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La ACT es un tratamiento orientado a los valores de cada persona, defiende el malestar como
algo normal y pretende poner de manifiesto la paradoja del comportamiento: cuanto más se
intenta evitar, mayor sufrimiento se obtiene
Afirma que lo que produce sufrimiento es la resistencia al malestar y que el objetivo debe ser
tolerar el malestar, para así generar flexibilidad en la regulación del comportamiento y
encaminar la vida de la persona hacia las metas que considera valiosas.
La condición humana: tanto la experiencia del placer como la del sufrimiento forman
parte del ser humano. Es tan inevitable disfrutar, como también tener sensaciones
desagradables.
Lo que guía la conducta: la conducta puede estar guiada por lo más básico, la
búsqueda del placer, o por ideales o valores como la honestidad y el respeto.
La no evitación experiencial: contra la tendencia a huir del dolor y eliminar el malestar
con todos los recursos posibles, nace la no evitación exeriencial, argumentando que
cuando se intentan impedir o esquivar los pensamientos y emociones que resultan
desagradables, lo que se consigue es que aumenten. La evitación experiencial es
pattrón de funcionamiento inflexieble y limitante y es uno de los componentes de los
trastornos afectivos, de ansiedad, de adicciones, de la conducta alimentaria, del
control de impulsos, psicóticos y en el afrontamiento de enfermedades.
Fusión cognitiva: consiste en el error de tomar como cierto aquello que se piensa sin
que lo sea.
Los humanos tenemos ideas, recuerdos, sentimientos y reaccionamos ante ellos. Les damos un
valor, un significado y una conexión. Según Dra. Carmen Luciano, investigadora y autora, la
terapia de aceptación y compromiso permite entender la conducta del ser humano y tiene por
objetivo que las personas aprendan a interaccionar con ellas mismas y que construyan la vida
que quieren vivir haciendo más presentes aquellas cosas importantes para ellas mismas.
La ACT es un tratamiento orientado a los valores de cada perosna, defiende el malestar como
algo normal y pretende poner de manifiesto la paradoja del comportamiento: cuanto más se
intenta evitar, mayor sufrimiento se obtiene. Afirma que lo que produce sufrimiento es la
resistencia al malestar y que el objetivo debe ser tolerar el malestar, para así generar
flexibilidad en la regulación del comportamiento y encaminar la vida de la persona hacia las
metas que considera valiosas.
La terapia de aceptación y compromiso postula que las terapias anteriores proponen técnicas
para solucionar síntomas que en ocasiones son naturales, en tanto que son humanos.
La condición humana: tanto la experiencia del placer como la del sufrimiento forman parte del
ser humano. Es tan inevitable disfrutar, como también tener sensaciones desagradables.
Lo que guía la conducta: la conducta puede estar guiada por lo más básico, la búsqueda del
placer, o por ideales o valores como la honestidad y el respeto.
La no evitación experiencial: contra la tendencia a huir del dolor y eliminar el malestar con
todos los recursos posibles, nace la no evitación exeriencial, argumentando que cuando se
intentan impedir o esquivar los pensamientos y emociones que resultan desagradables, lo que
se consigue es que aumenten. La evitación experiencial es pattrón de funcionamiento
inflexieble y limitante y es uno de los componentes de los trastornos afectivos, de ansiedad, de
adicciones, de la conducta alimentaria, del control de impulsos, psicóticos y en el
afrontamiento de enfermedades.
Fusión cognitiva: consiste en el error de tomar como cierto aquello que se piensa sin que lo
sea.
La terapia de aceptación y compromiso está formada por los siguientes componentes. Los 6
componentes que forman la ACT son:
1. Conciencia plena: estar presente aquí y ahora, prestando atención al momento actual.
2. Defusión cognitiva: la defusión cognitiva o defusión del pensamiento consiste en la
separación entre los acontecimientos internos y la identidad. La persona no es sus
pensamientos ni sus emociones, estos son productos de la mente. Se trata de observar
las propias sensaciones, los pensamientos y emociones como pasajeros en la mente.
3. Aceptación: la aceptación es el abandono de la actitud de lucha. Dejar de luchar contra
las sensaciones desagradables, permitir que ocurran y observarlas con curiosidad.
4. Yo contextual: no identificarse con los pensamientos, ya que estos son
acontecimientos que ocurren en la mente y el yo puede percibirlos y observarlos. Se
puede contemplar lo que ocurre en la mente y quién observa es realmente el Yo.
5. Valores: los valores son aquello que es realmente importante para cada persona. Es
importante identificarlos y tenerlos presente para que guíen la conducta.
6. Acción: llevar a acabo acciones alineadas con los valores. Los actos que deben estar
alineados con los objetivos basados en los valores.
como el refrán, si uno no quiere dos no pelean. Si eliges no pelearte con lo que tu mente te
ofrece, no hay lucha en la que te veas envuelto, si te ves luchando, sólo tienes que tirar las
armas
Por otro lado, la Aceptación como estrategia de cambio, consiste en no evitar, controlar o
cambiar los elementos que forman parte de ese evento psicológico doloroso.
dolor psíquico hace daño, por definición. Pero no se limita a eso. Muchas veces el dolor te
aparta de vivir la clase de vida que querrías vivir.
se está convirtiendo en tu principal foco de atención ya que llega a interferir en todas tus
demás actividades. en qué cambiaría tu vida si el pánico desapareciera. Imagina
Este libro no trata de solucionar tus problemas al modo tradicional sino, más bien, a través de
un cambio en el sentido de tu vida, de manera que tu vivir se centre más en aquellas cosas que
valoras. De esta manera, además, el incremento innecesario del dolor se detiene. Cuando esto
ocurre, los temas vitales con los que has estado debatiendo, empiezan a perder fuerza. Tu vida
comienza a abrirse y se hace más amplia, más flexible y significativa.
podrías estar dispuesto a soportar vivencias internas de carácter negativo si eso significara que
tales vivencias negativas pudieran empezar a disminuir o, incluso, llegar a desaparecer.
“Hmmm. Entonces, si no estoy dispuesto a estar ansioso, estaré ansioso. Supongo que eso
quiere decir que si estuviera más dispuesto a estar ansioso, podría llegar a no estar ansioso.
Odio estar ansioso, así que creo que puedo intentarlo. Voy a tratar de estar más dispuesto a
soportar mi ansiedad para no estar tan ansioso”... Actuando de esta forma, la trampa del
pensamiento se cierra de golpe atrapándote dentro porque si tú estás dispuesto a estar
ansioso solo para conseguir sentirte menos ansioso, entonces no estás realmente dispuesto a
sentirte ansioso y, así, ¡incluso llegarás a estar más ansioso!
resultan paradójicas pero la paradoja parece ser cierta. Esas frases demuestran el viaje en
carrusel en el que nos enredamos cuando tratamos de obligar a la mente a hacer algo que no
quiere hacer. Si la única razón para permitirte experimentar hoy ansiedad es la esperanza de
que el hecho de experimentarla hoy te va a librar de tener que sentirla en el futuro, entonces
no va a funcionar. Porque aquí, lo que significa tu “estar dispuesto”, realmente, es que tú no
quieres sentir ansiedad y que vas a intentar hacer toda clase de piruetas mentales para no
sentirla. Pero eso no es lo mismo que “estar dispuesto” a experimentar tu ansiedad.
Lo sigue ahora es una descripción de lo que significa realmente “tomarme tal como soy”.
Disposición y aceptación significan adoptar una postura gentil, cariñosa, hacia ti mismo, tu
historia y tus programaciones de modo que te resulte más fácil ser consciente de tus propias
vivencias, del mismo modo que sujetarías un objeto frágil en las manos mientras lo contemplas
de cerca y desapasionadamente.
¿Por qué “estar dispuesto”? Porque cuando estoy luchando contra mis vivencias dolorosas la
lucha parece que las hace aún más dolorosas.
¿Por qué “estar dispuesto”? Porque cuando me aparto del dolor que encuentro en la
búsqueda de lo que más valoro, también me estoy apartando de la riqueza de la vida y de
todas las acciones valiosas que me aporta.
¿Por qué “estar dispuesto”? Porque cuando intento cerrarme a las partes dolorosas de mi
pasado, también me cierro a las cosas útiles que he aprendido de mi pasado.
¿Por qué “estar dispuesto”? Porque experimento una pérdida de vitalidad cuando no estoy
dispuesto.
¿Por qué “estar dispuesto”? Porque mi experiencia me dice que “no estar dispuesto” no
funciona.
¿Por qué “estar dispuesto”? Porque sentir dolor es un proceso humano normal y sería
inhumano y desconsiderado querer aplicarme parámetros distintos.
¿Por qué “estar dispuesto”? Porque “vivir mi propia experiencia”, es decir, vivir en el
momento, parece más gratificante potencialmente que “vivir en mi mente”.
¿Por qué “estar dispuesto”? Porque sé muy bien cómo funciona mi dolor cuando “no estoy
dispuesto” y ya estoy harto de eso. Es el momento de cambiar todo el plan, no solo los
movimientos que hago siguiendo una estrategia de control y evitación.
Ahora, te toca. Escribe tres o cuatro respuestas tuyas que te surjan de la mente. Si notas
alguna resistencia, simplemente adviértela y, con cariño, permítete sentir esa resistencia;
luego, vuelve al ejercicio, acompañado de esa sensación de resistencia.