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ORIGEN Y NATURALEZA DE LA SOCIEDAD

Ni el origen de la sociedad ni el discernir la verdadera naturaleza de la sociedad son


problemas socioló gicos, sino una cuestió n de la filosofía, la etnología, la paleontología
o la historia.

Los soció logos toman la sociedad como algo dado y creen que sus teorías representan
de algú n modo lo que la sociedad es, así en el origen de la sociedad confluyen bases
naturales, bioló gicas, técnicas y simbó licas.

Desde el punto de vista de la Sociología como ciencia social, la naturaleza cambiante


de la sociedad no se puede explicar sin referencia a ciertos rasgos permanentes de la
naturaleza humana, que segú n Giner son:

 Son animales que se expresan segú n tendencias de las respuestas emocionales


e instintivas que son la base de la vida social de la especie.
 Son animales que necesitan comunicarse de forma simbó lica y especular sobre
las causas de los fenó menos.
 Tienden a maximizar la satisfacció n física segú n se lo permitan los recursos
disponibles.
 Tienden a maximizar su status y bienestar subjetivos, segú n se lo permitan los
recursos físicos y sociales disponibles, incluso en detrimento de su bienestar
físico y moral objetivo o el de sus congéneres.
 Estiman aquellas actividades en las que destacan o reciben un reconocimiento
social.
 No tienen limite innato en su apetito de apropiació n de bienes, honores, etc.
 Su conciencia y realidad subjetiva es fruto de sus capacidades y recursos
bioló gicos individuales, su biografía o proceso de socializació n, la
comunicació n con los otros miembros, su posició n en la estructura social y
recursos ambientales.

Para la Sociología, la “Sociedad” se entiende como una especie de contextura ínter


humana en la que todos dependen de todos, y en la cual el todo subsiste gracias a la
unidad de las funciones asumidas por los copartícipes, y donde cada individuo es
determinado por la pertenencia al contexto en su totalidad.

Sea cual fuese el origen de la sociedad, podemos observar ciertos rasgos comunes:

 Má s que el individuo, es la sociedad la que ha llegado a ser en nuestra especie


la unidad de la lucha por la existencia.
 La sociedad normalmente tiene una duració n mayor que el individuo.
 La sociedad es una unidad funcional, es decir que la sociedad a pesar de ser
obra de individuos funciona como conjunto. En consecuencia, los intereses
individuales está n subordinados a los del grupo.
 En toda sociedad, las actividades necesarias para la supervivencia del conjunto
está n divididas y repartidas entre sus miembros.

Dentro del á mbito de la filosofía se han dado varios paradigmas sobre el fundamento y
naturaleza de la sociedad, estos son:

 El paradigma Aristotélico: La sociedad es un producto natural y consustancial a


la naturaleza humana en el sentido de que es imposible entender al ser
humano fuera de ella.
 El paradigma Contractualista: El ser humano es un individuo má s o menos
egoísta y está comprometido en la sociedad en la medida en que es beneficiosa
para él.
 El paradigma Liberal: la sociedad existe como resultado no construido de la
interacció n del individuo

ORIGEN DE LA ECONOMIA

Como podemos ver en la definició n de economía, ésta es una ciencia social que estudia
la forma de administrar los recursos disponibles para satisfacer las necesidades
humanas.

La economía es casi tan antigua como el ser humano. Desde que los primeros hombres
comenzaron a hacer planificaciones de alimentació n y organizació n de la comunidad
social ya estaban haciendo uso de esta ciencia social.

Comienzo del estudio de la economía

El estudio de la economía se remonta a las antiguas civilizaciones de Mesopotamia,


Grecia, el imperio romano, las civilizaciones á rabes, persas, chinas e indias.

La mayor influencia de esta época viene por parte de los griegos, los cuales utilizaron
la palabra economía por primera vez. Entonces la emplearon para referirse a la
administració n del hogar (oikonomía, oikos de casa y nomos de ley).

Plató n dio una definició n de economía dividida en dos partes, por un lado, el estudio
de la administració n doméstica y por otro, el estudio del comercio. Aristó teles fue el
primer economista analítico, se refirió a diversos temas econó micos, que desde
entonces han mantenido actualidad, como sus definiciones econó micas, los fenó menos
de cambio y las teorías monetarias y de valor.

En la Edad Media, cabe destacar las aportaciones a la economía del feudalismo y la


filosofía escolá stica. Destacan en la ciencia econó mica grandes personajes como Santo
Tomá s de Aquino, Antonio de Florencia y Ibn Jaldú n.

El nacimiento de la economía como ciencia

Los estudiosos jesuitas de la escuela de Salamanca establecieron las primeras teorías


econó micas modernas, defendiendo los beneficios de la propiedad privada a las
actividades econó micas. Por esas contribuciones han sido calificados en numerosas
ocasiones como fundadores de la ciencia econó mica, a pesar de que la mayoría de sus
contribuciones estuvieron desaparecidas hasta el siglo XX.

Má s adelante, destacaron los mercantilistas y la fisiocracia:

 Los mercantilistas, que afirmaban que mediante el intercambio de mercaderías


y la acumulació n de oro y plata se generaba riqueza.
 La fisiocracia, decía que la riqueza solo se genera en las tareas agrícolas, y que
el intercambio de mercadería, e incluso la industria, no agregaban ningú n
valor. Al contrario que los mercantilistas, los fisió cratas promulgaban la
política econó mica del laissez faire, defendiendo el libre mercado contra el
intervencionismo del Estado.

La economía como ciencia independiente

A finales del siglo XVIII es cuando la economía se empieza a considerar ampliamente


como una ciencia, desde la publicació n del libro de Adam Smith, la riqueza de las
naciones.

La publicació n de este libro se ha llegado a calificar como el verdadero nacimiento de


la economía como una disciplina científica independiente, ya que hasta entonces se
englobaba dentro de la filosofía.

Las teorías postuladas en esta época se conocen como economía clá sica. En esta
corriente fueron muy importantes para la economía ademá s de Adam Smith, los
economistas Thomas Robert Malthus, su ensayo sobre los principios de la població n y
David Ricardo, con sus teorías de la ventaja comparativa, la ley de los rendimientos
decrecientes y teoría sobre la distribució n de la renta.

Desde entonces han surgido varias corrientes econó micas. Entre todas ellas cabe
destacar el marxismo, el neoclasicismo, el keynesianismo, el monetarismo y
el liberalismo econó mico.

EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA

El desarrollo de la Economía neoclá sica a finales del siglo XIX produjo un


distanciamiento profundo entre la Economía y la Psicología, debido a la pretensió n de
formalizar a la Economía como una ciencia má s matemá tica. A diferencia de la
Economía clá sica, en la que el valor de los bienes se explica por sus costes (por el lado
de la oferta), para la neoclá sica el valor de los bienes se explica por la utilidad
marginal, es decir, por el valor que se le asigna a la ú ltima unidad consumida (por el
lado de la demanda). Ademá s, la Economía neoclá sica postula al libre comercio como
motor del desarrollo econó mico con el fin de aprovechar las ventajas comparativas de
los países.

La Economía neoclá sica se basa en tres características principales: 1) Los individuos


poseen preferencias racionales sobre resultados; 2) Los individuos maximizan su
utilidad y las empresas su beneficio; 3) Los individuos actú an sobre una base de
informació n completa y relevante. A partir de estas características, modelizan el
comportamiento humano por medio del homo economicus, es decir, un individuo que
se comporta de forma racional ante estímulos econó micos,
procesando apropiadamente la informació n que conoce y actuando en consecuencia.
Este individuo se considera racional en el sentido de que el bienestar (su utilidad) es
optimizado segú n las oportunidades percibidas.

Dadas las restricciones que enfrenta, valora racionalmente los costos y los beneficios
para seleccionar la opció n que maximiza su utilidad. No obstante, en realidad los
individuos son homo sapiens, quienes lejos de ser calculadoras humanas, son
olvidadizos, impulsivos y emocionales, dichas imperfecciones del razonamiento
humano son conductas que los economistas debían incluir. En este sentido, la
Economía conductual es una rama de la Economía que cuestiona los fundamentos
bá sicos de la Economía neoclá sica al poner en duda el axioma de la racionalidad de los
individuos.

La Economía conductual se desarrolla entorno a: 1) La racionalidad limitada de los


individuos, consecuencia de sus carencias cognitivas que reducen su capacidad para
resolver problemas; 2) Una voluntad limitada de los individuos, que se encuentra
cuando toman decisiones que no son acordes con sus intereses en el largo plazo pero
que satisfacen su necesidad en ese momento; 3) Intereses limitados, por los que en
ocasiones los individuos toman decisiones econó micas en las que sacrifican sus
propios beneficios en pro de otros. Pero, ¿cuá l es la principal diferencia entre la
Economía conductual y la Economía neoclá sica? No es la optimizació n, ya que la
permanencia de ese rasgo en comú n ha posibilitado el diá logo, y el uso de
herramientas matemá ticas y probabilísticas en varios modelos de la Economía
conductual.

La diferencia está en que la primera argumenta que los individuos no actú an de


manera independiente sobre la base de informació n completa y relevante, debido a
que poseen una capacidad cognitiva limitada e influida por sesgos, ademá s de tener el
tiempo limitado para tomar una decisió n, lo cual los lleva al uso de heurísticos. Sin
embargo, el supuesto de racionalidad no es erró neo, pero impide una comprensió n
má s profunda del proceso de toma de decisiones al confrontar las incertidumbres del
complejo mundo. Finalmente, gracias a los grandes avances que ha tenido la
neurociencia y a su combinació n con la Economía, ha surgido una nueva rama que
complementa a la Economía conductual llamada Neuroeconomía, la cual integra el
aná lisis de las funciones cerebrales, metodologías de la psicología (social y cognitiva)
y nuevas técnicas, al estudio de la toma de decisiones de los individuos.

RELACIÓN ENTRE LAS NECESIDADES HUMANAS Y LA ECONOMÍA

Una economía para la vida (oikonomiké) debe ser, ciertamente, una economía que
permita satisfacer, realizar y potenciar las necesidades de todos los seres humanos
(necesidades individuales y sociales, materiales y espirituales).

 “Se trata de rescatar el sentido originario de la economía como actividad destinada a


garantizar la base material de la vida personal, social y espiritual. […] En primer lugar,
somos seres de necesidad: necesitamos comer, beber, tener salud, habitar, y otros
servicios […] Es el campo de la economía” (Leonardo Bof).

 ¿Por qué entonces hablar de una economía «para la vida» y no de una economía «para
satisfacer las necesidades»? Después de todo, la vida, en su generalidad, no es algo
específico, mientras que las necesidades humanas siempre son específicas
(histó ricamente determinadas). Hablar de una economía para satisfacer las
necesidades, o una economía para resolver «el sustento del hombre» (Polanyi), parece
ser algo má s concreto e idó neo.  
No obstante, y segú n el enfoque que desarrollamos en nuestro libro (Hacia una
economía para la vida), en sentido estricto, el ser humano no tiene «necesidades»
(específicas), dadas de una vez y para siempre, ya que siendo en primera instancia un
ser natural, no es un ser especificado a priori. El ser humano, en cuanto
ser natural (parte de la Naturaleza), corporal, viviente, no es un sujeto
con necesidades (específicas), sino que es un sujeto necesitado.  

Las necesidades específicas son un resultado de la propia historia humana:


histó ricamente especificadas, socialmente condicionadas [1]. Como ser necesitado, el
ser humano tiene, ante todo, que integrarse en un circuito natural de la vida y debe
hacerlo desde su propia vida humana.

Por eso, el ser humano no trabaja o produce (metabolismo socio-natural) para


satisfacer sus necesidades, sino que, a partir de un proceso histó rico, se va
determinando en necesidades específicas la necesidad fundamental: su integració n en
el circuito natural de la vida. Así, la historia humana es un proceso de especificació n
de necesidades (y de satisfactores), lo que siempre va unido al proceso de producció n,
ya que éste se tiene que orientar por las posibilidades de producir (estadio y
desarrollo de las fuerzas productivas). 

Si las necesidades son histó ricamente determinadas y si éstas son producidas junto
con el proceso de producció n, una economía cuyo criterio de racionalidad sea la
reproducció n de la vida, no se puede fundar, en ú ltima instancia, en las necesidades
(siempre específicas). Se necesita un criterio (anterior) para el propio desarrollo de
las necesidades, que segú n nuestra tesis no puede ser otro que la reproducció n de la
vida humana inserta en el circuito natural de la vida. 

Hay una anécdota de la revolució n francesa que puede ilustrar este punto (que sea
enteramente cierta o no es aquí secundario). La reina María Antonieta escuchaba
desde su palacio de Versalles los gritos de las masas enardecidas que llegaban de
París, por lo que preguntó a uno de sus mayordomos qué sucedía, y éste respondió : Su
Majestad, se han rebelado porque no tienen pan para comer. Y ella replicó : ¿No tienen
pan?, ¿por qué entonces no comen pasteles? Era una pregunta cínica, y pagó con su
vida; pero si hubiera estado en Beijing, el mayordomo habría contestado: no tienen
arroz para comer. Y en ciudad de México habría dicho: no tienen maíz. Y en Berlín: no
tienen patatas.

Para que la economía se base en la satisfacció n de las necesidades (específicas), las


necesidades tendrían que tener un cará cter a priori, anterior a la vida humana misma,
lo cual no tiene sentido.
 Por eso, una economía para la vida no se puede constituir simplemente a partir de las
necesidades, sino a partir de la necesidad de la integració n del ser humano en el
circuito natural de la vida. Mediante la satisfacció n de qué necesidades específicas eso
se logra, depende de muchos factores, pero el marco de variació n del proceso de
especificació n lo da la referencia a la vida, y esta referencia no puede ser específica,
por eso no tiene una definició n formal. No es específica porque solamente como tal
sirve para explicar la especificació n de las necesidades humanas. Se puede
argumentar que la referencia a la vida no es algo preciso, pero precisamente por eso
es el punto de partida adecuado.

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