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La revolución libertadora
El golpe de Estado organizado por la oposición a Perón contó con la decisiva participación de oficiales del
Ejército y de la Armada, encabezado por el Gral. Lonardi. Perón, aunque contaba con un gran apoyo de la
sociedad, ofreció su renuncia ante la oposición, lo que evitó una guerra civil entre los peronistas y militares.
El Gral. Lonardi ante el triunfo en su golde de Estado se proclamó presidente provisional, luego fue
reemplazado por el Gral. Aramburu tras un acuerdo entre los oficiales del Ejército y la Marina. Dicho
gobierno se autodenominó “Revolución Libertadora” para argumentar su siguiente decisión, la eliminación
y proscripción del Partido Peronista y la CGE. También anuló por decreto la Constitución de 1949 y
reinstauró la de 1853. Se encubrió el retorno al liberalismo económico y social. Creó un órgano de
asesoramiento denominado “Junta Consultiva Nacional”. La situación del gobierno empezó a tornarse
delicada debido a la organización peronista de sabotajes y huelgas que enrarecían la situación social.
Debido a esto, el gobierno en 1957 convocó a una convención constituyente como paso previo a la elección
de un nuevo presidente. Dicha elección se iba a llevar a cabo en febrero de 1958 e iba a estar disputada por
las dos partes del radicalismo, donde se impuso Frondizi con el 45% de los votos tras usar como
herramienta la proscripción del peronismo, y provocando un fuerte resentimiento de parte de los militares
que componían la Revolución Libertadora. De todas formas, las Fuerzas Armadas, desconformes del
candidato elegido, se opusieron a que asuma (aunque sin lograrlo) y lograron quedarse con cierto poder al
quedar como el “partido militar” que ante cualquier excusa o error por parte del gobierno civil los
incentivaría a actuar contra él.
Política económica de la revolución libertadora
El gobierno de facto buscó el apoyo de Prebisch, quien dio una respuesta afirmativa. Desarrollo un informe
sobre la economía argentina pos peronismo. Señaló distintos aspectos sobre problemas que presentaba la
economía nacional por el accionar erróneo por parte del gobierno peronista. Señaló la precaria situación de
las divisas, las dificultades del comercio exterior y la necesidad de inversiones extranjeras en sectores
claves como el petróleo. Trató la fuerte inflación como la herencia que dejó el peronismo, la cual era
atribuida a dos factores, la excesiva emisión monetaria y los aumentos masivos de precios y salarios.
Prebisch subestimaba el crecimiento del producto durante la década anterior y, por lo tanto, sobreestimaba
el aumento de la masa monetaria en relación con la producción. Prebisch propuso ciertos planes de corto y
largo plazo, este ultimo con su norte en una profundización del proceso de sustitución de importaciones;
pero se contradecía con el plan de corto plazo que pretendía lograr una estabilidad de los precios y la
superación de los desequilibrios del sector externo, acto que necesitaba de un aumento masivo de
exportaciones, por lo que el plan a largo plazo propuesto no era compatible. Las medidas urgentes de
estabilidad implicaban una reducción de la rentabilidad en el sector industrial, una contracción de la
demanda interna, un encarecimiento de los insumos y bienes de capital importados y una mayor dificultad
de acceso al crédito. La determinación de recurrir al capital extranjero resultaba en este contexto un
paliativo con pocas chances de éxito. La apertura al comercio internacional y la búsqueda de capital
extranjero llevó a la Argentina a firmar los acuerdos del tratado de Bretton Woods, dándole lugar a las
negociaciones con el FMI y el Banco Mundial.
Gobierno de Frondizi
Llegó al poder representando una de las partes de la UCR y con el apoyo de los peronistas. Sus ideales se
basaban en la protección de la industria argentina, poniendo como punto importante el desarrollo de la
industria pesada del país ya que era indispensable, al igual que la explotación de recursos naturales como
el petróleo. Este accionar atacaba el comercio con las empresas británicas. Otro tema que atrajo a los
peronistas era la defensa al proteccionismo que solía proponer el partido peronista, y un ataque hacia los
sectores oligárquicos. Tras ser elegido, sus primeras acciones fueron la amnistía a los sindicatos y al partido
peronista, y puso en acción el plan de autoabastecimiento petrolífero. También aprobó una ley de
liberación educativa, terminando con el monopolio del Estado en dicha área y permitiendo a la Iglesia
formar una educación privada. También se promulgó una ley de inversiones extranjeras. Renegado de su
pasado socialista y antiimperialista, Frondizi se orientó hacia el liberalismo económico y social, provocando
un fuerte descontento por parte de los peronistas. Las ideas desarrollistas de Frondizi encontraron un límite
cuando se produjo un fuerte descontento con la empresa estatal petrolífera, lo que llevó a una huelga y por
consecuente una represión hacia los gremios participantes. Esto llevó a que dos fuertes partidos
democráticos, el peronismo y la UCR del Pueblo, pensaran en la necesidad de un derrocamiento de
Frondizi. La crisis dentro del gobierno se dio tras la renuncia del vicepresidente Gómez tras desacuerdos
con el presidente, acto que aprovechó la oposición para exigir la renuncia de Frondizi o la actuación del
partido militar. Las relaciones del Poder Ejecutivo con las Fuerzas Armadas seguían siendo críticas, lo que,
tras la actuación de éstas contra el gobierno institucional, sirvió para ganar legitimidad civil. El contexto
internacional ayudaba a la legitimización del gobierno de facto tras las aclaraciones de ayuda contra el
comunismo que buscaban los Estados Unidos en el continente americano.
Desarrollismo
Frondizi antes de asumir como presidente había logrado romper la amnistía peronismo-anti peronismo,
uniéndolos como una única fuerza que lo apoyaría. El grupo formado con Frigerio había realizado un
diagnostico (junto con un programa de acciones) donde caracterizaban a la Argentina como un país
subdesarrollado y desintegrado y por ende había que desarrollar e integrar. El subdesarrollo era
caracterizado por la incapacidad de lograr la expansión autosostenida de las fuerzas productivas. La
estructura del país no permitía una alta tasa de acumulación de capital, que se agravaba por el constante
deterioro de los términos del intercambio originado en el bajo valor agregado a las exportaciones y un valor
agregado a las importaciones constantemente creciente, y que tenia como consecuencia la inflación. Para
el desarrollismo el crecimiento industrial de las últimas décadas había contribuido a agravar el problema.
Dado que su epicentro era el desarrollo de las industrias livianas, remarcaban la necesidad de importar
bienes de capital. Si bien la industrialización era vista como la solución al subdesarrollo, ésta debía tomar
rumbo contrario del que había tomado hasta entonces comenzando por las industrias básicas como la
petroquímica, automotriz, etc. El desarrollismo criticaba al liberalismo económico, el Estado debía
intervenir firmemente, basado en el principio de eficacia, fijando las prioridades en relación con los
sectores a desarrollar y estableciendo un conjunto de estímulos tales como una protección arancelaria, una
promoción industrial, entre otros. El ritmo de desarrollo debía ser acelerado y se debía potenciar la
acumulación de las empresas locales con una drástica redistribución regresiva del ingreso o acudiendo
masivamente al capital extranjero. En cuanto a la crisis en la balanza de pagos, la única solución era acortar
las importaciones y solo importar la imprescindible, mientras que la necesidad de ahorrar divisas
aconsejaba disminuir la importación de combustible y aprovechar al máximo la producción nacional y la
racionalización del consumo interno. La industria clave a desarrollar era la siderurgia, pero la situación de la
Argentina con respecto al déficit energético obligaba a desechar cualquier estrategia que no lo tuviera en
cuenta. Una vez asumido al poder, Frondizi tomó un ideal anti peronista y para seguir con su ideal de
autoabastecimiento de petróleo eliminó los contratos con las empresas petroleras extranjeras firmados por
Perón. La batalla del petróleo comenzó tras la nacionalización de las reservas de hidrocarburos, y se decidió
que YPF sería el órgano ejecutor de políticas petroleras. Esto generó un descontento por parte de los
peronistas y de los integrantes del grupo de la Revolución Libertadora. Con algo menos de impulso que la
“batalla del petróleo”, surgió la “batalla del acero” en 1958. Si bien el consumo de acero nacional era
extremadamente bajo, un plan económico haría multiplicar la demanda. Sin embargo, la producción siguió
siendo insuficiente, y la importación de acero restaba divisas para importación de bienes esenciales. Si bien
Frondizi logró reducir la inflación hasta el 13,7% (1961), el descontento social por el desprecio del salario
tras la redistribución realizada y el aumento del desempleo, el descontento por parte de los militares por la
toma de decisiones contra aquellas decisiones tomadas por la Revolución Libertadora, y la “traición” al
peronismo, provocaron el fin del gobierno desarrollista.
Gobierno de Guido
Si bien existía un fuerte apoyo por parte de los antiperonistas para el retorno y profundización de la
Revolución Libertadora, se logró mantener un orden institucional para lograr mayor legitimidad en el
gobierno de facto que había derrocado a Frondizi tras elegir al presidente del Senado, José Mario Guido
como nuevo presidente nacional. Si bien dicho gobierno frenó la asunción total de los militares a la
presidencia, era un gobierno débil y condicionado por las Fuerzas Armadas. La situación económica sufrió
una crisis en la balanza de pagos llevó a que se tomaran medidas ortodoxas por parte de Pinedo quien
había vuelto, temporalmente, al Palacio de Hacienda. Entre dicho deterioro económico y de la situación
social, el gobierno sancionó un Estatuto de los Partidos Políticos, donde se proscribía al peronismo y a los
partidos de izquierda. Debido a esta decisión, el Ejercito se divide en azules y colorados. Ambos eran
antiperonistas, pero los azules pensaban que el peronismo era un movimiento nacional y cristiano que
frenaba la aparición del comunismo, y los colorados creían que el peronismo fomentaba el comunismo y el
movimiento obrero. Se enfrentaron dichas partes, donde ganaron los azules. Con el peronismo proscripto y
mandado a votar en blanco tras las ordenes de Guido de ir a elecciones presidenciales, asume como
presidente Arturo Illia.
Gobierno de Illia
Las elecciones ganadas por Illia volvían a poner a cargo a un gobierno democrático restringido por las
Fuerzas Armadas. El gobierno del radical era débil, a pesar de su mayoría en el Senado tenía una grave
contradicción en la cámara de Diputados. En su estructura sufría una contradicción entre izquierdistas y
antiperonistas. De todas formas, Illia optó por proscribir a todos los partidos políticos para legitimar la
democracia, pero tomando decisiones a favor de los antiperonistas. Dichas acciones provocaron un
descontento con los sindicalistas peronistas, quienes iniciaron un plan de lucha que incluía la ocupación de
lugares de trabajo. Si bien el plan fue una prueba de fuerza del poder sindical, a fines del ’64 la lucha
decreció. El gobierno permitió la ofensiva sindical esperando su agotamiento, con la estrategia de explotar
los desacuerdos dentro del sindicalismo. Económicamente, el gobierno apostó a aumentar los salarios y la
emisión de dinero para mejorar el crédito, destinado a la industria y al agro. Se dictó la ley del Salario
Mínimo, Vital y Móvil. Una acción importante que generó repercusiones fue la anulación de los contratos
petroleros firmados por Frondizi, acción que ratificó la negativa de los inversionistas y las industrias
extranjeras. Esto, sumado al “plan de retorno” por parte de Perón generó un descontento en las Fuerzas
Armadas, lo que llevó a un nuevo golpe de Estado con el apoyo del sector empresarial transnacionalizado.
La economía del gobierno de Illia
La nueva administración mostró desde el principio una perspectiva económica alejada del desarrollismo y
que se caracterizaba por un marcado gradualismo inspirado en las políticas económicas keynesianas.
Apuntaba a la expansión global de la actividad económica. Se pretendía alentar un crecimiento mas
equilibrado antes que el desarrollo de ciertos sectores específicos. No ubicaban como causa de los
problemas económicos de la Argentina a la debilidad estructural del proceso de acumulación de capital y
por eso no les parecía necesario recurrir l capital extranjero, al cual el radicalismo había visto con recelo
durante toda su historia. Si ponían como causa el desequilibrio en el sector externo, al cual había que
aplicarle distintos mecanismos de control. El primer ministro de Illia, Blanco, planteó que a corto plazo
había que apuntarse a una reactivación de la coyuntura, para buscar a largo plazo un sendero de
crecimiento sostenido a partir de una utilización mas eficiente de los recursos y una mayor estabilidad.
Comenzó a incrementarse el gasto publico sin impedir la monetización del déficit. La expansión monetaria
posibilitaba un descenso de la tasa de interés, fortaleciendo la demanda de inversión. Acuerdos y reformas
dentro del BCRA permitió al gobierno otorgar créditos al sector privado para la reactivación industrial, la
capitalización del agro y la construcción de viviendas por parte del Banco Nación. Para estimular la
demanda, se fortaleció el salario con políticas como el establecimiento de un salario mínimo, vital y móvil;
se mantuvieron congeladas las tarifas públicas; y se fijaron precios máximos para algunos productos
esenciales. El fuerte crecimiento del PBI en 1964 puso en duda las teorías mas ortodoxas que intentaban
combatir las manifestaciones de crisis con un fuerte ajuste, deprimiendo la demanda y buscando una
mayor estabilidad de los precios. Las políticas keynesianas demostraban que la inflación no era el resultado
de la expansión monetaria y de un gasto público descontrolado. La UCRP estaba en contra de las decisiones
tomadas por Frondizi en cuanto a los contratos petroleros, por lo que llevó a anularlos y esto generó un
freno al acelerado desarrollo de la industria y tener que indemnizar a las empresas por la anulación de
dichos contratos, junto con una necesidad de importar hidrocarburos. Tras la muerte de Blanco, asume
Pugliese como ministro de economía, quien presionaría para la aceleración de la puesta en marcha de un
plan económico apoyado por varios ministros de economía del exterior, el cual consistía en un proyecto
donde las empresas privadas ocupaban un rol muy importante y el Estado solo seria un orientador y
contribuiría con la ejecución de un conjuntos de obras de infraestructura necesarias para el
desenvolvimiento de las actividades privadas, obras que estarían financiadas con el aumento de los
impuestos y las tarifas públicas. La falta de apoyo político que tenia el gobierno radical, sumado a un
descontento social por el cambio de políticas llevo al gobierno de Illia a su fin tras un desvanecimiento de la
economía. Si bien no hubo cambios bruscos, fueron suficientes para realizar un golpe de Estado en 1966,
golpe que usó como excusa el desvanecimiento económico pero que tuvo mas que ver la actitud del
empresario transnacionalizado después de la anulación de los contratos del petróleo y la regulación de
medicamento y de la industria automotriz.
El sector externo
El sector externo resume, probablemente como ningún otro, los resultados y los problemas del Plan de
Convertibilidad. El comercio exterior registró un notable avance. A pesar del importante crecimiento de las
exportaciones, la mayoría de las ramas industriales tuvo dificultades con sus ventas al exterior, a causa del
retraso del tipo de cambio. Lo verdaderamente llamativo en materia del comercio exterior fue el notable
avance de las importaciones. El acelerado crecimiento de las compras externas se relacionó, en primer
lugar, con el levantamiento de numerosas restricciones, tanto arancelarias como un arancelarias, utilizadas
en el pasado para proteger a la industria nacional o para tratar de sostener un superávit comercial que
generara divisas para el pago de los intereses de la deuda externa. También jugó un rol muy importante la
evolución del tipo de cambio, que fue considerado por numerosos analistas económicos como
sobrevaluado en relación con las necesidades de los productores de bienes exportables y de bienes
transables destinados al mercado interno. Por ese motivo, la industria local sufrió una competencia cada
vez más dura a partir del ingreso creciente de mercaderías extranjeras. Solo una parte de los servicios
estaba a salvo de la combinación de apertura comercial y dólar barato. Se incrementó notablemente la
importación de bienes de capital. En este caso, los determinantes fueron varios, en primer lugar se destaca
la recuperación del nivel de inversión; en segundo lugar, parte de la producción nacional fue sustituida por
bienes de capital importados beneficiados por la desgravación arancelaria; en tercer lugar las cifras
registran el ingreso de bienes de capital destinados a la provisión de servicios de infraestructura suntuaria
en las zonas urbanas, pero con un débil efecto multiplicador sobre el conjunto de las actividades
económicas. El endeudamiento público y privado, a través del pago de intereses y amortizaciones y la
emisión de utilidades de las empresas extranjeras genero una serie de egresos hacia el exterior, a lo que
debe sumarse, una considerable fuga de capitales al exterior que, en 1998, representaban un monto
cercano a los 100.000 millones de dólares. Para Basualdo, el endeudamiento externo no solo produjo una
transferencia de recursos a los acreedores externos, sino también hacia grupos económicos y diferentes
tipos de capital extranjero, a través de la redistribución del ingreso y de transferencias de recursos
provenientes del Estado, dando lugar, a su vez, a esa salida de capital. El monto de los intereses de la deuda
fue creciendo notoriamente, constituyendo una carga cada vez más pesada.