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INTELIGENCIA ARTIFICIAL

TECNOLOGÍA 1104-2022

¿Hay vida inteligente en la Tierra? A veces, tan solo con ver las
noticias en la televisión, tengo dudas de que realmente el ser
humano sea inteligente, por lo menos en su mayoría. Pero sí, si
nos ajustamos a una definición académica del término, la
especie humana es inteligente. Y, desde siempre, ha soñado
con crear, a su vez, una inteligencia artificial.

En el ámbito de las ciencias de la computación se denomina inteligencia artificial a la facultad


de razonamiento que ostenta un agente que no está vivo, tal es el caso de un robot, por citar
uno de los ejemplos más populares, y que le fue conferida gracias al diseño y desarrollo de
diversos procesos gestados por los seres humanos. Cabe destacarse que además del poder
de razonar, estos dispositivos son capaces de desarrollar muchas conductas y actividades
especialmente humanas como puede ser resolver un problema dado, practicar un deporte,
entre otros.

El concepto de Inteligencia Artificial, también conocido por las siglas AI, se le debe al
informático estadounidense John
McCarthy, quien en el año 1956 lo
pronunció por primera vez en una
conferencia causando un gran impacto
en el ámbito de la tecnología. A partir de
ese entonces, el concepto se diseminó
fantásticamente por el mundo y por ello
hoy es tan común su uso cuando
queremos referirnos a aquellas
máquinas o aparatos dotados de una
inteligencia símil a la de los seres humanos. McCarthy además del concepto aportó
muchísimos conocimientos de vanguardia al campo de la inteligencia artificial.

Podemos entender una inteligencia artificial como


aquello que se materializa en programas
informáticos que, a su vez, corren sobre un
hardware determinado, y que persiguen imitar el
modo de funcionamiento del cerebro humano.
Básicamente, una inteligencia artificial, que actúa
imitando lo que hace una mente humana, debe ser
capaz de “percatarse” de lo que pasa a su alrededor,
procesar esa información, y sacar conclusiones de ella, inferir nuevas conclusiones que no
se le han preprogramado.

Hasta la fecha, los científicos que se dedican a este tema no han podido crear una
inteligencia artificial de tipo general, sino que han optado por inteligencias artificiales
especializadas.

Esto es debido a que los equipos existentes hoy en día no son lo suficientemente potentes
para el volumen de cálculo necesario para llevar a cabo todas las tareas de las que puede
constar la inteligencia artificial general. Se espera que este particular pueda ser solucionado
gracias a la computación cuántica.

Un ejemplo típico de inteligencia artificial


dedicada a un sector concreto es el de
los programas de ajedrez; se enfrentan a
movimientos de su oponente humano
que llevan a situaciones sobre el tablero
que no habían sido previstas y que,
como tales, no pueden ser recogidas en
los algoritmos, sino que para enfrentarse
a ellas se requiere de la improvisación.
Dicha improvisación se consigue a base
de reglas que procesan la información captada, de forma que la decisión del movimiento
depende, finalmente, de la “comprensión” de la situación.
Otro ejemplo son los sistemas expertos, los cuales pueden realizar análisis y observaciones
sobre un tema en concreto, como la bolsa. En este caso, los sistemas inteligentes analizan la
información para intentar predecir el comportamiento futuro de los títulos puestos en juego,
con lo cual son capaces de comprar y vender en el momento adecuado para obtener
beneficio.
Otro enfoque para acercarse al
concepto de inteligencia artificial es
el de las redes neuronales, en el
cual algoritmos y máquinas intentan
simular el comportamiento de las
neuronas del cerebro humano.
Hoy en día estamos rodeados por
sistemas inteligentes que heredan
de este concepto de inteligencia
artificial aunque sirvan para tareas
muy concretas, pero que muchas veces no nos percatamos de ellos; por ejemplo, el
programa de área táctil en el cual escribir a mano alzada en nuestros smartphones (es
imposible que tenga programados todos los trazos para crear todas las letras de todas las
personas del mundo).
Otro ejemplo son los sistemas automatizados de atención telefónica que nos solicitan que
expliquemos nuestro problema, y que derivan nuestra llamada a uno u otro operario según lo
que les contemos.

A partir de los ejemplos que observamos, es


importante destacar que nos podremos
encontrar con diversos tipos de inteligencia
artificial, como ser: sistemas que piensan como
los seres humanos (se ocupan de imitar el
pensamiento humano, siendo un ejemplo las
redes neuronales artificiales, que justamente
imitan el funcionamiento del sistema nervioso),
sistemas que actúan como los humanos (son
aquellos que imitan el comportamiento del
hombre, el ejemplo más claro es el del robot),
sistemas que piensan de modo racional (se caracterizan por imitar el pensamiento lógico de
los humanos, es decir, en una cuestión concreta razonan como expertos. Se los emplea
especialmente a la hora de buscar mejoras en la calidad y en la rapidez de un servicio) y
sistemas que actúan de manera racional (imitan de manera racional el comportamiento de
una persona, siendo capaces de percibir el entorno y actuar en consecuencia).

El séptimo arte es uno de los ámbitos que más ha abordado la cuestión de la IA en los
últimos años. Entre las producciones más recordadas está la de Steven Spielberg, titulada
justamente Inteligencia Artificial, que narra la historia de un robot que fue creado para
reemplazar a un niño y en ese comportamiento demuestra sentimientos típicamente de los
humanos.

VENTAJAS Y RIESGOS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Expertos vaticinan que el desarrollo de la IA, el mayor reto tecnológico de la historia, dará a
luz una nueva generación de robots autónomos capaces de atender nuestras necesidades.
Pero ¿constituirán una amenaza?
Si hacemos caso a Elon Musk, el visionario magnate que fundó PayPal, la compañía de
vehículos eléctricos y baterías Tesla o la corporación espacial privada SpaceX, la humanidad
se enfrenta a una nueva y formidable amenaza: la inteligencia artificial (IA). “Es como esas
historias en las que alguien convoca al demonio. Siempre hay un tipo con un pentáculo y
agua bendita convencido de que así podrá controlarle, y claro, no funciona”, señala.
Musk asegura que las cosas van
demasiado rápido, y que por eso la
IA es una tecnología que puede
resultar tan peligrosa como los
maletines nucleares. En el coro de
los agoreros del apocalipsis artificial
destaca la voz del filósofo británico
Nick Bostrom, de la Universidad de
Oxford, que compara nuestro
destino con el de los caballos,
cuando fueron sustituidos por los
automóviles y los tractores. En 1915,
había en EE. UU. unos veintiséis
millones de estos equinos. En la
década de los cincuenta, quedaban solo dos millones. Los caballos fueron sacrificados para
venderse como comida para perros. Para Bostrom, la IA supone un riesgo existencial para la
humanidad comparable con el impacto de un gran asteroide o el holocausto nuclear. Todo
ello, por supuesto, siempre que podamos construir ordenadores pensantes. Pero ¿qué
significa exactamente esto?
El problema es que está haciendo una pregunta estúpida. Desde luego que las máquinas no
pueden pensar como las personas. Son diferentes, y piensan diferente. La cuestión es: por el
hecho de que algo sea diferente, ¿significa que no puede pensar?”. 
La IA causa furor gracias a la literatura y al cine. Pero ¿cuál es el grado real de progreso?
Hace más de quince años, estuve en el
Instituto de Robótica de Pittsburgh, en EE.
UU., uno de los templos de esta disciplina.
Por entonces, formaba parte de un equipo
de TVE que recogía los últimos avances
tecnocientíficos en una serie de
divulgación llamada 2.Mil. Tengo que
reconocerlo: me llevé un chasco
morrocotudo por culpa de la imagen de
la robótica que nos ha inculcado la ciencia
ficción.
Había leído muchas cosas sobre lo que hacían en Pittsburgh, especialmente de Xavier,
un robot que sabía por dónde iba, toda una revolución. Pero no era otra cosa que otro tonel
con ruedas que se desplazaba por los pasillos del instituto gracias a un mapa que tenía en su
memoria. Ante unas escaleras, se paraba para no matarse. Por lo visto, irrumpía en las
dependencias para contar chistes verdes. 
Moravec estaba convencido de que en
cincuenta años los androides desplazarían a
los humanos. Durante más de una hora estuvo
hablando sin parar sobre la evolución de estos
dispositivos y su creciente inteligencia, gracias
al avance de los microprocesadores y su
capacidad de manejar cada vez más
información. Fue una charla cautivadora. La
evolución de las máquinas iba a ser imparable. “Ha llegado la hora de que nos marchemos”,
concluía este científico nacido en Austria.
Ramón López de Mantarás, director del Instituto de Investigación en Inteligencia Artificial del
CSIC, es uno de los más reconocidos expertos españoles en robótica e IA. “No”, responde a
MUY. Y añade: “No sé qué pasará dentro de cientos de años, pero todo este tema del que se
habla, la singularidad, la trascendencia, que habrá máquinas con consciencia y cualidades
mejoradas con respecto a la inteligencia humana en cuestión de treinta o cuarenta años no
tiene sentido... Nunca he visto un argumento científico que lo apoye”.

TALLER

1. Elabore un folleto con la información condensada en esta guía (incluya


imágenes sobre el tema)

2. A través de un cuadro o mapa conceptual, establezca


diferencias entre la inteligencia humana y la inteligencia
artificial.

3. A través de imágenes, muestre ejemplos, sobre inteligencia


artificial y diga por qué las considera como tal. Organícelas en
una hoja tamaño carta

4. Cuáles son las características de la inteligencia artificial.

5. Qué ventajas y desventajas tiene la inteligencia artificial.

Desarrolle los puntos 4 y 5, a través de un collage (para cada punto) con


imágenes que lo demuestren.

6. ¿Cree posible que los robots reemplacen a los seres humanos, ya


estamos siendo reemplazados por ellos? En cuadro escriba diez
ejemplos de casos que demuestren esta afirmación.
7. Consulte por internet, cómo el cine a tocado este tema desde hace
muchos años y escriba qué películas han tenido como tema principal,
la Inteligencia Artificial.

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