tenido que, prácticamente, ceder
terreno para la intervención privada ante su evidente incapacidad.
2
AGUILAR V., Luís F. Gobernanza y Gestión Pública. México: Fondo de Cultura Económica, 2006.
ISBN: 978-968-16-8133-3. Página: 91.
3
RHODES, R. A. W. La nueva gobernanza: gobernar sin gobierno. La Gobernanza hoy: 10 Textos de
Referencia. 1ª edición. Madrid: Instituto Nacional de Administración Pública, 2005. ISBN: 84-7351-
239-1. Página 101.
En este sentido es donde queda en evidencia la postura no sólo de Aguilar y la
importancia de reformular cualquier percepción prematura que pueda tenerse de la
gobernanza y es que no necesariamente esta está definida por el gobierno, sino que
justamente al permitir la intervención e interacción de multiplicidad de actores, permite
que no sólo el propósito sino los medios para alcanzarlo, no dependan de una estructura o
maquinaria gubernamental, sino que en muchos casos depende de particulares, siendo no
sólo determinadores presupuestales sino sujetos activos dentro de la dinámica social.