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Ricardo Ochoa Hernández

Resumen de Movilización y democracia: España y México. Reynaldo Yunuen Ortega Ortiz

Esta síntesis elaborará una interpretación breve donde se relacionarán las ideas más

importantes del libro. Cada ruta hacia la democracia es distinta, y diferentes personajes

entran en escena, ya sean revolucionarios, campesinos, estudiantes, elites, entre otros. Sin

embargo, Reynaldo Ortega afirma que para instaurar una doctrina democrática se necesitan

partidos políticos hábiles para realizar un conjunto de tareas obligatorias: preparar líderes,

hacer campañas, elaborar acciones de gobierno. No obstante, estas instituciones no

necesariamente consolidan el gobierno del pueblo1, debido a que en ocasiones pueden ser

contraproducentes. Además, el autor mexicano sostiene que el transcurso democratizador es

producto de la lucha entre clases y, por consiguiente, un resultado del equilibrio de poder

entre éstas.

La democratización en España y México se dio gracias a diversas pugnas, cuyas

figuras fueron trabajadores, agricultores y alumnos, que lucharon contra el autoritarismo y

apoyaron a la construcción de partidos opositores. Estos actores obligaron a los gobernantes

a entrar al juego democrático y proceso electoral, empero el grado de institucionalización

del Estado totalitario es otro factor importante para explicar la velocidad del cambio y las

diversas labores que los partidos realizaron. 2 Esta transición política siempre involucra una

reorganización del poder y cuando está en sus inicios hay pocos líderes al frente, pero, en

realidad, la autocracia habitualmente es exhortada a instaurar la democracia por causas

locales, extranjeras o una combinación de ambas.

En gobiernos autocráticos, los partidos no forzosamente desaparecen, aunque su

función se modifica. Aún más, mientras menos recursos tengan los grupos políticos,
1
Democracia.
2
Ortiz, R. Y. O. (2008). Movilización y democracia: España y México. El Colegio de México AC.

1
dependerán más de su número para lograr sus demandas; no es sólo cuestión de valores,

sino de movilización de recursos monetarios e ideológicos, donde este último favorece a la

construcción de nuevas identidades democráticas, así como la transformación del régimen

autoritario a uno democrático.3 El autor mexicano, basándose en J. LaPalombara y J.

Anderson, menciona que existen seis tareas fundamentales que ejercen los partidos:

reclutamiento e identidad política, formación de gobiernos, estructuración del voto,

movilización e integración de intereses; 4 sin embargo, no todos tienen la capacidad para

cumplir todas estas labores y, por tanto, deben adaptar sus funciones a un medio cambiante.

En España funcionó, entre 1890 y 1923, un sistema electoral de distritos

uninominales con voto múltiple. Después de esta etapa, Miguel Primo de Rivera instauró

como una dictadura militar, donde la estructura de oportunidades cambió, y los partidos

opositores tuvieron que remar contra corriente; el proyecto fracasó, finalmente, en 1930.

Las elecciones de 1931 establecieron la Segunda República, cuyo final se produjo debido al

levantamiento militar, Reynaldo Ortega afirma que la situación internacional también

desempeñó un papel importante, ya que su desenlace no se entiende si no se considera el

ascenso del fascismo en Europa. El colapso de la democracia en el país europeo fue el

producto de una guerra civil comenzada en 1936 y dirigida por el general Franco.

Durante la autocracia franquista, cualquier actividad política era ilegal y los

derechos civiles fueron anulados, las únicas instituciones permitidas eran las que se rebelan

contra el régimen democrático: la Iglesia, el ejército y el partido fascista. A su vez, con la

mayoría de los dirigentes opositores en exilio o prisión, las redes de comunicación y de

incentivos desarticuladas y la crisis económica fue imposible iniciar un levantamiento para

3
Ortiz, op. cit., p. 19.
4
Ibíd, p. 23.

2
enfrentar al gobierno de Franco.5 Por otro lado, la oposición esperaba que la presión

internacional derrocara al Estado, sin embargo, el dictador cambió su política exterior para

subordinarse a Estados Unidos y apoyarlo en la Guerra Fría.

En las décadas cincuenta y sesenta, España vivió un gran crecimiento económico,

pues se decidió abandonar la autarquía y optar por ajustar y liberalizar la economía. No

obstante, la crisis de 1973 causó una ola de huelgas, donde, gracias a la modernización de

los últimos dos decenios, la legitimidad de la dictadura y los argumentos para conservar las

instituciones políticas se desvanecieron aceleradamente. El movimiento estudiantil fue

substancial porque sus exigencias le hicieron notar a la población la importancia de

salvaguardar sus derechos cívicos y políticos, este efecto provocó un cambio en la

idiosincrasia de los españoles.6

Finalmente, el 20 de noviembre de 1975 falleció Francisco Franco, por lo que el

régimen tenía que modificar. Arias Navarro llegó al poder, sin embargo, renunció al año

debido a las presiones en la calle y su nula habilidad para implantar reformas políticas. En

la España franquista no se creó un marco institucional para preservar el franquismo sin su

dictador, el bajo nivel de institucionalización ocasionó que los regímenes siguientes

disolvieran las instituciones autoritarias. En 1982, el Partido Socialista Obrero Español

venció en las elecciones, lo cual generó el fortalecimiento y triunfo de la democracia

española.

El Estado autoritario mexicano no se estableció por medio de una dictadura

personal, sino de un partido político, el Partido Nacional Revolucionario, éste después se

convirtió en Partido de la Revolución Mexicana, PRM, y por último, en Partido


5
Ortiz, op. cit., p. 109.
6
Ibíd, p. 122.

3
Revolucionario Institucional, PRI.7 El PNR fue un partido hegemónico tanto en su

estructura interna como en su rivalidad con otros partidos, ya que utilizó diversas

estrategias para mantenerse en el poder, incluso Plutarco Elías Calles controló, mediante

éste, la vida política mexicana de 1929 a 1934.

Como sucedió en España, los alumnos mexicanos de 1968 también fueron un punto

de inflexión para el sistema político autocrático, el gobierno exhibió su incapacidad para

contestar a las demandas de libertad política y pluralismo. No obstante, también hubo

diversos movimientos laborales, como el de los ferrocarrileros en los años cincuenta, el de

los médicos y enfermeras en los sesenta y el de los electricistas en 1970; este conjunto de

movilizaciones evidenció la necesidad de construir un marco institucional donde la

oposición tuviera un lugar.8 En 1973, el presidente Luis Echeverría presentó un grupo de

reformas para responder al 68 y al creciente abstencionismo electoral. Entre 1979 y 1981, la

economía de México prosperó muy rápido gracias al boom petrolero, pero en 1982 ésta

sufrió un desplome. Desde 1985, nuestro país estaba sumergido en una fuerte depresión

económica, los pronósticos señalaban que habría una fuerte contienda comicial en 1988

porque sorprendentemente hubo un fuerte despliegue de la izquierda. El PRI tuvo que

acudir al fraude para conservar el poder, cuya consecuencia provocó una nueva crisis para

el sistema político mexicano, aún más, la oposición no reconoció el resultado. A partir de

este momento, el régimen mexicano pasó un sistema de partido hegemónico a uno de

partido predominante.9

Las elecciones de 1994 fueron libres, pero no equitativas, sin embargo, el candidato

del Partido Revolucionario, Ernesto Zedillo, venció en éstas. Las exigencias de los partidos
7
Ortiz, op. cit., p. 147.
8
Ibíd, p. 152.
9
Ortiz, op. cit., p. 205.

4
de oposición y organizaciones no gubernamentales, el levantamiento del Ejército Zapatista

de Liberación Nacional en Chiapas y la crisis financiera provocaron que se negociara con el

gobierno una nueva ley electoral.10 La solución fue transformar el Instituto Federal

Electoral (IFE), en un organismo autónomo coordinado por ciudadanos sin afiliación

partidaria, el resultado produjo que el voto tuviera un contexto más competitivo. En 2000,

el primer sexenio no procedente del PRI gobernó México, no obstante, el Partido Acción

Nacional no cumplió con las expectativas. Finalmente, el sufragio de 2006 fue el más

cerrado en la historia de nuestro país, el proceso evidenció los problemas que afrontarían

tanto los partidos como las instituciones electorales.

La transición española y mexicana no se describe sin la participación de los

trabajadores, estudiantes y partidos políticos, además, la negociación del reglamento de

elecciones fue notable, ya que la estructura democrática era substancial para definir los

resultados. La transición democrática incluye la construcción de partidos opositores, cuya

condición necesaria es que se les garantice una competencia justa.

10
Ibíd, p. 222.

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