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mueble ajeno, sino solamente los casos en los que hay un ánimo de apropiación56.
La doctrina penal se vio, pues, obligada a reconocer la existencia de elementos sub
jetivos en el injusto57, al menos en ciertos tipos penales.
En segundo lugar, al planteamiento causalista se le cuestionó no sólo el carác
ter puramente objetivo de la descripción típica, sino también la exclusión de todo
tipo de valoración en este nivel analítico del delito. El carácter puramente descripti
vo de la tipicidad se puso en tela de juicio concretamente por M ax E. M ayer con la
identificación de los llamados elementos normativos del tipo, para cuya verificación
era necesario, de todas maneras, llevar a cabo una actividad de valoración a nivel del
tipo penal m ism o58. Ejemplos de elementos típicos necesitados de una valoración
para su verificación en el caso concreto fueron la ajenidad del bien en el delito de
hurto, la índole obscena de la conducta en el delito de exhibicionismo o el carácter
ofensivo de las afirmaciones en el delito de injurias. Por lo tanto, no era posible
sostener que la tipicidad fuese una categoría dogmática de naturaleza estrictamente
descriptiva.
El reconocimiento de los llamados elementos normativos del tipo llevó inclu
so a un sector de la doctrina penal a acercar analíticaníente la tipicidad con la anti
juridicidad59, llegándose a formular así la famosa teoría de los elementos negativos
del tipo. Esta teoría funde la tipicidad y la antijuridicidad en una misma categoría,
en la que los aspectos que antes se agrupaban en una u otra categoría solamente se
distinguen por estar formulados positiva o negativamente60. Así, por ejemplo, el
tipo penal de homicidio requiere la verificación de una conducta de matar a otro
(elementos positivos), así como la ausencia de posibles causas de justificación de
esta conducta, como sería el caso, por ejemplo, de una legítima defensa (elementos
negativos).
La categoría de la antijuridicidad tampoco fue ajena a la crítica sobre la nece
sidad de incluir valoraciones en el método analítico del delito, lo que hizo que se le
restara importancia a su concepción formal, como contrariedad a la norma, y se le
diese prioridad a su comprensión material, referida a la lesión o puesta en peligro de
bienes jurídicos61. D e esta manera, las infracciones jurídicas pasaron a entenderse
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D erecho P enal - parte general
como ofensas a bienes o intereses creados por la vida y reconocidos por el Derecho,
cuyo respeto es ordenado por las normas de cultura62. El hecho antijurídico dejó de
ser visto como una conducta antinormativa para ser definido materialmente como
un comportamiento socialmente dañoso63.
El entendimiento puramente subjetivo de la culpabilidad fue también puesto
en tela de juicio por el m étodo neoclásico, en la medida que resultaba insuficiente
para sustentar el tratamiento de los institutos penales ubicados en esta categoría
del delito. Así, por ejemplo, un concepto psicológico de la culpa tendría que haber
llevado a excluir del ám bito de lo culpable los supuestos de culpa inconsciente,
en donde resultaba sumamente difícil encontrar un elemento cognitivo o volitivo
como causa o vinculación subjetiva con el resultado lesivo64. D e igual manera, el
estado de necesidad exculpante tampoco podía sustentar su efecto disculpante en
un aspecto subjetivo-psicológico del autor, pues lo determinante se encontraba en
ciertas circunstancias objetivas concomitantes de carácter excepcional (situación de
peligro para bienes jurídicos elementales)65. Esta situación motivó modificaciones
en la configuración de la categoría de la culpabilidad, la cual dejó de ser considerada
descriptivamente como una realidad meramente psicológica del autor para hacerla
también objeto de un juicio de valoración, dando origen al llamado concepto nor
mativo de la culpabilidad66.
Con base en los cambios anteriormente señalados, se procedió a una redefini
ción de la teoría del delito, dando origen al llamado concepto neoclásico del delito
y que encuentra posiblemente en el penalista Edm und M ezger su mayor represen
tante. Si bien este nuevo planteamiento del delito mantuvo en su base la estructura
del sistema clásico de separación entre un injusto fundamentalmente objetivo y una
culpabilidad fundamentalmente subjetiva, se estableció otro criterio de distinción
entre el injusto y la culpabilidad67. Este criterio era de carácter valorativo y depen
diente de la cultura que daba lugar al Derecho penal como producto cultural. Así,
para afirmar la presencia del injusto había que valorar el hecho desde el punto de
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68 Así lo destacan M ir Puig : LH-Gimbemat, I, p. 1310; Luzón Peña: Derecho Penal, PG,
Cap. 9, n.m. 36.
69 Vid., Mezger: Tratado, II, p. 12. Vid., también la referencia en Roxin: Derecho Penal,
PG, § 7, n.m. 18; M ir Puig : LH-Gimbemat, I, p. 1310; Luzón Peña: Derecho Penal, PG,
Cap. 9, n.m. 40.
70 Vid., en este sentido, M ir Puig: Introducción, p. 247 y ss.; Silva Sánchez: Aproximación,
p. 36 y s.
71 Vid., Mir Puig: Introducción, p. 237; Silva Sánchez: Aproximación, p. 38; L uzón Peña:
Derecho Penal, PG, Cap. 9, n.m. 46; Hassemer: LH-Gimbemat, I, p. 373.
72 Vid., Welzel: Vom Bleibenden, p. 6 y ss.
73 Vid. C erezo M ir , en nota al Prólogo de Welzel: El nuevo sistema, p. 14, nota 2. Vid., tam
bién las exposiciones al respecto de Roxin: Derecho Penal, PG, § 7, n.m. 19; S chünemann,
en E l sistema moderno, p, 54; M ir Puig: Introducción, p. 247; L uzón Peña: Derecho Penal,
PG, Cap. 9, n.m. 46 y ss.
74 Vid., Welzel: E l nuevo sistema, p. 13, reproduciendo una cita de su artículo “ Über Wertun-
gen im Strafrecht”, publicado en GS 103, p. 340 y ss.: “E l ordenamiento jurídico determina
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D erecho Penal - parte gen eral
por sí mismo qué elementos ontológicos quiere valorar y vincular a ellos consecuenciasjurídicas.
Pero no puede modificar los elementos mismos, si los recoge en los tipos'.
75 Welzel: Das Deutsche Strafirecht, pp. 30 y ss., 100 y s.
76 Vid., W e l z e l : E l nuevo sistema, p. 85 y ss.
77 En este sentido, C e r e z o M i r : ADPCP 2 0 0 9 p. 71.
78 Vid., W e l z e l : Das Deutsche Strafirecht, p. 33 y ss.; E l M ism o , E l nuevo sistema, p. 25.
79 Vid., W e l z e l : E l nuevo sistema, p. 61 y ss. Vid., la referencia también en J a k o b s : Derecho
Penal, PG, Apdo 6, n.m. 9.
80 Vid., W e l z e l : E l nuevo sistema, p. 69 y ss. Vid., la referencia en S c h ü n e m a n n , en E l sistema
moderno, p. 56.
81 Vid., C erezo M ir : A DPCP 2009 p. 81.
82 Vid., en este sentido, W e l z e l : E l nuevo sistema, pp. 48, 67 y s. Vid., la mención de este
proceder dogmático del sistema finalista en S c h ü n e m a n n , en E l sistema moderno, p. 55;
L u z ó n Pe ñ a : Derecho Penal, PG, Cap. 9, n.m. 48; C erezo M ir : ADPCP 2009 p. 76.
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pena. Esta variante del finalismo tuvo como su principal exponente a Z ielinski ,
quien centró en la intención del autor el desvalor de la acción que, a su vez, era el
sustento del injusto penal83.
La estructura lógico-objetiva de la libertad de la voluntad tuvo una implican
cia fundamental en la configuración de la categoría de la culpabilidad. Esta cate
goría del delito pasó a ser entendida como la falta de autodeterminación conforme
a sentido en un sujeto que era capaz de hacerlo84. Bajo esta premisa conceptual,
la culpabilidad fue sometida a un fuerte proceso de desubjetivización, en la medi
da que el dolo natural pasó a formar parte del tipo como consecuencia lógica de
la concepción final de la acción85, quedando solamente en sede de culpabilidad
el conocimiento del carácter antijurídico del hecho (el llamado dolus malus). Por
otro lado, se acentuó más el proceso de normativización que había iniciado ya la
escuela neoclásica, aunque debe precisarse que esta normativización dejó de centrar
el reproche que fundamenta la culpabilidad en la actitud interna del autor frente
al ordenamiento jurídico, para sustentarlo, más bien, en el hecho de que el autor
pudo autodeterminarse a actuar de conformidad con el Derecho86.
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