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Pausa Ignaciana 09 de febrero de 2022

En nuestra tercera Pausa Ignaciana, somos invitados a reflexionar sobre el carácter de nuestros pensamientos y
como ellos van alimentando mi modo de ver de la vida (percepción).

Saber comenzar:
− Se puede colocar una música suave, instrumental, que invite al recogimiento.
− Se puede encender una velita o un cirio como símbolo de que vamos a entrar en una dinámica distinta, de
interioridad (Pastoral puede facilitar esta velita).
− Pídele al grupo que asuma una postura adecuada, que les permita estar lo más relajados posible… les puede
ayudar un ejercicio de respiración, poner los dos pies en el suelo, poner las manos en las piernas, cerrar los
ojos…
Nota: tener en cuenta que el tono de voz y el modo como abordemos la pausas incide en la experiencia.

Consideración: En lo que va corrido del día, con seguridad han pasado por nuestra mente varios o muchos
pensamientos, algunos de ellos se repiten con frecuencia, otros solo permanecen un instante y se van. En esta pausa
vamos a tratar de recordar aquellos pensamientos desde que me desperté hasta el momento actual, qué pensamiento
identifico como el que más ha estado en mi mente durante la jornada, bien por que vuelve de manera reiterada o
bien porque perduró un buen rato de tiempo; qué produce en mi este tipo de pensamiento, a qué me invita, cuál
es la causa para que aparezca en mi mente este pensamiento, con este tipo de pensamiento alimento el cómo veo la
vida, qué sentimiento produce en mi este tipo de pensamiento.

− Puedes poner a consideración del grupo la siguiente afirmación:

“Somos lo que pensamos”

− Como relacionarías la anterior frase con la siguiente imagen:

− Trata de reflexionar con ellos ¿Por qué es tan importante reflexionar sobre mis pensamientos?
− Puedes ayudarte de la oración “preparatoria” de san Ignacio: “Que todas mis intenciones (sentimientos /
corazón), acciones (obras) y operaciones (pensamientos / mente) sean siempre puestas para más amar y servir
a los demás”.

Saber estar: ayúdales a considerar que los pensamientos al interior de cada uno son demasiados y muy diversos. El
primer ejercicio consiste en reconocer esta realidad; con el tiempo aprenderemos a distinguirlos en su
particularidad.

− Empecemos por observar los pensamientos. Échale un vistazo al modo como te afectan, con los que te
identificas, los más reiterativo o recurrente…y por qué.
− Mira la “Tabla de pensamientos” (Anexo 1), intenta identificar cuál es el pensamiento que es más reiterativo.
− Vuelve sobre las preguntas que se proponen para la reflexión personal; se sugiere que tomen nota ¿Cuál
sentimiento identificaste? ¿Por qué crees que es éste? ¿Qué causa que sea este pensamiento? ¿Cómo lo
clasifico? ¿Aporta algo en mi vida este pensamiento? ¿Siento que lo puedo manejar?
− Si te nace, pídele a Dios con tus propias palabras que ilumine esto que hoy estás pensando y que alimenta
tu forma de ver/valorar el mundo. Pídele que te permita cultivar determinados pensamientos si le aportan
a tu bienestar interior/exterior… o a transformarlos si te quita paz o le resta a tu interioridad.

Saber terminar: con mucha espontaneidad invita a algunos que compartan cómo se sintieron en este momento.
Trata de que no se extiendan mucho, invítalos a practicar la escucha y el respeto por lo que se comparte.

ANEXO 1: ALGUNOS TIPOS DE PENSAMIENTOS

Positivos

Negativos

Irracionales Son los que se salen de todo contexto

Automáticos Son los que tengo asociados con experiencia

Intrusivos son pensamientos no deseados, involuntarios, que llegan de manera espontánea a la mente

Filisóficos

Rumiantes Que se quedan dando vueltas en mi mente

Críticos Van creando en mi una identidad

Distorcionados Me invitan a ver una realidad que no corresponde

Creativos

Alegres

Pesimistas

Tristes

Reiterativos Que generalmente regersan

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