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La conducta es la forma en que los seres humanos se comportan, interactúan con el entorno y se
relacionan con los demás. Abarca una amplia gama de expresiones, desde respuestas automáticas hasta
decisiones conscientes.
Está influenciada por varios factores, pero puede ser modelada por medio del aprendizaje. Es
importante su conocimiento para el desarrollo personal y social de cada individuo.
La conducta humana es el resultado de una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales.
Si bien la genética puede influir en ciertos aspectos de la conducta, como la predisposición a ciertas
enfermedades mentales o rasgos de personalidad, los factores ambientales también desempeñan un
papel crucial en la forma en que se desarrolla la conducta de una persona.
Los factores ambientales incluyen la crianza, la educación, la cultura, el entorno social, entre otros, lo
cual puede moldear las actitudes, creencias y comportamientos de una persona a lo largo de su vida.
Los comportamientos humanos están influenciados por las exigencias de la sociedad, condicionadas
culturalmente por valores y normas que regulan la conducta. El desarrollo de una conducta moral es el
resultado de la apropiación de la experiencia histórico-cultural a lo largo del desarrollo individual de
cada persona.
No se puede establecer una jerarquía clara entre factores genéticos y ambientales en la determinación
de la conducta humana. En diferentes contextos y para diferentes comportamientos, uno de los dos
factores puede tener mayor influencia. Por ejemplo, en ciertas enfermedades mentales con base
genética, los factores ambientales pueden modular la expresión de los genes involucrados.
La interacción entre conductas innatas y aprendidas es evidente, un ejemplo de ello es cuando un bebé
recién nacido succiona la leche de su madre, lo cual es instintivo. Sin embargo, muy tempranamente,
aprende a distinguir entre su madre y otra persona que le cargue.
Esto demuestra que las conductas innatas tienen influencia del aprendizaje y viceversa, por lo que no es
importante dilucidar entre una y otra.
Un ejemplo de las diferencias individuales de las conductas se ve en personas que son más productivas
en horas matutinas (alondras) o en horas vespertinas y nocturnas (lechuzas), asociadas a ciclos diarios.
Aspectos fisiológicos y conductuales como funciones endocrinas, alimentación, creatividad, entre otros,
están influenciados por ritmos diarios y biológicos regulados por el reloj biológico.
Las conductas sociales humanas, como la caza, el intercambio de objetos, la danza, entre otras, son
resultado de la evolución sociocultural humana y contribuyen a la adaptación al medio ambiente.
Estas conductas impactan en otras especies y en el equilibrio natural, por lo que es crucial reflexionar
desde la bioética antes de asumir una conducta. Las transformaciones que la humanidad ha realizado
para desarrollar la agricultura, ganadería, entre otras cosas afectan el sistema de relaciones que
mantiene la vida en los diferentes ecosistemas.