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CAPITULO VI – EL IMPULSO DESARROLLISTA (1958-63)

Un gobierno acosado

La llegada de Frondizi a la presidencia nacional no ge resultado de un proceso democrático normal, una sombra de ilegitimidad
marcaría a fuego su gestión posterior. El peronismo proscrito en las elecciones de 1958 era condición – sin discusión -para que la
revolución Libertadora aceptara un gobierno surgido de la voluntad popular. Los votos en blanco superaron a cualquier otro
partido individual, Frondizi inició negociaciones con el expresidente que se conocieron en 1959 Perón había aconsejado a sus
partidarios votar a Frondizi, el candidato llevaba adelante su campaña sobre una base aceptable para los peronistas que incluía
exigencia de una amnistía total y una CGT unificada este acercamiento al peronismo despertó suspicacia entre los militares que
no querían al justicialismo de vuelta. Durante su gobierno el presidente intentó aprovechar al máximo el reducido margen de
maniobra con que contó limitado por una red de presiones que se había generado antes de su victoria electoral. La habilidad de
Frondizi para llegar a la presidencia no era suficiente para independizarse de la tutela militar y recelosa mirada peronista. La
política económica social no colmaba ni las más mínimas aspiraciones del electorado justicialista, Frondizi se obstinó en permitir
la participación electoral de candidatos justicialistas en los comicios de 1962 y en conversaciones con los militares que se
conocieron años después había acordado con éstos no permitir el ascenso del peronismo al poder. La economía había sido desde
los primeros días de administración el eje principal del programa del gobierno, si lograba encaminar el país al progreso habría
logrado detener un estancamiento de casi tres décadas, aumentando su capital político. Hacia fines del 50 la economía argentina
estaba en un callejón sin salida.

Los problemas de entonces

En 1959 la CEPAL había diagnosticado para la economía argentina una “crisis estructural” el país carece de recursos exteriores
para importar no solo los bienes de capital más indispensables sino también las materias primas y productos que requiere el
desenvolvimiento de su industria, habiendo una insuficiente acumulación de capital, la industria no creció por no realizarse las
inversiones necesarias y la producción agropecuaria declinó por carecer de incentivos y recursos. El término estrangulamiento
ilustraba que cada vez que la economía se expandía las importaciones aumentaban y se agudizaba el problema de la balanza
comercial. El control de cambios y elevados aranceles aduaneros eran los instrumentos para evitar el déficit comercial y
depreciación cambiaria. Muchos productos industriales que antes se importaban eran reemplazados por bienes nacionales. Esta
expansión de industria nacional a costa de importaciones conocida como ISI era la política oficial e impulsada con énfasis durante
el peronismo pero tenía un doble filo, si bien descansada sobre ramas industriales livianas la provisión de ciertos insumos ,
maquinarias y equipos de producción para mantener esa actividad dependía del exterior además la dificultad para importar
bienes de capital importado detenía la inversión y atentaba contra el crecimiento sostenido, al final el gobierno peronista
agotado el ISI intentó estimular la instalación de industrias básicas que atiendas localmente las necesidades de producción
manufacturera pero estas industrias requerían cantidad de bienes importados para financiar ésta había que traer el capital
internacional orientando su política en esa era, la sanción de una ley de Inversiones ge el primer paso con algún matiz distinto
que el gobierno de facto insistió en la misma línea.

La propuesta desarrollista

Frondizi en su política económica contaba con un elaborado plan de acción basado en el DESARROLLISMO su punto de partida era
aplicable a todas las regiones del mundo que todavía no habían alcanzado la industrialización. Un primer postulado de éste era el
pesimismo respecto a las exportaciones de productos primarios, desarrollarse era desarrollar las manufacturas hasta convertirse
en una economía completamente industrializada, había que pasar definitivamente de una economía agroexportadora a una
industrial pero esa estructura industrial dedicada a ramas livianas necesitaba un impulso. La clave era acoplar actividades de
producción de insumos y bienes de capital a las ramas más expandidas para llegar a una economía industrial integrada reconocía
una serie de prioridades:

1) debía multiplicarse la producción de petróleo y gas lo que permitía a corto plazo ahorrar divisas para dedicarlas a invertir en
otros rubros. El petróleo jugó un papel adicional, además de ahorrar divisas estimularía las industrias químicas y petroquímicas
que eran claves.

2) Otra prioridad era la siderurgia que requería la explotación de carbón y hierro

3) se planteaba una solución permanente a la provisión de energía eléctrica que sufría Buenos Aires desde hace años.

La ausencia de actividades agropecuarias en las prioridades del gobierno era notoria no estaba en los planes llevar adelante una
reforma agraria. Una meta en la que se ponía especial énfasis era la construcción de una amplia red de rutas y autopistas. La
solución para los desarrollistas no era la vuelta de los trabajadores al campo sino conformación de nuevos centros de producción
y consumo en el interior del país teniendo un lugar privilegiado la Patagonia por sus minerales. ¿Cómo conseguir el capital
necesario para extraer petróleo, levantar puentes y autopistas, construir rutas, multiplicar la producción de acero, establecer
industrias químicas y obtener hierro y carbón de una vez? Había que conseguir un masivo aporte de extranjeros esta la piedra
angular del programa. El Programa de Chascomús de 1960 estipulaba que las empresas nacionales y extranjeras que desarrollen
las fuentes naturales efectivas no deben ser obstaculizadas por impedimentos burocráticos, la inversión extranjera era la única
vía para garantizar la independencia económica, esta idea de llevar la industrialización al extremo de producir todo o casi todo
tuvo sus críticas. ¿Porqué intentar producir adentro lo que puede conseguirse afuera a un costo menor? La propuesta
desarrollista implicaba una negación total a la teoría de las ventajas comparativas que había influido los primeros años de la
industrialización. El arribo de inversiones extranjeras dependía de las condiciones internas que lograra desarrollar en gobierno, el
desarrollismo preveía un futuro de relativa a tono con los acontecimientos mundiales, este clima se favoreció por la Alianza para
el Progreso dado por EE UU para ayudar técnica y financieramente a los países de Latinoamérica para combatir el subdesarrollo.
1958 - Clima para la inversión?

Los problemas más urgentes del nuevo gobierno era el bajo nivel de reservas internacionales de Banco Central, ya que había
accedido gracias a votos peronistas estaba obligado a evitar transitoriamente políticas impopulares, el Ejecutivo aumentó el 60%
de los salarios básicos que estaban congelados desde el 56, el crecimiento de salarios e inversión pública provocó un déficit y fue
financiado a través de la emisión monetaria. La economía reaccionó a esas políticas expansivas reflejándose en el incremento en
la demanda por bienes de compra al exterior y una estampida inflacionaria que creció, al gobierno se le hizo evidente que esa
política expansiva estaba agotada además de crear un clima de inestabilidad que difícilmente atraería el capital extranjero. Como
fuera que a fines del 58 el gobierno estaba preparado para dar el gran paso en el desarrollismo sobre todo en la política
petrolera.

La batalla del petróleo

Mientras el problema de corto plazo en la balanza de pagos era agudizado por la política económica había que probar la validez
de las ideas desarrollistas sobre los pagos externos, una de las principales era la convicción de que había un margen amplio para
sustituir importaciones de petróleo por producción local de petróleo, en 1958 anuncia que se firmaron contratos de explotación
de petróleo con empresas extranjeras, las críticas vinieron de todos los frentes incluido el partido oficial, este episodio de los
contratos hizo tambalear al gobierno, también los militares presionaron para que revoque los acuerdos con las compañías, en
cambio EE UU y Europa aprobó estas medidas. En los círculos empresariales del exterior esta conformidad se tradujo en firma de
más contratos y atrajo el interés por invertir en otros rubros. El autoabastecimiento se hizo realidad en muy poco tiempo, se
concretaba el fomento de la región patagónica, la audacia de Frondizi para llevar a cabo su política petrolera ge una muestra de
que estaba dispuesto a cumplir con el programa neutralizando las resistencias, la puesta en marcha de un Plan de Estabilización
sería otra prueba.

El esfuerzo de estabilización

La administración de Frondizi encaró un esfuerzo serio de estabilización después de probar suerte con otras políticas
despreocupadas en primer lugar la estabilización económica financiera sin un enérgico impulso de desarrollo hubiera conducido a
una economía de miseria y desempleo además debían existir condiciones mínimas de seguridad y era imprescindible restablecer
el crédito argentino en el exterior para inspirar nuevamente confianza. El principal problema era el exceso de gastos sobre la
producción nacional conduciendo a un déficit comercial como de inversión. Pero si la mala salud de la economía se debía a que el
país estaba gastando por encima de sus posibilidades, el restablecimiento requería una dolorosa contención del consumo público
y privado. El programa de estabilización contó con un importante apoyo externo. Entre los prestamistas se encontraban el FMI, el
Tesoro de los EE UU y el Eximbank, además de instituciones privadas. Por otra parte, la restricción a las importaciones no debía
extenderse a aquellos rubros que eran cruciales para la instalación de las industrias que completarían la sustitución de
importaciones. Una de las condicione a los préstamos del FMI era la desaparición del déficit fiscal y esto no era cosa que se
pudiera conseguir de la noche a la mañana, proyectándose entonces una reducción del empleo público y suspensión de obras
públicas limitando los aumentos de sueldos al personal estatal, elevación de algunos impuestos y un mayor control tributario,
aumentando a su vez las tarifas públicas (luz, gas TE). Esta orientación del plan colmó la paciencia de los sindicatos y el tiempo de
huelgas ge récord en 1959 creándose un clima político que predecía un nuevo golpe. Con el correr de los meses las críticas al
programa económico se extendieron, Alsogaray planteo dudas respecto a la capacidad del gobierno para cumplir sus promesas
incluso el FMI compartía esto, se sumó a esto nuevos recargos a la importación enfrentándose la industria a costos mayores. El
deterioro del salario real debilitó el consumo como fuente demanda y las exportaciones apenas aumentaban. Mientras la caída
en el nivel de actividad disminuía la recaudación impositiva y la inflación la deterioraba, no era demasiado lo que se hacía para
reducir el empleo público, la demanda de las Fuerzas Armadas no acababan allí pedían renuncia de funcionarios peronistas , una
política gremial más represiva e investigaciones sobre el pacto Frondizi-Perón , Alsogaray fue asignado al Ministerio de Economía
y Trabajo, contaba con la simpatía de los militares, pero él no tenía nada de desarrollismo sino más bien liberal.

El invierno paso

Las turbulencias económicas de mediados del 59 se fueron retrayendo paulatinamente, a mediados del 6l la financiación
inflacionaria del déficit se redujo por dos causas: las empresas públicas y administración central tomaron préstamos en los
mercados de crédito externos e internos, en ocasiones se retrasó el pago a empleados públicos además de un cambio en la forma
de cubrir los desequilibrios y una reducción del propio déficit , la caída de inflación estaba asociada a una retención del dinero por
parte de la gente , el auge consumidor en tiempos de mayor estabilidad de precios resultaba también de la elevación del salario
real que era una consecuencia de las reducciones de la inflación esto se revertía cuando la inflación aumentaba. Frondizi veía
cumplir sus pronósticos de expansión económica con bastante precisión, pero, así como en postguerra la recuperación había sido
el consumo con Frondizi la inversión fue el factor dinamizador.
CAPITULO VII UNA PRIMAVERA ECONOMICA 1963- 1973

Otra democracia a medias

Illia también accedió a la presidencia en 1963 por medio de una vía parcialmente democrática, los candidatos justicialistas fueron
proscriptos de la competencia por el poder por el ánimo antiperonista de los militares. Los votos en blanco fueron la segunda
minoría, este radicalismo era distinto al de Frondizi por su moderación, su espíritu conciliador y su identificación con la tradición
yrigoyenista, aquí estaban sus virtudes y defectos del nuevo presidente, Frondizi acertaba y erraba en su propensión a
transformación rápida, el enfrentamiento e independencia respecto a cualquier dogma que no fuera el suyo pero la interrupción
de los gobiernos tuvo que ven con la insostenible situación en un país y sin una fórmula adecuada para manejar el poder. El
peronismo a través de los sindicatos y el partido militar dejaron en claro que consideraban ilegítima y condicional la autoridad del
presidente, no había manera posible de gobernar tratando de contentar a unos y otros, estos se reflejaron en la lucha organizada
de la CGT que mostró el conflicto entre gobierno y sindicatos con tomas de fábricas y paros como medio de presión. El frente
militar no ge tan tenso como el sindical. El margen de maniobra de Illia era mayor que el de Frondizi que estaba atrapado por
planteos castrenses. En otros episodios actuó con independencia con respecto a los militares permitiendo la participación del
partido identificado con el peronismo en las elecciones parlamentarias de marzo de 1965, el triunfo de la Unión Popular puso en
alerta a los militares. Aparecieron los primeros indicios de presencia guerrillera en el país, esto justifica la aplicación de la doctrina
de seguridad nacional propuesta por Onganía según la cual la Fuerzas Armadas se reservaban la, potestad de tomar el poder
cuando la Constitución estaba amenazada, por otra parte la inteligencia argentina que consideraba al gobierno de Illia como la
expresión delos vicios que aquejaban a la democracia de partidos: la burocracia, la parsimonia para tomar decisiones, falta de
compromiso con una estrategia fiscal de desarrollo económico, los jefes de las tres Fuerzas declararon el inicio de la Revolución
Argentina y entregaron el poder a Onganía.

¿La última recesión?

Illia tuvo que iniciar su período con una economía atascada hace un año y medio este deterioro coincidió con cambios de color en
el poder al cual miraba la sociedad desorientada , la recesión del 62-63 golpeó los sectores populares, también cayeron los
salarios reales y se extendió el desempleo, se hablaba de iliquidez que aquejaba la economía argentina, los problemas de
financiamiento que golpearon a las empresas eran una de las causas de la recesión no era fácil para los empresarios obtener
créditos en el extranjero, cuando lo conseguía era a tasa de interés alta infladas por las expectativas de depreciación del peso. En
realidad, factores como la caída de demanda provocada por la reducción del salario real contribuyó al mal desempeño de los años
de Guido. La UCRP tenía como prioridad la reactivación económica pero la incógnita era librar a la economía del cepo que venía
llevando su crecimiento económico hace quince años, este cepo se llamó ciclo de “marchas y contra marchas” o “stop and go”. Al
comenzar los 60 la sustitución de bienes importados por bienes nacionales orientadas al mercado interno se había completado a
la mayor parte de ramas industriales, se seguía dependiendo sin embargo de algunos insumos sobre todo en máquinas y equipos
para inversión. Las posibilidades de producción quedaron condicionadas por la capacidad de importar, pero las importaciones
estaban limitadas por lo que el país pudiera exportar que era poco ocasionando la baja de divisas que luego se aplicaría a la
importación. En esas condiciones las tendencias expansivas de la economía eran de corto aliento ya que en algún momento las
necesidades de divisas para importaciones excedían las que podían conseguirse por exportación. Entonces se recurría a la
devaluación de la moneda que alentaba las exportaciones disminuyendo las importaciones con una mecánica particular
determinada por el carácter semindustrializado de la economía argentina. La devaluación provocaba disminución del consumo
interno que aumenta los precios de bienes comerciales internacionales entre los que se cuentan los alimentos y el salario real.
Esa cadena de causas y efectos podría quebrarse si el déficit de comercio se prolongaba por un tiempo largo utilizando para ello
financiamiento exterior mientras se alteraba la estructura productiva de manera de revertir la tendencia al desequilibrio. La
escasez de divisas había hecho inevitable una restricción a las importaciones y una caída de la actividad económica interna.

Go and go

Un estilo moderado y gradualista fue la nota característica del gobierno de Illia enfrentando los problemas a medida que se le
presentaban, el más urgente era sacar la economía de la recesión, su política económica fue expansión fiscal a través de
aumentos en las compras del Estado, más estímulo al crédito y la emisión monetaria. A la hora de decidir a qué industrias
conceder créditos se optaba por aquellas propensas a crear puestos de trabajo, además se aprovechó la capacidad estatal para
orientar algunos precios de la economía en la dirección más conveniente a los fines expansivos del gobierno. Las tarifas d
empresas públicas quedaron congeladas para no comprimir el ingreso real de las familias. Desde el gobierno se benefició a los
trabajadores con la ley de Salario Mínimo Vital y Móvil anhelada por la CGT. Las autoridades sabían que este impulso podría
poner en peligro las cuentas externas de Argentina , el gobierno optó por actuar con independencia del Fondo Monetario
pactando directamente con los países acreedores consiguiendo importantes refinanciamientos, había que restringir el
endeudamiento al nivel más indispensable y exportar más de lo que se importaba para pagar las cuentas pendientes, entonces se
suspendió el financiamiento a algunas importaciones reinstaurándose los controles cambiarios para movimientos financieros .Un
arma más potente contra el déficit externo era la política cambiaria, durante su gobierno el peso ge devaluado pero no con
bruscos cambios sino mediante depreciaciones suaves que ajustaban precios de las divisas a la inflación interna, su ventaja era
garantizar cierta estabilidad al poder de compra de las divisas obtenidas por exportadores, esta política cambiaria coincidió con el
aumento de las exportaciones. Argentina exportó más bienes agropecuarios porque produjo más, ayuda por las buenas
condiciones climáticas que dieron una buena cosecha en cereales y ganado. Hubo una excepción en el manejo moderado de los
asuntos económicos durante su gobierno fue la anulación del polémico contrato petrolero con empresas extranjeras que habían
sido firmados por Frondizi esto interrumpió bruscamente el crecimiento del sector petrolero, se perdía así la oportunidad de
completar el aumento de exportaciones con otra fuente de ahorro de divisas, hubo recesión en el petróleo e importación del
mismo. La apuesta global era una reactivación estimulada por política monetaria y fiscal sumada a un manejo adecuado de
cuentas externas para librar a la economía del stop and go y llevarla al crecimiento, el auge exportador permitió acumular saldos
favorables y no hubo crisis de balanza de pagos.
Fantasía y realidad de una revolución social

En Onganía se cifraron las esperanzas de muchos para salir de la sucesión de crisis, este había liderado el sector legalista llevando
adelante un proceso de profesionalización y despolitización de las Fuerzas Armadas. El golpe del 66 no era derrocar solo a un
gobierno resistidos por los militares, la idea –fuerza era avanzar en un desarrollo económica y a la larga volver a una normalidad
institucional sobre bases más sólidas. La revolución no tenía plazos sino objetivos. Onganía tenía una tendencia al autoritarismo,
intervino las universidades después del rechazo de la opinión pública a “la noche de los bastones largos” un episodio de represión
a los estudiantes que se oponían a la intervención del gobierno en la universidad, los partidos políticos fueron suspendidos y las
Fuerzas Armadas cedieron el poder de decisional presidente, la prensa estaba sujeta al visto bueno del gobierno. El sistema
político descartaba toda presión de disidencia, la única posibilidad de rechazo era a través de protesta popular o de la oposición
armada, el Cordobazo tuvo un poco de las dos, lo que empezó como un planteo sindical y universitario fue tomada como una
rebeldía hasta convertirse en una batalla entre ejército y activistas. La revuelta fue vencida pero el gobierno estaba herido. El
proyecto de la Revolución Argentina ge en fase decadente sumado a una atmósfera enrarecida por las organizaciones como el
ERP, Montoneros y Fuerzas Armadas Revolucionarias. El asesinato de Aramburu por los Montoneros ge el empujón final para el
malogrado caudillo, los militares decidieron reemplazarlo por el General Levingston que durante su breve gobierno el país asistió
a frecuentes atentados terroristas. La ineficiencia de éste para enfrentar otros reclamos acabó con el apoyo de las Fuerzas
Armadas, había que preparar una salida elegante y Lanusse encabezó esta tarea, rehabilitó la actividad de los partidos políticos se
inició conversaciones con los dirigentes más importantes y se entabló una comunicación con Madrid, mediante el Gran Acuerdo
Nacional. Perón y Lanusse entraron al juego de presión y desafíos mutuos en donde el primero contaba con el apoyo de la
palabra y acción de su antiguo aparato sindical y aparecía como la única figura capaz de restaurar la paz. En las elecciones de
1973 una cláusula de residencia impide participar a Perón, fue elegido Cámpora y luego de diecisiete años retorna Perón del
exilio.

Mundo feliz

No es fácil entender cómo fue que Argentina tuvo un desempeño más que aceptable en medio del inestable mapa político del
decenio que siguió a 1973, una explicación está en el influjo positivo de otros factores que también la afectaban fuera de la
política. No hubo un único factor detrás del registro de crecimiento del 50 al 73 en mayor o en menor medida influyeron el paso
acelerado de la innovación tecnológica, la expansión del comercio mundial y los movimientos de capital, el avance tecnológico se
dio en la introducción de bienes más complejos que no existían al finalizar la Segunda Guerra, los recursos destinados a la
investigación crecieron continuamente tanto en el sector público como en el privado, ge una época de avances en la cría de
ganado y agro economía lo mismo que la revolución verde (que esla difusión de cultivos del alto rendimiento). La división
internacional del trabajo llegó a un grado que un mismo bien se producía con componentes de varios países, detrás estaban las
grandes multinacionales extendidas a varios países. Esta expansión de postguerra era lógica que se dé bajo el liderazgo de EE UU
que era la mayor potencia económica y que usaba en sus transacciones el dólar estadounidense esto acostumbró a los países
desarrollados a coordinar sus políticas económicas. Hasta fines del 60 nadie cuestionaba al estado como garante del bienestar
que le daría prioridad al alto empleo y alto crecimiento. A fin de la década comenzó a brotar una inflación más que moderaba se
abandona la convertibilidad a dólar oro el golpe final sería la crisis del petróleo del 73 que llevaría a un período de estancamiento
relativo.

La Argentina en carrera

Era errónea la idea de estancamiento de la Argentina en la postguerra por dos razones, el crecimiento de la Argentina no se
desaceleró en1945 sino en 1930 y durante 1963-1974 la Argentina creció como nunca antes lo había hecho. Esa percepción
equivocada se alimentó también del clima intelectual de la época. Ciertas tendencias de la economía más pesimistas que
optimistas consideraban que las causas del subdesarrollo era la dependencia de los países de la periferia respecto a los centros
mundiales de la producción. La influencia externa se manifestaba en el aumento del endeudamiento externo y el peso creciente
de las empresas multinacionales. La teoría de la dependencia sostenía que la posición subalterna de las economías dependientes
debe funcionar de acuerdo a las necesidades de las economías centrales que tenían suficiente poder para bloquear cualquier
perspectiva de desarrollo. ¿Que fue lo que ocurrió para que la economía argentina recuperara su crecimiento? Hubo una
prolongación de ciertas tendencias: los avances en la productividad rural permitían relajarla restricción externa de la Argentina, la
inversión iniciada en tiempos de Frondizi consolidó el desarrollo industrial.

La modernización del agro

Lo más notable del desempeño económico antes de 1973 fue el crecimiento del sector agropecuario. El renacimiento de las
pampas fue un logro de la agricultura y ganadería, principalmente trigo, maíz, soja, sorgo y girasol. La clave de la recuperación
pampeana ge tecnológica con la revolución mecánica del agro por la que los gobiernos del 50 habían imperado y que por fin se
concretó, la fuerza automotriz de las nuevas máquinas era mayor que las antiguas, también llegaron algunos beneficios de la
revolución verde, se ge difundiendo el uso de semillas mejoradas. La política hacia el agro atenúo el énfasis hacia los precios
remunerativos. No se quería volver a bruscas devaluaciones como en el tiempo de Frondizi. Entre el 63-73 el tipo de cambio de
los impuestos a las exportaciones combinó en una forma que impidió oscilaciones bruscas en la rentabilidad de bienes rurales
sobre todo agricultura. Las sucesivas administraciones se cuidaron de no castigar al sector agropecuario, estas devaluaciones
moderadas tuvieron un efecto estabilizador sobre las ganancias, otro tópico en el debate de políticas del sector rural era el
impuesto a la tierra libre de mejoras, el campo iba encontrando su lugar en los mercados mundiales.

El alivio externo

La recuperación de la agricultura se reflejó en mayor volumen de exportación modificando la estructura de déficit del comercio
de la década anterior cerrando este período con superávit comercial, la Argentina recordó a la combinación de superávit de
comercio y déficit en los servicios financieros característicos de la década del 50. Del 60 datan el primer acercamiento a los países
socialistas como destinatarios de productos argentinos siendo objetivo deliberado del gobierno de Perón de 1973. Un hecho más
palpable fue la diversificación de productos vendidos, las exportaciones básicamente industriales se instalaron definitivamente
como rubro significativo de divisas.

En busca de una industria moderna

A pesar de la mejora de la balanza de pagos durante 1960 persistía la preocupación por la restricción externa de la Argentina, el
proceso de sustitución de importaciones en las ramas básicas no se había completado y se ge haciendo evidente que el margen
para remplazar producción importada por nacional era muy pequeño. Comenzaron a tener peso los argumentos que
cuestionaban la eficiencia del sector industrial argentino, se coincidía cada vez más en exportar productos industriales, con ello
dejaría de depender del sector agropecuario para obtener divisas estimularía la competitividad industrial de Argentina. Reducir
los aranceles en las importaciones y por otro lado aumentar las retenciones a las exportaciones tendría como efecto mejorar la
competitividad industrial, pero esto ge breve porque la inflación fue deteriorando poco a poco el beneficio inicial de la
devaluación, aun así, la conciencia industrial exportadora estaba en ascenso. Las voces hacia un esquema decididamente
industrial-exportador comenzaron a oírse, la evolución de la industria que siguió a la recesión del 62- 63ge alentadora, el ritmo de
crecimiento industrial se aceleró, la industria generó muchos empleos y se combinó con un crecimiento de los salarios reales de
modo que la participación de los asalariados en el ingreso nacional se recuperó a lo largo de la década.

Vivir con inflación

A finales del 60 Argentina se perfilaba como candidato de una inflación sostenida en el siglo XX, entre el 63-73 no apareció la
inflación, sino que creció, no había un acuerdo para su tratamiento. Entre sus perjuicios estaba la incertidumbre respecto a
precios futuros que desalentaban los planes de largo plazo, el deterioro de las cuentas públicas debido a que el gobierno no
aumentaba tarifas ni impuestos creció y hubo desaliento al crédito local. Los distintos gobiernos dieron prioridades a las políticas
de estabilización de precios. La explicación tradicional a la inflación era la monetarista sostenía a través de la teoría cuantitativa
del dinero (precios se mueven proporcionalmente a la oferta monetaria) señalada la rápida expansión de dinero como causa de la
inflación. Hubo otros factores que entraron en juego: incertidumbre política provocando una huida de dinero que aceleró los
precios. En la óptica estructuralista la inflación era síntoma inevitable de defectos arraigados en la organización económica. El
equilibrio externo se lograría con precios altos que harían restringir la demanda interna, si el gobierno cedía a la presión sindical
no mejoras salariales los precios industriales aumentaban por la inflación de costos. El gobierno de Illia ge el único que no pudo
llevar adelante un plan de estabilización orgánico, la inflación cedió con el fin del gobierno de Illia, la Revolución Argentina iba a
atacar frontalmente la inflación.

Un plan novedoso

Durante los primeros meses de la Revolución Argentina (Onganía) no estaba clara la orientación que tendría la conducción
económica, había una tensión entre una tendencia nacionalista (desarrollista) y otra liberal (el estado tendría poca intervención
en la economía). El Ministro de Economía Krieger Vasena puso en marcha un ambicioso proyecto antiinflacionario con su Plan de
Estabilización y desarrollo finado una nueva paridad para el peso argentino igual a 350 por dólar y asegura que por su magnitud
no habrá más devaluaciones. Fue ésta una devaluación compensada porque al mismo tiempo bajaban los aranceles de
importación y aumentaban los de las exportaciones tradicionales con lo que se amortiguaba el impacto sobre los precios internos.
Suspendidas las convenciones colectivas de trabajo se concede un último aumento de sueldos (al menos por dos años) y se llega a
un acuerdo de precios con las grandes empresas. La actividad económica se vio estimulada por un acceso más fácil al crédito y
mayor confianza para la inversión, se elevaron las tarifas para reducir el desequilibrio de las empresas públicas, ge aumentado el
impuesto a las ventas se crearon otros tributos nuevos y comenzaron a cobrarse los impuestos a las exportaciones mejorándose
la recaudación, la entrada de fondos desde el exterior era importante para alejar los fantasmas de crisis de la balanza de pagos.
Pero a fin del 69 Krieger Vasena renunció a causa del Cordobazo; lo habían derribado los obreros mejor remunerados del país, los
industriales del Córdoba. Durante el remplazó de Onganía por Levingston, José Pastore Dagnino, nuevo ministro, debió padecer la
fuga de capitales por desconfianza, encarar negociaciones salariales y sufrir la inflación vacuna que llegó aumentar en sus precios
hasta un 100%. Se intentó una veda parcial de carne para moderar los precios que enfrentó a los hombres decampo con el
gobierno. La inflación en aumento parecía incombatible.

Sin rumbo

1970 es el paso a la tercera fase del ciclo de política económica; 1ra. fase: 1966-67; 2da.fase de estabilización: 67-70; 3ra. fase,
declinación prolongada hasta el 73. Como en tiempos de Illia la prioridad era el desarrollo económico y no tanto la estabilidad de
los precios, Aldo Ferrer designado ministro de economía en Oct/ 1970 tomó una serie de medidas favorables a las empresas
argentinas ya que el sistema productivo y financiero tenía un alarmante grado de extranjerización. Con la ley de “compre
nacional” se obligó a todas las dependencias estatales a adquirir bienes y servicios a firmas del país. También se orientó la política
crediticia hacia las empresas nacionales. El remplazó del peso moneda nacional por el del Pesos Ley 18188 ge el primero pero no
el último cambio de signo monetario en el siglo. Con Lanusse la economía siguió deteriorándose, el tiempo político de la
Revolución Argentina estaba tocando a su fin, el desfile de ministros prosiguió y el vacío de poder en el manejo económico
impidió casi cualquier medida que no fuera administrar la situación encorto plazo, el déficit público y la inflación se triplicaron.
Desgastado su propio poder por la evidente derrota en la puja con Perón, sobre el final del período Lanusse optó por refugiarse
en las organizaciones empresarias y la CGT. La posibilidad de crecer sin marchas contramarchas no sería la herencia más duradera
del período que acaba en 1973, con una inflación en ascenso la inestabilidad económica era la preocupación central.
CAPITULO VIII – VERTIGO ECONOMICO EN TIEMPOS VIOLENTOS (1973-1983)

Retorno y derrumbe del peronismo

La gestión del general Lanusse el último de los presidentes de la Revolución Argentina (1966-1973) consistió en reconocer que un
sistema basado en la proscripción del peronismo era inviable. El llamado a elecciones de 1973 ge una salida impuesta por las
circunstancias ya que después de 20 años sin elecciones completamente libres, se comprendía que sin la participación del
peronismo no podía alcanzarse una fórmula política medianamente estable. Luego del Cordobazo (1969) la violencia se había
extendido hasta hacerse habitual acabando con la sensación del relativo orden mantenido durante la fase del gobierno de
Onganía, después de la derrota del plan económico de Krieger Vasena la inflación seguía subiendo, jaqueado por males políticos y
económicos Lanusse tuvo la desagradable tarea de preparar la transición hacia la democracia que incluyera al peronismo. ¿Y cuál
era la identidad de este partido? ¿Era apenas un populismo sin demasiados compromisos doctrinarios encolumnados detrás del
liderazgo carismático de Perón? ¿O un partido favorable a la intervención pública pero que respetara la propiedad privada? ¿O un
movimiento revolucionario que pretendía hacer de la Argentina una nueva Cuba o repetir el experimento de Allende en Chile que
estaba por naufragar? El Pacto Social demostró que Perón seguía confiando en la negociación entre empresarios, trabajadores y
gobierno, las ideas no habían cambiado demasiado, pero había una insistencia a la unidad nacional y un ánimo pacificador como
rasgos esenciales del veterano caudillo. Con un presidente débil (Cámpora) la puja por el poder causante de conflictos amados y
atentados se hacía insostenible. Cámpora renuncia el 13/7/1973 habiendo gobernado solo 50 días y bajo la presidencia
provisional de Lastiri se convocó a nuevas elecciones para Set/73 la fórmula Perón-Perón María Estela ganó por un 62% , sólo
estuvo 8 meses en el poder y soportó el peso de las expectativas que había creado con su regreso, murió el 2/7/1974 , mucho le
costaría a su viuda gobernar este país dividido lo mismo que su partido, además de su escasas condiciones para hacerlo creciendo
el peso político de su asesor José López Rega . Ni el orden económico ni el político pudieron nunca restablecerse.

La violencia creció y en los cuarteles empezó la conspiración, ni aún el mandato de aniquilar a la guerrilla calmó a los mandos
militares. El 24 de marzo de 1976 se consumaba el golpe militar, concluyendo la experiencia del peronismo en el poder que cayó
casi exclusivamente por las luchas internas del partido oficial.

¿Revolución o reformismo?

A pesar del vuelco que significó la caída de Cámpora el programa económico se mantuvo sin mayores alteraciones desde la salida
de Lanusse hasta la muerte de Perón., con la peculiaridad del mismo Ministro de Economía (Gelbard) bajo cuatro presidentes
distintos(Cámpora, Lastini, Perón, Isabel Martínez de Perón), detrás de este Ministro estaba la mano visible de Perón, en 1973 las
urgencias no eran las mismas que en 1955 pero sí fue la misma la respuesta de Perón: sentar a empresarios y sindicatos en la
mesa de negociaciones para acordar políticas firmando un Acta de Compromiso Nacional (Mayo 1973), entre la CGT, CGE y el
Ministerio de Economía. La discusión pública estuvo dominada por el programa de corto plazo, las iniciativas de más largo aliento
son interesantes en tanto definen el proyecto económico con el cual Perón había regresado al país. Su orientación general ha sido
descripta como fuertemente intervencionista, moderadamente nacionalista y distribucionista, con un programa reformista
acorde a la alianza de clases, pero de ningún modo revolucionario. La actitud que tomara con respecto al capital extranjero era
una cuestión sensible, el capital extranjero debe tomarse como un complemento y no como factor determinante del desarrollo,
en ciertas áreas era necesario la participación de las multinacionales por sus contribuciones tecnológicas aunque eran poco
confiables como fuente de financiamiento de la balanza de pagos, mediante una Ley de Inversiones el gobierno procuraba limitar
el peso del capital externo, en los hechos ge menos duro que en las palabras hacia el capital internacional. No hubo nada
parecido a las nacionalizaciones en masa del primer peronismo, no aplicando muy estrictamente la Ley de Inversiones. Otra
diferencia con la primera época ge el énfasis puesto en las exportaciones industriales, con leyes que protegían el trabajo y la
producción nacional (proteccionismo), cada actividad tendría incentivos especiales de producción para el comercio exterior. Se
anunció apoyo crediticio y técnico a las pequeñas y medianas empresas confiando en su potencial exportador. En sus gobiernos
Perón fue cambiando las estrategias a saber: 1946-51 = incrementar el consumo; 1952-1955 = estimular la inversión; y ahora era
el turno de fomentar las exportaciones. El año 1973 cerró con superávit comercial coincidiendo en las tres épocas peronistas de
Perón a Menem un dólar alto para los precios de exportación, además el gobierno justicialista nacionalizó el comercio exterior. Al
igual que con el IAPI ahora las Justas de Granos y Carnes monopolizaron la exportación de esos bienes. Lo que más se temía era
una Ley Agraria por el proyecto de expropiación de tierras improductivas por parte del gobierno, esta ley no pasó de ser un
proyecto, pero sí se sancionó un impuesto a la renta potencial de la tierra (Quiere decir poner un impuesto sobre la producción
posiblemente estimada de la tierra y no sobre las toneladas que realmente producía, así se alentaba la productividad para que al
crecer esta se equipararan los valores). Se firmaron acuerdo con países socialistas de Europa Oriental pero también de Medio
Oriente. En cuanto a la moneda monopolizó el sistema bancario para controlar la cantidad de dinero por medio del Banco
Central, el peronismo de los 70 incorporó los nuevos datos de la realidad económica argentina con el énfasis en la exportación,
acuerdos comerciales y medidas de promoción, contrastando con la primera época, ahora quiso acabar con la inflación de un solo
golpe.

Pacto social, armonías y discordias

El aumento de los precios no era causa del déficit fiscal sino de la incapacidad de la economía para alcanzar un equilibrio entre
los ingresos del trabajo y los del capital., quebrar las presiones inflacionarias requería una limitación de las demandas sectoriales
y por ello el Pacto Social acordó una configuración de precios y salarios, suspendiendo las Convenciones Colectivas de Trabajo por
dos años., al desaparecer esta capacidad negociadora los gremialistas pensador que era un recorte a su poder , luego de irse
Cámpora confiaron en una corrección al Pacto Social por parte de Perón para beneficiar a los trabajadores, la cual no se produjo.
En 1973 la consigna inflación cero era casi un hecho y sirvió de propaganda justicialista, no emitiendo dinero o haciéndolo en
forma moderada se la frenó. La gente confiaría y depositaría su dinero o lo guardaría en vez de lanzarlo al mercado y al
consumismo, se podría fomentar así más créditos. Más el nubarrón el aumento de precios en los insumos que impactaba en los
costos empresariales que reclamaron poder trasladar estos aumentos a los precios, la CGT reaccionó en su función de controlar el
cumplimiento del Pacto Social de no aumentar los precios por lo que Perón tuvo que subsidiar estos nuevos costos.

El gobierno estudiaba un aumento de tarifas para contener el déficit fiscal y de los combustibles para trasladar al mercado interno
la suba en el precio internacional del petróleo, comenzó a hacerse evidente el desabastecimiento en ciertos productos, la
explicación del gobierno era cada vez menos creíble y crecía el mercado negro. La presión para una corrección de políticas
provenía de los gremios.

A partir de1974 la economía argentina pasó a una etapa de recalentamiento empeoró la inflación y las cuentas externas (balanza
comercial deficitaria). La muerte de Perón significó la desaparición de un factor equilibrante clave en el esquema acuerdista
vigente. En 1974 la Comunidad Económica Europea impuso una prohibición sobre la compra de carne que sumada a la recesión
internacional y aumentos de los precios de importación fue de gravedad.

Políticas económicas de un gobierno disgregado

El Ministro de Economía Gómez Morales trató de solucionar la delicada situación de las cuentas externas. Hubo cambios de
nombre y políticas, una estrategia más drástica aplicó Celestino Rodrigo apoyado por López Rega, las medidas incluían:
devaluación del 100%, incrementos de tarifas públicas en una proporción similar o mayor, liberalización de casi todos los precios,
era el Rodrigazo. Para los sindicatos este plan equivalía a una declaración de guerra, el país se paralizó, la movilización gremial
forzó las renuncias de López Rega y Rodrigo y una nueva etapa de predominio sindical en el gobierno y renegociación de salarios
pactado. A mediados del 75 la economía ya estaba pasando de la expansión a la recesión, la situación de pagos se tornó
desesperante y el nuevo equipo económico recurrió a un acuerdo con el FMI el primero de un gobierno peronista. Un nuevo
cambio en el Ministerio a cargo de Mondelli dijo que no tenía un plan sino medidas y la presidenta estaba preocupada por
mantener cierta imagen de dignidad frente al final que se avecinaba. En Marzo de 1975el incremento alcanzó un ritmo
hiperinflacionario (50% en un mes) el 24 de Marzo de 1976 tras un golpe volvieron al poder los militares.

Diez años después una nueva solución final

No fue extraño que el golpe del 76 fuera recibido con alivio por parte de la sociedad argentina. El móvil inmediato del
autodenominado Proceso de Reorganización Nacional era la eliminación de los grupos armados (ERP y Montoneros). Los
integrantes de la Junta Militar hablaban de erradicar ciertos males básicos que según entendían eran incompatibles con un
funcionamiento ordenado de la economía y sociedad, su proyecto de largo plazo vislumbraba una sociedad despolitizada con un
Estado menos poderoso, en su diagnóstico había que evitar la tentación corporativa y estatista. Hacia el 78 se aniquiló era un
hecho la aniquilación de las guerrillas. La violación de derechos humanos era conocida y repudiada por la diplomacia
norteamericana y los más importantes países europeos donde el testimonio de miles de exiliados originaba lo que para el
gobierno de facto era una campaña anti argentina. Durante la presidencia de Videla (1976-1981) hubo un tema saliente en la
política internacional: a punto de entrar en una guerra con Chile por la cuestión limítrofe, este conflicto hacía visible el disenso
entre los hombres de armas la lucha por el poder tenía lugar entre los militares, se pudo llegar al 81 con un esquema político
intacto y una curiosa innovación institucional: una sucesión presidencial entre militares respetando el cronograma del Acta
Fundacional del Proceso, pero antes de la asunción de Viola (Marzo del 81) ya había un desgaste del régimen por debajo de la
superficie y reverdecía la actividad de los partidos. Hacia mediados del 81 se formó la Multipartidaria, así radicales, peronistas,
intransigentes y desarrollistas tenían un canal común para reclamar una salida institucional, sumada a la mayor fuerza en la
protesta por los desaparecidos, cuyo asesinato fuere conocido por militares antes de las elecciones del 83. El tercer presidente no
quiso resignarse al papel de preparar una salida lo más digna posible para un régimen en decadencia. Galtieri no era un hombre
de rendirse fácilmente por lo menos hasta entonces. La intervención argentina en Malvinas se concibió como una operación de
salvataje al Proceso antes que una empresa nacional, se especuló con apoyos internacionales que nunca llegaron, se rechazaron
propuestas de paz cuando parecía haber tiempo, y se retaceó información a la sociedad junto a interpretaciones honrosas de la
derrota en medio de la frustración popular. Fue el tiro final para el Proceso hasta la elección de Alfonsín la presidencia de Vignone
fue un período más de disgregación de un gobierno de facto. La posibilidad de consolidad el gobierno democrático aparecería en
1983.

El ocaso de Lord Keynes

El área económica durante el Proceso estuvo a cargo del ministro Alfredo Martínez de Hoz, (liberal), sus medias estaban dirigidas
a manejar la situación de corto plazo sugería una sustantiva redirección de la política económica. Concebía un diagnóstico según
el cual la inflación (problema de entonces) obedecía a falencias profundas en la organización económica. La reivindicación de la
iniciativa privada y la eliminación del déficit fiscal por vía de un ordenamiento del Estado eran presentados no sólo como
objetivos sino como condición necesaria para el tránsito hacia la estabilidad de precios, revalorizado el comercio internacional y
se criticaban y derogaban las medidas de desaliento a la exportación especialmente agropecuarias. El keynesianismo empezó a
perder batallas, dentro de la teoría keynesiana la aceleración de precios no era otra cosa que el costo de reducir el desempleo,
menos desempleo exigía más inflación. Más que eso cuestionaba el hecho hasta entonces indisputado de que al menos en el
corto plazo los instrumentos monetarios tenían algún poder para reducir la desocupación a esto se le sumó el abandono del
sistema monetario del Breton Woods (1971) y la crisis del petróleo del 73. Los economistas keynesianos siempre preocupados
por la producción y el empleo se habían concentrado excesivamente en las exportaciones e importaciones considerando los
aspectos monetarios como meros residuos de lo que pasaba en el sector real la idea central era que, en una economía abierta, los
desfasajes entre oferta y demanda de dinero se corregían a través del sector externo.

Política financiera, de la reforma a la crisis

Martínez de Hoz planteó una lista de prioridades acorde a la coyuntura de marzo del 76 los tres principales objetivos de su
política económica serían en orden decreciente de importancia: la estabilidad de precios, el crecimiento económico y una
distribución del ingreso razonable; decía que la esencia de la nueva política sería pasar de una economía de especulación a una de
producción. Aplicó una estrategia antiinflacionaria gradualista, en lugar de recurrir a una devaluación se liberó los precios y se ge
ajustando el tipo de cambio a la inflación, los salarios fueron congelados por un tiempo para después evolucionar con el aumento
de los precios. Al contraerse el gasto a través de la caída de los salarios obtuvo un superávit en la balanza comercial por la
disminución del consumo de bienes exportables y de las importaciones. Mientras se esperaba una corrección de las cuentas
externas un crédito del FMI ayudó a cumplir con las obligaciones más urgentes. Mientras se buscaba la manera de doblegar la
inflación el equipo económico introdujo una de los cambios más drásticos del período la Reforma Financiera implico un cambio
sustancial en el mercado de capitales argentino, las medidas principales eran: liberación de las tasas de interés y la
desnacionalización o descentralización de los depósitos bancarios de modo que la capacidad prestable de los bancos quedaba
atada a su habilidad para captar depósitos. No tenía sentido prestar dinero a las tasas reales porque el corto plazo se perdía el
capital. El número de bancos aumentó y ge percibido como un indicador de mayor competencia. La expansión financiera que
siguió a la reforma se inició de modo bastante improvisado y acabó como un verdadero caos. Por un lado, los bancos competían
por la captación de fondos con tasas de interés creciente, por otro lado, debían financiar esas prácticas prestando también a altas
tasas, pero quienes tomaban esos créditos caros eran las empresas en apuros que no conseguían créditos más accesibles en otra
parte, al pagar tasas altas por el financiamiento se embarcaban en operaciones de alto riesgo. Durante es fase en Banco Central
tuvo que asumir el control de 60instituciones, con la crisis financiera terminó la fase terminal del programa de Martínez de Hoz.

Política de estabilización del monetarismo a la tablita

En la estabilización de precios la política de Martínez de Hoz más que gradualista era errática con marchas y contramarchas, la
inflación no cedía., los precios aumentaron y se cortó el nivel de actividad económica. En realidad, la retracción productiva era
una implicación lógica de la contracción monetaria, era necesario moderar la creación de dinero, pero había una falla de fondo
que tenía que ver con las diferencias entre una economía cerrada al mercado internacional de crédito y una economía abierta a
esa influencia. Hacia mayo de 1987 el Banco Central dejó de intervenir activamente en el mercado de divisas permitiendo que el
tipo de cambio alcanzara su “propio equilibrio”. Otras pautas completaban la profundización y ajuste del plan de Martínez de
Hoz. Las tarifas públicas, los salarios mínimos y el crédito doméstico tenían sus propias tablitas, había recortes especiales en las
importaciones de aquellos productos cuyos precios hubieran aumentado más que los internacionales. Ya se había sufrido
bastante con las altas tasas de interés propuestas por Martínez de Hoz. El efecto inicial de la tablita tuvo una doble cara. Por un
lado, hubo en 1979 una expansión de la actividad económica.

pero falló en no poder reducir la inflación con diversas explicaciones, hubo quienes negaban el atraso cambiario señalando que la
inflación se debía a la aceleración de los precios internacionales en especial de los que comerciaban con la Argentina. Otros
pensaban que fue causa del desaliento a las exportaciones agropecuarias o la incorporación de Argentina al circuito financiero
internacional. Era obvio que la Argentina era un país caro en comparación con el resto del mundo. El chiste era que los pobres se
iban de vacaciones a Uruguay, la clase media a Brasil y los ricos se quedaban en la Argentina. La confianza se fue deteriorando a
lo largo de 1980, con la crisis bancaria el banco Central tuvo que desprenderse de reservas acumuladas en años anteriores.,
nuevas medias se anunciaron en julio de 1980: reducir el déficit fiscal, levantamiento de trabas para tomar crédito externo, con
una respuesta efímera en corto plazo de los capitales externos. En febrero de 1980 una devaluación no programada del
10%acabó con la tablita.

Política comercial: de la apertura exportadora a la avalancha importadora

A lo largo de la corta administración Videla-Martínez de Hoz la apertura de la economía al mercado internacional el tema de
debates solo superado por la lucha contra la inflación. El hecho más recordado de esa época es la avalancha importadora, aunque
también la producción de bienes exportables aumentó con Martínez de Hoz, con los cultivos principales y el agregado de la soja.
La exportación de vio favorecida por un acontecimiento externo, en 1980 EEUU impuso un embargo cerealero a la Unión
Soviética por su intervención en Afganistán, Argentina decidió abstenerse en este embargo y comenzó a vender cereales a Rusia
lo cual continúo consolidándose como un cliente potencial de la Argentina al igual que en las políticas peronistas En cuanto a las
importaciones la reducción gradual de aranceles la favoreció y evitó un mal mayor para los sectores que competían con las
importaciones y se fomentó la inversión para importar bienes de capital reduciendo las tarifas arancelarias de esos bienes.
Además, se protegió con una ley de promoción industrial a las actividades nuevas y un régimen especial para la industria
automotriz. ¿La pregunta histórica es porque esta estrategia de apertura gradualista desembocó en un aluvión de importaciones
y en un creciente desequilibrio comercial? La respuesta es que no pueden juzgarse las políticas específicamente comerciales
como algo aislado, pasando por alto las potentes influencias de la macroeconomía. El más perjudicado fue el sector industrial por
la competencia extranjera al comprar productos con un dólar bajo. Luego del recambio presidencial llegaría la oportunidad de
una reversión global de la economía.

Cuando el tipo de cambio importa

Sólo tres ramas industriales mantenían una protección efectiva: textil y papelera y actividades agropecuarias. El atraso cambiario
ge muy pronunciado y produjo caídas en el crecimiento económico. El final del gobierno de Videla coincidió con el
desmoronamiento de las que habían sido sus principales políticas. La tablita se abandonaba y el sistema bancario estaba frágil,
era insostenible una apertura comercial combinada con el retraso cambiario. Quedaba para los sucesores de Martínez de Hoz una
empresa ingrata: administrar una economía inflacionaria, endeudada y recesiva.

Crisis sobre crisis

Desde el punto de vista económico el trienio 1981-11983 fue similar a los años finales de Isabel Perón con una sucesión de
ministros y planes volteados por la crisis económica y política de turno, agregándose una fuga de capitales, deuda externa
pronunciada lo mismo que la deuda privada y recesión productiva. Así dadas las cosas se puso en marcha un control de las tasas
de interés para amortiguar la recesión productiva. Al poco tiempo u golpe acabó con la presidencia de Viola. Desde el punto de
vista estrictamente económico Malvinas no ge el impacto exterior más importante de1982, sino la crisis de la deuda
latinoamericana, cuando México se negó a pagar su deuda y ello cortó todas las posibilidades de tomar nuevos préstamos del
exterior.

Las cuentas del Proceso

El endeudamiento no era solo un problema de los que debían sino una amenaza para toda la economía. Particularmente las
obligaciones con el exterior eran de gran peso, encarecidas por la depreciación cambiaria y las altas tasas de interés
internacionales. Las deudas de las empresas locales con los bancos también ponían en jaque al sistema financiero. A mediados de
1982 El Ministro Dagnino Pastore y Domingo Cavallo presidente del Banco Central y sucesores de Alemman iniciaron una
redistribución de riqueza favorable a los deudores cosa que mejoraba a su vez la situación de los bancos a quienes el Banco
Central otorgaba nuevos créditos con tasas de interés negativas. El futuro gobierno democrático recibiría una herencia pesada:
para cumplir con sus compromisos debería conseguir suficientes recursos fiscales y además obtener un superávit comercial,
heredaba también una economía que se había acostumbrado a vivir con inflación. No era poca carga para una democracia de la
que se esperaba casi todo.

Nuestra larga década pérdida

En los 80 los países latinoamericanos vivirían su década perdida marcada por la crisis de la deuda mientras que Europa y los EE
UU iniciarían una nueva expansión. Solo Argentina combinaría lo peor de cada época (1970 y 1980) estancamiento en los 70 y
recesión en los80.Cerrado el ciclo del Proceso era difícil encontrar un aspecto de la economía que hubiera avanzado algo 1979
tuvo un efímero momento de gloria, con inflación baja y el producto creciendo. Cuando en 1983 llega la democracia la Argentina
próspera de los años 60 no era más que un recuerdo que sucumbió en 1974 Se esperaba que la democracia resolviera no solo los
problemas económicos sino los de salud, educación, el tiempo iba a demostrar que ello era más difícil de lo que se había pensado
en los aires optimistas de la nueva democracia.
CAPITULO IX – LA DEMOCRACIA Y EL DIFICIL GOBIERNO DE LA ECONOMIA 1983 – 1989

En busca de la república pérdida El proceso de transición institucional cuyo emblema fue Alfonsín iniciado en 1983 es el punto de
inflexión de la ajetreada historia política argentina tendrá un rasgos distintivo respecto al del medio siglo anterior, hay un
consenso mayoritario acerca de las reglas de juego elementales del sistema político acerca de cuanto un gobierno es legítimo y
cuando no, este consenso tuvo sostén por el fracaso de fórmulas de democracia limitadas hasta 1966 y las fallidas experiencias
del gobierno de facto que siguió ensombrecido por la derrota de Malvinas que deterioro la imagen de las Fuerzas Armadas, en
ese año se dio el encuentro entre un ánimo popular y el liderazgo que lo encarna Alfonsín tuvo la virtud de percibir el clima de la
época. Su apelación a los valores democráticos y la Constitución era lo que reclamaba el público sin compromisos partidarios. La
obsesión de Alfonsín desde sus primeros años fue la modernización, ruralismo y paz en clave progresista el gobierno abordó
temas educativos, culturales cuyo hito fue la realización de un Congreso Pedagógico, el impulso a la Universidad estatal y la
sanción de una ley permitiendo el divorcio, esto ganó antipatía de la iglesia. Había una tensión evidente en la política de
reparación de las violaciones a los Derechos Humanos cometidas durante la dictadura militar. Había que incorporar a las Fuerzas
Armadas como miembro pleno pero no central de un país en democracia, su estrategia fue diferenciar los autores de los crímenes
de las Fuerzas Armadas como institución, oficiales de menor graduación se beneficiaron con las leyes de Punto Final y Obediencia
debida, esta ley se sancionó luego de un primer levantamiento militar contra Alfonsín en 1987, en política gremial recorrió un
camino de virtual enfrentamiento a la negociación más o menos forzada intentando una democratización más profunda de los
gremios pero falló porque el sindicalismo echó mano de la mayoría peronista en el Senado. Hacia 1987 los índices de inflación
habían vuelto a los niveles habituales de la economía argentina posterior a 1975, el partido justicialista estaba sumido en crisis de
identidad, se creía que había sucumbido el movimiento quedando la conducción del partido en manos de un peronismo ortodoxo
de raíz corporativa y nacionalista pero fue tomando una forma de corriente opuesta encabezada por Cafiero(renovadores) que
criticaban la política socioeconómica siendo el principal adversario político y apoyando al gobierno en cambio en los conflictos de
Beagle y el levantamiento de Semana Santa, los justicialistas no querían aparecer como socios de un poder decadente. Una
estrategia más combativa que la de los renovadores la llevó a cabo el gobernador de La Rioja Carlos Saúl Menem, que fue elegido
candidato a presidente, por ese entonces comenzó a funcionar un deterioro económico y las probabilidades de un triunfo de un
peronismo que tenía mucho de populista ese ciclo llegaría con la asunción anticipada de Menem como presidente.

El drama de América Latina

En la política económica de Alfonsín no puede ignorarse el contexto internacional en que formuló caracterizado en América
Latina por la crisis de la deuda y sus secuelas, la argentina tardo en reconocerse como miembro peno de América latina, esa
suerte de latino americanización tuvo su argumento principal en la equiparación de los niveles de ingreso por habitante porque el
PBI per cápita era más elevado que el de otros países latinoamericanos. Fue recién con la crisis de la deuda de 1982 que los
problemas argentinos adquirieron carácter latinoamericano, es que la obligación de servir sus enormes deudas externas sin la
posibilidad de acceder a nuevos préstamos se transformó en el dato central que condicionó las políticas económicas de todos los
países de la región, en nudo del problema era que las magnitudes que debían girarse al exterior en concepto de intereses y
amortización estaban por encima de la verdadera capacidad de pago dela región sumado al aumento de tasas de interés
internacional de los países desarrollados.

Hasta 1980 las tasas de interés por los préstamos obtenidos eran más bajas, luego se produjo un viraje al aumentar las tasas de
interés y cortarse el flujo de capital, en el caso de América la exigencia de que pagara puntualmente las deudas que había
contraído voluntariamente era justificado pero no dejaba de tener insalvables problemas prácticos, y necesitaba una acción
combinada de aumento de las exportaciones y reducción de las importaciones, en forma similar a lo afrontado por Argentina
hacia los años 50, se podía comprimir las compras al exterior de bienes de consumo no esenciales o sustituibles por producción
doméstica , pero se llegaba a un punto crítico, si el recorte de importaciones afectaba también la de insumos y bienes de capital
se resentía el nivel de actividad. Las importaciones disminuyeron entre el 81 y 83 en tanto el producto no creciera tenía que
reducirse o el consumo o la inversión. Las consecuencias interiores de las cuentas externas se manifestaron en una tensión entre
el sector público y privado. La mayor parte del endeudamiento externo correspondía al Estado, mientras el sector público debía
generar un excedente para pagar a sus acreedores, era poco menos que una quimera, los gobiernos tenían un abultado déficit
(exceso de gastos) Del lado de los gastos se podía: reducir el salario o el empleo público o contraer la inversión del gobierno,
optando por esta última alternativa ,el problema de las cuentas públicas era más complejo por el lado de los ingresos, la recesión
complicaba la recaudación porque los fondos públicos provenían de los impuestos internos como en la Argentina y Brasil y no
tanto del comercio exterior como en los países más pequeños, por otro lado el valor que tenía el dólar como consecuencia de la
escasez de divisas perjudicaba al Estado, su mayor comprador, el gran recurso de la década fue la emisión monetaria que
generaba inflación, esta tiene un clima favorable para la inversión y agrava las desigualdades de ingreso al igual que el
financiamiento que pretendía precariamente remendar, la gente prefería refugiarse en el dólar a ahorrar en moneda nacional, el
dólar alto producía aún más déficit en los pagos de la deuda externa. Ajuste externo, retracción de la inversión, caídas del
producto por habitante, deterioro de la recaudación tributaria, déficit público, inflación, fuga hacia el dólar y depreciación
monetaria eran eslabones de una cadena de causalidad siempre para mal. Durante mucho tiempo brilló por ausencia un plan
global para lidiar con el problema de endeudamiento de la región, el financiamiento recibido de organismos como el FMI y el
Banco Mundial fue irregular y condicional a promesas de austeridad, el financiamiento se obtenía forzadamente acumulando
atrasos en el pago de intereses y amortización. El Plan Brady iniciado en 1989 tuvo relativo éxito reduciendo déficits fiscales y
mejorando la situación del sector externo, en la región se introdujeron reformas económicas de lo que se llamo Consenso de
Washington, eran una serie de recomendaciones acordes al paradigma liberal, la apertura comercial y de capital, y la
desregulación de mercado irían llegando a la Argentina.

De herencias y condicionamientos

La economía que Alfonsín recibía de los militares pasaba por un momento decididamente problemático, el gobierno radical no
dejaba de reconocer el peso de la herencia. El impacto de la crisis de la deuda ge violento, creciendo los pagos al exterior en
concepto de intereses y utilidades, no era un problema de liquidez (que hubiera dinero para pagar) sino uno de insolvencia
estructural, una de las causas de las dificultades para crecer – además de la transferencia de una masa importante de ahorros al
exterior – era el aislamiento de la economía respecto de los flujos del comercio internacional y la estructura oligopolística de
muchos mercados nacionales. Agotados los sistemas de seguridad social (Cajas de Jubilaciones cuyos fondos se vaciaban) y las
formas de financiamiento externas, se debía recurrir cada vez más al endeudamiento interno y la emisión de moneda, por otra
parte era débil la recaudación impositiva (ya como una cultura argentina). Cinco factores entonces se agudizaron e interactuaron
en el último tramo del gobierno militar: Endeudamiento externo, estancamiento, cierre de una economía con escaso grado de
competencia interna, desequilibrio fiscal e inflación. Subestimar el problema estructural de la economía y darle solo una
interpretación institucional era alejarlo de una línea de austeridad que se necesitaba urgentemente y que no pasaba solo por dar
cabida a los postergados reclamos de bienestar que habían soñado con la democracia.

Viejas fórmulas, nuevos problemas

La política económica, como en gobiernos anteriores siguió una administración algo improvisada, sin un plan claro, con un intento
de estabilización que concluiría en una tercera etapa de deterioro. Alejado del poder durante 17 años, el radicalismo no había
elaborado ningún plan, y se recostó en las mismas políticas de 20 años atrás, en tiempos de Illia, que había tenido un período de
crecimiento, luego se ge tomando conciencia de que se requerían medidas más drásticas. La estrategia de Grispun era mantener
un nivel de empleo alto con estímulo a la demanda (créditos baratos y gastos públicos), mientras se combatía la inflación.
Después de un aumento de sueldos se establecieron las pautas para dirigir los precios, tarifas públicas y control de cambios.
Pronto aparecieron los problemas porque las directivas sobre precios eran ignoradas, esto obligó a nuevas indexaciones
(aumentos) salariales, ya no era posible detener la inflación. Entre tanto las negociaciones sobre la deuda externa tomaron un
cariz combativo, la ayuda externa dependía del programa de ajuste centrado en reducir el déficit fiscal, bajar la inflación, alentar
el crecimiento interno y controlar la oferta monetaria. La economía a pesar de algunos préstamos combinados entre EE UU,
países importantes latinoamericanos y el FMI, marchaba hacia una recesión y una inflación del 626% anual. A fines de 1984 se
devaluó la moneda, se ajustaron con aumento las tarifas de servicios, se recortó el gasto público y las jubilaciones, él lo moderó
algo el déficit fiscal y el aumento de precios por restricción de la demanda.

Teoría y práctica de una estabilización heterodoxa

En Feb/85 Grinspun fue reemplazado por Sourrouille, de formación estructuralista, puso en marcha un plan de estabilización y se
dé línea el Plan Austral, según su diagnóstico las expectativas de inflación hacían que se repitiera mes a mes el mismo porcentaje,
y para bajar la inflación había que bajar las expectativas sobre la misma, siendo necesario congelar todo lo que fuera posible,
desde el tipo de cambio, tarifas, salarios y hasta los precios privados. No emitir más moneda y reducir el déficit fiscal fueron
objetivos del plan. Se dieron medidas previas: corregir algunos precios hacia arriba que estaban retrasados, devaluar y elevar las
tarifas para cubrir los costos de las empresas estatales, y un aumento de precios de la carne, mientras se negociaba un paquete
de ayuda con el FMI. Las medidas de corrección de preciso previas al Plan Austral aceleraron la inflación.

El austral sería la nueva unidad monetaria 80 centavos por dólar quedando congelados a partir del 14/6/85 todos los precios de la
economía salvo en mercados de alimentos frescos donde jugaba la oferta y demanda en su fijación. Impositivamente se
aumentaron algunos gravámenes, un esquema de “ahorro forzoso” (impuesto a las empresas) y el desafío que era la aplicación
de una tabla (tipo Martínez de Hoz) para evitar por ejemplo que alquileres pactados por varios años bajo una expectativa de
inflación con un alto porcentaje de ajuste, se les aplicara esta tabla y quedaran reducidos a un valor real. Resultado: El plan logró
la estabilización, pero no la inmovilización general de precios, con tuvo el déficit fiscal pero solo por efectos del aumento de
impuestos y se revirtió la huida de la moneda nacional.

La estabilidad relegada

La ilusión de una nueva etapa duró poco, los tres años que siguieron hasta el recambio presidencial fueron una lucha constante
contra la inflación desde que se desintegró el Plan Austral hasta el estallido hiperinflacionario de 1989, prolongar el
congelamiento era una apuesta demasiado arriesgada. En abril de 1986 se anuncia una flexibilización (ajustar tarifas y precios
paulatinamente) se iniciaba una vuelta al gradualismo, no dio resultado por reabrir las tradicionales pujas distributivas entre
sectores, las renegociaciones de salarios resultaron en aumentos cada vez más rápidos por encima de las pautas fijadas por el
Ministerio de Economía.

Austral, estabilización y después

A partir del repunte inflacionarios se pierde la estrategia estructurada y reaparece a fines de 1986 la necesidad d emitir dinero
para financiar el déficit público con lo que se quebranta una de las promesas fundantes del Plan Austral, además los precios de los
productos exportables cayeron con el impacto directo que al bajar los precios de venta también bajaba la recaudación fiscal por
los mismos y un factor político influía: los exportadores pedían se bajaran las retenciones al agro. Al comenzar 1987 el gobierno
dispuso un nuevo congelamiento de precios: el australito como medida defensiva ante el desborde inflacionario, no podía
derrotarse a la inflación sin un proceso previo de “reformas estructurales” la difícil tarea era hacer compatibles las funciones del
estado con sus limitadas posibilidades de financiamiento.

Un estado sin financiamiento

El Estado argentino ge acumulando funciones que se pueden clasificar en tres:

1) estado gendarme: (liberal) proveía defensa exterior, seguridad interior, justicia, administración general (quiere decir cuida todo
el funcionamiento exterior e interior de la nación)

2) Estado de Bienestar: garantía para toda la población de un consumo mínimo de ciertos bienes y servicios (educación, salud,
vivienda)
3) El estado busca corregir ineficiencias del mercado libre, se hacía cargo de ciertas actividades productivas estimulando la
producción privada condistintos mecanismos (exención impuestos, subsidios, préstamos con tasas bajas, regímenes de
promoción industrial, etc.), Este sendero tenía un obstáculo insalvable en el agotamiento de la capacidad del gobierno para
obtener recursos. Los ingresos por tributación nunca tuvieron en Argentina la envergadura de otros países a pesar de que se
intentó gravar según la capacidad de pago de cada uno (se cobran más caro los impuestos a quien tiene más ingresos y más
baratos a quienes tienen menos). El estado contado con dos fuentes de fondos: impuestos a importaciones y exportaciones, y,
aumentos en los aportes a los sistemas de seguridad social, una a una esas fuentes fueron agotándose, acentuándose el recurso a
la emisión de dinero y el endeudamiento, pero la crisis llegó a tal estado que ni a tasa altas nadie le quería prestar del exterior y
pasó a depender de la ayuda de organismo internacionales como el FMI y el Banco Mundial.

Prolegómenos de una reforma estructural

El sector público debía ser reformado aplicando una política de desregulación especialmente en las empresas petroleras,
permitiendo una mayor participación de capitales privados para alinear el precio interno con el internacional, también habría que
limitar las promociones industriales, y desregular algunas tarifas de transporte, privatizando el 40% de empresas estatales como
ENTEL, Aerolíneas Argentinas y privatizar SOMISA. El peronismo desde el Congreso no prestaba apoyo a reformas que eran ajenas
a su tradición estatista y contrarias Asus posibilidades de acceder al gobierno en 1989.

Hacia el colapso hiperinflacionario

Entre las políticas de estabilización de corto plazo y las de reformas estructurales. Estas ganaban en importancia, pero en 1989 se
iniciaba una inflación librada a su propia suerte, la escasez de divisas se estaba haciendo desesperante, y no podría predecirse
ningún cronograma cambiario creíble, sin anunciarlo a viva voz el país dejó en 1988 de pagar los servicios de la deuda externa
ingresando de hecho en una moratoria., el Banco Central debía emitir dinero, el peligro de la hiperinflación era inminente. Se
monta una nuevo plan: el Plan Primavera no consistió ya en un congelamiento sino en un acuerdo desindexatorio con las
empresas líderes agrupadas en la Unión Industrial Argentina y con la Cámara de Comercio quienes a cambio de su apoyo se
beneficiaron con un descuento en el IVA, el dólar se mantuvo en los márgenes programados, pero el plan Primavera tenía dos
amenazas: la escasez de reservas, cubierta sólo por capitales golondrina que aprovechaban la oferta de una alta tasa de interés
en dólares, y la incertidumbre política y económica ante las inminentes elecciones de cambio presidencial. La fuga hacia el dólar
seguía y era el fin del Plan Primavera. Explotaron los precios, su causa según la visión monetarista era que la gente se desprendía
del dinero tratando de comprar los productos que al día siguiente irían a aumentar más su precio. Otra visión es la fuga de dinero
hacia el dólar para asegurarse ante la devaluación a tal punto que se produjo una depreciación del 193%, los trabajadores exigían
pagos adelantados y aumentos para moderar la caída del salario real, los exportadores retenían sus mercaderías en un proceso
de especulación y se postergaban los pagos de servicios públicos y previsionales agravando aún más la situación impositiva. Un
gobierno se estaba desintegrando y quedaría en manos de la nueva administración encontrar una salida a la hiperinflación.

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