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Publicado por: intec_integrar
17 / may. / 2013
Comenzamos un nuevo año escolar, y nuevamente se nos hace presente en la sala una temática que es
cada vez más frecuente y en algunos sectores de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires muy común: La
interculturalidad. Concepto que se encuentra vigente en varios documentos de actualización
curricular del GCBA y el Diseño Curricular del Nivel Inicial.
Desde edades muy tempranas los niños perciben las diferencias físicas relacionadas con el color de sus
cabellos, de su piel, y de ciertos rasgos físicos. Estas características deben ser consideradas por los
docentes para ayudarlos a construir una escala de valores que incluya el respeto por la diversidad y la
valorización de las diferentes culturas y etnias. Esto les permitirá a su vez sentirse seguros, poder
reconocerse y ser reconocidos por los otros, consolidando su relación en relación con su origen étnico,
cultural, social, religioso, etc. Poder trabajar la aceptación y la apreciación de estas diferencias dentro
del ámbito educativo ayudará a evitar que los niños desarrollen prejuicios y creencias estereotipadas
que finalmente producen un daño tanto para ellos mismos como para los otros alumnos.
Según el psicólogo social Erick Erikson, en este período del desarrollo infantil se inicia con mayor
intensidad el reconocimiento del sentido moral de sus comportamientos y actitudes, dado que se
instala la “conciencia moral”. Los niños ya han conquistado su autonomía y en esta etapa toman
iniciativas que los afirmarán en la construcción de su identidad.
Asimismo es deseable trabajar con las familias temas vinculados con la diversidad en sus distintas
expresiones, invitarlos a compartir algunas clases con los niños y aprovechar sus conocimientos y
experiencias… Esto les permitirá comprender que todas las personas tienen algo para ofrecer y
enriquecer a los otros.
Construir una perspectiva intercultural en educación supone revisar y comprender en su complejidad
tanto las concepciones acerca de los niños y niñas que pueblan las aulas y acerca de los docentes, de su
formación inicial y continua. Supone incluir en todas las dimensiones de las prácticas escolares la
cuestión de la interculturalidad como perspectiva pero también como estrategia y como contenido,
generando espacios para el debate y discusión de las tramas institucionales en que los vínculos
pedagógicos tienen lugar, los contenidos que son transmitidos, las relaciones que se establezcan entre
las escuelas, alumnos y alumnas y constelaciones familiares, así como organizaciones socio-
comunitarias y movimientos sociales, entre otras.
El concepto de cultura, tan variado como puede ser, es esencial para cualquier currículum de
educación docente que aspire a ser crítico. Estamos usando aquí el término “cultura” para significar
las maneras particulares en las cuales un grupo social vive y da sentido a sus circunstancias “dadas” y
condiciones de vida. (Giroux 1981)
Es en la multiplicidad de vínculos que se porta y construye cultura, de modo que los valores,
creencias, costumbres, las maneras de vivir, el ser varón o el ser mujer, se manifiestan en escenario
dinámico y dialéctico, por ende de cambio, donde los sujetos entrecruzan particularidades históricas,
individuales y colectivas.
Para hacer posible una educación intercultural, se habrá de convenir la necesidad de contar con una
concepción de cultura dinámica, cambiante, adaptativa. Adjetivos que no hacen sino subrayar las
posibilidades de interacción, flexibilidad e intercambio. En definitiva, no es posible concebir una
cultura sin relación con los demás.
La perspectiva interculturalista parte de un planteamiento donde lo sustantivo es la interacción, el
reconocimiento de que la cultura es necesariamente un fenómeno interactivo donde no es posible
poner barreras. Así, la educación intercultural quiere significar un enfoque-propósito y expresa en sí
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A partir de esta propuesta el grupo y sus familias pudieron vivenciar y sensibilizarse hacia otras
culturas del mundo. Asimismo, construir relaciones sociales que promovieron el fortalecimiento de la
identidad personal y la autoestima. Valorando la identidad y dignidad de cada miembro de la
comunidad educativa, reconociendo y respetando a las personas, su historia comunitaria y nacional.
El simple intercambio entre los alumnos con puntos de partida culturales diferentes, no es suficiente
para incentivar actitudes y conductas respetuosas, solidarias y de integración positiva. Tampoco es
posible lograr una convivencia enriquecedora desde la imposición de un “deber ser” de tolerancia que
ignore o encubra los sentimientos de rechazo. Tolerar es de alguna manera aceptar, pero aceptar a
medias, reprimiendo lo que realmente nos produce la situación. Implica aceptar y compartir con los
otros “diferentes”, siempre y cuando nadie cambie de lugar.
Para ello, y de esta manera, debe entenderse y trabajar la interculturalidad como un valor educativo.
Es necesario atender a la diversidad de demandas que plantean. La diversidad de los alumnos puede
tener que ver con lo individual (intereses, capacidad, ritmos de aprendizaje) o con lo social (religión,
etnia, linguística).
Conclusiones:
Lo importante es que como docentes, no solo podamos reconocer la diversidad que observamos a
diarios en los niños, sino que podamos comprenderla y aprender a trabajar con ella.
La comprensividad (tomar en cuenta múltiples variables tratando de no ser influenciado por
prejuicios y actuar en consecuencia) de su existencia en la realidad es una premisa para lograr una
enseñanza no discriminatoria ni segregadora.
En el Nivel Inicial, en el trabajo diario, las docentes debemos tener en cuenta que es importante
incluir en los diferentes sectores de la sala, materiales didácticos: libros, cuentos, láminas, fotografías,
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imágenes, juegos y juguetes, títeres de diverso tipo, videos con diferentes tipos de danzas, de
producciones de artes plásticas, que sean representativos de diversas culturas, etnias, etc.
Privilegiando las propias de los niños del grupo. Asimismo es deseable organizar reuniones con los
padres para tratar temas vinculados con la diversidad en sus distintas expresiones, invitar a algunas
familias a participar de actividades en las que puedan compartir con el grupo sus conocimientos,
experiencias y saberes.
Bibliografía utilizada:
-Diseño Curricular para la Educación Inicial, GCBA, Secretaría de Educaciön, dirección General de
Planeamiento, dirección de Currícula. 2000.
-Brunet, Graciela; “Hablemos de ética” Cap 4 Los valores. Colección Estudios Sociales, 1996.
- Diaz, R; “La interculturalidad en debate: apropiaciones teóricas y políticas para una educación
desafiante”. Centro de Educación Popular e Intercultural (CEPINT). Facultad de Ciencias de la
Educación. Universidad Nacional de Comahue. Río Negro, 2003.