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Escuela de Derecho

Asignatura:

Derecho del Trabajo I

Facilitador:

Robinson Lebrón

Tema:

Parte del Contrato de Trabajo

Presentado por:

Edickson Figueroa Feliz - 2018-0116

Fecha de entrega:
25 de Febrero 2022.-
Índice

Introducción...............................................................................................................3

Historia de la OIT.......................................................................................................4

Orígenes....................................................................................................................4

¿Por qué se originó?.................................................................................................5

Inicio...........................................................................................................................9

Organización............................................................................................................10

Funciones................................................................................................................12

Objetivos..................................................................................................................13

Conclusión...............................................................................................................14

Bibliografía...............................................................................................................15
Introducción

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) es la agencia especializada de la


ONU que se encarga de las cuestiones relacionadas con el trabajo en el mundo.
Entre sus objetivos principales se encuentra fomentar los derechos laborales,
estimular oportunidades dignas de empleo, mejorar la protección social, y reforzar
el diálogo en cuestiones relacionadas con el trabajo.

Es La única organización con una estructura tripartida, la cual otorga los mismos
derechos a trabajadores, empleadores y gobiernos a la hora de garantizar que las
opiniones de estos asociados sociales se reflejen de manera fiel tanto en las
normas de trabajo como en la modificación de las políticas y los programas.

La OIT se encarga de desarrollar y supervisar el uso de las normas


internacionales de trabajo que se convierten en convenciones y recomendaciones.
Estas normas cubren todos los aspectos del mundo del trabajo, y establecen
principios básicos y derechos con el fin de garantizar un trabajo digno para todos
los ciudadanos.
Historia de la OIT

Orígenes

La OIT fue creada en 1919, como parte del Tratado de Versalles que terminó con
la Primera Guerra Mundial, y reflejó la convicción de que la justicia social es
esencial para alcanzar una paz universal y permanente.

Su Constitución fue elaborada entre enero y abril de 1919 por una Comisión del
Trabajo establecida por la Conferencia de Paz, que se reunió por primera vez en
París y luego en Versalles. La Comisión, presidida por Samuel Gompers,
presidente de la Federación Estadounidense del Trabajo (AFL), estaba compuesta
por representantes de nueve países: Bélgica, Cuba, Checoslovaquia, Francia,
Italia, Japón, Polonia, Reino Unido y Estados Unidos. El resultado fue una
organización tripartita, la única en su género con representantes de gobiernos,
empleadores y trabajadores en sus órganos ejecutivos.

La Constitución contenía ideas ya experimentadas en la Asociación Internacional


para la Protección Internacional de los Trabajadores, fundada en Basilea en 1901.
Las acciones en favor de una organización internacional que enfrentará temas
laborales se iniciaron en el siglo XIX, y fueron lideradas por dos empresarios,
Robert Owen (1771-1853) de Gales y Daniel Legrand (1783-1859) de Francia.

La fuerza que impulsó la creación de la OIT fue provocada por consideraciones


sobre seguridad, humanitarias, políticas y económicas. Al sintetizarlas, el
Preámbulo de la Constitución de la OIT dice que las Altas Partes Contratantes
estaban movidas por sentimientos de justicia y humanidad así como por el deseo
de asegurar la paz permanente en el mundo.

Había un verdadero reconocimiento a la importancia de la justicia social para el


logro de la paz, en contraste con un pasado de explotación de los trabajadores en
los países industrializados de ese momento.
Había también una comprensión cada vez mayor de la interdependencia
económica del mundo y de la necesidad de cooperación para obtener igualdad en
las condiciones de trabajo en los países que competían por mercados. El
Preámbulo, al reflejar estas ideas establecía:

 Considerando que la paz universal y permanente sólo puede basarse en la


justicia social;
 Considerando que existen condiciones de trabajo que entrañan tal grado de
injusticia, miseria y privaciones para gran número de seres humanos, que el
descontento causado constituye una amenaza para la paz y armonía
universales; y considerando que es urgente mejorar dichas condiciones;
 Considerando que si cualquier nación no adoptare un régimen de trabajo
realmente humano, esta omisión constituiría un obstáculo a los esfuerzos
de otras naciones que deseen mejorar la suerte de los trabajadores en sus
propios países.

¿Por qué se originó?

Su creación en la Conferencia de Paz de París fue por consecuencias directa de


alrededor de cuatro años de derramamiento de sangre y de las revoluciones y la
agitación social, económica y política que siguieron a la Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, si se presta demasiada atención a las circunstancias que rodearon
la fundación de la OIT, se pierde de vista fácilmente el hecho de que los orígenes
de la Organización se remontan a mucho más atrás.

Cuando los miembros de la Comisión de Legislación Internacional del Trabajo se


reunieron en París en febrero de 1919, con el mandato de los países aliados
vencedores de deliberar sobre las características de la futura OIT, se basaron en
casi medio siglo de debates sobre política social internacional.
En el contexto de una industrialización cada vez más acelerada y la expansión
generalizada del comercio mundial, los reformadores sociales y los sindicalistas de
países de Europa y América del Norte entraron en un debate sobre cuál podría ser
la mejor manera de controlar los efectos no deseados de las fuerzas que
impulsaban el capitalismo industrial.

Los primeros en introducir la idea de las normas internacionales


del trabajo en el debate público en Europa a principios del siglo XIX fueron los
empresarios filántropos, cuyo interés primordial residía en el mejoramiento
material y moral de las clases trabajadoras. Robert Owen, un industrial galés y
socialista utópico que había experimentado con la construcción de comunidades
igualitarias de trabajadores en su fábrica textil escocesa de New Lanark, trató de
mejorar las condiciones de trabajo, especialmente en lo que respecta al trabajo
infantil y al tiempo de trabajo, a nivel nacional mediante acuerdos internacionales.

Sus ideas fueron recogidas e introducidas en el debate político por otros,


como el propietario de una fábrica de algodón inglesa, Charles Hindley, que
veía claramente en las leyes laborales internacionales un medio para evitar la
desventaja económica de naciones socialmente progresistas como Gran Bretaña,
o un poco más tarde el fabricante suizo alsaciano Daniel Legrand.

Cuando los gobiernos comenzaron a reglamentar la edad mínima de admisión al


trabajo de los niños, a introducir sistemas estatales de inspección de
fábricas y a poner en marcha planes de seguridad social que protegieran a los
trabajadores contra los peligros de los accidentes, la vejez o el desempleo, no solo
tenían razones humanitarias sino también políticas y económicas para hacerlo. Un
objetivo central de la legislación social de Bismarck iniciada en Alemania durante
la década de 1880 era sofocar el potencial revolucionario del movimiento obrero
e integrar a los trabajadores en la nueva nación en ciernes.
Al mismo tiempo, el conjunto de normas establecidas contra la explotación de los
trabajadores y los beneficios sociales que la mayoría de los gobiernos de Europa
Occidental introdujeron durante la segunda mitad del siglo XIX también se atenían
a una lógica económica. Particularmente en el caso de los países que adoptaron
la doctrina del libre comercio, la protección de los trabajadores por parte del
Estado se consideró un medio de amortiguar los efectos potencialmente
peligrosos que, desde un punto de vista social y político, suponía la competencia
internacional entre economías abiertas. Incluso partes del movimiento obrero
estaban a favor de combinar «pactos laborales» sólidos con el libre comercio.

El intento de armonizar las normas sociales a nivel internacional con el fin de


evitar que los países compitieran entre sí por aplicar normas menos restrictivas
cayendo así en una espiral descendente fue visto al menos por algunos como el
paso lógico siguiente.

Con el cambio de siglo, los gobiernos emprendieron la iniciativa de armonizar


la legislación laboral a escala internacional. En algunos casos, trataron de
concertar tratados multilaterales con el fin de reglamentar determinadas
cuestiones sociales y laborales. Por ejemplo, en 1890, el Gobierno alemán
convocó a un grupo de Estados europeos en Berlín en un primer intento de
establecer normas internacionales relativas al trabajo de las mujeres y los niños,
que finalmente sería en vano. Los países más pequeños, como Suiza, estaban a
la vanguardia de iniciativas de mayor alcance para posicionarse en el escenario
diplomático internacional. Algunos gobiernos, como los de Francia e Italia, optaron
por celebrar acuerdos bilaterales que garantizaron a los trabajadores migrantes la
igualdad de acceso a las prestaciones sociales en ambos países en 1904.

Una segunda fuente de inspiración de la búsqueda de acuerdos


internacionales en materia de política social fue el movimiento obrero socia-
lista, unido aunque no cohesionado en la Segunda Internacional, fundada en
1889. Aunque durante la mayor parte de su período de existencia, la Segunda
Internacional estuvo profundamente dividida entre un ala marxista (revolucionaria)
y una reformista, impulsó notablemente el debate. En los países con
los movimientos obreros más fuertes Alemania, Francia, Inglaterra, Suiza y
Bélgica hubo grandes discrepancias al principio en cuanto a si la mejora de
las condiciones de trabajo podía lograrse a través de medios legislativos. Sin
embargo, alrededor de la década de 1890, se hicieron patentes las ventajas que
suponía esta estrategia3. Especialmente los sectores del movimiento socialista y
sus aliados sindicales, que estaban dispuestos a trabajar dentro del sistema
capitalista existente y apoyaban la introducción de legislación social a nivel
nacional, se mostraron generalmente más abiertos a cooperar con otras fuerzas
políticas con el fin de presionar a los gobiernos para que armonizasen esta
legislación a nivel internacional. Sin embargo, en general, los sindicatos siguieron
circunscribiendo sus planteamientos al ámbito nacional.

Fue durante ese mismo período cuando el derecho internacional del trabajo
se convirtió en la preocupación de una cada vez más amplia red transnacional de
reformadores sociales, en su mayoría liberales principalmente abogados y
economistas políticos, entre otros, que pedían al Estado que utilizara su poder de
intervención. El derecho del trabajo se promovió como una empresa filantrópica
y como un conjunto de conocimientos y métodos científicos mediante los cuales
se podía alcanzar el progreso social por medios pacíficos. Los reformadores
entablaron y, de hecho, mantuvieron relaciones simbióticas con el ámbito
igualmente en expansión de las estadísticas sociales, que proporcionaron los
datos necesarios y ayudaron a crear categorías como la de desempleo como
condición previa para la creación de modelos que llevaran a una intervención
exitosa.
Inicio

La OIT ha realizado aportes importantes al mundo del trabajo desde sus primeros
días. La primera Conferencia Internacional del Trabajo en Washington en octubre
de 1919 adoptó seis Convenios Internacionales del Trabajo, que se referían a las
horas de trabajo en la industria, desempleo, protección de la maternidad, trabajo
nocturno de las mujeres, edad mínima y trabajo nocturno de los menores en la
industria.

La OIT estableció su sede en Ginebra en el verano de 1920 con el francés Albert


Thomas como primer Presidente de la Oficina Internacional del Trabajo, que es la
secretaría permanente de la Organización. Con gran ímpetu impulsó la adopción
de 9 Convenios Internacionales del Trabajo y 10 Recomendaciones en menos de
dos años.

Este primer fervor pronto fue moderado, porque algunos gobiernos pensaban que
había demasiados Convenios, el presupuesto era excesivo y los informes muy
críticos. Sin embargo, la Corte Internacional de Justicia declaró que el ámbito de
acción de la OIT se extendía también a la reglamentación de las condiciones de
trabajo del sector agrícola.

En 1925 fue creado un Comité de Expertos como sistema de supervisión de la


aplicación de las normas de la OIT. El Comité, que aún existe, está compuesto por
juristas independientes responsables del análisis de los informes de los gobiernos
y de presentar cada año a la Conferencia sus propios informes.
Organización

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) se encuentra compuesta de una


estructura tripartita reuniendo los gobiernos, los representantes de los
empleadores y de los trabajadores de cada uno de los estados miembros.

La estructura tripartita de la OIT le proporciona un carácter único en el


sistema de las Naciones Unidas, ya que las organizaciones de empleadores
y trabajadores participan en las discusiones con los gobiernos en posición
de igualdad.

La OIT apoya el tripartismo en los estados miembros mediante la promoción del


diálogo social en el diseño y la aplicación de estrategias nacionales.

La OIT posee los siguientes órganos:

a) Conferencia internacional del trabajo. La Conferencia proporciona un foro para


la discusión de problemas mundiales de orden social y laboral; tiene una función
primordial en la elaboración y adopción de las normas internacionales del trabajo;
fija las políticas generales de la Organización; también aprueba cada dos años el
programa de trabajo y el presupuesto bienal de la OIT. Además, elige a los
miembros del Consejo de Administración.

En la Conferencia participan las delegaciones gubernamentales, generalmente


encabezadas por los ministros responsables de los asuntos laborales en los
estados miembros, los delegados empleadores y los delegados trabajadores.
Cada Estado Miembro está representado por dos delegados gubernamentales, un
delegado de los empleadores y un delegado de los trabajadores. Los delegados
son acompañados por consejeros técnicos.
La composición tripartita de la delegación a la Conferencia no impide
a los delegados empleadores y trabajadores opinar y votar de acuerdo
con las indicaciones recibidas de sus organizaciones y con absoluta
independencia de sus gobiernos. Por ello, en ocasiones, su voto difiere e
incluso puede ser contrario al de los representantes de sus gobiernos.

b) Consejo de administración. Es el órgano ejecutivo que adopta


las decisiones para ejecutar la política de la OIT; elabora el proyecto de
programa y de presupuesto que luego somete a la Conferencia para su
aprobación y también elige al Director General de la Oficina Internacional
del Trabajo. Además, desempeña una función importante en la supervisión
de la aplicación de las normas internacionales del trabajo y en la protección
de los derechos laborales.

El Consejo se reúne tres veces al año en Ginebra. Está compuesto por


28 miembros gubernamentales, 14 miembros empleadores y 14 miembros
trabajadores. Diez de los puestos gubernamentales son ejercidos con
carácter permanente por los estados de mayor importancia industrial
(Alemania, Brasil, China, Francia, Federación Rusa, Estados Unidos, India,
Italia, Japón y Reino Unido), mientras que los otros 18 miembros son
elegidos por la Conferencia cada tres años, entre los representantes de los
demás estados miembros, teniendo en cuenta el principio de distribución
geográfica.

La distribución regional actual de los 18 puestos gubernamentales


titulares es la siguiente: Grupo Africano: 6 puestos; Grupo Américas: cinco puestos
(más dos escaños permanentes ocupados por Brasil y Estados Unidos); Grupo
Asia-Pacífico: cuatro puestos (más tres escaños permanentes ocupados por
China, India y Japón); Grupo Europa: tres puestos (más cinco escaños
permanentes ocupados por Alemania, Francia, Federación Rusa, Italia y Reino
Unido).
c) Oficina internacional del trabajo. La Oficina Internacional del Trabajo
constituye el secretariado permanente de la OIT, su sede operativa, centro de
investigación y casa editora. Tiene como responsabilidad primordial las
actividades que prepara bajo la supervisión del Consejo de Administración y la
dirección del Director General. La administración y la gestión se hallan
descentralizadas en oficinas regionales, de zona y de correspondencia. Emplea
cerca de 2500 funcionarios y expertos de más de cien nacionalidades en su sede
en Ginebra y en cuarenta oficinas en todo el mundo.

La Oficina Internacional del Trabajo está bajo la responsabilidad del Director


General, elegido por el Consejo de Administración por un período de cinco años
renovables. Es responsable ante el Consejo de la buena marcha de la Oficina y de
la ejecución de las tareas que le son asignadas.

Funciones

 Promover y fortalecer la cooperación para el desarrollo institucional y la


modernización de la formación profesional entre los países de América
Latina y el Caribe y entre la región de las Américas y otras regiones del
mundo.
 Contribuir al diseño y la gestión de políticas públicas de formación
profesional acordes con el programa de trabajo decente y en el marco de
las estrategias y planes nacionales definidos entre la OIT y los gobiernos,
las organizaciones de empleadores y de trabajadores.
 Desarrollar una comunidad de aprendizaje y gestión del conocimiento en
formación profesional a través de la recuperación crítica, sistematización y
diseminación de información, experiencias e innovaciones.
 Promover la investigación relacionada con la institucionalización de la
formación, atendiendo criterios de eficiencia, competitividad, productividad,
calidad, equidad social y respeto de las normas internacionales del trabajo.
Objetivos

La OIT cuenta con cuatro principales objetivos:

Promover la creación de empleos: y de economías que generen oportunidades de


inversión, iniciativa empresarial, desarrollo de calificaciones, puestos de trabajo y
modos de vida sostenibles.

Garantizar los derechos de los trabajadores: obtener el reconocimiento y el


respeto de los derechos de todos los trabajadores, y en particular de los
trabajadores desfavorecidos o pobres que necesitan representación, participación
y leyes que protejan sus intereses.

Extender la protección social: garantizar que mujeres y hombres disfruten de


condiciones de trabajo seguras, que les proporcionen tiempo libre y descanso
adecuados, que contemplen una retribución adecuada encaso de pérdida o
reducción de los ingresos y que permitan el acceso a una asistencia sanitaria
apropiada.

Fortalecer el diálogo social: la participación de organizaciones de


trabajadores y de empleadores sólidos e independientes es esencial para mejorar
la productividad, evitar los conflictos en el trabajo, y construir sociedades
cohesionadas.
Conclusión

Un aspecto muy esencial en las actividades de la OIT es la importancia de la


cooperación entre gobiernos y organizaciones de trabajadores y empleadores en
la promoción del progreso social y económico.

El objetivo de la OIT es responder a las necesidades de los hombres y mujeres


trabajadores al reunir a gobiernos, empleadores y trabajadores para establecer
normas del trabajo, desarrollar políticas y concebir programas. La estructura de la
OIT, en la cual trabajadores y empleadores tienen el mismo derecho a voto que
los gobiernos en sus deliberaciones, es una muestra del diálogo social en acción.
De esta manera se garantiza que las opiniones de los interlocutores sociales
queden fielmente reflejadas en las normas laborales, políticas y programas de la
OIT.

La OIT fomenta el tripartismo dentro de sus mandantes empleadores ,


trabajadores  y Estados miembros , al promover el diálogo social entre las
organizaciones sindicales y de empleadores en la formulación y cuando es
pertinente en la aplicación de las políticas nacionales en el ámbito social y
económico, así como respecto a muchas otras cuestiones.
Bibliografía

Maul, Daniel. La Organización Internacional del Trabajo: 100 años de políticas


sociales a escala mundial. 2019.

Organización Internacional del Trabajo. (1998). Declaración relativa a los fines y


objetivos de la Organización Internacional del Trabajo.

Rodgers, G., Lee, E., Swepston, L., & Daele, J. V. (2009). La Organización
Internacional del Trabajo y la lucha por la justicia social, 1919-2009.

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