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LA PERSONALIDAD

Definición:

La personalidad se puede definir como un patrón de rasgos emocionales,


cognitivos y comportamentales que son persistentes a lo largo del tiempo,
tiene su origen en tres tipos de factores:

1. Los factores biológicos básicos que incluyen la herencia y los


factores maternos pre-natales.
2. Los factores bio ambientales que están en la base del desarrollo
neuropsicológico y dónde están unidos lo biológico y lo ambiental.
3. Y los factores puramente ambientales que incluyen el aprendizaje
instrumental y el vicario.

Las experiencias tempranas de la infancia son las más determinantes para la


construcción de la personalidad. Éstas están muy unidas a los aspectos
biológicos y darán la base para los futuros aprendizajes a lo largo de la vida.

No obstante, la personalidad y los trastornos son susceptibles de cambiar.

Personalidad normal y anormal

La normalidad o anormalidad de la personalidad no se pueden considerar


como categorías diferentes, es mejor considerar como un continuum que va
desde una personalidad saludable a otra que no lo es.

Se puede considerar que un individuo tiene una personalidad saludable


cuando:

1. Se tiene capacidad para adaptarse al ambiente.


2. La percepción de uno o del ambiente es constructiva.
3. Los patrones de conducta son saludables.

Y se puede considerar que un individuo tiene una personalidad anormal y no


saludable cuando:

1. El individuo es inflexible y poco adaptativo.


2. La percepción de uno mismo o del entorno son negativas y
frustrantes.
3. Los patrones de conducta del individuo tienen efectos negativos para
la salud.

Los tipos de personalidad considerados normales que en la medida en que se


van haciendo des-adaptativos, negativos en insalubres darán lugar al
correspondiente trastorno de personalidad.

La personalidad abarca tanto la conducta manifiesta como la experiencia


privada de la persona (sus pensamientos, deseos, necesidades, recuerdos…).
Se trata de algo distintivo y propio de cada persona, pues, aunque existan
algunos “tipos de personalidad”, lo cierto es que cada persona es única, como
también lo es su personalidad.

El desarrollo de una actividad sana o patológica va a depender de la


estructura de personalidad de una persona y de sus características o
rasgos. Cada estilo de personalidad es una forma distinta de afrontar la
vida, lo cual convierte a la personalidad en un factor clave para entender la
salud mental de una persona.

En conclusión, la finalidad de la personalidad es la adaptación exitosa del


individuo al entorno.
Diferencias entre personalidad, carácter y temperamento

En el lenguaje cotidiano personalidad, carácter y temperamento se


utilizan de forma indistinta, pero son términos distintos que no deben
confundirse.

 La personalidad representa la interacción que se produce entre el


carácter y el temperamento:
 El carácter se modela con las normas sociales y se va adquiriendo
como parte de nuestra educación y maduración. Por tanto, el carácter
depende de las interacciones que tenga la persona con su entorno, ya
sea en el ámbito familiar, socio laboral o por la influencia de la
cultura y la sociedad en la que vive.
 El temperamento es ajeno a la socialización y depende de la
disposición biológica hacia ciertos comportamientos. Es decir, el
temperamento está influido por unos rasgos determinados
genéticamente y por un perfil neuro-bioquímico determinado. El
ambiente no puede modelar el temperamento, como sí modela el
carácter.

Sobre el carácter influye la educación y sobre el temperamento la genética.


Podemos decir que una persona tiene un “temperamento irritable” porque
biológicamente está configurado así; mientras que, de otra persona diremos
que tiene “buen carácter” porque mediante la educación se ha adaptado bien
a las normas sociales. El carácter es la parte de la personalidad sobre la que
podemos influir desde fuera.

Cómo se desarrolla la personalidad adulta

La personalidad es el resultado de la interacción entre el temperamento y


el carácter, junto con las decisiones conscientes que tome el individuo bajo
su propia autodeterminación. La biología influye mucho en la personalidad, a
través del temperamento. Si bien el temperamento no determina la
personalidad adulta, sí es cierto que limita y favorece unos caminos en favor
de otros. En este sentido, es inusual que una niña tímida termine
desarrollando una personalidad histriónica o que un niño sensible termine
desarrollando una personalidad antisocial.

Las normas sociales, el estilo relacional con las figuras de apego y las
condiciones de vida, entre otros factores, pueden modelar la personalidad y
modificar el rumbo inicial que la biología marcaba para esa persona.

Por último, la autodeterminación de la propia persona, guiada por sus valores


morales y el entorno cultural, podrá también guiar su propia personalidad.
Personalidad normal frente a personalidad patológica

De una forma totalmente objetiva no se puede diferenciar entre


personalidad normal y anormal o patológica. Cualquier diferenciación que se
ha hecho o propuesto es una construcción social que está muy influenciada
por la cultura. Aun así, estas distinciones o clasificaciones nos ayudan a
entender las debilidades de una persona y cómo pueden responder a
determinada circunstancia. Más adelante, veremos una de estas
clasificaciones de la personalidad donde hablamos de los tipos de
personalidad.

La personalidad normal se define en función de los comportamientos y


costumbres socialmente aceptados en la cultura o grupo al que pertenece el
individuo.
Mientras que, la personalidad patológica o anómala se relaciona con los
comportamientos desviados de los del grupo de referencia o entorno
cultural. Cada cultura puede tener un patrón distinto de normalidad
atendiendo a sus normales sociales y valores.

También podemos encontrar distintos estereotipos de personalidad.

No hay una barrera clara que delimite la frontera entre la normalidad y la


patología, sino que hay un continuum. La normalidad puede ir convirtiéndose
poco a poco en anormalidad, y viceversa. Hay dos formas mediante las cuales
la personalidad puede empeorar en ese continuo entre salud y enfermedad:

1. Un rasgo des-adaptativo puede intensificarse, por ejemplo, la


impulsividad puede convertirse en hostilidad.
2. Un rasgo des-adaptativo puede dificultar la adaptación a un cambio y
el malestar resultante puede hacer que afloren otros rasgos des
adaptativos que habían estado latentes.

Rasgos

La personalidad permite construir una identidad propia y adaptarse al


mundo y al entorno. Caracteriza a las personas y las hace únicas. Incluye
rasgos tanto positivos como negativos como por ejemplo la empatía, la
solidaridad, la ira, el optimismo, el pesimismo, la alegría, el malhumor, la
sinceridad, la honestidad, el rencor, etc.

También podemos hablar de “rasgos” de personalidad; los conjuntos de


rasgos comunes constituyen los diferentes tipos de personalidad. Así,
podemos hablar de personas con tendencias depresivas, personas
dependientes, etc.

Es decir, la personalidad está formada por los rasgos que definen a la


persona.

Cuando los rasgos de la persona son extremos, disfuncionales,


normativamente desviados o des-adaptativos, se considera que la persona
tiene un trastorno de la personalidad (siempre deberán consultarse los
criterios diagnósticos de los manuales de referencia).
Estos rasgos deberán ser estables en el tiempo, así como predominantes;
además, suele generar malestar en la persona.

Rasgos de personalidad

Los rasgos de personalidad son patrones duraderos y persistentes de la


forma de percibir, pensar y relacionarse con uno mismo y con su entorno,
que se expresan en un amplio rango de situaciones personales y sociales.

Los rasgos de personalidad son inherentes al ser humano y no son


necesariamente malos, sino que son las características psicológicas que nos
definen y nos diferencian de otras personas. El problema viene cuando los
rasgos o patrones de personalidad son inflexibles y des-adaptativos,
causando un malestar significativo a la persona que los sufre e interfiriendo
en su rendimiento y sus relaciones personales.

La personalidad no se limita a un solo rasgo que pueda ser más marcado, sino
que la personalidad de una persona incluye todas sus características:
cognitivas, intra psíquicas, biológicas y de relación con los demás.

Las cinco principales características de la personalidad

Los investigadores psicológicos suelen definir a la personalidad en términos


de cinco características nucleares, que se pueden considerar como
disposiciones estables que se relacionan con diferencias en el
comportamiento. El modelo de personalidad en cinco factores engloba estas
características extensas, cada una de las cuales engloba a características
más específicas:

 Apertura a experiencias (aspectos que incluyen curiosidad


intelectual e imaginación creativa)

 Escrupulosidad (organización, productividad, responsabilidad)

 Extroversión (sociabilidad, asertividad; opuesto a la introversión)

 Amabilidad (compasión, acatamiento, confianza en otros)


 Neuroticismo (tendencias hacia la ansiedad y depresión)

Se cree que los individuos presentan cada una de las cinco dimensiones de la
personalidad hasta cierto punto, algunas personas califican más alto en
algunas características que en otras. La variedad infinita de maneras en las
que difieren los individuos en cuanto a la manera en la que expresan las
características es parte de lo que hace tan importante el estudio de la
personalidad.

Estas cinco principales características de la personalidad, usualmente se


evalúan usando cuestionarios. Mientras que estas pruebas varían en los
términos exactos que usan para cada característica, en esencia cubren las
mismas dimensiones generales, proveyendo puntuaciones de mayor a menor
en cada una: apertura a experiencias (también conocida como mente abierta
o solo apertura) escrupulosidad, extroversión (lo contrario a la
introversión), amabilidad y neuroticismo (a veces conocida como
emocionalidad negativa o estabilidad emocional).

¿Qué nos dicen las puntuaciones en las cinco características?


Las puntuaciones en el cuestionario de las cinco carcteristicas brindan una
idea de qué tan alto o bajo califica una persona en un continuo para cada
característica. Comparar esas puntuaciones con una muestra grande de
personas que tomaron las pruebas, como hacen algunas pruebas en línea,
ofrecen una imagen de que tan abierto, escrupuloso, extrovertido (o
introvertido) amable o neurótico es uno en comparación con los demás.

Hay evidencias confiables de que la extroversión está asociada con


bienestar subjetivo, neuroticismo, y un menor compromiso con el trabajo, y
la amabilidad con la religiosidad. Ciertas características se han relacionado
con riesgos de mortalidad. Sin embargo, estos son patrones generales que
no significan que una característica necesariamente causa alguno de estos
resultados.

Mientras que las medidas de características de personalidad tienden a ser


bastante consistentes a través de periodos cortos de tiempo en la edad
adulta, sí cambian en el curso de una vida. También hay motivos para creer
que es posible lograr un cambio deliberado de personalidad.

TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
Un trastorno de personalidad es un tipo de trastorno mental en el cual se
tiene un patrón de pensamiento, desempeño y comportamiento marcado y
poco saludable. Los trastornos de la personalidad se caracterizan
por patrones de pensamiento, percepción, reacción y relación duraderos y
repetitivos que provocan una angustia importante a la persona afectada y/o
afectan su capacidad de desenvolverse

Existen distintos tipos de trastornos de personalidad en función de los


rasgos des-adaptativos que se expresen. En algunos casos, es posible que la
persona no se dé cuenta de que tienes un trastorno de personalidad porque tu
manera de pensar y comportarte parece natural y que culpe a los demás por los
problemas que tiene.

En los trastornos de personalidad (o sus siglas TP) resulta complicado tanto


explicar cómo entender qué son. La definición de trastorno de
personalidad más extendida es la de un patrón des-adaptativo de
comportamiento y experiencia interna que se aleja mucho de las
expectativas de la cultura original de la persona. Este patrón es estable en
el tiempo y de larga duración, con un inicio en la adolescencia. Suelen
presentar una escasa flexibilidad y capacidad para adaptarse a las
circunstancias cambiantes de la vida. Habitualmente afecta a toda la
experiencia de la persona, provocando un malestar significativo para la
persona que lo sufre y un deterioro de la actividad social, laboral o familiar.

Las áreas sobre las que influye el patrón des-adaptativo de los trastornos
de personalidad son:

 Pensamiento: la forma de percibir e interpretar lo que les sucede a sí


mismos o a otras personas suele diferir de lo que opina su entorno.
 Afectividad: las respuestas emocionales de las personas con un
trastorno de personalidad suelen resultar inadecuadas con respecto a
lo socialmente aceptado para la situación. La respuesta emocional
puede ser exagerada, inapropiada o inexistente, en función del tipo
de trastorno de personalidad.
 Funcionamiento interpersonal: por distintos motivos y de distintas
maneras las relaciones interpersonales suelen verse muy afectadas.
Por tanto, las relaciones familiares suelen deteriorarse, las relaciones
de pareja no suelen mantenerse en el tiempo y las relaciones
laborales pueden provocar despidos o cambios frecuentes de trabajo.
 Control de los impulsos: habitualmente existe una dificultad para
controlar los impulsos, ya sea en las acciones, palabras o decisiones
tomadas.
TIPOS DE TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

Clasificación de los trastornos de personalidad

Los trastornos de personalidad se suelen clasificar categorialmente en 3


clúster de personalidad y cada uno de estos grupos se dividen en distintos
tipos de personalidad.

Los 3 grupos de trastornos de personalidad son:

1. Clúster o grupo de personalidad A: se corresponde con aquellas


personas que pueden ser consideradas raras o excéntricas. Incluye
los trastornos de personalidad paranoide, esquizoide y esquizotípico.
2. Clúster o grupo de personalidad B: las personas englobadas en este
grupo se caracterizan por ser exageradamente emocionales,
dramáticas o erráticas. Engloba los trastornos de personalidad
antisocial, límite, histriónico y narcisista.
3. Clúster o grupo de personalidad C: identifica a aquellas personas
que son muy ansiosas o sienten temor con facilidad. Lo completan los
trastornos de personalidad evasiva, dependiente y obsesivo-
compulsiva.

Prototipos de trastornos de personalidad

Estos 3 clúster de personalidad organizan 10 tipos distintos de trastornos


de personalidad:

1. Trastorno paranoide de la personalidad: patrón de suspicacia y


desconfianza, en el que se interpreta malintencionadamente la
voluntad de los demás.
2. Trastorno esquizoide de la personalidad: patrón en el que existe un
distanciamiento social y una limitación de la expresión emocional.
3. Trastorno esquizotípico de la personalidad: patrón en el que
predominan los pensamientos y comportamientos excéntricos, con
dificultades en las relaciones íntimas.
4. Trastorno antisocial de la personalidad: patrón de desprecio hacia
los demás y violación continua de sus derechos.
5. Trastorno límite de la personalidad: patrón de inestabilidad
afectiva, de las relaciones con los demás y de la imagen de uno mismo.
6. Trastorno histriónico de la personalidad: patrón de búsqueda
excesiva de la atención con elevada emocionalidad.
7. Trastorno narcisista de la personalidad: patrón de necesidad de
admiración, grandiosidad y ausencia de empatía hacia los demás.
8. Trastorno evitativo de la personalidad: patrón en el que la persona
se siente inadecuada, se retrae socialmente y es muy sensible a la
evaluación negativa de los demás.
9. Trastorno dependiente de la personalidad: patrón de
comportamiento sumiso, con una necesidad excesiva de estar cerca y
de sentirse cuidado por la persona de la que se depende.
10. Trastorno de personalidad obsesivo-compulsivo: patrón de
personalidad que gira en torno a la preocupación por el orden, el
control y el perfeccionismo.

SÍNTOMAS DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

Los síntomas de los trastornos de personalidad son muy variables en


función del tipo de trastorno de personalidad. Los síntomas pueden abarcar
un amplio espectro de posibilidades, desde la desconfianza extrema hasta la
necesidad de ser el centro de atención. Pueden verse acompañados de
ansiedad o depresión en situaciones concretas, como es la depresión
narcisista que aparece cuando una personalidad narcisista sufre un cambio
inesperado en su vida.
Cómo saber cuándo una persona tiene un Trastorno de
personalidad

Como hemos comentado, la transición de una personalidad normal a una


patológica es un continuo que no tiene una línea clara que delimite una de
otra. Sin embargo, a nivel conceptual existe tres características que
definen a un trastorno de personalidad:

1. Escasa capacidad de adaptación, especialmente en condiciones de


estrés o ante dificultades que provoca una fragilidad en la estabilidad
emocional.
2. Inflexibilidad para adaptarse. Son personas que imponen rígidamente
las mismas estrategias una y otra vez. A pesar de empeorar las cosas,
apenas varían mínimamente sus estrategias de afrontamiento y
terminan incrementando su nivel de estrés y amplificando su
vulnerabilidad. Esta rigidez requiere que el entorno se flexibilice al
máximo, hasta que el entorno no pueda adaptarse a la persona y surja
una situación crítica.
3. La repetición de los repertorios patológicos de conducta que se
repiten como un círculo vicioso y su incapacidad para cambiar provoca
que sus personalidades sean cada vez más patológicas y
problemáticas. Arruinan cada oportunidad de mejorar, ocasionándose
nuevos problemas y recreando situaciones pasadas de fracaso.
DIAGNÓSTICO DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

El diagnóstico de un trastorno de personalidad requiere de una entrevista


clínica y evaluación psicopatológica, haciendo especial hincapié en la
evaluación de los patrones de funcionamiento de la persona a lo largo del
tiempo. Hay que asegurarse que las características particulares de la
personalidad no son debidas al efecto de una sustancia (por ejemplo, una
droga como la cocaína), a un estado mental transitorio (por ejemplo, una
crisis de ansiedad o un episodio maniaco en un trastorno bipolar) ni a otra
afección médica (como la secuela de un traumatismo craneoencefálico).

Cuántas personas hay con un trastorno de personalidad

Es muy difícil establecer cuántas personas tienen un trastorno de


personalidad porque muchas de estas personas no acuden a los servicios de
salud mental buscando tratamiento. Los estudios epidemiológicos nos dicen
que entre un 9 y un 15 % de la población puede tener un trastorno de
personalidad.

A qué edad se diagnostica un trastorno de personalidad

Los trastornos de personalidad pueden identificarse desde el comienzo de


la edad adulta o durante la adolescencia, que es cuando estos patrones de
personalidad empiezan a ser reconocibles. En casos excepcionales, estas
categorías de trastorno de personalidad pueden ser aplicables a niños si
los rasgos des-adaptativos son especialmente dominantes. En estos casos,
habría que descartar que sean debidos a la presencia de otro trastorno
mental o sustancia. Cuando no es así, es muy probable que estos patrones
des-adaptativos persistan en la edad adulta.
Si bien los patrones des adaptativos suelen ser estables en el tiempo,
algunos tipos de trastorno de personalidad pueden mejorar con el paso del
tiempo y con la edad, como son los trastornos del clúster B: antisocial. Estos
tipos de trastorno de personalidad suelen tener su mayor expresión en la
juventud. Sin embargo, otros trastornos de personalidad son muy estables a
lo largo de los años, como el trastorno de personalidad obsesivo-compulsiva
y esquizotípica.

Cuándo piden ayuda las personas con trastorno de personalidad

La realidad es que muchas personas con trastornos de personalidad no


consideran que necesiten ayuda y no suelen consultar su problema hasta
relativamente tarde. La persistencia en el tiempo de los rasgos de
personalidad y su presencia desde la adolescencia hace que las personas que
los sufren se consideren así y no cuenten con la posibilidad de buscar ayuda.

En algunas ocasiones, logran compensarse con personas que les pueden


prestar apoyo o situaciones sociales que los ayudan a estabilizarse. Cuando
se da la desgracia de que pierden estas ayudas (divorcios, pérdidas de
empleo, fallecimiento de los progenitores) es cuando los rasgos se agravan o
cuando aparecen síntomas depresivos o distintos tipos de ansiedad. En este
momento es cuando pueden consultar por primera vez con un psiquiatra o
con un psicólogo clínico.

ANSIEDAD Y DEPRESIÓN EN PERSONAS CON TRASTORNO DE


PERSONALIDAD

La personalidad influye mucho en la manera de ver el mundo que tiene una


persona. Por tanto, determinados rasgos de personalidad pueden afectar a
cómo se toma una persona una situación personal, como pueda ser una
pérdida, una ruptura sentimental o un suspenso en un examen.

Como se dice, las personas con trastornos de personalidad tienen patrones


cognitivos y de comportamiento poco flexibles. Esta rigidez va a afectar al
estilo de afrontamiento y capacidad para sobreponerse a las adversidades.
Van a ser, por tanto, más proclives a sufrir estrés mental.

Las personas con trastornos de personalidad tienen más riesgo de


ansiedad, depresión o una adicción. Cada tipo de trastorno de personalidad
va a predisponer más a unos problemas que a otros, y también va a influir en
su forma de expresarla. Por ejemplo, las personas con trastorno límite de la
personalidad tienen más riesgo de consumir sustancias puesto que son más
impulsivas. Por otra parte, las personas narcisistas que desarrollan una
depresión, tienen un tipo de depresión que se conoce como depresión
narcisista, que tiene unas características particulares y se relaciona con no
haber obtenido el resultado que esperaban.

TRATAMIENTO DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

El tratamiento de los trastornos de personalidad es la psicoterapia


fundamentalmente. A través de la terapia psicológica, la persona puede ser
capaz de entender lo que le ocurre, cómo afecta a su entorno y cómo ha
influido en sus fracasos y frustraciones. El tratamiento de los trastornos
de personalidad puede ser muy efectivo con la psicoterapia, pero es un
tratamiento lento. Son necesarios meses o años de terapia para lograr
mejorar estos patrones, especialmente cuando se instauraron hace años.

El esfuerzo psicológico que hay que hacer en la terapia es muy importante,


pero resulta muy gratificante ir comprobando y experimentando los
avances. El ahorro de sufrimiento y futuras repeticiones de frustraciones
pasadas es enorme y hace que merezca la pena el esfuerzo.

TERAPIA PARA EL TRASTORNO DE PERSONALIDAD

Existen infinidad de corrientes de psicoterapia y son muchas las que se han


empleado con éxito en el tratamiento de los trastornos de personalidad.
Hay libros enteros dedicados a hablar de cómo se aplica cada psicoterapia a
los trastornos de personalidad. Resulta una cuestión muy técnica de la que
no vamos a hablar en este artículo. Lo que sí consideramos muy importante
es la experiencia y formación del terapeuta, más que la corriente a la que
esté adscrito. Al final, la mayoría de las corrientes tienen en común una
serie de habilidades y estrategias que el terapeuta ha de conocer y saber
aplicar. Por tanto, creemos que lo más importante es ponerse en manos de
un buen psiquiatra o psicólogo clínico, que tenga experiencia en el
tratamiento de los trastornos de personalidad y, sobre todo, que pueda
hacer una correcta evaluación. La clave de la evaluación no es solo el definir
el arquetipo de personalidad, sino también evaluar la presencia de otros
problemas de salud mental, que deban ser tratados (ansiedad, depresión
mayor, TDAH, TOC, consumo de sustancias, etc.).

Debe considerarse un abordaje integrador que mejor se adapte al paciente


en particular. Y la atención será con especialistas en psicología clínica y, no
solo pueden realizar diagnósticos clínicos, sino que han superado la
formación más exigente para un psicólogo.

MEDICACIÓN PARA EL TRASTORNO DE PERSONALIDAD

No hay ninguna medicación que tenga indicación en el trastorno de


personalidad. Dicho esto, muchos pacientes con trastorno de personalidad
se benefician de un tratamiento farmacológico. Los medicamentos tratan
síntomas y no formas de ser, por muy alejadas se encuentren del patrón de
normalidad. La cuestión es que las personas con trastorno de personalidad
suelen presentar síntomas en distintos momentos de su evolución que
pueden responder a fármacos específicos. Por ejemplo, los síntomas
depresivos o ansiosos pueden ser tratados con antidepresivos, la
impulsividad puede tratarse con antiepilépticos o la inestabilidad emocional
puede tratarse con estabilizadores del ánimo.

El tratamiento farmacológico de estos síntomas en personas con un


trastorno de personalidad debe realizarse por un médico especialista en
psiquiatría. En primer lugar, para establecer o confirmar un correcto
diagnóstico y, en segundo lugar, para realizar un seguimiento de la evolución
del paciente y su respuesta al tratamiento.

Cómo ayudar a una persona con Trastorno de personalidad

Si bien el apoyo de un familiar o de una pareja es importantísimo para una


persona con un trastorno de personalidad, no existe un manual que pueda
explicar cómo comportarse ante ellos. No es una tarea fácil y requiere
tener una increíble capacidad de adaptación, que muchas veces se consigue
gracias al cariño. Las personas con trastorno de personalidad pueden
perfectamente ser personas adorables y queridas en muchos contextos y
ello hacer que logren encontrar a alguien que les ayude y apoye. En algunos
casos pueden llegar a ser seductoras, como en algunos trastornos de
personalidad del clúster B.

Para ayudar a una persona con Trastorno de personalidad hay que tener
una relación de confianza mutua con esa persona y conocerla bien, para
poder prever qué situaciones pueden desencadenar una crisis. Algunas de las
parejas o padres de estas personas son capaces de compensar sus
dificultades de adaptación y ser una figura clave en su vida. En otras
ocasiones, las parejas no entienden lo que está pasando y no saben cómo
actuar, por lo que se pueden beneficiar de la ayuda de un terapeuta que les
guíe. Poco a poco se irá trabajando con el paciente las capacidades de
afrontamiento, la flexibilidad adaptativa y la capacidad para afrontar las
situaciones de una forma más independiente, sin sobrecargar al cuidador.

PRONÓSTICO DE LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

El pronóstico de los trastornos de personalidad puede ser muy variable en


función de la gravedad del propio trastorno, la concienciación por parte del
paciente, la compensación que pueda facilitar el entorno y el acceso a un
tratamiento profesional eficaz.

Existen distintos niveles de gravedad de un trastorno de personalidad y,


dentro de los distintos tipos, también hay uno más graves que otros.
Potencialmente, el trastorno límite de la personalidad es el más grave,
aunque el trastorno antisocial también puede provocar mucho daño a su
alrededor. En algunas ocasiones, la gravedad se puede intensificar o
disminuir a lo largo del tiempo en función de los acontecimientos externos y
la presencia o ausencia de personas que puedan ayudarlos a compensar su
inflexibilidad.

Se ha observado que la mayoría de los pacientes tratados con trastorno


de personalidad son capaces de mejorar sus síntomas, adquirir
introspección de su inflexibilidad adaptativa y mejorar su rendimiento, así
como su adaptabilidad a las situaciones adversas. Esta mejoría se consigue
fundamentalmente gracias a la psicoterapia y tras varios meses de
tratamiento. En algunas ocasiones, algunos pacientes con síntomas se
benefician también de un tratamiento farmacológicos en combinación con el
psicoterapéutico.

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