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En el sector agropecuario, se destacó el papel del IAPI (Instituto Argentino de Promoción del
Intercambio) y se implementó una política de retraso cambiario para controlar los precios en
el mercado interno.
También se promulgó la Ley de Arrendamientos y Aparcerías, que estableció precios bajos
para las hectáreas de tierra, lo cual generó una disminución en la demanda de alquileres y un
impacto en los precios. Sin embargo, esto no favoreció a los dueños de tierras, ya que la baja
demanda hubiera implicado precios aún más bajos.
Además, se implementó el Estatuto de Peón Rural, que buscaba mejorar las condiciones
laborales de los trabajadores agrícolas. Durante este período, se observó una caída en los
sectores tradicionales de exportación, mientras que los sectores ubicados fuera de la región
pampeana comenzaron a experimentar un crecimiento, principalmente debido a su enfoque en
el mercado interno.
Política Industrial
La política industrial implementada para el desarrollo de la industria local incluyó diversas medidas
de estímulo. Estas medidas incluyeron el control sobre las importaciones, estableciendo barreras y
regulaciones para proteger a la industria nacional. También se utilizó un tipo de cambio diferencial,
que otorga ventajas competitivas a los productos nacionales frente a los importados.
El Banco de Crédito Industrial fue una institución clave en esta política, ya que otorgaba créditos a
tasas negativas, es decir, créditos blandos que se verían afectados por la inflación y se licuarían con
el tiempo. Sin embargo, el problema fue que estos créditos se otorgaban a casi todos, incluyendo a
las pymes que los utilizarían para aumentar los salarios, lo cual no es una estrategia óptima de
crédito.
Como resultado de estas medidas, se dio poco crédito para nuevos emprendimientos, lo que tuvo
como consecuencia que no se produjeran cambios significativos en la estructura de la industria.
Permaneció como una industria orientada hacia el consumo final, sin una transformación importante
hacia sectores de mayor valor agregado.
La Acción del BCIA (Banco Central de la Industria y el Comercio) durante este período se caracterizó
por otorgar créditos a empresas no industriales y para gastos corrientes.
Estos créditos no estaban dirigidos a sectores prioritarios y a menudo se destinaban a sectores
tradicionales, como bienes de consumo no durables. También se otorgaron créditos para compras de
empresas públicas por parte del IAPI
Sin embargo, se observó que estos créditos tenían una baja selectividad y no se utilizaban con
frecuencia para apoyar a nuevas empresas.
Además, el enfoque en las Industrias para la Defensa, como Atanor y Altos Hornos Zapla, intentó
continuar la política del gobierno militar anterior.
Se creó SOMISA (Siderúrgica y Maestranza del Orinoco S.A.) en 1947, una empresa de fabricación
militar, pero no se logró implementar de manera efectiva.
No se lograron avances significativos en la integración industrial, cuyo impulso surgió más de los
problemas externos que de las políticas internas. La economía dependía en gran medida de un sector
agropecuario descapitalizado y de factores externos como el clima y los precios internacionales.
Conclusión:
Se enfrentaron varios desafíos macroeconómicos, incluyendo un déficit fiscal, una deuda pública
creciente y un desequilibrio externo, con una caída en las exportaciones desde 1950.
En cuanto a las sugerencias del economista argentino Raúl Prebisch, se promovió una estabilización
ortodoxa, desmantelando gradualmente el intervencionismo y otorgando mayor libertad al
mercado. Se dieron incentivos al sector agrícola para aumentar las exportaciones. También se
continuó el esfuerzo de sustitución de importaciones en industrias básicas y se buscó generar
exportaciones industriales. Se convocó al capital extranjero como parte de los esfuerzos de
desarrollo económico.]
Además, se buscó otorgar autonomía al Banco Central y al Banco Industrial en relación al Poder
Ejecutivo Nacional, con el objetivo de fortalecer las instituciones financieras y promover una mayor
estabilidad económica.
Corto plazo: Estabilizar la macro. Ortodoxo: desarticular el intervencionismo estatal, mayor libertad
de mercado, incentivar al agro capitalizando y dándole mejores precios.
Y por el Déficit fiscal ingresar a los organismos de crédito internacional Heterodoxo —Sustituir
importaciones para las industrias básicas o pesadas: acero, aluminio, petroquímica, papel, material
de transporte
Arturo Frondizi
Durante su presidencia de 1958 a 1962, Arturo Frondizi implementó un enfoque de desarrollo
económico conocido como desarrollismo. Su ascenso al poder se produjo en un contexto de
prohibición del peronismo y con Perón en exilio, después de un golpe de Estado. Frondizi lideró la
facción UCR Intransigente y logró ganar las elecciones presidenciales mediante un acuerdo con el
peronismo, lo que generó un apoyo inicial pero también debilitó su posición.
Para consolidar su gobierno y superar la debilidad política, Frondizi tomó medidas rápidas,
especialmente en el ámbito económico, con el objetivo de legitimar su gobierno. Para ello, se rodeó
de asesores y formó un binomio político-intelectual con Rogelio Frigerio, quien cumplió un papel
importante como asesor económico.
En términos de políticas económicas, Frondizi implementó una serie de medidas orientadas hacia la
industrialización y la inversión en infraestructura. Buscó atraer inversión extranjera y promover el
desarrollo de sectores estratégicos de la economía, como la industria petrolera y la energía nuclear.
Se realizaron proyectos de obras públicas y se fomentó la construcción de carreteras y represas.
Sin embargo, el desarrollismo de Frondizi también enfrentó desafíos y críticas. El apoyo inicial del
peronismo se debilitó rápidamente, lo que generó tensiones políticas y sociales. Además, las
medidas económicas implementadas no lograron resolver los problemas estructurales de la
economía argentina, como la inflación y la dependencia de la exportación de productos primarios.
El diagnóstico del problema económico argentino se basa en varios aspectos. En primer lugar, se
reconoce que Argentina es un país subdesarrollado que no ha logrado alcanzar un crecimiento
económico auto sostenido. Uno de los principales problemas que contribuye a esta situación es el
déficit en la balanza comercial.
En cuanto a las exportaciones, se observa un estancamiento en el sector, donde el país solo puede
exportar los excedentes de producción, lo que limita su capacidad de generar ingresos a través de las
exportaciones. Por otro lado, las importaciones han experimentado un crecimiento impulsado por el
desarrollo económico industrial, especialmente en la industria de bienes de consumo final. Esto ha
generado un aumento en las importaciones, lo que agrava el déficit comercial.
Ante este diagnóstico, Arturo Frondizi propuso mejorar las industrias básicas como una forma de
abordar el problema económico. Para lograr esto, promovió la inversión extranjera, ya que el capital
local era escaso. Frondizi propuso una ley que facilitara la llegada de empresas extranjeras al país,
con el objetivo de fortalecer y desarrollar las industrias básicas.