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Política de lo bello
El teatro pornográfico
Demorarse en lo bello
Lo bello implica demorarse. El obstáculo para la demora
contemplativa es la voluntad.
Lo bello me desembaraza de mí mismo. El yo se sume en lo
bello, se desprende de sí mismo.
La quietud distingue la visión estética de la percepción
sensible.
El arte es la salvación del otro. La salvación de lo bello es
la salvación de lo distinto.
La crisis de belleza hoy se debe a que al estar presente el
valor de uso o consumo la belleza se reduce. El consumo
destruye al otro.
Lo bello artístico es una resistencia contra el consumo.
Las obras de arte son “testimonios materializados de
aquellos momentos dichosos de una cultura en los que el
tiempo habitual, que es el que transcurre, ha sido
superado.”
El tiempo festivo detiene el tiempo cotidiano.
La fiesta y la celebración tienen un origen religioso.
Feriae es el tiempo previsto para actos religiosos y
culturales.
Fanum es el lugar sagrado.
La fiesta cesa el tiempo profano. Si la consagración se
suprime sólo queda el tiempo cotidiano, el cual se emplea
para la explotación a manera de tiempo laboral.
Hoy el descanso está integrado al tiempo laboral, por eso
no mejora la calidad del tiempo.
En “La actualidad de lo bello” Gadamaer establece un
vínculo entre el arte y la fiesta. La fiesta se celebra en otro
riempo y supera la sucesión de momentos fugaces y
pasajeros.
A la fiesta le es inherente algo perecedero.
Las obras de arte expuestas pierden el valor de culto. Esto
conlleva que las cosas sólo tengan valor si son vistas.
La totalización de atención destruye lo cultual.
La obra de arte se transporta a la vía mercantil y a la vía
bursátil. Se encuentran sometidas al capital. Hoy el valor
especulativo se configura como el valor supremo. La bolsa
es el sitio de culto actual.
Belleza como reminisencia
Engendrar en lo bello