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Por eso, vamos a revisar una serie de pasos que nos permitirán crear, reinventar,
proponer nuevas dinámicas, basadas en la comunicación a distancia, para ser
implementadas en el marco de diversas prácticas de educación popular.
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• Deben poder ser realizadas – preferentemente – utilizando un teléfono
celular… por supuesto, si se pueden hacer con el celular casi seguro se
podrán hacer con una computadora.
¿Por qué este criterio?
Porque en nuestro campo popular hay mayor cantidad de personas que
cuentan con un teléfono celular que con una computadora. Aún así,
tenemos una gran cantidad de familias que ni siquiera tienen este
dispositivo.
La distribución de las tecnologías – que son un capital y un bien cultural – es
tan desigual como otras desigualdades sociales, y tenemos que contar con
ese dato para pensar nuestras propuestas.
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Ejes para la articulación del trabajo
1- Fundamentación
2- Presentación de la dinámica
a. Nombre de la dinámica
b. Objetivos
c. Pedagogías de la Didáctica Freireana abordadas
d. Materiales y tecnologías necesarias
e. Preparación necesaria
f. Desarrollo
g. Reflexión
3- Carta pedagógica al/la educador/a que trabaje esta dinámica
Entonces, veamos cómo desarrollar cada uno de estos ejes, importantes para la
comprensión de la propuesta por parte de los y las educadoras que la lleven
adelante.
En este sentido, nuestro acto lúdico educativo – pero también los juegos lo son – es
un acto político. Tiene intencionalidades, propuestas, miradas en su construcción
que deben ser explicitadas.
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• Los componentes de la situación educativa
“La situación educativa no es cualquier situación”, dice Paulo Freire en El Grito Manso.
No toda situación es una situación educativa; y nuestra dinámica está pensada para
una situación educativa.
Poder decir cuál/es de esas pedagogías son abordadas en nuestra dinámica, cómo
y por qué; ubica nuestra propuesta con mayor claridad en la comprensión del
educador, de la educadora que la llevará a la acción. Ancla una parte del sentido
que nos propusimos en su creación, pero también posibilita identificar cómo sería
la aplicación en otra/s de esas pedagogías citadas.
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• La bibliografía propuesta
Aquí vale la pena hacer una aclaración: las Dinámicas Pedagógicas Freireanas no
pueden ser una mera traslación de dinámicas preexistentes elaboradas para
la presencialidad y ahora traducidas a la virtualidad.
Con esto queremos decir que no se trata de tomar una dinámica que ya existe y
reemplazar el uso del pizarrón o el afiche por la pantalla, con un PowertPoint o un
documento de texto; o suplantar una canción por un video. Se trata de recrear,
reinventar a la luz de todos los componentes que mencionamos – la cultura
popular, la politicidad, las necesidades actuales, la situación pedagógica – nuevas
propuestas. Por supuesto que estas propuestas pueden estar influidas o
inspiradas por algunas anteriores, pero evitaremos la mera copia y reformulación
al entorno de las redes.
• La validación realizada
Los juegos – aún los juegos más populares, aquellos en los que es difícil encontrar
una norma escrita – se validan. Validar significa que se prueba, se reflexiona sobre
cómo resultó la propuesta, su claridad, la interpretación que los y las participantes
tuvieron de la situación, los tiempos pensados, los recursos presentados, los
resultados obtenidos… Validar la dinámica es importante, porque siempre
podemos ajustarla, modificarla, alterar alguno de sus componentes para lograr
aquello que pensamos al momento de crearla. Eso es diseñar, poder articular las
partes para que el resultado sea el esperado.
Para validar la dinámica que ustedes elaboren será necesario que, al momento de
ponerla en acción, elaboren un registro de lo que ocurrió. Este registro – que no es
ni más ni menos que un registro de la práctica – les permitirá identificar, luego,
aquello que funcionó tal como lo pensaron y aquello que no. Es a partir de ese
registro que deberán ajustar ciertos componentes de la propuesta para que se
acerque más a lo que el grupo que la diseñó esperaba. Ese proceso es la validación.
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2- Presentación de la dinámica
Nombre de la dinámica
Objetivos
Puede ser uno o varios, pero no muchos. Una dinámica es una acción que ocurre
en una temporalidad determinada, usualmente no muy larga, que funciona como
activador para la reflexión, o como momento de distensión, o ayudando a procesos
de síntesis… pero la dinámica no es el eje de esa reflexión o síntesis, sino una
herramienta que ayuda a propiciarla.
Los objetivos, entonces, están en línea con los objetivos del encuentro; y por eso
sirve mucho que pongamos claramente cuáles son los de la dinámica, para que en
la coincidencia objetivos del encuentro-objetivos de la dinámica el educador, la
educadora, puedan seleccionar aquélla propuesta que más se ajuste.
En la edición final del material que desarrollaremos – entre las dos universidades,
como publicación conjunta - le presentaremos y propondremos a los y las
educadoras que puedan mirar sus encuentros con el filtro de las 10 Pedagogías para
la Didáctica Freireana. Por supuesto, incluiremos material de lectura para que las
conozcan y reflexionen, y puedan pensarlas y llevarlas adelante en el marco de sus
propias prácticas.
Por eso es importante que podamos informar, a modo de listado, cuál/es de las
pedagogías se aborda/n en nuestra dinámica. No sólo porque de ese modo se
podrá hacer mejor uso en el desarrollo del encuentro sino, además, para sumarla a
la evaluación de los resultados de su tarea usando el Mandala de las 10
Pedagogías para ello – tendrán material ampliatorio de esto -.
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Materiales y tecnologías necesarias
Entonces, hacer una lista detallada de los materiales y la tecnología a utilizar será
fundamental.
Preparación necesaria
Muchas veces las dinámicas requieren tener previsto, además de los materiales y
las tecnologías a utilizar, ciertas preparaciones: que antes se haya reflexionado
sobre determinado tema, o que se hayan presentado todos y todas previamente –
si no es una dinámica de presentación, claro -, o haber recorrido cierto camino en
conjunto… es importante poder explicitarlo, para que quien coordina la tarea sea
consciente de esos requerimientos.
Desarrollo
Luego viene explicación, paso por paso, sobre cómo se desarrolla la dinámica.
Conviene en este punto ser minuciosos, minuciosas en el detalle de cada uno de
los momentos, las acciones que supone en cada caso, las posibles reacciones.
Reflexión
Para todas estas cuestiones pueden mirar el modo en que están abordadas en la
bibliografía que proponemos, centralmente en los dos tomos de Técnicas Participativas
para la Educación Popular. Nuevamente, no se trata de una traducción mecánica de
uno a otro entorno, sino de una orientación para lo que deberán crear.
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3- Una carta sobre las Cartas Pedagógicas
Querido/a estudiante
Escribimos esta carta porque nos hemos propuesto que la invitación que hagan a
quien tome este material, lo lea y quiera desarrollar la dinámica que ustedes
crearon la hagan usando este género.
Esa propuesta que harán a su lector, a su lectora, no será simplemente un “te invito
a que implementes esta dinámica porque…”, sino más bien un texto en el que puedan
compartir en qué contexto fue diseñada, con qué sentido/s fue soñada, con
cuáles destinatarios pensaron su implementación… compartir con el otro, la
otra, sus esperanzas, sus búsquedas, sus utopías; en el marco de esa Carta
Pedagógica que cuenta la experiencia e invita a sumarse.
Por eso ésta que les escribimos es una carta pedagógica que pretende
reflexionar sobre la escritura de las cartas pedagógicas. Reflexionar sobre su
importancia para nosotras y nosotros en tanto educadoras y educadores populares,
en nuestra formación. Muchas veces habremos leído las “Cartas a quien pretende
enseñar”, o la “Pedagogía de la indignación: cartas pedagógicas en un mundo
revuelto”, con el enorme impacto que eso tuvo y tiene en nuestra comprensión del
acto educativo. Y queremos reflexionar con vos sobre este modo de presentar la
dinámica pedagógica freireana que han diseñado porque serás, junto con tus
compañeros/as del equipo, autor/a de una carta pedagógica.
Se trata de un género maleable, sencillo, ágil, expositivo. Mucho más dúctil que un
artículo académico y más emparentado al ensayo, permite una fluidez distinta en el
discurso y resulta especialmente apropiado para compartir experiencias,
aprendizajes, conocimientos. Si bien tiene origen en el formato escrito, es bueno
hacer notar que valdría la pena incursionar – al tiempo que sostener su modalidad
original escrita – en nuevos soportes epistolares: audio, imagen, video.
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La carta como medio de comunicación es un trabajo reflexivo que realiza quien
escribe o narra; y que pide respuesta de lo expuesto. Así, la carta se hace presente
como un ejercicio del diálogo a través de un medio escrito o con otros formatos.
Referirse a las cartas pedagógicas implica referirse a un diálogo educativo que
conlleva una dosis de rigor - porque plasma de forma ordenada la reflexión y el
pensamiento – en un diálogo que ejercita la amorosidad, ya que en general
escribimos cartas a aquellas personas que sentimos de alguna manera próximas en
nuestros intereses –por lo pertinente en el tema de la carta o por la cercanía afectiva
– y con quienes queremos crear vínculos de compromiso.
Como muchos otros saberes, escribir cartas pedagógicas es una práctica que se
mejora en la tarea concreta, ya que la reflexividad que requiere su escritura hace
que vayamos incorporando elementos, puliendo el estilo – la claridad y la
profundidad son importantes, claro, pero también la estética y la belleza en el uso
de la lengua, que conmueven al/la lector/a -, construyendo cada vez mejores
diálogos en ellas. Desfiarse a producir cartas pedagógicas es el mejor camino para
hacerlo.
1- PUNTO DE PARTIDA
2- OBJETIVO DE LA CARTA
Como todo discurso, como toda práctica educativa, la carta pedagógica tiene un
objetivo: ¿para qué hacemos la carta? Recordemos que la carta es la apertura – o la
continuación, claro – de un diálogo. Y este diálogo tiene, en el caso concreto de la
carta pedagógica, intenciones educativas, enseñar-aprender de-sobre alguna
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situación. La carta entonces propone, critica, pregunta… desafía a una conversación
sobre el tema. Al mismo tiempo, abre a la participación de otros y otras. Ya no soy
sólo yo, en la soledad de mis pensamientos. Estas ideas convocan a más personas
para el diálogo.
En nuestro caso mostrará posturas de le grupo, que hacen presentes sus voces
políticas y pedagógicas en la dinámica propuesta pero también en la carta que
escribirán.
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5- EL CONTENIDO DE LA CARTA PEDAGÓGICA
La carta pedagógica debe cuidar ser inclusiva, dar espacio a las voces de otros y
otras sobre los temas, proponer la participación. El lenguaje sencillo pero profundo
que parte de las noticias, las reflexiones o los mensajes permite esa apertura.
Cuando escribimos una carta pedagógica, como dijimos antes, apelamos a las
dimensiones intelectuales y afectivas de las personas. La educación misma no
puede ser vista como un acto sobre las cabezas simplemente; es necesario dar
razón de las diversas posturas y afirmaciones que hacemos políticamente, pero
también es necesario convocar a las emociones y los sentimientos humanos más
profundos para profundizar su afianzamiento en la vida de cada persona y
comunidad.
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Es necesario pensar las cartas pedagógicas como un instrumento de humanización
de las relaciones humanas, y precisamente por eso es que es profundamente
política. Abiertamente opuesta a una pedagogía bancaria, donde no se puede
escribir como un acto creador sino solamente copiar como un acto reproductor, la
carta tiene la potencia de invitar a la creación permanente, a la reinvención
constante. No es la última palabra sino una de las palabras en el diálogo
permanente de prácticas y reflexiones, uno de los mundos que deben poder
contener los demás mundos. La carta pedagógica es un momento del acto
educativo que construimos, y esa es quizás su potencia máxima.
Como en cualquier otra carta, esta busca una respuesta. Aún el mensaje que se
arroja al mar dentro de una botella lo busca. Es bueno incentivar las respuestas en
las cartas pedagógicas, para establecer un diálogo de crecimiento y transformación
en las reflexiones propuestas; para construir una nueva cultura – dialogal – que
toma en cuenta tanto la presencia de la palabra como la lectura del mundo.
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Y la respuesta no es la conclusión de una pregunta. Es cada vez la nueva apertura
a más, en una espiral creciente; porque la carta pedagógica – como la praxis docente
– parte de un lugar humilde y abierto al aprendizaje, ya que “nadie sabe todo, y nadie
sabe nada”.
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A soñar ahora, a crear, a inventar y reinventar propuestas para que educadores y
educadoras puedan mejorar sus tareas!
Buena producción!
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