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Entonamos un canto
Palabra de Dios
Reflexión
Momento de silencio
Nos dice San Pablo en la carta a los Filipenses 2,5: “Tengan los mismos
sentimientos de Cristo Jesús...”
La Virgen María nos habla directamente a nosotros desde el Evangelio, y
nos da este consejo en el que resume toda su enseñanza: “Hagan todo lo
que Él les diga...” (Jn. 2,5)
Entonamos un canto
“Padre quiero que los que tú me diste estén conmigo donde yo esté...” (Jn.
17,24)
Poco tiempo antes de morir Jesús rezó a Dios Padre pidiendo por todos
nosotros y esta fue una de las cosas que el pidió. ¿Estamos donde está
Cristo? ¿Tratamos de estar siempre cerca suyo? ¿Es Cristo el centro de
nuestra vida espiritual? ¿Tratamos de conocerlo, de imitarlo...?
“Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a los otros, que como
yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros” (Jn.
13,34-35)
San Pablo en su 1ra carta a los Corintios 13,1-3 nos ayuda dándonos una
descripción de cómo debe ser nuestro amor. Trata de detenerte en cada
una de las características que tiene el amor.
“El amor:
Es paciente
Es servicial
No es envidioso
No hace alarde
No se envanece
No se irrita
No se alegra de la injusticia
Todo lo disculpa
Todo lo cree
Todo lo espera
Todo lo soporta
Momento de silencio
Una comida sin sal no tiene gusto a nada. Jesús no dice que debemos ser
“sal” en la vida de los demás. ¿Trato de hacer más agradable la vida de los
demás? ¿Veo si tienen algún problema y trato de ayudarlos? ¿Trato de
acompañar a los que están más solos?.
“Padre perdona nuestras ofensas como nosotros perdonamos a lo que nos
ofenden... Si perdonan sus faltas a los demás, el Padre que está en el cielo
también los perdonará a ustedes...” (Mt. 6, 12.14)
¿Soy sincero cada vez que rezo el Padre Nuestro? ¿Sé perdonar a los que
me ofenden? ¿Soy rencoroso? ¿Me cuesta olvidarme cuando alguien me
pelea o me hace algo malo? ¿Se disculpar los defectos de los demás?
¿Trato de convivir con sus defectos o estoy todo el tiempo marcándoselos?
¿Pido perdón cuando soy yo el que ofendo o lastimo a los demás?
¿Sé terminar una pelea aunque el otro empezara? ¿Busco reconciliar otros
cuando se pelean? ¿Cuándo alguien intenta reconciliarse conmigo se lo
hago más fácil o pongo condiciones?
Este fue el último regalo que nos hizo Jesús en la Cruz, era el último que
le quedaba y también nos regaló. Nos regaló a su Madre para que fuera
Madre nuestra. ¿Es realmente mi Madre? ¿Acudo a ella? ¿Me porto
realmente como hijo suya? ¿Trato de imitarla en todo? ¿Que puedo
aprender de Ella?.
En las bodas de Caná fue la primera en ver que no tenían vino. ¿Presto yo
atención a las necesidades de lo demás? ¿Sé descubrir lo que los otros
necesitan aunque no me lo pidan?
“No juzguen según las apariencias” (Jn. 7, 24) “El que no tenga pecado que
arroje la primera piedra...” (Jn. 8, 7)
¿Soy duro cuando juzgo a los demás? ¿Pienso bien en los otros o
enseguida emito un juicio sobre todo lo que hacen? ¿Juzgo a los demás
según las apariencias o se mirar al corazón de las personas como lo hacía
Jesús? ¿Trato de comprender porque toman determinadas actitudes, trato
de ayudarlos?
¿Está Jesús presente en mis conversaciones? ¿De qué hablo con mis
amigas? ¿Y con mi familia? ¿Hablo alguna vez de Jesús con ellos? ¿Hablo
sobre cosas importantes? ¿Sé hacer silencio cuando es necesario? ¿Se
escuchar a aquellos que pueden ayudarme?
¿Me siento amado, elegido por Dios? ¿Quiero ser santo? ¿Me lo propuse?
¿Me compadezco de los demás? ¿Acompaño a mis amigos cuando sufren?
¿Soy humilde? ¿Reconozco todos los dones que Dios me dio? ¿Soy paciente
con los demás? ¿Y conmigo mismo? ¿Tengo paciencia en mis defectos?
Entonamos un canto
Alabanzas de Desagravio
Bendito sea Dios.
Bendito sea su santo Nombre.
Bendito sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero Hombre.
Bendito sea el nombre de Jesús.
Bendito sea su Sacratísimo Corazón.
Bendita sea su Preciosísima Sangre.
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del Altar.
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito.
Bendita sea la excelsa Madre de Dios, María Santísima.
Bendita sea su Santa e Inmaculada Concepción.
Bendita sea su gloriosa Asunción.
Bendito sea el nombre de María Virgen y Madre.
Bendito sea San José, su castísimo Esposo.
Bendito sea Dios en sus Ángeles y en sus Santos.
Amen.
ORACIONES DE DESAGRAVIO
Por tanto que se ofende a Dios, hagamos reparación y desagravio. Pidamos
perdón y misericordia.
Acto de desagravio
(Después de cada invocación se responde:
"te rogamos, escúchanos")
Señor perdona todos los que pasaron a las filas de tus enemigos
Señor perdona todos los pecados del ateísmo
Mas recordando que también nosotros alguna vez nos manchamos con tal
indignidad de la cual nos dolemos ahora vivamente, deseamos, ante todo,
obtener para nuestras almas vuestra divina misericordia, dispuestos a
reparar, con voluntaria expiación, no sólo nuestros propios pecados, sino
también los de aquellos que, alejados del camino de la salvación y
obstinados en su infidelidad, o no quieren seguiros como a Pastor y Guía,
o, conculcando las promesas del Bautismo, han sacudido el suavísimo
yugo de vuestra ley.
¡Ojalá que nos fuese dado lavar tantos crímenes con nuestra propia
sangre! Mas, entretanto, como reparación del honor divino conculcado,
uniéndola con la expiación de la Virgen vuestra Madre, de los Santos y de
las almas buenas, os ofrecemos la satisfacción que vos mismo ofrecisteis
un día sobre la cruz al Eterno Padre y que diariamente se renueva en
nuestros altares, prometiendo de todo corazón que, en cuanto nos sea
posible y mediante el auxilio de vuestra gracia, repararemos los pecados
propios y ajenos y la indiferencia de las almas hacia vuestro amor,
oponiendo la firmeza en la fe, la inocencia de la vida y la observancia
perfecta de la ley evangélica, sobre todo de la caridad, mientras nos
esforzamos además por impedir que seáis injuriado y por atraer a cuantos
podamos para que vayan en vuestro seguimiento.
Entonamos un canto
Oración Final
Gracias, Jesús mío, por la bondad con que me habéis recibido y permitido
gozar de vuestra presencia y compañía amorosas.
Me vuelvo a mis ocupaciones. Mi corazón queda contigo. En mi trabajo y
en mis descansos me acordaré de Ti, y procuraré vivir con la dignidad que
merece vuestra amistad divina.
Dadme vuestra bendición y concededme todas las gracias, que necesito,
para amaros y serviros con la mayor fidelidad.
Bendice, Señor, a nuestro Santísimo Padre el Papa, vuestro Vicario en la
tierra; ilumínale, santifícale y líbrale de todos sus enemigos.
Bendice a vuestra Iglesia Santa y haced que su luz brille en todas las
naciones; y que los paganos conozcan y adoren al único verdadero Dios y a
su Hijo Jesucristo.
Bendice a vuestros sacerdotes, santifícalos y multiplícalos.
Bendice y protege a nuestra nación.
Bendice a todos nuestros bienhechores y concédeles la bienaventuranza
eterna.
Bendice a los que nos han ofendido y cólmalos de beneficios.
Bendice a todos nuestros familiares y haced que vivan todos en vuestra
gracia y amistad y que un día nos reunamos en la Gloria.
Da el descanso eterno a todas las almas de los fieles difuntos que están en
el Purgatorio.
Da la salud a los enfermos. Convierte a todos los pecadores. Danos a todos
vuestro divino amor, para que la fe que nos impide ahora ver vuestro
santísimo rostro se convierta un día en luz esplendorosa en la Gloria,
donde en unidad con el Padre y el Espíritu Santo te alabemos y
bendigamos por los siglos de los siglos.
Amén.