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Espacio Psicopedagógico

El poder de los pensamientos y las palabras


Muchas personas podrán pensar que quizás sólo se trata de un tema
de moda, "Eso del positivismo, como si la vida fuera fácil".
 
Lo cierto y científicamente comprobado es que nosotros creamos
patrones de conducta condicionados. Nuestro comportamiento va
creando en nuestro cerebro redes neuronales con los
comportamientos negativos o positivos que hemos tenido.
M.sc. Yorleny Méndez    
Psicopedagoga En nuestro cerebro se encuentra un órgano llamado hipotálamo. El hipotálamo
89 91 2 057 constituye menos del 1% del volumen total del cerebro humano, sin embargo
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ejerce efectos importantes sobre el sistema endocrino (que es un centro productor
de hormonas), sobre el sistema nervioso autónomo (que controla las acciones involuntarias)
y sobre un sistema neuronal llamado sistema límbico,  él cual está relacionado con la
motivación y los instintos. En otras palabras nuestro hipotálamo segrega sustancias
químicas según nuestras emociones, estas sustancias se llaman péptidos. Para cada emoción
hay péptidos.
 
Entonces, ¿Qué son entonces las emociones?

Desde el punto de vista espiritual, son sensaciones que experimentamos y que están
asociadas a estados anímicos determinados. Como por ejemplo la alegría, el enojo, la ira, el
amor, la felicidad, la tristeza, los celos, etc.

Desde el punto de vista científico las emociones no son buenas ni malas, sencillamente son
"emociones". 
 
Si lo vemos desde el punto de vista espiritual, yo diría que hay emociones que nos hacen
“daño” y nos "envenenan" y hay mociones que nos ayudan a estar en armonía con nosotros
mismos, con los demás y con Dios.
 
Desde el punto de vista de la física cuántica, las emociones están diseñadas para
reforzarnos algo de forma química en nuestra memoria a largo plazo. En otras palabras,
nuestras emociones son sustancias químicas que se encuentran impresas en nuestra mente.
No le parece a usted esto, bastante ¡Interesante!
 
El cerebro convierte estos péptidos en neuro péptidos o neuro hormonas que igualan a los
estados emocionales que experimentamos cada día.
 
Esto es maravilloso: nuestros estados emocionales determinan qué sustancia genera el
cerebro. Tenemos sustancias químicas para el enojo, la ira, la alegría, la tristeza, para la
victimización, para todo... 

Cuando experimentamos un estado emocional en el cerebro o en el cuerpo, el hipotálamo


crea al instante el péptido correspondiente y lo vierte en el torrente sanguíneo. A través del
torrente sanguíneo, los péptidos llegan a todas las partes del cuerpo. Cada célula del cuerpo
tiene sus propios receptores de péptidos, capaces de recibir cualquier tipo de estos, así
como de la información que de ellos proviene. Cada péptido que llega a la célula hace que
esta cambie desde sus mismos cimientos químicos, incluso provocando cambios en el
núcleo de la célula. Son cambios en el núcleo de la célula que afectan nuestra salud y nos
mantendrán sanos o  enfermarnos.

Por esta razón una persona con una emoción "fuerte" (por ejemplo el enamoramiento)
desarrolla defensas naturales contra las enfermedades, mismas que no tiene una persona
con una emoción "baja" como la tristeza.

La célula es la unidad de conciencia más pequeña del cuerpo. Nuestras células reciben
como alimento lo que nosotros queremos darles. Lo más gracioso de todo esto es que
somos adictos a las emociones que experimentamos, por eso alimentamos a nuestras células
con los mismos tipos de emociones día con día.
 
Una adicción es algo que no podemos dejar, sin importar que nos ayude o que nos
perjudique. Es decir, que nos mantenemos atrayendo a las personas o situaciones que
satisfacen este apetito bioquímico y por consiguiente creamos siempre el mismo tipo de
realidad todos los días. ¿Qué le parece esto?
 
Nuestras emociones son un factor extremadamente importante para crear nuestra realidad
cada día. Tenemos aquí un primer paso para aprender a crear nuestra realidad de forma
consciente. Este primer paso es conocer las emociones que predominan en nosotros cada
día, ya que si nos fijamos bien en un día normal, experimentamos más del 99% de las
emociones y pensamientos que experimentamos el día anterior.
 
Entonces ¿cuántas veces nuestros pensamientos y palabras provocan esas emociones en
nosotros mismos, nuestros hijos u otras personas?
 
Para finalizar este artículo deseo mostrarle tres fotografías, son de un experimento llevado a
cabo por el científico japonés Masaru Emoto (usted puede investigar más sobre esto en la
Internet); se trata de gotas de agua expuestas a emociones y pensamientos humanos. Estas
fueron congeladas y luego fotografiadas.

La foto de la izquierda corresponde a la fotografía de la molécula de agua expuesta al


pensamiento “amor-comprensión”, la de la derecha fue expuesta al pensamiento “me quiero
matar (rabia-ira-odio) y la de abajo a la palabra “idiota”

Agua expuesta a las palabras Me quiero matar – me pones


Amor- comprensión. Enfermo.
Idiota.

Sabía usted que el ser humano está compuesto el 90% de agua aproximadamente; si eso le
pasa a las moléculas de agua ante esas emociones, yo me pregunto: ¿qué nos pasará a
nosotros?, ¿de qué forma le hablamos a nuestros hijos e hijas?

Les invito a visitar mi página web: www.psicopedagogiaparapadres.com

La paz de Dios sea sobre su vida.

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