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PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

Magistrada Ponente

SP3580-2018
Radicación n° 46227
Aprobado acta nº 274

Bogotá, D.C., veintidós (22) de agosto de dos mil


dieciocho (2018)

VISTOS:

Resuelve la Sala el recurso extraordinario de casación


presentado por el defensor de RICARDO ESPITIA
MANRIQUE y FERNANDO ESPITIA MANRIQUE en contra de
la sentencia de segunda instancia proferida por la Sala
Penal del Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá,
el 8 de abril de 2015, mediante la cual revocó parcialmente
el fallo emitido por el Juzgado Doce Penal del Circuito con
funciones de conocimiento de esta ciudad, el 24 de julio de
2014, condenando a los mencionados procesados como
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

coautores de los delitos de Obtención de documento público


falso, Falsedad en documento privado y Fraude procesal,
cometidos en concurso de | conductas punibles.

HECHOS

De acuerdo a los hechos declarados como


demostrados en la sentencia recurrida, los esposos Jaime
Alfonso Espitia Castillo y Gloria Stella Manrique de Espitia
donaron en vida parte de sus bienes a sus hijos RICARDO,
FERNANDO, Carolina y Mónica María Espitia Manrique,
disponiendo que éstas últimas otorgaran poder a RICARDO
a efectos de que les administrara el patrimonio donado,
mediante mandatos protocolizados por escrituras públicas
994 del 26 de julio de 2001 y 3475 del 2 de diciembre de
2002, de las notarías 16 y 34 del Círculo de Bogotá.

Prevalido de los poderes otorgados por sus hermanas


Carolina y Mónica María y de los certificados de vigencia de
los mismos que para tal efecto consiguió, no obstante que
ya aquellos habían expirado, RICARDO ESPITIA MANRIQUE
cedió por donación a su hermano FERNANDO los bienes
inmuebles de propiedad de sus hermanas, mediante actos
jurídicos protocolizados a través de las escrituras públicas
581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de 2009 de la Notaría 32
del Círculo de Bogotá, y la cesión de unos derechos de
fideicomiso de propiedad de Carolina a través de un
documento privado firmado el 15 de diciembre de 2009, el
que finalmente no se perfeccionó.

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

ACTUACIÓN PROCESAL RELEVANTE

En audiencia preliminar llevada a cabo el 17 de


febrero de 2011, ante el Juzgado Diecisiete Penal Municipal
con función de Control de Garantías de Bogotá, la delegada
de la Fiscalía formuló imputación a RICARDO ESPITIA
MANRIQUE y FERNANDO ESPITIA MANRIQUE por los
delitos de Fraude procesal, Obtención de documento público
falso y Falsedad en documento privado, cometidos en
concurso homogéneo y heterogéneo de conductas punibles.
Adicionalmente, se formuló imputación a RICARDO ESPITIA
MANRIQUE por el delito de Supresión, destrucción y
ocultamiento de documento privado. Los imputados no se
allanaron a los cargos.

Radicado el escrito de acusación por parte de la Fiscal


349 Seccional de Bogotá, le correspondió al Juzgado Doce
Penal del Circuito con funciones de conocimiento de esta
ciudad adelantar la etapa de juzgamiento, celebrando la
audiencia de acusación el 30 de junio de 2011 y la
preparatoria los días 5 de octubre y 9 de noviembre del
mismo año.

La audiencia de juicio oral y público se desarrolló en


sesiones de los días 2 de julio, 28 y 29 de agosto de 2013, 7
de febrero, 13 de mayo y 24 de julio de 2014.

En la última fecha citada, el Juzgado Doce Penal del


Circuito con funciones de conocimiento de Bogotá, profirió
el fallo, declarando responsables a RICARDO ESPITIA

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

MANRIQUE y FERNANDO ESPITIA MANRIQUE en calidad


de coautores del delito de Falsedad en documento privado
(artículo 289 del Código Penal), imponiendo en su contra la
pena principal de dieciséis (16) meses de prisión y la
accesoria de inhabilitación para el ejercicio de derechos y
funciones públicas por el mismo tiempo, para cada uno.

Así mismo, los absolvió de los cargos que en su contra


formuló la Fiscalía como coautores de los delitos de
Obtención de documento público falso y Fraude procesal
(artículos 288 y 453 del Código Penal). También absolvió al
procesado RICARDO ESPITIA MANRIQUE por el delito de
Supresión, destrucción y ocultamiento de documento privado
(artículo 293 ibídem). Concedió a los condenados el
subrogado de la suspensión condicional de la ejecución de la
pena.

Apelado el fallo por el defensor de los acusados, la


delegada de la Fiscalía y el representante de las víctimas, la
Sala Penal del Tribunal Superior de Bogotá, mediante
providencia del 29 de noviembre de 2013, lo revocó
parcialmente para declarar penalmente responsables a los
acusados RICARDO ESPITIA MANRIQUE y FERNANDO
ESPITIA MANRIQUE de los delitos de Fraude procesal,
Obtención de documento público falso y Falsedad en
documento privado, en concurso de conductas punibles.
Confirmó el fallo con respecto a la absolución de RICARDO
ESPITIA MANRIQUE por el delito de Supresión, destrucción
y ocultamiento de documento privado. Modificó la sanción,
para imponer las penas principales de ciento veinte (120)

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

meses de prisión y multa de doscientos veinte (220) salarios


mínimos legales mensuales vigentes, y la accesoria de
inhabilitación para el ejercicio de derechos y funciones
públicas por el mismo tiempo, para cada uno.

Finalmente, revocó el fallo de primera instancia, en el


sentido de negar a los procesados el derecho al subrogado de
la suspensión condicional de la ejecución de la pena. Les
concedió el sustituto de la prisión domiciliaria.

Oportunamente el defensor de los condenados


interpuso el recurso extraordinario de casación.

RESUMEN DE LA IMPUGNACIÓN

Tres cargos presenta el apoderado de los sindicados


RICARDO ESPITIA MANRIQUE y FERNANDO ESPITIA
MANRIQUE, que fundamenta de la siguiente manera:

1. Cargo primero: falso juicio de existencia

Al amparo del numeral 3 del artículo 181 de la Ley 906


de 2004, acusa la sentencia por violación indirecta de la
ley sustancial, proveniente de un error de hecho por falso
juicio de existencia.

Refiere el recurrente que el acusado RICARDO ESPITIA


MANRIQUE administraba todos los bienes que habían sido
cedidos en vida por su difunto padre, y en desarrollo de esa
función realizó una serie de donaciones a nombre de sus

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

hermanas, mediante el uso de dos poderes generales, cuya


vigencia constató de manera diligente ante las notarías 16 y
34 de Bogotá, donde se habían emitido.

El Tribunal, sin embargo, censura, supuso la


existencia de una prueba relativa a la acreditación del
elemento normativo de la «inducción en error», propio de la
conducta del tipo penal de Obtención de documento público
falso, pues para su concreción no es suficiente la presencia
de un documento público con manifestaciones falsas, se
requiere, además, probar que el sujeto activo indujo en
error al servidor público para su obtención, sin que exista
ninguna prueba en este sentido, siendo imaginada por el
fallador.

Agrega que el ad quem no hizo referencia a la


participación del acusado FERNANDO ESPITIA MANRIQUE
en la obtención de los certificados de vigencia, no obstante
lo cual le reprochó la condición de coautor en el delito.

Aduce también que el Tribunal hizo un juicio


probabilístico sobre el engaño que se llevó a cabo sobre los
funcionarios de las notarías que expidieron los certificados
de vigencia de los poderes, desconociendo que, desde su
misma teoría del caso, la Fiscalía admitió que se presentó
un error al omitirse el sello de revocatoria en la escritura
pública del poder protocolizado en la Notaría 16, lo cual fue
corroborado por el testigo Manuel Sanabria Claros, jefe de
protocolo de esa entidad.

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

De igual manera, en torno a la descripción típica del


artículo 288 del Código Penal, expresa el recurrente que
tampoco se demostró que los acusados hicieron consignar
las manifestaciones falsas en los documentos cuestionados
a los funcionarios de las notarías, puesto que, como se dijo,
la omisión de hacer constar la revocatoria de los poderes
fue consecuencia de los errores de los funcionarios.

En el mismo sentido, puntualiza, no se estructura el


delito de Falsedad en documento privado en relación con las
escrituras públicas 581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de
2009, pues no obstante que para el momento que se
efectuaron las donaciones a través de ellas no estaban
vigentes los poderes, los acusados no tenían conocimiento
de esa situación y, por el contrario, aportaron los
documentos convencidos de su vigencia.

Tampoco, advierte, se configuró esta última conducta


punible en relación con la cesión de derechos financieros
porque, igual, los procesados tenían pleno conocimiento de
la vigencia del poder otorgado por su hermana Carolina.

Por lo tanto, concluye, el Tribunal, suponiendo la


presencia de maniobras fraudulentas inexistentes, no llevó
a cabo ningún estudio sobre la presencia del error en que se
encontraban los acusados al momento de realizar las
escrituras públicas, ni de la buena fe con que actuaron.

Por lo mismo, arguye, tampoco se configura el delito de


Fraude procesal, en tanto no obra en la actuación prueba

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Fernando Espitia Manrique

de la inducción en error de parte de los acusados sobre el


funcionario de la Oficina de Instrumentos Públicos.

2. Cargo segundo: falso raciocinio

Con fundamento en el numeral 3 del artículo 181 de la


Ley 906 de 2004, el demandante postula un cargo que
hace consistir en violación indirecta de la ley sustancial,
por la presencia de errores de hecho relativos a un falso
raciocinio.

Como fundamento de la censura, expone que, a


diferencia de lo señalado por el Tribunal, no se logró
demostrar el dolo en las conductas realizadas por los
acusados, siendo contrario a las reglas de la lógica las
conclusiones a las que llegó en torno al conocimiento y
voluntad por parte de ellos.

Sostiene el recurrente que no existe hecho indicador


alguno a partir del cual se pudiera establecer, a través de
un proceso de inferencia razonable, que los hermanos
ESPITIA MANRIQUE tenían conocimiento de la no vigencia
de los poderes otorgados por sus hermanas, incurriéndose
por parte del juzgador en una falacia de atinencia al
concluir el dolo a partir de una indebida construcción del
indicio.

Así, estima que la inferencia lógica realizada por el


Tribunal se torna absurda por falta de atinencia o
pertinencia entre las premisas que soportan los

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

argumentos y la conclusión que se propone. En suma,


puntualiza, las razones esgrimidas en el fallo no prueban
la conclusión sobre el dolo de los procesados.

En concreto, refiere el recurrente que, de la premisa


relativa a que desde el año 2008 se encontraba gravemente
deteriorado el vínculo y rotas las comunicaciones entre
hermanas y hermanos, no puede concluirse que éstos
tenían dolo de actuar porque sabían de la revocatoria del
mandato.

Por el contrario, asegura, lo que la sana lógica conduce


a inferir es que los acusados no tenían conocimiento de la
revocatoria o vigencia del mandato, pues ello nunca les fue
informado por la ausencia de comunicación, tratándose la
suya de una actuación de buena fe.

En consecuencia, concluye, el Tribunal no superó un


análisis de gravedad, concordancia y convergencia en
relación con dicho indicio.

3. Cargo tercero: nulidad

Con fundamento en el numeral 2 del artículo 181 de la


Ley 906 de 2004, acusa la sentencia de segundo grado por
la transgresión del principio de congruencia, con lo cual se
desconoció las garantías fundamentales de los procesados.

El fundamento del ataque estriba, según los términos


de la demanda, en que la fiscalía formuló acusación en

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Ricardo Espitia Manrique
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contra de los procesados por la conducta de Obtención de


documento público falso, al haber inducido en error al
Notario 32 de Bogotá, en relación con las escrituras
públicas 581, 582, 583 y 584 del 4 de abril de 2009; similar
consideración, advierte, llevó a cabo el juez de primera
instancia, pese a su absolución.

No obstante lo anterior, precisa, en el fallo de segunda


instancia, el Tribunal cambió los fundamentos fácticos de la
acusación, estimando que la escritura pública no constituye
documento público para efectos de estructurar el tipo
penal. Con ello, tipificó la conducta a partir del hecho de la
obtención de los certificados de vigencia 146 y 490 de las
Notarías 16 y 34 de Bogotá y no de la obtención de las
cuatro escrituras públicas, como lo había sustentado la
fiscalía.

Igual situación, advierte, se presentó en torno al delito


de Falsedad en documento privado, puesto que mientras en
la acusación dicha tipicidad se hizo recaer sobre la cesión
del contrato de fideicomiso, relacionado con los derechos
fiduciarios de Carolina Espitia Manrique, el Tribunal la
extendió a las escrituras públicas 581, 582, 583 y 584 del 7
de abril de 2009, lo que significó una variación fáctica de la
acusación.

Lo anterior, concluyó, determina la necesidad de


decretar la nulidad de la actuación, en tanto se cumplen los
principios que hacen viable dicho mecanismo extremo, con

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Ricardo Espitia Manrique
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el propósito de restablecer la garantía de la congruencia


conculcada.

AUDIENCIA DE SUSTENTACIÓN

En la audiencia de sustentación de la demanda, los


sujetos procesales efectuaron las siguientes intervenciones:

1. El demandante:

El defensor de los acusados replicó los reproches


consignados en la demanda.

En relación con el cargo relativo al faso juicio de


existencia por suposición, reiteró que no existe ninguna
prueba que permita asegurar que los acusados indujeron
en error a los funcionarios de las notarías 16 y 34 de
Bogotá, para que expidieran los certificados de vigencia de
los poderes otorgados por las hermanas Carolina y Mónica
Espitia Manrique.

La acción de inducir, insistió, requiere del


conocimiento del engaño y de la acción objetiva de engañar,
de lo que no se allegó prueba por parte de la Fiscalía,
siendo aquella supuesta por el fallador de segunda
instancia.

En lo que tiene que ver con el denunciado error por


falso raciocinio, aludió de nuevo a la presencia de una
falacia de atinencia cuando el Tribunal dedujo el dolo en la

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conducta de los acusados del hecho del deterioro de las


relaciones con sus hermanas, lo cual, a su juicio, no es
argumento del que se pueda derivar la consecuencia del
conocimiento y voluntad en su actuación.
Agregó que, de acuerdo con el artículo 291 del Código
Civil, para que la revocatoria del poder tenga validez, debe
ser comunicada al mandante, aspecto que, en este caso, no
fue probado por la Fiscalía.

Con lo anterior, expresó que su pretensión es que se


case la sentencia, se revoque la condena que fue impuesta
y se absuelva a los acusados.

En torno a la censura atinente con la nulidad por


quebrantamiento del principio de congruencia, aclaró que
se trata de un cargo residual que está fundado en la falta
de consonancia entre la acusación y el fallo de condena, en
tanto en la primera se relacionó como objeto del delito de
Obtención de documento público falso las escrituras
públicas mediante las cuales fueron donados los bienes de
Carolina y Mónica Espitia Manrique, mientras en su
sentencia el Tribunal aludió como motivo de reproche a los
certificados de vigencia de los poderes otorgados por éstas.

Así mismo, refirió, hubo incongruencia en relación con


el delito de Falsedad en documento privado, pues el ad
quem adujo que la falsedad se ejecutó sobre las escrituras
públicas de donación, cuando la acusación, al respecto,
había hecho mención únicamente al documento de cesión
de derechos fiduciarios.

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2. La Fiscalía:

El Delegado de la Fiscalía General de la Nación solicitó


casar la sentencia recurrida por el primero de los cargos,
pues entiende que, como se propone en la demanda, se
quebrantó el principio de congruencia, toda vez que desde
la imputación se comunicó a los acusados que se les
investigaba por el delito de Obtención de documento público
falso, relacionado con la protocolización de las escrituras
581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de 2009, cuando se
indujo en error al Notario 39 del Círculo de Bogotá
haciéndole creer que el acusado RICARDO ESPITIA
MANRIQUE tenía poderes generales de sus hermanas para
disponer a cualquier título de sus bienes. Imputación que
en el mismo sentido fue sostenida en el escrito y audiencia
de acusación y en los alegatos de conclusión por el
delegado de la Fiscalía; además, agregó, fue el mismo
núcleo fáctico considerado por el juez de primera instancia,
no obstante su absolución por ese delito.

Sin embargo, puntualizó, de manera incongruente se


les condenó por el Tribunal en virtud de la obtención de los
certificados de vigencia de los poderes generales, sin que en
la pretensión de la Fiscalía se pueda hallar una mención
expresa, clara e inequívoca acerca de esa conducta.

De esa manera, concluyó, se desconoció el marco


fáctico de la acusación cuando se les condenó por hechos
respecto a los cuales la defensa y los demás sujetos

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procesales no enfocaron su labor en enervar o fortalecer ese


tópico circunstancial. Por ello, el cargo debe prosperar y se
debe retirar de la condena lo concerniente a esa especie
delictual.
En cuanto al primer cargo, referido al falso juicio de
suposición, expresó que el demandante no tiene razón
porque ni siquiera determinó cuál fue la prueba que ideó o
creó el Tribunal.

Así mismo, sobre la censura por falso raciocinio,


aludió a que en la demanda no se señaló el error en que
incurrió el Tribunal, ni tampoco se confrontaron las
aseveraciones consignadas en el fallo relativas al
conocimiento adquirido por los acusados sobre la vigencia
de los poderes.

3. La Procuraduría:

La representante del Ministerio Público reclamó de la


Corte casar la sentencia en relación con el primero y
segundo cargos.

Manifestó que le asiste razón al casacionista en


cuanto a que la Fiscalía no demostró, en el curso del
proceso, el elemento normativo del delito de Obtención de
documento público falso, referido a la inducción en error,
pues el empleado de la Notaría 16, Manuel Sanabria
Claros, testificó que, por olvidó suyo, no había impuesto el
sello de revocatoria de poder general otorgado por Carolina
Espitia Manrique, por lo que, de esa manera, expidió el

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certificado de vigencia que le fue solicitado.

De manera que, concluyó, el error del funcionario


notarial no fue inducido por los acusados.

Por el mismo motivo, expresó que el delito de Fraude


procesal tampoco se configura porque al ser registradas las
escrituras públicas, los acusados no tenían conocimiento
que había sido revocado el poder otorgado. Agregó que la
misma Carolina Espitia Manrique admitió que nunca
informó a su hermano RICARDO de la revocatoria del poder
otorgado.

Sin embargo, agregó, es distinta la situación en


relación con el delito de Falsedad en documento privado,
puesto que quedó demostrado que los acusados elaboraron
un documento de cesión de derechos fiduciarios, en el cual
faltaron a la verdad sobre la voluntad de Carolina de ceder
a FERNANDO el 29.84% de los derechos fiduciarios. Ellos
sabían de la falsedad del documento y aun así lo
presentaron y utilizaron, subrayó.

Por último, en torno al último cargo, manifestó que no


se presentó la aludida incongruencia fáctica, porque la
misma situación fáctica y jurídica frente a los hechos se
mantuvo durante toda la actuación.

4. Representante de la víctima Mónica Espitia


Manrique:

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Ricardo Espitia Manrique
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Adujo que no puede ser acogido el cargo por error de


hecho por falso juicio de existencia, consistente en
suposición de la prueba, debido a que se desconoce en el
razonamiento que la obtención de los certificados de
vigencia de los poderes fue sólo un paso dentro de la
conducta criminal que está integrada por una serie de
actuaciones para ofrecer una falsa representación de la
realidad de una condición jurídica de la que carecían los
hermanos ESPITIA MANRIQUE, cuyo propósito no era otro
que apoderarse de los bienes de sus hermanas.

Agregó que, en la demanda sólo se exponen


argumentos relativos a Carolina, y no a Mónica Espitia
Manrique, debiéndose resaltar que ésta otorgó dos poderes
consecutivos a su hermano RICARDO, el primero con
vigencia de 30 meses, al cabo de la cual se concedió el
siguiente que se revocó ante el rompimiento de las
relaciones familiares.

Enfatizó que sobre el primer poder, cuya vigencia se


sabía terminada por el cumplimiento de su plazo, sobre el
que los acusados solicitaron la certificación de vigencia,
con la cual lograron la transferencia indebida de los bienes.

Culminó acotando que se presentó una división de


trabajo criminal entre los acusados.

En relación con el falso raciocinio denunciado,


sostuvo que el dolo está evidenciado en circunstancias tales
como que la representación relativa al poder, implicaba que

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Ricardo Espitia Manrique
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el mandante debió conocer y consentir las operaciones


adelantadas en su nombre, información que, según lo
manifestó, nunca le fue suministrada a Mónica, y por
tratarse de una negación indefinida correspondía a la
defensa la demostración de su consentimiento.
Señaló, igualmente, que la revocatoria del poder solo
tiene efectos frente a terceros, por lo que el representante
no podía actuar en contra de los intereses de las
representadas, no bastando con la buena administración
sino que se requiere una debida diligencia. De allí, subrayó,
que no existiendo una relación entre los hermanos, menos
podía haber una representación entre ellos, razón de más
para entender configurado el dolo.

Frente al cargo por incongruencia, sustentó que el


supuesto fáctico siempre fue completo, por lo que no se
presentó ninguna transgresión al derecho de defensa. Ese
supuesto fáctico, resaltó, abarca desde el momento en que
se quiso obtener el certificado de vigencia del poder, hasta
que se despojó a la víctima de sus bienes.

Solicita, por último, no casar la sentencia y ordenar la


cancelación de los registros llevados a cabo de manera
fraudulenta.

5. Representante de la víctima Carolina Espitia


Manrique:

Argumentó, frente al cargo de falso juicio de existencia


por suposición, que debe ser desestimado porque el

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recurrente no mencionó cuál fue la prueba que se inventó


el Tribunal en su decisión.

Además, acotó, la forma de participación en los delitos


por parte de los procesados correspondió a una coautoría
impropia por división del trabajo criminal, por lo que para
su condena por todas las conductas punibles que fueron
objeto de la acusación no se hacía necesario que
FERNANDO ESPITIA MANRIQUE hubiera participado de la
descripción típica comportamental de cada uno de los
delitos.

En torno al error por falso raciocinio, adujo que el


casacionista no aclaró al dolo de cual de todas las
conductas imputadas se refirió cuando censura una falacia
de atinencia. El dolo, arguyó, se encuentra acreditado con
elementos tales como: el poder otorgado por una de las
víctimas sólo tenía vigencia de 30 meses, por lo que no se
requería certificado que diera cuenta de ese hecho; el
comportamiento temerario de utilizar un documento de
cesión de derechos fiduciarios en un proyecto inmobiliario,
del que la titular se enteró al ser consultada por el asesor
de la entidad fiduciaria, no obstante lo cual persistía el
acusado en la celebración del negocio; todas las conductas
realizadas se hicieron en beneficio de los procesados y en
perjuicio de sus hermanas.

Finalmente, sobre la alegada incongruencia fáctica,


sostuvo que en relación con el delito de Obtención de
documento público falso la misma defensa siempre estuvo

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en discusión sobre la manera como se obtuvieron los


certificados y las escrituras públicas. En cuanto al delito de
Falsedad en documento privado expresa que, tanto en la
acusación, como en el fallo se hizo alusión al documento de
cesión de derechos fiduciarios y a las escrituras públicas.
Por ello, en ninguno de los dos eventos se violó el principio
de congruencia, concluyó.

CONSIDERACIONES DE LA CORTE

Toda vez que la demanda presentada se declaró


ajustada conforme con los parámetros del artículo 184 de la
Ley 906 de 2004, la Corte analizará los problemas jurídicos
allí propuestos, de conformidad con las funciones del
recurso de casación, dirigidas a la búsqueda de la eficacia del
derecho material, el respeto de las garantías de quienes
intervienen en la actuación, la reparación de los agravios
inferidos a las partes y la unificación de la jurisprudencia,
según lo establecido en el artículo 180 ibídem.

Para tal efecto, se resolverán los problemas jurídicos,


abordándose en primer lugar, en virtud del principio de
prioridad, el cargo tercero relativo a la nulidad deprecada por
el demandante, no obstante que en su sustentación hizo
referencia al carácter residual de la censura.

1. Cargo primero: nulidad.

La Sala debe examinar si se vulneró la garantía de


defensa de los acusados, por transgresión del principio de

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congruencia, por la falta de consonancia fáctica entre la


acusación y el fallo de condena, según lo viene proponiendo
el recurrente.

Para el efecto, debe recordarse en una primera


aproximación al tema que se plantea como problema
jurídico por el recurrente, que esta Corporación ha
sostenido de manera pacífica la relevancia de la estricta
identidad fáctica entre la sentencia condenatoria y el acto de
la acusación, puesto que, de esa manera, se asegura que la
defensa no sea sorprendida en la sentencia con una
calificación jurídica sobre unos hechos respecto de los cuales
no haya tenido oportunidad efectiva de controversia.

En ese sentido, el artículo 448 de la Ley 906 de 2004,


como desarrollo del artículo 250 de la Constitución Política,
al definir el objeto del ejercicio del poder punitivo, contempla
una garantía a favor de la defensa que, a la vez, es límite de
la intervención de la Fiscalía y de los demás intervinientes en
el juicio y de la eventual decisión de condena que adopte el
juez de conocimiento, imponiendo una total correlación
factual entre el objeto de debate, inmutable, planteado por el
acusador y el fallo sancionatorio1.

Por lo tanto, según lo ha definido la Sala, es procedente


variar la calificación jurídica para condenar por una
conducta punible distinta a la definida en la acusación,
incluso cuando no corresponda al mismo título, capítulo y
bien jurídico tutelado, a condición de que la nueva
1
CSJ SP-6808-2016, 25 may. 2016, rad. 43.837. En el mismo sentido, CSJ
SP, 15 oct. 2004, rad. 41.253.

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conducta corresponda al mismo género, la modificación se


oriente hacia un delito de menor entidad, no se afecten los
derechos de los sujetos intervinientes y la tipicidad
novedosa respete el núcleo fáctico de la acusación, siendo la
inmutabilidad de los hechos presupuesto inamovible de la
legalidad de la sentencia, en cuanto garantía esencial del
derecho a la defensa2.

En su reproche, la defensa de los acusados sostiene


que el fallador de segunda instancia desconoció el principio
de la congruencia fáctica al emitir su condena por los
delitos de Obtención de documento público falso y Falsedad
en documento privado.

En el primer caso, porque, en su acusación, la Fiscalía


configuró la conducta punible por haberse inducido en
error al Notario 32 del Círculo de Bogotá para la obtención
de las escrituras públicas 581, 582, 583 y 584 del 7 de abril
de 2009. No obstante, en el fallo de segunda instancia
construyó la tipicidad de la conducta sobre el hecho de la
obtención de los certificados de vigencia 146 y 490 de las
notarías 16 y 34 del Círculo de Bogotá.

En el segundo caso, porque el acusador hizo recaer el


objeto de la conducta punible de Falsedad en documento
privado, sobre el contrato de cesión de derechos fiduciarios.
Mientras, por su parte, el Tribunal extendió el reproche por
la conducta falsaria al contenido de las escrituras públicas
581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de 2009.
2
CSJ SP-17352-2016, 30 nov. 2016, rad. 45.589. También, CSJ SP, 15 oct.
2014, rad. 41.253 y CSJ SP, 25 jun. 2015, rad. 41.685

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Según se puede verificar, en el escrito de acusación se


presentó como imputación fáctica una detallada relación de
los hechos jurídicamente relevantes, desde el momento en
que Jaime Alfonso Espitia Castillo y Gloria Stella Manrique
de Espitia repartieron entre sus cinco hijos –Mónica María,
Carolina, Ricardo, Fernando y Jaime- varias de sus
propiedades, hasta aquella actuación relativa a la
consecución de los certificados de vigencia de poderes
números 146 y 490, de las notarías 16 y 34 de Bogotá, a
través de los cuales los procesados indujeron en error al
Notario 32 de Bogotá para obtener de manera fraudulenta
las escrituras públicas relativas a la donación que
RICARDO hizo a favor de FERNANDO ESPITIA MANRIQUE,
apoderándose de los bienes de propiedad de sus hermanas.

Se concluyó, en ese sentido por parte de la fiscal


delegada, que la acusación por el delito de Obtención de
documento público falso se fundamenta en el hecho de:

[h]aber inducido en error al notario 39 (sic) de Bogotá, haciéndole


consignar que tenía poderes generales otorgados por las
propietarias de los inmuebles, señoras CAROLINA Y MÓNICA
MARÍA ESPTIA MANRIQUE para disponer a cualquier título de los
bienes de su propiedad.

Por su parte, el Tribunal tras hacer una aclaración en


el sentido de asegurar que las escrituras públicas no
constituyen documentos públicos y, por lo tanto, no son
susceptibles de falsedad por dicha condición, dirige su

22
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

atención a los certificados notariales de vigencia de los


poderes otorgados a RICARDO ESPITIA MANRIQUE, para
expresar que:

[t]anto el certificado No. 146 de 9 de marzo de 2009, emitido por


la notaría 16, como el certificado No. 490 de 9 de marzo de 2009,
originado por la Notaría 34, ambas del Círculo de Bogotá,
constituyen objetivamente documentos públicos falsos, como
quiera que, en ellos se afirman hechos que son contrarios a la
realidad –verdad-; y la obtención de los mismos por medio,
probablemente de engaño a dichas personas, objetivamente se
encuentra establecido como delito en el artículo 288 del Código
Penal vigente.

Al respecto, la Corte debe decir, en primer lugar, que


no es verdad que en el juicio de responsabilidad, el juez ad
quem haya desbordado el marco de la acusación fáctica
presentada por la representante de la Fiscalía.

Bastaría para llegar a dicha conclusión, considerar


que dentro de la valoración de los hechos se tuvo en cuenta,
por parte del Tribunal, tanto la protocolización de las
escrituras públicas sobre las cuales se concretó el traspaso
a título de donación de los bienes de propiedad de las
hermanas Espitia Manrique, como los certificados de
vigencia de los poderes empleados por los acusados para
ese propósito, aspectos que conformaban la unidad de la
imputación fáctica presentada por el acusador desde la
propia audiencia de imputación.

23
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

En efecto, como puede advertirse, resulta consonante


con la acusación, la referencia que se hizo en torno a que
para hacer viable el traspaso de los bienes de sus
hermanas, los acusados solicitaron los certificados de
vigencia de los poderes generales que aquellas le habían
otorgado a RICARDO ESPITIA MANRIQUE, a sabiendas que,
para ese momento, no se encontraban vigentes, uno de los
poderes porque había fenecido su fecha de validez y el otro
en tanto había sido revocado por su otorgante. Tales
circunstancias fueron demostradas por la Fiscalía, según se
entrar a relacionar.

Dentro del juicio, fue incorporado el certificado No.


490 del 9 de marzo de 2009, expedido por la Notaria 34 del
Círculo de Bogotá, en el que se acreditó:

Que mediante escritura pública número 3475 de 02 de Diciembre


del año 2002, de esta misma Notaría, MONICA MARIA ESPITIA
MANRIQUE, identificada con la cédula de ciudadanía número
52.622.841 de Bogotá, confirió PODER GENERAL a RICARDO
ESPITIA MANRIQUE, identificado con la cédula de ciudadanía
número 79.943.202 de Bogotá.

Que revisado el protocolo correspondiente no aparece con nota de


revocatoria y en la fecha y hora se encuentra VIGENTE en lo que

respecta a esta Notaría. (fl. 264, carpeta 3).

Dicho poder, para ese momento -9 de marzo de 2009-,


había perdido su vigencia, según se estableció en la misma
escritura pública 3475, otorgada el 2 de diciembre de 2002,

24
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

mediante la cual fue conferido. Así, en su cláusula 23 se


había establecido:

VIGENCIA: El presente poder general tendrá una vigencia de dos


años y medio (30 meses) a partir del otorgamiento de la presente

escritura pública que lo contiene. (fl. 261 y ss., carpeta 3).

En cuanto al poder que había conferido CAROLINA


ESPITIA MANRIQUE, se tiene que, de igual manera, se
obtuvo el certificado de vigencia Nº 146 del 9 de marzo de
2009, del Notario 16 del Círculo de Bogotá, quien certificó:

PRIMERO: Que por escritura pública número Mil Doscientos


Cuarenta y Siete (1247) de fecha Dieciséis (16) de Julio de Dos
Mil Cuatro (2004), CAROLINA ESPITIA MANRIQUE, identificada
con la cédula de ciudadanía número 52.622.839 de Bogotá,
confirió PODER GENERAL con las formalidades y términos que
en el constan, a RICARDO ESPITIA MANRIQUE, identificado con
la cédula de ciudadanía número 79.943.202 de Bogotá.

SEGUNDO: Que revisada la matriz de dicha escritura no aparece


nota alguna de revocatoria o modificación del mismo. (fl. 13,
carpeta 2).

Sin embargo, se supo que en una fecha anterior la


propia Carolina Espitia Manrique había revocado el poder
general otorgado a su hermano RICARDO, lo que se
protocolizó mediante escritura pública 072 del 20 de enero
de 2009, de la Notaría 16 del Círculo de Bogotá:

PRIMERO: Que por medio de este instrumento público REVOCA


EL PODER GENERAL, otorgado mediante escritura pública

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

Número mil doscientos cuarenta y siete (1247) del dieciséis (16)


de julio de dos mil cuatro (2004) de la Notaría Dieciséis (16) de
Bogotá a RICARDO ESPITIA MANRIQUE, con cédula de

ciudadanía No. 79.943.202 de Bogotá D.C. (fl. 185, carpeta

3).

Con lo anterior, quedó en evidencia que las dos


certificaciones contenían manifestaciones contrarias a la
verdad, proferidas por quien ejercía funciones públicas, y
que de acuerdo a los términos de la acusación, se
plasmaron en los referidos documentos públicos a instancia
de los acusados, quienes de esa manera provocaron la dual
declaración de los notarios, induciéndolos a partir de su
propio conocimiento sobre la ausencia de vigencia de los
poderes otorgados, lo cual tenía como único propósito
presentar los certificados de vigencia ante el Notario 32 de
Bogotá y así obtener las Escrituras Públicas 581, 582, 583
y 584 del 7 de abril de 2009, lo que efectivamente ocurrió.

No es posible, como lo pretende hacer ver el


recurrente, escindir los distintos hechos que aparecen
ligados como ejercicio de la acción criminal de los
procesados, según se planteó en la acusación presentada
por la Fiscalía, pues a ninguna confusión podía conducir el
planteamiento del acusador en el sentido de que, en
realidad, induciendo en error a los notarios 34, 16 y 32 del
Círculo de Bogotá, se obtuvo de los primeros unos
certificados de vigencia de los poderes otorgados y del
último las escrituras públicas protocolizadas con
fundamento en la legitimidad para actuar en el

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

perfeccionamiento de los negocios jurídicos que, en


apariencia, tenía el procesado RICARDO ESPITIA
MANRIQUE.

En ese sentido, considera la Corte que la defensa de


los enjuiciados no fue sorprendida cuando el Tribunal, al
revocar la decisión de absolución del a quo, estimó que el
delito de Obtención de documento público falso recayó sobre
los certificados de vigencia 490 del 9 de marzo de 2009, de
la Notaría 34 del Círculo de Bogotá, y 146 del 9 de marzo de
2009, de la Notaría 16 de Bogotá, y no sobre las Escrituras
Públicas 581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de 2009, como
lo había aducido la delegada de la Fiscalía, pues finalmente
las dos situaciones habían sido previstas en el cuerpo de la
acusación fáctica.

En uno y otro caso, se trató de los mismos hechos, y


más que dos situaciones fácticas diferentes, se trató de dos
conductas reprochables, encadenada una a la otra, en tanto
los certificados de vigencia obtenidos de manera engañosa,
sirvieron para la obtención de las escrituras públicas de
donación de los derechos patrimoniales, extendiendo a ellas
el medio fraudulento de hacer creer al notario la validez del
acto jurídico.

En realidad, importa precisarlo, el déficit que bien


puede advertirse en la decisión del Tribunal tiene que ver
con su desconocimiento sobre la trascendencia penal del
comportamiento desplegado ante el Notario 32 del Círculo
de Bogotá, cuando prevalidos de unos poderes y sus

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

certificados de vigencia, no obstante el conocimiento que les


atribuyó sobre su contrariedad con la verdad, los acusados
promovieron la actuación de dicho servidor público 3 a
efectos de que extendiera las escrituras públicas,
empleadas como medio para escatimar los recursos de las
poderdantes.

En efecto, argumentando que las escrituras públicas


no constituyen documentos públicos, el juzgador asumió la
imposibilidad típica del delito de Obtención de documento
público falso frente a dichos instrumentos.

No obstante lo anterior, esta Sala ha precisado que, de


conformidad con lo dispuesto por el artículo 294 del Código
Penal, la escritura pública cuando ha sido incorporada en el
respectivo protocolo, es un documento público. Así se ha
resaltado que:

[s]i se entiende como documento toda expresión de persona


conocida o conocible recogida por escrito o por cualquier otro
medio mecánico o técnicamente impreso, soporte material que
exprese o incorpore datos o hechos con capacidad probatoria, y
si a tenor de las previsiones del artículo 251 del Código de
Procedimiento Civil, documento público es el otorgado por
funcionario en ejercicio de su cargo o con su intervención, de
suerte que si es otorgado por un notario y ha sido incorporado en
el respectivo protocolo se denomina escritura pública, no cabe
duda que la escritura pública cuando ha sido incorporada en el
respetivo protocolo, es un documento público cuyo alcance

3
Para efectos de la aplicación de la ley penal colombiana, cuando el notario
actúa en ejercicio de la función fedante otorgada por el ordenamiento, es una
autoridad que ejerce funciones públicas, por lo cual debe ser considerado
servidor público: CSJ SP-18096-2017, 1º nov. 2017, rad. 42.019.

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

probatorio aparece determinado por el artículo 264 ejusdem, en


tanto hace fe de su otorgamiento, de su fecha y de las
declaraciones que en ellos haga el funcionario que la autoriza. 4

Pero además, de vieja data la Corte ha sostenido que el


particular que instrumentaliza al notario, induciéndolo en
error, para la obtención de escrituras públicas que luego
son empleadas mediante el trámite de su registro para la
obtención de la propiedad de los bienes, incurre en el delito
de Obtención de documento público falso:

Ese instrumento -el notario-, a diferencia de lo que señala el


censor, sí era la persona idónea para lograr el fin trazado, pues
al margen de que no pueda dar fe sobre lo declarado por los
comparecientes, sí es quien eleva, de acuerdo con sus funciones,
según los parámetros señalados, a la condición de escritura
pública esa declaración, paso previo para, con posterioridad, en
este caso particular, tramitar el registro del documento y así
lograr la propiedad del bien. Por lo mismo, se puede colegir no
sólo que el notario es pasible de engaño para lograr escrituras
públicas apócrifas sino que realmente es él y no otro a quien se
dirige el artificio, siendo, por tanto un instrumento idóneo para la
comisión del delito utilizado como ejecutor material de la
conducta.5

Con lo anterior se significa que si algún yerro se puede


atribuir al Tribunal, es el de estimar la atipicidad del delito
contra la fe pública en relación con las escrituras públicas
581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de 2009, de la Notaría 32
de Bogotá, no obstante es acertada su decisión de estimar
estructurada la conducta prevista en el artículo 288 del
4
CSJ SP-18096-2017, 1º nov. 2017, rad. 42.019.
5
CSJ SP, 27 nov. 2013, rad. 36.380.

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

Código Penal sobre los certificados de vigencia 490 del 9 de


marzo de 2009, de la Notaría 34 del Círculo de Bogotá, y
146 del 9 de marzo de 2009, de la Notaría 16 de Bogotá, por
lo que bien podía reconocerse en los dos comportamientos
la existencia de un concurso de conductas punibles
Obtención de documento público falso, lo cual no fue
considerado por el acusador, tampoco por el fallador en su
decisión.

De cualquier manera, todos aquellos eventos, que en


verdad ostentaban relevancia jurídico penal, habían sido
considerados por la Fiscalía dentro de su acusación, por lo
que la defensa no fue sorprendida en la sentencia con una
calificación jurídica relacionada con los hechos respecto de
los cuales no haya tenido oportunidad de desplegar su
ejercicio de controversia y confrontación, en tanto se trató de
un contexto factual completamente definido y sobre el cual
se llevó a cabo el debate probatorio, según es fácil constatar.

De otro lado, frente a la crítica relativa a que en relación


con el delito de Falsedad en documento privado, el acusador
estructuró la tipicidad sobre la cesión del contrato de
fideicomiso hecha de manera irregular en nombre de
Carolina Espitia Manrique, mientras que el Tribunal la hizo
extensiva a las escrituras públicas 581, 582, 583 y 584 del
7 de abril de 2009, no se advierte en modo alguno que ello
haya representado una variación fáctica de la acusación y,
mucho menos, que se haya traducido en un estado de
indefensión para los acusados frente a los hechos objeto del
reproche penal.

30
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

Como en el anterior evento, en este caso hizo parte del


marco de acusación fáctica, tanto las circunstancias
atinentes al documento de cesión fiduciaria falseado, como
las escrituras públicas 581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de
2009, obtenidas a partir de la incorporación en ellas de
información declarada por los acusados y que eran ajena a
la verdad.

En efecto, no existe discusión por parte del


demandante en torno a la consonancia fáctica entre la
acusación y la sentencia en punto del documento falso del
contrato de cesión de derechos fiduciarios, por medio del
cual Carolina Espitia Manrique cedió a su hermano
FERNANDO el 29.84% del total de los derechos fiduciarios
que aquella poseía dentro del fideicomiso Puerto Madero y
demás derechos que tenía como fideicomiente en el contrato
celebrado con Acción Sociedad Fiduciaria S.A.

Ahora, que el Tribunal haya considerado dentro de su


juicio valorativo que, adicionalmente, el delito de Falsedad
en documento privado también recayó sobre las escrituras
públicas de donación de los bienes de propiedad de las
hermanas Mónica María y Carolina, no es una condición
que implique variación del contenido fáctico de la
acusación, en la que, de manera puntual, la delegada de la
Fiscalía consignó como falsa la declaración del otorgante,
puesto que para ese efecto se prevalió de un poder que no
se encontraba vigente, no obstante que los acusados sabían
de esa situación jurídica.

31
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

Precisamente, el tema relativo a la falsedad recaída


sobre la escrituras públicas 581, 582, 583 y 584 del 7 de
abril de 2009, fue objeto de la controversia a lo largo del
juicio oral y público, por lo que mal podría sostenerse que
los acusados y su defensa desconocieran esa circunstancia
fáctica.

Según se puede verificar, la respuesta punitiva frente a


tales conductas correspondió a un solo delito, que para
mantener los mismos criterios del juez de primera instancia
se individualizó la pena en 16 meses de prisión. De allí que
resulta, además de impertinente, insustancial la discusión
planteada en torno a ese tema por parte del recurrente.
Valga decir, los dos hechos constitutivos de falsedad fueron
previsto en su acusación por la Fiscalía y, finalmente, la
condena correspondió a un solo delito de Falsedad en
documento privado.

En consecuencia, el cargo no prospera.

2. Cargo primero: falso juicio de existencia.

Acusa la sentencia por la violación indirecta de la ley


sustancial, proveniente de un error de hecho por falso
juicio de existencia por suposición.

El error, según lo propone el apoderado de los


procesados, se presentó cuando el Tribunal supuso la
existencia de una prueba relativa a la acreditación del

32
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

elemento normativo de la «inducción en error», propio de la


conducta del tipo penal de Obtención de documento público
falso, sin que exista ninguna prueba en este sentido.

Recuérdese que el error mencionado se estructura


cuando el juzgador sustenta la sentencia con base en
elementos probatorios no obrantes en la actuación, por lo
que se impone al demandante indicar la parte
correspondiente del fallo en donde se menciona la prueba
inventada y el efecto perjudicial trascendente de la misma.

Ningún ejercicio en ese sentido emprende el


recurrente, puesto que lejos de señalar la prueba inventada
que pudo servir de fundamento del fallo de condena,
conduce su crítica a sostener que el Tribunal supuso la
presencia de maniobras fraudulentas en los acusados, sin
que reparara en el hecho de que actuaron de buena fe sin
inducir a los notarios a consignar en sus certificados
manifestaciones contrarias a la verdad, pues lo sucedido se
originó por errores en que incurrieron los propios
funcionarios y que sólo pueden ser imputables a éstos.

Sin embargo, advierte la Corte, aun en ese escenario


ninguna razón le asiste en su censura.

Es importante resaltar que el delito de Obtención de


documento público falso (artículo 288 del Código
Penal) se estructura en el evento en que el
funcionario es utilizado como instrumento para la
ejecución de la conducta, es decir, cuando no
interviene conscientemente en su realización,

33
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

obteniéndose un instrumento, ideológicamente falso,


mediante inducción en error a un servidor público.

Por ello, según ha tenido oportunidad de acotarlo


esta Sala, la consagración de un tipo penal en esas
condiciones significó, de una parte, la previsión de
hipótesis de autoría mediata advertidas cuando un
particular utiliza a un funcionario público como
instrumento para la obtención de un documento
falso y, de otra, la concreción de la forma de
intervención en la conducta punible del particular
que, sin poseer las condiciones de servidor público,
obtenía el documento falseado.

De esa manera, la inclusión de un tipo penal en


tales condiciones permitió superar las dificultades
que se presentaban en los anteriores ordenamientos
penales para la determinación de la responsabilidad
penal del hombre de atrás, cuando no tenía la
calidad especial exigida por la norma, siendo, por
tanto, presupuesto esencial para su estructuración,
que el funcionario realice materialmente la
conducta, y que el hombre de atrás se limite a
inducirlo en error mediante maniobras que no
impliquen de suyo la comisión de otro delito6.

En el presente caso se tiene que los acusados


concurrieron ante los notarios 34 y 16 del Círculo de
Bogotá, demandando de éstos los certificados que, a la
postre, fueron expedidos conteniendo falsedades
manifiestas –lo que los estructuró como documentos
públicos falsos-, pues se hizo constar que se encontraban
vigentes los poderes que habían otorgado Mónica María y
Carolina Espitia Manrique a su hermano RICARDO ESPITIA

6
CSJ SP, 27 jul. 2006, rad. 23.872. En el mismo sentido, CSJ SP, 13 oct.
2009, rad. 28.188.

34
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

MANRIQUE, cuando bien se sabía que uno de ellos tenía


una fecha de vigencia establecida ya caduca para entonces
y el otro había sido revocado expresamente por la
poderdante.

Pero además, aunque sin razón el Tribunal descartó su


tipicidad, se sabe que haciendo uso de aquellos certificados
ideológicamente falsos, los acusados acudieron a la Notaría
32 del Círculo de Bogotá y de nuevo promovieron la
expedición de varias escrituras públicas falsas a fin de
materializar actos jurídicos de donación de los bienes que
eran de propiedad de sus hermanas.

Ahora bien, si bien es cierto el ad quem, al momento


de referirse a la tipicidad objetiva del delito de Obtención de
documento público falso, mencionó que la consecución de
los documentos se llevó a cabo «probablemente» mediante
engaño a los servidores públicos, es evidente que no hizo tal
afirmación como consecuencia de un ejercicio probabilístico
sobre el contenido subjetivo de la conducta, pues de éste se
vino a ocupar, en extenso, cuando fundamentó la
concurrencia del dolo en el comportamiento de los
acusados.

Es preciso acotar, en orden del análisis propuesto a


partir de los reparos del demandante, que la expresión
«induzca en error a un servidor público» debe ser
inevitablemente analizada en el plano subjetivo, habida
cuenta su evidente contenido motivacional.

35
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

En ese sentido, puede constatarse que el Tribunal


concluyó que en toda la actuación de los procesados estuvo
ausente la buena fe, considerando que la donación de los
inmuebles no dependía exclusivamente de la vigencia de los
poderes otorgados por escrituras públicas, sino de la real
voluntad de las donantes para adelantar los negocios
jurídicos. Por lo tanto, las deterioradas relaciones con sus
hermanos hacían impensable que Carolina y Mónica María
consintieran en la celebración de unos actos de donación de
sus bienes, con todo y el perjuicio económico que tal
circunstancia les habría de representar.

Por dicho motivo, resulta más que probabilístico, en


una inferencia razonable que en un escenario de desafectos
como el que se desencadenó entre hermanos y hermanas,
éstas quisieran hacer donaciones a aquellos sobre los
bienes que en vida les había adjudicado su padre.

Un razonamiento en ese sentido, como lo hace el


fallador, resulta indicativo de una actuación dolosa en la
que se destaca el conocimiento de las ilícitas actuaciones
por parte de los procesados, quienes para lograr el cometido
finalmente trazado acudieron a una serie de actuaciones
sobre las que resulta imposible predicar el desconocimiento
de la realidad jurídica atinente a las facultades de las que
carecían para llevar a cabo los trámites de donación
culminados con las escrituras públicas y su posterior
registro público.

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

Sin duda, para lograr su cometido, y en vista de la


imposibilidad de obtener la aquiescencia de sus hermanas
para disponer de los bienes de los que eran titulares, los
acusados acudieron a solicitar los certificados de vigencia
de los poderes, con el seguro conocimiento de que los
mismos ya carecían de validez jurídica para ese momento.

El conocimiento de los procesados RICARDO y


FERNANDO ESPITIA MANRIQUE sobre la falta de vigencia
de aquellos poderes es asunto que no puede soslayarse,
como pretende hacerlo el demandante, sobre el artificio de
que los acusados solicitaron la vigencia de los mismos y fue
por errores atribuibles a los funcionarios de las notarías
como se terminó certificando que en uno y otro caso no
había constancias de revocatoria o caducidad.

La defensa de los acusados, en el propósito de


fundamentar su tesis de ausencia de la conducta
consistente en la inducción en error a los funcionarios,
sostiene que el testigo Manuel Sanabria Claros, jefe de
protocolo de la Notaría 16 del Círculo de Bogotá, declaró en
el juicio oral y público que había incurrido en un error al no
colocar la nota de revocación del poder general otorgado por
Carolina Espitia Manrique a su hermano RICARDO
mediante la escritura pública 1247 del 16 de julio de 2004,
por lo que se expidió el certificado de vigencia, no obstante
que esta ya había fenecido por voluntad de la poderdante.

Sin embargo, desconoce el recurrente en su


argumentación que, como bien lo puso de presente el

37
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

Tribunal, más allá del posible error en que haya incurrido


ese funcionario, lo cierto es que el mismo acto de la
certificación que expidió estuvo motivado por un
conocimiento previo que tenían los procesados sobre una
circunstancia que no les podía ser ajena dentro del contexto
de los acontecimientos. Valga decir, sabían que el poder
carecía de vigencia, y las mismas relaciones deterioradas
con sus hermanas y la naturaleza de los negocios jurídicos
que celebraron, son indicativos de ese conocimiento
anterior a los hechos, actuando prevalidos de esa cognición.

Al respecto, resulta contundente considerar que el otro


poder, el otorgado por Mónica María Espitia Manrique, y su
certificación de vigencia, posee tales características que
despeja cualquier incertidumbre sobre el comportamiento
doloso de los acusados y su propósito enderezado a inducir
en error a los funcionarios notariales.

Valga recordar que Mónica María, mediante escritura


pública número 3475 del 2 de diciembre de 2002 de la
Notaría 34 del Círculo de Bogotá, confirió poder general a
su hermano RICARDO ESPITIA MANRIQUE, el cual tenía
vigencia de dos años y medio (30 meses) a partir de su
otorgamiento.

Vencido ese poder, Mónica María, ante la misma


notaría, otorgó otro de carácter general mediante la
escritura pública 2685 del 16 de agosto de 2005, el cual fue
revocado por escritura pública 311 del 10 de febrero de
2009 (cfr. fl. 206 y s., carpeta 3).

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

Es decir, ninguno de los poderes otorgados de manera


sucesiva por Mónica María Espitia Manrique se encontraba
vigente para el momento en que se solicita la certificación
de su vigencia, lo que ocurrió el 9 de marzo de 2009, pues
sobre el primero había vencido la fecha de vigencia prevista
en el mismo instrumento y sobre el segundo operó su
revocatoria por la otorgante.

A sabiendas de esas circunstancias, RICARDO


ESPITIA MANRIQUE hizo solicitud de vigencia, pero lo hizo
sobre el primero de los poderes, el cual había perdido su
validez por el objetivo paso del tiempo, lo cual era una
circunstancia constatable con la simple lectura del
contenido de su cláusula de vigencia. Por ello, es imposible
sostener que de ello no tenían conocimiento los acusados y
menos resultaría aceptable que se trató de un error no
provocado por parte del funcionario de la notaría.

Pero además, resulta bien indicativo del ánimo


protervo con el que actuaron los acusados, el hecho de que
solicitaron la vigencia del primer poder y no del más
reciente, lo cual no puede tener otra explicación distinta a
que sobre este último gravitaba el sello de revocación (cfr. fl.
205, carpeta 3), cosa que no sucedía con el primero, con lo
que se evidencia su accionar encaminado a inducir en error
al servidor público.

Con mayor razón, ese interés en inducir a los


funcionarios en error puede advertirse cuando, prevalidos

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

de las certificaciones de los poderes, que ya se sabían


materialmente auténticos pero ideológicamente falsos, los
acusados promovieron la extensión de las escrituras
públicas 581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de 2009, de la
Notaría 32 de Bogotá.

Con lo anterior, se releva que, contrario a lo


manifestado por el recurrente, sí existe en el proceso
prueba de que los acusados indujeron en error a los
funcionarios de las diferentes notarías, para así obtener los
documentos con vocación de servir de prueba, haciéndoles
consignar manifestaciones falsas.

Por las mismas razones que se acaban de consignar y


en el ánimo de no ser repetitivos en torno a los argumentos
expuestos, debe agregarse que ningún reparo es admisible
en relación con los delitos de Falsedad en documento
privado y Fraude procesal, bajo la condición crítica
esbozada por el recurrente, alusiva a la ausencia de
conocimiento de los acusados sobre la falta de vigencia de
los poderes que emplearon para obtener las escrituras
públicas de donación, la cesión de derechos fiduciarios y el
registro de aquellas ante la Oficina de Registro de
Instrumentos Públicos. La prueba aducida demuestra lo
contrario, según viene de precisarse.

Resta agregar, que no es cierto, como lo sostiene el


demandante, que el Tribunal haya omitido hacer referencia
a la participación del acusado FERNANDO ESPITIA
MANRIQUE en la obtención de los certificados de vigencia.

40
Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

De hecho, según lo constata la Sala, al contenido de su


responsabilidad penal se dedicó capítulo aparte dentro del
cuerpo de la decisión, resaltándose el dolo en su actuación
y la acreditada voluntad que lo acompañaba para sustraer a
sus hermanas los bienes legados por el padre,
concluyéndose que «mediante acuerdo previo con su
hermano decidió la obtención de varios documentos espurios,
que fueron utilizados para registrar una donación
inexistente». Dicha inferencia, como se acaba de ver, se
ajusta en rigor a la realidad acreditada dentro del proceso.

Ostensible, como se advierte, la infracción al principio


de corrección material por parte del recurrente, conforme al
cual las razones, fundamentos y contenido del ataque
deben corresponder en un todo con la realidad procesal
(Cfr. CSJ AP, 2 may. 2012, rad. 26.846), releva a la Corte de
entrar en mayores consideraciones sobre dicho tópico en
particular.

El cargo, por lo tanto, no prospera.

3. Cargo segundo: falso raciocinio.

El demandante denuncia la violación indirecta de la


ley sustancial, por la presencia de errores de hecho
relativos a un falso raciocinio, al incurrirse por parte del
juzgador en una falacia de atinencia, como infracción a las
reglas de la lógica, al concluir el dolo a partir de una
indebida construcción del indicio.

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Casación 46227
Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

Aseveró que, del hecho acreditado de encontrarse


deteriorado el vínculo fraternal y rotas las comunicaciones
entre hermanas y hermanos, no puede concluirse que
éstos tenían conocimiento de la revocatoria de los poderes
otorgados por aquellas. Todo lo contrario, asegura, la
lógica señalaría que por aquellas razones nunca les fue
comunicado a los acusados la terminación de los
mandatos, debiéndose concluir que actuaron de buena fe
cuando solicitaron y les fueron expedidos los certificados
de vigencia de los poderes.

Dentro de la intrincada cuestión relativa a la forma de


acreditación y atribución del conocimiento ajeno como
fundamento de la imputación subjetiva en la conducta, se
ha sostenido que la prueba de indicios debe medirse con
base en criterios objetivos, cuya plausibilidad radica en la
coincidencia con la valoración social de que,
inequívocamente, un hecho ha sido realizado de forma
consciente por parte de su autor 7.

En ese sentido, la Sala ha desarrollado los criterios


alrededor de la llamada prueba indiciaria, en punto de la
fundamentación de los errores susceptibles de demanda en
casación, de la siguiente manera:

[c]uando se denuncia un error de hecho por falso raciocinio en la


apreciación de la prueba indiciaria, el impugnante debe precisar
si el error lo predica de los medios demostrativos del hecho
indicador, de la inferencia lógica o del proceso de valoración

7
Cfr. en este sentido, RAMÓN RAGUÉS I VALLÈS, El dolo y su prueba en el
proceso penal, Barcelona, J. M. Bosch Editor, 1999, p. 352 y ss.

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

conjunta al apreciar la articulación, convergencia y concordancia


de los indicios entre sí y de éstos con los demás medios
probatorios.

(…)

Cuando el error corresponde al proceso de inferencia lógica, el


censor acepta la validez del medio de prueba que acredita el
hecho indicante, procediendo enseguida a demostrar que el
juzgador se apartó de las leyes de la ciencia, los principios de la
lógica o las reglas de la experiencia, con señalamiento preciso del
contenido quebrantado u omitido, así como de su correcto
entendimiento u operatividad.

Pero si el equívoco se presenta en la labor de análisis de la


convergencia y congruencia de los diversos indicios y de estos
con las demás pruebas, o en su fuerza persuasiva con ocasión
de su apreciación conjunta, al impugnante le corresponde
establecer que el fallador desconoció las reglas de la sana crítica,
acreditando que la corrección del error denunciado conduce a
conclusiones diversas de aquellas a las que se arribó en el fallo
atacado.8

En este sentido, el recurrente asevera que en el


proceso de inferencia lógica, el fallador con base en los
datos considerados en su estructura argumentativa, no
podía arribar a la conclusión, en un nivel alto de
probabilidad, sobre la concurrencia del dolo en el
comportamiento desplegado por los acusados, atribuyendo
a su raciocinio un quebrantamiento de las reglas de la
lógica, concretamente, por incurrir en una falacia de
conclusión irrelevante (ignoratio elenchi), que, como se

8
CSJ SP, 9 mar. 2011, rad. 34.896.

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

sabe, es la que se comete cuando las premisas apoyan una


conclusión diferente de la que se propone.

Sin embargo, la proposición del recurrente acusa


especial inconsistencia debido a la manera sesgada en que
aborda el problema planteado.

Asume el censor que el dolo, como atribución subjetiva


de la conducta, fue inferido por el Tribunal del aislado
hecho comprobado de las fracturadas relaciones entre los
hermanos y hermanas Espitia Manrique y que hacían
imposible la comunicación entre ellos. Desconoce, sin
embargo, que no fue exclusivamente en ese dato aislado
sobre el que se fundó la conclusión del juzgador, sino que
el estándar de conocimiento en realidad se logró por su
convergencia y concordancia con adicionales datos que
apuntan a la misma conclusión y no se excluyen entre sí.

Así, se tiene que la comprobada mala relación entre


aquellos consanguíneos y el rompimiento de cualquier tipo
de comunicación entre ellos desde el año 2009, como lo
atestiguaron Carolina9 y Mónica María Espitia Manrique10,
hacía improbable que perdurara el mandato que para la
administración de sus bienes inicialmente ellas habían
depositado en su hermano RICARDO ESPITIA MANRIQUE.
Pero, además, esa circunstancia bien puede hacer inferir
que aquellas no podían estar interesadas en ceder su
patrimonio mediante actos de donación a sus hermanos,
como en efecto lo declararon, por lo que resulta razonable
9
Audiencia de juicio oral, CD 18, grabación 3, 5:00 min.
10
Audiencia de juicio oral, CD 19, 1:21:00 min.

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

comprender que no existió consentimiento alguno de éstas


para que en su nombre se ejecutaran los actos jurídicos
que les significarían, finalmente, un importante detrimento
patrimonial, como en efecto ocurrió.

En el mismo sentido, se recordará que haciendo uso


del poder general otorgado por Carolina Espitia Manrique,
mediante escritura pública número 1247 del 16 de julio de
2004 de la Notaría 16 del Círculo de Bogotá, y que ella
misma había revocado por escritura pública 072 del 20 de
enero de 2009, de la misma Notaría, RICARDO ESPITIA
MANRIQUE celebró un contrato de cesión de derechos
fiduciarios, con fecha del 15 de diciembre de 2009, por
medio del cual cedió a su hermano FERNANDO el 29.84%
del total de los derechos fiduciarios que aquella poseía
dentro del fideicomiso Puerto Madero y demás derechos que
tenía como fideicomiente en el contrato celebrado con
Acción Sociedad Fiduciaria S.A.

Este último comportamiento, enmarcado con acierto


dentro del tipo penal de Falsedad en documento privado,
denota de nuevo el conocimiento que los procesados
poseían sobre la falsedad incorporada dentro de los
certificados de vigencia de los poderes presentados, pues
ninguna explicación podría tener que hayan hecho uso de
ellos para ceder unos derechos fiduciarios de propiedad de
su hermana Carolina, sin que ésta estuviera enterada de un
negocio jurídico que involucraba su patrimonio, conociendo
tal situación sólo cuando la empresa Acción Fiduciaria, a

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

través de su Gerente Regional, Ricardo Nates, le comunicó


la anómala situación.

Pero además, como lo subrayó el Tribunal, una vez


puesta en evidencia la irregular condición jurídica del
contrato de cesión de derechos fiduciarios, los funcionarios
de la empresa Acción Fiduciaria se comunicaron con el
acusado RICARDO ESPITIA MANRIQUE y éste, a sabiendas
de la invalidez del poder presentado, insistió de manera
vehemente en su petición de asentar el documento falso
para que surtiera sus efectos jurídicos11.

Así mismo, como la Sala ha tenido oportunidad de


señalarlo líneas atrás, la manera como se obtuvieron los
falsos certificados de vigencia de los poderes que habían
sido otorgados por Mónica María y Carolina, pone en
evidencia el claro conocimiento de los procesados sobre la
realización de los comportamientos objetivamente típicos.

Sobre ello, de especial relevancia se ofrece el hecho de


que Mónica María Espitia Manrique otorgara sucesivos
poderes a su hermano RICARDO: el primero, por escritura
pública 3475 del 2 de diciembre de 2002 y, el segundo,
mediante escritura pública 2685 del 16 de agosto de 2005,
ambos de la Notaría 34 del Círculo de Bogotá.

Como quiera que, esta última, aunque era la más


reciente, tenía impreso el sello de su revocatoria, llevada a
cabo por escritura pública 311 del 10 de febrero de 2009,
11
Audiencia de juicio oral. CD 17, 29:10 min.

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

con evidente malicia los procesados solicitaron el certificado


de vigencia de la primera, puesto que esta no tenía
constancia de la pérdida de su validez.

Además, el conocimiento que tenían los acusados


sobre la pérdida de vigencia de dicho poder se revela nítido
si se considera que ello ocurrió debido al cumplimiento del
plazo estipulado en sus cláusulas -30 meses desde su
otorgamiento-, por lo que era sabido por todos que, el 9 de
marzo de 2009, fecha de la certificación, el poder carecía de
validez. Es más, en el año 2005, Mónica María otorgó el otro
poder a su hermano, precisamente, en razón de la pérdida
de vigencia de aquel.

De manera que resulta cuando menos artificioso


pretender concluir, como se propone en la demanda, que
ante el rompimiento de las comunicaciones, los hermanos
habrían actuado de buena fe, asumiendo que eran
vigentes los poderes otorgados por sus hermanas porque
no les habían extendido una comunicación formal en ese
sentido.

Tampoco es afortunada la censura presentada en la


demanda sobre la supuesta incursión por parte del
fallador en una falacia de conclusión irrelevante, puesto,
según se acaba de señalar, no fue el dato insular del
rompimiento de las comunicaciones lo que hizo inferir la
atribución de la imputación subjetiva en contra de los
procesados. Fueron múltiples datos, convergentes y
concordantes, los que llevan a la conclusión de que para el

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Ricardo Espitia Manrique
Fernando Espitia Manrique

momento en que desplegaron cada una de las actividades


con relevancia jurídico penal, los acusados conocían que
carecían de facultad alguna para actuar en representación
de sus hermanas, y aun así lo hicieron.

Las razones anteriores son suficientes para entender


que el cargo por falso raciocinio es infundado.
4. Última Consideración

En razón de las conductas desplegadas por los


acusados, finalmente se elevó a escrituras públicas los
actos jurídicos mediante los cuales el acusado RICARDO
ESPITIA MANRIQUE, actuando de manera ilegal en nombre
y representación de sus hermanas Carolina y Mónica María,
transfirió a título de donación en favor de FERNANDO
ESPITIA MANRIQUE, los siguientes bienes inmuebles:

- Escritura pública 581 del 7 de abril de 2009, de la


Notaría 32 del Círculo de Bogotá: Casa lote ubicada
en la carrera Séptima (7), números 22-94, 22-98 y
22-96, de Bogotá. Folio de matrícula inmobiliaria
50C-113472.
- Escritura pública 582 del 7 de abril de 2009, de la
Notaría 32 del Círculo de Bogotá: Local ubicado en
la carrera Décima (10), número 18-46, de Bogotá.
Folio de matrícula inmobiliaria 50C-258077.
- Escritura pública 583 del 7 de abril de 2009, de la
Notaría 32 del Círculo de Bogotá: Oficina 201,
ubicada en la carrera Décima (10), número 18-

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Fernando Espitia Manrique

42/44/46. Folio de matrícula inmobiliaria 50C-


258078.
- Escritura pública 584 del 7 de abril de 2009, de la
Notaría 32 del Círculo de Bogotá: Apartamento
número 203 del Edificio Ciudad de Lima, ubicada
antes en la calle Diecinueve (19), número 8-67, hoy
calle Diecinueve (19), número 8-81, de Bogotá. Folio
de matrícula inmobiliaria 50C-87348.
Según se ha dado por probado, las citadas escrituras
públicas 581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de 2009, cuyo
contenido es falso, fueron presentadas ante la Oficina de
Registro de Instrumentos Públicos, obteniéndose el acto
administrativo mediante el cual se perfeccionó la tradición
por donación de los referidos inmuebles.

Dentro de las consideraciones del fallo de primera


instancia, la juez de conocimiento ordenó la cancelación de
aquellos registros obtenidos fraudulentamente (cfr. fl. 107 y
s., carpeta 3). En su fallo de condena, el Tribunal confirmó,
en el cuerpo de su decisión, dicha determinación (fl. 72,
cuaderno 5).

Por lo tanto, en atención a la solicitud presentada por


la representante de la víctima Mónica María Espitia
Manrique, a efectos de restablecer los derechos
conculcados, se reitera la orden de cancelación de los
títulos y registros respectivos, puesto que existe el
convencimiento más allá de toda duda razonable sobre las
circunstancias fraudulentas en que se llevaron a cabo sus
inscripciones (artículo 101 de la Ley 906 de 2004).

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Fernando Espitia Manrique

Así se procederá, ordenándose al juez de conocimiento


que libre las comunicaciones correspondientes, siempre y
cuando el trámite de cancelación de los registros no se haya
adelantado.

En mérito de lo expuesto, la Sala de Casación Penal


de la Corte Suprema de Justicia, administrando justicia
en nombre de la República y por autoridad de la ley,

RESUELVE

PRIMERO: NO CASAR la sentencia proferida por el


Tribunal Superior del Distrito Judicial de Bogotá, mediante
la cual condenó a RICARDO ESPITIA MANRIQUE y
FERNANDO ESPITIA MANRIQUE como coautores de los
delitos de Obtención de documento público falso, Falsedad
en documento privado y Fraude procesal, cometidos en
concurso de conductas punibles.

SEGUNDO: DISPONER la cancelación de los títulos y


registros respectivos, en relación con las escrituras públicas
581, 582, 583 y 584 del 7 de abril de 2009, de la Notaría 32
del Círculo de Bogotá. El juez de conocimiento librará las
comunicaciones correspondientes, siempre y cuando el
trámite de cancelación de los registros no se haya
adelantado.

Contra la presente decisión no procede recurso alguno.

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Fernando Espitia Manrique

Cópiese, notifíquese, cúmplase y devuélvase al


Despacho de origen.

LUIS ANTONIO HERNÁNDEZ BARBOSA


Presidente

JOSÉ FRANCISCO ACUÑA VIZCAYA

JOSÉ LUIS BARCELÓ CAMACHO

FERNANDO ALBERTO CASTRO CABALLERO

EUGENIO FERNÁNDEZ CARLIER

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Fernando Espitia Manrique

EYDER PATIÑO CABRERA

PATRICIA SALAZAR CUÉLLAR

LUIS GUILLERMO SALAZAR OTERO

Nubia Yolanda Nova García


Secretaria

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