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UNIVERSIDAD AUTONOMA DE CAMPECHE

FACULTAD DE DERECHO

DR. ALBERTO TRUEBA URBINA

ENSAYO

Las Controversias Constitucionales y El Municipio.

ALUMNA: ADRIANA GUADALUPE HERNANDEZ COYOC

MAESTRO: MIGUEL ANGEL CHUC LOPEZ

MATERIA: DERECHO ESTATAL Y MUNICIAL

GRADO: 8vo. GRUPO: “A”.


INTRODUCCION

Las controversias constitucionales son procesos me-diante los cuales, se resuelven


los conflictos que surjan entre dos de los Poderes Federales –Legislativo y
Ejecutivo–, los Poderes de los Estados –Legislativo, Ejecutivo y Judicial–, los
Órganos de Gobierno del Distrito Federal –Legislativo, Ejecutivo y Judicial–, o bien,
entre los órdenes de go-bierno –federal, estatal, municipal o del Distrito Federal–, por
invasión de competencias o bien, por cualquier tipo de violación a la Constitución
Federal, por parte de los órganos señalados. Corres-ponde exclusivamente a la SCJN
resolver estos procesos.
Las Controversias Constitucionales y El Municipio.

1. El texto original del artículo 105 Constitucional y el texto actual del precepto.

El texto original del articulo 105 nos dice: “Corresponde sólo a la Suprema Corte de Justicia
de la Nación, conocer de las controversias que se susciten entre dos o más estados, entre
los poderes de un mismo estado sobre la constitucionalidad de sus actos, y de los conflictos
entre la Federación y uno o más Estados, así como de aquellas en que la Federación fuese
parte.”

Texto actual del articulo 105 Artículo 105. La Suprema Corte de Justicia de la Nación
conocerá, en los términos que señale la ley reglamentaria, de los asuntos siguientes: I. De
las controversias constitucionales que, sobre la constitucionalidad de las normas generales,
actos u omisiones, con excepción de las que se refieran a la materia electoral, se susciten
entre:

a) La Federación y una entidad federativa; Inciso reformado

b) La Federación y un municipio;

c) El Poder Ejecutivo y el Congreso de la Unión; aquél y cualquiera de las Cámaras de éste


o, en su caso, la Comisión Permanente;

d) Una entidad federativa y otra;

e) Dos municipios de diversos Estados;

Siempre que las controversias versen sobre disposiciones generales de las entidades
federativas, de los Municipios o de las demarcaciones territoriales de la Ciudad de México
impugnadas por la Federación; de los Municipios o de las demarcaciones territoriales de la
Ciudad de México impugnadas por las entidades federativas, o en los casos a que se
refieren los incisos c), h), k) y l) anteriores, y la resolución de la Suprema Corte de Justicia
de la Nación las declare inválidas, dicha resolución tendrá efectos generales cuando
hubiere sido aprobada por una mayoría de por lo menos ocho votos.

Reformas en el año 1994 al articulo 105 constitucional: Hizo recaer en la SCJN funciones,
trabajos y responsabilidades sumamente especializadas con las limitaciones que ya tenía
desde su nacimiento. Los ministros de la Corte no dominan a profundidad la materia
Constitucional.
2. El municipio como parte activa de la controversia constitucional
3. El municipio como parte pasiva del proceso de controversia.

Legitimación activa y pasiva

A diferencia de lo que acontece con las acciones de inconstitucionalidad, donde la


identificación de las partes legitimadas activa y pasivamente se encuentra precisada de
forma expresa, en las controversias surgen problemas particulares en tanto se lleva a cabo
a partir de la mención genérica de órganos u órdenes normativos. De lo anterior resulta una
amplitud de posibilidades en, al menos, cuatro sentidos: primero, en cuanto a la
identificación de esas partes; segundo, en lo que hace a las posibles relaciones como
actores o demandados entre los sujetos previamente identificados; tercero, en lo
concerniente a la modalidad de control que va a ejercerse y, cuarto, por las peculiaridades
que el "interés jurídico" (lato sensu) podría llegar a tener, en su caso, respecto de cada una
de las partes. Esta variedad de combinaciones hace recomendable proceder en dos planos:
mediante la identificación inicial y por separado de los órganos legitimados activa y
pasivamente, y mediante el establecimiento de las posibles combinaciones entre ambos.
Sin embargo, esa forma tradicional de analizar las cosas tiene el inconveniente de suponer
que las categorías procesales pueden verse en una dimensión por completo es táctica, es
decir, a partir de consideraciones autónomas, cuando en realidad deben entenderse en un
sentido dinámico, formando parte de unidades más complejas e interrelacionadas. Esta
forma de proceder desde la perspectiva dinámica resulta, adicionalmente, de gran utilidad
dadas las dos características propias de nuestras controversias en lo que hace a las partes
legitimadas: primera, el que las mismas se encuentren identificadas numerus clausus, lo
que significa que sólo las mencionadas expresamente tienen cabida; segunda, que las
posibilidades de relación entre ellas en un determinado litigio, se encuentren expresamente
bloqueadas, de manera tal que sólo pueden darse en las modalidades que específicamente
se encuentren recogidas en alguno de los incisos de la fracción I. Esta forma de atender al
problema planteado requiere introducir, simultáneamente, el tema del interés jurídico (lato
sensu) y la representación, pues sólo así puede entenderse unitariamente lo que de suyo
suele tener una expresión procesal también unitaria, y dejar para después el problema
relativo a cómo pueden actuar quienes tengan a su cargo la correspondiente representación
(delegación). Sin embargo, antes de llevar a cabo tales extremos, expondremos de manera
breve algunas ideas acerca de cada uno de los elementos que luego trataremos de
considerar sintéticamente.
La Suprema Corte entiende por legitimación activa la potestad conferida (al actor) por el
orden jurídico para acudir a un órgano jurisdiccional a solicitar, mediante el ejercicio de una
acción, la tramitación de un proceso. Se trata de un atributo jurídico, normalmente de
configuración legal, para la realización de determinado tipo de facultades procesales,
específicamente las conferidas a quien demanda o funge como parte actora, para reclamar
en juicio de otra parte (la demandada) las pretensiones que estime tener en su contra y
actuar en el proceso correspondiente. En sentido contrario, podemos entender a la
legitimación pasiva como el atributo jurídico, también de configuración legal, que permite al
demandado acudir a un órgano jurisdiccional a defender, mediante el ejercicio de sus
excepciones, una posición jurídica contraria a las pretensiones que la actora hubiere
planteado en su contra a través de la demanda, la cual le permite la realización de
determinado tipo de facultades dentro de un proceso. Estas breves definiciones permiten
abordar la identificación de los sujetos (órdenes u órganos) específicamente legitimados en
las controversias, lo que es diverso a la consideración de las facultades que les corresponde
ejercer.

Por la forma de presentación de este apartado en cuanto al tratamiento relacionado de la


legitimación procesal activa y pasiva, conviene dejar sentada la consideración hecha por la
Suprema Corte sobre ciertos aspectos que más adelante habremos de utilizar. La Corte ha
establecido que tratándose de la primera, los órganos u órdenes promoventes deben
encontrarse expresamente mencionados en alguno de los incisos de la fracción I o, como
dice la tesis correspondiente, deben tener el carácter de "órganos originarios"; por el
contrario, tratándose de la pasiva, ha admitido el que no puedan tenerlo, de ahí que
inicialmente hubiera concluido que "en cada caso particular deberá analizarse ello,
atendiendo al principio de supremacía constitucional, a la finalidad perseguida con este
instrumento procesal y al espectro de su tutela jurídica". Este criterio fue posteriormente
precisado por el propio Pleno, al establecer que "sólo puede aceptarse que tiene
legitimación pasiva un órgano derivado, si es autónomodelos sujetos que, siendo
demandados, se enumeran en la fracción I del artículo 105 constitucional". Por lo anterior,
como se expone en la propia tesis, si un órgano es derivado de uno de los originarios, pero
carece de autonomía respecto de él, no cuenta con legitimación pasiva, pues el resultado
del juicio instaurado en contra del primero le depara afectación y no hay por qué tenerlo
como parte en un juicio. Este criterio fue precisado posteriormente (enero de 2004), al
admitirse la legitimación pasiva de la Comisión Federal de Competencia Económica bajo el
entendido de que además de gozar de autonomía, no dependía de ningún órgano originario
del Estado.

4. Situación actual de este tipo de controversias en la Suprema Corte de Justicia


de la Nación

Actualmente, las controversias constitucionales son un importante medio de resolución de


conflictos entre poderes, con ello, poco a poco, el país ha transformado su anterior visión
respecto del órgano encargado de la resolución de este tipo de conflictos; sin embargo, aún
falta el cambio cultural en algunos actores políticos respecto de las resoluciones emitidas
por nuestro máximo tribunal.

Se debe tener presente la distinción entre las facultades del Senado respecto de la
competencia de la Suprema Corte para la resolución de este tipo de conflictos. No debe
perderse de vista, que aunque la tendencia en México ha sido juridificar la política, podría
llegar a existir cierto tipo de conflictos en donde la actuación del Senado sea más
conveniente para el país.

En cuanto a la legitimación resalta la variedad de criterios emitidos por la Suprema Corte:


distinción entre legitimación en el proceso y en la causa; distinción entre parte actora y parte
demanda; o el interés jurídico, simple y legítimo. De éstos, se puede apreciar el interés,
cada vez mayor, de los poderes en acudir a este medio de control para resolver sus
conflictos; sin embargo, falta determinar si existe la posibilidad de extender la legitimación
activa a ciertos sujetos no contemplados expresamente en el artículo 105 constitucional.

Respecto de la impugnación de actos, resalta la posibilidad que este medio de control sea
el idóneo para impugnar las omisiones legislativas, así como la posibilidad de impugnar
omisiones en la emisión de normas por parte del Ejecutivo Federal. En el caso de las
causales de improcedencia, se señaló que parece más aconsejable acudir al texto de la ley
reglamentaria para evitar la adopción de supuesto de improcedencia y excepciones
existentes en otros medios de control aun cuando exista similitud lógica en el tratamiento
de los procesos constitucionales; sin embargo, la finalidad de éstos es distinta.
Por lo relativo a la suplencia de la queja, se abre la pregunta de hasta dónde debe ampliarse
la litis constitucional cuando no se contemple concepto de invalidez alguno. Además, se
advierten las cuestiones de las recomendaciones emitidas por Corte sin carácter obligatorio,
pero que, al hacerlas, se debe ser cuidadoso de no prejuzgar actos que posteriormente
podrían ser de su conocimiento.

En el caso de los efectos de la sentencia, se concluyó pertinente revisar la posibilidad de


que pueda existir la declaración de invalidez de una norma por mayoría simple de los
integrantes de la Suprema Corte. Asimismo, revisar las razones por las cuales los actos de
la Federación son puestos al margen de la generalidad si son contrarios a la Constitución.

Por último, en los alcances del examen de constitucionalidad por la Suprema Corte, se
observan los novedosos criterios emitidos por la Corte después de pasar por tres etapas.
Ahora, este medio de control constitucional puede examinar todo tipo de violaciones a la
Constitución federal; se introdujo el fin del bienestar de la persona humana; y se amplió el
concepto de interés legítimo con lo cual se ocasionó cierta dicotomía en la resolución de
los conflictos: por una parte mayor control, pero, al parecer, exclusión de la posibilidad de
resolver ciertos conflictos a través del ejercicio de facultades políticas autónomas.
CONCLUSION

En los primeros años de la existencia de las controversias constitucionales, los conflictos


entre los órganos podían ser resueltos tanto por órganos jurisdiccionales, como por los
políticos. En este sentido, la Suprema Corte de Justicia, en teoría, no ha estado exento del
conocimiento de los conflictos de intereses suscitados entre los estados; sin embargo, de
hecho, se observa que la falta de cultura jurídica en aquella época, determinó que el Poder
Judicial estuviera excluido en el conocimiento de dichos conflictos.

Se observa que los primeros criterios restringieron la participación de la Suprema Corte


para evitar la preeminencia de un poder sobre los otros. Más aún, si se limitaron las
facultades para mantener la integridad del pacto federal y de vigilar la distribución de
competencias señaladas en la Constitución Política.
BIBLIOGRAFIA

1. https://revistas.juridicas.unam.mx/index.php/cuestionesconstitucionales/
article/view/5813/7678
2. http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/articulos/105.pdf
3. https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/7/3027/10.pdf
4. https://es.slideshare.net/ahmedinieto/la-controversia-constitucional

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