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8|2020
M od elos d e re l a c i o n e s
e nt r e el M i n i s t e ri o P úblico
y la s v í c t i m a s *
alberto m. binder

1. En el derecho penal de las hace falta construir sistemas


últimas décadas se le ha pres- más extensos de protección
tado una renovada atención al (evitar que las consecuencias
problema de la víctima. Desde del delito se extiendan sobre
una situación de casi invisibi- ella en el tiempo, en particular,
lidad o de ocultamiento tras razones de seguridad), orienta-
la figura del mero testigo del ción (el acceso a información
hecho, ella ha pasado a ser un y asesoramiento para com-
objeto de preocupación central prender y acompañar el desa-
dentro de la justicia penal rrollo del caso judicial) y asis-
moderna. No obstante que es tencia (ayuda para encarar las
notorio el aumento de preocu- nuevas situaciones que surgen
pación y la aparición de nuevas del proceso de victimización).
instituciones oficiales de asis-
tencia y protección a la víctima 2. Este progresivo reconoci-
en diversos puntos del país, miento ha encontrado un escollo
que han marcado un cambio principal en la cultura predo-
cualitativo y cuantitativo apre- minante dentro del Ministerio
ciable en su atención, todavía Público, que le cuesta entender

* Texto para conferencias y presentaciones orales realizadas en diversas ocasiones e ins-


tituciones, tanto en la Argentina, como en Chile y Perú (2015/6). También puede encon-
trarse en Binder, Alberto M.: Contra la inquisición, t. 3, Ad-Hoc, Buenos Aires (en prensa).
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que su trabajo tiene una directa re­co­no­ci­mien­to formal de sus


relación con la preservación de derechos a lo largo de todo el
los intereses de la víctima, por proceso, tal como hoy lo estable-
más que ello se haga mediante cen los arts. 79 a 81 del CPPN.
reglas específicas y compromi- Esos derechos implican: dere-
sos particulares. Se ha enten- chos de protección física (pro-
dido, de un modo equivocado, tección de la integridad física de
que el principio de objetividad, ella y de su familia, 79, c]; cuida-
es decir, la necesaria raciona- dos especiales, 79, e]); derechos
lización, apego a la ley y bús- de orientación (derecho a recibir
queda de minimización del ejer- información inmediata, 79, d],
cicio del poder penal, implicaba 81; derecho a que se le informen
desconocer el compromiso con sus facultades procesales, 80,
los intereses de la víctima. Aquí a]; a ser mantenida informada
se entrecruzan dos tradiciones sobre el desarrollo del proceso
no siempre explícitas, presen- y la situación del imputado, 80,
tes desde la fundación moderna b]); derechos de asistencia (a la
del Ministerio Público. Por una protección “moral” de ella y su
parte, el Ministerio Público familia, 79, c]); a brindar asisten-
como defensor de los intere- cia económica para el traslado,
ses del Estado, en la vieja tra- 79, b]); al acompañamiento ante
dición del Procurador del Rey; situaciones especiales, en parti-
en la otra, el Ministerio Público cular menores e incapaces, 80,
como defensor de los intereses c]). Todo esto, además, bajo el
sociales, vinculado a los diver- amparo de la norma general que
sos intereses que conforman el obliga a un trato digno y respe-
entramado social. tuoso (art. 79, a]). El mandato
legal es claro y contundente.
3. Sin embargo, pese a ese
escollo, la protección de los inte- 4. Esta obligación de protec-
reses de la víctima se viene ción, orientación y asistencia se
abriendo paso en los últimos viene cumpliendo parcialmente,
años. Ello comenzó con un sobre la base de una toma de

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DOCTRINA

conciencia progresiva de la mayores sobre una asistencia


importancia de esa función. En integral a la víctima, y una com-
una primera etapa, gracias a los prensión más profunda de los
trabajos pioneros en nuestro problemas que ella afronta. Sin
país de Hilda Marchiori, Elías embargo, al poco tiempo —y
Neumann y otros, se pudo producto del propio trabajo de
construir las primeras institu- esta primera etapa— se tomó
ciones —no siempre dentro conciencia de que la mera exis-
del Ministerio Público— preo- tencia de centros especializa-
cupadas por atender los casos dos de tipo interdisciplinario no
graves de víctimas en situación era suficiente para dar cuenta
de crisis. En particular, aquellas del problema.
sometidas a agresiones sexua-
les o fuertes situaciones violen- 5. Nace una segunda etapa
tas. Se trataba de atender a la marcada, como ya hemos dicho,
víctima en situación de crisis, por una nueva sensibilidad
ya sea por un ataque violento, dentro de las instituciones y,
una situación de vulnerabilidad por otra parte, por la emergen-
extrema o por las secuelas psi- cia de ciertos fenómenos socia-
cológicas del delito padecido La les, en particular vinculados a
principal preocupación de esta la situación de sometimiento de
etapa fue la de provocar una la mujer, que mostraron una
mayor sensibilización acerca de nueva magnitud del problema
la importancia del tema e intro- de la victimización. Por una
ducir una interdisciplina, en par- parte, la mayor preocupación de
ticular respecto de ciencias de los casos de violencia de género
la conducta, para evitar la tra- y doméstica pusieron en eviden-
dicional mirada jurídica sobre cia la existencia de un universo
los problemas de la víctima. Se de problemas que ni en canti-
puede decir, que este trabajo dad ni en calidad podían ser ya
fue exitoso y es en gran medida afrontados por los centros u ofi-
el que ha provocado que hoy cinas especializadas. Ello no se
tengamos preocupaciones ha podido resolver mediante un

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simple agregado de recursos, lo de nuevos instrumentos técni-


que siempre es difícil dentro de cos de intervención, a los pro-
las instituciones estatales, sino blemas vinculados a una protec-
porque, además, se trataba de ción física efectiva y sus costos,
generar nuevos métodos de al manejo de una demanda de
trabajo que cubrieran necesida- gran magnitud, a las dificulta-
des que superaban la idea de la des propias de la indispensable
crisis inicial que acompañaba al coordinación con otras entida-
trabajo de la primera etapa. Por des públicas y privadas, al sos-
otra parte, fenómenos comple- tenimiento de políticas de largo
jos como el de trata de personas, plazo, etc. Estos problemas
en particular para la explotación todavía no han sido encara-
sexual, las víctimas de violencia dos con total solvencia cuando
institucional o de casos de terro- ya aparece con claridad que el
rismo de Estado, muestran que tema es más profundo aún y que
el relacionamiento del Ministe- se debe reorganizar totalmente
rio Público con esos sectores de la relación del Ministerio Público
víctimas necesitaba una recon- y las víctimas y diseñar nuevos
versión total del trabajo. Esta programas de mayor amplitud y
etapa importó una significativa complejidad.
ampliación de los recursos dis-
ponibles, la inserción ya inelu- 6. Nace así una tercera etapa
dible de programas dentro del marcada, por una parte por la
Ministerio Público y la toma de experiencia creciente de la com-
conciencia de que el éxito del plejidad que se debe afrontar y,
trabajo en esos temas depen- por la otra, por los nuevos roles
día en gran medida (sobre todo que debe cumplir el Ministe-
si se piensa en los resultados rio Público en el contexto de
sociales y no solo en los éxitos sistemas acusatorios que lo
“procesales”) de la calidad del convierten en el responsable
trabajo de estos programas. del impulso de la persecución
También aparecieron problemas penal, de la coordinación de la
nuevos, vinculados al desarrollo investigación del caso y también

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DOCTRINA

en el principal responsable de más que deban existir centros


las relaciones con la víctima. especializados de gestión de
Por otro lado, también se toma esta nueva relación. La base
conciencia de que no se trata doctrinal de un nuevo pro-
solo de una forma de protección grama de orientación, protec-
y asistencia fundada en alguna ción y asistencia a la víctima
forma de tutela o mera preocu- parte de este compromiso del
pación social, sino que el éxito conjunto de los fiscales con el
mismo de la labor de los fisca- cumplimiento de esas tareas.
les depende en gran medida del Finalmente, el objetivo de toda
modo como se han relacionado política criminal es procurar la
con la víctima. Ella no solo nor- tutela de derechos de las víc-
malmente tiene una apreciable timas. Víctimas individuales y
cantidad de información sobre víctimas colectivas, con todas
el caso sino que también tiene las categorías que existen entre
influencia sobre otros testigos el individuo y la sociedad como
o situaciones. Una víctima des- un colectivo de personas y no
atendida o mal predispuesta como una abstracción. La filoso-
respecto del trabajo del fiscal fía del art. 81 del CPP muestra
aumenta sus posibilidades de que no se está pensando en que
fracaso, así como una víctima el trabajo de relacionamiento
tratada con respeto, dignamente con la víctima sea el producto
y ayudada en sus problemas, de un centro especializado sino
es un factor determinante en el un compromiso de todos los fun-
éxito de muchos casos. cionarios de la justicia penal.

7. Esta tercera etapa se carac- 8. La base doctrinal de esta


teriza, en consecuencia, por tercera etapa nos muestra las
una imbricación completa de los complejidades que debe desa-
intereses de las víctimas en el rrollar un nuevo programa. En
trabajo de todas las fiscalías, no primer lugar debe ser un pro-
ya en la localización del trabajo grama de trabajo que atraviese
en oficinas especializadas, por a toda la institución y debe

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generar las pautas de trabajo etapa debe ser una superación


y los instrumentos necesarios de lo anterior que las incluya
para ello. Una nueva forma y las perfeccione. Para ello
de trabajo entre los fiscales es necesaria una revisión de:
encargados del caso y las víc- a) los métodos de trabajo de la
timas, ya sea cuando simple- víctima en situación de crisis;
mente proveen de información b) los métodos de trabajo de la
o cuando asumen una partici- protección física (en este caso
pación más activa en el proceso se suele trabajar en conjunto
(querellante, actor civil), partici- con los programas de protección
pación que debe ser entendida de testigos que no son víctimas,
como una relación de colabo- aunque existan particularida-
ración y auxilio mutuo y no de des); c) los métodos de trabajo
desentendimiento o colisión, de la asistencia de largo plazo;
como suele ocurrir en la actua- d) las formas de coordinación
lidad. Esto implica, también, con otras instituciones públi-
una intensa tarea de difusión, cas y privadas; e) los métodos
capacitación y seguimiento para específicos en áreas sensibles,
introducir esta visión en la tarea en particular, trata de perso-
cotidiana de todas las depen- nas para explotación sexual,
dencias del Ministerio Público. violencia doméstica, violencia
institucional y drogas (tanto en
9. Por otra parte, cambia el tipo algunas formas de narcotráfico
de gestión de un programa de o donde el delito es consecuen-
esta naturaleza. No solo por el cia de la adicción a drogas, que
salto cuantitativo y de métodos por más que formalmente se
de trabajo que genera, sino trate de un imputado, se deben
porque no desaparecen las utilizar respecto de él o de su
actividades especializadas ni familia metodologías cercanas
las necesidades de interdisci- a la protección de víctimas); los
plina, ni se deben abandonar los métodos de trabajo respecto de
esfuerzos realizados en las dos menores en situación de abuso;
etapas anteriores. Esta tercera las formas de relacionamiento

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DOCTRINA

de casos de víctimas masivas evitar el encapsulamiento de


(estragos, fraudes bancarios, estas oficinas o programas. La
usura, estafas-masa, etc.). relación con la víctima no es
solo un problema de especia-
10. Finalmente se deben pensar listas, sino que todos los fun-
los métodos de gestión de un cionarios del Ministerio Público
programa de estas caracterís-
Fiscal deben tener capacidad
ticas, ya que a las tradiciona-
de atender sus intereses, vin-
les tareas de atención espe-
cularlos a la investigación, a la
cializada se le deben sumar la
gestión de un programa trans- producción de prueba, etc. La
versal a todo el funcionamiento víctima no es un “testigo” del
del Ministerio Público y niveles caso, sino la portadora de un
de coordinación con otras enti- interés dañado que debe ser
dades muy superiores a los que protegido y que da nacimiento
suelen desarrollarse, dado el a la tutela judicial. Cuál será la
nuevo universo de problemas mejor manera de gestionar de
que se quiere afrontar. un modo “integral” esos intere-
ses depende de otras caracte-
La gestión concreta de los inte- rísticas de la organización; pero
reses de la víctima es todo en todo caso la imbricación de
un desafío organizacional. No
los procesos de trabajo entre los
alcanza con proclamar la impor-
centros de trabajo especializa-
tancia de esos intereses sin
dos y los otros segmentos de la
generar los mecanismos y pro-
cesos de trabajo propios de esa organización fiscal es la clave
proclama. Es usual que existan para que dejemos de proclamar
oficinas o departamentos espe- derechos de la víctima, mientras
cializados en la atención a la en la práctica ellos son poster-
víctima, en todas sus facetas; gados por supuestos intereses
esto no está mal, pero se debe generales abstractos.

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