Es un constructo psicológico, que se refiere a un conjunto dinámico de
características psíquicas de una persona. El concepto puede definirse también como el patrón de actitudes, pensamientos, sentimientos y repertorio conductual que caracteriza a una persona. La personalidad persiste en el comportamiento de las personas congruentes a través del tiempo, aun en distintas situaciones o momentos, otorgando algo único a cada individuo que lo caracteriza como independiente y diferente.
Si bien la personalidad puede, en cierta medida, predecir o determinar cómo
nos comportaremos ante diferentes situaciones, no podemos pretender que la exactitud sea al cien por cien. La complejidad del ser humano y la inmensa cantidad de factores que intervienen en nuestra manera de actuar hacen imposible la identificación de un único predictor de comportamiento. Existen varios factores que son determinantes en nuestra personalidad, como: la herencia, el afecto, la nutrición, la salud física, el desarrollo neuropsicológico, el ambiente y el aprendizaje. Cuando hablamos de carácter nos referimos a aquellas características en las que tiene un mayor peso la influencia del ambiente, es decir, el aprendizaje. Es adquirido, ligado a factores educativos y culturales. Sin él nos sería imposible interiorizar las normas sociales y nuestro ajuste voluntario. Se le puede educar, claro está que con trabajo personal.
Este es el concepto de persona que ha pasado con algunas modificaciones a
veces, hasta nuestros días, y que fundamenta que todo individuo de naturaleza humana es persona, independientemente de sus circunstancias biográficas, genéticas, sociales o económicas, y es un individuo dotado de una especial dignidad. Cuando hablamos del desarrollo de la personalidad debemos tener en consideración dos conceptos: genotipo y fenotipo. El primero se refiere a las potencialidades que tenemos debido a nuestra constitución biológica, es decir, lo que podríamos o deberíamos ser y está determinado por la herencia y el desarrollo neuropsicológico. El segundo hace referencia a la manifestación conductual de nuestra personalidad, es decir, lo que hacemos y cómo lo mostramos, y está determinado por el genotipo y por los procesos de aprendizaje a lo largo de nuestra vida. Ambos desempeñan un rol fundamental para el desarrollo de nuestra personalidad. En conclusión, nacemos con ciertas características propias, que con el paso del tiempo y con un conjunto de factores como son el origen ambiental, la cultura, la familia, la educación recibida, etc., se van desarrollando y definiendo, estructurando y cambiando con el paso de los años. En este proceso intervienen de forma significativa ejerciendo una gran influencia las figuras de los padres, los amigos, profesores.
La personalidad engloba una serie de características comunes incluidas en sus
diferentes definiciones.
La personalidad abarca tanto la conducta manifiesta como la experiencia privada de la
persona (sus pensamientos, deseos, necesidades, recuerdos…). Se trata de algo distintivo y propio de cada persona, pues, aunque existan algunos “tipos de personalidad”, lo cierto es que cada persona es única, como también lo es su personalidad.
Por otro lado, refleja la influencia en la conducta de elementos psicológicos y biológicos
de las experiencias. La finalidad de la personalidad es la adaptación exitosa del individuo al entorno.